TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO 1 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO I. INTRODUCCIÓN El objeto de este Cuaderno y del siguiente es el examen de los principales títulos valores cambiarios, que son a su vez los que mayor presencia tienen en el ámbito empresarial: la letra de cambio, el pagaré y el cheque. Antes de entrar en la descripción pormenorizada de los mismos, es conveniente saber qué es un título valor y, más concretamente, qué es un título valor cambiario. Un título valor es un documento necesario para ejercitar el derecho mencionado en él. Esto quiere decir que para ejercitar el derecho al que el documento se refiere, es indispensable la posesión del propio documento y su presentación ante quien esté obligado a cumplir, de manera que: a) La posesión o tenencia del documento determina quién es el titular del derecho. b) El obligado por ese derecho sólo debe cumplir frente a quien tiene el documento. Esta definición es más fácilmente comprensible si observamos algunos supuestos concretos. Atendiendo a la naturaleza del derecho que incorporan, es posible distinguir tres tipos de títulos valores: 1º. De participación: Confieren a su poseedor una determinada posición en el ámbito de una organización social, que se concreta en un conjunto de derechos y deberes. Es el caso de las acciones de sociedades anónimas. La legítima tenencia de la acción determina la condición de socio del poseedor, y le posibilita el ejercicio de sus derechos a asistir y votar en la junta general o a cobrar dividendos, entre otros. La sociedad, por su parte, sólo permitirá la asistencia y voto en la junta general o pagará dividendos a quien aparezca como legítimo poseedor de la acción. 2º. De tradición: Atribuyen al poseedor del título el derecho a la entrega de unas determinadas mercancías y el de transmitirlas a un tercero mediante la mera transferencia del propio título. En cierto modo, la legítima posesión del título equivale a la posesión de las mercancías en cuestión, que normalmente estarán siendo transportadas o se encontrarán depositadas en poder de un tercero. 5 CUADERNOS PARA COMERCIANTES Dentro de este apartado, los más frecuentes son la carta de porte (en el transporte terrestre de mercancías), el conocimiento de embarque (en el transporte marítimo de mercancías) y los certificados que emiten los almacenes generales de depósito. En todos estos casos, el propietario de las mercancías las deposita en poder de un tercero (para su transporte o custodia), y éste entrega a cambio el correspondiente título valor. El propietario de las mercancías puede conservar el título o entregarlo a un tercero (por ejemplo, si le transmite la propiedad de esas mismas mercancías). El derecho a la entrega de las mercancías corresponderá a quien posea el título. 3º. Cambiarios: Son aquellos que incorporan un derecho de crédito de carácter pecuniario. El poseedor del título tiene derecho a la entrega de una determinada cantidad de dinero expresada en moneda de curso legal. Pueden ser emitidos por entidades públicas, como ocurre con los títulos de deuda pública (Letras, Pagarés o Bonos del Tesoro), o por entidades privadas. En este segundo supuesto se encuentran los certificados de depósito y las cédulas hipotecarias emitidas por entidades bancarias, y sobre todo, la letra de cambio, el pagaré y el cheque. Atendiendo a la forma de identificar al propietario del título, es posible distinguir tres tipos de títulos valores: A. Títulos valores nominativos. Son aquellos que designan como titular del derecho a una persona determinada. Para ejercitar el derecho en cuestión, el titular no sólo debe poseer el documento, sino también acreditar su identidad ante el deudor. Precisamente por eso, no pueden transmitirse válidamente a un tercero sin notificar la transmisión al deudor. En determinados supuestos, la legislación exige que los títulos valores sean nominativos. Así ocurre con las acciones cuyo valor no esté enteramente desembolsado, las de sociedades de empresas, o las de algunos tipos de sociedades anónimas, como las bancarias, las navieras, las gestoras de instituciones de inversión colectiva o las de crédito hipotecario. B. Títulos valores al portador. Son aquellos que no designan a ninguna persona como titular del derecho. El poseedor del documento, por el mero hecho de serlo, está legitimado para ejercitar el derecho en 6 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO cuestión sin necesidad de acreditar ante el deudor su identidad ni cualquier otra circunstancia. Con carácter general, los títulos valores al portador se transmiten sencillamente mediante la entrega del documento, porque