Presente y futuro de la energía En pleno debate sobre la seguridad de la energía nuclear, tras el incidente provocado por el tsunami en la central de Fukushima en Japón, y el aumento del precio del petróleo debido al conflicto en Libia, uno de los principales suministradores de esta materia prima, se hace cada vez más evidente la necesidad de apostar por fuentes de energía alternativas, limpias y seguras. En las sociedades del bienestar, el consumo energético es una cuestión fundamental, pues casi todo lo que manejamos ha sufrido un proceso de transformación en el que ha sido necesaria la energía, ha sido transportado para lo que también se ha necesitado combustible y, en muchos casos, para su funcionamiento se precisa electricidad. Nuestro nivel de dependencia, en este sentido, es tal que, el acceso a la energía es un factor consustancial a la calidad de vida de las personas. Por el momento gran parte de la energía que utilizamos procede de los combustibles fósiles (carbón, gas natural Medio Ambiente y petróleo), que resultan ser muy contaminantes, pues estos recursos tienen como denominador común que, la extracción de la energía que almacenan supone necesariamente someterlos a una combustión, lo cual tiene como resultado la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, junto con otra serie de compuestos que provocan el efecto llamado “lluvia ácida”, o la generación en los entornos urbanos de gases tóxicos por inhalación como el ozono. Energía nuclear En este caso la obtención de la energía no implica una combustión y por tanto no se forma CO2 en el proceso. La energía nuclear debe su nombre a la capacidad de los núcleos de los átomos de generar una enorme cantidad de energía, bien sea en procesos de rotura (fisión) de dichos átomos -normalmente Uranio 235-, bien por la unión de átomos entre sí (fusión). Ambos procesos tienen en común la capacidad de generar una enorme energía con muy poca cantidad de materia. El principal problema de la energía nuclear es la liberación de un tipo de radiación, que atraviesa con fuerza la materia, conocida como radioactividad. Por otra parte la extracción del Uranio 235 es un proceso delicado y conlleva un enorme gasto energético y económico que implica el proceso de concentración y purificación. Tampoco está resuelto el problema de la gestión del combustible gastado y de los residuos generados con periodos de alta emisión radiactiva de miles de años. Recursos renovables Los inconvenientes medioambientales que plantean las denominadas fuentes de energía convencionales y la perspectiva de su agotamiento a medio plazo, unido a la creciente e imparable demanda energética a escala mundial, suponen argumentos más que suficientes para hacer una apuesta en firme por las fuentes energéticas renovables, también denominadas “energías alternativas” o “no contaminantes”. Por contraposición a las anteriores, son aquéllas que tienen como origen fuentes de energía primaria limpias, como la radiación solar, el viento o la fuerza del agua. Su suministro es más o menos regular en el tiempo y tienen su característica principal en la no agotabilidad o renovación casi constante, además de no emitir elementos tan contaminantes durante su obtención o transformación. Tal es el caso de la energía solar (térmica y fotovoltaica), la eólica, la de la biomasa, la hidráulica, la mareomotriz y la geotérmica, entre otras. 34 el ámbito de la solar fotovoltaica y la eólica. Sin embargo, aún la mayoría de la que consumimos a diario procede del petróleo, del carbón o de las centrales nucleares. A nivel doméstico la energía solar térmica está cada vez ganando más terreno en Andalucía, en gran parte debido a la normativa que exige en nuestra Comunidad la incorporación de estos sistemas, entre otros elementos relativos a la eficiencia energética, en los edificios de viviendas de nueva construcción. Medio Ambiente En la última década estamos asistiendo a un importante auge de este tipo de energía en nuestro país, sobre todo en Reduce tu consumo energético Los consumidores mediante nuestra gestión de la energía podemos contribuir a frenar el calentamiento del planeta y reducir la generación de contaminantes. Se trata básicamente de que reduzcamos nuestro consumo energético y apostemos por los sistemas de energía alternativa que estén a nuestro alcance. Para empezar podemos: Cuidar la elección de los electrodomésticos, optando por los de mayor eficiencia energética. Durante su periodo de vida se ahorrarán miles de vatios para una misma cantidad de trabajo, redundando en igualmente en la economía doméstica. Informarnos sobre la posibilidad de de instalar en nuestro domicilio o edificio un equipo de energía solar térmica para obtener agua caliente. Existen ayudas para la adaptación a las energías renovables. Por supuesto, evitar el derroche de energía: apagando las luces y los equipos eléctricos cuando no los usemos, controlando el consumo de agua caliente, sustituyendo las bombillas por las de bajo consumo, etc. Campaña informativa para la Educación Ambiental con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. 35