A tasas chinas: El acaparamiento de tierras por parte de China en Argentina y Colombia Alicia Puyana y Agostina Costantino Panel: Desarrollo Global A tasas chinas. El acaparamiento de tierras por parte de China en Argentina y Colombia Alicia Puyana y Agostina Costantino Una nueva preocupación llama la atención de académicos, políticos y movimientos sociales en América Latina y en el mundo entero, con renovado brío a partir de inicios de los años 2000: el “acaparamiento de tierras”. Se trata de la adquisición de grandes extensiones de tierra, en primer lugar, por inversores extranjeros y, en menor medida, por nacionales, solos o en asociación con extranjeros. Un papel importante en este proceso lo despliega China, cuyo gobierno alienta las inversiones en tierras en el extranjero principalmente por tres razones: seguridad alimentaria y de abastecimiento de minerales, búsqueda de oportunidades de negocios y, por motivos políticos, acordes al tamaño de su economía y motivaciones ambiciones geoestratégicas. Los mecanismos del acaparamiento son varios y van desde la adquisición por compra o renta hasta el despojo por coerción, ejercida, ya por medios violentos ya por instrumentos legales de política económica: las tasas de cambio, las políticas comerciales y monetarias o las de estímulos preferenciales a productos o tipos de explotación, y, en los países subdesarrollados, con las políticas de la sustitución de importaciones, sin ignorar la primera gran desposesión de tierras ejercida por los poderes conquistadores y coloniales sobre los pueblos originarios a lo largo de varios siglos de dominio. El objetivo de este trabajo es estudiar el proceso de acaparamiento de tierras contemporáneo, ejemplarizado por las adquisiciones realizadas por inversionistas, preponderantemente gubernamentales de la República Popular China, en Argentina y Colombia, los dos países latinoamericanos en los cuales el acaparamiento ha sido más intenso. Dos aclaraciones respecto a la selección de los casos: (i) ¿Por qué Argentina y por qué Colombia?: Como mostraremos en el apartado 4, de toda América Latina, es en los dos países en donde China ha desplegado el mayor interés en invertir en tierras; y (ii) ¿por qué China?: como se revelará en los resultados de esta investigación, los objetivos de las inversiones chinas en tierra tienen algunas particularidades que permiten mostrar claramente el rol que los modos de desarrollo de Argentina y Colombia y el de China tienen en la economía mundial. Como veremos, uno de los principales objetivos de China en la producción directa en estos países es garantizar el abastecimiento de alimentos de bajo costo para sostener salarios industriales relativamente bajos y, de esta manera, no perder capacidad de abrir mercados externos para su producción manufacturera. Otros elementos ponen de relieve la oportunidad de comparar el acaparamiento de tierras en los dos países y mostrar cómo éste es posible gracias a las políticas de desarrollo aplicadas por los gobiernos de Argentina y Colombia, de incentivar las inversiones extranjeras para aumentar la producción y exportación de materias primas y alimentos. Parecería a primera instancia que Argentina y Colombia no tienen muchos rasgos en común, por lo cual la comparación sería fútil, si no fuera de lugar. No obstante, proponemos algunos elementos que son notables. En primer lugar, los dos países han mantenido en toda su vida republicana una muy elevada concentración de la propiedad de la tierra y en los dos parece que ésta se intensifica en los años recientes. Tanto Argentina como Colombia se han caracterizado como exportadores mundiales importantes de productos agrícolas y pecuarios, en los cuales han radicado sus ventajas comparativas. Los dos se diferencian en la dotación relativa de los factores del sector rural: argentina es abundante en tierra y relativamente escasa en mano de obra, mientras Colombia dispone de relativa abundancia en tierras pero es mayor su disponibilidad de trabajo, por lo que tienen una diferente relación tierra/población o tierra/trabajo agrícola. No obstante esos contrastes, por la concentración de la propiedad en ambos países se considera, en general que la tierra es abundante y barata y la mano de obra cara y bajo este supuesto han establecido una función de producción capital/trabajo intensiva en el primero que desplaza el trabajo y que no responde al nivel de desarrollo ni la escasez de capital de cada uno. En efecto, en los dos países se han adoptado funciones de producción agrícola similares a las de países ricos en capital, con muy limitada dotación de tierra y escasa mano de obra. Desde la sustitución de importaciones se evidencia, en los dos países, la caída de la participación de la agricultura en el PIB y el empleo, no obstante ser el sector transable por excelencia. A pesar de las grandes diferencias en la conducción de la economía, que marcaron contrastes notables en la participación del Estado en la economía, la aplicación en Argentina de las políticas denominadas populistas y en Colombia el manejo siempre ortodoxo, los dos países adoptaron, con diferencias en tiempo e intensidad, el modelo liberal de oferta y abrieron su mercado a la competencia externa y en ninguno se abolió totalmente la discriminación contra el sector agrícola del modelo de sustitución de importaciones. Desde las reformas de los años ochenta y noventa, los dos se embarcaron en el modelo extractivista, Argentina con la soya, el petróleo y el gas y Colombia con la minería y la modernización del campo mediante grandes concesiones de tierra, las locomotoras que propulsaría el crecimiento económico. El acaparamiento de tierras tiene rasgos comunes y divergentes: en Colombia coinciden procesos legales de acaparamiento con el despojo violento, que no lo padece Argentina. En los dos este proceso se estimula, por así decirlo por coerción por la vía del mercado y los estímulos que elevan la rentabilidad de las importantes inversiones en grandes extensiones de tierras. En este contexto de sesgo anti productores medianos y pequeños se instaura y promueve el acaparamiento de tierras. Así, planteamos, al menos para discutir, el acaparamiento de tierras se manifiesta, no como una mera “imposición externa”, sino como parte integral de los modos de desarrollo y la forma de acumulación de capital de ambos países latinoamericanos en el cual convergen los intereses del capital externo y los de importantes capitales nacionales. La ponencia se organiza como sigue: en el siguiente apartado, el número dos, se presentan algunos elementos teóricos sobre el acaparamiento de tierras y los efectos de la especialización internacional en recursos naturales. El apartado número tres, discute las características y la evolución que ha tenido el acaparamiento de tierras en el mundo, e identifica las particularidades de cada región; esta caracterización regional, para el caso de América Latina, se completa en el apartado 4 y 5 con la sistematización de la información encontrada en los estudios de caso consultados, con especial énfasis en Argentina y Colombia. En el Apéndice Metodológico y Sobre Fuentes, al final del texto, se detallan los métodos y las fuentes utilizadas para el análisis y discuten los alcances y límites del método empleado. 1) Algunas perspectivas analíticas sobre las razones y efectos del acaparamiento de tierras El acaparamiento de tierras de hoy, o transición agraria contemporánea, es una etapa más en el prolongado proceso de penetración de la acumulación capitalista en el agro, relacionada con la urbanización, la revolución industrial y la expansión de las manufacturas y, derivada de éstos, con la necesidad de garantizar alimentos e insumos baratos para la economía urbana, manufacturera y de servicios de todo tipo. La revolución agraria, o los grandes aumentos en rendimientos y productividad, aún superiores a los de las manufacturas, se han considerado siempre como requisito indispensable del desarrollo socioeconómico y el progreso de las sociedades (Kaldor, Prebisch- Singer). Estos factores se esgrimían en favor de la penetración de los modos de producción capitalista en la agricultura, es decir de la necesidad de instaurar un sistema de producción que satisficiera la demanda urbana simultánea con la reducción de la población empleada en agricultura mediante aumentos en la productividad laboral agrícola y en los rendimientos físicos. Este sistema de producción implicaba la penetración del capital en forma intensa, la alteración de la función de producción agraria y de la estructura de la propiedad. Estos argumentos apoyaron las visiones negativas sobre el campesinado, ya las marxistas ortodoxas, como el elemento conservador no revolucionario, ya las liberales que vaticinaban su extinción empujadas por la fuerza modernizadora del capital. De todas formas y a lo largo del tiempo, la relativa abundancia de factores de producción ha sido tema de la disciplina económica y ha expresado las motivaciones, los medios y los efectos de la necesidad de resolver las escasez o aprovechar la abundancia, es decir la esencia de la división internacional del trabajo y la especialización, como elementos esenciales del desarrollo. El comercio exterior forma parte fundamental de la política externa