Diario Civil y Obligaciones Nro 49 - 19.10.2015 DIEZ CAMBIOS PROCESALES DEL NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL CON IMPACTO EN LOS PROCESOS DE CARÁCTER PATRIMONIAL Por Manuel J. Pereira I. Introducción A dos meses de la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación, nos parece sumamente útil hacer un breve repaso sobre algunas de las modificaciones que el citado texto legal ha producido en los procesos de índole patrimonial. A algunos lectores este artículo los pondrá al tanto respecto de cambios que ignoraban, mientras que a otros más adelantados quizás les refresque la memoria o les permita conocer cómo están siendo interpretadas esas normas por algunos tribunales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Aclaramos que no nos ocuparemos de los procesos de familia pues en esa área el cambio ha sido más profundo y, por ello, se justifica un examen separado. Aquí trataremos únicamente el impacto del nuevo Código unificado en los procesos patrimoniales, ámbito en el que desarrollamos nuestra tarea diaria. II. Dos interrogantes preliminares Antes de comenzar el desarrollo del tema, corresponde abordar dos interrogantes que seguramente muchos lectores se plantearán: 1. ¿Es constitucional que un código de fondo regule materias de índole procesal? 2. ¿Las normas procesales del nuevo Código se aplican a los procesos iniciados con anterioridad a su entrada en vigencia o únicamente a los hechos ocurridos con posterioridad? En cuanto al primer interrogante, debemos partir de la base de que les corresponde a las provincias dictar las normas procesales pero la Nación conserva algunas facultades generales en ese sentido. No obstante, Falcón señala que esta injerencia de lo nacional en lo provincial debe ser muy restringida: “a) por la autonomía del Derecho Procesal; b) por la existencia de códigos locales que el constituyente no puede ignorar (por lo que en caso de no estar de acuerdo habría hecho la salvedad); c) por haber mantenido la materia sustancial y la procesal que consideró no delegadas (art. 75, inc. 12). De modo que, en principio, puede admitirse, pero con las limitaciones apuntadas, que el Congreso Nacional puede dictar normas procesales aplicables a las jurisdicciones locales sin que ello altere por sí solo el principio del artículo 75, inciso 21, de la Constitución Nacional” 1. Sobre el tema, también parece útil tener presente que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto que el Congreso Nacional está habilitado para dictar normas de “procedimiento” en relación con el derecho común, aplicables por los tribunales locales —sin perjuicio de ser una atribución reservada por las provincias según el art. 121 de la Constitución Nacional—, cuando fuesen "razonablemente estimadas necesarias para el mejor ejercicio de los derechos" consagrados por las normas de fondo 2. Esta doctrina se ha mantenido en forma pacífica desde el precedente de 1923 en "Bernabé Correa" (Fallos 138:157), donde el Tribunal resolvió —en relación con la ejecución de una prenda agraria— que "tienen validez constitucional las disposiciones de carácter procesal que dicte el Congreso de la Nación como consecuencia del art. 75, inc. 12 (antes art. 65, inc. 11), de la Constitución Nacional”. Esta posición del Tribunal fue reiterada en los posteriores casos: "Netto" de 1924 (Fallos 141:254); "Real de Maciel" de 1928 (Fallos 151:315); "Arzobispado de Buenos Aires" de 1931 (Fallos 162:376); "Nelly Ward de Smyth" de 1949 (Fallos 214:533); "Miranda" de 1951 (Fallos 219:400); "Livi" de 1953 (Fallos 227:387); "Perelló" de 1960 (Fallos 247:524); "Santander" de 1962 (Fallos 254:282); "Vega" de 1966 (Fallos 265:30); Spinetto" de 1968 (Fallos 271:36); "Turia" de 1977 (Fallos 297:458); y "Feito García" de 1977 (Fallos 299:45). En relación al segundo interrogante, relativo a la aplicabilidad de las nuevas normas procesales a los procesos en trámite, la jurisprudencia mayoritaria ha resuelto que esa aplicabilidad es inmediata 3, siempre que no se prive de validez a los actos procesales cumplidos, ni se deje sin efecto lo actuado de conformidad con las leyes anteriores 4. Doctrinariamente también