EL ATLANTICO SUR: ¿OTAS O ZONA DE PAZ? Alberto J. Sosa 1985 Introducción La guerra del Atlántico Sur suscitó una conmoción en la Región y cuestionó el sistema interamericano, con casi una centuria de existencia. Dos institutos fundamentales del citado sistema, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA) perdieron credibilidad en amplias franjas de la ciudadanía y muchos gobiernos de América Latina. En ocasión del conflicto bélico, el gobierno militar argentino llevó a distintos foros internacionales el tema de los derechos de soberanía sobre el Archipiélago de las Malvinas, encontrando en los mismos la solidaridad de diversos gobiernos latinoamericanos, así como del Movimiento de No Alineados (MONOAL). En esos momentos pareció dibujarse la posibilidad de una diplomacia multilateral. Sin embargo, diversos factores1 contribuyeron a debilitar una gestión diplomática respaldada fundamentalmente en los países del hemisferio Sur y del denominado “socialismo real”. Mientras tanto, el gobierno del Reino Unido impulsó, una vez finalizada la guerra, una activa política de militarización de las Malvinas2. A más de cuatro años del citado conflicto bélico, se percibe que la militarización del Atlántico Sur es un problema que afecta no sólo la paz y la seguridad de la República Argentina, sino la de todos los países y pueblos con litoral, en la parte sur-occidental y eventualmente austral del referido Océano. En este trabajo exponemos, sumariamente, los sucesivos e infructuosos intentos de estructuración de la Organización del Tratado del Atlántico Sur (OTAS) y la militarización del Atlántico sur-occidental por el gobierno del Reino Unido, como prolongación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 1. Antecedentes Los promotores y participantes, en los diferentes proyectos, han variado, mientras que los móviles que los inspiraron permanecieron invariados ya que, bajo diversos argumentos, siempre se pretendió servir a “la defensa de Occidente”. Entre los antecedentes de creación de la OTAS, consignamos los siguientes: 1. Quizás el más remoto, se encuentre en la nota que el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina cursó a sus homólogos de Brasil y de Uruguay (31/07/1956), en la que 1 Entre los factores exógenos se encuentra la acción del gobierno de los EUA sobre los gobiernos latinoamericanos, a fin de recomponer las relaciones interamericanas. Asimismo, la deuda externa es un factor de presión utilizado por la banca privada acreedora y por los gobiernos de los Estados industrializados de economía de mercado, debilitando una efectiva solidaridad latinoamericana en éste y otros asuntos de interés común. Entre los factores endógenos, consignamos el descrédito del gobierno militar argentino ante la comunidad internacional. 2 Cfr.Terragno, Rodolfo. “Memorias del presente”. Editoral Legasa. Buenos Aires, páginas 241/278. 1 les propone establecer una fuerza naval colectiva, encargada de la custodia del Atlántico Sur3. Los integrantes de dicha Organización serían: Uruguay, Brasil, Gran Bretaña y la República Argentina. En esa oportunidad, el gobierno militar de la República Argentina actuó como mandatario del gobierno del Reino Unido, el autor intelectual del proyecto. A la sazón, el presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser (1956/1970), había nacionalizado el canal de Suez (26/07/1956), asestándole un revés al imperialismo británico. Dicha medida significó el control egipcio sobre la vía que comunicaba el mar Rojo con el Mediterráneo y para el Reino Unido implicó la pérdida de una vital vía de comunicación con Medio Oriente y con Asia. A escasos días de la decisión soberana de Egipto, el gobierno del Reino Unido revaloriza el Atlántico Sur como vía de comunicación alternativa. El Departamento de Estado norteamericano, consideró el proyecto argentino, patrocinado por el Foreign Office, como una maniobra diplomática destinada a convertir el Atlántico Sur en un “mare nostrum” británico y utilizar el Cabo de Buena Esperanza como sucedáneo del canal de Suez4. La oposición estadounidense hizo naufragar este proyecto. 