general de los países. En efecto, con el comercio se crean alianzas, forjan nexos y consolidan vínculos en procura de los objetivos políticos y económicos de cada país. Para la escuela liberal de las relaciones exteriores, la economía es el medio para el fin político no otro que la consolidación del poder político de los países y la preservación del orden político (Stephens, 2013). El mundo se ha dividido en dos fracciones, según algunos autores, complementarias y, según otros, antagónicas. El de los países abundantes en capital y trabajo calificado y pobres en recursos naturales, esto es el Norte o el mundo Desarrollado y el del conjunto de países ricos en recursos naturales y mano de obra no calificada y limitada disponibilidad de capital, el Sur, el mundo subdesarrollado. El Norte industrializado y el Sur subdesarrollado, la dicotomía que parece se reaviva con el retorno de la división del trabajo que se reinstaló en América Latina y otras regiones subdesarrolladas, con el modelo exportador liberal desde los años ochenta del Siglo XX una de cuyas manifestaciones es el acaparamiento de tierras contemporáneo. Desde esta abstracción, la teoría ha adoptado visiones diversas que se pueden resumir en los efectos que la especialización internacional tiene sobre el proceso de cambio, industrialización y desarrollo. Recordemos por ejemplo, las teorías de las exportaciones de excedentes de Lewis (1954) y I Myint (1971) con las que en cierta forma coinciden los eslabonamientos de Hirschman y críticas a los planteamientos del comercio empobrecedor de Baghwati. Estos aportes se derivan más o menos directamente de los clásicos, los modelos HO y la división del trabajo basada en la intensidad de factores. Por el otro lado, estarían las aproximaciones del estructuralismo y la corriente de la dependencia, la visión más realista del intercambio desigual, la no convergencia y la necesidad de salir de la especialización en materias primas ya por la tendencia al deterioro de largo plazo de los términos de intercambio, ya por las diferencias en las elasticidades ingreso de la demanda, el avance tecnológico y para estimular las manufacturas por las dificultades de entrar en esos mercados (Nahon, Rodríguez Enríquez, & Schorr, 2006). Hasta las más novedosas inspiradas en el los efectos no positivos de las bonanzas petroleras de los años 70 y 80 y sintetizadas, desde la economía del crecimiento, en la Enfermedad Holandesa y, desde la ciencia política y los estudios sobre las instituciones, en el concepto más comprehensivo de la Teoría de la Maldición de los Recursos Naturales. Varias teorías interpretan el acaparamiento de tierras contemporáneo. Algunas lo identifican como la expresión natural de la expansión del capital en la fase actual del imperialismo, otras como el resultado normal del ajuste del mercado de alimentos y materias primas ante una creciente demanda, especialmente en China, India y varios países asiáticos y el agotamiento de las posibilidades de crecimiento extensivo de la oferta o por las necesidades del capital des-regulado y por la penetración de los mercados de futuros por el capital financiero y los fondos de ahorro y pensiones. Si bien el acaparamiento de tierras, por la vía del despojo violento1 o del mercado, es un proceso centenario, se modifica según lo demanden las condiciones de la economía, Así, por ejemplo, la revolución verde, con semillas híbridas y pesticidas diseñados para 1 El historiador estadounidense Daniel Peter(2013) sugiere que durante las luchas por los derechos civiles (1940-1974) se practicó un abierto despojo de tierras a propietarios afro americanos, por medio de abusos burocráticos de todo tipo. éstas, implicó el endeudamiento, quiebra y despojo de millones de campesinos alrededor del mundo, por la intensificación del uso de agroquímicos y maquinaria agrícola, conducentes al ahorro en empleo, para no mencionar los efectos ambientales por pérdida de biodiversidad, entre otros. Hoy el acaparamiento presenta aristas novedosas que hay que estudiar, por ello consideramos importante señalar otros aspectos que confluyeron también a incentivar las inversiones en tierra. La crisis financiera global marchó acompañada (o es la expresión) de una crisis sistémica más compleja o poliforme, que algunos (Gallagher y Ghosh) han denominado Crisis Triple, compuesta por la crisis financiera, la crisis de desarrollo y la ambiental2, las que integran las crisis alimentaria y la energética (Puyana 2012). Sugerimos por lo tanto que el acaparamiento de tierras es la respuesta del mundo desarrollado y su capital a esta multifacética crisis sistémica. Los efectos económicos y sociales del acaparamiento de tierras contemporáneo son objeto de intenso debate en algunos frentes o temas principales: los cambios en el uso de la tierra y de las cosechas y las transformaciones en los tipos de propiedad y modo de producción. Aparentemente hay dos frentes interpretativos: los de las organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales por una parte y, por la otra, las organizaciones multilaterales y de grandes productores. Cada frente arma sus argumentos alrededor de los efectos que desean enfatizar y considera más relevantes. Mientras las organizaciones no gubernamentales, apoyadas en la historia pasada y presente tratan este proceso como acaparamiento, en la globalización reconocen de entrada un proceso enraizado en la esencia del capitalismo, resaltan los cambios negativos derivados de las mutaciones en el uso de la tierra y de la producción, en la propiedad de la tierra. Para las instituciones multilaterales y las grandes corporaciones se trata de grandes inversiones en tierra, y enfatizan los aumentos en rendimientos, productividad y rentabilidad y el impacto benéfico en el medio ambiente, por la producción de biocombustibles, efectos todos que garantizarán la alimentación de la humanidad, como lo hiciera hace más de 60 años la revolución verde. Aceptan la posibilidad que se presenten algunos resultados sociales y ambientales negativos y, para mitigarlos, proponen códigos de conducta, buenas prácticas y reglas de gobernanza, sintetizados en siete Principios de Inversión Agrícola Responsable, (IAR siglas en 2 Ver Triple Crisis Blog en el cual varios autores presentan y discuten este tema: http://triplecrisis.com/ castellano y en inglés RAI), los que garantizarían ganancias para todos (Banco Mundial et al, 2010).3 2) Los efectos en el uso de la tierra (esta sección se basa en Borras et al, 2012). Según Borras et al (2012), no toda adquisición de tierras es acaparamiento ni todo acaparamiento se traduce en los mismos resultados en uso de tierras o disposición de la producción, por lo tanto los efectos sociales y ambientales divergen, deben ser estudiados caso por caso. En términos generales se pueden visualizar 4 grandes movimientos en el uso de la tierra: A: De la producción de alimentos a la producción de otros alimentos B De la producción de alimentos a la producción de biocombustibles C De la producción agrícola no alimentaria a la de alimentos D De la producción agrícola no alimentaria a la de bio-combustibles Estos grandes flujos se subdividen en varias categorías, de acuerdo a criterios que se detallan adelante y que Borras et al sintetizaron en la Tabla No. 1. Tabla 1. El carácter, la dirección y la orientación del cambio de uso de suelo Tipo A A1 A2 A3 B B1 B2a B2b C C1 C2 C3 C4 3 De: Producción de alimentos Alimentos para consumo Alimentos para consumo doméstico Alimentos para exportación, agricultura industrial Producción de alimentos Alimentos para consumo doméstico Alimentos para consumo doméstico Alimentos para consumo doméstico No alimentario Bosques Bosques Marginal, tierra ociosa Marginal, tierra ociosa A: Producción de alimentos Alimentos para intercambio doméstico e intercambio Alimentos para exportación monocultivos y Alimentos para consumo e intercambio doméstico, policultivos en pequeña escala Producción de biocombustibles e intercambio Biocombustibles para exportación e e intercambio Biocombustibles para uso local e intercambio doméstico, pero controlados por corporaciones intercambio Biocombustibles para uso local e intercambio doméstico, no controlados por corporaciones Producción de alimentos Alimentos para consumo e intercambio doméstico Alimentos para exportación Alimentos para consumo e intercambio doméstico Alimentos para exportación El documento del Banco Mundial y FAO, IFAD y la UNCTAD fue promovido también por gobiernos del Grupo de los 8 y por grandes multinacionales de alimentos como Cargill y Monsanto, ver TI Agrarian Justice: 2011. D D1 D2 D3 D4 Bosques y Marginal, tierra ociosa Bosques Bosques Marginal, tierra ociosa Marginal, tierra ociosa Producción de biocombustibles Biocombustibles para uso e intercambio doméstico Biocombustibles para exportación Biocombustibles para uso e intercambio doméstico Biocombustibles para exportación Además, el acaparamiento genera cambios en la tenencia de la tierra que, según Borras et al (op cit 2012) se pueden resumir en: A. Redistribución de la tierra, que implica cambios en la estructura del poder que poseerla confiere. Se puede hacer por el reparto de una reforma agraria o lo arreglos tipo aparcería. En esta distribución se asume que todos ganan y que se elevan los rendimientos y la productividad agrícolas (Berry op.cit). Vale recordar que ni en Argentina ni en Colombia ha habido reforma agraria, si bien en Colombia existen la aparcería y la medianía. En Colombia las reformas agrarias intentadas se han limitado a titular tierras que colonos ocupaban desde muchos años atrás. El reparto ha sido practicamente nulo. B. Distribución: Adjudicación de tierras a los sin tierra y a propietarios de minifundios y agricultores pobres. Al no mediar expropiación, se trata de un cambio en el que nadie pierde y ganan los que reciben tierra o titulan la que trabajan. En Colombia la adjudicación de baldíos se ha orientado más a la concentración al adjudicar grandes extensiones, como se dijo arriba. C. Ni distribución ni redistribución. Es la política de mantener el status quo, lo que implica preservar la concentración de la propiedad de la tierra y todos los efectos sociales y políticos que esto implica. Tal parecería ser la característica de Argentina, o la ausencia de políticas de tierra (Costantino, 2012). D. Reconcentración de la propiedad de la tierra. Con las adjudicaciones que constituyen el acaparamiento de tierras, en cualquier modalidad (venta, arriendo, concesiones), el control sobre la tierra se reconcentra y así los efectos políticos y sociales de éste. Tal es el caso evidente de Colombia. 