existe consenso en ese sentido 5. Vista la cuestión de ese modo, parecería sencillo decidir cuándo aplicar la norma o no aplicarla, pero en la práctica no lo es tanto como veremos seguidamente. III. Principales cambios y primeras interpretaciones Hemos detectado que el nuevo texto trae consigo al menos treinta normas que introducen novedades de carácter procesal. En algunos casos, el Código ha incorporado acciones que no existían en los códigos de fondo ni tampoco en algunos códigos locales (v. gr., acción preventiva, acción directa, acción de revisión de cosa juzgada, etc.), en otros muchos casos, el nuevo cuerpo ha modificado la forma en que distintas figuras procesales se encuentran reguladas en los códigos de forma (v. gr., nuevos supuestos de inembargabilidad, prioridad del primer embargante, oportunidad para plantear la prescripción, medidas cautelares, proceso sucesorio, etc.). En esta oportunidad, solo nos ocuparemos de diez de esos cambios pues tratarlos todos excedería la extensión del trabajo que se nos ha encomendado. Comencemos: 1) Cambios en el domicilio de las personas humanas y en el de las personas jurídicas Según el art. 73 del C.C.C., la persona humana (antes persona física) tiene domicilio real en el lugar de su residencia habitual pero si ejerce actividad profesional o económica lo tiene en el lugar donde la desempeña para el cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad. Es decir, que ahora los traslados de demanda podrán notificarse en el domicilio profesional o laboral en la medida en que el reclamo se encuentre relacionado con esa profesión o trabajo. Tan sólo citando los casos más comunes podríamos incluir aquí los traslados de demanda a médicos, abogados, arquitectos, periodistas y también las notificaciones a choferes de ómnibus o remiseros, respecto de quienes ya no debería cursarse la notificación en sus lugares de residencia, sino en sus domicilios laborales. Un cambio necesario que celebramos pues se ha comprobado que la mayor demora en los procesos se produce en las notificaciones, sobre todo en aquellas tendientes a comunicar el traslado de la demanda.Respecto de los funcionarios públicos, ahora tienen domicilio legal en el lugar donde cumplen sus funciones (art. 74), mientras que respecto de las personas jurídicas, el art. 153 establece que se “tendrán por válidas y vinculantes” las notificaciones efectuadas en la sede que figure inscripta, algo que ya surgía del art. 11 de la ley de sociedad y que había sido resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación 6. 2) Fuero de atracción del proceso sucesorio El fuero de atracción que preveía el art. 3284 del Cód. Civil ha sido reemplazo por la atribución de competencia a la que alude el art. 2336 del C.C.yC. Este último artículo prevé que “…La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de lo dispuesto en la Sección 9a, Capítulo 3, Título IV del Libro Sexto. El mismo juez conoce de las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución de las disposiciones testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición, de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de la partición…”.Algunos fiscales de primera instancia y jueces patrimoniales están interpretando sobre la base de este artículo que el juicio sucesorio atrae a todos los procesos que se vinculen con bienes que integran el acervo hereditario. De ese modo, al haberse modificado el régimen que preveía el art. 3284 del Cód. Civil, se dejaría de lado la idea de que el fuero de atracción que ejerce el proceso sucesorio sólo se refiere a las acciones personales promovidas contra el causante. A su vez, en una ejecución de expensas, por ejemplo, poco importaría que la deuda sea del causante o de los herederos, sino que lo tendría importancia es si afecta o no a un bien de la herencia. 