Las teorías éticas y la fundamentación de una ética aplicada Stella Maris De filpo . . « ... una época que ha 'inventado' la cámára de gas y la guerra total, el ge11ocidia estala/mente planificado y los campos de exterminio, el lavado de cerebro, el sistema de seguridad estatal y una vigiláncía: pr:móptica de poblaciones enteras. Esté siglo nos ha traído más.soldados caít:fos, más. ciudadano~· asdinados, civiles riiuertos y minorias, desplazadas: más torllfr.aff.os, m~s maltr.atados, más muertas de hambre y fria, más prisioneros polílicosy'r,efugiados, en suma, he 'p.·od;¡r;ida' más victimas de las que hasta ahora siquiera podríamos haber imaginada. Las fenómenos de _la violencia y la barbarie san los signos distintivos de nuestra época» (Habermas, J.: La constelación posnacional, 66). 1 ! i .! .¡ j 1- Ética y respons_a bilid:id eu l& sQ~iedad de rlúgo · Nuestra época reúne, paradójicarnent; , civjlización ·y ·barbarie, desarro!l.;. científico y desolación ética. Un nuevo pathos social de incertidumbre' y desconcierto ha reemplazado al ideal .: · · . '. ·, . · · positivista del XIX. Más que una con-iente epistemológicá y metodológica: el positivismo constituyó un ideal social y político de gran alcance en el cual la Ciencia reivindicó el lugar de coi1ducción _d el "progreso ·hum¡¡,no'', modernizador y desacralizado. Contrariá a la reflexión filosófica tradicional, la ciencia positiva se propuso como "fórmula enciclopédica" capaz de orientar, seg.ún .leyes "reales", el desan-ollo del saber hacia la meta civilizatoria universal: "Según la teoría positiva de la Humanidad, demost1aciones irrfCUsúbles, -apoyadas' en la inmensa experiencia que ahora posee nuestra especie, determinarán con excctilud la influencia. real, directa o indirecta, privada y pública, propia de cada acto, de cada costumbre, de cada inclinación o sentimiento; de do11de resulJ(lrán naturalt.nente, como otros tantos corolarios inevitables, las (Cglas de conducta, sean genera[es ·O especia/es, más conformes con el orden universal, y que, por tanto, habrán de ser ordinariamente las más favorables para la felicidad individual. '.' (Comte, .1980_, 89) · ·· : '-· -.. ,, . .: Sin embargo, .la fe iaica en las ciencias y los e~pertos con~o guía.s , tanto de la refo~~ social cuanto de las vidas individuale~. deja hoy. paso a la vivencia y a la reflexión acerca de una "sociedad de riego".:_ · "... se trata de un caso en que la civilización se pone en peligro a sí mÚma, cosa no imputable a Dios, a los dioses .ni a la naturaleza, sino a las decisicnes humanas y los efectos industriales, es decir, a la tendencia de la .civilización a configurar y controlar todo. " (Beck, 1998, 65) _ Niklas Luhmann (1996) intenta una determinación de este concepto de riesgo, emergente en la sociología contemporánea, y lo diferencia de otros problema3 tradicionales: no es cálculo de costes en virtud de resultados seguros; no es ·moderación ni justicia respecto de bienes deseables; no alude a la prudencia para considerár ·la resolución de problemas. Lo que aparece es un problema nuevo: la posibilidad de un izpprobable cambio de curso, que escapa al cálculo racional. El riesgo no se desvanece con mayor información y conocimir::ntos, sino que éstos descubren m ayor número de. facetas en las que reina la incertidumbre del füturo . Con el concepto de riesgo se abandona definitivamente "la inocencia del conocimiento µrimordial del mundo", y la cuestión de la decisión se remite entonces a! ámbito de la deliberación y del acuerdo . Esta "pérdida de la inocencia" permite marcar un v'crdadero quiebre dentro de la época moderna. Ulrich Beck lo caracteriza como el paso desde una "primera modernidad lineal" a una modernidad reflexiva "que obedece. a los efectos colateraies !atentes rn el proceso de. modernización autónomo según el esquema de la sociedad industrial occidental" (Bcck, l 996, 223) . En tanto "politización involuntaria. de todos les ·campos <le la actividad . social", debe reasumirse la discusión ético-política de los fines, los ídealcs:y los medios para la realización efectiva de una sociedad justa y una vida buena: ' · . ,, ! ,¡;.. ..1.. .. ;• ·;:.' :,,.~,{:.;;.:......... . . '• - .. ·... : ......:~ .. "Los peligros pe~cibldos ~bre~ ~ la decisión social unos automatismos al parecer completamente bloqueados. Lit que· los :cfirectivqs y científicos trataron ·y decidieron injustificadamente a puerta cérrada debe justificarse ahora qe repente en todC!.s sus consecuencias en el foro de las controversias públicas. ( ..) la tecnocracia del peÚgro produce involuntariamente un contraveneno político con su propio discurrir -y contra · él-... " (Beck, 1998, 70-71) · La noción de riesgo precipita y urge la recombinación de principios que parecían destinados · a su neta separación: vida privada y vida pública, convicción y responsabilidad, solidaridad y justicia. La idea misma de democracia exige depuraciones y ampliaciones, y el ciudadano deviene, en tanto su correlato, una figura necesariamente transmutada. El respeto por su dignidad, la atención a su vulnerabilidad y la realiiación de su autonomía dependen hoy dramáticamente de su participación activa en la coµcreción de una política más é~ica y una ética < ·• · · ·• más política. · De este modo, importantes líneas de las Ciencias Sociales asumen con)o tarea empírica una larga tradición de crí6ca filosófica. Ta~. como Habermas afirma: "Esta dialéctica de poder y voluntadse cumple hoy deforma no reflexiva, al servicio de intereses para los que ni se exige ni se permite una justificación pública. " Habennas, 1984, 129). . De allí la importancia, si no la dramática necesidad, de una refundación filosófica de las ciencias con abordaje múltiple, cualitativamente abierto, cuantitativamente riguroso y eficientemente interesado acerca del ser, el poder ser y el deber ser del acontecer humano. A la vez amenaza y desafio, la desestabiliz~gión de .Jas certezas reubica a Ja Filosofía Práctica en el campo de la acción, le exige efü:ienciá, y ésta, a.su vez, un mapeo riguroso de la realidad social y de los nuevos int~rrogarttes; coµflictos y dilemas que Ja complejidad de Jos · sistemas plantea a los ciudadanos, los expertos, ,\o.s profesionales. Como contrapartida, la relación · directa con argumentaciones múltiples h~ce.· presente la pluralidad de voces que construyen la verdad ' social . ' y . nos obliga" al 'diálogo . ,intersubjetiva . y a fuertes procesos de deslegitimación/relegitime.eión. de institucióne~, prácticas, teorías y demandas. El correcto armado de las BJ-ezas del nuevo rompecabézas; la eyaluación reali~ta de las fuerzas en juego, la distinció_!! de-niveles y temporalidades de Jos·cambios constituyen el núcleo de la responsabilidad saeta! ·exigida hoy a todo saber. Al mismo tiempo, la reivi_ndicacióil de la compasión y el cuidado junto al reconocimiento de ,la .autonomía personal forman parte de una demanda dirigida a la ciencia en su aplicación, Jo cual requiere releer toda Ja tradición del pensamiento ético occidental en clave de reencuadramiento·'del sabet. teórico. En otras palabras, se reclama una verdadera praxis fundada en el análisis consistente, no sesgado por el prejuicio, abierto a lo desconocido y ·lo insospechado, convencido de la complejidad de Jos fenómenos,. Esta renovada confluencia secular entre Ciencia y Filosofía nos conduce a lo que Alcira Bonilla, retomando una expresión de Husserl, denomina el "giro ético", en tanto: "... revela una crisis en la creencia in.