3) Dinámica mundial del acaparamiento de tierras Desde mediados de la década de los años 2000 es evidente en el mundo una nueva orientación de los flujos del capital financiero internacional, donde las preferencias de los fondos financieros y de los mercados de divisas optaban cada vez con mayor intensidad y velocidad, por la obtención de tierras para la agricultura o la minería. El fenómeno adquirió tal protuberancia que obtuvo su nombre particular: acaparamiento de tierras, con el cual se bautizó la adquisición de grandes extensiones de tierra por parte de inversores extranjeros a lo largo y ancho del orbe en desarrollo. En este proceso hay actores protagónicos: por un lado, los inversionistas externos, públicos y privados, solos o en asociación con inversionistas locales y, por el otro, los gobiernos de los países que ceden la tierra, los cuales crean el marco legal que de seguridad al acaparamiento: contratos de ventas, arriendo o concesiones y establece los instrumentos de política para atraer el capital externo acaparador y, en algunos países, inversionistas privados. La tabla No. 2 presenta el volumen de hectáreas acaparadas en el mundo entre 2000 y 2013, y su distribución porcentual según las distintas regiones en donde se presenta este fenómeno. Como se observa, a 2013 se había registrado el acaparamiento de sesenta mil millones de hectáreas, de las cuales cerca del 56% se ubican en África, continente en el cual el tamaño promedio de los contratos es considerablemente mayor al promedio mundial y al latinoamericano y solo superado por Oceanía.4 Es de anotar que, entre los países que han cedido tierra en acaparamiento no aparecen ni Europa Occidental ni los Estados Unidos de Norteamérica. Pareciera, entonces, que ceder tierras es una política exclusiva de los países subdesarrollados, como los describimos arriba, o relativamente ricos en recursos naturales. En los países africanos que, como dijimos, ocupan el primer lugar, por el número de hectáreas cedidas a extranjeros, el acaparamiento se inició más tempranamente. La participación de América Latina en el total mundial de tierras acaparadas por extranjeros no es tan importante, tal vez porque se inició posteriormente (como veremos a continuación) y por condiciones económicas y políticas particulares, como menores extensiones de tierras baldías o comunales y más larga historia de titulación de la propiedad agrícola desde la descolonización. Sin embargo, la participación de América Latina es mayor a la registrada en otras regiones que conceden tierra, como Europa del Este y Oceanía (incluye aquí la tierra acaparada en Rusia, Ucrania, Kazajistán y Rumania en el primer caso y, en el segundo, a Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón. En los países de la ex Unión Soviética el acaparamiento es reciente e intenso. Por ejemplo China negocia, con el gobierno de 4 Los países que explican la totalidad del acaparamiento de tierras en Oceanía son Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón, por lo que Australia y Nueva Zelanda quedan fuera de esta denominación. Ucrania, contratos de arrendamiento que cubrirán el 5% del territorio del país, en Dnipropetrovsk al oriente de éste y caracterizado por su elevada fertilidad (The Telegraph 2014).5 Tabla No 2. Distribución del total de tierras (hectáreas) acaparadas en el mundo entre 2000 y 2013, % de tierra acaparada por región Continente Tierra acaparada Hs. % África 33,887,558 56.4 Asia 16,933,517 28.2 América Latina 4,279,466 7.1 Oceanía 3,964,138 6.6 Europa del Este 994,589 1.7 Total mundial 60,059,268 100.0 Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix, 2013. Número de acuerdos 545 400 109 50 23 1127 % 48.4 35.5 9.7 4.4 2.0 100.0 Tamaño promedio acuerdos Hs. 62,179.01 42,333.79 39,261.16 79,282.76 43,243.00 53,291.28 de El grafico no. 1 ilustra la evolución del acaparamiento de tierras entre 2000 y 2012. En el mismo puede identificarse claramente un ciclo compuesto por dos etapas: la primera de ellas comienza en el año 2000 con las primeras tierras que se empiezan a adquirir por parte de extranjeros en África y Asia, la cantidad de hectáreas que se adquieren en esos primeros años es aún muy menor a la magnitud que van a adquirir estas adquisiciones una década después. Gráfico 1. Evolución temporal del acaparamiento de tierras. Hectáreas acaparadas por año, según región, 2000-2013 América Latina África; 2008; 6.84998 África; 2010; 6.058733 África; 2009; 4.935845 África; 2012; Asia; 2009; 3.680604 Asia; 2007; 3.156585 África; 2011; Oceanía; 2010; 2.512775 Asia; 2011; Asia; 2008; Oceanía; 2009; Asia; 2010; 1.999154 África; 2007; 1.2643 América Latina; África;África; 2004; Asia; 2012; 1.588819 2005; 1.460869 Asia; 2006; África; 2006; Oceanía; 2008; 1.371578 Oceanía; 2007; Asia; 2005; América Latina; 1.213475 América Latina; Oceanía; 2011; América Latina; América Latina; América Latina; África; 2003; 1.117398 África;África; 2000; América América Latina; Europa del Este; Latina; Oceanía; 2006; América Latina; Europa del Este; Europa del Este; 2001; América Asia; 2013; África; 2002; Oceanía; Asia; 2003; 2003; Latina; América Latina; África; 2013; 0.3185 2010; 669.7 0.604838 0.599345 Asia; 0.005 2002; 0.0885 0.54654 Asia; 2004; 0.0222 Asia; 2000; Asia; 0.008 2001; 0.461378 0.414525 0.401333 0.318205 0.297457 2011; 235.306 2013; 215.663 0.191578 2008; 173.561 2009; 172.799 2007; 147.761 0.125107 0.083363 2006; 82.941 2009; 0.0825 2002; 77.496 0.071293 2005; 67.5 2008; 0.062 2012; 52.57 0.051611 2013; 0.052 0.020095 0.012387 0.0118 2012;0.036032 0.0074 2003; 3.052 2004; 1.114 África Asia Europa del Este Oceanía América Latina Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix. 5 No es claro el fin de estas negociaciones como resultado de la declaratoria de independencia de Dnipropetrovsk. Aparentemente parte del territorio se dedicaría a la producción agrícola y porcina, se vendería a precios preferenciales a la empresa estatal china Xinjiang Production and Construction Corp (XPCC). The Telegraph 2014 Si bien a partir del 2004 y 2005 aparece este tipo de inversiones en otras regiones del mundo (como América Latina u Oceanía), el interés durante esta etapa se finca en tierras africanas y asiáticas, tendencia que cambia cuando se inicia una segunda etapa dentro de este ciclo de acaparamientos con la crisis mundial del 2008. A partir de este año, se diversifican geográficamente y se a dirigen a Latinoamérica, Europa del Este y Oceanía. Como afirma Harvey (2004), la caída en la tasa de ganancia potenciada a partir de la crisis de 2008, junto con el alza de los precios de los alimentos y del petróleo, valorizó la tierra y la metió al circuito del capital financiero, lo que se manifestó en la adquisición de tierras en distintas partes del mundo. Este proceso se fraguaba de mucho tiempo atrás y tiene que ver con la desregulación del mercado de capitales, entre otros. La vinculación de la tierra y el capital financiero transnacional fue facilitada por las reformas estructurales aplicadas desde la década anterior en la mayoría de los países en desarrollo que implicaron retornar a la ubicación de factores productivos y a especialización internacional en base las ventajas comparativas estáticas. En este proceso, el retorno a la especialización en la agricultura y la minería es un fin buscado. Este objetivo se aupó, en algunos países, mediante la privatización legal o dolosa de tierras públicas o comunales y, en algunos países a través de la venta o alquiler de tierras privadas. Los Estados nacionales han jugado y juegan un rol fundamental, en ambos casos, en unos más explícito que en otros. El gráfico 2 muestra, durante el período 2000-2010, los cinco países que, en cada año han adquirido la mayor proporción de tierras en el extranjero. Toda vez que la selección de los cinco principales países se realiza año por año, en cada uno cambia o la lista o el orden de los países.6 Durante la primera etapa de acaparamiento de tierras, es decir, entre 2000 y 2008, las inversiones (que, como vimos, se dirigieron en mayor medida a Asia y África) provienen principalmente de Estados Unidos, China y algunos países europeos como Bélgica y Gran Bretaña. Como puede observarse, la cantidad de hectáreas adquiridas por estos países es mucho menor a la que tendrán después de la crisis del 2008. 