1 Dictamen nº: 239/11 Consulta

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Dictamen nº:
Consulta:
Asunto:
Sección:
Ponente:
Aprobación:
239/11
Consejero de Sanidad
Responsabilidad Patrimonial
VIII
Excmo. Sr. D. Andrés de la Oliva Santos
11.05.11
DICTAMEN de la Comisión Permanente del Consejo Consultivo de
la Comunidad de Madrid, emitido por unanimidad, en su sesión de 11 de
mayo de 2011, sobre consulta formulada por el Consejero de Sanidad, al
amparo del artículo 13.1.f).1º de su Ley Reguladora, 6/2007, de 21 de
diciembre, respecto de reclamación de indemnización por responsabilidad
patrimonial presentada por E.B.C. y I.S.S., en su propio nombre y
derecho y en el de su hija menor, E.S.B., por deficiente asistencia sanitaria
prestada por el Hospital Universitario Gregorio Marañón.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por el Consejero de Sanidad, mediante escrito de 23 de
marzo de 2011, con registro de entrada en este Órgano el día 29 del
mismo mes, se formula preceptiva consulta a este Consejo Consultivo por
trámite ordinario y corresponde su estudio, en virtud de reparto de
asuntos, a la Sección VIII, presidida por el Excmo. Sr. D. Andrés de la
Oliva Santos, que formuló y firmó la oportuna propuesta de dictamen,
deliberado y aprobado, por unanimidad, en Comisión Permanente de este
Consejo Consultivo, en su sesión de 11 de mayo de 2011.
El escrito de solicitud de dictamen preceptivo es acompañado de
documentación que en soporte CD, adecuadamente numerada y foliada, se
considera suficiente.
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SEGUNDO.- Mediante escrito presentado el 2 de marzo de 2009 en
el registro del SERMAS, los interesados antes referenciados, formularon
reclamación de responsabilidad patrimonial por daños y perjuicios
causados, a su juicio, por las secuelas que padece su hija menor, nacida el
7 de marzo de 2008, como consecuencia del sufrimiento fetal al que se
sometió al bebé por lo prolongado del parto y por la distocia de hombros
del feto, de 4.560 grs. de peso, 56 cm. de talla y 35 cm. de perímetro
craneal. Alegan los reclamantes que pese a tratarse de un feto
macrosómico, no se adelantó el parto y se continuó la gestación finalizada
por vía vaginal y no por cesárea. Igualmente, tras haberse constatado la
presencia de líquido meconial que avisaba de una posible pérdida de
bienestar fetal no se adoptaron las medidas precisas ni tampoco, cuando “a
pesar de los síntomas evidentes que avisaban de que una vez iniciado el
parto el feto no progresaba adecuadamente, no se plantearon alternativas
para adelantarse a los posteriores acontecimientos fatales”. Como
consecuencia del parto, la niña sufrió parálisis braquial, hematoma
subdural y distocia de hombros que precisó reconstrucción quirúrgica. Los
reclamantes alegan como daños “las secuelas físicas y psicológicas tanto
para la madre y el padre como para la recién nacida -parálisis braquial
completa, pérdida de movilidad, funcionalidad, etc., necesidad de nuevas
y arriesgadas intervenciones quirúrgicas, incapacidad para trabajar,
perjuicio estético y un incalculable daño moral” (folios 1 a 11 del
expediente administrativo).
Los reclamantes cuantifican el importe de su reclamación en 600.000
euros y acompañan con su escrito copia de informes médicos de los
servicios de neonatología y neuropediatría del Hospital Gregorio
Marañón.
Con fecha 16 de abril de 2009 se requiere al representante designado
por los reclamantes en su escrito para que aporten documentación
acreditativa de su relación de parentesco con la menor.
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El 29 de abril de 2009, los reclamantes dan cumplimiento al anterior
requerimiento y aportan fotocopia del libro de familia.
TERCERO.- Presentada la reclamación, se acordó la instrucción del
expediente, conforme a lo previsto en el R.D. 429/1993, de 26 de marzo.