de esta manera el nuevo poseedor pasa a ser titular del derecho identificado en el título. C. Títulos valores a la orden. Ocupan una posición intermedia entre los títulos nominativos y los títulos al portador. Por una parte, se asemejan a los títulos nominativos porque designan al titular del derecho. Pero, al igual que los títulos al portador, están concebidos para circular de forma más sencilla que los títulos nominativos. En efecto, en esta clase de títulos valores, el poseedor inicialmente designado puede, bien conservar el título para recibir el pago una vez llegada la fecha de vencimiento, bien transmitirlo indicando en el propio título a quién debe hacerse el pago. A su vez, la persona a la que se transmite el título pasa a ser su legítimo poseedor y tiene las mismas opciones: conservarlo o volver a transmitirlo de idéntica forma. Cuando llegue la fecha de vencimiento, el deudor deberá pagar a quien en ese momento aparezca como poseedor del título, siempre que la cadena de transmisiones reflejada en el mismo sea regular y no sufra interrupciones. De esta manera, es posible transmitir el título de forma sencilla y sin necesidad de comunicarlo al deudor. Y precisamente por eso estos títulos se llaman a la orden: porque quien aparece identificado en el título como poseedor no es necesariamente quien ha de recibir el pago, sino la persona a cuya orden se ha de efectuar ese pago, es decir, la persona que tiene la facultad de designar, antes de la fecha de vencimiento, a quién se debe pagar. La letra de cambio, el pagaré y el cheque son los supuestos típicos de títulos valores a la orden. II. LA LETRA DE CAMBIO La letra de cambio recoge, sencillamente, un mandato de pago: una persona (el librador) ordena a otra (el librado) que pague una cantidad determinada de dinero al poseedor (o tenedor) del documento que aparezca designado en la propia letra de cambio. 7 CUADERNOS PARA COMERCIANTES 1. REQUISITOS La letra de cambio es un título eminentemente formal. Eso quiere decir que existen una serie de exigencias y requisitos que deben observarse necesariamente para que un documento pueda ser considerado letra de cambio. Ahora bien, mientras que la ausencia de algunos de estos requisitos implica necesariamente que el documento que carezca de ellos no pueda ser considerado letra de cambio (requisitos esenciales), la ausencia de otros puede ser subsanada con arreglo a los criterios establecidos en la propia ley. Con el fin de que el examen de estos requisitos resulte más sencillo, los vamos a clasificar en tres grupos: 1.1. REQUISITOS RELATIVOS AL DOCUMENTO 1º. Extensión en papel timbrado oficial. La letra de cambio tiene que ser extendida en el papel timbrado oficial correspondiente a su cuantía, para satisfacer el importe correspondiente al impuesto de actos jurídicos documentados, que grava, entre otros conceptos, la emisión de títulos cambiarios. El incumplimiento de este requisito no impide la validez de la letra de cambio, pero sí le priva de su condición de título ejecutivo, que es precisamente una de las grandes ventajas que ofrecen los títulos valores cambiarios. 2º. Denominación de letra de cambio. Se trata de un requisito esencial. Debe recogerla el documento en el idioma empleado para su redacción. Las letras de cambio emitidas en España pueden redactarse en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado: castellano, catalán, euskera o gallego. 3º. Fecha de libramiento. También es un requisito esencial, porque determina la capacidad o poder de representación del librador en el momento de emisión de la letra. Además, es determinante para establecer el momento en que deben ser presentadas al pago las letras giradas a la vista o a un plazo desde la fecha de emisión (ver apartado 1.3). 4º. Lugar de libramiento. Sirve para determinar la legislación aplicable a la letra, que será, precisamente, la ley del país en el que fue emi- 8 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO tida. En caso de que no se indique, se entiende librada la letra en el lugar designado junto al nombre del librador. Si tampoco ahí se indica ningún lugar, no se cumple el requisito y el documento no se considera letra de cambio. 1.2. REQUISITOS RELATIVOS A LOS ELEMENTOS PERSONALES 1º. Firma del librador. El librador es la persona que emite o libra la letra, es decir, quien da el mandato de pago recogido en la letra de cambio. Su firma es requisito esencial. 