6 La cantidad de hectáreas acaparadas en el gráfico 3 no coincide con las del gráfico 2, justamente, porque en el 3 sólo se consideraron 5 países por año, mientras que en el 2 se consideraron la totalidad de la tierra acaparada. Gráfico 2. Cinco principales países que adquieren tierras en el exterior por año, millones de hectáreas adquiridas SGP*; 2010; 0.648 EGY; 2010; 1.690022 SAU; 2009; 2.445888 EGY; 2008; 0.826171 GBR*; 2010; 2.25659 SAU; 2008; IND*;0.754 2009; 0.560711 MYS*; 2009; 0.461355 MYS*; 2008; 0.571178 MYS*; 2010; 1.216292DZA; 2012; 0.3 USA*; SAU; 2007; 0.252008; 0.61 SGP*; 2012; 0.208594 GBR*; 2012; 0.617 USA*; 2009; 2.445888 GBR*; 2007; 1.137204 USA*; 2010; 1.281639 TUR*; 2000; 0.005 IND*; 2007; 0.298623 DEU*; 2001; 0.002511 JPN*; 2002; 0.0185PRT; 2004; 0.026 LUX; 2000; 0.058063 ARE*; 2008; 2.68601 MYS*; 2007; 0.325319 CAN*; 2005; FRA*; 2003; 0.005617 JPN*;0.068 2006; 0.0776 KOR; 2001; BEL;0.005 2002; 0.007495 USA*; 2012; 2.049579 GBR*; 2004; 0.0252 VNM*; 2011; 0.302371 NOR*; 2000; 0.0045 ZWE; 2005; 0.15 ZWE; 2006; 0.21 MYS*; 2003; 0.0118 SGP*; 2013; 0.045 USA*; 2002; 0.074 ARE*; 2001; 0.0168 SAU; 2011; 0.272336 IND*; 2004; 0.036638 CHN*; 2010; 1.165308 USA*; 2003; 0.00815 MUS; 2000; 0.0158 GBR*; 2005; 0.130368 MYS*; 2006; CHN*; 0.089637 2007; 1.064846 KOR; 2009; 1.052756 IRN; SAU;2013; 2013;0.052 0.25 CHN*; 2001; 0.0048 CHN*;Kenya, 2002; 0.07 BEL;0.107 2004; 0.1173 CAN*; 2011; 0.29964 CHN*; 2003; Singapore; 2003; KOR;0.2563 2006; 0.098866 USA*; 2005; IND*; 2013; 0.065 CHN*; 2000; 2000; 0.008 USA*; 2004; 0.353 ZAF*; 2001; 0.0275 SYR*; 2002; 0.0126 USA*; 2011; 0.274436 #REF!; 0.000001 CHN*; 2006; 0.141768 USA*; 2013; 0.123778 CHN*; 2005; 0.05975 0.0065 #REF!; 2000; 0.000001 Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix. Referencias: Las abreviaturas de los nombres de los países se basa en la clasificación ISO 3166-1 de la Organización Internacional de Normalización (ISO). Las abreviaturas son: ARE (Emiratos Árabes Unidos); BEL (Bélgica); CAN (Canadá); CHN (China); DEU (Alemania); DZA (Argelia); EGY (Egipto); FRA (Francia); GBR (Gran Bretaña); IND (India); IRN (Irán); JPN (Japón); KOR (Corea); LUX (Luxemburgo); MUS (Mauricio); MYS (Malasia); NOR (Noruega); PRT (Portugal); SAU (Arabia Saudita); SGP (Singapur); SYR (Siria); TUR (Turquía); USA (Estados Unidos); VNM (Vietnam); ZAF (Sudáfrica); ZWE (Zimbawe). Entre las empresas estadounidenses que inician este tipo de negocios, aparecen las grandes corporaciones trasnacionales que controlan la mayor parte del comercio agroalimentario mundial, y los fondos de inversión o inversionistas individuales. Entre las primeras están Adecoagro (la empresa productora de alimentos y energía del magnate George Soros) y Cargill (la corporación trasnacional productora de alimentos). Adecoagro es la empresa que comienza a adquirir tierras en América Latina durante esta primera etapa. Llega, en primer lugar, a Argentina en 2002 luego de la crisis y adquiere 74,000 hectáreas del grupo económico nacional Pecom Agropecuaria de Gregorio Pérez Companc, un empresario que había participado intensamente del negocio de las privatizaciones durante la década anterior. Estas empresas se embarcan en inversiones que implican los profundos cambios en el uso del suelo (arriba señalados como cambios A2, B1, D1, C2, C4 y D4. Las empresas Chinas que invirtieron en tierras entre 2000 y 2008 son, en su mayoría, empresas estatales, como la constructora China International Water and Electric Corporation (que comenzó a inicios del 2000 a adquirir tierras en África para la producción de alimentos) y la China National Corporation for Overseas Economic Cooperation (que inició por la misma fecha inversiones en países asiáticos) o la mencionada Xinjiang Production and Construction Corp (XPCC). Este impulso a las inversiones chinas en ultramar forma parte del programa gubernamental “Going global”, que se inició en 1999 y cuyo objetivo es la apertura de nuevas oportunidades de inversión para la expansión del capital chino en el resto del mundo (Hofman & Ho, 2012). En esta estrategia hacia la globalización de su economía, China ve en América Latina la región proveedora de materias primas para satisfacer las necesidades de su industrialización y de alimentos de su población. Es también un mercado interesante para sus manufacturas. Como destino de las inversiones, cumpliría un papel múltiple: en primer lugar, garantizar tasas de rendimiento superiores a las de los bonos de deuda estadounidenses, en segundo término, asegurar el suministro en tiempo y precio, de las materias primas al construir la infraestructura física necesaria o invertir en tierras para sembrar soya y otras oleaginosas, y finalmente, diversificar el portafolio de inversiones al difuminar su presencia en el mercado de capitales estadounidense, en el cual su participación es además de conspicua, riesgosa. Esas son las funciones que armonizan el modelo exportador latinoamericano y la nueva estrategia de desarrollo china, para resolver los tres problemas de su economía: i) el del crecimiento, ya que no se mantendrán las tasas elevadas de las décadas pasadas, ii) el de la estructura de las exportaciones de bajo contenido tecnológico y poco valor y pasar a exportaciones no fincadas en las cadenas de valor a marcas y tecnologías propias, para aumentar el contenido tecnológico de éstas y la tasa de rentabilidad de las exportaciones y iii) el del exceso de ahorro y elevada tasa de inversión en el mercado doméstico, lo que demanda buscar nuevos territorios de inversión para reducir la presión interna. Las soluciones a estos problemas ratifican la posición de América Latina, como países relativamente ricos en recursos naturales y mano de obra y relativamente pobres en capital y tecnología. Así, el gobierno chino aprovecha la política liberal de América Latina y la especialización en materias primas para fortalecer un intercambio en base a la complementariedad de las dos economías, en un comercio típicamente Norte-Sur (Puyana 2014; Song Xiaoping 2014). Por su parte, las compañías europeas que participarán de la adquisición de tierras durante esta etapa se dirigen, casi en su totalidad a África y Asia, para la producción de palma aceitera, azúcar, café y frutales. Cuando se inicia la segunda etapa de acaparamientos de tierra en el mundo, con la crisis financiera de 2008, se diversifican los países de destino de estas inversiones (como vimos en el gráfico 2), y se incorporan en el escenario nuevos inversores provenientes de países que hasta ese momento no habían participado del negocio de adquisición de tierras. Este es el caso de los países árabes (como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto) y algunos países del sudeste asiático (como Malasia, Singapur y Vietnam), afectados por la crisis alimentaria y amenazados por la diversificación de las fuentes de energía con los biocombustibles. Como las empresas petroleras multinacionales, los países del Medio Oriente, grandes exportadores de petróleo invierten en biocombustibles para mantener su tajada del mercado de energéticos, y son prominentes inversionistas en movimientos de tierra A2, B1, B2, C2, C4, D2 y D4. En este momento se conectan la crisis financiera con la crisis alimentaria mundial de 2007-2008, a través del proceso de “financierización” del sector agro-alimentario. Ghosh (2010) muestra cómo la desregulación financiera llevada a cabo en Estados Unidos en la década del 2000 permitió la entrada de inversores financieros (como fondos de pensión, compañías de seguros y bancos) al comercio de materias primas, que hasta ese entonces estaba vetada por ley para evitar la especulación financiera con este tipo de productos, sin ningún requisito de divulgación o supervisión regulatoria. Como consecuencia de la crisis financiera, de esta forma, la tierra comenzó a tener un mayor atractivo como una opción de inversión no sólo por las empresas de agro-negocios (que son las que protagonizan la adquisición de tierras de la etapa anterior) sino por operadores financieros interesados en disminuir los riesgos de su cartera (Cotula, 2012; HLPE, 2011). Esto potenció el aumento en el precio de los alimentos (sumado a otros factores, como el aumento en el precio de los biocombustibles y el petróleo), provocando una crisis alimentaria en muchos países del mundo, pero sobre todo en países africanos, completando de esta forma la “profecía auto-cumplida” (un círculo vicioso férreo): Inversión en tierras → aumento en el precio de los alimentos → incremento de las necesidades de alimentos en muchos países → intensificación de la inseguridad alimentaria en el mundo→ crecimiento de la rentabilidad de inversión en tierras. Borras, Kay, y Gómez (2012) han insistido en la importancia de las inversiones intrarregionales en tierra (es decir, de inversores extranjeros, pero de la misma región) como caso