Dominicos | Orden de Predicadores Homilías Ciclo C XXV Domingo del tiempo ordinario 18/09/2016 No podéis servir a Dios y al dinero Introducción En las lecturas que nos propone la liturgia de este domingo encontraremos varios aspectos sobre la función de la riqueza y el dinero que pueden ayudarnos en el desarrollo de nuestra vida cristiana. La predicación de Jesús sobre el Reino Dios, tal como la recogen los cuatro evangelistas, está llena de alusiones a la riqueza, expresando claramente cuál debe ser la actitud que como creyentes hemos de tener cuando nos planteamos seriamente el seguimiento de Cristo. Hoy, el profeta Amós y el evangelio de Lucas iluminan este tema tocando un matiz muy especial que hace referencia a la codicia y el amor desmedido al dinero olvidando la función social; un tema que por desgracia está de actualidad en nuestros días. De ahí el resumen de estas lecturas, en una frase lapidaria de todos conocida: No se puede servir a Dios y al dinero. Fr. Jesús Mª Gallego Díez O.P. Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid) Lecturas Lectura del Profeta Amós 8, 4-7 Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: ¿cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado para ofrecer el grano? Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. jura el Señor por la Gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones. Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8 R. Alabad al Señor, que ensalza al pobre. Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre el cielo; ¿quién como el Señor Dios nuestro que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R. Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 2, 1-8 Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en el mando, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol –digo la verdad, no miento–, maestro de los paganos en fe y verdad. Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de ira y divisiones. Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-13 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: –¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: – ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: – Cien barriles de aceite. El le dijo: – Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta». Luego dijo a otro: – Y tú, ¿cuánto debes? El contestó: – Cien fanegas de trigo. Le dijo: – Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta». Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará ? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Comentario bíblico Primera lectura: (Amós 8,4-7) Marco: La perícopa que proclamamos hoy puede titularse: oráculos contra los explotadores. El reinado de Jeroboam II fue un paréntesis de prosperidad para Israel. Pero la prosperidad económica no significa siempre prosperidad ética y moral. El lujo de unos pocos se conseguía a costa de los pobres. Los jefes, terratenientes y comerciantes prosperaban y se enriquecían injustamente. Los jueces se habían puesto de parte de los ricos, dejándose sobornar en perjuicio de los pobres. Religiosamente, no era mejor la situación. Reflexiones 1ª) ¡Lo único importante es prosperar y acumular riquezas injustas! Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables... Es importante, entre los profetas, el valor que tiene en su mensaje la justicia en las relaciones laborales, comerciales y humanas porque ellos son los intérpretes del devenir histórico del pueblo de Israel a la luz de la alianza pactada por Dios con Israel en el Sinaí (¡punto de referencia obligado en toda la historia y predicación profética en Israel!). En la alianza del Sinaí hay un mandamiento expreso (una de las cláusulas de la alianza) que ordenada las relaciones entre las personas: no robarás. La Escritura insiste en que no agrada a Dios la extorsión de los más débiles en provecho de los más fuertes. Recojamos algunos pensamientos de aquí y de allá para que sea la palabra de Dios la que hable directamente: Venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; porque aplastan contra el polvo de la tierra a los humildes y no hacen justicia a los indefensos (Am 2,6-7). Explotáis a los desvalidos, oprimís a los pobres... (Id. 4,1). Buscad el derecho, proteged al oprimido, socorred al huérfano, defended a la viuda (Is 1,17). Vosotros habéis asolado la viña, lo robado al pobre está en vuestra casa. ¿Con qué derecho trituráis a mi pueblo, y machacáis el rostro de los pobres? (Is 3,13-15; Is 5,8s). ¡La vigencia y actualidad de todas estas palabras huelga ponderarlas, ya lo hacen por sí solas! El mensaje profético no admite discusión. Lo realizan en nombre de Yahvé, Dios de Israel y lo hacen movidos por el Espíritu. Eso es lo importante y, para muchos, lo desconcertante. Los creyentes hemos de hacerlo creíble en las relaciones sociales y en las transacciones económicas múltiples de nuestro tiempo y en nuestro mundo. Segunda lectura: (1Timoteo 2,1-8) Marco: Es un fragmento equivalente o paralelo a Rm 13,1-7; Hb 8,6; Ef 5,2. El tema es la recomendación de la oración universal que corresponde al proyecto salvador universal de Dios Reflexiones 1ª) ¡Es necesario orar por todos los que nos gobiernan porque es grato ante Dios! Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres... El autor de esta carta está convencido de que en Jesús, Dios ha actuado la salvación universal; que no hay otro salvador y que la salvación es una oferta de Dios, real y verdadera, a todos y cada uno de los hombres del mundo entero. Sabe que Jesús resucitado había mandado a sus apóstoles: Id al mundo entre y enseñad a todas las gentes (Mt 28, 20). Y este mandato se apoya en su obra de proclamador del Evangelio y de realizador de la salvación. Nadie debe quedar excluido de la oración de un creyente en Jesús, porque sabe que el Padre revelado por Él es el Padre que se cuida con solicitud de todos los hombres, que manda la lluvia sobre justos y pecadores y hace brillar su sol sin fronteras. Para el creyente toda la humanidad es una familia que Dios ama y que se secciona en naciones, por un lado, o en culturas e ideologías por otro, para mejor expresar la singularidad, pero nunca se debe romper la universalidad. Y esto no es una teoría, piensa el autor de esta carta, sino una realidad viva que se desprende de otra realidad viva: la universalidad del amor de Dios (creador y Padre) manifestado en Cristo Jesús (Salvador). Evangelio: (Lucas 16,1-13) Marco: Proseguimos el viaje hacia Jerusalén y prosigue la enseñanza a los discípulos. ¡Vamos de viaje! En este fragmento se subraya la sagacidad que deben tener todos los discípulos de Jesús para leer correctamente los signos de los tiempos y los retazos de historia que van viviendo en este mundo estando siempre en alerta y discernimiento. Reflexiones 1ª)¡Es necesario actuar con sabiduría frente al momento presente de la decisión! Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia (sabiduría) con que había procedido. Estamos ante una parábola* de Jesús. No sabemos con certeza si se trata de una parábola, es decir, un relato compuesto por Jesús (que es lo habitual) a partir de elementos de la vida real, o si se trata, más bien, de un hecho sucedido, que Jesús asume y lo transforma en una parábola para convertirlo en regla general. En el medio ambiente social del tiempo de Jesús existía un grave problema entre los terratenientes, por una parte, y los administradores y colonos, por otra. La tensión era muy fuerte, especialmente en Galilea. Acaso en alguna aldea, no muy lejana, habría ocurrido que un administrador habría sido sorprendido en grave infracción en su trabajo. Las gentes se indignarían y le habrían contado a Jesús el caso, esperando de él su opinión y juicio valorativo. Jesús capta enseguida la situación y, con su habilidad y pedagogía habitual, lo transforma en una parábola. La moraleja* del relato-parábola se asienta en el final. He aquí la situación: Un administrador, sorprendido y acusado de abusar de la confianza de su amo, sabe que será despedido; se encuentra en una situación límite y muy difícil para él y su familia. ¿Qué hacer? Decide actuar sagazmente (sabiamente) y se ingenia esta forma tan singular de agraciarse con los deudores para que luego pueda recibir su ayuda (¡una especie de tráfico de influencias a la antigua!). Jesús enseña que ha llegado el momento final (se ha cumplido el plazo determinado por Dios para realizar su plan de salvación); no se puede perder el tiempo; las circunstancias urgen porque con él llega la última oferta de salvación ofrecida por Dios; es necesario actuar sagazmente (sabiamente) porque el destino del hombre está en juego. Hay dos elementos en el relato: el administrador infiel actúa sagazmente, aunque injustamente (cometiendo un último abuso en su cargo). Y Jesús propone a sus discípulos que actúen del mismo modo. Pero, ¿cómo es ejemplar el administrador para sus discípulos? En su modo sabio e inteligente de resolver la grave situación, pero no en el modo injusto de salir de la misma, responde Jesús. Porque es una parábola y no una alegoría*. Porque en otros lugares de la enseñanza de Jesús no encontramos que alabe los comportamientos que lesionan la justicia o la paz (se declara siempre contra la injusticia y contra la violencia). Jesús insiste en que hemos de estar vigilantes y atentos a la oferta salvadora de Dios a través de sus gestos y palabras. De esta manera el episodio transformado en parábola se ha convertido en una admirable lección para sus discípulos. Y este Evangelio sigue teniendo vigencia hoy. Es necesario, en medio del mundo, tener la sabiduría de leer en los acontecimientos y deducir la lección que fundamente realmente nuestra esperanza. Hay que contar con los bienes visibles, pero con sabiduría para alcanzar los bienes eternos. Y esto es lo que explica Jesús en las palabras que siguen y que constituyen el objeto de la siguiente reflexión. 