2. En los años 60´ (XX), extensas porciones geográficas de Asia y de África patrocinaron y usufructuaron la Resolución 1514 (XV) de Naciones Unidas para profundizar el proceso de descolonización inaugurado en la segunda pos-guerra. Los países de Asia y de África se emanciparon políticamente, incorporándose al sistema de las Naciones Unidas5. La acentuación de la lucha anticolonialista, impelió al régimen salazarista de Portugal y al régimen racista de Sudáfrica a proyectar la creación de la OTAS. El argumento invocado era “el expansionismo soviético”. El fundamento de dicho proyecto era buscar respaldo en los EUA y en Europa occidental para salvaguardar el colonialismo y el racismo en África meridional6. Asimismo, agitaban el “fantasma comunista” para quebrar el aislamiento diplomático de dichos regímenes y para atraer a las “anticomunistas” Fuerzas Armadas sudamericanas. En esos años, los gobiernos de facto de Brasil (1964) y de Argentina (1966), con sus matices, asimilaron la “política de las fronteras ideológicas7”. Diversos factores obstaculizaron este intento de creación de la OTAS. El más significativo fue la enérgica acción de las Naciones Unidas condenando el colonialismo8, así como la acción diplomática de algunos Estados africanos que repudiaron el eventual establecimiento de un esquema de seguridad colectivo naval, que vinculaba el racismo sudafricano, el colonialismo lusitano y los gobiernos autoritarios “anticomunistas” de la Argentina y de Brasil9. 3. La lucha de los pueblos de Angola, Mozambique y Guinea-Bissau, puso fin al colonialismo portugués10.Esta última circunstancia agravó el aislamiento diplomático del régimen racista sudafricano. En este contexto, el gobierno de la minoría blanca mantuvo sus relaciones con los gobiernos autoritarios del Cono Sur americano. 3 Cfr. Vivian Trías. “Imperialismo y geopolítica en América Latina”. Editorial Cimarrón. Buenos Aires. 1973. Págs. 138/141 4 El establecimiento del Comité Especial para las Investigaciones Antárticas (1956), realzó la importancia del Atlántico Sur. 5 Más de treinta (30) Estados africanos se incorporaron al organismo mundial, en los años 60 (XX). 6 Las principales inversiones extranjeras en Sudáfrica, son de origen estadounidense, británico, germano-federal y francés. 7 En el gobierno militar brasileño es significativa la influencia del militar y geopolítico Goldbery do Couto e Silva. En lo que concierne a la República Argentina, el Comandante en Jefe del Ejército, general Juan Carlos Onganía, había inaugurado la política de “las fronteras ideológicas”, con su discurso en West Point, EUA 1964. Cfr. Rouquié, Alain. “Poder militar y sociedad política en Argentina”. Vol.2. 1943/1973. Editorial Emecé. Buenos Aires. 1982. Págs. 231/235. 8 En modo especial la Asamblea General y el Comité de Descolonización, ambos de la Organización de las Naciones Unidas. 9 El representante de Nigeria ante el Comité Especial sobre el Apartheid, de la ONU, denunció la existencia del proyecto OTAS expresando “que las naciones africanas no podrían admitir una organización militar en un Océano que también les pertenece y en la que participasen la racista África del Sur y el Portugal colonialista”. El embajador de Senegal, acreditado en Brasilia, protestó ante el Itamaraty expresando que “un eventual pacto naval entre la República Sudafricana y Portugal, de un lado, y el Brasil y la Argentina, de otro, lejos de contener una eventual expansión soviética en el Atlántico Sur, podría llevar, como reacción motivada por un deseo de equilibrio, a África negra a buscar una ocasional vinculación con la URSS”. Cfr. Alencastre, Amilcar. “América Latina, Africa e Atlántico Sul”. Ed. Paralelo. Río de Janeiro. 1980, págs. 06/07. 