ENERGÍA NUCLEAR: ¿UNA ALTERNATIVA ANTE EL AMENAZANTE AGOTAMIENTO DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES? BETERVIDE, Rocío Macarena Colegio Nacional de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires IMBROGNO, Juan Carlos "Lo importante en ciencia no es tanto obtener nuevos hechos como descubrir nuevas formas de pensar sobre ellos" William Lawrence Bragg, físico inglés (1890–1971) Los avances en el campo científico y el acelerado desarrollo tecnológico que tuvieron lugar durante los dos últimos siglos permitieron una prosperidad jamás imaginada en la historia de la humanidad. Sin embargo, el desarrollo en sus diversas formas no tuvo la misma dimensión en todos los países del mundo, fenómeno que contribuyó a incrementar los desequilibrios regionales. Observando los índices de consumo energético es posible advertir que las mayores cifras corresponden a los países más desarrollados del mundo, tanto económica como socio-culturalmente. Para dar un ejemplo, la población de Canadá, país que ocupa el cuarto puesto mundial según su índice de desarrollo humano, consume anualmente más de dieciséis veces la cantidad de energía que consume la población de Perú, país que se ubica en el puesto 79. Es evidente, entonces, que existe una relación directa entre el consumo energético y los niveles de desarrollo alcanzados por cada país. Las investigaciones de la ciencia tuvieron como producto una serie de artefactos que mejoraron notablemente la calidad de vida de la sociedad ya que fueron permitiéndole resolver sus problemas y satisfacer sus necesidades de manera cada vez más sencilla. Pero, como estos artefactos funcionan con electricidad, surgió una nueva necesidad que antes no se tenía: una gran cantidad de energía eléctrica que permita que los artefactos funcionen. En la actualidad, la demanda energética aumenta de manera incesante mientras que los combustibles más utilizados, el petróleo, el gas y el carbón, se agotan. A pesar de lo fructífera que pueda ser la exploración de espacios posiblemente ricos en combustibles fósiles y lo mucho que se pueda reducir el consumo energético mediante la aplicación de tecnologías altamente avanzadas, el aumento del precio del crudo no podrá detenerse y el agotamiento de los combustibles fósiles no se postergará eternamente. El gran desafío que deberá enfrentar el mundo es hallar fuentes de energía que permitan mantener en pie la compleja maquinaria que lo sostiene. Sin embargo, además de investigar mejores fuentes de energía, es decir, viables desde el punto de vista económico y ambiental, es necesario racionalizar su explotación y consumo, a fin de lograr el máximo aprovechamiento. La inquietud, por lo tanto, no sería solamente cómo producir más energía sino también cómo lograr que su consumo se racionalice y su demanda disminuya, lo cual sólo podrá ser logrado a través de la educación y la toma de conciencia de los consumidores. El actual modelo energético ha provocado conflictos en todos los campos. Desde el punto de vista ambiental, la necesidad de aprovisionarse de energía impulsó el mal uso de los recursos naturales y su explotación indiscriminada, lo cual determinó desequilibrios naturales, contaminación ambiental y promovió al cambio climático ya que por la quema de combustibles fósiles se libera una gran cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera. Desde el punto de vista político, el mundo ha sido sacudido por numerosos conflictos que tuvieron su origen en el control de los recursos energéticos por parte de algunos países y la necesidad de adquirirlos, de otros. Ucrania, que depende de la provisión rusa de gas para poner en funcionamiento sus sistemas de calefacción, tuvo que soportar parte del último invierno sin estufas por la interrupción del suministro originada a partir de los roces políticos entre Moscú y Kiev. En casos como éste, es el productor quien decide interrumpir el suministro al consumidor. Sin embargo, también se producen situaciones conflictivas en el sentido contrario, siendo el consumidor el que se moviliza para obtener los recursos que puede brindarle el productor. Así ocurre entre Estados Unidos y los países de Medio Oriente. Para dar fin a esta situación, es necesario que cada país alcance la independencia energética. Si el problema energético persiste, los inconvenientes que genera y que hoy en día preocupan al mundo entero, no sólo incrementarán su gravedad sino que se multiplicarán. El calentamiento global será cada vez mayor así como los problemas que de él se derivan. La competencia por el dominio de los yacimientos petrolíferos continuará agravándose y el costo de vida será cada vez más alto, no solo desde el punto de vista económico, sino también humano, pues será complicado vivir en un mundo geopolíticamente agitado. La solución ideal al problema sería obtener energía a partir de una fuente de alto potencial, limpia y económica pero, por duro que sea aceptarlo, esa fuente no existe por ahora y es inútil confiar en que va a encontrarse pronto. Indudablemente la búsqueda debe continuar