● ● COMISIÓN DE JUBILACIÓN Y PENSIONES DE LA U.I.A. Presidente: José Mª Antràs Badia (josepm@antras.net) Vice-Presidente: Jorge Omar Frega(jorge.frega@live.com.ar) II ACTUALIZACIÓN DEL MARCO LEGISLATIVO DE LOS ESTADOS EN RELACIÓN CON LAS ENTIDADES DE PREVISIÓN SOCIAL PRIVADAS PROPIAS O CONCERTADAS DE LOS ABOGADOS. ESPAÑA Lucia Solanas Marcellán. Abogada. Vocal de la Junta de Gobierno de la Mutualidad de la Abogacía La Mutualidad de la Abogacía ha estado sometida a los cambios del marco legislativo que el Gobierno de España ha introducido en los últimos años, bien directamente con normas que inciden directamente en el ámbito de funcionamiento de la Mutualidad o bien con reformas de los estamentos públicos que indirectamente influyen en el funcionamiento de la misma. Las modificaciones más significativas del marco regulatorio, se han producido no tanto en el control por parte de la normativa aseguradora que afecta a los contratos de seguros y funcionamiento como entidad aseguradora y dirigida fundamentalmente a cumplir con las directivas europeas en materia de Solvencia II, sino al ámbito de funcionamiento de las mutualidades desde la perspectiva del aseguramiento de los abogados, ya sea como alternativa a los regímenes públicos o como previsión social complementaria. En los últimos años se han sucedido distintas disposiciones legales que de una u otra forma inciden en la actividad de la Mutualidad de la 1 Abogacía, pues afectan a todas las Mutualidades de Previsión Social alternativas al régimen de Seguridad Social de Autónomos. Podemos afirmar que todas ellas son positivas o se han resuelto favorablemente de acuerdo con los intereses de los mutualistas, aunque todavía queda mucho camino por recorrer para que se reconozca el papel estratégico que pueden tener las Mutualidades en la resolución de la crisis de los sistemas de previsión social públicos en España. Entre estos avances pendientes está el reconocimiento pleno del derecho a la asistencia sanitaria para todos los profesionales con independencia de sus ingresos, y el establecimiento de un marco fiscal sencillamente equivalente al del Sistema Público o al que se espera lleguen a tener los Planes de Pensiones. Veamos el contenido de las reformas legales que se han producido: Incompatibilidad de la continuidad del ejercicio profesional con la percepción de una pensión pública Orden TIN1362/2011, de 23 de mayo, sobre incompatibilidad entre pensión de la seguridad social y trabajo profesional libre Una primera amenaza para los mutualistas fue la Orden Ministerial de 23 de mayo de 2011, del Ministerio de Trabajo e Inmigración, que aunque no incidía en las prestaciones de jubilación que reciben los mutualistas de la Mutualidad de la Abogacía (siempre han sido compatibles con el mantenimiento de la actividad profesional) declaraba incompatible la percepción de una pensión de jubilación de la Seguridad Social, con la continuidad del ejercicio profesional, aunque éste estuviera respaldado por la afiliación a una Mutualidad Alternativa, es decir, sin requerir el alta en la Seguridad Social. La Orden contradecía una doctrina administrativa del propio Ministerio de Trabajo (y de los Tribunales) que, durante décadas, había considerado compatible el percibo de la pensión de la Seguridad Social, con el trabajo por cuenta propia como profesional libre, cuando los profesionales liberales seguían ejerciendo al amparo de su afiliación a una mutualidad alternativa, pues los únicos trabajos excluidos son los que exigen la afiliación a la Seguridad Social, y el de abogado no tiene esa exigencia, pues se puede ejercer al amparo de la afiliación a la Mutualidad. La Orden Ministerial fue recurrida y finalmente anulada por la Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre Actualización, Adecuación y Modernización del Sistema de la Seguridad Social, que en su disposición adicional 37ª, sobre compatibilidad entre pensión de jubilación y trabajo, establece que el Gobierno debe presentar un proyecto de Ley que regule la compatibilidad entre pensión y trabajo, 2 garantizando el relevo generacional y la prolongación de la vida laboral, así como el tratamiento en condiciones de igualdad de las diferentes