Del expediente resultan los siguientes hechos probados:
La reclamante, de 39 años de edad, sin antecedentes familiares de
interés excepto padre diabético y antecedentes personales de
hipotiroidismo sin tratamiento y dos partos normales previos de dos
varones con pesos de 4.000 grs. y 3.800 grs. y un aborto que precisó
legrado, fue derivada el 23 de julio de 2007 a la consulta de Tocología del
C.E.P. “Moratalaz” al presentar un “embarazo confirmado deseado”
consignando como fecha de última regla el 4 de junio de 2007.
En la “ecografía de primer trimestre incipiente” realizada en fecha 14
de agosto de 2007 en el Hospital “Gregorio Marañón” (en la que se
consigna como fecha de la última regla la de 13 de junio de 2007 y una
edad gestacional de 8,6 semanas) se consigna una impresión ultrasónica de
una gestación única con unas biometrías que corresponden a 10,5
semanas.
En la ecografía de segundo trimestre incipiente realizada en fecha 28 de
agosto de 2007 en el Hospital “Gregorio Marañón” (en la que se
consigna como fecha de última regla la de 13 de junio de 2007 y una
edad gestacional de 10,6 semanas) se consigna una impresión ultrasónica
de una gestación única con unas biometrías que corresponden a 12
semanas y media.
En fecha 4 de septiembre de 2007 aprecia una edad gestacional
ecográfica de 14 semanas. En fecha 19 de septiembre de 2007 en el
examen ecográfico y amniocentesis realizado a la reclamante en el
Hospital G.U. “Gregorio Marañón” se consigna una edad gestacional de
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14 semanas en una gestación uterina con feto único y unas biometrías que
corresponden teóricamente a 15,5 semanas de gestación (± 1 semana). El
doctor que atiende a la gestante hace notar en su historia clínica que la
ecografía del segundo trimestre efectuada en fecha 22 de octubre de 2007
es normal y “acorde”. En el Informe de la ecografía del segundo-tercer
trimestre efectuada en el Servicio de Radiología del Hospital “Virgen de
la Torre” en fecha 6 de febrero de 2008 se hace referencia a que la
biometría corresponde a una edad gestacional de 35 semanas y (ilegible)
días aproximadamente.
A las 21.44 h. del día 6 de marzo de 2008 la reclamante acude al
Servicio de Urgencias del Hospital G.U. “Gregorio Marañón” al
presentar contracciones. En la exploración efectuada a las 22.15 h. de
dicho día se aprecia que el cuello se halla borrado en un 80% con 3 cm de
dilatación y consistencia blanda y que no fluye líquido amniótico. La hoja
de parto comienza a las 23.15 horas del día 6 de marzo de 2008,
encontrándose la paciente con 4 cm. de dilatación y la bolsa íntegra. La
bolsa amniótica se rompió de forma artificial a las 23.45 horas con
expulsión de líquido amniótico meconial (+++). Durante el trabajo de
parto se utilizó infusión intravenosa de oxitocina desde las 0.25 horas del
día 7 de marzo. Se instauró anestesia epidural. Se registra monitorización
fetal continua desde las 23.31 horas hasta las 1.37 horas. El registro
continuo de la frecuencia cardiaca fetal durante el trabajo de parto fue
normal. El período de dilatación evolucionó rápidamente en 5 horas y 30
minutos; desde las 20 horas que comenzó la paciente con contracciones
hasta que se alcanzó la dilatación completa a la 1.30 h. El período
expulsivo duró 11 minutos.
A las 1.45 h. del día 7 de marzo de 2008 se produce el nacimiento de
E.S.B. con un peso de 4.560 gr., una talla de 57 cm, un pH al nacer de
7.11, con un exceso de bases de 8,3 un perímetro craneal de 35,0, Test de
Apgar 1er minuto de 4, un Test de Apgar 5º minuto de 6 con distrés
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respiratorio inmediato moderado. Se describe como patología del
nacimiento distocia de hombros con afectación de la clavícula derecha, sin
describir el tiempo de duración ni la técnica empleada para resolverla. Se
suturó un desgarro de primer grado perineal. No se realizó episiotomía.