2º. Identificación del librado. El librado es la persona a la que se dirige el mandato de pago emitido por el librador, y su identificación mediante nombre y apellidos o denominación social es requisito esencial de la letra. Ahora bien, la mención del librado en la letra, sin más, no le convierte en obligado al pago. Para eso, el librado debe asumir el mandato de pago que le da el librador, es decir, debe aceptar la letra. El librado y el librador pueden ser la misma persona. Esto ocurre cuando el librador emite una letra en la que se da a sí mismo la orden de pagar. En este caso, decimos que el librador gira la letra a su propio cargo. Si en la letra se identifica a varios librados, se entiende girada indistintamente contra cada uno de ellos para que pague el importe total de la misma. 3º. Identificación del tenedor. El tenedor, tomador o poseedor de la letra es la persona a la que se debe hacer el pago ordenado en la misma, o a cuya orden se ha de efectuar. Su identificación mediante nombre y apellidos o denominación social es requisito esencial de la letra. El tenedor y el librador también pueden ser la misma persona. Esto ocurre cuando el librador manda al librado que le pague a él mismo. En este caso, decimos que la letra se ha girado a la propia orden. 1.3. REQUISITOS RELATIVOS A LA OBLIGACIÓN CAMBIARIA 1º. Mandato de pagar una suma determinada. Este mandato, que es requisito esencial, no puede estar sujeto a condición alguna. 9 CUADERNOS PARA COMERCIANTES La suma ha de estar expresada en cualquier moneda convertible admitida a cotización oficial. En el ámbito de la Unión Europea, a partir del 1 de enero de 2002 el euro sustituye a las monedas nacionales en la emisión de documentos cambiarios. Los documentos emitidos en pesetas (o en otra unidad monetaria nacional de la Unión Europea) hasta el 31 de diciembre de 2001 que tengan vencimiento posterior a esa fecha serán válidos, aunque las referencias a cantidades se entenderán hechas a la unidad euro con arreglo a los tipos de conversión respectivos. La cantidad puede expresarse en letras o en cifras. Si se expresa en letras y en cifras, en caso de diferencia será válida la cantidad escrita en letras. Si el importe aparece escrito varias veces por suma diferente, ya sea en letras, o en cifras, la letra será válida por la cantidad menor. 2º. Fecha de vencimiento. Es el día en que la letra debe ser pagada. Tiene que ser posible y cierto. En relación con la fecha de vencimiento, la ley permite que una letra de cambio pueda librarse: • A fecha fija: si se indica expresamente el día de vencimiento. • A un plazo contado desde la fecha: la fecha de vencimiento se indica mediante un plazo a contar desde la fecha de libramiento. • A la vista: la letra debe pagarse en el momento de su presentación, que deberá ser cualquier día posterior a la fecha de libramiento. Cuando en una letra no se indique la fecha de vencimiento, se entiende que es pagadera a la vista. • A un plazo desde la vista: la fecha de vencimiento se indica mediante un plazo que se cuenta tomando como referencia la presentación de la letra al librado para su aceptación. Si la letra es aceptada, el plazo se cuenta desde la fecha de aceptación, que aparece expresada en la propia letra; si no es aceptada, el plazo se cuenta desde la fecha del protesto (o declaración equivalente) por falta de aceptación. 3º. Lugar en el que se ha de hacer el pago. Este requisito no es esencial, puesto que a falta de indicación expresa, el lugar designado junto a la identificación del librado se considera domicilio de éste y lugar de pago, al mismo tiempo. 10 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO 2. LA LETRA EN BLANCO En principio, la letra que carezca de los requisitos especificados en el apartado anterior no es apta para producir efectos cambiarios. Ahora bien, la ley sí contempla la validez de la llamada letra en blanco, considerando como tal a la letra de cambio que aparece incompleta en el momento de su emisión porque quien la entrega prevé que sea completada en un momento posterior conforme a los acuerdos establecidos entre las partes. En cualquier caso, para que la letra emitida en blanco tenga validez será necesario, como mínimo, la indicación de que el documento es una letra de cambio y la presencia de al menos una firma, bien la del librador, bien la del librado aceptante. Por lo que se refiere a las demás menciones de la letra en blanco, si ésta se hubiera completado contrariamente a los acuerdos existentes en el momento de su emisión, el deudor no podrá alegar el incumplimiento de esos acuerdos frente al tenedor de la letra que le reclame el pago, salvo que pruebe que ha sido éste quien ha incumplido los acuerdos al completar la letra o que la ha adquirido de mala fe o con culpa grave. 