patología y causa de muerte en una fosa común de 1822 (ocio, álava)

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Vetera corpora morbo afflicta
Actas del XI Congreso Nacional de Paleopatología
Malgosa A, Isidro A, Ibáñez-Gimeno P, Prats-Muñoz G (eds.) (2013)
ISBN: 978-84-940187-5-6. p 351-372
PATOLOGÍA Y CAUSA DE MUERTE EN UNA FOSA COMÚN DE
1822 (OCIO, ÁLAVA)
Herrasti L1, Etxeberria F2, Berjón MA3, Apéllaniz J3
1
Dpto. Antropología, Sociedad de Ciencias Aranzadi
2
Medicina Legal, Facultad de Medicina, Universidad del País Vasco
3
Vasconia Kultur Services Consulting (VKS Consulting)
Correspondencia a: antropologia@aranzadi-zientziak.org
RESUMEN. En las excavaciones llevadas a cabo por VKS Consulting
en el suelo de la Ermita de Nuestra Señora de Asunción en Ocio
(Zambrana, Álava) en 2010 se expusieron un total de 48
enterramientos individuales y uno de tipo colectivo. Este último
corresponde a una fosa común en la que se hallaban 13 individuos
de sexo masculino que murieron en un mismo episodio de carácter
violento. Todos los individuos presentan lesiones en cráneo o/y en
el cuerpo compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego de
plomo, así como heridas incisas provocadas por arma cortante o por
traumatismos directos. En la investigación histórica realizada se ha
podido saber, a través del Libro de Defunciones, que en un
enfrentamiento bélico en 1822 se produjo la muerte simultánea de
13 vecinos de Briñas (villa próxima a Ocio). Este suceso estaría
relacionado con las luchas entre absolutistas o realistas y liberales o
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Herrasti et al.
constitucionalistas, en los prolegómenos de la Primera Guerra
Carlista.
PALABRAS CLAVE: Fosa común, muerte violenta, Primera Guerra
Carlista
ABSTRACT. In the excavations on the ground of the shrine of
Nuestra Señora de la Asunción in Ocio (Zambrana, Alava)in 2010
made by VKS Consulting, there were found 48 individual tombs and
a collective burial. The latter was a mass grave with 13 male
remains, who had died in a violent event. All of them showed skull
and/or body wounds possibly produced by lead firearm projectiles.
They also presented injuries provoked by sharp weapons and direct
traumas. The historical research tells us that 13 inhabitants of Briñas
(village close to Ocio) died in a military clash in 1822. This event was
related to the fight between absolutists (realists) and liberals
(constitutionals), at the prolegomena of the First Carlist War.
KEYWORDS: Mass grave, violent death, First Carlist War
INTRODUCCIÓN
El hallazgo de una fosa común de época histórica suele estar
relacionada con el fallecimiento de un grupo de personas en un
breve periodo de tiempo, que son enterrados de manera
simultánea. Las causas que motivan este tipo de inhumaciones son:
epidemias o enfermedades de rápido contagio, periodos de
hambruna y episodios bélicos.
En este caso, el hallazgo de dos proyectiles de plomo junto con los
individuos, además de la evidencia de lesiones por arma de fuego y
de arma inciso-cortante permiten determinar que un
enfrentamiento armado provocó la muerte violenta de los trece
individuos enterrados en la fosa (Etxeberria et al., 2005; Kimmerle y
Baraybar, 2011).
A través de la investigación documental y, particularmente, del
Libro de Finados de la villa de Ocio, se puede asegurar que este
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Herrasti et al.
grupo de hombres murió en 1822 “por causa de guerra”, según cita
el texto (Kaufman, 2001; Duarte y Núñez, 2009; Polo et al., 2011).
Eran todos naturales de la cercana villa de Briñas (Rioja) y
perecieron en un episodio bélico luchando contra la partida realista
comandada por Ignacio Alonso Cuevillas (De Sojo y Lomba, 1975;
Del Río, 1998).