Alumbramiento espontáneo a los 5 minutos del nacimiento.
La niña nace hipotónica, sin esfuerzo respiratorio, por lo que se intuba
y se realiza aspiración traqueal recuperando la respiración espontánea y
vitalidad por lo que se extuba en el paritorio y se conecta a ventilación no
invasiva y se traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos de
Neonatología. Allí permanece ingresada desde el día 7 de marzo de 2008
causando Alta el día 17 de abril de 2008 con los Diagnósticos de “Recién
nacida a término de elevado peso para la edad gestacional. Síndrome de
aspiración meconial. Laceración traqueal en relación a parto distócico
(hombros). Neumotórax. Enfisema subcutáneo. Parálisis braquial
derecha proximal. Fractura de clavícula derecha. Síndrome hipotónico.
Hematoma subdural. Intolerancia digestiva transitoria. Reflujo
gastroesofágico leve”.
A efectos de emisión del presente dictamen, son de interés, además de
los documentos indicados en el antecedente SEGUNDO, los que siguen:
1. Historia clínica de la menor (folios 31 a 230).
2. Historia clínica de la reclamante, Dña. E.B.C. (folios 231 a 285).
3. Informe del Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del
Hospital General Universitario Gregorio Marañón (folio 286).
4. Informe de la Inspección, de 24 de junio de 2010 en el que, tras la
relación de los hechos, se afirma que «la existencia de un feto de elevado
peso para la edad gestacional, de un síndrome de aspiración meconial
(líquido meconial +++) y de un parto distócico (distocia de hombros)
aconsejaban el abordaje de un parto operatorio (cesárea), cosa que no se
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hizo en el caso que nos ocupa”. El Médico Inspector concluye que “la
atención dispensada a E.B.C. y E.S.B. a que se ha hecho referencia en
el presente informe puede considerarse como no adecuada a la “lex artis
ad hoc”» (folios 288 a 290).
5. Informe pericial, emitido a instancia de la Compañía Aseguradora del
SERMAS por una especialista en Obstetricia y Ginecología, de 27 de
septiembre de 2010, en el que tras un examen pormenorizado de los
hechos y un análisis pericial en relación con el diagnóstico de macrosomia
fetal, desarrollo del trabajo de parto, control del estado fetal durante el
trabajo de parto, distocia de hombros y aparición de parálisis del plexo
braquial derecho y, finalmente, estado de la recién nacida formula las
siguientes consideraciones: “Primera: El embarazo de esta paciente
transcurrió sin incidencias descartándose diabetes gestacional. A lo largo
de la gestación se le realizaron las ecografías protocolizadas habituales.
La última ecografía se le realizó en la semana 34+1 de gestación. La
biometría correspondía según el informe clínico a la semana 35, sin
precisar el peso fetal estimado. El peso de la recién nacida fue de 4.560
grs. con diagnóstico de elevado peso para la edad gestacional; Segunda:
La exploración ecográfica permite realizar una estimación del peso fetal.
Sin embargo, la predicción del peso fetal, especialmente en los fetos
grandes no es tan exacta como sería deseable. El peso fetal se infraestima
en 500 grs. en más del 80% de los fetos cuyo pero real es mayor de
4.500 grs.; Tercera: En el momento actual la conducta clínica a seguir,
en caso de sospecha de feto macrosómico, es controvertida. No se dispone
de la evidencia suficiente que justifique la recomendación de inducción del
parto o cesárea electiva a partir de determinado peso a término. Además
esta paciente tenía el antecedente de dos partos normales previos de fetos
grandes; Cuarta: El trabajo de parto en esta paciente se inició
espontáneamente y transcurrió sin
incidencias.