interesante en Asia y América Latina. El gráfico 3 muestra la participación del capital local en el acaparamiento de tierras de cada región entre 2000 y 2013, medido a través de dos indicadores: el porcentaje de tierra acaparada por inversores de la misma región respecto del total de tierras acaparadas (acaparamiento intra-continental) y el porcentaje de tierras adquiridas por asociaciones entre capitales de la misma región con capitales extra-regionales. Como se observa, si bien el caso de Asia sí se condice con la afirmación de Borras y otros, pues en dicha región casi el 90% del acaparamiento se produce por inversores intra-regionales (ya sea de manera individual o asociándose a capitales de fuera de la región), el caso de América Latina no parece respaldar la afirmación de los autores, el 20% de las inversiones en tierras son realizadas por inversores de la misma región (o, lo que es lo mismo, el 80% del acaparamiento lo producen inversores de fuera de la región). Es decir, la participación de los capitales latinoamericanos en el acaparamiento de tierras de América Latina no parece ser muy distinta a la participación de los capitales africanos en la adquisición de tierras de África. Gráfico 3. Participación del capital local en el acaparamiento de tierras de cada región: Porcentaje de tierra acaparada por inversores de la misma región (acaparamiento intracontinental) y porcentaje de tierra acaparada por asociaciones entre el capital local y el capital extranjero Asociación K local con K extranjero; Asia; 13 Asociación K local Asociación K local con K extranjero; Acaparamiento Acaparamiento con K extranjero; América Latina; 07 intracontinental; intracontinental; África;Acaparamiento 15 intracontinental América Latina; 13 África; 05 Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix Acaparamiento intracontinental; Asia; 74 Asociación K local con K extranjero; Acaparamiento Europa del Este; 00 intracontinental; Europa del Este; 26 Asociación K local con K extranjero En resumen, para finalizar este apartado, sugerimos que la adquisición de tierras en los países subdesarrollados y relativamente ricos en recursos naturales y escasos de capital por parte de los capitales de países centrales, ricos en capital y relativamente pobres en recursos naturales busca cumplir con algunos de los siguientes objetivos, que no son excluyentes entre sí: i. Participar del negocio que significa el aumento de la demanda de alimentos a nivel mundial por medio de la producción de los mismos en aquellos países con condiciones naturales para ello y bajo costo de la mano de obra. Este objetivo es el que persiguen típicamente las corporaciones agroalimentarias trasnacionales como Adecoagro, Cargill y Dreyfus. ii. Valorizar el capital de fondos de inversión en el negocio inmobiliario que implica el aumento del valor de la tierra a partir de la inversión en infraestructura. El objetivo de estas inversiones es lograr ganancias de capital a partir del aumento del valor de la tierra. Principalmente, se trata de fondos de inversión europeos, aunque también muchas de las corporaciones mencionadas en el objetivo 1 declaran (en sus balances) que éste es un objetivo importante para ellas. iii. Garantizarse el abastecimiento de alimentos y materias primas baratos, para contener las presiones inflacionarias y mantener estables o a la baja las remuneraciones industriales y en los países de origen del capital. Este último objetivo es, típicamente, el buscado por las inversiones en tierras realizadas por capitalistas chinos e indios. Habida cuenta que en muchos de estos casos, como veremos en el apartado 4, son los gobiernos los que están realizando estas inversiones, los que, además de adquirir tierras, otorgan préstamos a muchos países latinoamericanos incluyendo como condicionalidad la garantía de suministro de materias primas y alimentos o precios diferenciales para su compra (citar Slipak). En estos tres objetivos, vemos que el acaparamiento de tierras puede ser entendido como una forma más de transferencia de valor de los países dependientes hacia los países centrales a través de la remisión de utilidades o ganancias de capital de las inversiones en tierras hacia el exterior (objetivos i y ii) y el intercambio desigual derivado de la exportación de materias primas y alimentos baratos hacia países industriales y la subsecuente importación de productos industriales y de alimentos procesados de estos mismos países (objetivo iii). A continuación se ilustra el proceso de acaparamiento de tierras y sus características particulares en América Latina, con especial énfasis en los casos de Argentina y Colombia, y en el papel de China como inversor protuberante. 4) El acaparamiento de tierras en América Latina El análisis presentado en este apartado se realizó en base a la revisión de los principales estudios de caso encontrados sobre el tema. La información recopilada por medio de este método se sistematizó a partir de tres dimensiones para permitir la comparación: (i) el mecanismo que llevan a cabo los inversores para adquirir tierras teniendo en cuenta el tipo de tenencia de la tierra de aquellas áreas (es decir, si se trata de tierras privadas, estatales o comunitarias); (ii) el papel del Estado en el proceso de acaparamientos; y (iii) el origen de los principales inversores externos en cada región. Dado que las tres dimensiones (y sobre todo las dos primeras) están muy entrelazadas, en el relato se las presenta conjuntamente y en una sección. Como se observó en el gráfico 2, el acaparamiento de tierras por parte de extranjeros en América Latina toma fuerzas a partir del 2008, cuando muchos de los capitales de los países desarrollados diversifican geográficamente sus inversiones. Los tres países que reciben más inversiones en adquisición de tierras por parte de extranjeros son Argentina, Brasil y Colombia, países en donde la concentración de la tierra ya era una característica importante mucho tiempo antes de que este fenómeno comenzara (Murmis & Murmis, 2010; Sauer & Pereira Leite, 2011).7 Aquí nos ocuparemos, principalmente de los casos de Argentina y Colombia. De la mano del aumento internacional en el precio de muchos alimentos y materias primas agrícolas, al igual que como sucedió en otras regiones del mundo, los gobiernos de América Latina comenzarán a incentivar la inversión extranjera en toda la cadena 7 En Brasil, por ejemplo, en el año 2006 el 50% de los establecimientos agropecuarios más pequeños ocupaba el 2.3% de la superficie (citar trabajo de Brasil FAO) (Costantino & Cantamutto, 2010); en Argentina, para el año 2002, el 77.7% de las explotaciones (de menos de 500 hectáreas) ocupaba el 22.5% de la superficie, mientras que el 11.2% de las explotaciones más grandes (de más de 1000 hectáreas) ocupaba el 62% de la tierra (Costantino, 2012). agroindustrial, como parte de planes de desarrollo focalizados en el aumento de la producción y exportación de estos cultivos. Los gobiernos de Colombia y Argentina ilustran claramente esta tendencia. El “Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014” de Colombia define a la agricultura de exportación como “una de las locomotoras del desarrollo” (Departamento Nacional de Planeación, 2010, p. 13), que requiere para su puesta en marcha del fomento a la inversión de proyectos agroindustriales, la ocupación de tierras baldías, concesiones sobre tierras del Estado, la utilización de tierras dentro de reservas forestales, la recuperación de tierras “inexplotadas” o “explotadas inadecuadamente”. Según las Bases del Plan, en Colombia “existe una subutilización de tierras óptimas para la agricultura, lo que se evidencia en que del total de la superficie con vocación agrícola y silvi agrícola, 21,500,000 hectáreas, sólo se utilizan 4,900,000”. No menciona el plan que la elevada concentración de la propiedad de la tierra, con un Índice Gini del 88% (IGAC, 2012 y Puyana, 2013) es la mayor razón de esa no utilización o de su desvío de la agricultura a la ganadería (Ibañez, 2013). Por su parte, el “Plan Estratégico Agroalimentario Participativo y Federal 20102020”, puesto en marcha durante el gobierno de Cristina Fernández en Argentina (20072014), plantea entre los objetivos principales aumentar la producción de soja un 35% y la producción de maíz (genéticamente modificado) un 103% para el año 2020, y al mismo tiempo elevar las exportaciones del sector agroalimentario un 80% (con porcentajes de aumento que van desde un 49% para las exportaciones hortícolas hasta un 312% para las exportaciones de girasol). Es decir, más allá de la diferente orientación ideológica de ambos gobiernos, no parece haber mucha diferencia en términos de las políticas de desarrollo que estos han instrumentado. A diferencia de lo que se observa en otras regiones (como Asia o Europa del este), en América Latina la inversión extranjera tiene el mismo tratamiento que la inversión nacional, es decir no se hace ninguna discriminación, en términos de derechos y obligaciones, respecto del origen de los capitales. Por ejemplo, en Colombia los extranjeros pueden invertir casi en cualquier sector sin autorización previa, ingresar capitales, maquinaria y tecnologías, y acceder a beneficios de la misma forma que los nacionales (Salinas Abdala). Del mismo modo, en Argentina la ley de inversión extranjera establece que estos capitales tienen igual tratamiento que un inversor local. En este sentido, no hay áreas en las cuales no puedan invertir, pueden ocupar las ganancias del modo que mejor les convenga y no tienen que requerir autorizaciones burocráticas previas (Azpiazu, Schorr, & Manzanelli, 2012). Es cierto que en muchos de estos países (como Argentina, Bolivia o Brasil), en los últimos años se han sancionado o están en discusión leyes presentadas por los gobiernos como imposición de límites a la propiedad extranjera sobre la tierra. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el alcance de estas leyes es bastante limitado debido a que sólo restringen la propiedad y no otro tipo de tenencia sobre la tierra (como el arrendamiento, la aparcería, las concesiones hasta por cien años, etc.); los límites a la adquisición son considerablemente altos; no afectan derechos adquiridos; etc. (Barberi, Castro y Alvarez; Wilkinson; FAO). En Colombia, si bien no existe aún una ley (la Ley 160 de 1994), que limita la adquisición de tierras por parte de inversores extranjeros, sí existe una ley que establece límites a la adquisición de predios que originalmente eran públicos y que fueron otorgados a campesinos, es decir una misma empresa o persona no puede adquirir más de una “Unidad Agrícola Familiar” de estos predios (el tamaño de cada unidad depende de cada región de acuerdo a cálculos de fertilidad y rendimientos y, por ejemplo, en las regiones de la Orinoquia, al oriente del país las Unidades Agrícolas Familiares pueden tener hasta 1500 hectáreas, extensión difícilmente considerable campesina y que grandes inversionistas rechazan insuficiente para "modernizar" estas regiones. Muchas empresas trasnacionales (como Cargill, por ejemplo) y nacionales, como Manuelita, han implementado distintas estrategias para sortear esta limitación (como crear una gran cantidad de empresas ficticias para adquirir por separado una gran cantidad de unidades prediales), y han creado varias personas jurídicas y adquirido grandes extensiones de tierra ya titulada, con el compromiso y asesoría de connotadas oficinas de abogados colombianos.8 Además, las últimas administraciones (la de Álvaro Uribe y la de Juan Manuel Santos) han realizado distintas iniciativas para reformar la Ley y echar las bases más favorables para los inversionistas. Santos propuso reformar la Ley 160 de 1994, en la que se reglamentarán los contratos de 8 Las investigaciones señalan que desde el año 2003 se vienen asignando baldíos en todo el país, pero con la gravedad de que centenares fueron asignados a personas que no cumplirían con los requisitos para ser favorecidos con este beneficio; incluso hay casos donde suplantaron personas para lograr los títulos y luego vender, o muchos otros baldíos que, en vez de convertirse en parcelas productivas, se transformaron en fincas de recreo. Actualmente se encuentran para revocar 900.000 hectáreas adjudicadas por direcciones del INCODER. En la última década el país ha entregado 2.445.000 hectáreas de baldíos a 85.219 personas. (Semana, 15 junio 2013). arrendamiento y usufructo a largo plazo y otras formas de acceso a la tierra que no implican transferencia de dominio, entre ellas el derecho real de superficie, todo ello para flexibilizar el uso de tierras de pequeños productores y de la Nación, es decir estimular su arrendamiento o venta. La Tabla No 3, al final del texto, resume el acaparamiento de tierras en Colombia, señala, en primer lugar, las grandes extensiones cedidas, muy por encima de los límites establecidos en la ley y, por otro, la concentración en algunos acaparadores, entre los cuales (Manueliuta, Carvajal y otros), son grandes capitales y propietarios de grandes extensiones los cuales, como Ingenios Manuelita, (que ha acaparado 89 mil hectáreas, Tabla No 3) fueron favorecidos por la prohibición de importar azúcar, dados los relativos elevados costos de producción doméstica. Varios acaparadores han adquirido más de 20 mil hectáreas y otros más de 50 mil, como el poderoso Grupo Carvajal (Tabla No. 3). El proceso de acaparamiento de tierras observado en otras regiones se da, principalmente, a través de la transferencia a inversores extranjeros de predios estatales o bajo formas de tenencia comunitarias, transferencia que en muchos casos está signada de graves hechos de violencia y corrupción. De manera similar en América Latina muchas de las inversiones en tierra se realizan en tierras estatales arrendadas por los gobiernos provinciales (como el caso de Argentina), así como en zonas de frontera desplazando a los pueblos indígenas (como el caso de los territorios ocupados por los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes) (Borras et al., 2012). De la misma forma, el caso de Colombia resulta interesante pues aquí se han observado numerosos casos en donde el uso de violencia explícita ha resultado fundamental para desplazar campesinos y comunidades locales de tierras atractivas para el cultivo de palma aceitera (Grajales, 2011). Gran parte de los departamentos con mayor concentración de la tierra, coinciden con los más afectados por el desplazamiento y con los que son objeto de grandes proyectos de desarrollo mineros (La Guajira, Cesar- centro, Caquetá, y Putumayo); agroindustriales para biocombustibles (Cesar- sur, Valle y Nariño); agroforestales (Sur de Bolívar, Valle, Cauca y Córdoba) y todos los anteriores (Meta y Vichada) (Salinas, Abdala, 2012). El siguiente gráfico muestra el aumento exponencial de los desplazamientos de campesinos en Colombia en los últimos años. Se calcula el desplazamiento forzado de unos 5 millones de personas, la gran mayoría mujeres y niños (cerca del 80%) e indígenas o afrodescendientes (OIDHC 2013). El desplazamiento forzoso ha implicado el abandono y la usurpación de no entre 6 y 10 millones de hectáreas (Ministerio de Agricultura, Unidad de restitución de Tierras (diciembre 27 de diciembre 2012). Sobra añadir que la restitución avanza a paso de tortuga, entre otras cosas por amenazas de muerte a los que iniciar el proceso de restitución (Salinas 2014). Gráfico 1. Número Total de personas desplazadas en Colombia, en millones Número de Número de Número de personas personas Número de personas desplazadas; 2013; Número de desplazadas; 2012; personas Número de desplazadas; 2011; 5.921222 personas Número de 5.701824 desplazadas; 2010; personas 5.445406 Número de desplazadas; 2009; personas Número de 5.186262008; desplazadas; personas 4.906219 Número de desplazadas; 2007; personas 4.61983 Número de desplazadas; 2006; personas Número de 4.238967 desplazadas; 2005; personas Número de 3.933001 desplazadas; 2004; personas 3.711814 Número de desplazadas; 2003; personas 3.401577 desplazadas; 2002; Número de personas 3.113996 Número de desplazadas; 2001; 2.906389 personas Número de desplazadas; 2000; personas 2.493836 Número de 1990 1991 Número 1992 1993 desplazadas; 1994 1999; 1995 1996 1997 Número de personas de 2.151593 Número Número Número de Número de de de personas desplazadas; 1998; 1.834218 personas desplazadas; 1997; personas 1998 1999personas 2000 2001 2002 2003 2004 2005 personas personas personas 1.555 desplazadas; 1996; desplazadas; 1995; 1.247 desplazadas; 1994; desplazadas; 1993; 0.99 desplazadas; desplazadas; desplazadas; 1990; 1991; 1992; 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 0.6420.720.809 0.426 0.533 0.597 Fuente: CODHES - UARIV Una característica que distingue América Latina del resto de las regiones del mundo es que, además de adquirir tierras estatales y comunales, los inversores extranjeros también compran o arriendan tierras de propietarios privados. En Latinoamérica, entonces, el acaparamiento de tierras no se restringe a la “acumulación por desposesión” (Harvey, 2004b), es decir a través de transformar en capital un recurso que antes no se podía denominar como tal (como los recursos públicos o comunales) como es lo más general en Asia, África o Europa del Este. En América Latina, ciertos propietarios privados participan del acaparamiento cediendo tierra a inversionistas extranjeros y nacionales, ya en venta ya arrendamiento. Los principales inversores en América Latina, que han acaparado tierras públicas, comunales y privadas son estadounidenses y chinos. Como se observa en el gráfico 6 entre estos dos explican el 49% del total del acaparamiento de tierras por parte de extranjeros en la región. Gráfico 2. Los 10 principales países que acaparan tierra en América Latina, % sobre el total de tierra acaparada en la región, 2000-2013 % sobre el total de tierra acaparada Series1; EEUU; 25 Series1; China; 19 Series1; Suecia, Series1; Arabia Brasil; 06 Series1; Argentina; Series1; Chile Series1; ; 05Japón; 05 Series1; Saudita; 05 España; 05 Series1; Finlandia; 04Series1; Brasil; 04 India; Series1; 0304 Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix. A diferencia de lo observado en otras regiones en las cuales uno u otro de estos dos países aparece como el principal acaparador (por una parte, Estados Unidos en África y Oceanía; y, por la otra, China en Asia y Europa del este), la similar e importante presencia de ambos países (China y Estados Unidos) en Latinoamérica, entonces, parece ser también una característica de esta región. Esto vale la pena señalarlo pues al ser estos dos países los principales acaparadores mundiales pueden distinguirse regiones en donde cada uno tiene clara preeminencia (como Asia, África o Europa del Este), mientras que América Latina sería una región en donde actualmente ambas potencias se estarían disputando el poderío y la influencia. 