MATERIAL Y MÉTODOS
La intervención arqueológica fue realizada en otoño de 2010 en la
planta baja del edificio de la Junta Administrativa de Ocio, protegido
por la Z.P.A. núm. 13 del Municipio de Zambrana, pues había sido la
antigua Ermita de Nuestra Señora de la Asunción. Se planificó y
procedió a la excavación íntegra del subsuelo del espacio afectado:
una superficie rectangular de 3,28 m de ancho en sentido N.-S. por
6,35 de largo. En principio, la obra de remodelación consistía en la
retirada del pavimento original de la habitación y el consiguiente
rebaje del nivel del suelo en unos 75 cm, hasta igualarlo con los de
las estancias contiguas, hecho este que suponía la destrucción de un
importante número de enterramientos humanos, correspondientes
a una necrópolis que ya había sido parcialmente afectada por obras
similares realizadas en el edificio en los años 1958.
Se documentaron un total de 174 unidades estratigráficas
diferenciadas, correspondiendo la mayor parte de ellas a las 49
inhumaciones localizadas. De los 49 enterramientos excavados, 48
corresponden a inhumaciones individuales en fosa simple excavada
sobre el terreno. Los esqueletos aparecen sin ajuares ni depósitos
funerarios, tal y como es habitual en las necrópolis cristianas.
El más singular de los enterramientos excavados corresponde con
una inhumación colectiva, que albergaba los restos óseos completos
de 13 individuos jóvenes y adultos masculinos.
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Herrasti et al.
RESULTADOS
(a) Análisis de los restos humanos
Los esqueletos aparecían depositados en el fondo de la fosa de
planta rectangular de unos 4,5 m de longitud y 1,5 de anchura,
orientada de este a oeste. Todos ellos se hallaban en posición
decúbito supino, solapados unos con otros. Solo el individuo
número 5 está en posición lateral (Fig. 1). Sobre el enterramiento se
depositó una gran cantidad de cal en la que quedaron parcialmente
embrechados. La acción de la cal y la humedad afectaron a algunos
de los restos que presentan una coloración oscura, como por
ejemplo en la trabécula de los cuerpos vertebrales.
Figura 1. Dibujo esquemático de la disposición de los esqueletos en la fosa.
En general los restos muestran una coloración blanquecina por el
contacto directo con la cal que los cubría, además de presentar una
importante deshidratación. Algunos huesos poseen una serie de
manchas de color violáceo en la superficie, que pueden
corresponder a una contaminación por hongos. Tienen esta
característica las diáfisis de fémur del Ind. 5, del Ind. 10 ó del Ind.
13; o la segunda vértebra cervical del Ind. 4.
Los esqueletos 1 y 2 conservan la mitad superior porque la
construcción posterior de un muro seccionó sus extremidades
inferiores. También se vieron afectados la mitad inferior de tibias y
peronés, además de los pies del individuo 3.
Los trece individuos corresponden al sexo masculino y a edades
comprendidas entre la juvenil y la adulta madura. En realidad, el
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Herrasti et al.
grupo más numeroso está constituido por ocho individuos de 20 a
30 años, tres son de edad juvenil y sólo dos superarían los 30 años.
(b) Paleopatología de los restos humanos
En todos los individuos se han identificado evidencias
paleopatológicas, la mayor parte relacionadas con lesiones
perimortem y el carácter violento de su muerte. A continuación se
exponen los signos de patología clasificados por entidades
nosológicas.
(b.1) Variedades anatómicas
Aunque el número de individuos estudiados es reducido, hay
ejemplos de las variantes epigenéticas craneales más comunes
como huesos wormianos en la sutura lambda (Ind. 2), wormiano en
el bregma (Ind. 6) y persistencia de la sutura metópica (Ind. 12).
Por otro lado, dos individuos presentan espondilolisis en la quinta
vértebra lumbar. Es bilateral en el Ind. 5, de manera que el arco se
halla exento. El Ind. 11 muestra una dehiscencia del arco solo en el
lado derecho.
(b.2) Patología dentaria
El estado dental es en general precario. La presencia de caries está
muy extendida. En algunos casos, la caries había alcanzado la
cavidad pulpar generando un absceso periapical. Son visibles los
abscesos en el Ind. 1 (en el premolar 44); en el Ind.2 (molar 26), Ind.
3 (molar 17) e Ind. 13 (molar 37). La pérdida prematura de dientes y
la extensión de la caries provocaba la inestabilidad de las piezas que
para fijarse engrosan sus raíces con hipercementosis, como es
apreciable en el molar 37 del Ind. 5.
Por otro lado, tanto los dientes anteriores del Ind. 3 como del Ind.
10 muestran manchas en el esmalte, que pudieran ser debidas a la
nicotina del tabaco.
