Material didáctico para alumno/as 2º Bach. Asignatura de “Historia de la Filosofía”: Descartes y Hume. Autora: Lucía Ruiz Bernal DNI: 28584520-M ISBN: 978-84-692-8049-2 Material didáctico para alumno/as 2º Bach. Asignatura de “Historia de la Filosofía”: Descartes y Hume. 1 DESCARTES. VIDA Y OBRA Es un filósofo del siglo XVII. Nace el 31 de Marzo de 1596 en la Haye (Turena, Francia). Entre 1606 y 1614 estudia en el colegio de Jesuitas de la Fleche. En 1616 obtiene la licenciatura en derecho en Poitiers. Su moderada fortuna le permitió dedicar su vida al estudio, a la ciencia y a la filosofía. De 1628 a 1649 permaneció en Holanda. Este año se trasladó a Estocolmo, donde murió al año siguiente (1650) Sus obras más significativas son: “Reglas para la dirección del espíritu” escrita hacia 1628 y publicada en 1701. “Meditaciones Metafísicas” de 1640 “Discurso del Método” de 1637 “Principios de la filosofía” de 1644 CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO Vamos a exponer el contexto histórico, cultural y filosófico en el que se desarrolla la obra “Discurso del Método” (obra capital de Descartes) y en la que vamos a basarnos para exponer su filosofía y también por ser el texto elegido para realizar la prueba de selectividad. 1 El Discurso está escrito en francés, cosa inusitada, ya que la lengua oficial culta era el latín. El "Discurso" combina el estilo autobiográfico, pues dedica buena parte de él a narrarnos su evolución intelectual, y el estilo expositivo, ya que también analiza sus doctrinas filosóficas. Es una obra breve. Está dividida en seis partes. En la parte segunda se plantea la necesidad de un nuevo método y se enumeran las reglas del mismo. En la parte cuarta se aplica el método a la filosofía. Podría escogerse el año de publicación de esta obra, 1637, como la fecha simbólica del comienzo de la filosofía moderna. El siglo XVII, en el que vive Descartes y se publica esta obra, está marcado por una gran inestabilidad y complejidad en toda Europa. Factor clave son las guerras de religión que asolan el continente debido a las conflictivas relaciones entre los católicos y protestantes europeos. La guerra de los Treinta Años (1618- 1648) en la que participó el filósofo francés es una guerra religiosa y política. Se vive en toda Europa un ambiente de intolerancia. Descartes, al verse involucrado en discusiones entre católicos y protestantes se traslada a Holanda en busca de tranquilidad. Es allí precisamente, en Leiden, donde ve la luz el Discurso. En cuanto a la cultura, el siglo XVII vive una profunda crisis provocada por una serie de factores: a) el humanismo renacentista con su idea de volver a la cultura clásica había supuesto el paso del teocentrismo medieval al antropocentrismo con lo que la teología pierde influencia b) la 2 reforma protestante, que también se produce durante el Renacimiento de la mano de Lutero, Calvino y otros supuso la ruptura de la unidad religiosa y la pérdida de autoridad del papa. No hay que olvidar que el protestantismo promueve el libre examen de las Escrituras lo cual supone una defensa de la autonomía de la razón c) la nueva ciencia, cuyos protagonistas Copérnico, Kepler y Galileo llevan a cabo una revolución en el campo de la astronomía, provoca el hundimiento de la antigua imagen del universo y un cuestionamiento de la autoridad de Aristóteles. El Barroco, nombre con que se denomina al siglo XVII, se caracteriza por una visión pesimista de la realidad. Todo es movimiento, mudanza, fugacidad e incertidumbre. La búsqueda de Descartes de la certeza en medio de las dudas y de los engaños de los sueños no es retórica. El cartesianismo es un intento de solución a la crisis generalizada. En cuanto al contexto filosófico podemos señalar algunos aspectos que influyeron en el pensamiento cartesiano: a) el nominalismo del siglo XIV (Occam) había iniciado ya la decadencia de la filosofía escolástica. Al proclamar la separación entre fe y razón despeja el camino para la proclamación que hace Descartes de la autonomía de la razón. Este planteamiento será a partir de entonces una constante de la filosofía moderna. b) el escepticismo: en esta época aparece una fuerte corriente escéptica (Montaigne, Charron, Francisco Sánchez). De esta corriente tomará la idea de inseguridad de los fundamentos de nuestros 3 conocimientos y la poca fiabilidad de los sentidos c) la ciencia: como hemos señalado, este es el siglo de la revolución científica. En Descartes tendrá gran influencia la matematización de la naturaleza, la visión mecanicista de ésta y la búsqueda de un método nuevo. Descartes y Francis Bacon son los dos filósofos que a principios del siglo XVII señalan al pensamiento moderno dos caminos por donde transitar. Descartes impulsa la filosofía por el camino de la razón (racionalismo) y Francis Bacon (1561-1626) por la ruta de la experiencia (empirismo). A pesar de representar uno y otro los dos extremos de la filosofía moderna concuerdan ambos, sin embargo, en sus críticas a la lógica aristotélica, a la que hacen responsable del atraso de la ciencia. 2. RELACIÓN ENTRE EMPIRISMO Y RACIONALISMO Descartes desarrolla su filosofía dentro de la corriente filosfófica denominada “Racionalismo”, la otra gran corriente de pensamiento con la que se inicia la filosofía moderna es el Empirismo. Empirismo y Racionalismo comparten las características propias de la modernidad: ambos defienden la autonomía de la razón, reciben influencias de la revolución científica, reflexionan sobre cuestiones gnoseológicas... pero, como veremos a continuación, suponen posturas diametralmente opuestas sobre las cuestiones filosóficas referentes al conocimiento. El Empirismo es una corriente filosófica de las Islas Británicas frente al Racionalismo que 4 es una filosofía de la Europa continental. Sus principales representantes son John Locke (siglo XVII) y David Hume (siglo XVIII). El primero nace en Bristol (Inglaterra) en 1632 y muere en 1704 y su obra más significativa en lo que se refiere a la teoría del conocimiento es el Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). David Hume nace en Edimburgo (Escocia) en 1711. Hume es, por tanto, un filósofo de la ilustración. Sus principales obras sobre cuestiones gnoseológicas son el Tratado de la naturaleza humana (1739), Un compendio de un tratado sobre la naturaleza humana (1740) que es un resumen de la obra anterior para corregir errores y la Investigación sobre el conocimiento humano (1748). 3.UN NUEVO METODO Descartes pretende aportar un nuevo método en la filosofía, un método que la haga avanzar con la misma seguridad con la que habían comenzado a hacerlo las matemáticas y la física. El método que ha usado las Matemáticas y que sirve para mostrar la homogeneidad de objetos aparentemente heterogéneos, es el método de análisis y síntesis. Descartes se propone demostrar que este método es válido, no sólo para el dominio de la Aritmética y la Geometría, sino para todo saber. Pensar y razonar no son otra cosa que analizar y sintetizar. El carácter científico de Descartes queda bien claro desde el mismo título de una de sus obras centrales: Reglas para la dirección del espíritu”. 