actividades. Y declara, esta disposición adicional, que “mientras no se produzca esta regulación, se mantendrá el criterio que se venía aplicando con anterioridad a la entrada en vigor de la Orden TIN/1362/2011, de 23 de mayo”. Su entrada en vigor el 2 de agosto, reestablece la situación anterior de no incompatibilidad. A pesar de la insuficiencia de la redacción de la DA 37ª de la Ley 27/2011 para resolver definitivamente este problema, en este punto existe un pronunciamiento judicial que avala la derogación de facto de la Orden Ministerial. Con todo, habrá que estar muy atentos a los criterios que el Gobierno mantenga en el futuro sobre esta materia y a la regulación que finalmente resulte, dado que lo que obviamente pretendía la Orden Ministerial era un ahorro de costes impidiendo el cobro de las prestaciones de la Seguridad Social a los profesionales que habían alcanzado el derecho a la Pensión de Jubilación por la edad, pero que querían seguir ejerciendo. Prestaciones mínimas en los planes de previsión que ofrece la Mutualidad a los abogados como alternativa al sistema público de Seguridad Social Disposición Adicional 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre actualización, adecuación y modernización del sistema de Seguridad Social, que establece las prestaciones mínimas que deben ofrecer las mutualidades alternativas a Autónomos La Ley de actualización, adecuación y modernización del sistema de la Seguridad Social, de 1 de agosto, en su Disposición Adicional 46ª, ha establecido que las mutualidades alternativas a la Seguridad Social deben otorgar prestaciones mínimas similares a las de dicho régimen, en concepto y cuantía. La Ley en esta materia entrará en vigor el 1 de enero de 2013. Por tanto se ha dado a las mutualidades algo más de un año para adaptarse. La Disposición Adicional 46ª de la ley 27/2011 establece que los planes de previsión ofrecidos por las mutualidades, para que sean una alternativa al Régimen Especial de Seguridad Social de Autónomos, deben incluir, “de forma obligatoria, las coberturas de jubilación; invalidez permanente; incapacidad temporal, incluyendo maternidad, paternidad y riesgo del embarazo; y fallecimiento que pueda dar lugar a viudedad y orfandad”. La disposición establece además los mínimos de la cuantía de cada prestación, para que puedan seguir siendo considerados sus planes previsionales como alternativos al Régimen Especial de Seguridad Social de Autónomos: “cuando adopten la forma de renta, habrán de 3 alcanzar (las prestaciones) en el momento de producirse cualquiera de las contingencias cubiertas a que se refiere el punto anterior, un importe no inferior al 60% de la cuantía mínima inicial que para la respectiva clase de pensión rija en dicho sistema de la Seguridad Social, o si resultara superior, el importe establecido para las pensiones no contributivas de la Seguridad Social. Si tales prestaciones adoptaran la forma de capital, éste no podrá ser inferior al importe capitalizado de la cuantía mínima establecida para caso de renta”. Es decir, se persigue que desparezca una mala práctica, que algunas otras mutualidades hacían, cual es la de ofrecer planes de previsión con coberturas muy pequeñas o que poco tienen que ver con la previsión social. La ley pues permite que las mutualidades sigan ofreciendo las distintas modalidades de cobro de la prestación, en forma de renta o de capital, reconociendo que éstas entidades deben aplicar “el sistema de capitalización individual y la técnica aseguradora, en los que operan”. El legislador ha tenido en cuenta que algunas mutualidades no podrían cumplir con el requisito de prestaciones mínimas, a pesar de ser más modestas que las que rigen en el RETA sin un aumento sustancial de sus cuotas; y por ello ha establecido una alternativa en el segundo párrafo del punto segundo de dicha Disposición Adicional que “Se considerará, así mismo, que se cumple con la obligación de cuantía mínima de la prestación, si las cuotas a satisfacer por el mutualista, cualesquiera que sean las contingencias contratadas con la Mutualidad Alternativa, de entre las obligatorias a que se refiere el punto 1, equivalen al 80% de las cuotas mínimas que haya de satisfacerse con