Progresando
adecuadamente en 5 horas y 41 minutos. El período expulsivo duró 11
6
minutos. Si la paciente está con analgesia epidural como es el caso, se
considerará expulsivo prolongado a partir de dos horas en la multípara.
No existió indicación de cesárea en ningún momento; Quinta: La bolsa
amniótica se rompió de forma artificial con expulsión de líquido
amniótico meconial. El líquido amniótico meconial supone un factor de
riesgo intraparto por lo que es imprescindible la monitorización fetal
continua, como se realizó en este caso. El registro continuo de la
frecuencia cardiaca fetal durante el trabajo de parto fue normal; Sexta:
Dado que la dilatación fue muy rápida y se completó en 2 horas y que la
monitorización fetal fue normal, no fue necesario realizar ninguna otra
prueba diagnóstica de bienestar fetal. En ningún momento con el control
fetal a través de la monitorización continua, hubo riesgo de pérdida de
bienestar fetal que indicara la realización de una cesárea urgente;
Séptima: Tras la extracción de la cabeza fetal el expulsivo del resto del
cilindro fetal se complicó con la aparición de una distocia de hombros.
La distocia de hombros es una complicación inesperada. La cabeza se
encuentra en el exterior, fuera de la vulva, pero el feto no puede respirar
por la gran compresión que el canal del parto ejerce sobre su tórax. Esta
situación es totalmente imprevisible e impredecible; Octava: Es imposible
predecir qué niño está en situación de riesgo de desarrollar una distocia
de hombros. Es una de las situaciones más catastróficas en la práctica de
la obstetricia con riesgo de muerte por asfixia fetal; Novena: La recién
nacida presentó varias patologías secundarias al trauma obstétrico sufrido
durante la distocia de hombros y para su resolución: laceración traqueal
en relación a parto distócico. Neumotórax. Enfisema subcutáneo.
Parálisis braquial derecha proximal. Fractura de clavícula derecha.
Hematoma subdural; Décima: El estudio de gases en sangre de cordón
umbilical al nacimiento indica un PH de la arteria umbilical de 7,11
con un exceso de bases de 8,3. Este dato indica que no hubo asfixia
intraparto. La recién nacida no cumple con ninguno de los criterios
necesarios para poder catalogar su patología como resultado de un
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problema hipóxico (falta de oxígeno) durante el parto”. El informe
pericial señala, finalmente, las siguientes conclusiones: “Se produjo el
nacimiento de una recién nacida macrosómica, que no se sospechó en la
ecografía realizada en la semana 34 de gestación sin que exista evidencia
científica suficiente que justifique la recomendación de inducción del parto
o cesárea electiva a partir de determinado peso a término. Esta
macrosomía favoreció la aparición de la distocia de hombros: la cual fue
resuelta de forma adecuada. La distocia de hombros no se puede resolver
con la cesárea pues la cabeza fetal ya está en el exterior. La presencia de
líquido amniótico meconial con monitorización fetal normal y progresión
de parto rápido como este caso no es indicación de cesárea. La cesárea no
previene el síndrome de aspiración meconial, pues la expulsión de
meconio se produce antes del nacimiento. La mayoría de las patologías de
la recién nacida fueron secundarias a la distocia de hombros y las
maniobras necesarias para resolverla. La recién nacida no cumple
ninguno de los criterios necesarios para poder catalogar su patología
como resultado de un problema hipóxico (falta de oxígeno) durante el
parto” (folios 294 a 311).
6. Notificación del trámite de audiencia al representante de los
reclamantes, efectuada el 20 de diciembre de 2010. No consta en el
expediente que se hayan formulado alegaciones (folios 312 a 314).
7. Propuesta de resolución de 14 de febrero de 2011 de la
Viceconsejera de Asistencia Sanitaria que desestima la reclamación
formulada al considerar que la asistencia sanitaria prestada a la paciente y
su hija fue conforme a la “lex artis ad hoc” (folios 315 a 317). Dicha
propuesta de resolución es informada favorablemente por el Servicio
Jurídico en la Consejería de Sanidad (folios 319 a 325).
