GEOGRAFÍA E HISTORIA Temario

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GEOGRAFÍA
E HISTORIA
Las transformaciones políticas
en la España del siglo XVIII
21-14721-13
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Crecimiento económico, estructuras
y mentalidades sociales en la Europa del siglo
XVIII.
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1. CRECIMIENTO ECONÓMICO
1.1. LA EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA
1.2. LA AGRICULTURA
1.3. LAS MANUFACTURAS
1.4. EL COMERCIO
2. ESTRUCTURAS Y MENTALIDADES SOCIALES EN LA EUROPA
DEL SIGLO XVIII
2.1. LA DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
2.2. LA ARISTOCRACIA
2.3. LA BURGUESÍA
2.4. LOS TRABAJADORES MANUALES: CAMPESINOS Y MENESTRALES
3. LAS TRANSFORMACIONES POLÍTICAS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
3.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL REINADO DE FELIPE V
3.2. EL REINADO DE FERNANDO VI
3.3. EL REINADO DE CARLOS III
3.4. EL REINADO DE CARLOS IV
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INTRODUCCIÓN
Este tema constará de tres grandes bloques que, a su vez, se dividirán en distintas
secciones. El primer gran bloque temático desarrolla los distintos factores que posibilitaron el crecimiento económico que se produjo en la Europa del siglo XVIII,
especialmente en Inglaterra, donde se dieron los cambios necesarios para la aparición de la primera industrialización. En segundo lugar se explicarán las estructuras
y mentalidades sociales de la época, a nivel europeo.
El tercer gran bloque del tema se centrará en la evolución política de la España del
siglo XVIII, desde la Guerra de Sucesión, después de la muerte de Carlos II en 1700
(que ocasionará un cambio de dinastía), hasta el inicio de la Guerra de la Independencia en 1808, que marcará el principio de la época del liberalismo en el estado
español.
Para finalizar se expondrán unas breves conclusiones generales, en las que se subrayarán los aspectos más destacados de los conceptos analizados a lo largo del
tema.
Este tema guarda especial relación con los temas 35, 37, 39 y 41, recomendamos su
estudio conjunto.
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1 CRECIMIENTO ECONÓMICO
1.1. LA EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA
Durante el siglo XVIII la población europea experimentó un notable crecimiento demográfico que
posibilitó una expansión económica en los campos de la agricultura, la industria y el comercio. Este
crecimiento es destacable si lo comparamos con el estancamiento o la pérdida poblacional del
conflictivo siglo anterior.
Aun teniendo en cuenta esta realidad, las diferencias regionales fueron muy considerables y no todos los rincones del viejo continente vivieron el mismo auge demográfico. De hecho, a nivel general,
la población europea no se recuperó del descenso demográfico ocasionado por la Guerra de los
Treinta Años y los sucesivos conflictos de la segunda mitad del siglo XVII, hasta 1740 aproximadamente.
Así, nos encontramos con países que crecieron muy poco a lo largo del siglo, como es el caso de
Francia, que, dicho sea de paso, ya contaba con la población más numerosa de Europa occidental
(sobre todo comparado con otras regiones); y otros que experimentaron una escalada demográfica
sin precedentes, destacándose el caso británico.
Entre 1700 y 1750 se calcula que el crecimiento llegó al 16% y de 1750 a 1800 al 30% aproximadamente. Por tanto vemos que fue en la segunda mitad de siglo cuando se produjo un crecimiento
más espectacular. Así, en 1800 había entre 40 y 50 millones de personas más en el continente que
un siglo atrás.
1.2. LA AGRICULTURA
Durante este siglo la principal fuente de riqueza continuó siendo la tierra. Por tanto el sector agrario,
que ocupaba a la mayoría de la población europea (cuatro quintas partes en las zonas más desarrolladas y más en el resto), jugó un papel fundamental en el crecimiento económico general.
Aun así, los progresos en la producción agrícola, respecto a periodos históricos anteriores, fueron
más bien escasos en la mayoría de territorios europeos. Sólo en algunos países se dieron cambios
de importancia considerable en este sentido. De hecho las transformaciones más importantes se
dieron en Inglaterra y las Provincias Unidas de los Países Bajos.
En Inglaterra se intensificó mucho la producción mediante un nuevo método llamado rotación de
conreos que consistía en alternar diversos tipos de cereales (trigo, cebada, maíz, etc.) con plantas
forrajeras y leguminosas (trébol, alfalfa, nabos, zanahorias, etc.), lo que favorecía la oxigenación de la
tierra. Mediante este proceso se conseguía una cosecha anual. Con la rotación no hacía falta dejar
reposar la tierra sin conrearla, eliminando el barbecho y multiplicando la producción. Además, los
conreos de plantas forrajeras y leguminosas servían para alimentar al ganado y multiplicar los rebaños, que a su vez, abonaban la tierra.
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También se amplió el regadío, se desecaron pantanos y se mejoró el utillaje agrícola. Todas estas
innovaciones no empezaron a difundirse de forma efectiva por el resto del continente hasta bien
entrado el siglo XIX.
¿En qué consiste el método agrícola denominado rotación de conreos?
1.3. LAS MANUFACTURAS
XX La protoindustria
Por Europa se generalizó la práctica de evitar el control gremial, especialmente en el ámbito textil, lo
que permitió abaratar costes (algo muy complicado en el estricto sistema de los gremios). La protoindustria consistía en proporcionar utensilios y materias primas a trabajadores rurales, generalmente
campesinos desocupados en épocas de poco trabajo en el campo (en invierno, por ejemplo), que
trabajaban en sus casas (sistema doméstico). Luego, el comerciante recogía el producto y le daba el
acabado, que requería mayor destreza, en la ciudad. De esta forma, el coste de producción intermedio era menor. Esto también facilitó el acceso del mundo rural al mercado, reduciendo la tendencia
campesina a la autarquía.
XX El textil y la siderurgia
Fue en Gran Bretaña donde se empezaron a desarrollar las innovaciones más destacadas en el sector textil del algodón. Aparecieron nuevas hiladoras mecánicas cada vez más precisas y sofisticadas
(como la famosa spinning-jenny) que permitían fabricar productos similares a los tejidos importados
de la India, pero con un coste mucho menor. Las primeras máquinas aparecieron, aproximadamente, entre 1764 y 1769; y a finales de siglo ya se habían perfeccionado complejos y pesados mecanismos que podían ser movidos por máquinas de vapor. La hiladora water-frame o los nuevos telares
mecánicos ya funcionaban con la fuerza del vapor en torno a 1785.