carácter general en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos”. Es decir, las mutualidades que no lleguen a los mínimos de prestación que se establecen, tendrán que cobrar una cuota de como mínimo el 80% de la cotización al RETA, y tendrán que dedicar esas cuotas exclusivamente a cubrir las prestaciones básicas, con lo que se suprime la práctica de algunas entidades que cobraban de forma obligatoria cuotas por prestaciones que no son propias del régimen de autónomos, como seguros de decesos o de salud. Se exigen pues unas prestaciones de cuantía económica ciertamente reducida (sólo el 60% de las que se exigen en el RETA, y si no se puede cumplir esta condición, el 80% de las cuotas mínimas de éste régimen público), inferiores a las que constituyen el mínimo en el régimen de autónomos. Estas cuantías mínimas, desde luego, la Mutualidad de la Abogacía las cumple en todos sus términos, pues el sistema previsional, 4 alternativo a la Seguridad Social, que tiene establecido la Mutualidad, con carácter general, es superior, para todas las coberturas, a las mínimas actuales del régimen público; y si se supera el 100% es claro que también el 60%. El marco prestacional superior en la Mutualidad de la Abogacía se consigue con aportaciones y cuotas que para la generalidad de edades normales de entrada en el Plan son aproximadamente de un importe igual al 50% o 60% de las que se deberían pagar en la Seguridad Social, lo que pone de manifiesto la ventaja que supone, cuando ya se ha alcanzado la capitalización individual plena, el método mutual. Cuando se entra en la Mutualidad a edades más avanzadas, la mutualidad aplica cuotas más elevadas, aunque siempre por debajo de las de Autónomos, con el fin de que se alcancen prestaciones también superiores a las del RETA, ya que en este caso en el sistema público se aplicaría la correspondiente reducción (para ganar la pensión completa en el RETA son necesarios 35 y próximamente 37 años de cotización). Este binomio “más prestaciones que el RETA a menor coste que el RETA” es posible porque con el sistema de capitalización individual la cobertura de jubilación es más barata que en reparto, al contarse con los rendimientos financieros. Así la política de la Mutualidad consiste en obtener la máxima rentabilidad con inversiones seguras y un estricto control de gastos, de forma que las cuotas pueden ser más reducidas y las prestaciones mejores. Y también las prestaciones de riesgo son más baratas porque se aplican las cuotas estrictamente necesarias según el riesgo del colectivo. Por otra parte, la Mutualidad de la Abogacía, se ha dedicado a fomentar que los mutualistas aumenten sus coberturas. No se ha “vendido” un producto barato, con escasas coberturas; sino un plan de previsión que incluye todas las prestaciones que pueden encontrarse en la Seguridad Social de Autónomos, con coberturas mínimas más amplias y además mejorables voluntariamente. COBERTURAS MÍNIMAS QUE ESTABLECE LA DA 46ª DE LA LEY 27/2011, DE 1 DE AGOSTO, PARA QUE UN PLAN DE PREVISIÓN OFRECIDO POR UNA MUTUALIDAD DE PREVISIÓN SOCIAL, SEA ALTERNATIVO AL RÉGIMEN DE AUTÓNOMOS COBERTURAS MÍNIMAS QUE TIENE ESTABLECIDAS LA MUTUALIDAD DE LA ABOGACÍA EN EL SISTEMA PROFESIONAL, ALTERNATIVO A AUTÓNOMOS, DEL PLAN UNIVERSAL Las coberturas mínimas según la Ley deberán ser, a partir de 1 de enero de 2013, las siguientes: En la actualidad la expectativa de pensión y las demás coberturas que ofrece como mínimas la Mutualidad de la Abogacía son superiores al 100% de las mínimas del RETA (la ley sólo exige el 60%). Los abogados que han ingresado en la Mutualidad después del año 2005 y que suscriben un Plan Universal exclusivamente en sus niveles mínimos, sin ninguna mejora: � � En Jubilación, un capital objetivo equivalente a unos 500 euros mensuales (60% de la base mínima del RETA). Significa que aproximadamente hay que tener un saldo acumulado final de unos 90.000 euros. Incapacidad Permanente: mínimo 500 euros 5 � � de renta vitalicia mensual, lo que equivale a tener un seguro de invalidez de cómo mínimo entre 200.000 a 300.000 de capital asegurado según la edad. Incapacidad Temporal: mínimo entre 16 y 24 euros diarios. Debe incluir maternidad, paternidad