3. DECLARACIONES CAMBIARIAS Llamamos declaraciones cambiarias a las manifestaciones de voluntad recogidas en el título y efectuadas por las personas que intervienen en la relación cambiaria, que dan lugar al nacimiento de las obligaciones dimanantes de la letra de cambio. Son el libramiento, la aceptación, el endoso y el aval. La declaraciones cambiarias deben ser emitidas por personas que reúnan las dos siguientes condiciones: A. Capacidad. No tienen capacidad para emitir válidamente declaraciones cambiarias los menores de dieciocho años, los incapacitados legalmente y los quebrados. B. Legitimación. La persona que emite la declaración cambiaria debe actuar en nombre propio o actuar en representación legítima de un tercero. Todos los que firmen una letra de cambio en nombre de otro deben estar autorizados para ello mediante poder 11 CUADERNOS PARA COMERCIANTES de las personas físicas o jurídicas en cuya representación actúan, expresándolo claramente en la antefirma. Se presume que los administradores de sociedades están autorizados por el mero hecho de su nombramiento. El que ponga su firma en una letra como representante de una persona sin poder para obrar en nombre de ella, quedará personalmente obligado en virtud de la letra. El representante que firme una letra excediendo los límites de su poder de representación también queda personalmente obligado, sin perjuicio de que, en este caso, el representado quede obligado cambiariamente dentro de los límites del poder. La ley consagra el principio de autonomía de las declaraciones cambiarias. Esto quiere decir que si una letra de cambio recoge firmas de personas incapaces, o firmas falsas o de personas imaginarias, o firmas que por cualquier otra razón no sean válidas para obligar a la persona que ha firmado o a los terceros en cuya representación ha firmado, no por eso dejan de ser válidas las obligaciones de los demás firmantes de la letra. 3.1. EL LIBRAMIENTO Es la declaración originaria que da lugar al nacimiento de la letra de cambio. Mediante el libramiento, el librador ordena al librado que pague la letra a su vencimiento. En virtud de esta declaración, se incorpora al documento un derecho de crédito por el importe de la letra, cuyo cumplimiento garantiza el librador con su propia firma. Esto significa que si el librado no acepta la orden de pago o no paga al llegar la fecha de vencimiento, el tenedor de la letra puede exigir el pago al propio librador. Al emitir su declaración cambiaria, el librador puede insertar una cláusula en la letra eximiéndose de responsabilidad por la falta de aceptación del librado. Ahora bien, toda cláusula por la cual se exonere de la garantía del pago se considerará como no escrita. 3.2. LA ACEPTACIÓN Es la declaración por la que el librado se compromete a cumplir la orden de pago recibida del librador, convirtiéndose así en el obligado cambiario principal y directo. En el ámbito de las relaciones cambiarias, y con inde- 12 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO pendencia de los acuerdos o relaciones que existan entre las partes, el librado tiene plena libertad para aceptar o no la letra. Mientras no la acepte, no está obligado al pago de su importe. La aceptación no puede estar sujeta a condición alguna. Sin embargo, el librado puede limitarla a una parte del importe de la letra, quedando obligado solamente al pago de la cantidad aceptada. La ley recoge una gran cantidad de disposiciones que son de aplicación en el supuesto de que el libramiento y la aceptación deban tener lugar en momentos distintos (por ejemplo, las relativas a presentación de la letra a la aceptación, vencimiento a un plazo desde la vista, revocación o anulación de la aceptación, o al protesto por falta de aceptación). La realidad nos dice, sin embargo, que el libramiento y la aceptación se efectúan por regla general al mismo tiempo, en el momento de emisión de la letra, de manera que la inmensa mayoría de las letras de cambio nacen con la firma del librado puesta. Por esta razón, no nos detendremos en el estudio de las disposiciones aludidas. 3.3. EL ENDOSO Ya hemos visto que la letra de cambio es uno de los títulos valores a la orden por excelencia, y que la característica fundamental de esta clase de títulos es la sencillez de sus mecanismos de transmisión. Pues bien, el endoso es, precisamente, la declaración cambiaria que permite transmitir la letra a un tercero. Mediante el endoso, el acreedor cambiario (endosante) transmite a otra persona (endosatario) el derecho incorporado al título, ordenando que el importe de la letra se pague a esa nueva persona designada en el título o a la que ésta, a su vez, designe mediante un nuevo endoso. Sus principales características son las siguientes: • Consiste en una sencilla declaración del tenedor de la letra, o