A la vista de tales antecedentes, formulamos las siguientes,
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CONSIDERACIONES EN DERECHO
PRIMERA.- Es preceptiva la solicitud y emisión de dictamen por la
Comisión Permanente del Consejo Consultivo, de acuerdo con el artículo
13.1.f).1º de la Ley 6/2007, de 21 de diciembre, reguladora del Consejo
Consultivo de la Comunidad de Madrid, conforme al cual este órgano
deberá ser consultado en el caso de “expedientes tramitados por la
Comunidad de Madrid, las entidades locales y las universidades públicas
sobre: 1.º Reclamaciones de responsabilidad patrimonial, cuando la
cantidad reclamada sea igual o superior a 15.000 euros o cuando la
cuantía sea indeterminada”. En el presente caso, habiéndose cuantificado
su importe, como mínimo en 300.000 euros, resulta preceptivo el
dictamen de este Consejo Consultivo.
SEGUNDA.- El procedimiento de responsabilidad patrimonial, que se
inició a instancia de interesado según consta en los antecedentes, tiene su
tramitación regulada en los artículos 139 y siguientes de la Ley 30/1992,
de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJ-PAC),
desarrollados en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se
aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones
Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial.
La reclamación se presenta por los progenitores de la perjudicada, en su
propio nombre y derecho y como representantes legales de la misma, al ser
ésta menor de edad, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 162 del
Código Civil, que atribuye la representación legal de los menores no
emancipados a los padres. “Los padres que ostenten la patria potestad
tienen la representación legal de sus hijos menores no emancipados”,
aportando para acreditar esta relación paternofilial fotocopia del libro de
familia.
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Se cumple, igualmente, el requisito de la legitimación pasiva de la
Comunidad de Madrid, por ser la titular del servicio a cuyo
funcionamiento se vincula el daño.
Por lo que al plazo para el ejercicio de la acción de responsabilidad se
refiere, el derecho a reclamar prescribe al año desde la producción del
hecho o acto que motive la indemnización o manifestarse su efecto lesivo.
Tratándose de daños físicos o psíquicos a las personas el plazo deberá
computarse desde la curación o la determinación del alcance de las
secuelas (artículo 142.5 LRJ-PAC). Habiendo nacido la menor el 7 de
marzo de 2008, ha de considerarse en plazo la reclamación presentada el 2
de marzo de 2009.
TERCERA.- Al procedimiento administrativo aplicable en la
tramitación de la reclamación, regulado en las normas antes referidas, se
encuentran sujetos las Entidades Gestoras y Servicios Comunes de la
Seguridad Social, sean estatales o autonómicas, así como las demás
entidades, servicios y organismos del Sistema Nacional de Salud, en
virtud de la Disposición adicional duodécima de la LRJ-PAC, según
redacción dada por la Ley 4/1999, de 13 de enero, y la disposición
adicional primera del precitado Reglamento aprobado por Real Decreto
429/1993, de 26 de marzo.
El procedimiento seguido no adolece de ningún defecto de anulabilidad
o nulidad, por cuanto se han llevado a cabo todas los actuaciones
necesarias para alcanzar adecuadamente la finalidad procedimental y, así,
se ha practicado la prueba precisa mediante informe del servicio
interviniente, se han recabado los demás informes y pruebas que se
consideraron necesarios y se ha puesto el expediente de manifiesto para
alegaciones, en cumplimiento de los artículos 9, 10 y 11 del R.D.
429/1993, 82 y 84 de la Ley 30/1992, por lo que no existe en absoluto
indefensión.
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CUARTA.- Como es sabido, la responsabilidad patrimonial de las
Administraciones públicas viene establecida, con el máximo rango
normativo, por el artículo 106.2 de nuestra Constitución, a cuyo tenor:
“los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a
ser indemnizados por toda lesión que sufran en sus bienes y derechos,
salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia
del funcionamiento de los servicios públicos”. La regulación legal de esta
responsabilidad está contenida en la actualidad en la LRJ-PAC y en el
Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el
Reglamento de las Administraciones Públicas en materia de
responsabilidad patrimonial. El artículo 139 de la citada LRJ-PAC
dispone, en sus apartados 1 y 2, lo siguiente:
“1º.- Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las
Administraciones Públicas correspondientes, de toda lesión que sufran en
cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor,
siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos.