10 Las Repúblicas de Angola y Mozambique se independizaron en 1975, mientras que la República de Guinea Bissau se independizó en 1973. 2 La última dictadura militar de Argentina (1976/198311), especialmente el comandante en jefe de la Armada, el Almirante Emilio Eduardo Massera, impulsó la constitución de una OTAS. Los miembros de dicho pacto naval serían Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y el régimen racista de Sudáfrica, basándose en la comunidad ideológica de los mismos12. Dado el extenso litoral brasileño en el Atlántico Sur, el Almirante Massera celebró un cónclave con el Ministro de Marina de La República Federativa del Brasil, Almirante Geraldo Azevedo Henning (1974/1979), con el fin de que su país participase del proyecto13. Brasil se opuso a la iniciativa de la Argentina. El gigante suramericano no sólo había abandonado la política de “las fronteras ideológicas” durante la presidencia de Ernesto Geisel (1974/1979), sino que la reemplazó por una política de “pragmatismo responsable”. Además, varios Estados de África negra se habían convertido en sus socios comerciales. La Armada argentina insistió en este proyecto, a pesar de la negativa brasileña14. Sin embargo, el conflicto limítrofe con Chile en el canal de Beagle se encargaría de sepultar los planes del Almirante Massera15. El gobierno militar argentino (1981), elaboró otro proyecto destinado a militarizar el Atlántico Sur. El mismo contemplaba la recuperación del Archipiélago de las Malvinas, con respaldo estadounidense. A cambio de ello, el gobierno militar argentino arrendaría a la superpotencia occidental el archipiélago para asentar una base de operaciones militares16. La fallida recuperación militar del Archipiélago de las Malvinas (1982) y la “traición” estadounidense, llevaron al entonces Jefe de Estado Mayor del Ejército argentino, general Edgardo Néstor Calvi, a proponer el eje Buenos Aires-Pretoria para la defensa del Atlántico Sur17. 2. Militarización del Atlántico Sur A pesar de todos estos proyectos inspirados por el Reino Unido; por los colonialistas portugueses y por los racistas sudafricanos; y por determinados gobiernos autoritarios del Cono Sur americano, fue el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña (promotor del primer proyecto y miembro de la OTAN), el que militarizó el Atlántico Sur. La OTAN, como una especie de ameba, extendió un brazo militar hacia el Atlántico Sur, estableciendo bases militares en Ascensión (Archipiélago de Santa Helena18) y en las Malvinas. 11 Asimismo, las dictaduras militares del Cono Sur coincidieron en la implementación del Plan Cóndor que estableció una coordinación represiva para eliminar a los adversarios de los regímenes dictatoriales. Cfr. Moniz Bandeira, Luiz Alberto. “La formación del imperio americano. De la guerra contra España a la guerra en Irak”. Grupo Editorial NORMA. Traducción Miguel Grinberg. 1ª edición. Buenos Aires. República Argentina. Enero 2007, págs. 315/320. 12 El Ministro del Interior del gobierno militar argentino, general Albano Harguindeguy, afirmó que la Argentina debía “favorecer la inmigración blanca, si quiere continuar entre los tres países más blancos del mundo”. Cf. Alencastre, Amilcar. Ob. Cit. Pág. 41. 13 Cfr. “Argentina-Brasil, los pasos cambiados”. Revista Carta Política Nº 31. Buenos Aires. Mayo 1976. Págs. 55/67. 14 “A principios de Octubre de 1977, el almirante Oscar Montes Canciller de la Argentina, declaraba que las relaciones entre Argentina, África del Sur y países del Sur de América Latina son realmente importantes para la defensa eficiente del Atlántico Sur. Cf. Alencastre, Amilcar. Ob. Cit. Pág. 18. 15 Las Armadas de Argentina y de Chile asumieron, en sus respectivos gobiernos, las posiciones más irreductibles frente al conflicto del Canal del Beagle. Además, el gobierno de las Fuerzas Armadas argentinas hizo del llamado principio bioceánico (Argentina en el Atlántico y Chile en el Pacífico) el punto cardinal de la negociación. 