~tituyente de las legalidades autónomas de los ·ámbitos político, científico y económicp y la emergencia de una arena común, la ética, para la detección, tratamiento y solución de los conflictos de mayor envergadura social. (..) ha de convertirse en motor de U/1 proyecto de convivencia .nuevo, de otras costumbres y hábitos de pensamienlo y de acción, de un lugar propio, un ethos en su sentido más antiguo de morada y cobijo, construido para todos (los hombres y los demás vivienles d~ nuestro pla~etci azul)." (Bonilla, 2006, 73) · · El "giro ético" implica un reto para las disciplinas, que deben reconsiderar el lugar y el aporte que sus saberes expertos tienen dentro de! horizonte de una discusión democrática. Pero . interpela también a la ética misma con la exigenci_a de un "giro aplicado"' en tanto construcción de up saber práctico interdisciplinario, capaz· de enfrentarse al saber puramente técnico, para dar respuestas "con altura humana" a ios problemas de la sociedad de riesgo, Por eso destaca Adela Cortina que si la ética pretende orientar la acción, deberá. ".,. adentrarse en cada uno de los ámbitos de que tratemos e intentar' caplar en e'llos su · propi(} lógica y la modulación de /os principios éticos qµe les es p eculiar, y eSI? sólo . pueden hacerlo los expertos en cada campo en estrecha colaboración con quienes se ocupen de la ética: los economistas y los políticos, el personal sanitario y los genetistas, los periodistas y quienes trabajan en inÚituciones y organizaciones." (Cortina, '1993, 17~ . De este modo se inaugu~a un capítulo decisivo dentro de la Ética, el de la ltica Aplicada. L • · Aplicad~ II- La tradición éti~a·y la ;étic~ apli~ada · es~ncia~~~ri.~··it:rdisciplinario cu~l ,_ 1 La Ética es este campo en el se anudan, con clara intención de aplicación, la reflexión filosófica y la problemática científica, en la medida en que la ciencia se encuentra con problemas, dilemas o conflictos que atañen a cuestiones éticas, no técnicas. Como hemos visto, esto supone un ·giro dentro del propio pensamiento científico: el saber teórico se reencuadra en · un horizonte práctico 1• Pero también . nos habla dé una reoriyntación del pensamiento ético: especialmente interesado en la resolución de problemas que s,e presentan en el ejercicio del actuar científico yprofesiona.I. Estas particularidades hacen que la Etica Aplicada relea toda la tradición ética teniendo en cuenta la complejidad irreductible def ·fenómeno moral, la diversidad de matices y dimensiones, que ~e presentifican en el caso particular, y la necesidad de atender tanto a los princi.pi<0s que deben guiar la acción cuanto a las consecuencias que de ella_se deriven. Si tenemos en cuenta que la acción del científico y el · · profesional afectará primordialmente a otros sujetos más allá de sí mismo, sé vuelve crucial el tema de la responsabilidad enlazada a la convicción2 . La ét.i.ca de la responsabilidad tiene el privilegio de mostrar el nexo entre rporal, política y cienci¡¡ que las soci.edades contemporáneas están obligadas a repensar, superando los prejuicios l.iberales de neta separación <;le las esferas ..La ética del respeto da nueva relevancia a la figura·.~el ~'afecfado'~, y de modo especial, al sujeto• . objeto de investigación científica. . . . -:··..· . · ·,.' 1 • Es entonces desde este planteo complejo que la Ética Áplicada interroga y se apropia de la tradición ética. La cuestión acerca de qué es lo que constituye/garantiza la. bondad-con-ecciónjusticia' de urla acción tuvo en cada una de las grandes teorías éticas una respuesta valiosa, aunque ·muchas veces unilateral. Tratem'bs d'e ver ahora cómo ellés se convierten en insumos fructíferos ·para r na respuesta multifacética a los problemas de aplicación. ' ! a) La respuesta teleológicay la ética de la virtud ¡ En el comienzo de su Ética Nicomaquea Liqro I, Atistóteles (3 84"322 A.C,) plantea que "todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección p!irecen tender ·a algún bien''. Resulta entonces fundamental determinar cuál es ese bien o fi n (t.Jlo.s) que será "querido por sí mismo, y los demás por él", es deci~-, '.'el bie.n soberano", ya que en esta determinación se juega la cuestión clave "con respecto a nuestra vida". ·Asimismo, la cfonéia que aborde la cuestión del fin último será una "ciencia sobcraila" porque trata acerca del bien humanó tanto para el individuo cuanto para la pól.is . Este continuum entre lo ético y lo político, tan prop;o del pensamiento clásico, permite a Aristóteles afirm'a r que esta. indagación está "incluida de algún modo entre las disciplinas políticas". ¿Qué tipo de saber córrespó.nde a estas "di3ciplinas · políticas"? Como él mismo nos dice "(Aristóteles, Ética ... , Libro VI 3-4 y 1978, VI !),podemos · hablar de tres tipos diferentes de saber: · .. · _ • el teórico, que se' ocupa de lo necesario, de 'aquello que no admite se¡ de otra manera y según causas y principios exactos . . · _ · " el productivo, que se .ocupa de lo contingente en el dominio. del hacer., cµyo fin es el objeto producido, pero cuyo principio reside en el productor ... . • el práctico, que se ocupa de lo contingente en el dom-inio del obrar, cuyo ñ n es el obrar en sí mismo y cuyo principio reside en la elección y deliberación del agente En tanto que centramos la investigación en la· búsqueda de un bien humano, que podría quizás no ser alcanzado, que depende en su consecución de la correcta elección y delibií:ración, la aludida "ciencia soberana" es entonces de tipo práctico. Y el nombre que el bien soberano recibe, tanto para los espíritus selectos cuanto para la mayoría, es. el de felicidad. Sin embargo, aunque todos coinciden en el nombre, "la esencia de la felicidad es cuestión disputada, y no la explican del mismo modo el vulgo y los doctos": ¡ i ¡ i i i ¡ 1¡ . "Los· hay que la hacen consistir en algo manifiesto y visible, como el placer o la riqueza o el honor. Otros, en cambio, dicen otra cosa, y ·aun se da frecuentemente el caso de que un mismo individuo mude de opinión según su estado, y así, si adolece, dirá que el bien supremo es la salud, y la riqueza si se halla la inopia.· Y..si tienen conciencia de su ignorancia, quédanse pasmados ante quienes pueden. decir algo sublime y por encima de su comprensión". (Aristóteles, Ética .. ., Libro i 4) , · . en . . . ·. ' ~i.\.~ ·~· ti'.. ~ . . ... ~.:. ·~. El problema de la felicidad, y la diversidad de sentidos que es posible atribuirle, cond~ce a Aristóteles ·a fundar la respuesta adecuada en un planteo que, ?e algún modo, cae por fuera del En el pensamiento filosófico, y tal como se plantea en el pensarnienlo aristotélico, se entiende por práctico todo saber referido a la acción hÚmana (Ética, Politica, Economía) · Se retoma en este sentido la distinción entre ética de la responsabilidad y ética de la convicción que Max . Weber desarrollara en su célebre trabajo "La político como vocación". 3 ámbito práctico. Recurre entonces a p~i~cipios que ha logrado establecer en el campo de las ciencias teóricas. La Filosofia Primera aporta para este p~oblema dos nociones fundamentales: · ·' . . ·~ '; " .. ,. : •' : ~' ~· - causa como principio explicativo de la5 gcisas en sus cuatro sentidos: material (aquello de lo cual algo está hecho), eficiente (aquello~tie)e 'producé un cambio), formal (su paradigma y definición esencial), final (su supremo bien,'. su acabamiento) (Aristóteles, Metafísica, Libro V) . . . . '. ~,,.(z./,.;_,: ·. , ,, , .. . ·. . . - acto o actividad como "existenda p!6ná dé la cos.a" en tanto despliegue de su potencia y da cumplimiento a su causa formal y final (Aristóteles, Metafísica, Libro IX) ' . : - •. ¡ ,l . . ~ . . . . ' Asimismo, ert' el tratado Acerca dél ~/~a :;c"otro texto teóri~o) se ha establecido que la forma, principio de movimiento y finalidad '!dé un cuerpo natural q1,1e tiene en potencia la vida" es el alma. (Aristóteles, Acerca del alma, Libro II !). Pero como los vivientes son ·de distinto tipo, el álma también reconoce diversos grados que darán la forma y finalidad específica a los diversos vivientes. 