2ª) ¡Nadie puede servir a dos señores: a Dios y al dios Mammón! Jesús sigue su aleccionamiento a los discípulos. Y lo hace de una manera a la vez realista y paradójica. Hay que prestar especial atención al estilo de Jesús. En muchas ocasiones acude a lo paradójico y, a veces, a lo aparentemente absurdo, para que su doctrina llegue a las mentes de sus oyentes y discípulos. Los hijos de este mundo son más sagaces (para sus cosas y negocios) que los hijos de la luz (para los intereses del reino), es una frase paradójica y conscientemente desconcertante para que los oyentes presten mayor atención. Y lo mismo habría que decir de la expresión ganaos amigos con el dinero injusto...; es una paradoja querida y buscada por Jesús para conseguir el mismo resultado o para intentar conseguirlo ya que ciertamente Él era un excelente maestro con una gran pedagogía, pero los que le seguían no fueron, durante su vida terrena, tan admirables discípulos (¡lo serán después de la resurrección y el don del Espíritu que les guiará a la verdad completa!). Jesús sigue poniendo en paralelo las dos situaciones: el comportamiento frente a los bienes y asuntos temporales (importantes pero no absolutos) y el comportamiento frente a los bienes que Él ofrece al anunciar con la palabra y los gestos la realidad del reino. Finalmente abordar y poner frente a frente a Dios y al dinero (en la lengua original el término es “Mammón”, que era venerado como un dios falso). Este es el dramático problema que Jesús quiere resolver con estas expresiones dificultosas, pero iluminadoras y actuales. Han sido útiles y vivas en todos los momentos pasados y lo siguen siendo hoy entre nosotros. El creyente está en medio del mundo para que, como Jesús, sepa discernir y valorar en sus justos límites los distintos valores: los humanos y los del reino. Utilizar aquellos sin poner en riesgo éste. He ahí la gran sabiduría que Jesús desea a sus discípulos, para que puedan ser siempre señores e hijos libres en la casa del Padre, que para eso nos ha librado el Hijo. Entendería mal este mensaje de Jesús quien despreciara los valores terrenos de raíz. Y lo entendería peor quien pusiera en ellos su esperanza. Hay que utilizarlos con sabiduría; más todavía, utilizarlos como ayudas para conseguir el reino y vivir en la solidaridad y la justicia. Fr. Gerardo Sánchez Mielgo Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia) Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004. No se puede servir a dos señores Iª Lectura: Amós (8,4-7): Contra el dinero como religión I.1. Hoy nos enfrentan los textos de la liturgia con esa realidad que se valora tanto en la vida de los hombres: el poder, el dinero y la vanagloria. Sabemos que la religión debe estar inmersa en la vida de cada día como planteamiento ético y no podemos soslayar los criterios más determinantes que deben identificar a una comunidad cristiana en el mundo. En este sentido, la primera lectura, tomada del profeta Amós, es una buena muestra de lo que decimos. Sabemos que el profeta de Tekoa de Israel es el representante más cualificado del profetismo social. Es una invectiva contra los mercaderes y negociantes que se percatan que la religión les estorba a sus planes; quieren que pasen las fiestas sagradas, el sábado, día del Señor, para poder emprender su tarea financiera, y con ello, las injusticias que conlleva la avaricia de los que son amantes del dinero. I.2. No quiere decir que todos los empresarios sean avariciosos, pero el profeta sabe el terreno que pisa. El tema que el profeta vislumbre es que su religión y su dios es el dinero, pero no obstante no quieren saltarse ciertas reglas de comportamiento religioso en los días festivos religiosos; incluso algunos pueden aparentar ser muy religiosos, pero su corazón está donde está su tesoro. El profeta Amós pone el dedo en la llaga y sigue siendo bien actual. IIª Lectura: Iª Timoteo (2,1-8): ¡Para que vivamos en paz! II.1. Seguimos la lectura de la 1Tim del domingo pasado con un trozo que es bien actual a causa de las responsabilidades de los que dirigen las naciones. Se piden oraciones por ellos para que acierten en sus decisiones. Hoy, en estos momentos, en que el mundo vive la confrontación armada en distintos territorios; en que las decisiones de los jefes de Estado ya no es solamente una responsabilidad política, sino ética; o es ética en cuento es política, no podemos ignorar el sentido de esta lectura de hoy. El mundo vive en guerra; la guerra se hacen con armas poderosas: se venden, se compran, mueren muchos inocentes; se hacen promesas de tregua y siguen hablando los cañones. Hay intereses internacionales en esos conflictos. Es necesario elevar las manos al cielo para pedir la paz y la concordia, sin cólera, sin odios ni rencores. II.2. Dios, el Señor del mundo, tiene otra estrategia para la humanidad: la salvación y la paz. La afirmación de que “Dios quiere que todos los hombres se salven” no debería perderse nunca de vista en el planteamiento de la vida ética y social de la humanidad. El proyecto de Dios es un proyecto de vida, de felicidad y de solidaridad. El autor de la carta lo plantea –como si fuera Pablo-, como un verdadero proyecto ético cristiano. Debemos aceptar a los dirigentes, especialmente los que han sido elegidos democráticamente (aunque en el texto se hable con la mentalidad de reyes y gobernantes). Pero no tenemos por qué callar ante sus injusticias y estrategias de poder. El cristiano vive en el mundo y debe saber vivir en libertad. Pero esa libertad está inserta en su corazón, porque el cristiano se siente verdaderamente hijo de Dios. Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dicho III.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas. III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del "hombre rico" va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores - "y llamando a cada uno de los deudores de su señor" v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como "señor", quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado "el señor" de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores "que actúan sagazmente", se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar. III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : "y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas", es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios. III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor. III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera "in mente" un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero. Fray Miguel de Burgos Núñez Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C. Editorial San Esteban, Salamanca 2009. Pautas En la primera lectura, el profeta Amós recrimina a sus contemporáneos su afán posesivo ante el dinero, y la búsqueda de una seguridad, mal entendida, que no duda en utilizar medios fraudulentos para aumentar los ingresos personales. Son las viejas caras de la corrupción tan actual en nuestro tiempo. El peligro está en ver normal lo que acaba siendo para muchos un centramiento obsesivo en el dinero, que a su vez genera injusticia social; injusticia que padecerán principalmente los que tienen menos defensas, como son los marginados de nuestra sociedad, los pobres, los débiles, los no adaptados... De estos es de quien habla el profeta Amós, que termina su “diatriba” recordándonos a todos la presencia de un Dios justo que no olvidará las acciones de aquellos que explotan al necesitado. Merece la pena detenerse en él Salmo interleccional de hoy, porque sigue con esta misma temática. También para hacer notar que el mensaje de Jesús hunde sus raíces en la tradición bíblica más pura del Antiguo Testamento, en la que aparece ya la predilección de Dios por los más necesitados. Así cuando dice: “El Señor levanta del polvo al desvalido, del estiércol, y hace subir al pobre para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo”. Está haciendo una clara referencia a la acción liberadora del Mesías, pero también a nosotros invitados a continuar esa misma acción levantando del polvo a los pobres que están todavía aquí, con nosotros. No olvidemos que los Salmos son himnos escogidos motivo de reflexión para nuestra oración que nos llevarán a tener los mismos sentimientos del Padre común. El evangelio de Lucas que hoy leemos trata de un administrador, de un hombre que en su gestión se beneficia del dinero que administra. El amo al enterarse de su forma de actuar, decide despedirlo. El administrador sin embargo al reflexionar sobre su futuro no encuentra más salida que llegar a un acuerdo con los deudores del amo para no verse en la calle y empieza a maniobrar con ellos rebajando la deuda. La parábola no se detiene a juzgar las maniobras de este empleado, a todas luces inmorales. Sin embargo comenta algo muy curioso que nos cuesta entender; me refiero al comentario del amo que, al enterarse del engaño del administrador, le felicita por la astucia con que había procedido en un momento tan difícil para su futuro. La razón es que los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz. Así termina la parábola. Y yo os digo: “Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte os reciban en las moradas eternas”. A continuación el evangelista pone en boca de Jesús una reflexión que ciertamente era novedosa entonces y aún algunos la encontrarán subversiva, sin embargo, solo quiere poner de manifiesto la injusticia que subyace en la riqueza que no cumple una función social, por eso al decir “dinero injusto”, da por supuesto que la riqueza es injusta si no tiene otras miras más altas que las del propio beneficio, es decir, en la complacencia egoísta del dinero que da seguridad e ignora las necesidades ajenas. Así podemos entender la frase evangélica que parece exagerada: “Ganaros amigos con el dinero injusto”. Es decir, ahora que estáis todavía en un tiempo propicio compartid vuestros bienes con los más necesitados pensando que somos todos más que amigos, hermanos. Esta es la “astucia” del administrador que ha descubierto otra función del dinero, ganar amigos y ayudar a los pobres que dependen como él de un amo rico que no carece de nada. Después de esta parte de la parábola que salva la acción deshonesta del administrador, porque ha sabido, podemos decir, “blanquear” sus fraudes, y como si quisiera el autor reprender a este empleado “astuto”, continúa la parábola defendiendo la honradez en lo pequeño y en lo grande. El Evangelista Lucas con esta frase quiere subrayar la ética en las relaciones inter-personales y en