El Individuo 13 exhibe el canino superior izquierdo (13) colocado en
disposición diagonal, por detrás del incisivo lateral (12). En realidad,
el diente no erupcionó y se desarrolló en el maxilar, donde quedó
impactado (Fig. 2).
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Herrasti et al.
Figura 2. Canino superior 13 impactado en paladar. Caries en 35 y 37 con
absceso. 36 perdido en vida.
(b.3) Trauma ante mortem
En un solo caso se ha observado una fractura consolidada. Se trata
del tercer metacarpiano de la mano derecha del Individuo 1, que
presenta un acortamiento asociado a un engrosamiento en su
diáfisis. Corresponde a un callo de fractura bien resuelto, posterior
a un trauma por impacto, por choque directo, o por compresión en
dicha mano.
(b.4) Lesiones perimortem. Causa de muerte
El aspecto más significativo consiste en que la totalidad de los 13
individuos presentan lesiones perimortem que provocaron
necesariamente su muerte. Se trata de heridas producidas por el
paso de proyectil de arma de fuego. A principios del siglo XIX, se
utilizaban trabucos o fusiles de avantcarga que disparaban
proyectiles esféricos de plomo. De hecho, en esta inhumación
colectiva se recuperaron dos proyectiles de plomo deformados. Las
lesiones por arma de fuego afectaron a distintas partes del cuerpo.
Se describen a continuación las lesiones en función de su
distribución topográfica:
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Herrasti et al.
• Lesiones en las extremidades superiores: Los Individuos 3, 5,
6, 7 y 10 presentan sendas fracturas en el húmero derecho o
izquierdo. En todos los casos, el impacto del proyectil o el
golpe con un objeto contundente con alta energía cinética
provocó la fractura conminuta de la diáfisis.
En la zona media de la diáfisis del húmero izquierdo del
Individuo 3 existe una fractura perimortem de tipo
espiroideo.
El Individuo 5 tiene fracturado el húmero izquierdo en la zona
media de la diáfisis. La restitución de los fragmentos óseos
permite observar el punto de impacto y el orificio de entrada
del proyectil en el borde lateral externo (Fig. 3). El proyectil
alcanzó el brazo de este individuo desde su izquierda en una
trayectoria perpendicular al húmero.
Figura 3. Punto de impacto en lado externo de diáfisis de húmero
izquierdo del Ind. 5.
En el caso del Individuo 6, el impacto afectó en la cara
externa del húmero derecho, con el resultado de una
fragmentación de la diáfisis en varias esquirlas.
Sin embargo, el tercio distal del húmero derecho del
Individuo 7 recibió el impacto de un proyectil de arma de
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Herrasti et al.
fuego en la cara posterior, produciendo una importante
destrucción y pérdida ósea en la cara anterior (Fig. 4). Así
pues el proyectil atravesó la diáfisis de atrás adelante y en
una trayectoria perpendicular.
Figura 4. Fractura perimortem en diáfisis de húmero derecho. Impacto de
atrás adelante.
• Lesión en la cintura clavicular: El Individuo 4 muestra una
fractura perimortem en la zona media de la clavícula derecha.
El proyectil traspasó de atrás adelante, tal y como se puede
apreciar en la ruptura y astillamiento de los dos fragmentos.
• Lesiones en el tronco: En la apófisis lateral derecha de la
quinta vértebra torácica (D5) del Individuo 5 hay una pérdida
ósea producida por el paso de proyectil, que penetró por la
espalda en un sentido perpendicular al tórax. Así pues, la
trayectoria fue de atrás adelante y horizontal. Asimismo,
presenta una fractura perimortem con rebordes astillados
una costilla del costado izquierdo del Individuo 13, que pudo
haber sido producido por un fuerte impacto o por el paso de
proyectil.
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Herrasti et al.
• Lesiones en la cintura pélvica: En el coxal izquierdo del
Individuo 8, en el área de la superficie auricular, se observa
una significativa pérdida de hueso como consecuencia de
haber sido atravesado por un proyectil. En la cara posterior
del ilion, se reconoce un reborde redondeado
correspondiente a la entrada de la bala de plomo, que está en
consonancia con una mayor ruptura y fragmentación en la
cara anterior (Fig. 5). Ello significa que el proyectil penetró
por el glúteo izquierdo para llegar a la cavidad abdominal, en
una trayectoria de atrás adelante, de izquierda a derecha y
ligeramente descendente.
