GIANLUCA DE CANDIA HOC EST CORPUS. Contribución de la teología a la filosofía del cuerpo El cuerpo del hombre es un misterio. Somos cuerpo, y el cuerpo impone sus ritmos a nuestra vida. ¿Quién ha podido jamás descifrar los enigmas del cuerpo y de su ambivalente relación con el espíritu? El cuerpo nos contiene: estamos bajo su influjo y no acabamos de descubrir sus secretos mientras esperamos la muerte. Representa el lugar de frontera entre el ser y el tener, entre subjetividad y objetividad, entre absolutez y precariedad. Si observamos la historia de la reflexión sobre la corporeidad, tanto en filosofía como en teología, asistimos a una permanente oscilación entre intelectualismo y realismo, entre formas extremas de subjetivización del cuerpo e igualmente extremos intentos de objetivización del mismo. Vamos a repasar sucintamente la historia de esta doble tendencia en filosofía y teología. Luego pasaremos por la historia del arte como un primer laboratorio de conciliación de la dicotomía cuerpo/espíritu. Finalmente buscaremos en la lógica de la “encarnación” (en expresión de la cristología de Calcedonia) la estructura hermenéutica reguladora de la relación entre corporeidad y subjetividad, entre el yo y el otro, entre el hombre y Dios. Hoc est Corpus. Il contributo della teología alla filosofía del corpo, Rassegna di Teologia 54 (2013) 221-242. LA DEVALUACIÓN Y LA RECUPERACIÓN FILOSÓFICA DEL CUERPO Platón y Aristóteles La reflexión filosófica sobre el cuerpo tiene un pasado largo y controvertido. A la zaga de las tradiciones órficas y pitagóricas, Platón desarrolla una antropología dualista que distingue en el hombre el alma y el cuerpo. Si lo miramos bien, esta distinción no coincide con la que desarrollará Descartes en la época moderna: éste distingue entre dos sustancias distintas, mientras que para Platón el alma tiene una consistencia “cuasi-corporal”: piénsese cómo, en el Fedro, se pretende que el alma tenga “alas”. Con todo, Platón pensará que el fin del hombre es el de ir elevándose hacia lo inteligible, por una catarsis y separación de su parte inferior y corpórea. Con Aristóteles, la reflexión sobre la relación alma-cuerpo se ha 15