concreto, en las relaciones económicas. La parábola continúa presentándonos una justicia superior que llegará al cumplirse el destino definitivo del hombre, cuando dice: “Así, os recibirán en las moradas eternas”. Una vez más Jesús hace referencia al encuentro definitivo con el Padre que juzga las acciones de sus hijos. Al finalizar esta parábola nos encontramos con una con esta reflexión o mandato, que el Evangelista pone en boca del mismo Jesús: “Ningún siervo puede servir a dos amos. Porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro o bien se dedicará a uno y no hará caso del otro…” Es un principio que recuerda el compromiso fundamental que el creyente debe tener ante el seguimiento de Cristo. Es un compromiso que no se resuelve solamente en el área intelectual y espiritual del ser humano sino que compromete además aspectos afectivos y sensitivos de la persona. Por eso la elección no es meramente especulativa sino que al comprometer áreas más profundas de la personalidad genera una lucha interior en la elección de un amo u otro con sus dudas y altibajos, pero hay que subrayar que no caben términos medios ya que no se puede servir a dos amos… Lucas que escribe este evangelio y se mueve en un ambiente cultural donde la esclavitud era normal y emplea palabras que tienen relación con la falta de libertad y la anulación de la persona que se genera en esa situación, por eso emplea términos que entendían sus oyentes, como amo, señor, siervo, esclavo. Alguien dirá que es un lenguaje desfasado no actual, pero ahora en nuestro mundo podemos encontrar el mismo significado substituyéndolos por otras palabras que serán más técnicas que denotan una falta a veces mayor de libertad interior. Pensemos en el poder del dinero que propicia situaciones personales de “adicción”, “dependencia”, “servidumbre “o “esclavitud , difíciles de superar que acaban muchas veces anulando a la persona. Por eso una vez más hay que subrayar que Jesús no condena el dinero ni la riqueza, solo hace una llamada de atención ante el mal uso del dinero planteando unos principios necesarios para que el creyente forme su conciencia y el dinero no sea algo que le esclavice al absolutizarlo, como un dios o el becerro de oro de los israelitas, es algo que nos empequeñece, hasta el punto de que la adicción nos impide ver otros valores como pueden ser los espirituales y mucho menos ver en Dios al Padre común de todos los hombres cuyo rostro, de alguna manera, está en los hermanos. Sería muy interesante que al reflexionar en nuestros ambientes pastorales sobre estas lecturas, hiciéramos leyéramos una vez más la primera exhortación del Papa Francisco: La Alegría del Evangelio.,(Ns 55-58). En este documento, analiza los retos nuevos de nuestra sociedad, ya que la fe al no ser algo abstracto o intemporal debe actualizarse en los creyentes de hoy que viven y se enfrentan a nuevos contextos sociales. Es una exhortación pastoral que nos advierte diciendo” No a la idolatría del dinero”, lo copara con una especie de “fetichismo” fruto de un consumismo exagerado, que de una forma cada vez más apremiante y sutil nos centra en el dinero y en las necesidades creadas por el mismo; el Papa Francisco habla de la “dictadura de la economía”, que deshumaniza al hombre de hoy, olvidando el papel de la riqueza al servicio de los más necesitados. Es un “reto” que tenemos todos para no incurrir en el comentario que después de esta parábola hace Lucas, al decir: “Oyeron todo esto, los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlan de él”. Refiriéndose a Jesús de Nazaret. Fr. Jesús Mª Gallego Díez O.P. Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid) Infantil XXV Domingo del tiempo ordinario - 18 de septiembre de 2016 Buen uso de las riquezas Lucas 16, 10-13 Evangelio En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, lo vuestro, ¿quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará a otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero Explicación Si alguien es digno de confianza en cosas pequeñas también lo será en cosas grandes. Y si alguien no es honrado en asuntos pequeños tampoco lo será de los grandes. Tened cuidado con el dinero. Roba el corazón a muchos y les hace ruines y caprichosos. Evangelio dialogado Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada. Buen uso de las riquezas - Lucas 16, 10-13 VIGESIMOQUINTO DOMINGO: TIEMPO ORDINARIO “C” (Lc. 16, 10-13) Narrador: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Jesús: El que es de fiar en lo que tiene poca importancia, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo poco, tampoco en lo importante es honrado. Niño1: En eso tienes razón, maestro. Yo conozco alguna persona que no se puede fiar uno de ella. Jesús: Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de verdad? Si no fuisteis de fiar en lo que pertenece a otra persona ¿lo vuestro, quién os lo dará? Niño 2: Ya lo dijiste en otra ocasión: quien tiene al dinero de ídolo, no puede estar contigo. Jesús: Es cierto lo que dices: Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. © Orden de Predicadores 2016 www.dominicos.org