La verdadera conversión 1 Tesalonicenses 1:8-10 INTRODUCCIÓN: Contrariamente a lo que podríamos suponer, con la llegada de los grandes inventos y adelantos científicos del siglo XX, hubo un distanciamiento del hombre hacia Dios, hacia lo que nos enseña Su Palabra. Muchos han llegado a cuestionarse con esta pregunta: “¿Después de todo, es lógico creer en Dios?”. Dígase lo que se diga, el hombre fue creado por Dios y es un ser religioso en esencia, busca en que creer. Tiene un vacío en su corazón que solo puede llenarlo Dios. En esta semana consideraremos en la Barca un tema doctrinal importante, la conversión. Quisiéramos primeramente considerar que NO es conversión. DESARROLLO 1) Creer en Dios no es equivalente a ser un convertido: Aunque un ateo (hombre sin Dios) o un agnóstico (aquel que busca demostrar que Dios no existe) se empeñen en sus ideas, la verdad es que es un absurdo negar la existencia de Dios. Las cosas creadas revelan la existencia de un ser Todopoderoso (Léase Romanos 1:19-20 y Salmo 19:1). Sin embargo, estar convencido de la existencia de Dios no hace de una persona un convertido. Léase Santiago 2:19 y comenten el pasaje en el grupo (también cual es la verdadera fe que salva Stg 2:17-18; Lc 14:25-27; 1 Jn 3:2-3; 1 Co 13:5). 2) Haber recibido bendiciones de Dios tampoco es el reflejo de ser un convertido: Muchas personas afirman que conocen a Dios y tienen una relación con Él debido a que a lo largo de sus vidas han recibido una o varias manifestaciones del poder y la bendición de Dios. Dios es en esencia alguien que se deleita en bendecir (Léase Mateo 5:44-45). Por tanto, no nos puede sorprender, que en determinados momentos de nuestra vida (aun antes de recibir a Jesús en nuestro corazón) hayamos recibido Sus favores. Léase Lucas 17:11-19 y coméntese los aspectos más importantes. ¿Qué opina acerca de los nueve leprosos que fueron sanados y no regresaron a glorificar a Jesús? (Lc 12:19-21; Fil 4:12) 3) Asistir a un grupo de estudio no equivale a ser un convertido: Léase 1 Jn 2:19. En este pasaje se establece el caso de personas, que habiendo compartido algunos aspectos de la fe con genuinos creyentes en un determinado espacio de tiempo, terminaron por alejarse de la fe y de Dios. Muchas personas pueden asistir a un templo y asimilar conductas piadosas que ven y admiran, pero sus corazones no le pertenecen a Dios. Posiblemente alguno de nosotros estuvo yendo al templo por algún tiempo antes de convertirse verdaderamente a Dios. ¿Le sucedió esto a usted? 4) Dar limosnas y conocer mucho la Biblia no son muestras de ser un convertido: Un caso importante a considerar es el de Cornelio en Hechos 10. En el verso 2 se señala que este centurión romano era piadoso, temeroso de Dios, ayudaba a los necesitados y oraba a Dios siempre. Dios tenia sin dudas, buena memoria de la vida piadosa de Cornelio, pero lo persuadió de traer a su casa al apóstol Pedro, de quien dijo: “él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa” (Hch 11:14). A pesar de tener una vida dedicada a Dios; sin embargo, a Cornelio le faltaba conocer de Jesús para tener salvación él y toda su casa. El Rey de Israel en tiempos del Apóstol Pablo, llamado Agripa, aun a pesar de conocer mucho de la Ley y los profetas, estar rodeado de escribas y fariseos, al ser confrontado y animado a creer en Jesús le dijo estas patéticas palabras a Pablo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hch 26:28). Ciertamente, se puede saber y conocer mucho acerca de Dios, y estar “friendo salchichas” para el diablo. Coméntese también el pasaje de la tentación de Jesús en Mateo 4:5-6. ¡El diablo conoce mucho de Biblia y no obstante, no es salvo! 5) ¿Qué es entonces la conversión?: Es una decisión personal, premeditada y decidida por medio de la cual una persona es persuadida por parte de Dios de la necesidad de ser salvo. La religión no es la respuesta. La conversión verdadera es pegar un giro de 180 grados, advirtiendo que el camino que se seguía era el equivocado, para alejarse del mismo y optar por el que traza Dios por medio de Jesús, revelado en las Escrituras. Léase Hechos 26:18. En este pasaje Dios manda a Pablo a compartir valerosamente acerca de Jesús, abriendo los ojos de los extraviados; persuadiéndoles que se conviertan de las tinieblas a la luz; de la potestad de Satanás a la de Dios; a fin de recibir por medio de la fe en Jesucristo, perdón de pecados y herencia en los cielos. ¿Cuáles son los frutos de una verdadera conversión? Antes hurtaba, ahora trabaja y comparte con los necesitados. Antes mentía, ahora honra la verdad y paga el precio de decirla a toda costa. Antes era infiel con su pareja, ahora es fiel y honra el matrimonio. Antes ignoraba a Dios, ahora lo ama y lo sirve. Antes desobedecía la palabra de Dios, ahora obedece la palabra y la guarda. APLICACIÓN: Dios nos ama intensamente y quiere nuestro bien. Léase Oseas 11:4, 8. Dios quiere que todos procedan a arrepentimiento y reciban Su salvación. La salvación tiene que mostrarse por algunas actitudes, por ejemplo, el que cree en Jesucristo se bautiza pues Jesús así lo dispuso expresamente. Oremos para mostrar frutos de una verdadera conversión y si no ha recibido a Jesús en su vida, no postergue más esta trascendental decisión y experimente hoy una verdadera conversión. Amén.