y riesgo del embarazo. Fallecimiento: un capital mínimo según la edad entre 50.000 y 100.000 euros para poder satisfacer la renta mínima de viudedad y orfandad si es el caso. No se puede incluir en el paquete alternativo a autónomos, coberturas distintas, como seguros de salud o decesos, que no son prestaciones básicas y no se financian contributivamente con las cuotas del RETA. Caso de no poderse alcanzar estas prestaciones, la Ley ofrece la alternativa de que la Mutualidad cobre una cuota del 80% de la mínima del RETA, es decir, unos 2.400 euros anuales (2.750 a partir de los 50 años), sólo para la previsión social básica, para poder mantener su carácter de alternativa a Autónomos. � Tienen una expectativa de pensión de jubilación comprendida entre los 9001.200 euros al mes (si cobran en esa forma). Para ello se fija una cuota de entrada que permite alcanzar un capital objetivo final, a los 65 años, del orden de 150-200.000 euros, según la edad de entrada. � En las coberturas de riesgo, es obligatoria la suscripción de la incapacidad permanente, la incapacidad temporal y maternidad y el fallecimiento), y las prestaciones son como mínimo de un importe igual al 150% de las mínimas del RETA, pues se sitúan en los 1.200 euros mensuales o su capital equivalente. Los abogados anteriores a 2005 que no habían suscrito aumentos, tenían contratada una renta vitalicia mensual de 600 euros y una renta de invalidez del mismo importe y no tenían cubierta la incapacidad temporal. En estos años han efectuado aumentos de sus aportaciones periódicas para jubilación, y también han complementado sus planes básicos con aportaciones extraordinarias y movilizaciones destinándolas a superar los mínimos. Se ha elevado la renta de invalidez a 1.200 euros mínimos (que se pueden ampliar a 2.400), se ha incorporado la cobertura de incapacidad temporal y maternidad con 30 euros diarios (ampliable a 90) y se ha incluido un capital de fallecimiento (más el saldo acumulado) que permite atender con los niveles mínimos la viudedad y orfandad. Asistencia sanitaria pública: un derecho por fin reconocido a los abogados que en lugar de afiliarse en la Seguridad Social se encuadran en la Mutualidad Una de las largas reivindicaciones que los profesionales acogidos a mutualidades de previsión social alternativas a la Seguridad Social han venido formulado en los últimos años, y donde la Mutualidad General de la abogacía ha estado a la cabeza, ha sido la asistencia sanitaria gratuita para los profesionales con cargo a fondos públicos, sobre todo desde la cesión de su gestión a las Comunidades autónomas y su financiación a través de los impuestos de los ciudadanos. En este tema se ha pasado por varios procesos de consecución, unas veces positiva y otras no tanto, hasta llegar a lo establecido desde agosto de 2012. Antes de la Ley de Salud Pública, del año 2011, en diversas regiones de España fue reconocido el derecho universal a la asistencia sanitaria por los gobiernos regionales. 6 Teniendo en cuenta que la sanidad pública se financia con impuestos y no con cotizaciones a la Seguridad Social, una labor desarrollada eficazmente por la Mutualidad cerca de las distintas comunidades autónomas, consiguió durante los años 2010 y 2011, que en algunas de ellas se reconociera el derecho a la asistencia a los no afiliados a la Seguridad Social. Cataluña y Extremadura regularon en su momento la inclusión de estos colectivos en sus servicios de salud, garantizando así la sanidad, entre otros, a todos los abogados. En otras comunidades como Galicia se incluyeron a los abogados del turno de oficio y en Castilla-León los abogados jubilados. La Ley 33/2011, General de Salud Pública, previó que en el plazo de seis meses a contar desde 1 de enero de 2012, el Gobierno dictaría los términos y condiciones de la extensión del derecho a la asistencia sanitaria pública, para quienes ejerzan por cuenta propia afiliados a una mutualidad de previsión social como alternativa al régimen de Autónomos de la Seguridad Social. Nuestro sistema sanitario público, por herencia de una situación ya pasada, cuando el sistema de seguridad social incluía además las prestaciones sanitarias, ha seguido manteniendo una