El otro gran sector industrial fue el siderúrgico que, al igual que el textil, empezó a crecer de forma
especialmente considerable en la segunda mitad de siglo XVIII en Gran Bretaña. La principal innovación en este campo fue la introducción del carbón de coque, derivado del mineral, que sustituyó al
carbón vegetal que predominaba en los altos hornos de la época. El perfeccionamiento de los altos
hornos con este nuevo tipo de combustible se alargó durante todo el siglo XVIII, extendiéndose
por Gran Bretaña a finales de la centuria gracias al uso de la máquina de vapor que generaba una
corriente de aire permanente que facilitaba la combustión.
Todas estas innovaciones industriales y manufactureras se fueron extendiendo lentamente por Europa, pero no se generalizaron del todo hasta el siglo XIX.
Define el concepto de protoindustria y explica su repercusión en el crecimiento económico del siglo XVIII.
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1.4. EL COMERCIO
Aunque el sector industrial experimentó progresos notables, fue el comercio el que predominó,
junto con la agricultura. El comercio a larga distancia experimentó un crecimiento muy fuerte en
todo el continente, siendo especialmente intenso en Gran Bretaña y las Provincias Unidas (que ya
destacaban en el siglo XVII).
En este contexto de crecimiento comercial, Europa, América y África formaron el llamado “comercio
triangular”, en el que los europeos intercambiaban manufacturas (sobre todo, textiles y armas) por
esclavos africanos que eran transportados a las colonias americanas, donde se cultivaban materias
primas (como el algodón), que a su vez se transportaban a Europa y eran utilizadas para confeccionar manufacturas que se intercambiaban en África (por esclavos) y América (por materias primas
obtenidas con el trabajo esclavo).
Aparte de este crecimiento del comercio mundial con América, África y Asia, se produjo una verdadera revolución comercial en el comercio a pequeña escala y corta distancia, a escala regional y
en tiendas locales. Este comercio fue la auténtica base del auge mercantil europeo y posibilitó una
mayor integración de mercados.
A todos estos factores, debemos sumar las mejoras en las comunicaciones y las condiciones de
transporte: carreteras y caminos, canales navegables, mayor tonelaje de los barcos, etc. Hemos de
tener presente que el transporte a larga distancia se hacía fundamentalmente por mar a causa de la
precarias condiciones del tráfico terrestre, por lo que estas mejoras ayudaron a aumentar el mercado
interior europeo.
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2 ESTRUCTURAS Y MENTALIDADES SOCIALES EN LA EUROPA
DEL SIGLO XVIII
2.1. LA DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
Desde los inicios de la Edad Moderna había empezado a darse una serie de cambios en la vieja
sociedad medieval, pero en el siglo XVIII el ritmo del cambio se aceleró (especialmente en la segunda mitad). Poco a poco, el crecimiento de la población y las mayores oportunidades económicas
propiciaron que la economía monetaria fuera ganando terreno, lo que posibilitó una mayor movilidad social. De esta forma, comerciantes enriquecidos, profesionales liberales y propietarios rurales
accedieron a los escalones más bajos de la nobleza mediante la compra de títulos y cargos. Otros
sectores sociales más modestos también pudieron permitirse un mayor gasto en artículos de consumo. Este crecimiento del consumo y el mejor acceso al mercado contribuyeron a la crisis que estaba
experimentando la sociedad estamental.
Aun así no se puede subestimar la resistencia que generaron estos cambios en la composición y la
estructura de la sociedad del siglo XVIII, ya que continuó existiendo la división estamental y la desigualdad jurídica. Hasta bien entrado el siglo XIX y en algunos lugares el XX, no desaparecieron del
todo las viejas estructuras estamentales.
2.2. LA ARISTOCRACIA
Durante el siglo XVIII se produjo un crecimiento del ennoblecimiento por méritos básicamente económicos. Fueron precisamente los nobles terratenientes los mayores beneficiarios del alza en los
precios agrícolas, como los más importantes perceptores de rentas de la tierra.
También hay que decir que aunque aparecieron nuevos nobles (sobre todo en el ámbito de la pequeña nobleza o ligados al ejercicio de cargos públicos), dejaron de considerarse como tales muchos miembros de la pequeña nobleza, excesiva en algunos puntos de Europa (norte de España,
Bretaña, parte de Italia, etc.).
Por lo que se refiere a la carrera militar, hay que señalar que la mayoría de oficiales continuaron
proviniendo de las filas de la nobleza, aunque los conocimientos técnicos y la profesionalización
crecientes, hicieron que también algunos elementos burgueses entraran en el ejército.
La composición del grupo nobiliario variaba en función de los países. Así, por ejemplo, en Inglaterra
existía una cúspide de lords que pasó de 173 a 267. La pequeña nobleza o gentry se dividía en una
de alcance más local o parroquial y otra formada por poderosos terratenientes sin título con influencia en el condado llamada landed gentry. En Francia existían unas 250.000 familias nobles pero sólo
4.000 se encontraban en el ámbito cercano a la corte. Además existía una nobleza de servicio (magistrados, miembros de organismos ejecutivos o tribunales de justicia, etc.) residente, en su mayoría,
en París, emparentada entre sí y vinculada a la monarquía por lazos de fidelidad.
También cabe decir que muchos aristócratas invirtieron sus capitales en empresas industriales y
mercantiles; no se trataba solamente de meros rentistas. Explotaron minas e invirtieron en compañías privilegiadas de comercio por acciones, entre otras actividades.
Poco a poco, las críticas hacia los privilegios nobiliarios se acentuaron, exaltando los méritos fruto del
esfuerzo personal y no exclusivamente debidos al nacimiento.
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XX La mentalidad aristocrática
La mentalidad aristocrática, en contraposición a la nueva mentalidad burguesa, defendía los valores
estamentales del orden tradicional: la Iglesia establecida, los privilegios de nacimiento (tanto desde
el punto de vista social como del económico) y la exclusividad en las funciones de gobierno.
Esta forma de pensar era la predominante en la Europa del Antiguo Régimen, pero en el siglo XVIII
empezó a tambalearse y se fue desmoronando poco a poco, según los países. Muchos nobles se
vieron influidos por la mentalidad propia de la burguesía, que con el tiempo acabó por convertirse
en hegemónica. Así, nobles y burgueses tendieron a unir vidas y fortunas, en un creciente individualismo de raíz burguesa.
¿Qué relación tiene el crecimiento de la economía con la disolución de la sociedad
estamental?
2.3. LA BURGUESÍA
Este grupo social tuvo una gran expansión durante este siglo. Creció en número, aumentaron sus actividades económicas y progresó su conciencia de clase. Se distinguían por vivir de forma acomodada en las ciudades y dedicarse a algún tipo de negocio que no conllevara ejercer un oficio mecánico.
Aun así, la máxima aspiración de la burguesía de la época será el ennoblecimiento, ya que la posición
del noble continuará siendo el referente de prestigio. De todas formas los burgueses ennoblecidos
raramente abandonarán sus negocios para pasar a vivir de las rentas.