incluso en la mera firma de éste puesta en el dorso de la letra o en su suplemento. • Puede realizarse en cualquier momento anterior al levantamiento de protesto o declaración equivalente por falta de pago, o al vencimiento del plazo para levantarlos. El endoso realizado con posterioridad no produce más efectos que los de una cesión ordinaria de 13 CUADERNOS PARA COMERCIANTES crédito. Cuando no se indique la fecha en el endoso, se considerará hecho antes de terminar el plazo fijado para levantar el protesto, salvo prueba en contrario. • No puede estar sujeto a condición alguna. Si el endoso se sujeta a condición, ésta se considera no escrita y aquél se tiene por válido. • No puede ser parcial. Ha de ir referido a la totalidad del importe de la letra. El endoso parcial es nulo. • No hay limitación alguna en cuanto al número de endosos realizados sobre una misma letra de cambio. Quien sea legítimo tenedor de la letra a su vencimiento gracias a la cadena de endosos, queda legitimado para el ejercicio de los derechos que se derivan de la misma. El endoso de una letra de cambio válidamente realizado produce en la relación cambiaria los siguientes efectos: 1º. Efecto traslativo. Atribuye al nuevo tenedor de la letra la plena titularidad del derecho incorporado a la misma. Esta transmisión del derecho se produce, no sólo por la declaración de voluntad del endosante estampada en la propia letra, sino también por la entrega material de ésta al endosatario. 2º. Efecto legitimador. Es consecuencia del anterior, y supone que quien adquiere la letra en la forma descrita queda legitimado para cobrar su importe cuando llegue la fecha de vencimiento, o para ejercitar las correspondientes acciones en caso de impago. Para que alguien sea legítimo tenedor de una letra adquirida con posterioridad a su emisión, debe justificar su derecho mediante una serie no interrumpida de endosos. A estos efectos, los endosos tachados se consideran como no escritos. 3º. Efecto de garantía. Con su firma, el endosante no sólo transmite la letra, sino que garantiza al endosatario y a todos los poseedores sucesivos de la letra que ésta será pagada a su vencimiento. De esta forma, se convierte en obligado cambiario frente al legítimo tenedor de la letra si llegada la fecha de vencimiento el librado no paga voluntariamente su importe. Ahora bien, este efecto no es esencial al endoso, puesto que la Ley contempla dos mecanismos mediante los cuales el endosante puede exonerarse de esta responsabilidad, a saber: 14 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO • Poniendo en el endoso una cláusula con el texto sin mi responsabilidad (o cualquier otro de sentido equivalente). • Prohibiendo un nuevo endoso. En este caso, el endosante sigue respondiendo frente al endosatario, pero si éste, a su vez, vuelve a endosar la letra, aquél no responderá frente a los sucesivos tenedores de la misma. La Ley contempla la figura del llamado endoso en blanco, que define como aquél que no designa el nombre del endosatario o consiste simplemente en la firma del endosante. El endoso en blanco facilita al máximo la circulación de la letra, puesto que el tenedor de la misma podrá: a) Completar el endoso con su propio nombre o con el de otra persona. b) Endosar nuevamente la letra, bien en blanco, bien designando un endosatario determinado. c) Entregar la letra a un tercero, sin más. Para que una letra de cambio no sea transmisible mediante endoso, el librador puede estampar en la misma la cláusula no a la orden, no endosable o cualquier otra de significado equivalente. 3.4. EL AVAL Es la declaración cambiaria exclusivamente dirigida a garantizar el pago de la letra de cambio. Mediante el aval, el avalista garantiza que uno de los obligados cambiarios (el aceptante, el librador o un endosante) cumplirá la obligación cambiaria de pago que le compete. Puede ser de dos clases: a) General o sin limitaciones: cuando el avalista se compromete frente al acreedor cambiario al pago de la letra en la misma forma y condiciones que el avalado. b) Parcial o limitado: cuando el avalista restringe su garantía a una cantidad menor que el importe de la letra. No está permitido que el avalista altere o modifique de cualquier otra forma los términos de la obligación avalada. El aval debe ponerse en la letra o en su suplemento, y se expresa mediante las palabras por aval o cualesquiera otras de sentido equivalente, acompañadas de la firma del avalista. Incluso la simple firma de una persona puesta en el anverso de la letra vale como aval, siempre que no se trate de la firma del librado ni del librador. 