16 Cardoso, Oscar Raúl. Et. Al. “Malvinas-la trama secreta”. Editorial Sudamericana- Planeta. Buenos Aires. 1983. Págs. 26 y 46. Iglesias Rouco, Jesús. La Prensa. Buenos Aires. 03/03/82; 08/10/81; 17/01/82; 24/01/82. 17 Méndez, Alberto- Sosa, Alberto J. “Contradicciones de nuestra política exterior”. Análisis de política exterior Nº 3. FUNDARI. Buenos Aires. Diciembre de 1982. 18 Ascensión es una isla británica que alberga instalaciones militares de EUA desde 1956. Instalaciones que ya había utilizado durante la 2ª Guerra Mundial. “Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos construyeron una base aérea en la Isla de Ascensión, conocida como "Wideawake" (…). El aeródromo fue utilizado por militares de los EUA como un punto de parada para que los aviones procedentes de América cruzaran el Océano Atlántico, en el camino hacia los teatros de operaciones en Europa y África. Después de la final de la Segunda Guerra Mundial y la 3 El aeropuerto militar de Mount Pleasant19 en las Islas Malvinas y la base de comunicaciones del archipiélago de Santa Helena, son quizás los primeros pasos del Reino Unido para servir a la “seguridad de Occidente”. Los gastos de las obras emprendidas por el gobierno británico, en las Malvinas, se elevaron desde 1982 en adelante20. Las instalaciones de la fortaleza Falkland fueron justificadas por el gobierno británico, bajo el pretexto de prevenir otro eventual intento argentino de recuperar el Archipiélago de las Malvinas. El gobierno argentino presentó las denuncias pertinentes ante el Consejo Permanente de la OEA y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, frente a la indiferencia de los EUA y demás miembros de la OTAN. En este sentido, la diplomacia de la República Argentina sostuvo que las construcciones militares efectuadas por el gobierno del Reino Unido, en el Atlántico Sur, constituyen una agresión a los argentinos y una amenaza a la paz y la seguridad de la Región21 (América Latina). Otro factor, que se añade a este proceso de militarización del Atlántico Sur es la violación al Tratado de Tlatelolco, por parte del gobierno del Reino Unido. El citado Tratado proscribe la nuclearización para fines bélicos de América Latina, aunque en su artículo 17 consigna que no se opone al uso pacífico de la energía nuclear22. El gobierno brasileño presentó (1986), en las XLI sesiones ordinarias a la Asamblea General de Naciones Unidas, un proyecto que declara al Atlántico Sur “zona de paz y de cooperación”, involucrando a los pueblos y gobiernos con intereses en la citada área. La iniciativa concitó la adhesión de los gobiernos de Uruguay, Argentina y de los Estados del denominado “socialismo real” de Europa Oriental. 3. Conclusiones La República Argentina, ha dado, desde la instalación del gobierno constitucional del presidente Raúl Alfonsín (1983/1989), pruebas de su vocación de paz y respeto por las normas de derecho internacional, en modo especial las referidas a la solución pacífica de las controversias23. Por el contrario, el Reino Unido militarizó el Atlántico Sur, ante la indiferencia de los demás miembros de la OTAN, con el propósito de controlar el tránsito Atlántico-Pacífico y Atlántico-Indico; de “mejorar sus reclamos de soberanía” sobre la Antártida; y eventualmente de sostener al régimen racista de Sudáfrica. A pesar de la peligrosidad derivada del proceso de militarización del Atlántico Sur, el gobierno constitucional argentino reafirmó su propósito de procurar una solución bilateral y pacífica sobre la disputa de soberanía en el Archipiélago de las Malvinas, dentro de los límites de la Resolución 2065 (XX). En este sentido, consideramos que en el Atlántico Sur existen dos problemas. El primero está relacionado con los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. El segundo se relaciona con la militarización del Atlántico Sur. partida de los EUA, la base aérea cayó en desuso. Con la carrera espacial y la Guerra Fría, los estadounidenses regresaron en 1956. El aeródromo Wideawake se amplió a mediados del decenio de 1960, permitiendo su uso por aeronaves de gran tamaño y actuando como una pista de emergencia para el transbordador espacial. En 1982, la Isla de Ascensión fue utilizada como una etapa para el Grupo de Tareas británica durante la Guerra de las Malvinas.”