5) Las inversiones chinas en Argentina y Colombia Las inversiones en tierras que han realizado inversionistas chinos en América Latina se aceleran y extienden, sobre todo, a partir del 2008, es decir en la segunda etapa de acaparamiento de tierras mencionada en el apartado 3.9 En la tabla No. 2 se observan los anuncios de adquisición de tierras por capitales chinos en países latinoamericanos. Como 9 En nuestra base de datos figura una sola inversión antes de este periodo en Bolivia en el año 2005. El resto de las inversiones corresponden al período 2008-2013. resulta evidente, los dos primeros países en donde China ha orientado su interés son Colombia y Argentina. Tabla 2. Inversiones y anuncios de inversiones de capitales chinos en tierras latinoamericanas País Hectáreas % Colombia 400,000 40.0 Argentina 329,085 32.9 Brasil 227,397 22.8 Jamaica 18,000 1.8 Bolivia 12,500 1.3 Cuba 5,000 0.5 Uruguay 3,988 0.4 Paraguay 2,859 0.3 Objetivo de la inversión Exportación de cereales a China Exportación de soja, colza, trigo y sorgo a China Exportación de algodón, soja, azúcar y sorgo a China Inversores Lugar ND Orinoquía Heilongjiang State Farms Río Negro, Buenos Beidahuang Group, Pacific Aires, Santa Fe Century Group Shanghai Pengxin Group Goiás, Bahía Co., Pacific Century Group China National Complete Plant Import & Export Corporation Exportación de maíz, Shanghai Pengxin Group sorgo y soja a China Co. Suntime International Exportación de Techno-Economic azúcar a China Cooperation (Group) Co. Exportación de soja Pacific Century Group y trigo a China Exportación de maíz, eucaliptus, soja y Pacific Century Group azúcar a China Exportación azúcar a China de Saint Parish, Parish Catherine Clarendon Santa Cruz Durazno Caazapa TOTAL 998,829 100 Fuente: Elaboración propia en base a Landmatrix y Grain. Además, como se deriva de la tabla No 2, el objetivo de todas estas inversiones (que son realizadas o impulsadas directamente por el gobierno chino) es la producción y exportación hacia el mismo país de origen de los capitales (en este caso, China) de alimentos y materias primas. En este sentido, resulta bastante explícito que el objetivo de estas adquisiciones de tierra corresponde al tercer objetivo mencionado en el apartado 2, a saber: garantizar el abastecimiento de alimentos y materias primas baratos para sostener los salarios bajos en el país de origen de los capitales y como insumos para alimentos procesados que China exporta al mundo. El acaparamiento de tierras, en este caso, cumpliría una función fundamental en el ascenso que está teniendo China en la economía mundial: según Slipak (2014), Song Xiaoping (op. cit. 2014) y Puyana (op. cit. 2014) a partir de las reformas aplicadas desde la década de 1980, China se convirtió en la segunda economía más grande del mundo y en primer productor y exportador de manufacturas. Según datos de Global Insight (citar), además, en 2011, China tenía un costo laboral unitario de 2,800 dólares al año, mucho más bajo que otros países exportadores de manufacturas como Estados Unidos (59,300 dólares), Alemania (44,600 dólares) e incluso México (7,000 dólares). Para sostener estos salarios el gobierno chino ha adoptado en los últimos años la política de garantizar el abastecimiento de materias primas para la industria de la alimentación, por la vía de la producción directa en países en desarrollo, para procesarlas en su territorio, en lugar de importarlos. Se gana así el margen de procesamiento, el valor agregado y la generación de empleo.10 Del total de tierras que Colombia ha cedido en acaparamiento, ochocientas cuarenta mil hectáreas (ver tabla No 3 al final del texto), el 49%, las concentran los inversionistas chinos. El resto se divide entre inversionistas latinoamericanos, estadounidenses y nacionales. Toda vez que el 90% de las tierras acaparadas tienen como destino manifiesto la producción de biocombustibles (etanol de caña de azúcar o aceite de palma o de soya), se podría sugerir que buena parte de las tierras adquiridas por China tendrían ese destino. No obstante, parece que, de acuerdo a una petición realizada por el embajador chino este país estaría interesado en adquirir 400,000 hectáreas en la Orinoquía, en la Altillanura colombiana para producir cereales y exportarlos a China. El gobierno colombiano, en distintas administraciones promocionó a esta región como la última gran frontera agrícola del país con alrededor de 7 millones de hectáreas planteando seguir el modelo del Cerrado brasilero.11 Los anuncios sobre la reconquista de la Orinoquia desde la administración de Uribe propiciaron que entre 2005 y 2010, según Corpororinoquía (autoridad ambiental de la región), por los menos 250 mil hectáreas de tierra han cambiado de manos, sólo en Vichada se han vendido 2,953 predios. De igual forma, en la región se han incrementado las titulaciones de baldíos, por ejemplo de 2009 a la fecha se han tramitado 3,500 solicitudes de adjudicación en Vichada. El gran problema es que en esta región, el acaparamiento se torna en despojo, ya que si bien pueden ser tierras baldías, de propiedad de la nación, han 10 No estamos sosteniendo aquí que el único determinante de los bajos salarios en China sea la estrategia de abastecimiento externo de alimentos. Según Ghosh (2010b), otras estrategias por medio de las cuales se consigue este objetivo en China es la provisión pública de muchos bienes salario (como la vivienda, transporte y otros servicios públicos). 11 “Precisamente, en el periodo 2002 a 2009 se incrementó la concentración de la tierra al amparo de políticas gubernamentales que estimulan la inversión privada en la explotación de los recursos mineros y energéticos, de una parte, y en la producción de agrocombustibles, cultivos de alimentos como maíz y soya, y forestales, de la otra” (Salinas, Abdala. 2012. Pág. 156). sido colonizadas por campesinos que las habitan por décadas. Se calcula que hay tres o cuatro millones de campesinos colonos que van a ser despojados de sus tierras, por una u otra vía.12 Varios autores han criticado las concesiones de tierras baldías a grandes inversionistas en un país con tan intensa concentración de la propiedad rural la cual es detonante de la violencia. El incremento del acaparamiento de tierras en Colombia, por inversionistas nacionales y extranjeros se relaciona con la meta compartida de las administraciones de Uribe y Santos de implantar el modelo de desarrollo agropecuario similar al del El Cerrado del estado de Mato Grosso, Brasil, así como por las expectativas petroleras. En esta línea, el gobierno ha anunciado apoyos para aumentar la superficie cosechada de 52,500 hectáreas en diciembre de 2010 a 135,000 en 2014 (Salinas, Abdala. 2012). La particularidad de este proyecto, que aún no se concreta, es que pretende emplear mano de obra china en la producción de estos cereales que serían destinados exclusivamente para su exportación al país asiático. Es decir, siguiendo con la cuestión de la transferencia de valor que mencionábamos en el apartado 3, una inversión de este tipo sería lo más parecido a un enclave en términos del nulo efecto local en la generación de empleo, pago de salarios, encadenamientos o abastecimiento del mercado. Para favorecer este tipo de inversiones, además del plan de desarrollo mencionado en el apartado anterior, el gobierno colombiano ha firmado un acuerdo bilateral con China por medio del cual ambos gobiernos se comprometen a estimular, promover y proteger las inversiones de cada uno en el país del otro, incluyendo particularmente dentro de este tipo de inversiones las “concesiones para explorar, cultivar, explotar y extraer recursos naturales” (p. 2 del acuerdo). El caso de Argentina ha resultado muy controvertido en términos de las resistencias que generó en la comunidad local, que lograron mediante amparos judiciales suspender por el momento el proyecto. El mismo se refiere al arrendamiento por parte del gobierno de la provincia de Río Negro (región Patagonia) de 320,000 hectáreas por el plazo de 20 años, además de la extensión de toda clase de impuestos provinciales, la plena disponibilidad de 12 En el Foro Agronegocios e Industria de Alimentos: Retos Estratégicos y de Innovación Empresarial, realizado por la Universidad de Los Andes, Facultad de Administración.en Octubre 19-24 de 2009, para discutir la estrategia de conquista modernizadora del Oriente Colombiano, el profesor Manuel Rodriguez en su presentación alertó que se preparaba otra ola de violencia pues esos territorios no son tierras vacías, las habitan millones de colonos. Alertó también del daño ambiental pues son sistemas hídricos vulnerables. un aeropuerto y la concesión de un nuevo puerto que será construido en la provincia por el tiempo “que la parte B [la empresa estatal china] lo solicite” (p. 8 del convenio); todo esto bajo la promesa de generar 100,000 puestos de trabajo con todo lo que implica el