15 CUADERNOS PARA COMERCIANTES La declaración cambiaria de aval debe indicar a quién se avala, pero a falta de esta indicación se entenderá avalado el aceptante, y en defecto de éste, el librador. La declaración de aval puesta válidamente en una letra de cambio, produce los siguientes efectos para el avalista: 1º. En sus relaciones con el tenedor de la letra: El avalista responde del pago en los mismos términos que el avalado (o en la cantidad que indique el aval, si éste es parcial). Si llegada la fecha de vencimiento y presentada la letra al pago, el librado no hace efectivo su importe, el tenedor puede reclamar directamente al avalista al igual que podría hacerlo con cualquier otro obligado cambiario, sin necesidad de reclamar primero al avalado o de acreditar la insolvencia de éste. 2º. En sus relaciones con el avalado: Si el avalista paga la letra al acreedor cambiario, puede reclamar al avalado el importe de la misma y el reembolso de los gastos que le haya originado el pago a aquel por quien salió garante. 3º. En sus relaciones con los demás obligados cambiarios: Si el avalista paga la letra, adquiere los derechos derivados de la misma contra los firmantes de la letra que fuesen responsables frente al avalado. Es decir, si avaló al aceptante, no podrá reclamar el pago a ningún otro obligado cambiario; si avaló al librador, podrá reclamara al aceptante (y en su caso, al avalista de éste); y si avaló a un endosante, podrá reclamar al aceptante, al librador y a cualquiera de los endosantes que precedan en la cadena de endosos al avalado por él (y en su caso, a los posibles avalistas de cualquiera de ellos). 4. EL PAGO DE LA LETRA El fin normal de la letra de cambio es el pago. Ahora bien, es preciso distinguir entre el pago hecho por el librado atendiendo la orden recibida del librador (pago ordinario) y el pago efectuado por cualquier otro de los obligados cambiarios (pago extraordinario), ya que uno y otro tienen consecuencias distintas, como veremos. En relación con el pago de la letra, es preciso analizar diversas circunstancias. 16 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO 4.1. TIEMPO DEL PAGO La letra de cambio es un título de presentación, lo que significa que, llegada la fecha de vencimiento, ha de ser el tenedor de la letra quien la presente al librado, principal obligado cambiario, para que la pague. Esto es perfectamente lógico si tenemos en cuenta que, como consecuencia de la circulación de la letra, el deudor no sabe quién es su acreedor al llegar la fecha de vencimiento. Ha de ser éste, el acreedor, quien se identifique presentando la letra al cobro. Ahora bien, ¿cuándo debe presentarse la letra al pago? Eso depende, fundamentalmente, de la forma en que aparezca expresada la fecha de vencimiento (ver apartado 1.3): a) Las letras de cambio que tengan señalado su vencimiento a fecha fija, o a un plazo a contar desde la fecha o desde la vista, deben presentarse al pago el día del vencimiento o en uno de los dos días hábiles siguientes. b) Las letras de cambio con vencimiento a la vista deben presentarse dentro del año siguiente a la fecha de emisión, salvo pacto expreso en contrario. No obstante, si el librador dispone que la letra pagadera a la vista no se presente al pago antes de una fecha determinada, el plazo de un año comenzará a contarse desde esa fecha. La falta de presentación de la letra al pago por parte del tenedor dentro de los plazos establecidos perjudica la letra de cambio, es decir, impide que el tenedor pueda luego reclamar el importe al librador o a los posibles endosantes. Sin embargo, el tenedor, aunque no haya presentado la letra al cobro dentro de plazo, conserva su derecho a reclamar el importe de la letra al aceptante o a su avalista. Precisamente por eso, la ley otorga al librado la posibilidad de liberarse de su obligación consignando a disposición del tenedor (judicial o notarialmente, o en una entidad de crédito) el importe de la letra de cambio que no le haya sido debidamente presentada al pago. Por otra parte, la ley contempla la posibilidad de que el librado pague la letra anticipadamente. Ahora bien, el tenedor de la letra no puede ser obligado a recibir el pago antes de su vencimiento. Además, el librado que pague anticipadamente lo hace por su cuenta y riesgo, 17 CUADERNOS PARA COMERCIANTES lo que supone que si paga a un tenedor indebido habrá de sufrir las consecuencias y no quedará liberado de su obligación. 