5 Ciencia y filosofía van muy unidas en toda la obra cartesiana, y no sólo por la metáfora del árbol, sino también por un nervio común que vertebra todas las disciplinas: el método. Para Descartes la diversidad de opiniones y el error que de la misma puede derivarse no es consecuencia de una falta de inteligencia, sino del método seguido. La inteligencia aplicada por el mal camino no puede conducirnos muy lejos, y por eso hemos de plantearnos, antes de lanzarnos a la búsqueda de la verdad, cuál es el camino que mejor puede conducirnos a su consecución. Todos los enfrentamientos y problemas teóricos pueden disolverse si fijamos un método, un conjunto de “reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente no tomarán nunca por verdadero lo es que es falso, y alcanzarán –sin fatigarse con esfuerzos inútiles, sino acrecentando progresivamente su saber- el conocimiento verdadero de todo aquello de que sean capaces”. Estas reglas deben salvarnos de la crisis de fundamentos a la que antes hacíamos referencia, a ese “vacío” de verdad que se produce a lo largo del siglo XVI. La motivación esencial de Descartes al emprender esta tarea metódica es superar esa irreconciliable oposición entre teorías, religiones y puntos de vista, ese desfondamiento que deriva de la inseguridad ante verdades contradictorias. 6 El método cartesiano tiene como referencias dos elementos distintos: 1) Por un lado, el método de resolución-composición de la escuela de Padua y Galileo. Según este método, ante cualquier problema científico debían seleccionarse, en primer lugar, las variables relevantes (propiedades esenciales), para a continuación, en un proceso abstractivo, establecer hipótesis teóricas expresadas matemáticamente que explicaran el fenómeno. De estas hipótesis se deducirían (de ahí proviene el nombre de método hipotético-deductivo) diversas consecuencias que debían ser comprobadas por medio de un experimento, que evaluará su veracidad. Si bien dicho método combina la experiencia con el trabajo deductivo, Descartes privilegiará el razonamiento sobre cualquier tipo de experimentación empírica. El análisis conceptual y la deducción racional se imponen sobre el conocimiento sensible, que a menudo es responsable de muchos de nuestros errores. 2) Por otro, la influencia de las matemáticas. Si algo maravillaba a Descartes de esta ciencia, era precisamente que todos sus desarrollos pueden seguirse sin necesidad de apelar a la experiencia. En matemática las verdades son evidentes y demostrables, y basta la razón para conocerlas. 7 De hecho, el precedente más remoto del método cartesiano podemos encontrarlo ya en la geometría de Euclides: se trata en definitiva de ir deduciendo nuevas y más complejas verdades tomando como punto de partida otras más sencillas y evidentes. La propuesta cartesiana tiene, por tanto un doble objetivo: pretende evitar el error y llegar a verdades indudables, y por otro lado extraer nuevas verdades a partir de las ya conocidas. Para ello, Descartes afirma la necesidad de destruir todo el conocimiento anterior, y comenzar a levantar un nuevo edificio del conocimiento, en el que sólo aparezca la verdad y sean eliminados los prejuicios o las verdades basadas en argumentos de autoridad. En esta labor de destrucción y construcción, intervendrán dos facultades características de la razón humana, llamadas, también, modos de conocimiento de la razón: la intuición y la deducción. La primera, por la que conocemos de un modo inmediato verdades evidentes, juega un papel esencial en las dos primeras reglas, mientras que la segunda, por la que accedemos a nuevas verdades a partir de las ya conocidas. Aspiraciones de Descartes Descartes aspira a lograr una certeza absoluta. Desconfía de los 8 sentidos y de la imaginación, y se recluye en la interioridad de su conciencia. Pero desconfía también de los largos raciocinios, en los cuales fácilmente puede encubrirse algún error. Quiere raciocinios cortos, sencillos, concretos, claros, intuitivos. No quiere arriesgarse a dar un paso en falso. El método cartesiano pretende unificar todas las ciencias en una Nueva Ciencia Única, es decir, se trata de formular un nuevo método que le ayude a unificar las ciencias. Requisitos básicos que debe cumplir el Método Este método tiene que cumplir dos requisitos básicos: 1) descubrir nuevas verdades y 2) dirigir correctamente la razón, sin errores ni falsedades. A partir de un estudio riguroso, Descartes, propone su nuevo método. Como vemos, eEn el racionalismo cartesiano se encuentran los rasgos fundamentales que caracterizan el pensamiento moderno: la defensa de la autonomía de la razón y la confianza en el valor del método matemático como modelo del saber. De una parte, la razón se constituye en el principio supremo y único en que se fundamenta el saber; de otra parte, son las matemáticas las que ejemplifican el ideal del saber que se pretende instaurar en el orden del pensamiento. 9 La Razón La razón racionalista se caracteriza por los siguientes rasgos: 1º. Es autónoma. La independencia entre fe y razón había sido anteriormente defendida, pero la modernidad radicaliza tal independencia: la razón no puede ser coartada por ninguna instancia ajena, sea por la tradición, la autoridad o la fe religiosa. 2º Es única. La razón es única para todos los tiempos, pueblos e individuos. A partir de la unidad de la razón establece: -La unidad de todas las ciencias (el saber científico es el mismo, independientemente de los objetos a que se aplique. -La unidad del método. Hay un método único, unas reglas universales a las que ha de someterse todo razonar. Las opiniones erróneas provienen del uso de un método incorrecto. 3º Es autosuficiente. En esta característica radica la principal diferencia entre racionalismo y empirismo. La razón es la única fuente y el fundamento de nuestras ideas. Los sentidos juegan un papel muy secundario. Las ideas no son generalizaciones a partir de la experiencia sensible, sino principios innatos a partir de los cuales puede deducirse el conjunto de todos los teoremas científicos. Innatismo y deducción son los pilares fundamentales de la gnoseología racionalista 10 La razón humana es capaz de conocer lo que verdaderamente es y construir un sistema total y coherente de la realidad porque posee dos capacidades fundamentales: 1 La capacidad intuitiva. Al igual que Platón, Descartes sostiene la capacidad intuitiva de la razón. La intuición intelectiva nos proporciona un conocimiento claro y distinto, porque es un conocimiento inmediato e intemporal de conceptos simples emanados de la razón, un conocimiento de naturalezas simples. 2 La capacidad deductiva. La deducción es un proceso por el cual acudimos a las consecuencias que se derivan de las cosas conocidas con certeza por intuición. MÉTODO La necesidad de un nuevo método es para establecer un nuevo criterio (norma) de certeza, para evitar el error. Las características de este método son: que consta de reglas ciertas y fáciles( que impidan tomar lo falso por verdadero), se lleva a cabo a partir de dos operaciones mentales: la intuición (actividad que no deja lugar a dudas) y la deducción Reglas del método Exposición de las reglas del método 11 El Método, según Descartes, permitirá en primer lugar evitar el error. Y aumentar los conocimientos (“ars inveniendi” frente a la lógica aristotélica que no sirve para descubrir verdades). Las reglas de método cartesiano se resumen en estas cuatro: 1ª Regla, regla de la evidencia: se enuncia así en el Dicurso del Método: “no admitir cosa alguna como verdadera si no se la había conocido evidentemente como tal. Es decir, con todo cuidado debía evitar la precipitación y la prevención, admitiendo exclusivamente en mis juicios aquello que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera motivo alguno para ponerlo en duda”. Con esta regla establece el criterio de verdad que será la evidencia, es decir, será verdadero todo aquello que se nos muestre con evidencia que lo es. La evidencia es para Descartes la aprehensión (captación) directa e inmediata de la verdad de una proposición. La evidencia se da en la intuición (intuición racional o intelectual, intuitus mentis) que es un acto de la razón por el cual captamos la evidencia de lo simple. Es una especie de luz de la razón por la que conocemos de forma directa e inmediata las ideas más simples. Por ejemplo, la afirmación de que el triángulo está definido sólo por tres líneas es una intuición, es decir, un conocimiento inmediato en el que la razón no tiene que elaborar ningún razonamiento, sino que se trata de algo que “se ve de un solo golpe”. Gracias a la intuición extraemos lo simple de lo complejo. La evidencia se caracteriza por dos notas: claridad y distinción. 