Podemos dividir la burguesía europea del siglo XVIII en distintos subgrupos según sus ámbitos de
actuación, según sean comerciantes, financieros, funcionarios, profesionales liberales, industriales,
etc.
La burguesía tendrá un papel relevante en las revoluciones burguesas. La primera y
más importante fue la Revolución Francesa. Para más información sobre el papel de la
burguesía en los sucesos revolucionarios franceses, remitimos al tema 37.
XX Los comerciantes
Fue la burguesía más característica e importante del siglo. Se benefició del auge mercantil mencionado anteriormente. Los grandes comerciantes internacionales estuvieron presentes en las principales ciudades portuarias cabezas del comercio europeo y colonial. Se dedicaban a la importación
de productos coloniales y la exportación de bienes europeos a las colonias. Muchos trabajaban en
compañías comanditarias de base familiar, formadas por pocos socios con fuertes ataduras entre
ellos. Para estos comerciantes, la familia, el paisanaje, la religión, etc., fueron fundamentales para el
negocio.
Este grupo de grandes comerciantes internacionales constituyó una prestigiosa minoría, por debajo
de la cual existían otros comerciantes de ámbito más local que satisfacían la demanda interior. Su
forma de actuar era similar a los anteriores (basada en lazos de parentesco) y podían abarcar aspec-
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tos de tipo financiero, tales como arrendamiento de impuestos, administración de rentas y abastecimiento a un municipio o estado, entre otros.
Por debajo de ellos encontramos pequeños comerciantes y tenderos, por ejemplo, los tenderos de
las ciudades, de entre los cuales, aquellos dedicados al comercio de telas serán los que tendrán más
preeminencia.
XX El mundo de las finanzas
Otro tipo de burguesía, que muchas veces también estaba ligada al mundo del comercio, es la formada por arrendatarios de impuestos, prestamistas, banqueros, etc.
También dentro de este grupo existían distintas gradaciones: los grandes banqueros internacionales
y asentistas (negociantes privilegiados con el estado), los arrendatarios de derechos e impuestos de
ámbito más local, etc.
XX Los funcionarios y los profesionales liberales
Con el crecimiento de la complejidad de la administración también aumentó el funcionariado. Los
tradicionales consejos consultivos de las monarquías van desapareciendo o transformándose en
gabinetes o secretarías. Los antiguos consejos ocupados por nobles serán reemplazados por nuevos
organismos ocupados por burgueses o pequeños nobles aburguesados. Y aunque muchos miembros de la burguesía se ennoblecían (especialmente profesionales liberales y grandes comerciantes),
continuaban conservando la mentalidad burguesa de la que hablaremos posteriormente, especialmente de cara a tomar decisiones políticas. Muchos de ellos habían estudiado en las universidades,
desarrollado una carrera en la administración, y ascendido por méritos personales e influencias.
También la administración de justicia era un ámbito en el que se desarrollaba la burguesía. Pero,
aparte de los juristas que desarrollaban su carrera en la administración, existían otros que ejercían
por libre. Los abogados eran abundantes y gozaban de gran prestigio social.
Otros profesionales liberales que aumentaron su número e importancia fueron los médicos, caso
parecido a los juristas, aunque no de tanta entidad. Por debajo de éstos se situaban los notarios o
los cirujanos.
Existía también un amplio abanico de profesionales intelectuales: profesores, filósofos, escritores,
periodistas, etc. En ocasiones estos oficios eran ejercidos desde otra posición social (nobles, clérigos,
etc.), pero cada vez creció más el número de personas que vivían de estas actividades.
Algunos cargos de los ejércitos también fueron ocupados cada vez más por personas de extracción
burguesa, aunque la mayoría seguían estando ocupados por los nobles.
XX Los industriales
La burguesía industrial nace en el siglo XVIII si consideramos a aquellas personas para quienes la
industria supone su actividad económica central, aunque muchos todavía alternan sus actividades
con el comercio. Algunos eran maestros gremiales que comercializaban sus propios géneros. Destacaron las industrias relacionadas con la minería, las fraguas o los astilleros.
También se inició la creación de fábricas de nueva planta que se beneficiaban de los avances tecnológicos y de las crecientes facilidades para el establecimiento de empresas. Estos nuevos tipos de
burgueses industriales empezaron a proliferar en los albores de la Revolución Industrial inglesa y se
fueron extendiendo por Europa.
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XX La burguesía agraria
Con el crecimiento del mercado también aumentó el número de propietarios de tierras, o labradores ricos que comercializaron sus productos (por ejemplo la viña para producir aguardiente). Estos
pueden diferenciarse del campesinado porque a menudo no trabajaban con sus propias manos y
se dedicaban a administrar sus propiedades para producir para el mercado. Algunos pertenecían a
los escalones más bajos de la nobleza o estaban ligados a actividades mercantiles, pero en muchas
ocasiones no gozaban de privilegios.
También se pueden incluir en este grupo los grandes arrendatarios de tierras que se dedicaban a la
comercialización del producto, muy importantes en el caso inglés.
XX La mentalidad burguesa
La mentalidad que terminaría por imponerse en Europa fue la de la burguesía. En contraposición
con la nobiliaria sus rasgos más característicos serían: crítica con la fe, contraria a los privilegios y a la
exclusividad a la presencia de los nobles en los gobiernos.
En lo que se refiere a la religión, la posición burguesa es acomodaticia, en el sentido de que adapta la
religión a su vida, admitiendo unos aspectos y omitiendo otros. Existe también la figura del libertino
que la repudia completamente.
En el ámbito de los privilegios, la mentalidad burguesa se opone a ellos por causa de las restricciones en el mercado, que suponían una predeterminación del flujo de las rentas. Por tanto, las luchas
políticas y de opinión contra los privilegios son netamente burguesas.
De esta forma se fue desarrollando la idea de prestigio social ligada a la valía personal. Los valores de
utilidad, trabajo, rendimiento económico, etc., son básicos en la mentalidad burguesa.
Por lo que respecta al poder, el burgués es partidario de una monarquía constitucional. Aunque
en un primer momento acepta el absolutismo, posteriormente lo rechazará por su incapacidad de
librarse de la encorsetada sociedad estamental.
La influencia de la Ilustración, con una expansión de la cultura que cada vez llegaba a más personas,
caló fuertemente en este grupo social. De esta forma el creciente individualismo y el triunfo del ciudadano que asciende por sus propios méritos serán los modelos de la emergente burguesía.
Los ideales burgueses se extenderán en el siglo XIX. Para la propagación del liberalismo burgués, recomendamos el estudio del tema 41.
¿De qué subgrupos se componía la burguesía del siglo XVIII?