'M;iC<ntras 19 propio de las plantas reside en la nutrición y el crecimiento (alma vegetativa), en los animales se agrega la sensación y el movi¡niento lo'cal, con la correspondiente posibilidad de búsqueda de placer. y huida.' del dolor (alma ' sensitiva). Pero hay otro tipo de vivientes ·que; sin carecer de facultades nutritivas y sensitivas, no se definen sin embargo por ellas. Estos vivientes tienen como forma· propia ·el iilma racional, tanto en. su aspecto teórico (conocer según conceptos) cuanto ·prácticos (perseguir sus fines por medio de la· deliberación) (Aristóteles, Acerca del alma, Libro I! 2). La distinción entre tipos de alma permite entonces a Aristóteles piantear que caracteriza al hombre como tal es ·que "En vez de sensaciones; el alma discursiva utiliza imágenes. Y cuando afirma y niega (de lo imaginado) que es bueno o malo, huye de ello o lo persigue" (Aristóteles, Acerca del ritma, Librn III 7). La capacidad de deliberación acerca de lo bueno y lo malo es lo que distingue al intelecto práctico, como voluntad que delibera respecto de un fin, y lo diferenciá 4e1 simple deseo inmediato propio del alma sensitiva. Sin embargo el apetito también está presente, aunque no sea lo propio y definitorio de lo humano. Por eso se da el conflicto por "pluralidad de motores" respecto de la acción: "Y puesto que se producen deseos mutuamente encontrados "-esto sucede cuando la razón y el apetito son contrarios; lo que, á su vez, tiene lugar en aquellos seres que tiene percepción del tiempo: e/intelecto manda resistir ateniéndose al futur.o, pero el apetito se atiene a lo inmediato; y es que ;el placer inmediato aparece como placer absoluto y bi.en absoluto pqrque se pierde de vista el futuro ... " (Aristóteles, Ética .. ., Libro III l O) Vemos así cómo las ciencias teóricas, aquellas que acceden a lo que es de un modo necesario, brindan a Aristóteles la clave para salvar el problema de la polisemia de la felicidad ·que "resulta ser una actividad del alma según su perfección [virtud o arelé]; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo esto, además, en una vida completa" (Aristóteles, Ética ... , 1977, Libro I 7). Sabemos de un modo necesario .cuál es la forma específica del hombre, cuál es su fin, cuál el motor de la acción que resulta más propio a su forma y cuáles serán las más altas de sus perfecciones: Jas virtudes racionales. En este punto preciso vemos . entonces entrelazarse el fin-bien (télos de la felicidad) con la virtud (perfección, arelé) como el modo~ de alcanzar el bien y el ejercido mismo de este bien. De este modo, Aristóteles propone analizar la cuestión de la virtud como la maflera más' 'adecuada de esclarecer el terna de. la felicidad. Y dado que la razón se despliega tanto en el conocer como en el actuar, habrá virtudes de ambos tipos: - dianoéticas (del conocer) que se alcanzan·por med.io de la enseñanza y la experiencia - éticas (del actua~) que deben ejercitarse para convertirlas en hábitos de acción al p}lnto que nos resulten placenteros, "y en esto consiste la recta educación". , ¿Pero en qué consisten la valentía, o la templanza, o cualquier otra de las virtudes éticas? En "la posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto". Como .hábito selectivo, la virtud ética "encuentra y elige el término medio". Y esto no sólo debe declararse en general; sino "aplicarlo a casos particulares'', Por eso ."ser virtuoso es tod-0 una obra" y decidir "con respecto a quién y cuánto y cuánto y por qué y cómo, ya no es cosa de todos . . .rf...:>- . y nada fácil". 3 · · · .· Puesta en claro Ja .enorme complejidad ·.del caso particular, los múltiples aspectos que cuentan para Ja consideración del ".término medjf(, el problema ahora recae en cómo determinar , cuál será el término medió en cada situación~ ptfesto que :•semejante ei:mnciado, po; verdadero . . Todo el tema de la vfrtud en general es ,,,.·. y. : .. desaJ'~li1$º en el Libro II de Ética Nicomaquea ' . :~ que sea, nada tiene de claro". 4 La dificultad proviene de que el "término medio" no tiene necesidad absoluta y universal, sino que es materia de deliberación; de cálculo de circunstancia, de acomodamiento al .fin. Requiere de una virtud dianoética encaminada a la acción, capaz de discernir rectamente acerca de. lo bueno y lo malo para el hombre 'en - consideración .de las circunstanci~ s particulares. Esa virtud es la prudencia f.I?.hrónesis) ; L~ clave :de la .é.tica prudencial . ,''. está entonces en la posibilidad de establecer la relación apropiada 1'<11.:cada <;:aso entre ei fin úl~iip.o ,.... ; y la acción particular, en vista de con.>truir laborio'samente el carácter moral del agente. . · . ,. ' . ' .. , ;/:.~:~~~-.:;~·.'·.~·,i: ·>~~~·::·.·~,f~~:·:~i.<.¡~:·.~;~t{·, ·.· ~ .'~;~·:.~ ':· . . : ·, ~·... ::::,', b) La respuesta utilitarista y el cálculo d.d as consecuencias . : ;(/<~\ ;.. ,:_: / . . '. • .• ... ¡ •. :. ~ ' -·.. . en La teoría teleológica aristotélica se resuelve e~ ~n perfe~cionismo ético ~dado la prudencia y el hábito , uoso. Jeremy Berithapi (17;48-1832) no.~, mÍiestrii- otra derivación posible . . del planteo teleológico que ha tenido una enorme resonancia en el' pensamiento ético-político y económico de los últimos siglos. Frente a la deliberación e!l vista de la perfección <le la forma propia; el utilitarismo postula que lo corr~cto es aqueHo ·que maximiza el: balance neto. de satisfacción según el cálculo de conse.cuenc,tas de una acción. Por esta r;izón, el utilitarismo es · ' definido como básicamente consecuencialista. Bentham se propone fundamentar un principio, es decir,:.una "consideración exte. ·. a" que guíe, la aprobación o reprobación de acciones. Para establecedo, se b¡¡~¡i en el hecho de.. que "la · naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno' de dos dueños soberanos: el dolor y el placer. A ellos únicamente pertenece el indicar . lo que debemos hacer, así como también determinar lo que haremos". Dado que resulta imposible sustrae~se a su i.nperio, todo intento en contrario es inútil y caprichoso y arrastra a la razón a la oscuridad "en vez de la luz". Por lp tanto, la ciencia·de la moral y, muy éspecialmen\e, de la legislación debe asentarse en el principio de utilidad: . · . . ";. ·· · "Entendemos por principio de utilidad aquel que aprueba o desaprueba C.ualquier acción, de acuerdo a la cual se puede aumentar o disminuir la felicidad:;de aquellas personas cuyos intereses estÓn en cu~stion ( .. .) Digo•de cualquier acdón; por esto entiendo no solamente cualquier acción de un individuo/ sino también cualquier medida ' de gobierno." (Bentham, 1945, Cap. I) · · ' ".\:-~ · ·~ · · · · · y . . . . I~ . . ·. - . 1 2 A continuación1s e nos aclara que el término felicidad "significa lo misrrio" que beneficio, ventaja, placer o bien.1 A diferencia de la rigurosa jerarquización aristotélica, nos enfrentamos aquí con una básica igualación de la diversidad de bienes,. Asimismo vemo~ que la · felicidad puede "aumentar o disminuir". Y en tanto que este principio debe regí, ,ambién "cualquier medida de gobierno", debe quedar en claro que el intérés' de la comunidad, como objetivo de su acción, no es más que "la suma de los intereses de los varios individuos que !a coni:ponen". Esto significa ' que el planteo abandona el enfoque cualitativo pa1a centrarse en el cuantitativo.