12 Claridad: es uno de los caracteres de las ideas verdaderas. Es la presencia o manifestación tal de un conocimiento a la mente atenta que a ésta, no le queda más remedio que admitirlo, ya que se conocen todos los elementos que la integran. Distinción: es la otra propiedad de las ideas verdaderas y evidentes. Una idea es distinta cuando no puede ser confundida con otra, porque aparece separada y diferenciada de las demás. La doble exigencia de la claridad y la distinción es necesaria para asegurarnos la verdad. La claridad solamente no basta: una idea puede ser clara y no ser distinta. En cambio, toda idea distinta es necesariamente clara. Lo opuesto a una idea clara es una idea oscura, y lo opuesto a una idea distinta es una idea confusa. De modo que una idea puede ser clara y confusa al mismo tiempo. Claro es, por ejemplo, el dolor de estómago que siento, pero no será distinto si confundo tal dolor con la causa que lo provoca. 2ª Regla, regla del análisis: se enuncia así en el Discurso del Método: “exigía que dividiese cada una de las dificultades a examinar en tantas parcelas como fuera posible y necesario para resolverlas más fácilmente”. Esta regla supone que, en primer lugar, el problema sea absolutamente determinado, y, en segundo lugar, que sea dividido o analizado en problemas más simples, que se puedan considerar separadamente. 3ª Regla, regla de la síntesis: se enuncia así en el Discurso del Método: “requería conducir por orden mis reflexiones comenzando por los objetos más simples y más fácilmente cognoscibles, para ascender poco a poco, 13 gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos”. Este es el momento de la deducción que es el otro de los dos actos fundamentales de la razón. Es el proceso de la razón por el que unas cosas se siguen necesariamente de otras cosas conocidas con certeza. Por tanto, las cosas que se siguen necesariamente de cosas ciertas, también serán ciertas. Así por ejemplo, de la intuición, a la que nos hemos referido más arriba, de que el triángulo está definido sólo por tres líneas, se puede deducir otra afirmación: los tres ángulos del triángulo suman 180 grados. Sin embargo, tal afirmación no se nos muestra con evidencia sino que es necesario desarrollar un razonamiento a partir de la primera intuición para deducir que la segunda es cierta. Mediante la deducción se pasa de una verdad evidente (captada por la intuición) a otra verdad evidente hasta llegar a lo que queremos demostrar. 4ª Regla, regla de la enumeración: se enuncia así en el Discurso del Método: “debería realizar recuentos tan completos y revisiones tan amplias que pudiese estar seguro de no omitir nada”. Esta regla prescribe el orden y la continuidad del procedimiento deductivo. Se propone como un repaso y recuento de los pasos dados en las otras: en el camino de ida (el análisis) y en el camino de vuelta (la síntesis). La necesidad de esta regla viene dada por la estructura de la verdad de los conocimientos que se deduce de la propuesta cartesiana: la verdad de los elementos simples no depende de 14 otros puesto que son intuidos directamente por la mente, pero la verdad de los elementos que son deducidos (mediante la deducción de la mente) de los más simples, depende de que se sigan necesariamente de aquellos. Por lo tanto, es necesario asegurarse de que el encadenamiento de elementos de la deducción es correcto y que no hemos saltado ninguno. Descartes pone el ejemplo de la cadena: "muchas cosas se conocen con certeza, aunque ellas mismas no sean evidentes, con tal que sean deducidas de principios verdaderos y conocidos por un movimiento continuo y no interrumpido del pensamiento que tiene una intuición clara de cada cosa. Así sólo conocemos que el último eslabón de la cadena está unido al primero recorriendo todos los eslabones de la cadena y asegurándonos que cada uno está enlazado con el anterior hasta llegar al primero" (Reglas, III). 4. LA DUDA METÓDICA. Exigencia del método, según Descartes, es comenzar ejerciendo una duda radical acerca de todo conocimiento previo, porque hay que descargar la mente de todo aquello que la enturbie, si es que se quiere hallar algo firme y constante en las ciencias. La duda es un momento necesario del método, una duda metódica es: suspender provisionalmente el juicio, desconfiar de las opiniones no evidentes e incluso de la capacidad de nuestro entendimiento para alcanzar la verdad. La razón tiene que empezar por depurarse a sí misma. Sólo así 15 tendremos la plena garantía de que el conocimiento logrado será totalmente cierto. De este modo, llega Descartes a la primera verdad indudable, el cogito, que es la evidente toma de conciencia del mismo pensar (es decir, se trata de una «conciencia refleja», pues me doy cuenta de que pienso). Este pensar había estado presupuesto siempre sin caer en la cuenta de sí mismo. Al hacerlo, la certeza se impone ineludiblemente respecto al sujeto, aunque la duda sigue vigente respecto de los objetos. El cogito constituye un rotundo éxito de la metodología cartesiana: siendo, primero, una verdad tan clara y tan distintamente concebida que es imposible ponerla en duda; tratándose, además, de un principio intuitivo, el más simple y fácil de conocer, pues no hay ningún otro del que dependa ni que podamos hallar antes que él; constituyendo, por último, el punto de arranque a partir del cual deducir todo el resto de la filosofía mediante una profundización en las riquezas que lleva implícitas. Definición de duda.-“Método seguido por Descartes para la comprobación de la verdad de sus creencias y el descubrimiento de una verdad absolutamente indudable”. Para emprender el proceso deductivo de elaboración de su filosofía, Descartes necesita encontrar verdades absolutamente ciertas sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto, es decir, verdades evidentes que permitan fundamentar el edificio del conocimiento verdadero con absoluta 16 garantía. Para ello, Descartes prescinde del testimonio de los sentidos y de la imaginación y confía en la razón y en su veracidad. Características: 1). Es universal. Hay que dudar de todo, pero su duda no es la de los escépticos. Descartes no duda por dudar, su duda pretende “tan sólo buscar la verdad” para asegurarse aún más en la verdad que cree poseer. 2). Es metódica. Su duda no es un fin en sí misma, sino un medio para llegar a la verdad y un instrumento para elaborar una filosofía sólidamente construida. De ahí que su duda se denomine duda metódica porque es resultado de la aplicación del primer precepto del método: no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto no la conociese con evidencia. 3) Teórica. Esta duda, por tanto, no debe ser considerada como real y práctica sino teórica, como un instrumento metódico para alcanzar su objetivo: la intuición de una idea clara y distinta y por tanto evidente, sobre la que no exista ninguna posibilidad de duda. Encontrar, en suma, una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio de la reflexión filosófica. 