2.4. LOS TRABAJADORES MANUALES: CAMPESINOS Y MENESTRALES
Aparte de los grupos dominantes de los que hemos hablado, existían los trabajadores manuales,
grupo al que pertenecía la mayor parte de la población. En términos generales podemos distinguir
dos grandes bloques: los campesinos y los menestrales; los primeros predominaban en el campo y
los segundos en las ciudades.
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XX El campesinado
Continuaban formando la mayoría de la población. Existían diferentes situaciones en función de cuál
fuera la forma de acceso a la tierra, y por tanto se hace muy complicado generalizar.
Existían los grandes propietarios de los que ya hemos hablado en el apartado sobre la burguesía
agraria. En segundo lugar tenemos a los medianos propietarios, más abundantes, que gozaban de
cierto grado de bienestar económico y que a menudo completaban sus ingresos con el arriendo de
tierras. Los pequeños propietarios tenían más dificultades económicas y estaban más sujetos a las
malas cosechas. Por este motivo recurrían con frecuencia a los prestamistas y si no podían satisfacer
los intereses de los préstamos podían llegar a perder sus tierras; pasando a ser inquilinos o braceros.
La mayoría de campesinos no poseían tierras y las trabajaban en distintos regímenes de alquiler a
nobles y burgueses. Existían sistemas de aparcería y otros como el arrendamiento de tierras, a corto
o largo plazo. La enfiteusis era un tipo de contrato a largo plazo por el que el campesino pagaba
una renta por la utilización de la tierra que favorecía la estabilidad, teniendo en cuenta que se podía
pasar a los hijos en herencia.
En el escalón inferior de la sociedad campesina encontramos a los braceros y jornaleros, sin propiedad ni alquiler. Dependían del sueldo percibido por su trabajo, ligado a las estaciones agrícolas.
Abundaban en las tierras poco fértiles del sur de Europa, y durante el siglo XVIII, su número creció
notablemente.
En Europa oriental aún se daban situaciones de servidumbre en las que los campesinos se veían
obligados a trabajar las tierras del señor, lo que limitaba su movilidad.
Cabe decir que muchos campesinos completaban sus ingresos con la cría de ganado o con el trabajo en la industria textil.
XX La mentalidad campesina
A rasgos generales, y teniendo en cuenta las diferencias existentes entre los distintos grupos dentro
del campesinado, podemos considerar que la mentalidad campesina se ve fuertemente influida por
la de las capas superiores de la sociedad, es decir, la aristocracia y la burguesía. De esta forma los
labradores más acomodados aspirarán al estilo de vida noble, aunque otros irán aburguesándose.
En lo que se refiere a la religión, la mentalidad tradicional de los campesinos tendía a una fe muy
arraigada y a un respeto y temor hacia lo sobrenatural (no debemos olvidar que dependían de las
inclemencias meteorológicas aún poco explicadas racionalmente). En cuanto al poder, excepto en
casos excepcionales, tendían a respetar el orden establecido.
En definitiva, la mentalidad campesina en el siglo XVIII tendió a un conservadurismo tradicional y primó las actividades colectivas frente al creciente individualismo de las élites, sobre todo la burguesía.
De esta forma, el analfabetismo predominante (aunque disminuyó) no impidió formas generalizadas
de religiosidad popular.
XX Los menestrales
Residían mayoritariamente en las ciudades o poblaciones de una cierta entidad. Se podían dividir en
distintas categorías según su grado.
En el nivel más elevado estaban los maestros artesanos o de oficios, los tenderos, escribanos, oficiales inferiores de la administración, alguaciles, etc. Estos se podían llegar a confundir con las cotas
más bajas de la condición burguesa (llamados “pequeña burguesía”). Muchos de ellos gozaban de
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privilegios especiales ligados a su oficio o gremio. Aspiraban a ascender socialmente a través de los
gremios mayores (auténticas corporaciones capitalistas) o de la industria libre, lo que efectivamente
consiguieron muchos de ellos.
En el siglo XVIII se produjo el debilitamiento de la estructura gremial y cada vez fue más común fabricar productos fuera del estricto reglamento del gremio, conectando con el capital mercantil.
También empezaron a aparecer los especialistas, necesarios para aprovechar las nuevas mejoras
tecnológicas. Tuvieron una gran importancia y fueron muy buscados en toda Europa por sus conocimientos técnicos.
Por lo que respecta a oficiales y aprendices, su situación empeoró con la desaparición de los últimos
restos de trabajo doméstico, los bajos salarios y las dificultades de ascenso. Aun así, todavía podían
estar amparados por los elementos de cohesión social del gremio (reconocimiento social, asistencia
solidaria, cofradías religiosas, etc.). En este periodo aparecieron los primeros obreros no agremiados
con salarios bajos y consideración social ínfima.
De todas formas, aun teniendo en cuenta las precarias condiciones de vida de la mayoría de trabajadores urbanos (agremiados o no), muchos poseían alguna propiedad (una casa, un huerto, algún
animal, etc.). Todavía no se había generalizado el proletario que no poseía nada aparte de su salario
y su fuerza de trabajo (aunque comenzaba a surgir en las ciudades industriales inglesas que crecían
muy rápidamente).
En Europa oriental algunos trabajadores, como los relacionados con la industria metalúrgica o las
minas, eran tratados como siervos, sin libertad, fijos a su actividad y en condiciones de precaria
subsistencia.
En las ciudades también existía un número considerable de trabajadores domésticos. Aunque sus
salarios eran bajos y estaban sujetos a la autoridad del señor, podían disfrutar de cierto bienestar al
vivir y comer en la casa de éste. Su prestigio dependía de la fama de la casa en la que servía.
XX La mentalidad menestral
Los menestrales estaban más influidos por la mentalidad burguesa que los campesinos, teniendo en
cuenta que se concentraban en las ciudades. Esta influencia se puede percibir especialmente en los
niveles más elevados de este grupo y menos en las cotas más bajas, donde el empeoramiento de los
niveles de vida se hizo notar fuertemente. Estas malas condiciones derivaron en la protesta social.
Las protestas se inscriben en la mentalidad de la época y podían ser por motivos diversos: aumento
de la presión fiscal, reclutamientos, rebaja de sueldos, etc. Este tipo de revueltas también podían
producirse en sociedades campesinas, pero en las ciudades eran más habituales, ya que casi siempre
empezaban por la falta de abastecimiento a causa de las malas cosechas.
De esta forma podemos observar cómo el espíritu de confrontación que se acrecentará en la época
contemporánea, empieza a gestarse en el siglo XVIII.
Indica alguna diferencia destacable entre la burguesía agraria y el campesinado.
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3 LAS TRANSFORMACIONES POLÍTICAS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
3.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL REINADO DE FELIPE V
En 1700 murió el último rey de la casa de Austria, Carlos II. Como sucesor nombró a uno de los dos
aspirantes principales: Felipe, duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, que fue proclamado rey.