vinculación entre afiliación a la Seguridad Social y el derecho a la Sanidad a todas luces equivocada, desde el momento en que estas prestaciones se financian con impuestos y no con las cotizaciones sociales. Sin embargo, la Ley 24/1997, de 15 de julio, de Consolidación y Racionalización del Sistema de Seguridad Social, reformó este sistema y la asistencia sanitaria comenzó a ser considerada prestación de naturaleza no contributiva y universal, y por lo tanto, a ser financiada con los impuestos, y no con las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores. A pesar del tiempo transcurrido, determinados sectores de la población no han estado protegidos por el sistema sanitario. Entre estos sectores se encuentran los profesionales que pudiendo elegir entre afiliarse al régimen de autónomos de la Seguridad Social o hacerlo en la mutualidad de previsión social alternativa de su colegio profesional, los primeros automáticamente pasan a estar protegidos por el sistema sanitario público, pero a los segundos no se les reconocía este derecho. Durante los últimos cuatro años ha habido diversas iniciativas parlamentarias, unánimes, para resolver el problema. La Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública, dio un paso en la dirección de universalizar la asistencia sanitaria, incluyendo desde el 1 de enero de 2012 a los parados que agotaban la prestación, pero dejando todavía fuera a los profesionales que estaban afiliados a sus propias mutualidades. No obstante, la propia Ley, en su Disposición Adicional Sexta, estableció el plazo de seis meses a contar desde 1 de 7 enero de 2012, para determinar reglamentariamente los términos y condiciones de la extensión del derecho para quienes ejerzan una actividad por cuenta propia. El Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril de reforma de la Sanidad Pública, que limita el derecho a la sanidad pública a los “asegurados” en el sistema, supuso inicialmente un retroceso en la lucha de la Mutualidad por conseguir la universalización de la Sanidad para todos los profesionales. Este Real Decreto-ley otorgó el carácter de asegurados del sistema a los afiliados a la Seguridad Social, pero se olvidó de concretar que los afiliados a las mutualidades profesionales alternativas también son asegurados. Una parte considerable de los profesionales, abogados, médicos, arquitectos, ingenieros… tienen en su mutualidad sus planes de previsión alternativos al régimen especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social, al haber optado por cubrir sus prestaciones básicas del primer pilar de la previsión social en su mutualidad, como una alternativa legalmente prevista a la afiliación a la Seguridad Social. El Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril, dejaba por lo tanto sin resolver sobre un número importante de españoles que quedaba excluidos por no ajustarse a la condición de “asegurado”, definido por el Gobierno inicialmente como los afiliados a la Seguridad Social. Entre estos casos quedaban fuera aquellos españoles residentes excluidos del sistema por la Disposición Adicional 6ª de la Ley General de Salud pública aprobada en octubre de 2011, es decir, los profesionales no afiliados a la Seguridad Social. Con el Real Decreto 1192/2012, de 3 de agosto, el Ministerio de Sanidad amplía el derecho a la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos a los no afiliados a la Seguridad Social, pero sólo si su renta es inferior a los 100.000 euros. A través del Real Decreto 1192/2012, de 3 de agosto, publicado el día 4 en el BOE, por el que se regula la condición de asegurado y beneficiario de la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos en España, se incluye en el sistema público de salud a todos los españoles afiliados o no la Seguridad Social, y por tanto se cumple una de las largas reivindicaciones que los profesionales acogidos a mutualidades de previsión social alternativas a la Seguridad Social habíamos formulado en los últimos años. El texto del Real Decreto recoge que serán titulares del derecho a la asistencia sanitaria todos aquellos ciudadanos con nacionalidad española, residentes en territorio español, con independencia del régimen de previsión