17 Por lo tanto, aplicando la regla de la evidencia, nos vemos obligados a poner entre paréntesis todas nuestras creencias, incluso aquellas más sólidas y cotidianas. Todo lo dudable no puede ser más que un débil fundamento para la metafísica buscada. Por todo ello, Descartes extiende la duda de un modo gradual: Pasos fundamentales de la duda metódica. Aplicando la regla de la evidencia, nos vemos obligados a poner entre paréntesis todas nuestras creencias, incluso aquellas más sólidas y cotidianas. Todo lo dudable no puede ser más que un débil fundamento para la metafísica buscada. Por todo ello, Descartes extiende la duda de un modo gradual: Tres serán los motivos de la duda aducidos por Descartes y que escalonadamente alcanzan la máxima radicalidad. DUDA DE LOS SENTIDOS. Duda de la fiabilidad de los sentidos, duda de la falacia de los sentidos que nos inducen a errores, por lo tanto, no se puede aceptar lo percibido por los sentidos, es decir, duda del mundo sensible. Los sentidos nos ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan un conocimiento de las cosas que solemos captar como verdadero. Pero 18 también sabemos que, a veces, los sentidos nos engañan, como por ejemplo: las alteraciones perceptivas, cuando sumergimos un palo en el agua y lo vemos quebrado, y sin embargo, sabemos que está entero, etc... Pero, ¿hasta dónde es posible dudar de los sentidos?. ¿Es posible llevar la duda sobre las cosas exteriores hasta la propia realidad personal, esto es, hasta el hecho de que estoy aquí, de que abro los ojos, muevo la cabeza, etc?. ¿Debemos dudar también de la existencia de las mismas cosas que percibimos?. Para responder a estas cuestiones Descartes aduce una segunda razón de duda, razón que agudiza la radicalidad de la duda. DUDA DE LA RAZÓN. Pero también es posible dudar de nuestra razón: cuántas veces nos equivocamos resolviendo cualquier problema, o siguiendo razonamientos de tipo lógico o matemático, con lo cual, dudamos de de las certezas matemáticas. Si nos equivocamos alguna vez, sería posible también que nos equivoquemos siempre, y pensemos que razonamos de un modo correcto, cuando en realidad vivimos en el error permanente DUDA DE LA EXISTENCIA DEL MUNDO Imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño, muchas veces soñamos cosas que luego no existen; igual podría resultar que todo lo que hasta ahora hemos tenido por real no sea más que un sueño. El mundo podría no ser real. En efecto, a veces tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Tenemos sueños tan vivos que los sentimos como reales 19 y sólo al despertar descubrimos que eran sueños. ¿Acaso no podría ser la vida un mero sueño, una ilusión?. Ni siquiera tenemos la certeza de que el mundo real que percibimos exista realmente. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo no son más que representaciones del sueño. En suma, este motivo de duda nos lleva a rechazar la seguridad sobre la existencia de nuestro propio cuerpo y del mundo material, incluso de las nociones de la ciencia como la extensión o el volumen de los cuerpos. Los medios que tengo para distinguir sin error posible la vigilia del sueño, no son absolutamente válidos, por lo tanto, debemos desconfiar de ellos. DUDA HIPERBÓLICA o Radical.- Hipótesis del “genio maligno”, Descartes añade un cuarto motivo de duda, aún más radical y extremo, tanto que él mismo la denomina DUDA HIPERBÓLICA, la hipótesis del “Genio Maligno”, con el cual lleva la duda hasta los límites más insospechados. Pudiera ser que la idea que tenemos de un Dios bueno no fuera más que una fábula, y que estuviéramos a merced de un “Genio maligno” que se entretuviera a engañarnos. Con esto, Descartes cree que Dios nos ha podido hacer de tal modo 20 que nos engañemos siempre e incluso de las mismas verdades matemáticas. Conclusión: la duda radical exigida por el método le ha llevado a rechazar el conocimiento en su totalidad, desde las percepciones más remotas, pasando por la existencia del mundo, hasta las mismas verdades matemáticas. Pone en cuestión la totalidad del ejercicio de la razón, incluida la intuición de las verdades matemáticas. 5.EL YO RACIONAL COMO PRIMER PRINCIPIO No obstante no debemos perder de vista que esta duda es provisional, exigencia del método, es decir, un camino para obtener la verdad absoluta y no una vía hacia el escepticismo que es precisamente el que pretende rebatir. Sin embargo, en el mismo acto de dudar Descartes encuentra una primera verdad indubitable sobre la que fundar su sistema: de la duda surge un “resto indubitable”, una verdad que resiste toda duda, incluso la extraña hipótesis del genio maligno: “estoy dudando”. En el acto de dudar puedo eliminar todo contenido, cualquier objeto de la duda. Puedo dudar de todo. Pero de lo que no puedo poner en duda es que estoy dudando, por lo cual “pongo” la duda. Dado que la duda es una forma de pensamiento, Descartes concluye: “pienso luego existo”, primer principio absolutamente evidente de su filosofía La primera verdad se convierte también en criterio de verdad. 21 La verdad ya no se fundamenta en principios generales de la Lógica(identidad, no-contradicción).En la filosofía moderna el fundamento de la verdad se establece en la certeza de que nuestro yo o conciencia como realidad pensante se nos presenta de una manera clara y distinta. La filosofía deja de ser la ciencia del ser para transformarse en doctrina del conocimiento, en gnoseología. El fundamento del nuevo saber filosófico y científico es el sujeto humano, la conciencia racional. Del Realismo antiguo medieval se ha pasado al Idealismo moderno. 6.LA IDEA. CLASES DE IDEAS El haber encontrado la primera verdad de mi existencia como ser pensante, significa el fin del escepticismo. Pero, si dichas reglas no nos sirven para afirmar la existencia de algo distinto a mi mismo, incluido mi propio cuerpo, se aboca al problema del solipsismo. Para evitarlo, el idealismo moderno se ve obligado a deducir la existencia objetiva de la realidad a partir de la existencia del pensamiento. Para esta empresa cuenta con dos elementos: El pensamiento como actividad (yo pienso). El pensamiento como contenido: el pensamiento piensa ideas Si pienso que el mundo existe, lo único indubitable es que yo pienso y que pienso la existencia del mundo, pero ello no me garantiza de que el mundo exista, ni mucho menos que exista como yo lo pienso. Por ello, la única vía 22 de acceso a la realidad objetiva son las ideas. El concepto de idea cartesiano supuso una ruptura con la filosofía anterior. En la filosofía anterior, el pensamiento recae directamente sobre las cosas (las ideas eran esencias o arquetipos de lo real). Para Descartes, y a partir de él para toda la fª moderna que no recaiga en un realismo ingenuo, el pensamiento no recae directamente sobre las cosas, sino sobre las ideas, que son representaciones mentales. Por ello el problema será cómo garantizar que a las ideas corresponden realidades objetivas y que dichas realidades son tal como las pensamos. En este sentido, Descartes distingue en las ideas dos aspectos: Las ideas como actos mentales, que poseen todas la misma realidad subjetiva. Las ideas como contenidos objetivos, que poseen una realidad diversa. Centrándose en este último aspecto analiza los tipos de ideas: Adventicias (provienen de la experiencia externa), facticias(construye la mente a partir de otras ideas), innatas (no pueden provenir del exterior ni tampoco ser construidas a partir de otras) su origen no puede ser otro que el entendimiento mismo. Entre ella introduce la idea de Dios. DE LA IDEA DE DIOS A SU EXISTENCIA Y DE ÉSTA A LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DEL MUNDO Ni las ideas facticias ni las adventicias me garantizan el carácter 23 objetivo de mis facultades cognoscitivas Entre las ideas innatas, la de mi pensamiento sólo sirve para garantizar la verdad de mi existencia como ser pensante ¿cómo garantizar, entonces, la objetividad del conjunto del saber? Descartes acude a la idea de infinito, que ha identificado con la idea de Dios. Descartes recurre a tres argumentos para su demostración: Argumento gnoseológico. Prueba por la causa de mi idea innata de lo absolutamente perfecto e infinito (Prueba gnoseológica). En esta prueba, Descartes no se pregunta por la causa de su ser, sino de su idea de lo perfecto e infinito. Descartes dice que la existencia de Dios se demuestra por sus efectos (sólo por el hecho de que su idea está en nosotros). En el Discurso del Método discurre de esta manera: Poseo la idea de un ser más perfecto que mi ser imperfecto. Es imposible que esa idea pueda proceder de la nada, porque de la nada, nada puede salir, tampoco puede proceder de mí mismo, porque lo más perfecto no puede proceder de lo más imperfecto. Luego, esa idea “ha sido puesta en mí por una naturaleza más perfecta que yo, poseedora de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea, es decir, por Dios”. Dios es, pues, la causa de mi idea de lo perfecto e infinito, y, por tanto, Dios existe. 