pero también es necesario resolver de inmediato el problema energético de la mejor manera posible. Entre las alternativas para responder a la demanda energética, se suelen considerar la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica y la energía de la biomasa, pero quien escribe de este ensayo considera indiscutible que la energía nuclear también debe ser vista como una alternativa posible. Todas y cada una de ellas tienen sus ventajas y sus desventajas, las cuales pueden aumentar o disminuir en función de la racionalidad de la explotación que se haga. A la hora de efectuar la elección, es necesario tener en cuenta que algunas alternativas requieren condiciones climáticas muy particulares y, por eso, quedan limitadas sólo a pocas regiones del planeta mientras que otras requieren un grado tan elevado de desarrollo tecnológico y en la formación de los científicos que solo pueden ser aplicadas en países desarrollados. La constante puja entre los defensores de los distintos modelos energéticos a seguir se expresa en las contradicciones presentes en la información disponible al respecto. Los aspectos positivos de la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica y la de la biomasa tienen mayor difusión que los de la nuclear que es más bien desmerecida en los medios de difusión masiva. El objetivo de este ensayo es exponer los argumentos por los cuales la autora sostiene una postura defensiva de la energía nuclear como opción a tener en cuenta a la hora de conformar la matriz energética del país ante los posibles escenarios. La búsqueda de una energía alternativa. En la actualidad, la energía solar satisface en el mundo menos del 1% de la demanda energética. La electricidad se genera a partir de paneles fotovoltaicos formados por dispositivos semiconductores tipo diodo que ante la radiación solar, se excitan y provocan saltos de electrones, generando una pequeña diferencia de potencial en sus extremos. Un aspecto muy positivo de esta fuente es que no emite a la atmósfera nada que la pueda dañar y que genera electricidad a partir de la energía lumínica provista por el sol, la cual es gratuita y, en cierto sentido, ilimitada. Sin embargo, dado que los rayos solares no inciden con la misma intensidad en toda la superficie terrestre ni durante la misma cantidad de horas y que aún no ha podido resolverse el problema del almacenamiento de energía solar, el aprovechamiento de los paneles se reduce, primero, a aquellos países que están expuestos a la radiación solar varias horas por día y, segundo, al tiempo en el que el cielo esta despejado. Los países nórdicos como Canadá, Noruega o Dinamarca jamás podrían pensar en abastecerse con ese tipo de energía. Por otra parte, el rendimiento no es suficientemente elevado como para proveer a una ciudad completa de electricidad porque la superficie necesaria para la colocación de los paneles significaría una pérdida de superficie aprovechable para las actividades agropecuarias necesarias para la satisfacción de una necesidad tan básica como la alimentación. Además, el costo de los paneles, dada su alta tecnología, es excesivamente elevado. Un kilowatt-hora de energía solar cuesta casi cuatro veces lo que cuesta esa misma cantidad de energía producida por un reactor nuclear. Con esto, la energía solar sólo serviría para satisfacer muy pequeñas demandas a un costo muy elevado. La energía eólica también representa en la actualidad menos del 1% de la producción mundial pero es la alternativa que se está expandiendo a mayor velocidad. La razón es que las turbinas que emplea tienen un costo bajo y para su funcionamiento requieren viento, un fenómeno atmosférico generado por el movimiento de masas de aire debido a la presencia de ciclones y anticiclones con diferencias de presión y temperatura que tienden a equilibrarse. Este tipo de energía parece ser una alternativa realmente viable para los países con mucho viento pero un sueño imposible para los que no lo tienen. Otra desventaja de la energía eólica es que altera el paisaje natural, lo cual en un país turístico podría llegar a tener consecuencias no muy felices. Las represas hidroeléctricas generan energía eléctrica a partir de turbinas impulsadas por una corriente de agua. Entre las ventajas que presenta se incluye su alto rendimiento y su contribución a la protección atmosférica y al control de inundaciones. Además, el costo de operación y mantenimiento de una represa es bajo y su vida útil, extensa. Sin embargo, al trasladarse esta técnica de producción a un sistema de escala, como el que se necesitaría para aprovisionar grandes ciudades, el costo y los riesgos aumentan. Para la construcción de los embalses se inundan extensas regiones destruyéndose ambientes naturales que constituyen el hábitat de valiosa vida silvestre, obligando a los pobladores de la región al desplazamiento y disminuyendo la fertilidad natural de los suelos situados aguas abajo de la represa. Por otra parte, la irregularidad de las lluvias es un factor limitante para esta fuente. Un país, para ser desarrollado, debe