`Aviso: Bayles de Jitanos` de El Choro en la prensa escrita Resumen

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SECCIÓN: CULTURA
VIERNES
23 DE SEPTIEMBRE
PÁGINAS:
1,43
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23 Septiembre, 2016
n blanco
ofertas al
l centro 32-4
El Choro triunfa en
Sevilla en su debut en la
Bienal de Flamenco 343
ESQUERO ISLEÑO 316
a Cristina iniciará las
nternet en noviembre
imera
idad
● La iniciativa persigue conquistar nuevos
mercados y aumentar la competitividad
ÁXIMA TENSIÓN INTERNA / EDITORIAL 6
10 POLÍTICA MUNICIPAL
Martín niega
que deje la
portavocía de
Ciudadanos por
su embarazo
● Corrige a Gallardo
y atribuye su salida a
las tensiones internas
9 POLÍTICA MUNICIPAL
Los menores
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23 Septiembre, 2016
43
CULTURA Y OCIO
XIX BIENAL DE FLAMENCO 3 El bailaor El Choro se consagra en Sevilla
nito braceo y unos pies tan poderosos que es estupendo verlo desarrollar otros recursos
cuando sale descalzo a bailar
por tangos. Un reto que él asume –al igual que los pasos a dos
con su compañera, o el de intentar hacer música con los
pies en lugar de dejarlos que
exploten– con toda naturalidad, sin violencia ni impostura. Bien vestido y bien peinado.
A su lado, la joven jerezana Gema Moneo pone el contrapunto perfecto con el arte heredado de su buena estirpe flamenca, cada vez más contenida sin
perder en absoluto su fuerza
El encanto de lo natural
La Fundación Cristina
Heeren ha producido
este espectáculo del
que fuera su alumno
Antonio Molina ‘El
Choro’ y sus magníficos
músicos en el Central.
OSCAR ROMERO/ ARCHIVO LA BIENAL
Crítica
AVISO: BAYLES DE JITANOS
★★★★★
Dirección, coreografía y baile: Antonio Molina ‘El Choro’. Dirección artística e idea original: Rafael Estévez.
Ayudante de dirección y coreografía: Valeriano Paños. Música: Jesús
Guerrero y Juan Campallo. Baile: El Choro y Gema Moneo. Cante: Pepe de Pura,
Jesús Corbacho y Moi de Morón. Percusión: Paco Vega. Iluminación: Olga
García. Vestuario: José Tarriño y Belén
de la Quintana. Fecha: Miércoles día 21.
Lugar: Teatro Central. Aforo: Lleno.
Rosalía Gómez
No descubrimos nada si deci-
mos que el flamenco puro del
que siguen hablando muchos
aficionados se ha forjado de la
unión de todo tipo de músicas.
Por eso, junto a las solemnes tonás, caben en él las chuflas del
jerezano Garrido, la sensual
zarabanda afroamericana o los
cantables llegados desde las
zarzuelas (llámense polos o
cantiñas). Muchas de estas músicas y de estos bailes recorrían
la geografía andaluza mucho
antes de que se inventara la palabra flamenco, casi siempre
interpretados por grupos o parejas de etnia gitana y publicitados como “bailes de jitanos”
(de ahí el título, procedente de
un cartel del siglo XVIII), o
“bailes de palillos”.
Y eso precisamente es lo que
ha tratado de hacer el bailaor
onubense El Choro en este estupendo trabajo: mostrar una
serie de números musicales y
dancísticos de distinta procedencia, desde su manera de interpretar y desde la concepción
del siglo XXI, sin ningún tipo de
ambición arqueológica.
En Aviso: bayles de jitanos todo parece natural, fresco, como
recién creado, y eso es algo
que, contra lo que se cree, en
un escenario necesita una
enorme elaboración (“la técnica tiene que correr por debajo,
como una veta que no se ve”,
decía La Argentina), de ahí que
una buena parte del éxito del
espectáculo se deba a la dirección de Rafael Estévez (recentísimo nuevo director del Ballet
Flamenco de Andalucía), al trabajo coreográfico de Valeriano
Paños y a la iluminación de Olga García.
El Choro (Premio Revelación
en el pasado Festival de Jerez)
ha crecido enormemente como
artista. Su baile, sin un vocabulario demasiado extenso, es
elegante, bien colocado, de bo-
●La muestra gráfica sobre los pintores estará abierta hasta el
8 de noviembre
Calcografía Nacional compara la
obra de los Fortuny, padre e hijo
Efe MADRID
La obra gráfica de Mariano Fortuny Marsal y Mariano Fortuny
y Madrazo, padre e hijo, se presentó ayer en la muestra ‘Fortuny y Fortuny, mirados en detalle’, una exposición para mirar en detalle y orientar en la
lectura plástica de las estampas
calcográficas de un artista, Mariano Fortuny, que en 1868 se
instaló junto a su hijo en Granada, donde Mariano pintaría diversas obras y hacia donde
atraería a algunos de sus amigos de París, como Martín Rico,
Eduardo Zamacois (quien, finalmente, moriría en Madrid
antes de llegar). Además, Mariano Fortuny y Madrazo ha sido calificado por Marcel Proust
como el “Leonardo del siglo
XX”, como muestra de la importancia del artista en el mundo
del arte.