- Lo. que importa. determinar emonces (como objetivo del legislador, nos aclara el autor) es el valor mayor o menor de cada posible placer para justificar los actos correspondientes a su consecución. Este "calculo hedónico" se efectúa teniendo en cuenta los elementos o dimensiones del valor de un placer :: (Bentham, Cap. IV, 1-4): · - re:specto al placer en sí mismo, deben considerarse la intensidad que pueda alcanzar, la " duración que pueda conservar su disfrute, la certidumbre o incertidumbre de llegar a su posesión, . . la proximidad o lejanía del tiempo en que se llegar' a poseerlo. - respecto al acto por el cual el placer es produci~o, debe atenderse a la fecundídad para producir otros placeres, la pureza de las sensaciones que producirá (placer sin doi0r) - respecto al número de personas afectadas por los actos, debe eval,uarse la extensión; es decir, "el número de personas a las .cuales se extiende o (en · otras palabras) que re:lultan .afectadas". . · · Finalmente, Bentham propone ;un procedimiento "para formarse una idea exacta del modo en que un· acto afecta los intereses de la comunidad". Pero dado que la~omunidad es una ficción que se resuelve en el ag.·egado de intereses particulares, deberá tenerse en cuenta " ... con relación a cada individuo, .en qué medida su tendencia afecta al todo. Púngase en· la balanza: si se inclina del lado del placer, la tendencia del acto será buena en · general, con '~"pecto al número total de fa romunidad o de · los individuos cuyos &tereses están en estudio; si se inclinápor el lado del dolQr, la tendencia general será inala, con relación a la comunidad". (Bentham, Cap. IV 5) · · · ¿ErÍ qué se funda para . el utilitarismo la . idea . C:~ que la extensió~ e; ·una dimensión importante de la felicidad? ¿Qué es que lo lleva más allá del simple "t:goísmo ético'.' o del lo . El problema del "término medio" y.del Nicomaquéa . "e~~ parti~ula;.:' ;~~d~sa~rolÍado ~ · '.". :: ·. 1 . : en..el Libro , . , J;::,de'~~i~~ ,> · ; ' > - •. :s. ;' hedonismo? John Stufilt Mill (1806-1873), uno de los discípulos más i~p,ortantes de la escuela de Bentham, lleva adelante a mediados del XIX .ün importante esfuerzo de fl!I\damentación . filosófica encaminado a aclarar sus principios y a discutir las principales objeciones de las que el utilitarismo estaba siendo objeto. Para ello, retoma los temas más característicos de la tradición moral anglosajona así como los áportes de la incipiente ciencia social P.Ositiva de su época. Esta reflexión lo lleva a mitigar en algún puntó el extremismo cuantitativo de Bentham al afinnar que "es perfectamente compatible con el principio de utilidad reconocer el hecho de que algunas clases de placeres son más deseables y más .valiosas que otras", y encuentra que "el sentido de la dignidad( ... ) constituye una parte tan esencial de la felicidad de aquellos en quienes es fuerte, que nada c;ue choque con él puede ser deseado por ellos, excepto momentáneamente" (Stuart .Mili, Cap. II). Asimisrno, al considerar la relación estrecha entre la idea de justicia y la de utilidad, retoma la noción moral de simpatía y concluye en que: ' ' .. -. "Los seres humanos se diferencian .de los animales en dos particularidades solamente. Primera, son capaces de simpatizar, ·no 'sólo con su prole o, como algunos de los animales n:iás nob?es, eón otros animales buenos para ellos, sino .con todos Íos seres humanos e,. incluso, coi:z todos los seres sensibles. Segunda; poseen una inteligencia más desarrollada, que da 'mayor ·amplitud ·a todos Sus sentimientos, sean personales o de simpatía ( .•.) el ser humano es capaz. de .concebir unci comunidad de intereses con la sociedad de queformaparte ... " (Stuart Mili, 100-101) " ~ rf Dado que .la propia felicidad no puede ser ajena a la felicidad del conjunto, se entiende la fuerza que tiene en nosotros· el principio de la justicia, tanto punitiva cuanto social y distributiva. Por eso se acentúa el hecho' de que todo hombre tiene un "derecho igual"' a la felicidad, a menos que el interés general le ponga un límite. Stuart Mili se esfuerz~ en mostrar por qué el utilitarismo se constituye en la forma más acabada de la moral te!eológica.'EI profundo igualitarismo, la compasión por todas las formas de la vida incluyendo las no humanas, la responsabilidad por las consecuencias sociales de la acción ante los casos de conflicto ético, son las causas de la profunda influencia que el utilitarismo ejerce todavía en el pensamiento ~tico y social. Sin embargo, el autor menciona a 'ciertos "moralistas antiutilit¡¡ristas" cuyo principio carecería de . significado si no se lo entendiera en vistas al "beneficio. para los intereses colectivos" (lbíd., p. 103). Veamos a qué tipo de respuesta se refiere ... y si su apreciación es correcta. · ·. : e) La respuesta .deontológica y el imperativo categórico . . . ; ~ } Emmanuel Kant- (1724-1804) produce· ·una completa revolución en el pensamiento epistemológico tanto cómo en el ético. ¿Có;no podemos caracterizar este "giro copemicano" en el ámbito de la filosofía moral? En primer lugar, por· el abandono, y la refutación; del planteo teleológico para fa consideración· de "lo bueno sin restricción". En segundo lugar, por la contraposición entre leyes de la naturaleza 'y leyes de la libertad. Veremos cómo esta inversjón lleva a Kant a la.postulación del deber (déon) y no ·del fin (té/os) como objeto de la moralidad y a las formulaciones .del imperativo categórico, obligación absoluta, como forma pura de ese deber (Kant). . . .-, . !'. · • . . . . Tal como el miSmo Aristóteles lo decía; parece que la ética ha de ocuparse de lo que es bueno en absoluto: lo que es incondicionado porque no está sujeto a condiciones para ser bueno, y lo que es condicionante porque da valor a todo lo dé;nás7Kant somete entonces a análisis todos lbs modos en que "lo bueno sin restricción" ha sido concebido porlas distintas doctrinas para ver . si tienen en realidad un " valor interno absoluto" (Kant, cap. I). ¿Son buenos en sí los talentos del espíritu, ·las cualidades del temperamento, las virtudes .,del alma? Puede verse que "sin ] os principios de una buena voluntad" cualquier perfección del carácter podría tener un mal uso, como sucede con"la sangre fría de U:n malvado". ¿Son buenos en sí· los dones de la fortuna, el poder, la riqueza, la honra, ''el contento del propio estado, bajo el . nombre de felicidad''? Cualquíer espectador imparcial juzgaría buenos·no a quienes són felices, sino a quienes ostentan una buena voluntad que los hace "dignos de ser felices". y si consideramos felicidad a ese fin de conservación y bienandanza que es natural todos las seres qotagos de vida ¿cabría pens¡¡r que la voluntad es el medio apropiado · para alcanzar un fin' prescripto por la naturaleza? Estas . consideraciones llevan a plantear básicamente_dos conclusiones: . . .- que el objeto' del juicio moral no reside. en-lo que es según una finalidad natural (la felicidad o el bienestar), sino en lo que debe ser según los dietados de la libertad de la voluntad (la dignidad de ser feliz) · . . . . - que la voluntad buena es lo bueno incondicionado y lo que condiciona la bondad de todo' lo /::.::.·· demás, al punto que "la utilidad o la est~rjlidad no pueden añadir ni quitar nada a su valor" Por todo esto: · . :. . . ·· · · P !'