3) Cargas de la prueba y cargas dinámicas probatorias Los artículos 1734 y 1736 establecen, como regla, que la prueba de los factores de atribución, de las eximentes y de la relación de causalidad, corresponde a quien los alega, excepto disposición legal que disponga o presuma lo contrario. Sin embargo, el art. 1735 prevé que “el juez puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su defensa”. Queda claro que ahora los jueces podrán hacer recaer sobre la actora la carga de probar que el demandado actuó con culpa o asignarle a este último la carga de probar que actuó diligentemente. Sin embargo, el artículo plantea algunos interrogantes: ¿Cuál es el momento oportuno para que el juez comunique a las partes que aplicará este criterio? ¿Qué ocurre si la etapa de ofrecimiento de prueba ha concluido o si incluso la prueba ya ha sido producida? ¿Sería la nula aquella sentencia que se dictase sin que el juez hubiere advertido previamente a las partes que utilizaría este criterio de prueba dinámica? Por el momento, doctrinalmente sólo existe consenso en que la oportunidad ideal para informar sobre la aplicación de este criterio es el traslado de la demanda.4) Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad El art. 26 establece que, como regla, las personas menores de edad ejercen sus derechos a través de sus representantes legales. Sin embargo, si cuentan “con edad y grado de madurez suficiente” podrán ejercer por sí los actos que les permite el ordenamiento jurídico e intervenir con asistencia letrada en los pleitos en los que existan conflictos de intereses con sus representantes. 1 FALCON, Enrique M., “El Derecho Procesal en el Código Civil y Comercial de la Nación”, Rubinzal Culzoni Editores, Santa Fe, 2014, pág. 146 SAGÜÉS, Néstor P., "Elementos de Derecho Constitucional", Buenos Aires, 3a ed., act. y ampliada, 2003, T. 2, p. 129. Así, por ejemplo, la Corte en el caso "Spinetto" de 1968 (Fallos 271:36). 3 La regla también se aplica a los juicios de expropiación (CJ de San Juan, Sala II, 20-12-2012, AR/JUR/77591/2012, L.L., Gran Cuyo, 2013-399). Siempre que no se haya dictado sentencia (CJ de San Juan, Sala II, 15/4/2013, AR/JUR/12733/213, LL Gran Cuyo, 2013-648).4 CSJN, 7/2/2006, JA, 2006-II-140; LL 2006-E-313 y LL 2007-B-489.5 Kemelmajer de Carlucci, Aida, “La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, Rubinzal Culzoni Editores, 2015, pág. 110; Rivera, Julio César, “Aplicación del Código Civil y Comercial a los procesos en trámite”, diario La Ley del día 4 de mayo de 2015.6 “Acher, María Laura y otros c/ Aderir S.A. y otros s/ medida cautelar”, Fecha: 12/07/2011, LA LEY 04/08/2011, 04/08/2011, 7.2 La duda que se plantea se relaciona con la forma de interpretar la locación “edad y grado de madurez suficiente”. Parece que ello será una cuestión que decidirá cada juez en cada caso puntual luego de entrevistarse con el niño o adolescente. Lo novedoso es que parecería que podría contratar a un abogado y presentarse por derecho propio.La última parte del artículo prevé que “la persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así como a participar en las decisiones sobre su persona”, directiva que ya surgía de la Convención de Derechos del Niño. Sobre este punto, recordemos que la norma otorga un derecho por lo que el juez no debe hacer comparecer a la persona menor de edad compulsivamente, sino brindarse la posibilidad de ser escuchada por el tribunal en todo asunto que lo afecte.Aplicando la norma, algunos jueces están citando a los menores de edad antes de dar traslado de la demanda, mientras que otros los están citando antes de resolver cualquier cuestión jurídica que pudiere involucrarlos. 5) Traslado de demanda y sentencia en proceso de prescripción adquisitiva El art. 1905 establece que en la providencia en la que ordene el traslado de la demanda, el juez de oficio debe disponer la anotación de la litis en el Registro de la jurisdicción en la que se encuentra el inmueble. El proceso debe ser contradictorio indefectiblemente y la sentencia debe “fijar la fecha en la cual, cumplido el plazo de prescripción, se produce la adquisición del derecho real respectivo”.Esta norma ya está siendo aplicada y no ha generado mayores problemas. En ese sentido, los jueces están disponiendo de oficio la anotación de la medida cautelar y, en caso de que el demandante no aclare la fecha en que comenzó a ejercer la posesión del inmueble, se le requiere que lo indique antes de ordenar el traslado inicial. 