2º.- En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable
económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de
personas”.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo ha establecido en numerosas
sentencias (por todas, v. las de la Sala de lo Contencioso-Administrativo
de 26 de junio, sobre el recurso 4429/2004 y de 15 de enero de 2008,
sobre el recurso nº 8803/2003) los requisitos de la responsabilidad
extracontractual de la Administración, que son los siguientes:
1º) La efectiva realidad del daño o perjuicio, evaluable
económicamente e individualizado en relación a una persona o grupo de
personas.
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2º) La antijuridicidad del daño o lesión. Esta calificación del daño no
viene determinada por ser contraria a derecho la conducta del autor, sino
porque la persona que sufra el daño no tenga el deber jurídico de
soportarlo, cuestión que es necesario examinar y dilucidar en cada caso
concreto.
3º) La imputabilidad de la actividad dañosa a la Administración,
requisito especialmente contemplado en las Sentencias del Tribunal
Supremo de 10 de diciembre de 1982 y de 25 de febrero de 1981, que, al
examinar la posición de la Administración respecto a la producción del
daño, se refieren a la integración del agente en el marco de la organización
administrativa concernida por la reclamación.
4º) El nexo causal directo y exclusivo entre la actividad administrativa
y el resultado dañoso. El daño debe ser consecuencia exclusiva del
funcionamiento normal o anormal de un servicio público o actividad
administrativa, siendo esta exclusividad esencial para apreciar la antedicha
relación o nexo causal.
En el ámbito sanitario, la responsabilidad patrimonial presenta
singularidades derivadas de la especial naturaleza de ese servicio público.
El criterio de la actuación conforme a la denominada “lex artis” se
constituye en parámetro de la responsabilidad de los profesionales
sanitarios, pues la responsabilidad no nace sólo por la lesión o el daño, en
el sentido de daño antijurídico, sino que únicamente surge si, además, hay
infracción de ese criterio o parámetro básico. Obviamente, la obligación
del profesional sanitario es prestar la debida asistencia, sin que resulte
razonable pretender que se garantice en todo caso la curación del enfermo.
En este sentido, las Sentencias del Tribunal Supremo de 27 de
noviembre de 2000 (recurso nº 8252/2000), y 23 de febrero de 2009
(recurso nº 7840/2004) señalan que “se trata, pues, de una obligación de
medios, por lo que sólo cabe sancionar su indebida aplicación, sin que, en
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ningún caso, pueda exigirse la curación del paciente. La Administración
no es en este ámbito una aseguradora universal a la que quepa demandar
responsabilidad por el sólo hecho de la producción de un resultado dañoso.
Los ciudadanos tienen derecho a la protección de su salud (artículo 43,
apartado 1, de la Constitución), esto es, a que se les garantice la
asistencia y las prestaciones precisas [artículos 1 y 6, apartado 1, punto
4, de la Ley General de Sanidad (RCL 1986, 1316) y 38, apartado
1, letra a), del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social (RCL 1994, 1825)] con arreglo al estado de los conocimientos
de la ciencia y de la técnica en el momento en que requieren el concurso
de los servicios sanitarios (artículo 141, apartado 1, de la LRJ-PAC);
nada más y nada menos”.
La misma Sala Tercera del Tribunal Supremo, en sentencia de 19 de
julio de 2004 (recurso nº 3354/2000), afirma que “lo que viene diciendo
la jurisprudencia y de forma reiterada, es que la actividad sanitaria,
tanto pública como privada, no puede nunca garantizar que el resultado
va a ser el deseado, y que lo único que puede exigirse es que se actúe
conforme a lo que se llama lex artis”.