social al que coticen, como es el caso de los 8 profesionales que optaron por su mutualidad profesional propia en vez de la Seguridad Social. No obstante, el Real Decreto contempla una situación de discriminación al considerar fuera del derecho universal a los no afiliados a la Seguridad Social que tengan ingresos por encima de 100.000 euros. La nueva norma es especialmente positiva para todos los nuevos abogados, que en el momento de tener que decidir su afiliación a la Seguridad Social o a la Mutualidad hasta ahora se encontraban con que si elegían ésta carecían de asistencia sanitaria, derecho que a partir de ahora se les reconoce, lo que ayudará a que la elección sobre el sistema de previsión social pueda ser efectuada por los interesados en condiciones de mayor igualdad. Igualdad en el trato fiscal para las mutualidades de previsión social con respecto a la Seguridad Social y con relación a otros sistemas privados. La Disposición Adicional 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre actualización, adecuación y modernización del sistema de Seguridad Social eleva a partir de 1 de enero de 2013 los límites fiscales de deducción en el impuesto sobre la renta de las personas físicas por gastos de la actividad profesional. Un punto importante que se encuentra en la comentada y repetida DA 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, es la elevación del máximo de deducción fiscal como gasto de la actividad profesional de las cuotas pagadas a planes de previsión alternativos a Autónomos, hasta el 50% de las cuotas máximas de este régimen público. Esto supone en la práctica pasar de los 4.500 euros de deducción máxima que regía hasta ahora, a los 5.750 euros anuales (considerando el 50% de la cuota máxima actual del RETA), lo que se pondrá en vigor el 1 de enero de 2013. Durante la tramitación de la Ley, la Mutualidad de la Abogacía había instado a los grupos parlamentarios a elevar la cuantía de la deducción máxima al 100% de la máxima del RETA, por coherencia con el carácter alternativo de las mutualidades y buscando el principio de igualdad. Es un tema que queda pendiente, pues un sistema alternativo al público, que cumple las mismas finalidades que éste, que no pueda contar con las mismas ventajas fiscales que el régimen público, sufre una discriminación a todas luces inapropiada y así se ha hecho ver a los distintos grupos políticos. De momento se ha conseguido elevar de 4.500 a 5.750 el límite fiscal de deducción, pero éste debería ser de 11.500, aproximadamente, que es la cuota máxima del RETA. 9 Esta mejora fiscal, que entrará en vigor el 1 de enero de 2013, ha sido bien recibida por cuanto eleva el límite de deducción fiscal por gastos de la actividad profesional pero, en materia fiscal, las mutualidades aun están discriminadas y padecen bastantes disfunciones fiscales que deben ser corregidas. Para llevar a cabo la labor de divulgación de estas necesidades se constituyó una ponencia de estudio, en el seno de la Mutualidad, para la mejora del tratamiento fiscal que afecta a las mutualidades. El resultado de la misma ha sido la puesta en marcha de una jornada financiera donde se presentó un estudio con propuestas legales para la mejora del tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de previsión social profesionales que han sido plasmadas en la publicación de un libro. Las reformas que se proponen en el estudio marcan el camino que entendemos que hay que seguir si queremos que España sea un país normal en materia de previsión social, en una Europa en que la previsión social complementaria lleva un desarrollo más avanzado. La línea directriz del estudio es la búsqueda de una igualdad de trato fiscal de los diversos instrumentos de previsión social, evitando las discriminaciones entre los mismos, que afecta a la capacidad de elección de los ciudadanos. Asimismo, en el estudio publicado en forma de libro por la Mutualidad, se plantean propuestas de mejora que sin ser específicas o exclusivas de las mutualidades de previsión social, afectan también a los demás sistemas de previsión social que se regulan en el artículo 51 de la Ley 35/2006 del IRPF, como los planes de pensiones, los planes de previsión