LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL COMO VÍA PARA UNA SOCIEDAD EQUITATIVA Noé González Meraz La diversidad cultural de nuestro país constituye un patrimonio invaluable no sólo para México sino para la humanidad. Sin embargo, la diversidad de culturas, lejos de asumirse como abanico de posibilidades de vida, se ha percibido tradicionalmente como un problema y esto debido a que la discriminación social ha sido una constante a lo largo de la historia de nuestro país. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), junto con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM realizaron la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010 (ENADIS), de la cual es importante resaltar algunos datos. Según esta encuesta, el 56% de las mujeres afirman que no se respetan sus derechos, siendo discriminadas por ser indígenas, pobres, y por el hecho de ser mujer. Además, se destaca que 4 de cada 10 mexicanos no están dispuestos a vivir con una persona homosexual, y 7 de cada 10 rechaza a los migrantes. Las minorías étnicas, por su parte, coinciden en que su principal problema es la discriminación, incluso, por encima de la pobreza. Y ¿qué hacer ante el problema de la discriminación?, ¿Qué papel juega la educación en este sentido? El papel de la educación formal es fundamental ya que es definida como agente de cambio social. Podemos entender la educación como un factor que potencialmente puede cambiar el rumbo de nuestra nación, sin embargo, como bien lo planteaba Bourdieu, también puede ser un agente esencial para la reproducción social. Es decir, según este autor, las escuelas han posibilitado en gran medida que la población permanezca en el mismo lugar social, a través de esta institución. La escuela ha reproducido las costumbres y tradiciones propias de la cultura dominante, incluyendo concepciones y prácticas discriminatorias. En la época contemporánea, se ha buscado superar la reproducción social. Se han hecho intentos para llegar a una sociedad más equitativa, donde las minorías no sean un blanco constante de discriminación. Precisamente, el CONAPRED es un ejemplo de un intento estratégico para erradicar estos problemas sociales. También se han impulsado algunas políticas públicas, como lo es la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el 2003, y la reforma mediante decreto, publicada en el diario oficial de la federación el 10 de junio del 2011 al artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde expone lo siguiente: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. En cuanto a lo indígena, el artículo 2° dice: “La nación mexicana es única e indivisible. La nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas… Esta constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía…” Por otra parte, las organizaciones internacionales, han hecho su labor, como el caso particular de la UNESCO, la cual en su Informe Mundial 2010 toma como título: Invertir en la diversidad cultural y el diálogo intercultural. En éste, se exhorta a las naciones a poner principal énfasis en la educación, para así lograr que en los países no haya algún tipo de discriminación. A pesar de los avances políticos nacionales e internacionales respecto a la importancia de este tema, los resultados no parecen ser alentadores como lo muestra la encuesta citada al inicio de este texto. ¿Qué falta por hacer? Una de las vías alternas que puede llevar a una sociedad equitativa es el enfoque intercultural en la educación. La interculturalidad, definida como una postura filosófica ante la vida, reconoce al otro como diverso, sin borrarlo, sino comprometiéndolo y respetándolo. Es la relación de forma respetuosa entre grupos humanos con diferentes culturas. La educación intercultural parte de la idea de que todos los seres humanos somos diferentes, pues hemos nacido y crecido en circunstancias desiguales, se toma la idea de que ninguno tiene mayor valor que el otro. Por tanto, en una educación intercultural, los educandos asumen una actitud que parte de reconocer, analizar y reflexionar las diferencias, para de esta forma potenciar las capacidades que tiene cada una de ellos. Una educación intercultural implica también la transformación del sistema que confunde la “educación para todos”, con una educación “igual” para todos; por tanto, uno de sus retos principales es replantear los planes de estudios basados solamente en la visión de la cultura dominante para tomar en cuenta y dar la importancia que se merecen a los grupos minoritarios, otorgándoles posibilidades de solución a sus necesidades, respecto a su contexto. Para lograr una educación intercultural hacia la diversidad hacen falta sujetos capacitados en el tema, conscientes de las diferencias y capaces de aplicar estrategias distintas sin hacer clasificaciones discriminatorias; que se viva en una escuela abierta a las circunstancias sociales en que se encuentra inmersa, considerando que la población se organiza, de acuerdo a sus costumbres y tradiciones. De manera que el diagnóstico social, la evaluación y la reflexión sobre los programas educativos se perfilen como promotores de los valores comunitarios. La UPN ofrece la Licenciatura en Intervención Educativa Intercultural como una alternativa con incidencia tanto en la educación formal como la no formal, y en esta última, genera espacios interculturales con una visión de diversidad incluyente; es decir, tomando en cuenta los diversos intereses, necesidades y valores de la población con la cual se interactúa en los proyectos de intervención; ya que es la vida cotidiana parte esencial de la generación, transmisión y difusión de saberes y valores. La educación con el enfoque intercultural es fundamental para el sistema educativo en el tratamiento de la diversidad, es esencial para el logro de una sociedad equitativa, sin injusticias ni discriminación.