24 Prueba de la causalidad. El argumento de Dios como causa perfecta de mi ser imperfecto. Prueba basada en la imperfección de mi ser: Dios será en esta prueba causa de mi existencia. En esta prueba, no se mantiene dentro de la contemplación de su idea de lo perfecto e infinito, sino que introduce el principio de causalidad. Yo soy un ser que, teniendo la idea de perfección, no soy, sin embargo, perfecto, luego no me he creado a mi mismo. Por lo tanto, ha de existir un ser perfecto que me ha dado la existencia y ese es Dios. Prueba ontológica. Por la idea de Dios en sí misma. Este argumento mantiene que concebir a Dios es casi la misma cosa que concebir que existe. Porque la existencia necesaria está comprendida en la idea de un ser absolutamente perfecto; luego, Dios existe. 7.DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DEL MUNDO: RES EXTENSA Demostrada la existencia de Dios, que es la garantía de la verdad, el sujeto pensante puede demostrar la existencia de las cosas corpóreas que percibo por medios de los sentidos. Descartes razona del siguiente modo: puesto que Dios existe y por su propia perfección es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que 25 me engañe cuando pienso que el mundo existe, luego el mundo existe. Explicación. Para explicarlo, Descartes retoma nuevamente su teoría de la realidad objetiva de las ideas. Si tengo ideas de objetos extramentales, ¿Cuál es la causa –se pregunta- que produce esas ideas?. Como ya sabemos, la teoría de la realidad objetiva de las ideas nos dice que esas ideas deben proceder de una causa distinta de mí mismo, causa que debe poseer al menos tanta realidad como tiene objetivamente la idea. Es decir, a una idea objetiva corresponde la realidad objetiva de la misma cosa, tal como está representada en la mente. Esta causa debe ser un cuerpo, pues, si yo siento una fortísima inclinación a creer que esas ideas me son producidas por las cosas sensibles, y si Dios, que me ha dado esa fortísima inclinación, me engaña, entonces Dios sería un ser falaz, lo cual es contradictorio con su idea. Por tanto, esa inclinación me dice la verdad: la causa de las ideas de las cosas sensibles son las cosas corpóreas, y estas, por tanto, existen. Ahora bien, si Dios garantiza la verdad, entonces podemos preguntarnos ¿por qué nos equivocamos?, ¿de dónde proviene el error?. El error no es atribuible a Dios, ni a nuestra razón, que bien dirigida alcanzará la verdad, sino a nuestro juicio que se precipita al pronunciarse 26 sobre la realidad. Porque no es cierto que nuestros sentidos nos proporcionen información falsa sobre la realidad, sino que nos engañamos nosotros al interpretar equivocadamente, ya sea por precipitación ya sea por prevención, los datos que nos proporcionan. Si los errores provienen de guiar mal nuestra razón, se comprende perfectamente entonces la necesidad de seguir con sumo cuidado los pasos del método: primero intuición de la primera verdad, una idea clara y distinta, que es el modelo de toda verdad, y a partir de ella, por análisis, deducir todo lo demás hasta llegar a la existencia y conocimiento de la naturaleza del mundo exterior. 8.TEORIA DE LA SUSTANCIA La sustancia se define como “aquello que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir” En este sentido, la noción cartesiana sólo se aplicaría a Dios, pero defiende que el concepto de sustancia puede aplicarse también, en sentido analógico, a las cosas creadas. Demostrada la existencia de Dios, que es la garantía de la verdad, el sujeto pensante puede demostrar la existencia de las cosas corpóreas que percibo por medio de los sentidos. Descartes razona del siguiente modo: puesto que Dios existe y por 27 su propia perfección es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe cuando pienso que el mundo existe, luego el mundo existe. La realidad queda escindida en las siguientes sustancias: Dios o res infinita, que tiene como atributo la perfección. Alma o res cogitans que tiene como atributo el pensamiento. Mundo o res extensa que tiene como atributo la extensión. 9.ETICA CARTESIANA Como racionalista, Descartes está convencido de que el uso de la libertad ha de fundarse en la razón, que sólo de este modo el hombre puede alcanzar la perfección y ser feliz. La razón suministra al hombre juicios firmes y determinados referidos al conocimiento del bien y del mal y la fuerza necesaria para oponerse a las pasiones. De este modo, el hombre puede conducir su vida conforme a una serie de reglas libremente queridas. La libertad consiste en elegir lo que es propuesto por el entendimiento como bueno y verdadero. La libertad es pues someter libremente la voluntad al entendimiento. 28 10.EXPLICACIÓN DE TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS PARA ENTENDER LA FILOSOFÍA CARTESIANA. Términos: Yo, era, verdad, evidente, sustancia, esencia, naturaleza, certeza, “pienso, luego soy”, clara y distintamente, verdaderas. Yo : En filosofía “yo” o “el yo”, designa una realidad, o una forma de realidad equivalente a la persona, a la conciencia o a la identidad personal. Puede usarse en tres sentidos: el psicológico (aquello que subyace a los actos mentales), el epistemológico (la sustancia cognoscente o la estructura de los actos cognoscentes) y el metafísico (realidad fundamental, el “alma”). Descartes, incorpora todos los sentidos, como sujeto de la duda, del pensamiento que indudablemente tiene: la realidad “pienso/existo” es la base desde la que recompone el edificio derruido por la duda. Posteriormente la filosofía ha discutido dicha sustancialidad que para Descartes es plenamente evidente: “la sustancia pensante”. Sin pensamiento, yo no sería: yo soy pensamiento. Evidencia. Descartes hace referencia a la verdad, aquello que no se puede dudar. Lo evidente, se capta mediante una intuición intelectual, inmediata que se resiste a todo aquello que se implique duda; Lo evidente, no admite grados, o se da o no se da, rechazándose todo lo que se presenta 29 sólo como probable o verosímil. Lo evidente, es una idea clara y distinta (claridad + distinción = evidencia); se toma como criterio de verdad de una proposición teórica; es una propiedad de las ideas que se da en la intuición y su modelo es la evidencia matemática (2+2=4). Sustancia: Noción clave en Aristóteles y la escolástica. En Descartes y Leibniz hay resonancias de dicha concepción. Descartes nos dice que el YO es una sustancia, y como tal significa aquello que existe por sí mismo independientemente de todo otro ser. El Yo es la sustancia pensante. La sustancia es lo mismo que realidad (res = cosa, = realidad = sustancia). Descartes define la sustancia como “una cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir”. En este sentido, sólo Dios es verdaderamente sustancia; pero también, la sustancia como existencia recibida de Dios, son sustancias el cuerpo y el alma (YO). Esencia es el conjunto de características que forman el ser de una sustancia. Descartes, en este sentido coincide con la sustancia, es decir, toma la esencia como aquello por lo que una cosa es y la distingue de los