asegurados, los planes individuales de ahorro sistemático, etc. Como se refleja en el resumen siguiente, las propuestas que se efectúan en el estudio están agrupadas en tres grupos: Propuestas de mejora del tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de previsión social profesionales respecto de su faceta como alternativas al sistema público de Seguridad Social Propuesta 1: Unificación del tratamiento fiscal de las aportaciones y cuotas satisfechas por los mutualistas con el establecido para las contribuciones de los trabajadores por cuenta propia a la seguridad social (IRPF). Propuesta 2: Aplicación de la reducción del 40% a los rendimientos del trabajo derivados de la percepción de prestaciones concertadas con mutualidades de previsión social (IRPF). Propuesta 3: Equiparación fiscal de las mutualidades alternativas con la seguridad social. Exención de las rentas derivadas de su actividad como alternativas de la seguridad social (IS). Propuesta 4: Exención de los derechos de contenido económico de los planes de previsión contratados con mutualidades de previsión social alternativas a la seguridad social (IP). Propuestas en el tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de previsión social profesionales en su faceta como complementarias al sistema público de Seguridad Social Propuesta 5: Mejora las cantidades percibidas por mutualistas en los casos de desempleo de larga duración y enfermedad grave (IRPF). Propuesta 6: Eliminación del límite financiero máximo de aportación a las mutualidades de previsión social, sin perjuicio de los límites máximos de reducción fiscal vigentes en cada momento (IRPF). 10 Propuesta 7: Equiparación del tipo de gravamen aplicable a las mutualidades de previsión social con el establecido - 0% - para los planes y fondos de pensiones (IS). Propuesta 8: Exención explicita de los derechos de contenido económico derivados de aportaciones, contribuciones y primas realizadas a mutualidades de previsión social (IP). Propuestas en el tratamiento fiscal aplicable a los sistemas de previsión social en general. Propuesta 9: Aplicación separada e independiente de los límites de reducción de la base imponible a las aportaciones individuales de los contribuyentes y a las contribuciones realizadas por las empresas a favor de los mismos (IRPF). Propuesta 10: Reducción en la base imponible del ahorro de las aportaciones y contribuciones a sistemas de previsión social que no hayan sido objeto de reducción en la base imponible general del IRPF (IRPF). Propuesta 11: Incremento - a 4.000 euros - del límite de reducción fiscal por aportaciones a sistemas de previsión social a favor del cónyuge (IRPF). Propuesta 12: Extensión de la reducción del 40% a los rendimientos del trabajo derivados de prestaciones procedentes de sistemas de previsión social complementaria, percibidas en forma de capital (IRPF). Propuesta 13: Integración como rendimientos de capital mobiliario de la parte de las prestaciones, percibidas en forma de capital o de renta, que se corresponda con la rentabilidad financiera de las aportaciones realizadas (IRPF). Propuesta 14: Tratamiento financiero y fiscal independiente para los seguros de dependencia (IRPF). Propuesta 15: Mejora del tratamiento fiscal de la hipoteca inversa (IRPF). Propuesta 16: Elevación del límite máximo de aportación a los planes de ahorro sistemático y de la cuantía total por contribuyente (IRPF). Propuesta 17: Recuperación de la deducción en cuota integra, por las contribuciones empresariales recogidas en el art. 43, apartados 1, 2, 3, y 4 de la Ley del Impuesto de Sociedades, actualmente derogado (IS). Las propuestas afectan a tres impuestos; el de renta de las personas físicas (IRPF), al de Patrimonio (IP) y al de Sociedades (IS). Actividad de la Mutualidad de la Abogacía dentro de su entorno social En los últimos años la Mutualidad General de la Abogacía, con independencia de su función estricta de dar solución a la previsión de los abogados, pero para contribuir a la mejora de la misma, ha intentado expandirse y darse a conocer, permitiendo que la Mutualidad sea una institución cada vez más apreciada, al servicio de la abogacía y también colaborando al desarrollo del sector de las