independizar su disponibilidad energética de los fenómenos meteorológicos. La biomasa es combustible de origen natural que está presente en las plantas como materia orgánica que almacena energía solar a corto plazo en forma de carbono. Hoy en día, la energía de la biomasa proporciona principalmente tres combustibles que arden tan fácilmente como el petróleo: biodiésel, bioetanol y biogás. Entre las ventajas de este tipo de energía, se puede nombrar su capacidad de generar electricidad, calor y potencia a partir de combustibles de mucha más fácil obtención que el petróleo, lo que permitiría disminuir los conflictos generados por la comercialización del llamado “oro negro”. Además, tiene un costo bajo: un barril de bioetanol cuesta la mitad que un barril de petróleo. La gran desventaja de la energía de la biomasa es que encuentra su limitación en la superficie cultivable. La demanda energética supera enormemente la cantidad de energía que podrían proporcionar los biocombustibles producidos en el mundo entero. Energía Nuclear: limpia, segura y sostenible. Los reactores nucleares aprovechan la energía liberada durante la fisión del átomo de uranio para calentar agua que al evaporarse hace girar turbinas generadoras de electricidad. Es una alternativa ventajosa en todo sentido ya que es limpia, segura y rentable, siempre y cuando esté siendo bien empleada. Como aseguran los expertos, “un kilogramo de uranio que hoy cuesta 100 dólares, genera exactamente la misma energía que 100 barriles de petróleo que, a precios actuales, tienen un costo de alrededor de 7.200 dólares”. A esto hay que sumar la posibilidad de semienriquecer o enriquecer el uranio, mediante un proceso que lleva la concentración del isótopo 235 de un 0,7% hasta casi un 1% y un 3%, respectivamente, aumentando así el rendimiento y disminuyendo la masa de desechos radioactivos generados por la central. Además, la energía nuclear no libera gases tóxicos a la atmósfera. A pesar de eso, tiene mala prensa entre los ecologistas que argumentan que los residuos radioactivos son un riesgo, lo cual es indiscutiblemente cierto. Sin embargo, los residuos pasan a ser un problema menor si se los trata con responsabilidad. Otra cuestión que suele proponerse como argumento en contra de la energía nuclear es el “accidente” ocurrido en Chernobyl el 26 de abril de 1986. La explosión se produjo por causas de diferente tipo: errores de diseño, fallas de administración, errores cometidos por el staff de operación y causas políticas, con lo cual se puede asegurar que lo ocurrido en Chernobyl no fue un problema nuclear. Allí no se producía exclusivamente energía eléctrica sino también plutonio 239 para armamentos. En la central que explotó se violaron las pocas reglas de seguridad establecidas. A esto se puede añadir que a pesar de su trágica historia, el país más afectado por el “accidente”, Ucrania, cuenta en la actualidad con 15 reactores en funcionamiento y un presidente que sugiere que el desarrollo nuclear permitiría la independencia energética que los ucranianos necesitan. El 28 de marzo de 1979, en la central nuclear estadounidense de Three Mile Island una bomba de alimentación de agua dejó de funcionar desencadenando una serie de accidentes que terminó por dejar al descubierto el núcleo de la central. A pesar de ello, y como sostienen quienes conocen el tema, la radiación quedó adentro de la contención y no hubo que lamentar víctimas. En un futuro, los reactores de fusión reemplazarán a los de fisión, entonces, la energía nuclear será indudablemente la mejor alternativa. La fusión proporcionará energía inagotable de bajo costo y no producirá desperdicios radioactivos de larga vida. A modo de cierre… Se puede afirmar que la sociedad incorporó la energía a su vida, a tal punto que la mayor parte del tiempo la ignora, recordando cuánto la necesita sólo cuando no dispone de ella. Dada esta situación, el problema energético queda en manos de los científicos y técnicos que investigan las posibles soluciones e idean el modelo energético para enfrentarlo. La racionalización del consumo y los programas a largo plazo son los principales puntos que deben estar incluidos en el modelo a seguir. En cuanto a las alternativas energéticas, la energía solar, la eólica, la hidráulica y la de la biomasa tienen un techo que limita la producción, característica que no presenta la energía nuclear. Los accidentes nucleares y los residuos radioactivos son manejables y, por lo tanto, no obstaculizan el avance de la energía nuclear sobre las demás alternativas. Por el momento, no se vislumbra otro camino para satisfacer la demanda energética proyectada. Bibliografía: • Banco Mundial (2005), World Development Indicators. • Bronstein, Víctor. “La crisis energética y nuestro futuro” [en línea]. Clarín.com. 27 de Febrero de 2006. <http://www.clarin.com/diario/2006/02/27/elpais/p-01802.htm> [Última consulta: 23 de junio de 2006] • Cordero, Mariano. “Desarrollaron un nuevo método para fabricar uranio enriquecido” [en línea]. 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