Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDITORIAL Perspectivas y evolución de la SEMI M. A. González de la Puente Presidente de SEMI Hoy, la profesión médica y no solamente la Medicina Interna se enfrenta a una serie de retos que ponen en peligro su tradicional rol social. Para mayor exactitud se puede decir que dicho rol ya ha cambiado de forma irreversible. La evolución tecnológica, el cambio en las fuerzas sociales, el reconocimiento del derecho universal a la salud, la globalización o la generalización del acceso al sistema asistencial a través de una organización despersonalizada han dado lugar a una transformación revolucionaria del papel del médico en la sociedad. También se están produciendo grandes cambios en la relación entre el médico, profesional integrado en un sistema asistencial complejo, y dicho sistema: la libertad de prescripción, mediatizada por la necesidad de controlar el gasto sanitario, el desarrollo de sistemas de acreditación y reacreditación de servicios y de profesionales, o el progresivo control social a cargo de organizaciones de pacientes cada vez mejor informados son algunos ejemplos. Nuestra especialidad, además de este cúmulo de factores de desestabilización, ha vivido una experiencia más: el desarrollo ¿desmedido? de especialidades médicas, lo que ha dado lugar a una serie de reacciones. En muchos casos los internistas en mejor situación o disposición para contribuir al desarrollo científico y quizás en un esfuerzo por establecer cierto paralelismo con las nuevas especialidades se fueron agrupando en torno a nuevas sociedades científicas, muchas de ellas integradas casi exclusivamente por internistas, con el consiguiente doble efecto: el debilitamiento de la SEMI y la dispersión de esfuerzos que, si bien han contribuido de forma importantísima al desarrollo científico médico de nuestro país, no han servido o lo han hecho en escasa medida para reforzar la propia especialidad. También aquí se están produciendo cambios. La Medicina Interna se articula en dos modelos básicos: el de quienes practican actividades científicas de alta referencia, más o menos vinculadas a su quehacer asistencial cotidiano, y el basado en la asistencia de pacientes con procesos prevalentes. Ambas opciones son perfectamente compatibles, tanto que en muchos casos son ejercidas de forma simultánea o secuencial por los mismos profesionales. En los últimos años ha surgido en el seno de la SEMI un movimiento que sin duda requiere una reflexión. Las dos opciones referidas han sabido encontrar lugares comunes y al impulso de líderes de opinión se ha producido, se está produciendo, una auténtica movilización de la sociedad científica, cuyas últimas juntas directivas han sabido impulsar y canalizar. Uno de los resultados, no quizás el más importante, está siendo el rediseño del mapa asistencial. Procesos prevalentes que siempre han sido tratados en su gran 00 mayor parte por internistas, pero de forma casi anónima, son ahora reivindicados por nuestra sociedad a través de sus diferentes grupos de trabajo, lo que ha dado lugar a no pocas reflexiones acerca de ¿quién debe tratar...? 1,2, debate ni mucho menos limitado a nuestro país 3. Y es que nada de lo dicho hasta ahora es privativo de España. Abundan las reflexiones en este sentido. Una de dichas reflexiones supuso un punto de inflexión por lo singular de su puesta en escena, adecuada a la importancia de su contenido. Me refiero al documento «Medical professionalism in the new millennium: a physicians’ charter» que se publicó de forma simultánea en Lancet 4 y en Annals of Internal Medicine 5 y después fue recogido por otras muchas publicaciones científicas. Dicho documento, fruto de una convocatoria realizada por la European Federation of Internal Medicine, el American Collage of Physicians-American Society y el American Board of Internal Medicine, quiso dar respuesta, entre otros, al hecho de que «el compromiso del médico con su paciente se está viendo confrontado a fuerzas externas...» Una de tales fuerzas externas es, sin duda, la necesidad de reforzar la propia imagen. Así, en otro documento de la Federación Europea de Medicina Interna 6 se postula acerca de la necesidad de explicar mejor lo que el internista puede aportar tanto al sistema sanitario como a sus propios pacientes. Pero con frecuencia la reflexión a la que nos sometemos los internistas no es acerca de la imagen, sino de la propia identidad. Podemos encontrar opiniones que definen la situación actual como caótica 7 o como próxima al crepúsculo de la especialidad 8. El denominador común de todas éstas y otras muchas opiniones es la evidencia de que cosas muy importantes, determinantes, están cambiando y que es preciso adaptarse positivamente, aunque las opiniones acerca del futuro van desde el más radiante optimismo, basado en el análisis de la necesidad objetiva de la especialidad 9, hasta las más distantes y que llegan a apuntar el riesgo de desaparición 10, quizás excesivamente pesimistas, pasando por posiciones intermedias que basan dicho futuro en la renovación 11,12. Volviendo a la Medicina Interna española, y al margen de los comentarios precedentes, se trata de una especialidad presente en todos