mutualidades, del seguro general, y de la abogacía, en beneficio de todos los profesionales. Entre las acciones a mencionar está la puesta en marcha de la que denominamos “Cátedra Mutualidad”, un proyecto conjunto con las escuelas de Práctica Jurídica homologadas por el Consejo General de la Abogacía Española. Esta Cátedra persigue como objetivos: � Ofrecer a las escuelas materiales didácticos sobre la Organización Profesional del Abogado, incluyendo materias de previsión social 11 � � � � Ofrecer a las Escuelas financiar a los profesores de estas materias o hacernos cargo de la formación de estos módulos si se nos solicita Implantar un sistema de becas para los alumnos que deseen realizar cursos de iniciación a la abogacía, a los alumnos con mayores capacidades Establecer los Premios a la Excelencia, para los mejores alumnos de cada curso, y Ofrecer a las escuelas un seguro de accidentes para los alumnos, gratuito para los cursos de iniciación a la abogacía. En el plano cultural, la Mutualidad participa con el Consejo General de la Abogacía Españolam, en los Premios a Microrrelatos y en el Premio Anual Abogados de Novela, del que ya llevamos tres ediciones. Este premio intenta explicar las características, problemas y valores de nuestra profesión, haciéndolos llegar a los lectores. Este año han concurrido más de 130 obras. Por otra parte sin olvidar el carácter solidario que una Mutualidad lleva implícito, la evolución en el tiempo, ha hecho a través de la normativa de seguros que tenga que ajustarse a un estricto control de su actividad aseguradora, ejercido este por el Ministerio de Economía y Hacienda a través de la Dirección General de Seguros, al igual que cualquier compañía de seguros, y dejando al margen de esa actividad aseguradora las acciones solidarías. Es por ello, que con la denominación Fundación Obra Social de la Abogacía Española se creó en 2004, por la Mutualidad, una fundación de interés general, que se rige por sus Estatutos y, en todo caso, por la Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones. La Fundación tiene como fin la asistencia social y el bienestar de los mutualistas, los abogados en general, aunque no sean mutualistas, y de todos los profesionales del derecho, a través del fomento, promoción y desarrollo de la solidaridad entre los mismos. Los beneficiarios de la Fundación son los mutualistas y los abogados inscritos en cualquier Colegio de Abogados de España y, en general, todos los profesionales del Derecho. También podrán serlo, como se recoge en sus Estatutos, los cónyuges, descendientes y ascendientes de los anteriores. Entre las acciones que actualmente desarrolla la Fundación están: � � � � Garantizar unas mínimas cuantías de las pensiones, para aquellos mutualistas o beneficiarios procedentes de los antiguos planes, que no superan los 350 euros mensuales. Protección a los hijos minusválidos psíquicos de mutualistas a través de un aseguramiento para el caso de fallecimiento del padre o madre mutualista. Concesión de becas a hijos de mutualistas. Concesión de becas para estudios de iniciación de la abogacía. 12 � Ayuda a los pensionistas para la realización de viajes y estancias en balnearios. Por último y desde un punto de vista más comercial, pero con el objetivo de optimizar el beneficio del mutualista, la Mutualidad creó el “Club Privilegia” al que pertenecen todos los mutualistas por el hecho de serlo. Privilegia es el Club exclusivo cuyo fin es seleccionar y canalizar productos y servicios relacionados con el ámbito personal y profesional de los mutualistas, que la Mutualidad no practica y ponerlos a su disposición de una forma ventajosa. Los sectores ofertados son Seguros (Autos, Hogar, Multirriesgo de Despachos...) Servicios Bancarios (Cuentas corrientes, préstamos, tarjetas…) Fondos de inversión de renta variable y otros servicios (Servicios técnicos de apoyo al abogado, Gourment y alimentación, etc.). Las condiciones especiales que se obtienen a través del Club se resumen en precios exclusivos, ofertas especiales y sobre todo ahorro para el propio mutualista a través del programa premios privilegia, al abonarse en su Plan Universal un porcentaje del dinero consumido en cada oferta. 13