Este testamento no fue aceptado por el emperador Leopoldo I, cuyo hijo menor, Carlos, archiduque
de Austria, era el otro aspirante al trono español.
Ante la posibilidad de que el nuevo rey de la Monarquía Hispánica pudiese llegar también al trono
francés, con las consecuencias negativas que esto podía conllevar para el equilibrio europeo, se
formó la Gran Alianza de la Haya, que agrupaba a las potencias enemigas del Rey Sol (Inglaterra,
Provincias Unidas, Sacro Imperio Romano Germánico, etc.) que apoyaron los derechos dinásticos del
archiduque Carlos.
Los aliados declararon la guerra a Francia y a España en 1702, pero el conflicto se desarrolló en los
Países Bajos, el Rin y el norte de Italia, sin afectar al territorio peninsular hasta 1705.
En la Península Ibérica los ingleses habían ocupado Gibraltar en 1704. En 1705 se produjo la sublevación austriacista en Cataluña y a continuación en el resto de la Corona de Aragón. Acto seguido el
archiduque Carlos desembarcaba en Barcelona y juraba las Cortes de Cataluña como rey de España.
Felipe V de Borbón había fracasado en el sitio de Barcelona de 1706 pero el duque de Berwick (militar al servicio de Luis XIV) infligió una importante derrota a los aliados en Almansa en el año 1707,
permitiendo recuperar gran parte del Reino de Valencia. Sin embargo los aliados ocupaban las posesiones españolas en Italia (Milán, Nápoles y Cerdeña) y los ingleses conquistaban Menorca.
En 1711 cambiaron las tornas, más por motivos políticos que estrictamente militares, ya que murió
sin hijos el emperador José I, hermano de Carlos, con lo cual éste podía acceder al trono imperial.
Este hecho, junto con el agotamiento generalizado a consecuencia de un largo conflicto, hizo que
los aliados temiesen ahora una supremacía de los Habsburgo, con lo cual se apresuraron a iniciar
conversaciones de paz.
Además la guerra en España se había decantado a favor de Felipe V con las victorias de Brihuega
y Villaviciosa (1710), lo cual le permitía recuperar los territorios de la Corona de Aragón. Barcelona,
abandonada por los aliados y defendida heroicamente por sus habitantes, cayó el 11 de septiembre
de 1714, después de un duro sitio de más de un año.
XX Las conversaciones de paz: los Tratados de Utrech, Rastadt y Baden
A partir de 1712 se iniciaron conversaciones de paz que desencadenaron la firma de los Tratados de
Utrech, Rastadt y Baden (1713-1714). Por ellos se reconoció a Felipe V como rey de España con la
condición de renunciar al trono francés, pero sufrió importantes pérdidas territoriales. Se conserva
España, sin Menorca ni Gibraltar (que pasan a ser posesiones británicas) y se pierden los Países Bajos
españoles y los territorios italianos (Sicilia, Nápoles, Cerdeña, los presidios de la Toscana y el Milanesado).
Aun teniendo en cuenta la importancia de la pérdida de las posesiones españolas en Europa, cabe
destacar que el imperio colonial americano quedó prácticamente intacto y que se asentó definitivamente la nueva dinastía de Borbón.
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XX Los Decretos de Nueva Planta
Después de la recuperación de la Corona de Aragón, Felipe V procedió a la eliminación de sus fueros,
privilegios, constituciones e instituciones políticas. De este modo, el Principado de Cataluña y los
Reinos de Valencia, Aragón y Mallorca, quedaban reducidos a las leyes de Castilla (incluso se suprimió el Consejo de Aragón, fiel al rey, pero que había protestado ante esta situación) y desaparecía
su autonomía política. El nuevo régimen quedó ratificado con los Decretos de Nueva Planta, que
disponían cómo tenía que organizarse el gobierno en estos territorios.
Estos decretos marcaron la política interior durante el resto del reinado de Felipe V.
Con los Decretos de Nueva Planta se pone fin a la monarquía compuesta. Puedes acudir al tema 33 del programa para completar esta información.
XX Centralización y política exterior
Durante el reinado de Felipe V, después de los Decretos de Nueva Planta, se prosiguió la política
centralizadora. En un primer lugar se agregaron los territorios de la Corona de Aragón al Consejo de
Castilla. En segundo lugar se crearon las secretarías, que sustituirían al viejo sistema de consejos de
la época de los Habsburgo, aunque se mantuvieron algunos como el de Castilla y el de Indias.
El siglo XVIII será el del auge de las secretarías de estado y del despacho. Todas las reformas en el
aparato estatal pretendían preservar e incrementar el poder absoluto del rey y centralizar el estado
para, de esta forma, aplicar un sistema de imposición fiscal más eficaz que permitiese llevar a cabo
las políticas del rey. Por este motivo se introdujo la Ley Sálica, que no permitía que el derecho sucesorio recayese en una mujer o que se transmitiese a través de ella (aunque los propios derechos de
Felipe al trono de España provenían de una mujer). No hay que olvidar que en esta época la política
vino marcada por los intereses de la dinastía, tal y como veremos a continuación.
Felipe V no había renunciado a los territorios italianos perdidos en el conflicto sucesorio. Además, su
segunda esposa, Isabel de Farnesio, deseaba posesiones para sus hijos (que no estaban destinados
a reinar en España) en su Italia natal. De esta forma Felipe y su ministro Alberoni (introducido por la
reina) decidieron rechazar Utrech y recuperar los reinos italianos.
En 1717 las tropas españolas tomaron Cerdeña y los siguientes años penetraron en Sicilia y Nápoles.
Esta agresiva política española en Italia no agradó a las potencias europeas, que firmaron la Cuádruple Alianza contra Felipe V. Los firmantes fueron Gran Bretaña, las Provincias Unidas, el emperador y
Francia. La flota española fue destruida por la británica y Felipe tuvo que ceder y destituir a Alberoni.
Aunque no cesará de intentar colocar a su hijo Carlos en el ducado de Parma.
Felipe V abdicó en 1724 en su hijo Luis I que sólo reinó siete meses. Felipe volvió a ocupar el trono.
En 1725 llegó la Paz de Viena y se firmaron tratados con el emperador, que finalmente reconoció
a Felipe como rey de España. A partir de este periodo y bajo la dirección de José Patiño, la política
española buscará las alianzas con Francia con los llamados Pactos de Familia, que propiciaron la
intervención en Italia una vez más. De esta forma, Carlos de Borbón, hijo de Felipe y de Isabel de
Farnesio, acabó por proclamarse rey de Nápoles en 1734, tras conquistar este reino (y haber ocupado
el ducado de Parma anteriormente) y el fracaso de los intentos austriacos de reconquista.
