el bajo aprecio de sí mismo

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Asociación de Centros de Estudios Gnósticos, Antropológicos, Psicológicos y Culturales de Colombia. A. C.
REFLEXIONES SOBRE
“EL BAJO APRECIO DE SÍ MISMO”
T
odos los hombres, naturalmente, desean saber; mas ¿qué aprovecha la ciencia, sin el
temor de Dios? Por cierto, mejor es el rústico humilde que a Dios sirve, que el soberbio
filósofo que, dejando de conocerse, considera el curso del cielo.
El que bien se conoce, tiénese por vil, y no se deleita en alabanzas humanas. Si yo supiera
cuanto hay en el mundo y no estuviera en caridad, ¿Qué me aprovecharía delante de Dios,
que me juzgará según mis obras?
No tengas deseo demasiado de saber, porque en ello se halla grande estorbo y engaño. Los
letrados gustan de ser vistos y tenidos por tales. Muchas cosas hay que, el saberlas, poco o
nada aprovecha al alma; y muy loco es el que en otras cosas entiende, sino en las que tocan a
la salvación. Las muchas palabras no hartan el alma; mas la buena vida le da refrigerio, y la
pura conciencia causa gran confianza en Dios.
Cuanto más y mejor entiendes, tanto más gravemente serás juzgado si no vivieres
santamente. Por eso no te ensalces por alguna de las artes o ciencias; mas teme del
conocimiento que de ella se te ha dado. Si te parece que sabes mucho y entiendes muy bien,
ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.
Asociación de Centros de Estudios Gnósticos, Antropológicos, Psicológicos y Culturales de Colombia. A. C.
SABIDURÍA GNÓSTICA CRISTIANA
María Magdalena
L
a identidad de María Magdalena como María
de Betania y “la mujer quien fue una
pecadora”, fue establecida en un sermón que
el Papa Gregorio dio en el año 591, en el cuál dijo:
“Ella, la cuál Lucas llama la mujer pecadora, la cuál
José llama María -de Betania-, nosotros creemos
que es María, de quien siete demonios fueron
expulsados según Marcos”. Éste es el sermón que
ha provocado que en la historia quedara ligada María
Magdalena a esas fatales palabras que la han
condenado a lo largo de muchos ańos a ser la
pecadora; hoy día se ha podido verificar que esto no
tiene bases bien fundamentadas y la primera, la
pecadora, no tiene por qué ser la misma que las otras
dos Marías.
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta
teoría no demostrada gozó de mucha popularidad en
el siglo XIX, y causó mucha confusión y un cierto
desprestigio a quien fuera uno de los principales
Apóstoles del Cristo. También este hecho sirvió para
dejar a esta Apóstol femenina al margen del poder
eclesiástico, acordémonos de que la iglesia siempre
a dejado a un lado y marginado a la mujer, y más aun
cuando se trata de la esfera del poder en la que nunca
ha tenido acceso, aun cuando se sabe que, entre los
seguidores directos de Jesús, había tanto hombres
como mujeres, y Él no hacía especial distinción entre
unos y otras.
La mujer adúltera a la que Jesús salva de la
lapidación, en un episodio que sólo relata el Evangelio
de Juan (Juan 8:3-11), no está demostrado que fuera
ella y esto llevo a muchos errores y confusiones
dentro de la Iglesia dominante, se degradó la imagen
de María Magdalena sin justificación.
María Magdalena es mencionada, tanto en el Nuevo
Testamento canónico como en varios Evangelios
Apócrifos, como una distinguida discípula de Jesús de
Nazaret.
Es considerada Santa por la Iglesia Católica Romana,
la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana, que
celebran su festividad el 22 de julio.
Reviste una especial importancia para las corrientes
gnósticas del cristianismo. Su nombre hace referencia
a su lugar de procedencia: María de Magdala,
localidad situada en la costa occidental de lago de
Tiberíades.
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CONFERENCIA DE LA SEMANA
Sucesos Personales
Por: V.M. SAMAEL AUN WEOR
P
lena auto observación íntima del Mí mismo
resulta inaplazable cuando se trata de descubrir
estados psicológicos equivocados.
Incuestionablemente, los estados interiores
equivocados pueden ser corregidos mediante
procedimientos correctos.
Como quiera que la vida interior es el imán que atrae
los eventos exteriores, necesitamos con urgencia
máxima inaplazable eliminar de nuestra psiquis los
estados psicológicos erróneos.
Corregir estados psicológicos equivocados es
indispensable cuando se quiera alterar
fundamentalmente la naturaleza de ciertos eventos
indeseables.
Alterar nuestra relación con determinados eventos es
posible si eliminamos de nuestro interior ciertos
estados psicológicos absurdos.
Situaciones exteriores destructivas podrían
convertirse en inofensivas y hasta constructivas
mediante la inteligente corrección de los estados
interiores erróneos.
Uno puede cambiar la naturaleza de los eventos
desagradables que nos ocurren cuando se purifica
íntimamente. Quien jamás corrige los estados
psicológicos absurdos, creyéndose muy fuerte, se
convierte en víctima de las circunstancias.
Poner orden en nuestra desordenada casa interior es
vital cuando se desea cambiar el curso de una
desgraciada existencia. Las gentes se quejan de
todo, sufren, lloran, protestan, quisieran cambiar de
vida, salir del infortunio en que se encuentran;
desafortunadamente, no trabajan sobre sí mismas.
No quieren darse cuenta las gentes de que la vida
interior atrae circunstancias exteriores, y de que si
estas son dolorosas se debe a los estados interiores
absurdos.
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DEVELANDO LAS ESCRITURAS SAGRADAS
La Naturaleza vacía del “Yo”
3ra Parte
S
in embargo, tampoco parece prudente concluir que el “Yo” no existe en modo
alguno puesto que constituye el centro de nuestra vida física, emocional y
mental. Sin embargo, es imposible verlo o percibirlo directamente. Sólo vemos
sus reflejos, aunque no haya nadie ante el espejo. Es imposible convertir al sujeto en
un objeto. Cualquier cualidad que asignemos al sujeto no le pertenece porque las
cualidades y las determinaciones pertenecen a la esfera de los objetos.
El “Yo” es una superposición efectuada sobre un flujo de pensamientos, sensaciones,
percepciones, etc., más o menos sutiles. Sólo hay que dejar fluir, con la menor
interferencia posible de nuestra parte, los pensamientos que sostienen la
identificación del “Yo”.
Podemos plantearnos idénticas cuestiones con respecto a los supuestos objetos que
dan forma a nuestra percepción. ¿En qué se basa su hipotética realidad?
El camino pasa, pues, por la deconstrucción y la revisión de nuestros procesos
perceptivos, afectivos y cognitivos. Tenemos que comprender cómo funciona la
realidad intentando contemplarla desde diferentes perspectivas y también, en la
medida de lo posible, desde ninguna perspectiva en absoluto o, si se prefiere, desde la
perspectiva del no-“Yo”.
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