. .. resulta que el destino verdadero de la razón [como facultad práctica] tiene que ser el de producir una voluntad buena, no en tal o cual respecto, corno medio, sino buena en s1 . ' . . misma ... " (Kant, 23) ¿En qué consiste una voluntad buena, si debe ser considerada independientemente de todo . fin? Kant percibe la dificultad que supone alterar el arraigado planteo teleológico, y tratará de explicar en qué consiste analizar a la voluntad de forma pura, 'no "por stl adecuacjQn. p_ar¡l alcanzar algún fin" sino "sólo por el querer'', "buena sin ningún propósito ulterior" y "aunque ello tenga que ir unido a algún quebranto para los fines de· la inclinación". Si analizan10s a la voluntad sin t¡mer en cuenta el fin de Ja acción sino sólo él modo' ae su querer, lo que aparece constituyéndola como buena y dándole valor mowl a su acción es el cumplimiento del deber en - tanto necesidad de una acción por respeto a la ley. (Kant, 26). L)q.mamos buena a la voluntad .. cuando cumple con el deber, no por el efecto que de él se derive, sino porque es un deber. · Una vez establecido el carácter de la voluntad buena y el v.alor' moral de la acciÓ:n, se .abre otro problema igualmente importante. ¿Cualquier ley, cualquier . norma, cualquier ¡náxinia o ,,conyenc.ión será un deber para lá·vo)untad buena? ¿Cómo se tecónoce el ._verdadero de,ber capaz '" . ' de determinar a la voluntad buena? ¿Qué es lo que funda el "contenido ~oral" de la acción? Para planteamos el problema estrictamente mor.al hemos de.bldo prescindir de los Ültereses y propósitos de la acción como inclinaciones y deseos naturales: Asi circunscribimos la moralidad al ámbito de la voluntad de seres racionales que J}OS'een la f!i~UIJf\d . de obrar, nó sólo por efecto de·una causa natural, sino "por la representación de las leyes, esto es, por principios". En su sentido más vago y general, llaman:ios a esto-libertad.: un modo de causalidad de la· acción · diferente de la causalidad natural, pero que. muestra un deber ser como mandato absolutamente · válido y necesario. Este mandaio se llama in:iperativo. Si el. impera(ivo p~<;:scribiera. una:acción sólo como n;iedio para alcanzar un fin, sería sólo hipotético: "si quiere$ ·ser feliz, entonces debes ... ·: .fero la moralid~d debe mandar sin condiciol).es, absolutamente: · ' -. ( "' ~ f; . " ... si la acción es representada como buena en sí, esto es, como ·necesaria-' en una voluntad conforme en si con la r~ón, como un,pr:incipio de tal voluntad, entonces el imperatfvo es categóricq. ?' (Kanf, 35) El imperativo categórico ep.uncia la ley moral, el deber, en su absoluta generalidad, como principio que debe ser aplicado a toda regla o máxima para s::iber si cUa se trata de un verdadero deber. No me da la regla; me permite testear Ja regla tiara saber si 'es válida. ¿Cuáles. son las condiciones que una regla o máxima debe cumplir para convertirse eri' obligatbria, o desecharse como prohibida? Esto es lo que, en su forma más general, me dice ·e¡ imperativo categórico: · "obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal" (Kant, 39). Y esto significa básicamente tres cosas: · '· · · ' · - "Obra como si la máxima de tu. acción debiera· tornarse, p~r tu voluntad,: ley µni versal de la naturaleza" (Kant, 40), es decir, con absoluta. necesidad y imiversalidad, sin excepción · · . · -. ·!. -· ' •'> }_· : "' ninguna, ni respecto de mí ni respecto de Jos otros'.'t · · · · ·· - "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como eri la persona de . cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo, Y. ¡IlU!lC!;l ~o lamente ,cerno. l;!Il me_?i~~ . •• •. (Kant, 44-45), es decir, que el respeto de .cada persona como fin en sí mismo sea "suprema ·· . !; condición limitativa en el uso de todos los medios" (Kant, 50). - Obra de tal forma que "la voluntad, por su máxima, pueda consi~erar$e. a sí misma al mismo ... .· · tiempo como universalmente legisladora ( . .. )y esto no en vista de un ·proyecho futuro, sino por la idea de la dignidad de un ser racional que no obedece a riinguna 9tra ley que aquella que él se da a sí mismo" (Kant, 48), es decir, que la dignidad de Ja persona reside en su . autonomii:i como ser sometido a la ley que se da a sí mismo y nó a una ºregla en vista de un 'fin ajeno a sí mismo: La voluntad buena en absoluto será entonces la que -someta toda regla a la prueba de validez del imperativó: respeto universal sin excepción .a la dignidad de todos y la autonomía de cada uno. Esta condición incondicionada se coloca en calidad de juez .soberano por encima de cualquier actuar teleológic::o (heterónomo), que "podrá darnos una máxima, pero no una ley". Y entonces "La acción que pueda compadecerse con la autonomía de !¡¡ voluntad es permitida; la . que no concuerde con ella es prohibida" (Knat, 51 ). La revol ución kantiana aporta la idea de que hay deberes y prohibiciones válidos por sí mismos y no corpo medios (heterónomos) para un fin, más allá de las consecuencias que su cumplimiento . acarree. Como vimos en el punto anterior, Stuart Mil! interpretó el imperativo categórico como la · formulación engañosa de la búsqueda de "beneficios para el interés colectivo". Sin embargo~ los principios kantianos de legitimación son diametralmente opuestos al crite.d o consecuencialista y han contribuido, en épocas posteriores a Kant, para una discusión profunda con el pensamiento utilitarista. 1 'T ' f~ d. La actualidad de la discusión Con la publicación de su libro .Teoría de la Justicia en 1971, John Rawls (1921-1992) aporta uno de los planteos más influyentes en la discusión de la teoría moral y política contemporánea: el liberalismo político. En el mismo prólogo anuncia el objetivo de su obra: elaborar una alternativa al utilitarismo, que " ... durante mucho tiempo la teoría sistemática predominante en la jilosofia moral moderna ha ·sido una derivación del utilitarismo. Una razón para ello es que ha sido defendida por una larga serie de :escritores brillantes que han construido una doctrina intelectual verdaderamente en sus alcances y en su refinamiento. Olvidamos a veces que los grandes utilitaristas, Hume y Adam Smith, Bentham y Mil/, eran teóricos socialesy economistas de primera línea ... ":(Rawls, 1979, 9) Con esto llama la atención sobre algunas cuestiones: ia impronta utilitarista del Estado de Biénestar en ese momento en crisis, la importancia de la reflexión moral compenetrada con los "aportes de la ciencia soda! y económica; la necesaria revisión de los fundamentos de la democracia. Aclara adémás que la teoría que há elaborado "es de naturaleza altamente kantiana". Sin embargo, su relectura de Kartt implica el abándono del dualismo fenómeno-n~úmeno para centrarse en la diferenc.ia entre ámbito'privado-ámbito público. Por otra parte, también se relee la noción kantiana de autonomía en sintonía con fa escisión público-privado. Se parte de la idea de que la persona es, autónoma en tanto es libre, racional y · autolegisladora. Esta sería la base de un criterio contractualista5 de la justicia. Rawls caracteriza entonces a las personas. morales:. ' · " ... como ·cara~terizadas por dos facultades morales y cor.respondiente~ente por dos intereses de orden supre'rrlo en realizar y ejercer esásfacuÍtades,., La primera facultad es la capacidad para un sentido el.e la justicia efectivo, esto.es, la capacidad para entender, aplicar y actuar a partir de Ó' no meramente de acuerdo con) los principios de la justicia. La segunda. facultad . es ) a capacidad. para formar, revisar y perseguir racionalmente una concepción'·del b_1'en_. '(:.) Esta concepción nos da· un tercer interés que mueve a /as ·partes:, un · interés rte: or'den superior en· proteger y promover su concepción del bien, . (:Ualquiera puedá ser, de la mejor forma posible. " (Rawls, 1986, pp. 145-146) ¡ . Vemos cómo, en el ámbito ,privado de la vida, el esquema teleológico de la rrioralidad es aceptado como criterio válido. J-a búsqueda .d.el. bien es un interés legítimo que constituye a la persona como "proyecto" y se e~presa en un.a pluralidad de "doctrina comprensivas". En cambio, "la elección del individuo como ser noumenal creo que es una elección colectiva" (Rawls, 1979, p.293). '·: f · . ' ' ' Es decir, el imperativo categórico es el principio del ámbito público necesariamente formal o procedimental, donde toda teleología debe ser suprimida (de allf su crítica al utilitarismo como principio político) para asegurar el consenso social sobre "la base moral más apropiada para una sociedad democrática". El . sentido ..de la justicia sobre la base del imperativo así entendido, y· en vistas de los intereses de .las persona.s autónomas, se expresa como equidad o imparcialidad (Fairness)en .doSpi-incipios (Rawls; p. (07): . .