4.2. LUGAR DE PAGO En principio, la letra debe pagarse en el lugar indicado al efecto, y en defecto de éste, en el que aparezca junto al nombre del librado. Especial relevancia tiene el pago mediante las llamadas cámaras o sistemas de compensación. En la actualidad las entidades de crédito, por un lado, son tenedores de la mayoría de las letras en circulación, y por otro, reciben normalmente el encargo de sus clientes de pagar las letras. Esta realidad confiere gran importancia al pago de las letras de cambio por medio de compensación entre cuentas bancarias, y a este respecto, la ley contiene dos previsiones: • Cuando el pago de las letras esté domiciliado en una cuenta abierta en entidad de crédito, su presentación a una cámara o sistema de compensación equivale a su presentación al pago. • Cuando el tenedor de la letra sea una entidad de crédito, la presentación al pago puede hacerse enviando al librado con anterioridad suficiente a la fecha de vencimiento un aviso que contenga todos los datos necesarios para identificar la letra, con el fin de que pueda indicar a la entidad sus instrucciones para el pago. 4.3. CUANTÍA DEL PAGO De entrada, el deudor cambiario ha de pagar la suma indicada en la letra. Ahora bien, cabe la posibilidad de que no la pague íntegramente. En tal caso, el tenedor no puede rechazar un pago parcial, pero posteriormente puede reclamar el importe no satisfecho a todos los obligados cambiarios, levantando para ello el correspondiente protesto por la cantidad no satisfecha. El librado, por su parte, tiene derecho a exigir que el pago parcial se haga constar en la letra y a que se le dé recibo del mismo. 4.4. MONEDA DE PAGO El pago debe hacerse en la moneda que se determine en la propia letra. 18 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO A partir del 1 de enero de 2002, el pago sólo podrá hacerse en euros o en moneda extranjera convertible admitida a cotización oficial. En el caso las letras emitidas en pesetas (o en otra unidad monetaria nacional de la Unión Europea) antes del 31 de diciembre de 2001 que tengan vencimiento posterior a esa fecha, el pago se hará igualmente en euros con arreglo al tipo de conversión correspondiente. El pago en moneda extranjera sólo se hará cuando la obligación de pago esté autorizada o resulte permitida de acuerdo con las normas de control de cambios. Si no es posible el pago en moneda extranjera, el deudor pagará su valor en pesetas, o en euros a partir del 1 de enero de 2002, al cambio vendedor correspondiente al día del vencimiento. En este caso, para evitar que el librado se demore en el pago con ánimo de aprovecharse de un cambio más favorable para él, la ley confiere al tenedor la facultad de exigir que se le aplique el valor en cambio de la fecha de vencimiento o el correspondiente a la fecha de pago, a su elección. 4.5. EFECTOS DEL PAGO El pago realizado por el librado le libera de su obligación y extingue las relaciones cambiarias nacidas con la letra, puesto que él ya no puede reclamar cantidad alguna a los demás firmantes de la misma. El pago realizado por un endosante lo convierte en portador de la letra, y le confiere el derecho a reclamar la cantidad pagada (junto con los intereses y gastos que se le hayan ocasionado) a los endosantes anteriores y al librador, en cuanto garantes del cumplimiento de la obligación cambiaria, y al propio librado, como obligado cambiario principal y directo. El pago efectuado por el librador le faculta para reclamar al librado la cantidad pagada, intereses y gastos que haya soportado. 4.6. PRUEBA DEL PAGO El librado, al pagar la letra, puede exigir que le sea entregada con el recibí del tenedor, salvo que éste sea una entidad de crédito, en cuyo caso puede entregar, en lugar de la letra original, un documento acreditativo del 19 CUADERNOS PARA COMERCIANTES pago en el que se identifique suficientemente la misma. Este documento tiene pleno valor liberatorio para el librado frente a cualquier acreedor cambiario. La letra se presume pagada cuando, después de la fecha de vencimiento, se encuentre en poder del librado o del domiciliatario. 5. LA FALTA DE PAGO Tal y como hemos visto en el apartado anterior, cuando el aceptante o su avalista no pagan el importe de la letra de cambio, el tenedor puede reclamar el pago a los demás firmantes de la misma. Para ello, antes debe hacer constar el impago mediante protesto notarial o declaración equivalente. Si ninguno de los obligados cambiarios hace frente al pago voluntariamente, el tenedor podrá entonces ejercitar las oportunas acciones judiciales cambiarias contra cualquiera de ellos. 