demás. Esencia: Descartes, cuando habla en la obra “Discurso del método” se refiere al verdadero ser de mi “yo”, que no es otro que el pensamiento. El término esencia coincide con el término naturaleza. La naturaleza propia del hombre es su pensamiento, atributo esencial de su alma, por la cual es lo que es, enteramente distinta del cuerpo y más fácil de conocer que éste. 30 Naturaleza: la esencia o la forma de un ser constituye su naturaleza. Descartes, en la obra ya citada, el término naturaleza, hace coincidir con al esencia. Certeza: En algunos autores la certeza hace referencia a la seguridad del asentimiento de la mente a la verdad, y se contrapone a la duda y a la opinión. En Descartes, es sinónimo de evidencia. Descartes distingue: certeza subjetiva: conocimiento claro y distinto de alguna verdad; certeza objetiva: el valor de la cosa en si, al margen de lo que cada uno conozca. También Descartes distingue la certeza moral de la metafísica: la primera, da su asentimiento a una verdad probable; la metafísica, sólo se da ante una proposición evidente. Es un conocimiento que proporciona seguridad absoluta al entendimiento. El criterio de certeza, se lo da la primera verdad: son verdaderas aquellas cosas que percibimos con gran claridad y distinción. Pienso, luego soy: Es lo mismo que el “cogito”, que es el criterio de verdad. Sabemos, que es el “cogito” lo que tiene evidencia, es de aquellas cosas que percibe con claridad y distinción y no se puede dudar. Con el pienso, luego existo, ha llegado a formarse un criterio de verdad, ha llegado a la certeza. Este es su pensamiento: su Yo, su pensar, es una 31 realidad: Yo no soy otra cosa que una sustancia pensante. Esta idea clara y distinta, no es producto de una deducción, sino de una intuición. Es decir, es una idea innata, como nacidas conmigo. Solamente estas ideas, las innatas, son la base del racionalismo y por tanto de la verdad. Verdad: Este término llena toda la historia de la filosofía. Tiene un doble sentido: con respecto a una proposición (su contrario es “falsedad”) y con respecto a una realidad (su contrario es “ilusión”,”apariencia”, “inexistencia”). La verdad, para Descartes, es la meta indiscutible del conocimiento y el objetivo de su filosofía. Para ello necesita rechazar todas las opiniones dudosas, es decir, aquello que no sea claro y distinto, sin lo cual, no podrá encontrar la verdad primera y básica. Claridad y distinción: constituyen los dos caracteres necesarios de la evidencia, de la verdad. Se aplican a la ideas y no a las cosas. La claridad: es la nítida presencia de un conocimiento en la mente. Es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando están presentes, en nuestra mente. Describe la cosa percibida en la mente con precisión, sin añadirle rasgos que le son ajenos. 32 Distinción: junto con la claridad, es una de las notas de la evidencia, significa que no se confunde con otras cosas, es el hecho de estar perfectamente singularizado, separado de todo lo demás, sin que contenga nada que pertenezca a otro. Esta es la razón de aceptar el “cogito ergo sum” como primer principio. 11. A MODO DE REFLEXIÓN Y RECOPILACIÓN En ese siglo XVII, siglo en que vivió Descartes, se cambia el punto de vista que se tenía en la época medieval respecto a Dios: antes se partía de la certeza de Dios, para llegar a la certeza de sí mismo; ahora, se parte de la certeza de sí mismo, para llegar a la certeza de Dios. Esto supone un giro copernicano de 180º, en lugar del teocentrismo, se coloca el antropocentrismo; se pasa del geocentrismo al heliocentrismo; antes Dios era el centro, y el hombre giraba en torno a Él; ahora, el Hombre es el centro, y es Dios , el que gira en torno al hombre. La razón del hombre está en el centro, sostenido sobre sí mismo, no sobre la Fe y todo gira en torno a la razón. Así este Racionalismo se abre paso para dar lugar a la ILUSTRACIÓN: en el Siglo XVIII imperará la diosa razón, la razón natural, la religión natural, la naturaleza humana. 33 Con Descartes empieza la era de la primacía del sujeto sobre el objeto, la conciencia sobre el ser, la epistemología sobre la ontología, la libertad de pensamiento, etc... Descartes ha elegido el camino de la pura razón para comprender el mundo, rechazando, por lo tanto, los datos que nos ofrecen los sentidos, siempre cambiantes y relativos. Busca certezas absolutas que estén a salvo del tiempo y las circunstancias. Como las certezas matemáticas , en las cuales era un experto. Y la primera certeza que encuentra es la de su propia existencia: sé que existo porque se trata de una afirmación de la que es imposible dudar. Pero esa existencia, tal como él la concibe, es muy distinta de lo que habitualmente entendemos por "YO", con lo cual, Descartes deja fuera nada menos que el cuerpo , con todos su deseos , exigencias y servidumbres. Para él , "yo", soy puro pensamiento, "soy una cosa que piensa". Y es sobre esta base que va a construir todo el resto de su sistema filosófico. El mundo filosófico de Descartes será un mundo de la pura razón. ¿Qué significa todo esto?. - Que Descartes se queda encerrado en su GOGITO (solipsismo) y no sabe salir de él: comienza a confiar en las ideas claras y distintas, pero al encontrarse con la existencia de Dios y de las realidades extramentales, 34 ya no confía en ese criterio de certeza y acude a la veracidad de Dios que es perfecto, que no le puede engañar. La autonomía de pensamiento que esperábamos encontrar en su epistemología queda sofocada por la teología, con lo cual, seguimos igual que antes: nuestras ideas y conocimientos son reales porque vienen de Dios, autor de todo lo creado y son verdaderas porque son ideas claras y distintas que también vienen de Dios, que no nos puede engañar. Queda claro, pues, que Descartes, no duda de todo, no duda de su fe y de sus creencias; no duda de Dios, ni de la teología. Estamos seguros, que estas creencias, son las que de algún modo le traicionan en la construcción de su nueva Filosofía. - Para Descartes toda la verdad se apoya en el sujeto pensante: toda realidad es real , en cuanto se piensa. ¿Cómo salir de esta estrechez de la mente? ¿Cómo puedo yo afirmar una realidad que esté fuera de mi pensamiento? Descartes, una vez más, sale de este embrollo acudiendo a Dios, a la teología. Se concluye , por tanto, que su filosofía no la puede construir al margen de estas creencias. Quizás este mundo cartesiano resulte poco atractivo para nosotros los jóvenes. Como todo mundo matemático resulta inhabitable y frío. Echamos de menos en él la valoración de lo corporal, la riqueza del conocimiento sensible, la complejidad de la vida afectiva, el valor de los sentimientos. 35 Pero... a ninguna filosofía se le puede exigir una visión completa de la realidad. A pesar de todo, hay que reconocer que a Descartes le debemos agradecer el nuevo rumbo que va a tomar la filosofía a partir de él. Desde Descartes se va a valorar más el sujeto que el objeto, la persona humana encontrará su propia identidad. Por primera vez, el sujeto individual se afirma como juez que va a decidir acerca de la verdad o falsedad de la realidad que le rodea. Y por supuesto, se valora la autonomía del pensamiento del hombre, como síntoma claro de la modernidad. En adelante, el individuo será el protagonista del mundo y no sólo un espectador, aunque haya que esperar un poco para que se saquen todas las consecuencias de este camino que inicia Descartes. Ese esfuerzo cartesiano para dar el salto de los subjetivo a la realidad exterior, lo han recogido los existencialistas que definirán al hombre como ser-en- el- mundo. Incluso los positivistas, insistirán en que la realidad está más allá del cogito, y para alcanzar la otra orilla de la realidad, la filosofía tiene que pisar tierra y profundizar en la ciencia, en los datos positivos, en lo dado, si no quiere quedarse es un solipsismo estéril. 