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3.2. EL REINADO DE FERNANDO VI
Cuando Fernando llegó al trono en 1746, España se había visto involucrada en la Guerra de Sucesión
austriaca con el segundo Pacto de Familia, pero en 1748 se desligó de la política francesa e inició un
periodo de neutralidad, deshaciéndose de la viuda Isabel de Farnesio y de su círculo de cortesanos
italianos.
Durante este periodo destacaron los intentos reformistas del marqués de la Ensenada, José de
Carvajal y Ricardo Wall. El primero era más francófilo y el segundo anglófilo. Estos dos personajes
mantuvieron una pugna constante para decidir hacia dónde se debía orientar la política exterior
española.
Ensenada, desde su Secretariado de Hacienda, Marina e Indias, intentó reformar la hacienda española imponiendo un impuesto único, el catastro, que gravaba la fortuna personal, pero no llegó
a implantarse en gran parte por la fuerte oposición de la nobleza. También se intentó reformar el
comercio de Indias. Se suprimió el sistema de flotas facilitando el acceso al mercado americano y se
invirtió en el desarrollo de la marina.
Por lo que se refiere a las relaciones con la Iglesia, hay que destacar la obtención del concordato con
la Santa Sede de 1753, que daba amplios poderes a la monarquía para intervenir en los asuntos de
la iglesia española.
En política exterior cabe destacar el conflicto con Portugal en las posesiones americanas. Para conseguir que los portugueses cedieran su colonia de Sacramento, desde la que se hacía contrabando
perjudicando a los territorios españoles, se cedió a Portugal una zona en el sur de Amazonia en la
que se encontraban reducciones de indios guaníes bajo el control de los jesuitas, que fueron expulsados. Esto provocó la destitución de Ensenada que era favorable a los jesuitas.
Fernando VI, al igual que su padre, no gozaba de una buena salud mental y al fallecer la reina en
1758, se incrementó su enfermedad, falleciendo un año después.
¿Qué personajes intentaron reformar la política durante el reinado de Fernando VI?
3.3. EL REINADO DE CARLOS III
Carlos III era rey de Nápoles (Carlos VII) cuando su hermano murió sin hijos en 1759, pasando a ocupar la corona española. Este monarca gozaba de una amplia experiencia de gobierno en Italia y tenía
más de 40 años de edad. Se trata del máximo representante en España del Despotismo Ilustrado.
Carlos III es considerado el mayor exponente español de déspota ilustrado. Para una
definición de despotismo ilustrado, véase el tema 35.
XX De los inicios hasta 1766
Cuando Carlos III llegó de Nápoles, trajo consigo un número importante de consejeros italianos que
ocuparon progresivamente los principales cargos de gobierno. El más destacado político de este
periodo fue Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, que junto a su equipo intentó recuperar
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18
TEMARIO
el proyecto reformista de Ensenada, en lo que se refiere a la reforma fiscal. Además, inició otras medidas modernizadoras como la mejora de las infraestructuras urbanas de Madrid, que se encontraban
en un estado muy deficiente, o la supresión de la tasa del precio del trigo.
Muchas de estas medidas fueron mal vistas por el pueblo llano, especialmente las que hacían referencia al precio del trigo (el pan era el alimento principal de gran parte de la población), pero también por la aristocracia a la que no gustaba la influencia de los ministros italianos.
XX Los motines de 1766
El descontento con la política del gobierno, y en especial la repulsa que causaban las medidas reformadoras de Esquilache provocaron un importante motín en Madrid, con la excusa de la obligación
de recortar las capas y reducir los sombreros (bajo los que se amparaban los delincuentes). Los
sublevados atacaron algunos palacios de ministros del rey y éste huyó a Aranjuez. Los motines se
extendieron por buena parte de las ciudades españoles, excepto algunas como Barcelona, donde las
medidas preventivas tomadas por las autoridades calmaron los ánimos lo suficiente.
Estos hechos provocaron la salida del gobierno de los ministros italianos y la entrada del nuevo
hombre fuerte del gobierno, el aragonés conde de Aranda, que era capitán general de los ejércitos
del rey. Este político impulsó la militarización de Madrid, colocando cuarteles en los alrededores para
poder reprimir con contundencia cualquier otro alzamiento.
El año siguiente se decretó la expulsión de los jesuitas, a los que se culpaba de instigar al pueblo para
que se rebelase contra el rey.
XX La segunda oleada de reformas
Después de los motines, el nuevo equipo de Aranda inició una nueva serie de reformas, entra las que
destacaron la del ejército y la marina, con el objetivo de competir militarmente con las potencias
europeas, después de los malos resultados obtenidos por España en la Guerra de los Siete Años, o
la reforma de las universidades. El intento de imposición de quintas de reclutamiento provocó un
importante rechazo en la población.
También fue en este periodo cuando se tomaron medidas liberalizadoras para el comercio americano, firmando el Reglamento de Libre Comercio en 1778. Además se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País, que pretendían fomentar la industria y el comercio, pero que no existieron
en los principales núcleos burgueses como Barcelona o Cádiz. Se creó el Banco de San Carlos y se
intentó socavar la autoridad de los gremios como medidas económicas modernizadoras, emprendidas especialmente por Campomanes. Aun así, muchos de estos intentos reformistas no prosperaron
y su aplicación real fue muy limitada.
XX La política internacional
A diferencia de su hermano y predecesor Fernando VI, Carlos III tomó parte en los conflictos bélicos
europeos con la pretensión de hacer realidad sus ansias expansivas.
En 1761 participó en la Guerra de los Siete Años mediante el Tercer Pacto de Familia entre los Borbones. Este conflicto se había iniciado en 1756 entre Francia y Gran Bretaña y sus respectivos aliados, pero la primera se encontraba en franco retroceso cuando España entró en el conflicto. Los
resultados fueron desastrosos y La Habana y Manila fueron ocupadas por los británicos. Finalmente,
mediante los tratados de paz fueron recuperadas con pérdidas económicas muy considerables.
En 1779 España entró nuevamente en guerra con los británicos con motivo de la Guerra de Independencia de las trece colonias norteamericanas. Carlos III ansiaba recuperar Menorca y Gibraltar, pero
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sólo la isla balear fue recuperada (aunque también obtuvo Florida, territorio perdido en la anterior
contienda), fracasando el asedio de Gibraltar. La paz definitiva entre Gran Bretaña, Francia, España y
los nuevos Estados Unidos fue firmada en 1783.
3.4. EL REINADO DE CARLOS IV
El reinado de Carlos IV vino marcado desde un principio por los sucesos revolucionarios que tuvieron lugar en Francia a partir de 1789 (había subido al trono español a la muerte de su padre Carlos
III, en 1788). Este reinado supuso la etapa final del Antiguo Régimen en España.