La muestra, que abrió ayer al
público y que mantendrá su actividad hasta el 8 de noviembre
en la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, propone mirar en detalle las estampas de los dos Fortuny y enfrentar la producción calcográfica
de padre e hijo para poner en
rasgos más característicos.
“Fueron dos figuras internacionales que estuvieron absolutamente en la onda y fueron vanguardia constantemente”, ha
explicado en la presentación de
la muestra su comisario, Juan
Bordes, académico delegado
de la Calcografía Nacional.
La exposición Fortuny y Fortuny, mirados en detalle’ cuenta con 66 estampas calcográficas seleccionadas de la colección de 90 piezas que se conservan en la institución Calcografía Nacional gracias a la donación directa de los familiares de
los artistas. En este recorrido
malismo plástico presente en
las estampas de Fortuny Marsal
(Reus, Tarragona, 1838 - Roma, Italia, 1874).
Frente al trabajo del mayor
de los Fortuny se encuentran
las bases figurativas de las imágenes abstractas de su hijo
(Granada, 1871- Valencia,
1949), en las que se acerca a los
dibujos que Víctor Hugo realizó con las tácticas de la mancha
propuestas por el pintor inglés
de acuarelas John Robert Cozens (1752-1797).
La muestra, en la se han seleccionado cuatro detalles de
cada estampa con el objetivo de
por seguiriyas, deleitando al
público con su pelo al viento en
la zambra e incluso atreviéndose a cantar ese “nací donde
quiso Dios...” que tan bien interpretaba por tangos la del
Revuelo.
Todo ello con unos músicos
que hacen un trabajo fantástico, en lo musical y en lo escénico. Las guitarras de Guerrero y
Campallo sonaron a gloria, Pepe de Pura nos emocionó por
tonás y los tres juntos (con Corbacho y Moi de Morón) casi nos
hacen bailar en los jaleos. Un
ejemplo de buena velada flamenca sin más, con una deliciosa naturalidad cuya elaboración ha sido posible esta vez
gracias a la Fundación Cristina
Heeren, que ha producido el espectáculo del que fuera su
alumno.
Que cunda el ejemplo.
avistar el paisaje de estas imágenes, se divide en tres salas.
En la primera se presenta a
los dos artistas con algunas de
sus estampas más conocidas,
confrontadas con sus planchas
matriz, y, a continuación, en la
sala principal, se traza un paralelo entre las obras de padre e
hijo, enfrentando a uno y otro
lado una cierta relación entre
sus temas como la botánica o
las ciudades.
‘Fortuny y Fortuny, mirados
en detalle’ concluye con un pequeño gabinete de las obras de
Fortuny Madrazo dedicadas a
Wagner.
El grabado calcográfico, hasta la aparición de la fotografía,
se utilizó principalmente como
medio de traducción y reproducción de imágenes, aunque
algunos artistas aprovecharon
sus posibilidades de multiplicación, utilizaron sus técnicas
como medio de expresión para
lograr calidades plásticas muy
singulares y específicas
P.9 del me-
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Viernes
23 de Septiembre de 2016 | DIARIO DE SEVILLA
SECCIÓN: CULTURA
Y OCIO
23 Septiembre, 2016
CULTURA Y OCIO
XIX BIENAL DE FLAMENCO 3 El Choro y Ezequiel Benítez se consagran en Sevilla
La sonrisa
del cante
El encanto de lo natural
Crítica
QUIMERAS DEL TIEMPO
★★★★★
Cante: Ezequiel Benítez. Toque:
José de Pura. Compás: Javier Peña,
Israel Tubio. Lugar: Iglesia de San
Luis. Fecha: Miércoles día 21. Aforo: Lleno.
Sara Arguijo
Antonio Molina ‘El
Choro’ y sus magníficos
músicos en el Central.
OSCAR ROMERO/ ARCHIVO LA BIENAL
Crítica
AVISO: BAYLES DE JITANOS
★★★★★
Dirección, coreografía y baile: Antonio Molina ‘El Choro’. Dirección artística e idea original: Rafael Estévez.
Ayudante de dirección y coreogra-
fía: Valeriano Paños. Música: Jesús
Guerrero y Juan Campallo. Baile: El Choro y Gema Moneo. Cante: Pepe de Pura,
Jesús Corbacho y Moi de Morón. Percusión: Paco Vega. Iluminación: Olga
García. Vestuario: José Tarriño y Belén
de la Quintana. Fecha: Miércoles día 21.
Lugar: Teatro Central. Aforo: Lleno.
Rosalía Gómez
No descubrimos nada si decimos que el flamenco puro del
que siguen hablando muchos
aficionados se ha forjado de la
unión de todo tipo de músicas.