· , . .. .J- Cada personá tiene un igual derecho .al más amplio esquema' de libertades básicas · compatible eón un esquema similar de libertades para todos. . 2- Las desigualdades sociales y económicas han de satisfacer dos condiciones: tienen que a) ser para el máximo· beneficio esperado del. menos favorecido y b) ir adscritas a· cargos y posiciones accesibles a t.o dos.en condiciones de equitativa igualdad de oportunidades El Liberalismo Político sostiene: que 13, autonomía :ae la persona y la ji.;sticia de l?s instituciones se juegan en la posibilidad de elegir para sí mismo la vida que considere buena y en la garantía de derechos y libertades que le permitan conseguirla, sin otra restricción que Ja tolerancia, el respeto de los otros y de las normas que han pactado ¡:wnplir. Esta combinación de teleología privada y deontología pública, neutral respecto de fines y bienes, expresa un punto de vista hoy muy extendido acerca de la libertad y la democracia. e) La respuesta dia/OgÚa y la relectura discursiva del imperativo6 l ,. Se denomina, de modo muy general, contractuo/ista a una teoría que funda la legitin:iidad de la unión polltica, la autoridad, las leyes en la libre aceptaci,ón de quienes estarán sometidos a ellas (contratantes? . participantes del pacto). · · Los referentes fundamentales de la ética discursiva son Kart-Otto Apel y Jurgen Habermas. (En este apartado se trata la obra ~abermasiana). 8 Los principios de libertad individual e igualdad universal pueden considerarse el piso común sobre el que se han asentado las teorías ético-políticas modernas. A pesar de las profundas diferenciaS que separar a unas de otras, ninguna puede dejar de remitir a este punto de partida. Por eso, uno de sus grandes problemas ha sido cómo ·conciliar la dimensión individual con 1a ' colectiva, la pluralidad con la universalidad, lo privado con lo público. Desde hace unas décadas, la creciente complejidad social ha elevado unvalor que se suma a los anteriores y que complic¡;¡ aún más la discusión: la difere.ncia como demanda de reconocimiento y como límite del igualitarismo homogeneizante. La trilogía libertad-iguale/ad-diferencia produce .en el pensamiento contemporáneo ya Ja crítica profunda de los principios modernos, ya la relectura y redefir:iición de aquellos planteas considerados valiosos. Pone además en primera línea Ja. · discusión acerca de lo justo y lo correcto corno claves para lá ·teoría moral, renovando las más importantes tradiciones filosóficas. También dentro de la tradición kantiana y cbntractuaiista, Jürgen Haberinas (1929) elabora una potente síntesis entre el planteo deonto!ógico, la .Teoría Social Crítica y la Filosofía del Lenguaje. Con ello se trata deidár respuesta a un nue.vo plant~ . del problema ético: cómo encontrar un núcleo normativo universal que asuma tantq la di\rersicf'ad . · y diferencia cultural cuanto la importancia de la ..construcción . . histórico-social . .·en' la. construcción "' ... . t·.; . conjunta de Jos criterios morales. Así se lleva a cabo un impoFtanté can;i.bio de par;idigma que ·' abandona la "filosofía de Ja conciencia" hacia una de )a intersubjetividad. Desde este punto de ".;-': · vista., la contraposición se • realiza entre "acción teleol_ó-gíca':. . Y.•.. ','acci9n . orientada · al · :. entendimiento" y el imperativo kantiano vuelve a ubicarse, en .'este c.aSo al ~gua! que. en eL ·' esquema de Rawls, básicamente en el mundo de·lo públicq. Pero es.im119i;ta,nt~ t¡na _qiferencia: el " criterio de "racionalidad" es ampliado el'senti<lo de una di_mensión' comzmicativa, es decir, que debe entenderse como aquello que es "susceptible de fundamentación y de crítica"; que los agentes son racionales en la medida en que tienen "disponibilidad a exponerse a .la crítica,. y, en caso necesario, participar formalmente ,en ai¡gumentaciones": · ' · ·n . en "En virtud de esta susceptibilidad r;le crítica, las manifestaciones o emisiones racionaleS son también ·susceptibies de corrección. Podemos corregir las te,ntativas fallidas si logramos Identificar los erro~es que hemos cometido. ·Elconceplo ~e .fundamentncióh va · íntimamente UIJ.ido al de aprendizaje." (Habe.rinas,'1987, p.'3?) . ,·::. '.;. · .:. ; ' « , < .· Vemos que, esta "ampliación" de. la :razÓÍ{~~s as~ vez \1~a· :rii~~a crític~ de la razón: ' ninguna posición ñormativa del sujeto, abstracto y desligado de una• comunicación intersubjetiva, podría tener "pretensiones de validez universal", sino _que ellas se construyen en el campo de la crítica, la argumentacion, la corrección de los errores y.el aprendizaje. La relectura discursh'a del imperativo categórico implica' copcebir al sujeto autónomo como participante de un diálogo para . la discusión y el establecimiento de normas: "En la ética del discurso el lugar del imperativo categórico 'lo ocupa el procedii,;iento de la argumentación moral. Y así cabe establecer á partir de él el principio 'D' que · dice: · · · -sólo pueden pretender validez aquellas normas que pudiesen contar con ei asentimie~to de todos los afectados como participantes en un discwso práctico. " (Habermas, 1991, 101) La diferencia kantiana entre lo que simple~ente es y lo que debe ser sigue presente en la ética discursiva. Al igual que en Kant, la idealidad del principio,.uo es mengua para su validez,' sino que, al contrario, Je provee todo su potencial evaluativo para juzgar críticamente; 'como ': correctos .o incorrectos, los hechos empíricos. Pero, a diferei;icia de la soledad del sujeto kantiano, la "condición incondicionada" está aquí representada por Ja situación ideal de habla en la cual Jos "afectados" por Ja norma "participan como iguales y libres en la búsqueda cooperativa de _la · verdad en la .que no puede admitirse otra coerción que la resultante de Jos mejores argumentos" (Habermas, . 1991, 104). La "voluntad buena" que "descubre" el imperativo universal de la racionalidad se transforma entonces· en "voll,mtad común" de participantes autónomos de un diálogo, en el cual se "construye" colectivainente . Jo que pretende validez ·universal.' Esa construcción cooperativa de la verdad práctica adquiere Ja forma del consenso: 'posibilidad ideal : de aceptación y obediencia, de todos los afectados que exponen y ponderan la totalidad de los intereses en juégo, de Jo que se legitima sin otra fuerza que Ja del mejor argumento. · El concepto intersubjetivista de autonomía implica que:"el libre despliegue de _la. personalidad de cada uno depende de Ja realización de la libertad de todas las personas" (Habermas, 1991, 121). No alcanza entonces con la tolerancia pública a Ja diversidad privada, sino que la diversidad misi:na, la diferencia entre culturas y grupos que conviven en un· mismo ámbito público, debe ser puesta eh juego en la construcción cooperativa de "lo justo"._Por eso se C. recalca que Ja ética, en su forma discursiva, "supera el planteamiento puramente interno, -. . .. . . . . ' '. ·) .·, .:'l..l.:.i:\'!l'.0· .. ~'*' ~ ·· ,,- . ~ ".~.~.·~-~.:t· ~.: :~ .. "..·~ : . ~ .. .· .