. Cfr. http://www.todoatlas.com/ascension.html. Disponible 02/02/2010. 19 Su primera pista de aterrizaje se inauguró el 12/05/1985, en el marco de la construcción de la fortaleza Falkland. 20 Cfr. Rodolfo Terragno. “Memorias del presente”, pág. 270. 21 Clarín. Buenos Aires. Cfr. ediciones del 10/ 14/ 15/ 16/ 17/ 19 de Mayo de 1985. 22 Organización para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe):http://www.opanal.org/opanal/Tlatelolco/Tlatelolco-e.htm#17 23 El acuerdo de Paz y Amistad firmado por el gobierno de Raúl Alfonsín con el gobierno de la República de Chile admitiendo el laudo del Vaticano en el Canal de Beagle, es una prueba de ello. 4 El primer problema atañe fundamentalmente a los argentinos y hasta ahora obtuvimos la solidaridad de la casi amplia mayoría de los Estados latinoamericanos24. Mientras que el segundo, constituye una amenaza que afecta a los países y pueblos de África y de América Latina, con intereses en dicha parte del Océano. La diplomacia argentina puede lograr solidaridades que se traduzcan en medidas operativas tendientes a la desmilitarización. Para ello debería asumir una activa participación en las deliberaciones preparatorias de la votación del proyecto brasileño, cuidando que el documento final no vulnere sus derechos e intereses en el área. Por otra parte, en caso aprobarse el proyecto de resolución sobre la paz y la cooperación en el Atlántico Sur, deberán desplegarse acciones conducentes a desmilitarizar la zona si consideramos a los “intereses” británicos en Santa Helena, Ascensión, Tristán da Cunha, Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.” Cuando se aprobó la Resolución 2832 (XXVI), que declaró el Océano Indico zona de paz y cooperación, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, convergieron los intereses de pueblos y gobiernos de Asia y de África. En la actualidad, pueblos y gobiernos de África y de América del Sur, deben emprender una acción mancomunada con el propósito de que, dentro de los límites que habrán de determinarse, junto con el espacio aéreo por encima de él y los fondos marinos subyacentes, el Atlántico Sur sea declarado zona de paz y de cooperación, tendiendo a erradicar la posibilidad de que se transforme en un área de confrontación en la que diriman supremacías las grandes potencias. El Atlántico Sur debe ser una zona de paz que permita y facilite la comunicación, la cooperación y la coordinación entre los países y pueblos de América del Sur y de África. 24 Esta situación se mantiene hasta la actualidad. En este sentido Cfr. El Comunicado de la agencia estatal de noticias TELAM (07/11/2009) titulado: “33 países reiteraron su apoyo al reclamo argentino por Malvinas” El texto señala: “En la “Declaración Conjunta sobre los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía relativa a la Cuestión de las Islas Malvinas”, los cancilleres del hemisferio “reafirman su respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía con el Reino Unido relativa a la Cuestión de las Islas Malvinas”. Cfr. http://www.diariosalta.com/noticias/argentina/2997-33-paises-reiteraron-su-apoyo-al-reclamo-argentino-por-malvinas. Asimismo en la Cumbre Latinoamericana y del Caribe llevada a cabo en Cancún, el reclamo de la Argentina obtuvo un amplio respaldo, incluso acompañado por los países anglófonos. Cfr. Declaración sobre la cuestión Malvinas. II Cúpula de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo y XXI Cúpula Grupo Río-Cancún 21/23 Febrero 2010. www.amersur.org.ar 5