A
B
Figura 5. A: Orificio de entrada en cara
posterior del ilion izquierdo del Ind. 8.
B: Destrucción en cara anterior del
coxal izquierdo producida por la salida
del proyectil.
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Herrasti et al.
• Lesiones en el tramo cervical: La primera vértebra cervical del
Individuo 2 tiene el arco fracturado en dos puntos y también
está roto el lateral de la faceta de articulación de la apófisis
odontoides. Por la forma de ruptura de los bordes se puede
inferir que el proyectil atravesó la vértebra de adelante atrás,
de izquierda a derecha y subhorizontal (Fig. 6).
Figura 6. Fracturas perimortem en primera vértebra cervical.
En el Individuo 3 es la segunda vértebra cervical la que está
fracturada. De hecho, falta una porción del arco en el lado
derecho. El proyectil impactó en el lado izquierdo del arco en
una trayectoria de adelante atrás, de izquierda a derecha y
ligeramente descendente.
• Lesiones por arma de fuego en el cráneo: El grupo más
numeroso de lesiones está representado por las heridas por
arma de fuego que afectaron a la cabeza. De hecho, nueve de
los trece individuos muestra lesiones en el cráneo, todas ellas
compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego.
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Herrasti et al.
En el Individuo 1 sólo es observable el orificio de entrada de
16 mm de diámetro en el lado derecho del occipital sobre la
sutura lambda. Desde el orificio se extienden fisuras a través
de la escama temporal y el occipital. Las fisuras se repiten en
el parietal izquierdo, en posible relación con el orificio de
salida, peor conservado. Así pues, la trayectoria del disparo
fue de atrás adelante, de derecha a izquierda y ligeramente
descendente.
En el parietal derecho del Individuo 6 se aprecia un orificio de
entrada en forma de ojo de cerradura o keyhole, generado
por un disparo tangencial. El proyectil penetró en la cavidad
craneal en un ángulo agudo produciendo esta característica
forma (Fig. 7). La trayectoria fue de adelante atrás, de
derecha a izquierda y descendente.
Figura 7. Orificio de entrada de proyectil en forma de Keyhole.
A su vez, en el parietal derecho del Individuo 8, por encima de
la escama temporal y sobre la sutura coronal, es visible un
orificio de entrada de 20 mm de diámetro. La salida se sitúa
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Herrasti et al.
en la zona media del occipital y va asociada a fracturas
radiales. La trayectoria del disparo fue de adelante atrás, de
derecha a izquierda y descendente (Figs. 8 y 9).
Figura 8. Orificio de salida en el occipital. Al fondo
el orifico de entrada. Individuo 8.
Figura 9. Interpretación de las lesiones en el cráneo del Ind. 8.
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Herrasti et al.
En el caso del Individuo 9, el orificio de entrada de 19 mm de
diámetro se localiza en la sien derecha (Fig. 10), mientras que
el de salida de 23 mm de diámetro se halla en la sien
izquierda, sobre la escama temporal, con el correspondiente
borde biselado de ruptura (Fig. 11). La trayectoria fue de
adelante atrás, de derecha a izquierda y ligeramente
descendente (Fig. 12).
Figura 10. Orificio de entrada en la sien derecha. Al
fondo orificio de salida.
Figura 11. Orificio de salida con aureola de
ruptura sobre la escama temporal izquierda.
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Herrasti et al.
Figura 12. Interpretación de las lesiones en el cráneo del Individuo 9.
En el cráneo del Individuo 10 se puede ver una importante
pérdida de hueso con borde redondeado en el parietal
izquierdo que corresponde al orificio de salida de un proyectil
de arma de fuego. La bala entró, probablemente, por el
esplacnocráneo que está muy fragmentado. La trayectoria del
disparo fue de adelante atrás, de derecha a izquierda y
descendente, determinado por el bisel inferior del orificio de
salida.
En el parietal derecho del Individuo 11 existe un orificio
circular de 18 mm de diámetro, que está relacionado con la
entrada de proyectil de arma de fuego. El orificio de salida se
sitúa en el parietal izquierdo con un diámetro de 27 mm,
caracterizado por un borde biselado y por la fragmentación,
pues se conservan algunas de las esquirlas desprendidas (Fig.
13). La trayectoria del disparo fue de atrás adelante, de
derecha a izquierda y subhorizontal (Fig. 14).
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Herrasti et al.
Figura 13. Orificio de salida en parietal izquierdo. Orificio de entrada al
fondo, en parietal derecho.