los hospitales de la red pública (2,5 internistas/100 camas o 4 internistas/100 camas si nos referimos solamente a los hospitales comarcales), con una serie de rasgos que le confieren personalidad propia y entre los que podríamos destacar la visión global del paciente (planteamiento integral de la asistencia), la continuidad asistencial y la capacidad de liderazgo de equipos multidisciplinarios 12. Rev Clin Esp. 2006;206(1):1-2 1 Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GONZÁLEZ DE LA PUENTE MA. PERSPECTIVAS Y EVOLUCIÓN DE LA SEMI Nosotros, en nuestro entorno más próximo, hemos entendido la renovación de la especialidad y de la sociedad científica que la representa como un proceso de armonización. Y es que la actividad profesional se encamina, en líneas generales, en dos direcciones complementarias y en muchos casos coincidentes. Ya se ha dicho algo de ello. Por una parte, las actividades de alta referencia, que en algunos casos comparten áreas de conocimiento con determinadas especialidades y que podrían tener en el futuro consideración de áreas de capacitación específica, modelo de diferenciación acorde con la idea de troncalidad de la Medicina Interna y defendido por la SEMI. Los líderes de opinión de estas actividades de alta referencia han puesto su prestigio y parte de su actividad a disposición de la sociedad a través de los Grupos de Trabajo, que tantos y tan brillantes resultados están dando. La segunda dirección mencionada en el párrafo anterior la constituye la atención a pacientes con procesos prevalentes. La conforman la mayoría de los internistas. También entre ellos está teniendo lugar un proceso de diferenciación en relación con una serie de propuestas de renovación asistencial 13 que están cambiando el panorama de nuestros servicios, encaminándolos en cierta medida hacia lo que podríamos denominar el hospital virtual. El gasto sanitario, de nuevo el gasto sanitario, y la racionalidad asistencial han ido sugiriendo la creación de nuevas estructuras que en su mayor parte han sido lideradas por internistas, desde los servicios de urgencias modernos hasta las unidades de hospitalización domiciliaria, o las orientadas al diagnóstico, o los hospitales de día, o las de estancias cortas o los programas de coordinación entre niveles asistenciales. El desarrollo de cualquiera de estas actividades se está haciendo de forma un tanto artesanal. No hay modelo de referencia y cuando existe es difícil adaptarse al mismo por requerimientos locales específicos, lo que está posibilitando una serie de experiencias enriquecedoras que sin duda terminarán conformando una nueva forma de organización. Así, vemos cómo en algunos centros se ha desarrollado particularmente la actividad que demandan las interconsultas 14, mientras que en otros se ha puesto más hincapié en la organización de programas de coordinación entre niveles asistenciales 15,16 o en torno a procesos asistenciales de entre los que quizás sea el más paradigmático entre internistas la atención al paciente pluripatológico 17,18, actividades que tratan de complementar al hospital convencional, como sucede también con las unidades de hospitalización domiciliaria 13,19 o las orientadas al diagnóstico 20. Con unos y con otros, la Medicina Interna en su conjunto se postula, como siempre ha hecho, como una especialidad capaz de liderar la transformación de nuestros hospitales en una dirección más acorde con las necesidades sociales del presente y del futuro. Piedra angular de dicho futuro es sin duda la formación de nuevos especialistas, cuestión que también requiere un profundo cambio para el que estamos preparados. A la redacción de un nuevo programa de formación MIR a cargo de la Comisión Nacional de la Especialidad se añade el desarrollo de un programa de carácter 2 nacional para la formación de Tutores y el diseño de un nuevo modelo de evaluación de nuestros residentes. Todo ello dibuja el actual panorama de la Medicina Interna y, consiguientemente, de su sociedad científica que consciente de la situación descrita está articulando iniciativas y coordinando esfuerzos para facilitar los encuentros, el debate, la formación y la investigación. Para ello la SEMI ha hecho un verdadero esfuerzo por acercarse al perfil profesional real de la especialidad, superando su anterior imagen, más vinculada al mundo académico. Y todo ello en una firme apuesta por la armonización referida antes y que no es sino la constatación de que las diferentes formas de entender la Medicina Interna son no sólo compatibles, sino complementarias, necesarias entre sí. BIBLIOGRAFÍA 1. Conthe P, Vilardell M. Medicina Interna y enfermedades prevalentes. El caso de la insuficiencia cardíaca. Rev Clin Esp. 2002;202:63-653. 2. Sosa Enriquez M, Filgueira Rubio J, López-Harce Cid JA, Díaz Curiel M, Lozano Tonkin C, del Castillo Rueda A, et al. ¿Qué opinan los internistas españoles de la osteoporosis? Rev Clin Esp. 2005;205(8):379-82. 3. Auerbach AD, Hamel MB, Davis RB, Connors AF Jr, Regueiro C, Derbiens N, et al. Resource use and survival of patients hospitalized with congestive heart failure: differences in careby specialty of the attending physician. 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