En los inicios del reinado, el hombre fuerte fue el conde de Floridablanca, político heredado de los
tiempos de Carlos III, pero fue desbordado por los acontecimientos franceses. De esta forma, tras
la sustitución de Floridablanca por Aranda, este último fue sustituido (al proclamarse la república
en Francia) por Manuel Godoy, un guardia de corps, que gozaba del favor de la reina y que llegó a
convertirse en ministro universal con un poder absoluto.
Aun así, Godoy impulsó medidas reformistas como la desamortización de bienes eclesiásticos
(aproximadamente un 8% de los bienes de la Iglesia), que sin embargo estaban marcadas por las
dificultades económicas.
XX La Guerra de la Convención y la primera alianza con Francia
En 1793 España declaró la guerra a la Convención francesa, junto a la mayoría de monarquías europeas, a causa de la ejecución de Luis XVI, que se llevó a cabo en ese año, pese a los numerosos
esfuerzos para evitarla. Tras unos inicios exitosos, después de la penetración en el Rosellón, el ejército
español comandado por Ricardos, tuvo que batirse en retirada a causa de la mala organización y la
superioridad francesa. Godoy se vio obligado a firmar la paz con Francia en 1795, y por la cesión de
la colonia de Santo Domingo, se logró la retirada de los franceses de las zonas ocupadas en el norte
de España.
En 1796 se firmó una alianza con Francia (que había guillotinado al rey Borbón) que llevó a nuevas
derrotas infligidas por los británicos, hasta la destitución de Godoy en 1798.
XX La alianza con la Francia napoleónica
La llegada al poder de Napoleón en Francia hizo que éste presionara a Carlos IV para que restituyese
a Godoy en el poder y así lograr una nueva alianza que le permitiese contar con la escuadra española, lo que efectivamente se produjo en 1800. La derrota de Trafalgar en 1805, aunque supuso la
total destrucción de la flota de guerra española, no puso fin a la alianza con Francia. De esta forma,
en 1807 fue suscrito el Tratado de Fontainebleau que permitía el paso de tropas francesas por el
territorio español con el objetivo de conquistar Portugal.
Esta política agravó la crisis hacendística española lo que, unido al descontento popular por la presencia francesa, que se convertiría en ocupación en 1808, originó el Motín de Aranjuez contra los
reyes. Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII, pero Napoleón convocó a la familia real en Bayona e
hizo devolver la corona a Carlos IV, que había pactado la cesión de sus derechos a Napoleón, que, a
su vez, nombró a su hermano José I rey de España. Finalmente con el levantamiento del 2 de mayo
de 1808 se inició la Guerra de la Independencia.
En el tema 39 se trata la Guerra de la Independencia y las implicaciones que tuvo para
España el desarrollo del estado liberal.
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TEMARIO
CONCLUSIÓN
Como hemos visto, en el siglo XVIII se produjeron grandes cambios en los terrenos
de la economía y la sociedad a nivel europeo. Estos cambios posibilitaron transformaciones en la mentalidad que condujeron a las profundas convulsiones políticas
de finales de siglo.
Es en el setecientos cuando emerge la que será la nueva clase social predominante, la burguesía, que transformará las formas de pensar, las costumbres, la cultura,
etc., de forma que se producirá una progresiva desaparición de la sociedad estamental del Antiguo Régimen.
España no escapará a las transformaciones que se producen en Europa durante
esta centuria. Así, hemos podido ver cómo después de la Guerra de Sucesión, se
asentó la nueva dinastía borbónica que continúa en la actualidad. Durante el resto
del periodo, se intentarán una serie de reformas ilustradas que chocarán con el
conservadurismo tradicional y que terminarán súbitamente a causa del miedo a
las ideas revolucionarias francesas. Este proceso se cerrará con la invasión napoleónica de 1808 que dará lugar a la Guerra de la Independencia y la época del
liberalismo.
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BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
AMALRIC, J. P. y DOMERGUE, L. (2001): La España de la Ilustración (1700-1833). Crítica.
Breve manual sobre la España de la Ilustración que analiza la época de forma novedosa y muy explicativa.
BLANNING, T. C. W. (2002): Historia de Europa Oxford. El siglo XVIII. Crítica.
Manual general sobre el siglo XVIII europeo abordado desde todos sus ámbitos. Aporta investigaciones recientes.
CAPEL, R. M. y CEPEDA, J. (2006): El siglo de las luces. Política y sociedad. Síntesis.
Breve manual que expone los principales conceptos sobre la política y la sociedad españolas del siglo XVIII.
COLLINS y TAYLOR, K., L. (eds.) (2005): Early Modern Europe. Issues and interpretations. Blackwell.
Historia de la Europa moderna abordada desde una perspectiva novedosa y analítica. Práctico para profundizar
ampliamente en temas concretos.
FERNÁNDEZ ALBADALEJO, P. (2001): Los Borbones: dinastía y memoria de nación en la España del siglo XVIII.
Casa de Velásquez.
Conjunto de artículos especializados de historia política sobre la España del siglo XVIII.
FLORISTÁN, A. (coord.) (2005): Historia Moderna. Ariel.
Manual de historia moderna universal, con amplias aportaciones para el conocimiento del siglo XVIII.
GARCÍA CÁRCEL, R. (coord.) (2002): Historia de España siglo XVIII: la España de los Borbones. Cátedra.
Volumen de la Historia de España coordinada por García Cárcel y escrito por diversos autores, dedicado al siglo
XVIII.
V.V.A.A. (2000): Manual de Historia Moderna. Ariel.
Manual de historia moderna universal útil para una explicación ágil y clara de los elementos más destacados
de la historia europea del siglo XVIII.
WEBGRAFÍA
http://www.kalipedia.com/kalipediamedia/historia/media/200707/12/hisespana/
La familia de Felipe V
http://www.claseshistoria.com/revolucionesburguesas/imagenes/hogarth.jpg
Salón burgués del siglo XVIII.
http://www.uark.edu/depts/flaninfo/4213webpage06/%20Images/carlos_III.jpg
Carlos III.
http://www.kalipedia.com/kalipediamedia/historia/media/200707/12/hisespana/
Clases sociales siglo XVIII, mercado del Born, Barcelona.
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RESUMEN
Crecimiento económico, estructuras y mentalidades sociales en la Europa
del siglo XVIII.
Las transformaciones políticas en la España del siglo XVIII
1. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
2. LAS ESTRUCTURAS Y
MENTALIDADES SOCIALES
1.1.LA EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA
Durante el siglo XVIII se produjo una considerable expansión
demográfica a nivel europeo, especialmente en el ámbito de
las Islas Británicas y los Países Bajos.
1.2.LA AGRICULTURA
Este sector económico continuó siendo claramente predominante a lo largo del siglo y base de la riqueza, junto con el
comercio, de la mayoría de estados continentales. En las Provincias Unidas y en Inglaterra se produjeron mejoras tecnológicas importantes que llevaron a un considerable aumento
de la producción agrícola y ganadera.