6) Proceso sucesorio intestado y testamentario En dos artículos el nuevo Código regula los procesos sucesorios testamentario y ab-intestato. El cambio más relevante reside en que han sido derogados los testamentos cerrados como forma de expresión de la última voluntad y que cuando se presente un testamento ológrafo ante el juez, éste en lugar de llamar a dos testigos, deberá ordenar la realización de un peritaje caligráfico para la “comprobación de la autenticidad de la escritura y la firma del testador” (art. 2339). En las sucesiones intestadas, por su parte, la citación de herederos, acreedores y demás interesados se realizará ahora mediante la publicación de un edicto por un solo día en el diario de publicaciones de oficiales (art. 2340).En la práctica, las controversias que se están generando ocurren porque los herederos se oponen a la realización de la prueba pericial sobre la base de que el testamento fue otorgado antes de la entrada en vigencia del nuevo código. Otros aducen un incremento en los costos. Incluso algunos se han opuesto a la realización de peritajes de testamentos cuya firma se encontraba certificada por un escribano público. En nuestra opinión, ninguno de estos argumentos es válido para apartarse de lo que dispone el nuevo texto legal. La fecha en que fue otorgado el testamento en nada incide en la aplicabilidad de la norma pues esta regula sobre el proceso y no sobre la forma del testamento. Los demás argumentos tampoco pueden impedir la realización de la prueba pericial pues el incremento en los costos se justifica frente a la necesidad de otorgar seguridad a un instrumento en el que no intervino un notario. Y, finalmente, el hecho de que el testamento cuente con firmas certificadas tampoco torna inútil la actuación de un calígrafo habida cuenta de que no basta con conocer la autenticidad de la firma del testador, sino que también es necesario comprobar que la letra le pertenece.De ese modo, creemos que el único obstáculo que podría presentarse a la aplicación de la nueva norma sería que ya se hubiere declarado la validez del testamento ológrafo, en cuyo caso no podría retrotraerse el procedimiento; ello, claro está, sin perjuicio de que hubiere indicios serios y graves que permitan dudar de la autenticidad de la firma, supuesto en el que el juez podría hacer uso de las facultades instructorias que el código de forma le confiere. 7) Acción preventiva En tres artículos (1711 a 1713) el nuevo Código regula un acción judicial destinada a prevenir daños o a evitar su agravamiento. No se exige demostrar un factor de atribución, es decir, que existan razones subjetivas (culpa o dolo) u objetivas (riesgo, vicio, garantía, equidad) que justifiquen la obligación de responder civilmente.La legitimación para promover esta acción es sumamente amplia pues simplemente se exige acreditar “un interés razonable en la prevención del daño” 7. Al dictar sentencia, en caso de admitir la acción, el juez debe ordenar, a pedido de parte o de oficio, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda, ponderando “los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad”. No tenemos conocimiento de que en el fuero civil de Capital Federal se hayan promovido acciones preventivas con sustento en este artículo. 8) Anatocismo Siguiendo al Cód. de Vélez Sarsfield, el nuevo código establece como regla que no habrá anatocismo, es decir, que no se deberán “intereses de los intereses”. Sin embargo, mantiene las excepciones que el viejo código preveía e incorpora otras dos: a) que exista “una cláusula expresa que autorice la acumulación de los intereses al capital con una periodicidad no inferior a seis meses” y b) que “la obligación se demande judicialmente; en este caso, la acumulación opera desde la fecha de la notificación de la demanda”.Coincidimos con la ilustre Dra. Kemelmajer de Carlucci en que esta norma es de aplicación inmediata 8 a las situaciones y relaciones jurídicas existentes. 