36 12.ACTUALIDAD Y PROYECCIÓN DE LAS IDEAS DE DESCARTES. Como suele ocurrir con los grades filósofos, la importancia de la filosofía cartesiana desborda ampliamente el marco de la filosofía y en la ciencia. En Filosofía, destaca por ser uno de los máximos impulsores del racionalismo en la exaltación de la razón humana como fuente autónoma de verdades. La razón puede engañarse cuando se deja guiar de la experiencia ingenua, pero no cuando razona sobre esquemas matemáticos. En la ciencia, cuyos frutos científicos, sobre todo en matemáticas, las cuales representan la verdadera y objetiva realidad, nos proporcionan la estructura inteligible de lo real. Las matemáticas son "el lenguaje en que está escrito el gran libro del mundo", lo que perturbe lo matemático, debe ser suprimido. Esta matematización lleva a cambiar la imagen que el hombre se hacía del mundo y de sí mismo, en una palabra, se desemboca en una imagen mecanicista del mundo. Como se puede observar, nos encontramos 37 ante un nuevo paradigma, un nuevo modelo de explicación teórica que va a sustituir al viejo "organicismo" aristotélico. Filosofías como la de Spinoza, Wolff o Leibniz beben directamente de la fuente cartesiana. Pero, la sombra de Descartes va mucho más allá de la filosofía: la valoración positiva de la ciencia y la evolución de la producción científica europea de los siglos XVII y XVIII, que culminará en Newton, es impensable sin el fondo teórico proporcionado por el racionalismo cartesiano. Ideas trascendidas y convertidas en ciencia, en formas de vida y culturas cuyo camino irá ya inseparablemente unido a esta forma de conocimiento. Por ello, la clásica pregunta que debemos hacernos al enfrentarnos a cualquier filósofo, a saber, ¿sigue ejerciendo su pensamiento alguna influencia en la actualidad?, se contesta de un modo casi inmediato en el caso de Descartes: y no porque se quiera magnificar su labor, sino porque la Ilustración y la explosión científica europea llevan el sello del racionalismo iniciado por él. Un racionalismo que será criticado por los autores empiristas, particularmente por Hume, y que necesita a buen seguro reconsiderar la función de la experiencia dentro del conocimiento, o de otras facultades humanas (sentimientos, pasión…) en la vida de cada individuo. Pero un racionalismo, no lo olvidemos, volcado hacia la física (Descartes fue el primero en enunciar el principio de inercia) e interesado también por esas 38 pasiones que Descartes trata de describir en su tratado. Por ello, podemos concluir que el pensamiento cartesiano nos proporciona muchas claves explicativas, no sólo del desarrollo de la filosofía, sino también de la evolución de la ciencia y de muchas de nuestras formas de pensamiento, por lo que su lectura y revisión siguen teniendo sentido hoy en día. 13.HUME Propósitos Tres son los propósitos básicos que Hume hace en sus obras: - Deseo de construir una ciencia nueva - Que esta ciencia sirva de fundamento a un sistema completo de las ciencias - La necesidad de utilizar un método experimental Con estas ideas, Hume quiere fundar una ciencia nueva: la ciencia de la naturaleza humana con el fin de: 1- Eliminar las falacias y abstracciones de la metafísica 39 2- Buscar un método basado en la observación y en la experiencia, en los hechos, en lo fenoménico. 3- Buscar un método que sea analítico y no deductivo como el de Descartes. 14.ORIGEN Y MODOS DEL CONOCIMIENTO Hume comienza con un análisis de los contenidos de la mente. Encuentra en ella sólo percepciones. Percepción es todo cuanto hay en la mente, todo lo que aparece a nuestra conciencia son percepciones. La percepción puede ser de dos clases: Impresiones e ideas. Impresiones e ideas Impresiones. Son las percepciones que entran en nuestra mente con más fuerza y vivacidad. Por ejemplo: el papel que veo ahora, o mi propio cuerpo, todo aquello que percibo en este momento como real. Ideas. Son imágenes débiles de la impresiones. Son los recuerdos de esas impresiones que antes he tenido.- Son también percepciones, pero más débiles, menos vivaces. Son las débiles imágenes que dejan las impresiones en el pensamiento y en el raciocinio. Por ejemplo: si cierro los ojos y recuerdo los dibujos del libro, tendré una idea. 40 Toda idea se origina del recuerdo de la impresión y se percibe gracias a que antes se ha tenido la impresión correspondiente. Si no hay impresión, no hay idea. Lo que llamo realidad es un conjunto de impresiones. Percepciones, impresiones o ideas simples y complejas. Percepciones simples No admiten distinción ni separación, no pueden dividirse en otras más simples. Por ejemplo, el color, el sabor, la forma de una manzana percibida o de lo que recuerdo haber percibido son percepciones o ideas simples. Percepciones complejas Pueden dividirse en partes. Aunque el color, el sabor y olor particulares sean cualidades que estén todas unidas, por ejemplo, en esta manzana, es fácil darse cuenta de que no son lo mismo. La manzana que ahora veo es una impresión compleja Una impresión o idea compleja puede descomponerse en otras simples: manzana, en color, sabor, olor, peso, etc...En cambio las percepciones simples no pueden dividirse en absoluto. A toda impresión simple le corresponde una idea simple, y viceversa. 41 Asociación de ideas. Nuestro conocimiento no consiste más que en “ideas relacionadas entre sí” que se van conectando mutuamente. Leyes de asociación. • Semejanza: una pintura nos hace recordar el original • Contigüedad. La idea de un lugar me recuerda otro próximo a este. • Causa – efecto: si pienso en una herida, recordaré, tendré una idea del dolor que me produjo Toda idea compleja es formada por asociación de ideas simple de acuerdo con estas leyes. Razonar no es otra cosa que asociar unas ideas con otras. Relaciones de ideas y Cuestiones de hecho El conocimiento humano lo constituyen agrupaciones de ideas, ideas organizadas, asociadas. Tales agrupaciones pueden ser de dos clases: Relaciones de Ideas y cuestiones de hecho. 42 Relaciones de ideas.- En este tipo de conocimiento las ideas se relacionan entre sí directamente, sin que su coherencia dependa de la experiencia. Así, la Idea “triángulo” y la idea “tres lados” se relacionan de manera necesaria sin necesidad de comprobarlo experimentalmente. Por eso decimos “el triángulo tiene tres lados" estando ciertos de su veracidad. Cuestiones de hecho.- Este otro tipo de conocimiento se forma también enlazando ideas entre sí, pero ahora lo que justifica ese enlace es la experiencia. Comprobamos que determinadas impresiones se dan siempre juntas, y su recuerdo nos lleva a establecer la relación entre las ideas correspondientes. 15.CRÍTICA AL INNATISMO Crítica al innatismo Tesis característica del empirismo. Frente al punto de vista racionalista, los empiristas defienden que todo nuestro conocimiento tiene su origen en la percepción, negándose a aceptar que existan elementos cognoscitivos en nuestra mente anteriores a la experiencia (negando por tanto el innatismo en el conocimiento. El racionalismo consideró que el conocimiento humano descansa en ciertos principios e ideas que se encuentran en nuestra mente y que no 43 pueden explicarse a partir de la influencia del mundo exterior ni del poder de nuestra imaginación; Descartes llamó innata a las ideas de este tipo y creyó que todo el saber humano podía construirse deductivamente a partir de dichas ideas. Frente a este punto de vista, la tesis característica del empirismo de Hume es que no existen elementos ni principios cognoscitivos innatos y que nuestra mente es como un papel en blanco en el que va escribiendo la experiencia. Todos los empiristas aceptan este punto de vista, aunque es Locke quien primero criticó el innatismo racionalista, mediante estos argumentos: - Si existe algún conocimiento innato sería superfluo enseñar y todos lo poseeríamos desde la infancia, pero esto no ocurre así, pues hasta los principios lógicos necesitan aprenderse para que estén en nuestra mente. - Si existiese algún conocimiento innato todos los hombres los poseerían, pero esto parece falso, como se ve en el caso de los dementes y de los niños, que son incapaces de argumentar siguiendo la lógica. 