1.3.LAS MANUFACTURAS
XX La
protoindustria
Este sistema de producción de manufacturas se basaba en el
trabajo doméstico de los campesinos cuando no había trabajo en el campo, esquivando el control gremial. Los acabados
se hacían en las ciudades y se reducía notablemente el costo
del producto al rebajar el de la mano de obra.
XX El
textil y la siderurgia
En estos dos ámbitos se dieron una serie de cambios importantes, especialmente en Gran Bretaña. Nuevas hiladoras mecánicas y telares que funcionan con vapor a finales de siglo.
En la siderurgia se introduce el carbón de coque (derivado del
mineral) de un mayor poder calorífico, sustituyendo al vegetal.
1.4.EL COMERCIO
Sector económico predominante junto con la agricultura. En
el siglo XVIII se produjo un incremento espectacular del comercio mundial; especialmente de los países europeos con
sus colonias ultramarinas de América (comercio triangular) y
Asia.
2.1.LA DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD
ESTAMENTAL
Mayor importancia de la riqueza y el esfuerzo personal, por
encima de los privilegios de nacimiento. La clase emergente
que encarnará estos valores será la burguesía.
2.2.LA ARISTOCRACIA
Durante esta época seguirá manteniéndose en la cúspide del
poder, tanto económico como político y de prestigio social.
Sufrirá un proceso de desintegración y mezcla con la burguesía adoptando muchos de sus valores.
XX La
mentalidad aristocrática
La aristocracia defiende los valores tradicionales: la Iglesia
establecida, la monarquía absoluta, etc. Lentamente será influida por la burguesía.
2.3.LA BURGUESÍA
Tuvo gran expansión durante este siglo, siendo en el XIX clase
predominante y protagonizando las revoluciones de finales
del siglo XVIII y primera mitad del siguiente.
XX Los
comerciantes
Sector burgués más preeminente, ya que el comercio fue
uno de los ámbitos económicos que experimentó un mayor
auge.
XX El
mundo de las finanzas
La gran burguesía financiera se expandió notablemente. Clases: desde los grandes banqueros internacionales a los arrendatarios de derechos señoriales.
XX Los
funcionarios y los profesionales liberales
Con el crecimiento de la complejidad de los estados también
lo hicieron los funcionarios y los profesionales liberales. Muchos habían estudiado en las universidades y llegaron a ocupar puestos de gobierno muy importantes en toda Europa.
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TEMARIO
XX Los
industriales
Aunque aún no tenían la importancia del siglo XIX, fue en el
XVIII cuando presenciamos su nacimiento. Los primeros aparecieron en Inglaterra en los albores de la Revolución Industrial.
XX La
burguesía agraria
Son terratenientes o grandes arrendatarios de tierras que producían para el mercado.
XX La
mentalidad burguesa
Primaba el individualismo y el esfuerzo personal. Estaba en
contra de los privilegios de cuna y era partidaria de una monarquía constitucional.
2.4.LOS TRABAJADORES MANUALES:
CAMPESINOS Y MENESTRALES
XX El
campesinado
Representaban a la mayor parte de la sociedad, aunque con
gradaciones distintas: desde propietarios medios hasta jornaleros sin tierras.
XX La
mentalidad campesina
Tendía a ser tradicional (religión, rey, etc.) y primaba la comunidad frente al individualismo burgués.
XX Los
menestrales
Predominaban en la ciudad. También se dividían en múltiples
categorías que iban desde los maestros de oficios importantes que podían llegar a considerarse una pequeña burguesía.
XX La
mentalidad menestral
Más influida por la mentalidad burguesa que los campesinos.
Importancia de las protestas sociales.
3.1.3. Centralización y política exterior
El reinado de Felipe V significó un proceso de centralización
en el interior y de crecimiento del absolutismo regio. En política exterior fue significativa la intervención en Italia para
recuperar los territorios perdidos (especialmente Sicilia y
Nápoles).
3.2.EL REINADO DE FERNANDO VI
El reinado de Fernando VI fue breve y estuvo marcado por el
gobierno de Ensenada con sus intentos reformistas y por la
búsqueda de la neutralidad en los conflictos europeos.
3.3.EL REINADO DE CARLOS III
Sucedió a su hermano siendo, en ese momento, rey de Nápoles.
Era un monarca experimentado en cuestiones de gobierno.
XX De
XX Los
3.1.LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL REINADO
DE FELIPE V
Marca un cambio importante con el advenimiento de una
nueva dinastía: la de Borbón.
3.1.1. Las conversaciones de paz: los Tratados
de Utrecht, Rastadt y Baden
Con el final del conflicto se acordaron una serie de tratados
que llevaron a la pérdida de los dominios europeos de la
Monarquía Hispánica, conservando España, sin Menorca ni
Gibraltar.
3.1.2. Los Decretos de Nueva Planta
Marcaron todo el reinado de Felipe V en política interior. Significaron la desaparición de las instituciones representativas,
fueros y constituciones de la Corona de Aragón y su unificación con las leyes de Castilla.
motines de 1766
En este año estallaron una serie de motines urbanos. Especialmente intenso fue el de Madrid. Estos hechos supusieron
la salida del gobierno de diversos ministros italianos y del propio Esquilache.
XX La
segunda oleada de reformas
Al ser sofocados los motines se formó un nuevo gobierno presidido por Aranda. En este periodo se reprendieron las medidas reformistas. Algunas de ellas fueron muy importantes,
como las medidas liberalizadoras del comercio americano,
que culminaron con el libre comercio en 1778.
XX La
3. LAS TRANSFORMACIONES POLÍTICAS
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
los inicios hasta 1766
Periodo marcado por la preeminencia de los ministros italianos (Esquilache) y sus intentos reformistas (retomando algunos proyectos de Ensenada).
política internacional
La política internacional del gobierno de Carlos III estuvo
marcada por los Pactos de Familia y las guerras contra Gran
Bretaña, sin demasiados resultados positivos, excepto la recuperación de Menorca (no así de Gibraltar).
3.4.EL REINADO DE CARLOS IV
Marcado por la Revolución francesa, en política interior y exterior.
XX La
Guerra de la Convención y la primera alianza
con Francia
La guerra contra la Francia revolucionaria (1793) termina en derrota y la primera alianza con la potencia gala. Nuevas guerras
con Gran Bretaña que perjudicarán notablemente al país.
XX La
alianza con la Francia napoleónica
Sumisión del gobierno de Godoy a los intereses de Napoleón,
llegando Carlos IV a renunciar a sus derechos dinásticos en
favor del emperador francés, en 1808. En ese año empieza la
ocupación francesa y la Guerra de la Independencia.
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