Figura 14. Trayectoria del disparo en el cráneo del Individuo 11.
También en el Individuo 12 se aprecia un orificio de entrada
circular de 19 mm de diámetro en el parietal izquierdo, muy
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Herrasti et al.
próximo a la sutura coronal. La bala salió por el lado derecho
del esplacnocráneo, como indica la fractura perimortem de
los molares 17 y 46. El disparo fue de atrás adelante, de
izquierda a derecha y descendente.
Por último, en el Individuo 13 el proyectil penetró por la
mitad derecha del occipital, en el borde de la sutura lambda,
donde se observa un orificio de 16 mm de diámetro. El
proyectil salió por el parietal izquierdo. Así pues, la
trayectoria del disparo fue de atrás adelante, de derecha a
izquierda y de abajo arriba.
• Lesiones incisas por arma cortante: La segunda vértebra
cervical del Individuo 11 se distingue un corte diagonal que
seccionó la apófisis odontoides. El plano de corte es nítido en
la cara anterior, mientras que en la parte posterior el borde
es más astillado (Fig. 15). Ello indica que el filo del arma cortó
la apófisis desde adelante con arrancamiento de la porción de
hueso en la parte posterior.
Figura 15. Corte y sección de la apófisis odontoides en C2 del Individuo
11.
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Herrasti et al.
En el caso del Individuo 12, son dos sendas incisiones oblicuas
y paralelas las que se pueden observar en el occipital y
parietal derechos (Fig. 16). A estas se añade otra incisión más
profunda y circular, por un golpe asestado de forma secante,
que deja expuesto el plano de corte en forma de
“tragamoneda” (Figs. 16 y 17). Estas lesiones fueron,
probablemente, infringidas cuando ya estaba herido por un
disparo, e incluso, inmovilizado en el suelo (Fig. 18).
Figura 16. Heridas incisas en occipital y parietal derecho
del Individuo 12.
Figura 17. Detalle de la incisión y plano de corte en
“tragamoneda”.
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Herrasti et al.
Figura 18. Interpretación de las lesiones en el cráneo del Individuo 12.
También el Individuo 13 presenta lesiones por filo cortante
en el parietal izquierdo. Se trata de dos incisiones paralelas,
que se hallan incompletas por pérdida de hueso craneal.
Junto a ellas hay un defecto óseo en el exocráneo,
posiblemente producido por una herida en scalp (Fig. 19).
Figura 19. Incisiones paralelas en el parietal
derecho del Individuo 13.
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Herrasti et al.
• Lesiones por golpe contundente: Además del paso de
proyectil de arma de fuego y de las incisiones en el parietal
derecho, el Individuo 13 sufrió un golpe contundente en el
lado derecho del occipital. Así se puede apreciar una zona
deprimida con fisura en el borde de la sutura lambda (Fig.
20).
Figura 20. Zona de impacto con objeto contundente en el
occipital.
CONCLUSIONES
• Se trata de una fosa común en la que fueron enterrados trece
individuos.
• Todos son varones de edad adulta joven, tres de ellos son
juveniles y siete de edad inferior a los 25 años.
• Presentan lesiones traumáticas en el cráneo producidas por el
paso de proyectil de arma de fuego de plomo (Fig. 21).
• En la fosa se recuperaron dos proyectiles de plomo de 16 mm de
diámetro. Uno de ellos estaba deformado como consecuencia
del impacto.
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Herrasti et al.
• En el Libro de Difuntos del Archivo parroquial de Ocio
(Zambrana) se recoge la muerte violenta de trece personas en
1822 “por acción de guerra”. Corresponden a trece vecinos de
Briñas (Rioja) (localidad cercana a Ocio) que murieron en un
enfrentamiento bélico contra la partida realista comandada por
Ignacio Alonso Cuevillas, tal y como se ha podido investigar en la
documentación.
• La relación de edades que recoge el texto del Libro de Finados es
compatible con la estimada para estos trece individuos.
• Se puede concluir que en esta fosa se inhumaron las trece
personas originarias de Briñas que fueron asesinadas o/y
ejecutadas por las tropas realistas, comandadas por el capitán
Ignacio Alonso Cuevillas en 1822. Estas acciones constituyeron
un antecedente de la Primera Guerra Carlista de 1833.
Figura 21. Localización de las lesiones observadas.
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Herrasti et al.
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