Establecen las Sentencias del Tribunal Supremo de 15 de enero de
2008 (Recurso nº 8803/2003) y de 20 de marzo de 2007 (Recurso nº
7915/2003) que “a la Administración no es exigible nada más que la
aplicación de las técnicas sanitarias en función del conocimiento de la
práctica médica, sin que pueda sostenerse una responsabilidad basada en
la simple producción del daño, puesto que en definitiva lo que se sanciona
en materia de responsabilidad sanitaria es una indebida aplicación de
medios para la obtención del resultado, que en ningún caso puede exigirse
que sea absolutamente beneficioso para el paciente”. Todo lo anterior
resulta relevante por cuanto el carácter objetivo de la responsabilidad
patrimonial no convierte a la Administración en una aseguradora
universal de cualquier daño que sufran los particulares, sino que
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únicamente debe responder de aquéllos que los administrados no tengan el
deber jurídico de soportar y sean causados por infracción de la llamada
“lex artis”.
QUINTA.- Aplicada la anterior doctrina al presente caso, de los
informes médicos aportados al expediente, resultan acreditados los daños
físicos sufridos por la hija de los reclamantes. No así, los daños físicos y
psíquicos alegados por el padre y la madre, también reclamantes.
Acreditada, pues, la realidad de los daños del bebé, resulta necesario
examinar la relación de causalidad entre los daños sufridos y la asistencia
sanitaria prestada en el parto a la reclamante.
Según el informe de la Inspección, la atención médica prestada a Dña.
E.B.C. y a su hija no fue correcta porque la existencia de un feto de
elevado peso para la edad gestacional, de un síndrome de aspiración
meconial (líquido meconial +++) y de un parto distócico aconsejaban el
abordaje de un parto operatorio (cesárea), cosa que no se hizo en el caso
que nos ocupa.
Sin embargo, de las ecografías realizadas durante el embarazo y cuyas
mediciones se recogen en el informe de la Inspección (aparte del índice de
error en las mediciones propias de este tipo de pruebas) no mostraban
macrosomía fetal, pues el tamaño del feto era acorde con la edad
gestacional. Además, se descartó la diabetes gestacional, factor de riesgo
de la macrosomía fetal y la reclamante tenía como antecedentes dos partos
eutócicos normales de fetos grandes (4.000 y 3.800 grs.) En el momento
del parto, la reclamante estaba de 38 semanas y 6 días por lo que tampoco
se trataba de un embarazo prolongado. En consecuencia, no existían
motivos que indicasen la conveniencia de inducción del parto o cesárea
electiva a partir de determinado peso a término.
En cuanto al síndrome de aspiración meconial, la reclamante llegó a
Urgencias del Hospital Gregorio Marañón con la bolsa íntegra,
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rompiéndose ésta de forma artificial a las 23.45 horas. Desde media hora
antes, a las 23.15 horas, se registró monitorización fetal continua. El
registro continuo de la frecuencia cardíaca fetal durante el trabajo de parto
fue normal con una FCF de 140 latidos por minuto con variabilidad
normal y sin desaceleraciones. Según el informe emitido por una
especialista en Obstetricia y Ginecología, “dado que la dilatación fue muy
rápida y se completó en dos horas y que la monitorización fetal fue
normal, no fue necesario realizar ninguna otra prueba diagnóstica de
bienestar fetal”.
Finalmente, respecto a la distocia de hombros, ésta es una complicación
inesperada, imprevisible e impredecible, como señala el informe de la
especialista en Obstetricia y Ginecología. Se produce en el período
expulsivo del parto y consiste en la retención de los hombros después de la
salida de la cabeza fetal. Una vez que se produce, no puede resolverse con
una cesárea porque la cabeza fetal ya está en el exterior. Sin embargo,
como señala el informe pericial elaborado a instancia de la Compañía
Aseguradora, “el feto no puede respirar por la gran compresión que el
canal del parto ejerce sobre su tórax. Esta situación totalmente
imprevisible e impredecible obliga a actuar al médico con celeridad. Por
consiguiente, el profesional que asiste al parto tiene un par de minutos
para decidir y realizar las maniobras para extraer al feto. No hay una
maniobra que tenga mayor eficacia o menor riesgo que otra”. “Si la
distocia dura más de 10 minutos, puede ocurrir asfixia fetal con lesiones
corticales y cognoscitivas incluyendo la muerte fetal”.