16.CRÍTICA A LA IDEA DE SUSTANCIA Y CAUSA. CRÍTICA A LA IDEA DE SUSTANCIA Crítica de Hume a la concepción tradicional de sustancia. Consiste básicamente en mostrar que no se puede conocer el carácter de sustancia 44 de los objetos sino sólo sus aspectos fenoménicos. Toda la filosofía posterior a Aristóteles es heredera del “lenguaje sustancialista”. Se consideraba que la sustancia es la realidad de la cual se predican los atributos. Junto con esta característica, la concepción tradicional de la sustancia concebía a ésta como lo permanente. Ej: La rosa es fragante. La rosa es la sustancia , y fragante es el atributo. El racionalismo no renuncia esta forma de entender la realidad, ni tampoco los empiristas Locke y Berkeley. Hume, llevando hasta el final lo que podríamos denominar “criterio empirista del conocimiento”, concluirá que la noción de sustancia carece de fundamento y negará la existencia de sustancias físicas y de sustancias espirituales. Considera que sólo es aceptable la idea que tenga a su base una impresión y aplica este criterio al examen de las sustancias: las sustancias no son perceptibles –mejor dicho, el carácter de sustancia de las cosas no es perceptible- : tomemos el ejemplo de la supuesta sustancia “rosa”; toda la experiencia que puedo tener de una rosa se agota en sus propiedades perceptuales o fenoménicas : veo su color, su tamaño, su forma, los elementos que la componen , siento la suavidad de los pétalos, la textura del tallo, huelo su aroma...; pero todas estas propiedades que me ofrece la percepción se sitúan en el nivel de los atributos y no de la sustancia. 45 No puedo percibir nada más que propiedades del tipo de las descritas, por lo tanto, no hay nada más que las propiedades descritas. Si con la palabra rosa nos queremos referir a una realidad distinta de la suma de las propiedades perceptuales , entonces nuestro uso de esta palabra es ilegítimo. Con todo, podemos utilizar dicha palabra si con ella nos referimos no a una supuesta realidad oculta, sustrato de las propiedades perceptuales , sino a la suma de dichas propiedades, al conjunto de ideas simples reunidas por la imaginación. Podemos utilizar términos como “rosa”, “libro”, “perro”, mente si prescindimos de la interpretación sustancialista y aceptamos que son términos cómodos que utilizamos en nuestro lenguaje como compendio de propiedades meramente perceptuales. Crítica del Yo como sustancia La principal crítica va dirigida a Descartes cuando encuentra que la primera verdad “pienso luego existo” cree que este conocimiento le garantiza igualmente que él mismo es una sustancia pensante y que el yo es una sustancia idéntica, simple y constante. No concluye en tesis del tipo “hay un pensamiento” sino “hay una sustancia que piensa”. Hume siguiendo el criterio empirista del conocimiento sostiene que el yo no es una sustancia. No sabemos de qué impresión proviene la idea de sustancia. No tenemos intuición de nosotros mismos como una sustancia simple clara 46 y distinta, porque no sabemos de qué impresión procede, por lo tanto, hay que concluir que la idea de sustancia es un término vacío de significado, que no quiere decir nada. CRÍTICA AL CONCEPTO DE CAUSA (Teoría de la causalidad en Hume) Al estudiar las cuestiones de hecho, Hume lleva a cabo una crítica radical del principio de causalidad. A su juicio, desde el punto de vista del conocimiento, resulta absolutamente ilegítimo deducir de la impresión de una cosa, tanto su causa como su efecto que producirá. Pues, causa y efecto son dos entidades (dos cosas) absolutamente diferentes entre sí y ninguna “ impresión” nos muestra una relación de causalidad entre ambos. Así, cuando observamos los objetos que nos rodean, nunca descubrimos ninguna impresión de conexión necesaria entre la causa y el efecto. Sólo descubrimos que unos hechos (o fenómenos) vienen a continuación de otros. Por ejemplo, esta mañana, ayer e innumerables días he puesto la leche al fuego y a continuación hemos visto que la leche se ha 47 calentado. Pero no hemos “percibido” nada más. Hume insistirá en que “fuego” y “leche caliente” son dos hechos (dos fenómenos) que hemos percibido uno tras otro, pero que por más que examinemos dichos procesos nunca lograremos percibir una conexión necesaria ( es decir, una conexión causal) entre uno y otro. Pero en este caso, ¿Por qué nosotros estamos convencidos de que siempre que aproximemos la leche al fuego se va a calentar?. Respuesta de Hume: esa convicción, como cualquier otra alusiva a las cuestiones de hecho, por ejemplo, que la lluvia moja, que una bola de billar mueve a otra, que “una fuerza constante produce una aceleración constante”, etc., no son más que inferencias ilegítimas, deducciones carentes de fundamento objetivo y fruto de una imaginación que traspasa los límites de la experiencia. Tales inferencias se deben a ciertos hábitos o costumbres originados en nosotros por el proceso psicológico de la “asociación de ideas”. Pero, por una parte, nuestro hábito o nuestra costumbre carece de todo fundamento objetivo, es mero producto de nuestra particular psicología y, por otra, como mero producto subjetivo se basa en ciertos prejuicios, como puede ser el creer que la Naturaleza no cambia o que los 48 fenómenos se suceden siempre en el mismo orden o que podemos conocer sus mecanismos de relación. Nuestro autor podrá admitir cierto nexo causal entre “percepciones”, pues, en el fondo, en eso consisten las leyes de la asociación (una impresión nos hace recordar otra); pero lo que siempre negará será el valor objetivo de dicho principio. De esta manera, si le preguntamos, ¿existe algún tipo de conexión entre cosa y cosa? La respuesta sería: “no lo sabemos” . ¿Existe alguna conexión entre impresión o entre idea y las cosas?, o dicho de otra manera, ¿Quién origina nuestras impresiones?. La respuesta es idéntica: “no lo sabemos”. Las impresiones y las ideas se encierran en sí mismas y no sabemos a qué corresponden. En los filósofos anteriores, nuestra ideas se correspondían con la realidad porque, de un modo u otro, eran causadas por dicha realidad; en Hume, en cambio, los puentes con la realidad se encuentran rotos, el velo de las percepciones se cierra sobre sí mismo. 49 BIBLIOGRAFÍA Descartes, “Discurso del Método”, Ed. Aguilar, Argentina 1980. Descartes “Reglas para la dirección de la mente”, Ed. Aguilar, 1980 E. Trías “Drama e identidad”, Ed. Ariel Vidal Peña, “Introducción a las meditaciones Metafísicas”, Ed. G. del Toro, Madrid 1984 Rábade, S. “Método y Filosofía en Descartes”, Madrid, Narcea, 1981 Hume, D. “ Tratado de la Naturaleza Humana”. 3vols. Barcelona, Orbis, 1984 Hume, D. “ Investigación sobre los principios de la Moral “, Madrid, Alianza, 1993 García Borron, J.C. “Empirismo e Ilustración”. Ed. Cincel 50 INDICE 1. Descartes Vida y Obra. 1 2. Relación entre empirismo y Racionalismo 4 3. Un nuevo Método 5 4. La duda Metódica 15 5. El yo racional como primer principio 21 6. La idea. Clases de ideas 24 7. Demostración de la existencia del mundo. Res Extensa 25 8. Teoría de la Sustancia 27 9. La ética Cartesiana 28 10. Explicación de términos significativos 32 11. A modo de reflexión y recopilación 33 12. Actualidad y proyección de las ideas de Descartes 38 13. Hume 39 14. Origen y modos de conocimiento 40 15. Crítica al innatismo 43 16. Crítica a la idea de sustancia 44 51 52