9) Nuevo régimen de prejudicialidad Los nuevos arts. 1774 a 1780 mantienen los lineamientos del viejo código aunque con las actualizaciones de la jurisprudencia y la doctrina mayoritarias. Para mayor profundidad, remitimos a los trabajos que se han publicado sobre el tema 9.No obstante, no podemos dejar de mencionar dos de los significativos cambios de este capítulo: Por un lado, que el juez civil estará obligado a dictar la sentencia estando pendiente el juicio penal, si la reparación del daño correspondiera por un factor objetivo de responsabilidad. Por el otro, que podrá pedirse la revisión de la sentencia firme dictada en sede civil en dos casos: a) que el juez civil hubiere fallado sobre la base de lo resuelto en sede penal y ésta fuera revisada; y b) que el juez civil, estando pendiente la causa penal, hubiere condenado por existir un factor objetivo de atribución y, luego, la sentencia penal hubiera absuelto por inexistencia del hecho o por falta de autoría.El plazo para iniciar la acción de revisión es de un año según lo prevé el art. 2561. 10) Acuerdos transaccionales El art. 1461 define ahora que “La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar un litigio, o ponerle fin, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o litigiosas”. Lo novedoso es que, según el artículo siguiente, “la transacción produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de homologación judicial”. Esto ha llevado a que muchos juzgados ya no homologuen los acuerdos transaccionales, sino que simplemente los tengan presentes en los términos del nuevo artículo.Otros juzgados siguen homologándolos porque así lo dispone expresamente el art. 308 10 del Cód. Procesal y porque recién con la sentencia homologatoria poseen fuerza de cosa juzgada ante una eventual necesidad de su ejecución. Algunos autores 11 sostienen que sólo una vez homologada la transacción tiene cualidad de cosa juzgada y función ejecutoria respecto de las prestaciones reconocidas (arts. 309 y 500, inc. 1° CPCCN). La transacción homologada permite oponer excepción previa (art. 347, inc. 7° CPCCN) mientras que la transacción no homologada sólo permite oponerla como defensa de fondo. IV. Síntesis En este decálogo hemos intentado esbozar una breve síntesis de los cambios procesales de mayor impacto que ha producido el Código Civil y Comercial. Sin embargo, el tema está lejos de haberse agotado con estas líneas pues no nos hemos referido a algunas otras innovaciones que también poseen suma relevancia (por ejemplo, cambios en cuanto a la forma de apreciar los instrumentos públicos y privados, nuevos supuestos de inembargabilidad, derogación tácita de la excepción de arraigo, modificación del plazo para desalojar, acciones directa y subrogatoria, nuevos requisitos de admisibilidad para la acción de convocatoria a asamblea, entre otros).Los tribunales están dando los primeros pasos en la aplicación de estas normas y es prematuro hablar de tendencias jurisprudenciales mayoritarias. No obstante, cabe subrayar que la mayoría de los autores se pronuncia favorablemente respecto de los cambios y no descarta una pronta reforma del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación ajustándolo a las innovaciones del código de fondo. 7 Sirkin, Eduardo. Acerca de la "legitimación" en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Modificación en alimentos y paneo general. elDial DC1ECD 08/04/2015 KELMEMAJER DE CARLUCCI, Aída, “La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, pág. 147.JAPAZE, M. B. Ejercicio de las acciones de responsabilidad: relaciones entre la acción civil y la acción penal en el Código Civil y Comercial de la Nación. Sup. Especial Nuevo Código Civil y Comercial 2014 (Noviembre), 181; SAENZ, Luis R. J., La relación entre la acción civil y penal en el Código Civil y Comercial. RCyS2015-IV, 278. 10 "las partes podrán hacer valer la transacción del derecho en litigio, con la presentación del convenio o suscripción de acta ante el juez. Este se limitará a examinar la concurrencia de los requisitos exigidos por la ley para la validez de la transacción, y la homologará o no. En este último caso, continuarán los procedimientos del juicio". 11 COMPIANI, María Fabiana, “La transacción en el nuevo Código Civil y Comercial”, publicado en: Sup. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Contratos en particular, 2015 (abril), 494.8 9