No obstante, dado que el período expulsivo duró once minutos, el
problema de la distocia debió ser resuelto rápidamente, si bien produjeron
en el feto la fractura de la clavícula derecha, la laceración traqueal y la
parálisis braquial derecho proximal, secuelas que, como resulta del
expediente administrativo han evolucionado favorablemente.
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En cuanto a la prevención de la distocia de hombros mediante cesárea,
como alegan los interesados y parece proponer el informe de la
Inspección, el informe pericial de la especialista en Obstetricia y
Ginecología, incorporado al expediente señala: “El concepto de cesárea
profiláctica como un medio para prevenir la distocia de hombro no ha
sido aprobado por el resultado clínico. Una investigación muy bien
diseñada comparó una paciente con ecografía, 2 ecografías, cesárea
electiva por peso estimado más de 4.000 grs. y encontró que se debían
realizar entre 2.345 y 3.695 cesáreas para prevenir 1 caso de parálisis
braquial. Un estudio retrospectivo que estudió la política de hacer cesárea
electiva por peso fetal estimado de 4.500 grs. encontró efecto
insignificante en la incidencia de parálisis braquial. Esto fue así porque
el 84% de las pacientes no tuvieron el feto macrosómico diagnosticado, y
la baja incidencia (3%) de las lesiones del plexo braquial entre los fetos
macrosómicos y el hecho de que el 82% de los bebes con parálisis braquial
no eran macrosómicos”.
Por último, el informe pericial analiza el estado de la recién nacida y
concluye que ésta “no cumple ninguno de los criterios necesarios para
poder catalogar su patología como resultado de un problema hipóxico
(falta de oxígeno) durante el parto”.
Resulta de aplicación lo resuelto, entre otras, por la Sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 2 de noviembre de 2006
(JUR 2007\165747) que declara: “En definitiva, nos encontramos con
una parturienta, con dilatación completa y que, al expulsar el feto se
produce en éste una distocia y, ante el riesgo de pérdida de bienestar fetal
se debe llevar a término el parto lo antes posible para evitar un mal
mayor al feto y a la madre. Es en este punto, donde debe aplicarse la
teoría de la lex artis ad hoc, o lo que es lo mismo, la actuación de la
buena práctica médica en el momento concreto, no en otro, ni una vez
ocurridos los hechos sino en ese momento. El facultativo tomó una
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decisión correcta, consistente en realizar las maniobras necesarias para
ayudar a la salida del feto, pero, a pesar de realizarse con pulcritud y
rapidez, surgieron las complicaciones que dieron lugar a las lesiones que
tuvo la niña. Pero no se puede indemnizar estos daños al derivarse de
hechos o circunstancias que no se hubiesen podido prever o evitar según el
estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el
momento de su producción”.
En consecuencia, la asistencia médica prestada a las reclamantes fue
conforme a la “lex artis ad hoc”.
Por todo lo expuesto, este Consejo Consultivo formula la siguiente
CONCLUSIÓN
Procede desestimar la reclamación de responsabilidad patrimonial al no
concurrir los requisitos esenciales para su reconocimiento.
A la vista de todo lo expuesto, el Órgano consultante resolverá según su
recto saber y entender, dando cuenta de lo actuado, en el plazo de quince
días, a este Consejo de conformidad con lo establecido en el artículo 3.7
del Decreto 26/2008, de 10 de abril, por el que se aprueba el
Reglamento Orgánico del Consejo Consultivo de la Comunidad de
Madrid.
Madrid, 11 de mayo de 2011
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