5.1. PROTESTO NOTARIAL O DECLARACIÓN EQUIVALENTE Protesto es el acto que acredita frente a todos la falta de pago de la letra. Se practica a instancias del portador de la misma, y puede revestir dos formas: 1ª. Protesto en sentido estricto o notarial. Se practica ante fedatario público siguiendo el procedimiento y respetando los plazos regulados al efecto por la ley. 2ª. Declaración equivalente o protesto extranotarial. Consiste, bien en la declaración firmada y fechada por el librado en la propia letra en la que deniegue el pago de la misma, bien en la declaración efectuada en el mismo sentido por el domiciliatario o por una cámara o sistema de compensación en los plazos que la ley establece para el protesto notarial. No es posible acudir a este mecanismo cuando el librador haya insertado en la letra una cláusula en virtud de la cual exija expresamente el levantamiento de protesto notarial. El protesto consiste esencialmente en una prueba de la falta de pago de la letra por parte del librado, que es el principal obligado cambiario. Precisamente por eso, su levantamiento es necesario para que el portador de la 20 TÍTULOS VALORES CAMBIARIOS I: LA LETRA DE CAMBIO letra conserve el derecho a reclamar el importe de la misma a aquéllos que garantizaron el pago, es decir, al librador y a todos los endosantes anteriores (y a sus correspondientes avalistas). Si no se levanta el protesto en tiempo y forma, la letra resulta perjudicada y el tenedor, aunque conserva el derecho a proceder judicialmente contra el aceptante y su avalista, pierde la posibilidad de reclamar a los endosantes y al librador. Ahora bien, la ley contempla los siguientes supuestos en los que, excepcionalmente, no es necesario levantar el protesto para acreditar la falta de pago de la letra: 1º. La solicitud de suspensión de pagos por parte del librado, o la declaración de quiebra o concurso del mismo. 2º. La inserción en la letra de la cláusula sin gastos, devolución sin gastos, sin protesto o cualquier otra de sentido equivalente. Si la cláusula es puesta por el librador en el momento de emisión de la letra, producirá efectos con relación a todos los firmantes. Si la inserta un endosante o avalista, sólo surtirá efectos respecto a quien la hubiese puesto. 5.2. ACCIONES JUDICIALES CAMBIARIAS El impago de la letra confiere al portador de la misma el derecho a ejercitar las siguientes acciones judiciales: A. Acción directa. Es la que se dirige contra el aceptante y su avalista. No precisa el levantamiento previo de protesto. Para ejercitarla, el portador de la letra dispone de un plazo de tres años contados desde la fecha de vencimiento de la misma. B. Acción de regreso. Es la que el portador de la letra puede dirigir contra el librador, contra los endosantes anteriores a él y contra sus avalistas, en cuanto garantes del cumplimiento de la obligación cambiaria. Para poder ejercitarla es necesario haber presentado la letra al pago dentro del plazo legalmente establecido y, cuando sea necesario, haber levantado el correspondiente protesto. No obstante, la ley permite ejercitar esta acción sin necesidad de esperar hasta el vencimiento de la letra si el librado incurre en suspensión de pagos, quiebra o concurso de acreedores, o cuando resulte infructuoso el embargo de 21 CUADERNOS PARA COMERCIANTES sus bienes. El plazo para su ejercicio es de un año contado desde la fecha de levantamiento del protesto o declaración equivalente, o si la letra lleva puesta la cláusula sin gastos u otra equivalente, desde la fecha de vencimiento. Para el ejercicio de estas acciones, el portador de la letra puede optar entre la vía del juicio ordinario y la del juicio ejecutivo, que entraña mayores ventajas en cuanto que permite el embargo de los bienes del deudor desde el inicio del procedimiento, y por lo tanto, ofrece mayores garantías de cobro. Frente a estas acciones, el obligado cambiario que resulte demandado únicamente puede oponer las siguientes excepciones: a) Inexistencia o falta de validez de su propia declaración cambiaria (por falta de capacidad o de representación, por ejemplo), incluida la falsedad de la firma. b) Falta de legitimación del tenedor. Por ejemplo, por interrupciones en la cadena de endosos, o porque no se identifique como el último endosatario del título. c) Falta de los requisitos formales de la letra de cambio. d) Extinción del crédito cambiario. Ocurre, por ejemplo, cuando resultan liberados los deudores en vía de regreso por falta de presentación de la letra al pago o por falta de levantamiento de protesto, cuando se ha extinguido el plazo para el ejercicio de la acción, o cuando la letra ya se ha pagado anteriormente. e) Cualesquiera excepciones que se basen en las relaciones personales entre el deudor demandado y el tenedor demandante, como consecuencia de posibles acuerdos existentes entre ambos, o entre el deudor demandado y cualquier tenedor anterior al demandante si éste, al adquirir la letra, procedió a sabiendas en perjuicio del deudor. 22 CUADERNOS PARA COMERCIANTES 24