· . mono lógico ·de Kant" y funda · ta ·üniversal.izabilidad "coino resuliado de .un discurso público efectivamente organizado y ejecutado en términos intersubjetivos" (Habermas, 1991, 115). De allí la íntima relación entre ética y ejercicio democrático, que no se .l imita al á,mbito político sino que se reproduce continuamente en los diversos ámbitos públicos de la vida cotidiana cuando, de lo que se trata, es de resolver cuestiones que afectan a otros ("acción cooperativa"). La impronta democrática de la ética se· expresa también en la horizontalidad de la participación en la deliberación, con el sólo límite de su racionalidad argumentativa: Por eso nos dice Habennas que la teoría moral "ha de renunciar a h8;cer por su propia cuenta aportaciones sustanciales" y se limita a su fu nción procedimental: · · · · 1 "Al limitarse a señalar y reconstruir el procedimiento de formación de la voluntad común [las condiciones de simetría del diálogo .ideal] hace. sitio a los afeptados mismos que son quienes, por su propia cuenta, han de encontrar respuesta a las cuestiones práctico-morales, cuestiones que les salen al paso con la objetividad y la urgencia que tiene lo histqrico. J. ..) La filosofía no releva a nadie de su responsabilidad política. " (Habermas, 1991, 129-130). : ' • ' .. . . . . La idi;a de verdad moral como constr,ucción conjÚnta, según el principio ideal de diálogo y la efectiva .pluralidad de puntos de vista, es .W1º de lo~ aportes que más importancia han tenido en la renovación del pensamiento deontológico, y de la ética aplicada en general. Puede verse. cómo, muchas de sus instituciones características, se Jegitim.a n sobre este fundamento discursivo y dialógico. : · j) La respuesta por el cuidado y.ta•redefinición_. de la responsabilidad · is Plui:alismo, simetría, deliberación, equidad .. . oíl. estos los únicós modos de hacer frente a la diferencia en términos justos? ¿Cómo asumir la proximidad con el otro, en tantó que hombre "de sangre y carne"? Levinas (1906-1995) trata de mostrar que el origen de toda ética reside en una relación asimética, no-indiferente, ante la mortalidad del otro: "La alteridad del otro es ·la expresión e~irema del 'no matarÓs' y , en mí, el temor por todo aquello que en mi exisrir, pese a la .inocencia de sus intenciones, corre peligro de convertirse en violencia y usurpación. (... ) de ese temor por otro hombre sé desprende una responsabilidad ilimitada, de la que jamás podremos iibrarnos, que no cesa ni siquiera en el último momento del prójimo (. ..) incluso aunque la responsabilidad no consista en ta/ caso sino en responder -arrostrando .ifnpotentemente la muerte del otro'heme aquí', o bien en la vergüenza de sobrevivir rumiando el recuerdo de las propias culpas. (. ..) Esta responsabilidad contien.e sin duda el secreto de la socialidad, cuya total gratuidad -aunque en último extremo fuera vana- se llama amor al prójimo ... " (Levinas, 1993, 199) La vulnerabilidad extrema reflejada en el rostro del prójimo que nos interpela, funda un modo más radical del imperativo, previo a toda libertad, que obliga a responder gratuitamente, sin esperar reciprocidad. Responder para otro, hacer frente. El mandamiento "No matarás" no es· simplemente prohibitivo, sino que expresa un sentido. absoluto de Ja responsabilidad: la vida del otro ~iene que ver conmigo, sin reciprocidad,. con un amor que rompe el. equilibrio. Las figuras bíblicas de la i.duda, el huérfano, el extranjero ponen en cuestión la soberanía <;!el yo y plantean la heteronomía del mandato que resiste y a la vez funda.cualquier copcep~o de libertad. Este llamado angustioso al amor fue consecuencia de la experiencia ei<trema de crueldad y humillación de que nuestra época fue capaz. Asimismo nos mostró la urgencia.del "giro ético" y del "giro aplicado" enfrentándonos a nuevos interrogantes: ¿Cómo asumir el tema de la diferencia cuando ella refiere a situaciones de vulnerabilidad? ¿Qué sentido puede tener la autonomía del ciudadano y, consecuentemente, la .democracia como sistema, en momentos en que el saber ha ampliado. desmesuradamente su poder en tiempo. y espacio? ¿Qué garantías asisten a la vida individual y colectiva cuando en la tecnología contemporánea se aúnan indisolublemente promesa y ~menaza? ¿Qué tipo de ética podrá regir los ·acto's que tendrán efectos remotos e · irreversibles sobre generaciones futuras? Al decir de Hans Jónas (1903- 1993) (lonas, 19.95), tina heurística del temor por el propio peligro que prevemos es lo que servirá de guía a una étic'a c¡ue instruya acerca de "las reglas de 'bondad' ;y 'maldad' 'a las que las modaiidades enteramente nuevas del poder y de sus posibles creaciones han de someterse." Más allá de una ética de la · prudencia, debe avanzarse hacia una ética del respeto. Y este respeto se hace efectivo en. el cuidado según el principio de responsabilidad: ' · · ' ·· · , . · ,. ·· .: .. · · "Responsabilidad es el cuidado, reconocido como deber, por 'otro ser, cuidado que, dada la amenaza de su vulnerabilidad, se convierte l!n' 'preocupación '.· (...) El respeto y ~ ·el estrem~cimlento, que nos .protegen de caminos err.a1os de nuestro poder (P.or J., ~:i 0.· · ejemplo, de experimentar con la condición humana), son cosas que 'hemos de volver a aprender." (Jonas, 1995, 357-358) El primer imperativo de. esta responsabilidad se formula de forma drani.ática: "que haya humanidad". Y este imperativo entra en la órbita de la política pública más que_en la de la vida . · ·· privada, porque trata sobre las acciones del Todo colectivo en lo real de"su eficacia. Frente a los ·: " desarrollos de la biomedicina, Jonas se pregunta por el futuro de la autonomía y su resguardo. ¿Cómo y quiénes decidirán acerca de la diferencia entre· "enfermedad mental" e "incomodidad social", y cómo podrá evitarse la manipulación de las cónduc~as? iQuiénes podrán r.spirar a la longevidad y a costa de qUiénes? ¿Quiénes tendrán derecho ~1 diseño genético, sob1·e quiénes y contra quiénes? En la interacción pública entre legos y expertos, vulnerables y responsables, se · juega la verdadera radicalización de la democracia y .la ampliación de la ctudadanía; En e~ie escenario se superaría el patemalismo del cuidado por una práctica .de la, protección constructora de autonomía. " · .. · Esta idea está implícita en la formulación de Paú! Ricoeur (1913-2005} acerca, la autonomía como idea-proyecto, desideratum de un ser vulnerable, cuya fragilidad no ' es patológica, sino intrínseca. "Porque el ser humano es por hipótesis autónomo, debe llegar a serlo" a partir de la superación política, intersubjetiva, de sus múltiples fragilidades (Ricoeur, 2008, Cap. "Autonomía y vulnerabilidad"). En tanto que d~be transformarse en una tarea de superación de vulnerabilidades, es necesario analizar la autonomía de un ser ·frágil como un haz de capacidades en peligro de no realizarse. La solución de esta paradoja requiere una "práctka combatiente" en la· esfera social para hacer efectiva la igualdad de oportunidades en~¡ despliegué' pleno de la condición humap.a: '· . . ; • • " • Corno sujeto hablante, superar la exclusión.lingüística, la, falta de aprobación; de apoyo~ de confianza en vistas de;! poder decir, hablar, argumentar, debatir. . Como sujeto agente, superar las posibles formas del poder-sobre, de Ja intimidación, Ja manipulación, la instrumentalización en vistas del poder obrar sobre las cosas y el poder ·' · · influir sobre los otros. Corno identidad narrativa, superar Ja presión social y la subordinación en vistas de poder hacer una narración inteligible de Ja propia vida dentro de un orden si~bólico compartido Como conciencia moral, superar lf1S fuentes dogrnáticas..de Ja autoridad'.y eh.derecho en vistas ;&: poder sentirse autor de los propios actos en· relación a una nórma reconócida . . . Teniendo en cuenta los múltiples aportes que Ja tr~dición fil0sófica ha hecho a lo largo de su historia, Adela Cortina nos propone seis hipótesis para la constitución de una ética aplicada (Cortina, 1993, 174-177): ' • ~~~ . . " • ·f.. .:"'. ..~ ... •• : . -4 A· . .• " 1.. ~~~!~nalidad prud~ncial p~ra ~¡ re~exión_so~~~}º~ .casos de aplicació~ .dc;:' !9s principios_ 2. Hermenéutica crítica que module difefenciadam~nte los principios éticos según los diversos contextos sociales y disciplinares de aplicación . 3. Procedimientos de ética dialógica para la toma de decisiones, teniendo en cuenta meta ' valores, principios prima/acle y actitudes en.referencia a los datos de la situación. · 4. Lugar fundamental del afectado en la consideración de la corrección de la decisión 5. Concurrencia de diversos modelos éticos para dar cuenta de la complejidad del fenómeno, ~obre el telón de fondo de los principios del Discurso. 