SYSTEMS THEORY The focus of psychodynamic therapies is on the individual, putting the attention on his or her past or personal life history as well as actual problems, analyzing the connection between the two; it also includes studying the person's intrapsychic from one of the intrapsychic/learning theories. The systemic perspective is different, the here and now is more important than the past, and the focus is on interrelations and relationships (some think it would be more adequate to call it relationship theory), a proactive mutual process, not of one individual, but the interrelations of two or more people: a couple, a nuclear family, an extended family, a neighborhood, a group of workers. The perspective is wholistic and descriptive. It is usually brief, or at least shorter than classic individual psychotherapy, and follows a strategic outline, focusing on better interrelationships, not blaming anyone. The decision to choose one approach instead of the other depends on the needs, the circumstances, and must be relative to the context. There are different schools of thought, theories and therapies in individual psychology just as in family therapy. In individual psychology, we find psychoanalysis, psychoanalytic therapy, Rogerian therapy, behaviorism, analytical psychology, rational emotive therapy, transactional analysis; family therapy is more recent, developed during the mid− twentieth century, as more and more medical doctors and therapists noticed that many of their patients' complaints came from couple or family problems. The approaches in family therapy are many, all developed from the systems theory, but with added sources from biology, anthropology, cybernetics, communications. The theory of communications is an important asset in family therapy, the pioneers in this field being the Palo Alto group. From a systemic perspective, the question to be asked is: What is happening? instead of Why is it happening? A dialectical process of mutual influence, of interaction, is involved, in which both persons− or many− are implicated. A pattern of reciprocity is established in which there is shared responsibility. All view the situation subjectively, this is inevitable, however we acknowledge the fact that we are all involved in each other's life and that complementarity plays an important part in it. Terapia Familiar Feminista El feminismo empieza en el hogar. La familia ocupa un lugar central en la transmisión de las normas y valores de la cultura, donde los individuos aprenden por primera vez lo que significa ser masculino o femenino, y donde tradicionalmente se considera como el dominio de las mujeres. Sin embargo la familia existe en el contexto de una sociedad generalmente patriarcal, y este contexto social genera desigualdades entre los hombres y las mujeres. Diferencia no tiene por qué significar déficit ni dominación. La terapia familiar nació en un movimiento nuevo, el de la teoría de las comunicaciones y los planteos sistémicos frente a modelos lineales centrado en el individuo; la terapia familiar ofrecía un punto de vista sistémico de las relaciones por el contexto. Los/las terapeutas familiares feministas hacen ver a las familias la conexión que tienen sus problemas con los estereotipos culturales relativos al género y con las relaciones de poder, y presentan un desafío al campo de la terapia familiar. Por supuesto toda posición implica adoptar un punto de vista: la perspectiva de la terapia familiar feminista se traduce en un modelo en el que las quejas de las mujeres no son consideradas insignificantes, no se culpa a las mujeres y no se las alienta a soportar matrimonios malsanos y peligrosos. La terapia familiar feminista persigue la transformación tanto como la adaptación a las normas sociales. En su libro Terapia Familiar Feminista, las autoras Goodrich, Rampage, Ellman y Halstead basan su trabajo en las ideas y los artículos sobre terapia familiar feminista que comenzaron a aparecer en los últimos años de 1 la década de 1970. En su esfuerzo por reencuadrar los problemas para incorporar el género, hablan del matrimonio empresarial donde las estructuras de trabajo despersonalizadas afectan a la familia; examinan los estereotipos relativos a las familias a cargo de un solo progenitor. La complementariedad es analizada y señalan que no es lo mismo adoptar una posición de inferioridad, que ser inferior. Explican de qué manera los estereotipos de los roles de los géneros sofocan los deseos, la conducta y el desarrollo de todos los miembros de la familia y los efectos insidiosos del sexismo y de la opresión. La relación entre la violencia− sexual, física y emocional− y la intimidad del hogar sigue silenciando a miles de víctimas de la violencia doméstica. La terapia familiar feminista exige la reelaboración del lenguaje y la creación de modelos que puedan iluminar las contradicciones y consecuencias del punto de interacción entre el género, el poder, la familia y la sociedad. En la actualidad menos del 15% de las familias norteamericanas están constituidas según la fórmula sostén económico del hogar/ ama de casa (Masnick y Bane, 1980), pero está versión de la familia y su distribución de los roles, derechos y responsabilidades sigue predominando ideológicamente. Los obstáculos psicológicos, legales y sociales a la igualdad de las mujeres han estado ausentes a menudo en la teoría, la práctica y la capacitación en terapia familiar. Debería ser objeto de un honesto examen de sus propias motivaciones por parte de los terapeutas familiares y de los que aspiran a serlos. Sin una relación confiable y respetuosa, los pacientes no tolerarán estos cuestionamientos por más amablemente que fuesen presentados. Sin una relación donde los pacientes perciben el terapeuta como una persona honesta, segura, digna de confianza, colaboradora y sin prejuicios, el terapeuta no contará con la credibilidad de los pacientes para ofrecerles alternativas, terminar con pautas familiares destructivas y sugerir soluciones novedosas. El cambio no se produce porque el terapeuta lo quiere, sino por la interacción con el terapeuta que hace que los pacientes se perciban a si mismos de una manera diferente y entienden que la responsabilidad de la vida familiar debe ser compartida equitativamente y no en forma excluyente. La terapia familiar es, entre otras cosas, una realización moral; está basada en una visión de la vida humana y del ambiente el más adecuado para producir y nutrir la vida humana. Referencia: T. Goodrich; C. Rampage; B. Ellman; K. Halstead; Terapia Familiar Feminista; Paidos, Argentina, 1989. 229 pag. 2