Por eso, junto a las solemnes tonás, caben en él las chuflas del
jerezano Garrido, la sensual
zarabanda afroamericana o los
cantables llegados desde las
zarzuelas (llámense polos o
cantiñas). Muchas de estas músicas y de estos bailes recorrían
la geografía andaluza mucho
antes de que se inventara la palabra flamenco, casi siempre
interpretados por grupos o parejas de etnia gitana y publicitados como “bailes de jitanos”
(de ahí el título, procedente de
un cartel del siglo XVIII), o
“bailes de palillos”.
La Fundación Cristina
Heeren ha producido
este espectáculo del
que fuera su alumno
Y eso precisamente es lo que
ha tratado de hacer El Choro en
este estupendo trabajo: mostrar
una serie de números musicales
y dancísticos de distinta procedencia, desde su manera de interpretar y desde la concepción
del siglo XXI, sin ningún tipo de
ambición arqueológica.
En Aviso: bayles de jitanos todo parece natural, fresco, como
recién creado, y eso es algo
que, contra lo que se cree, en
un escenario necesita una
enorme elaboración (“la técnica tiene que correr por debajo,
como una veta que no se ve”,
decía La Argentina), de ahí que
una buena parte del éxito del
espectáculo se deba a la direc-
ción de Rafael Estévez (recentísimo nuevo director del Ballet
Flamenco de Andalucía), al trabajo coreográfico de Valeriano
Paños y a la iluminación de Olga García.
El Choro (Premio Revelación
en el pasado Festival de Jerez)
ha crecido enormemente como
artista. Su baile, sin un vocabulario demasiado extenso, es
elegante, bien colocado, de bonito braceo y unos pies tan poderosos que es estupendo verlo desarrollar otros recursos
cuando sale descalzo a bailar
por tangos. Un reto que él asume –al igual que los pasos a dos
con su compañera, o el de intentar hacer música con los
pies en lugar de dejarlos que
exploten– con toda naturalidad, sin violencia ni impostura. Bien vestido y bien peinado.
A su lado, la joven jerezana Gema Moneo pone el contrapunto perfecto con el arte heredado de su buena estirpe flamenca, cada vez más contenida sin
perder en absoluto su fuerza
por seguiriyas, deleitando al
público con su pelo al viento en
la zambra e incluso atreviéndose a cantar ese “nací donde
quiso Dios...” que tan bien interpretaba por tangos la del
Revuelo.
Todo ello con unos músicos
que hacen un trabajo fantástico, en lo musical y en lo escénico. Las guitarras de Guerrero y
Campallo sonaron a gloria, Pepe de Pura nos emocionó por
tonás y los tres juntos (con Corbacho y Moi de Morón) casi nos
hacen bailar en los jaleos. Un
ejemplo de buena velada flamenca sin más, con una deliciosa naturalidad cuya elaboración ha sido posible esta vez
gracias a la Fundación Cristina
Heeren, que ha producido el espectáculo del que fuera su
alumno. Que cunda el ejemplo.
La de Ezequiel Benítez era una
visita esperada por su trayectoria y las expectativas que había
suscitado su álbum Quimeras
del tiempo, y su debut en la Bienal no defraudó. A estas alturas
se agrade un recital de la frescura y la naturalidad de este jerezano. Un concierto amable
salpicado de gratificantes oles y
de contagiosa alegría en el que
primó el cante como transmisor de la emoción.
Su propuesta está preñada
de buen gusto y de matices.
Ezequiel Benítez tiene una voz
limpia, serena y personal que
desprende, sin embargo, un
aroma completamente añejo,
recordando toda la diversidad
del flamenco de Jerez y de toda
la provincia gaditana.
Desde los tientos con los que
abrió el espectáculo, el cantaor
fue directo al corazón, que es el
único terreno donde se mueve.
Jamás buscó impresionar acudiendo a recursos efectistas o a
un virtuosismo que le pudiera
alejar de lo que él mejor ofrece.
Sensibilidad y gracia. Llamémoslo pellizco.
Este cantaor no es de los que
disparan lo que canta sino que
lo cuenta, lo mece, lo mastica.
Dio gusto escucharle en los
medios tonos en las alegrías de
Aurelio –¡pura melodía!–, paladear la milonga que cantó a
pie de escenario sin micrófono
y que fue como un primer beso,
o verle recogerse en los fandangos por soleá.
Es cierto que le faltó cierta
enjundia por seguiriyas y crujirse más por soleares. Sobre todo porque, amén de su expresividad y sus maneras para empatizar con el público, a Benítez se le ve también que tiene
aún mucho recorrido por explorar y en el que aún puede expandir más sus cualidades.
Genial en las bulerías del
Chaqueta donde además una
pequeña Rocío Carrasco entusiasmó con canastillo de mimbre y arte a raudales. Y en el final por fandangos y bulerías de
la Bolola y El Chozas en las que
mostró su poso jondo y su dominio del compás.
Esperemos que el cantaor
siga por este camino, porque
al cante también le hace falta
una sonrisa y la de Ezequiel
Benítez está llena de bonitos
propósitos.
P.15
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