6. Etica Aplicada como ética cívica que se expresa en diversos ámbitos disciplinares y forma parte de un proceso de democracia radical. auténtica. . 1~1- Conclusiones. La crítica recuperada . La puesta en foco de la relación. entre con.ocimiento y respeto humano' ·nos reconduce finalmente a la discusión acerca del concepto de objetividad y neutralidad valorativa de las ciencias. Asimismo, la distorsión de la relación ética entre sujetos y los "procedimientos indeseables" de la práctica éientífica pueden juzgarse, no sólo como éuesti6n de decisión moral individual, sino como verdader8:_"patología social". En contrapartida, esta "renormatización" del saber se enfrenta a nuevos p~oblemas: ¿cómo evitar una recaída tradicionalista en Ja censura· dogmática del conocimiento?; .¿cómo salvaguardar un criterio de verdad, despojado de la ing~núidad objetivista?; ¿ele qué·modo legítimo pueden volver a enlazarse la razón teórica y la razón práctica? .. · Desde sus trabajos más antiguos, Habermas resignifica y recupera una larga tradición de crítica al objetivismo científi~o. presente ya en la fenomenología y la hermenéutica filosóficas. Engarzando estas líneas en un concepto discursivo y dialógico de la Razón, trata de mostrar de qué modo la pureza teórjca se anuda a un interés profundamente práctico: elevar a la humanidad y capacitarla para la autorresponsabilidad a partir de su saber (Habermas, 1984, "Conocimiento e interés"). Por eso, "la ilusión ontológica" del objetivismo sólo oculta la imbricación originaria del conocimiento con los intereses del mundo de· la vida, que no puede confundirse con la competencia entre grupos de poder. La tarea de una crítica de Ja ciencia consiste entonces en dejar. que reaparezcan los i_ntereses que guían al conocimiento y el modo profundo en que se ·anudan: - interés técnico, por la seguridad informativa y la ampliación de la acción de éxito controlado - interés práctico, que abre el acceso a los hechos como comprensión ·de sentido para una orientación de la acción · - interés emaricipatorio centrado en la crítica, que permita "colocar a la ley misma, merced a la reflexión, no· ciertamente fuera de la validez, pero sí fuera .de la aplicacíón" (Habermas, 1984, "Conocimiento e Interés", 172) . · · · ' Pero esta exposición triádica de intereses no adquiere su potencial crítico más que desplegando el concepto· de reflexión que lo .sustenta. La "empresa positivista" restringía esta capacidad· reflexivá a los expertos y al control técnico. Frente a ella, un reviva] de los valores y las tradiciones puede retrotraemos a ·1a censura dogmática del saber. De allí que Habermas encuentre en la simetría de la "situación ideal de habla" y.en la figura del "afectado" como sujeto de diálogo la clave de bóveda de un criterio formal de reflexión. Por otra parte, este principio . ético contrafáctico es inmediatamente político, y, por su propia fuerza nonnativa, requiere realización efectiva en instituciones deliberativas y democráticas. La discusión pública y plura!Ísta de fines y medios no es entonces un elemento extraño :a la ciencia misma, sino el modo en que ella recobra su verdadero sentido vital y social. ., ·; . ~: " Cuando la ética ciudadan.a es asumida desde la: específica situación del profesional, ésta reconoce una densa trama· de demandas y correspondientes obligaciones que superan en exigencias al del ciudadano común. Más allá del trato contra¡;:tual entre iguales, fundamento de la relación democrática entré los hombres, se impone Ja figura de la responsabilidad en tanto que prescripción de respuesta ante la vulnerabilidad. La sociedad compleja tiene la característica de ampliar el horizonte 'de las oportunidades pero, al mismo tiempo, de crecientes vulnerabilidades a las que todos nos ve~os expuestos. Correlativamente, el saber construido por las disciplinas y el acerbo de experiencias y prácticas puestos a disposición de los expertos, constituyen el medio apropiado para que las "sociedades de riesgo" se reconviertan en comunidades cada vez más igualitarias, libres y justas. Frente a las tentaciones de discriminación, segregación y criminalización con que cierta lógica de estabilización intenta paliar la crisis contemporánea, el gran desafio del conocimiento en todas sus expresiones consiste . en asumir el mandato de imaginación, _sensibilidad y reflexión. ética como fundamento, tanto de la -elaboración teór.ica .... ]\• cuanto de la práctica profesional. El impulso que la Ética Aplicada ha tomado en las últimas décadas es un indicador del cambio de escala de los problemas a los que se enfrenta el profesional consciente de su lugar social y comprometido· con la construcción de un destino mejor para la comunidad, cuando las ilusiones positivistas de la ciencia han mostrado su fracaso, su insuficiencia y su peligro. En una compleja dialéctica entre Autonomía y. V>!lnerabilidad, íos . conflictos y dilemas éticos que acechar¡ el quehacer profesional se tornan aún má~ agudos y " dramáticos cuando la vulnerabilidad presente parece destinada a determinar formas de exclusión y hasta "criminalidad" futura. Menores, reclusos, pobla:cionés · · margin¡iI¡zf!.das enca,rmtn de maneras diversas y múltiples los modos en que la vulnerabilidad de todo sujeto se reduplica y .· consolida, al punto de negar toda esperanza de Autonomía y participación social. Tem¿tizaciones radicales afectan a los criterios y demandas de Justicia, de identi.dad, de Democracia, del rol del Estado, del vafor y pertinencia de las disciplinas sociales, deJa continua reformulación y ampliación de los derechos. La enorme complejidad del fenómeno hace imprescindible un trabajo multidisciplinario que permita abordar, desde un lugar esp,ecífico de pertenencia y responsabilidad social, la diversidad de crisis y reconfiguraciones prbdu~ldos en el nivel subjetivo, intersubjetivo y 'objetivo. Dichas crisis y reconfiguraciones reconocen dos ejes fundamentales, frutos a su vez de la revolución científico- tecnológica de la segunda mitad del . siglo XX: el lugar preponderante del saber en el ordenamiento social, y la reyolucióa ·que el mismo saber imprime al ámbito de la existencia, con el consecuente 'dis locamiento de las "naturalizadas" categorías de vida, cuerpo, muerte, prójimo/lejano, bienestar, .:alidad de vida, nece.iidades, derechos. ¿Cuáles son los criterios de legitimidad y Justicia válidos en la s.oCi"edad del nuevo · milenio' y. cuáles son las propuestas político-sociales y académicas adecuad.as para hacerlos : ·efectivos? ¿Qué nuevos modos de vulnerabilidad psíquica y social se vuelvc;ri.'cruciales para ¡~­ convivencia igualitaria? ¿Cómo construye democracia y ciudadanía el de'zi.tlfrco desde responsabil.idad específica? Estas preguntas son un desafio tanto .a los marcos epistemológicos de las ciencias· cuanto a las prácticas que, en la defensa de los Derechos Humanos, reclaman una · '";ih ·\, ' respuesta eficaz. · La propia noción de eficacia réquerida· a""las dÍsciplinas e*.ige' una revisipn rigurosa. Pero estas preguntas radicales han sido y serán propias de un campo . externo a las disciplinas mismas: el campo de la Filosofía. Por eso . no es ocioso indagar acerca de I'll pertinencia de una aparente impertinencia: reconocer los problemas éticos presentes en el seno de . las disciplinas y elaborar las respuestas filosóficas. de una ética integrada a los". apórt<-S de Iás '. . .. :· ha y di.3cipiinas -puede '.y debe evitar, , ciencias particulates. Sólo esta doble articulación entre ya el mero tecnicismo, ya la declaración infructuosa · de buenas 'inte.n ciones arite los desafíos·' contemporáneos. · ·· · · su filoso ·' . 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