proyecto (desde la construcción de la infraestructura necesaria hasta la producción de los cultivos). Es importante, en esta última parte del trabajo, enfatizar el papel de los Estados en estos procesos de adquisición de tierras por parte de extranjeros. Hay dos consideraciones al respecto que es necesario tener en cuenta. En primer lugar, esta problemática no se trata de una “cuenta pendiente” de los gobiernos o de algún resquicio de “dependencia” que aún falta eliminar para que los países alcancen su autonomía, sino que son características intrínsecas de los modos de desarrollo que los países están profundizando a través de sus políticas. En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, si bien es cierta la función que estas adquisiciones de tierra juegan a nivel internacional, y en el caso particular de China en el abastecimiento de alimentos baratos para sostener la competitividad de sus manufacturas, no pretendemos en esta investigación presentar al “acaparamiento de tierras” como una mera “imposición externa” (una mera funcionalidad en el esquema centro-periferia), sino como parte integral de los modos de desarrollo instaurados tanto en Argentina como en Colombia desde fines de los 70. Conclusiones Como conclusión general del trabajo lo que encontramos es que, teniendo en cuenta cuál es el principal origen de los inversores que están adquiriendo tierras, los países donde las están adquiriendo y para qué lo están haciendo (producción de alimentos, materias primas como madera y cultivos para biocombustibles), el fenómeno del acaparamiento de tierras a nivel mundial está profundizando el tipo de inserción externa y el papel que tiene cada país en la economía mundial: como país industrializado o exportador de capitales, o bien como país con una estructura productiva dependiente de las exportaciones de materias primas. En este segundo caso se ubican tanto Argentina como Colombia, dos países dependientes de la exportación de materias primas y de estructuras productivas altamente extranjerizadas como características principales de sus modos de desarrollo. Profundizando estas características, los gobiernos de ambos países han llevado a cabo en los últimos años planes de desarrollo que buscan aumentar la producción y exportación de materias primas, y para ello han buscado incentivar la entrada de inversiones extranjeras que permitan financiar estos objetivos. Un país que está cobrando cada vez más importancia en este tipo de inversiones es China, cuyas inversiones se distinguen de las de otros países (como las inversiones de Adecoagro, Cargill, Dreyfus o fondos de inversión europeos) por su objetivo: además de la búsqueda de ganancias (tanto en la producción de alimentos como en la valorización de tierras), las inversiones chinas buscan garantizar el aprovisionamiento de alimentos baratos para sostener los salarios industriales bajos en aquel país y que los productos manufactureros chinos conserven su competitividad a nivel internacional. Es por este objetivo explícito en las mismas inversiones chinas (así como en las condicionalidades que el gobierno chino establece por los créditos que concede) que este caso resulta de crucial interés porque permite entender de manera transparente el carácter dependiente de los modos de desarrollo que se están llevando a cabo en estos países sudamericanos, más allá de la diferente orientación ideológica que ambos gobiernos puedan aducir. Tabla No. 3 Tabla 3. El ACAPARAMIENTO DE TIERRAS ACUMULADO A 2012 EN COLOMBIA. Empresa Materia prima Grupo Inversiones Manuelita. Palma de aceite Grupo Caicedo del Valle Riopaila caña de azúcar Castilla S.A. palma y extracción de Sabana de Puerto Gaitán -Sapuga S.A. aceite Soya y maíz: Grupo Contegral. concentrados para cerdos y aves Agropecuaria y Comercializadora del Soya y maíz Meta-Agrocometa. Región Hectáreas San Carlos de Guaroa; Meta. Orocue; 40,000 Casanare. Meta 42,000 Puerto Gaitán, Meta. 2,500 Puerto Gaitán, Meta 13,000 La Cristalina, Meta. 7,000 Enrique Mazuera Duran Soya, maíz y arroz. Puerto López, Meta 2,500 Ingenio Sicarare Soya y maíz Vichada 20,000 Centro Experimental Gaviotas. Pino y eucalipto Vichada y el Meta 8,000 Proyectos Forestales. Plantaciones forestales Altillanura 14,000 El Conuco. Palma Puerto Gaitán, Meta. 13 mil ha Grupo Mónica Semillas Maíz y soya Puerto Gaitán, Meta 13,000 Cargill Granos y oleaginosas. Vichada 90,000 La sociedad Agro Elbita SAS Primavera, Vichada 3,800 El grupo israelí Mehag Caña de azúcar Grupo Smurfit Kappa - Cartón de Siembras forestales Colombia. Magdalena 10,000 Cauca, Valle, Quindío, Risaralda, 51,000 Caldas y Tolima Mavalle S.A. Caucho Puerto López y Puerto Gaitán, Meta 4,600 Unipalma. Grupo Casandra Grupo Bioenergy-Ecopetrol Compañía Agrícola de la Sierra Forest First Palma de aceite Caucho Caña de azúcar Proyectos forestales Proyectos forestales Forestalagrocombustibles Forestales, maiz y soya Altillanura Altillanura Altillanura Antioquia Arauca y Vichada 12,000 6,500 8,000 17,000 10,000 Casanare 2,000 Refocosta Proyectos Forestales Altillanura 4,125 Total 815,380 Fuente: Elaboración propia en base de Salinas, Abdala. 2012 y Alvárez, Roa. 2012. * Consorcio con: Agropecuaria Santa Rita; Maderas Cóndor y Madesal S.A, a través de la Compañía Agrícola de la Sierra ANEXO I: Métodos, alcances y aclaraciones sobre las fuentes En el análisis del problema objeto de esta ponencia se aplicaron dos métodos: a) análisis cuantitativo con estadísticas descriptivas y b) análisis cualitativo en base a los principales estudios de caso realizados sobre cada país, encontrados en la literatura. Para el análisis cuantitativo se utilizó, como fuente principal, la base de datos de Landmatrix (The Land Matrix Global Observatory, 2013). La misma es una base de datos de colaboración abierta construida por varias organizaciones (como International Land Coalition, Centre de Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développement y Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit, entre otras) que incluye información sobre adquisiciones de tierras para la producción agrícola, la extracción de madera, el comercio de carbono, la extracción mineral, la conservación y el turismo. Los registros se derivan de una variedad de fuentes que incluyen información aportada a través de la página web, informes de prensa, informes de organizaciones internacionales y locales y organizaciones no gubernamentales y proyectos de investigación sobre el campo, los sitios web de la compañía y los registros del gobierno. Debido a que no toda la información relevada en esta base es oficial y también a que muchos de los acuerdos sobre tierras en algunos países se caracterizan por su falta de transparencia, esta base presenta algunos sesgos que deben ser tenidos en cuenta para el alcance del análisis: (i) no todos los países tienen la misma política de acceso abierto a datos e información pública; y (ii) las redes de fuentes de información de Landmatrix (observatorios nacionales, investigadores, políticos, medios de comunicación, etc.) en Europa del Este y Asia central no son muy fuertes, por lo que ambas regiones pueden estar sub-representadas en el análisis. Será necesario, entonces, tener la precaución de considerar ambos sesgos al momento de realizar las conclusiones del capítulo. Para el análisis cualitativo se sistematizó la información encontrada en los estudios de caso (realizados, en su mayoría, en base a entrevistas y recopilación local de información) en base a las siguientes dimensiones: (i) principal régimen de tenencia de la tierra antes del acaparamiento (tierra pública, privada, comunal); (ii) papel del Estado; y (iii) país de origen de los principales inversores. El objetivo metodológico de esta primera parte es encontrar explicaciones que tengan validez externa (no validez interna), es decir maximizar la capacidad de generalización de las características encontradas en cada país, y no maximizar la exhaustividad con que se realice la explicación de cada caso. Este objetivo tiene el riesgo implícito de perder mucha y rica información proveniente de los trabajos de campo realizados por los autores de los artículos revisados, pero tiene la ventaja de ver el problema del acaparamiento en perspectiva más amplia. Veremos entonces que, más allá de las particularidades nacionales, existen determinados procesos y características que se dan de manera similar y por un conjunto de razones comunes, en todas las regiones o que se dan sólo en algunas regiones pero que permiten diferenciarlas de otras. Bibliografía citada Azpiazu, D., Schorr, M., & Manzanelli, P. (2012). Concentración y extranjerización. Buenos Aires: Capital Intelectual. Banco Mundial, World Bank, FAO, IFAD and UNCTAD, 2010 "Principles for Responsible Agricultural Investments that Respects Rights, Livelihoods and Resources" rescatado el 5 de julio de 2014 en: http://unctad.org/en/Pages/DIAE/G20/PRAI.aspx. Borras Saturnino Jr y Franco Jennifer C (2012). "Global Land Grabbing and Trajectories of Agrarian Change: A Preliminary Analysis", Journal of Agrarian Change, Vol 12, No. 1, pp-34-59. Borras, S., Kay, C., & Gómez, S. (2012). Land grabbing and global capitalist accumulation: key features in Latin America. 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