Palabras del Rector Ennio Vivaldi (.doc, 14,7KB)

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Palabras del Rector de la Universidad de Chile, profesor Ennio Vivaldi Véjar
Ceremonia de inauguración del segundo periodo como Directora del ICEI de la profesora
María Olivia Mönckeberg.
Jueves 17 de julio de 2014
Primero, quisiera agradecer la labor de María Olivia Mönckeberg durante estos cuatro
años en la Dirección del Instituto de la Comunicación e Imagen. Creo, además, que el
trabajo que ella ha hecho para entender el sistema universitario chileno contemporáneo
es algo que, como Universidad de Chile nos compromete enormemente, pero también el
país entero debe sentirse en deuda con su actuar y coraje.
Para mí es significativo estar con ustedes hoy, porque pensamos que gran parte de las
tareas a las que estamos llamados como país tienen que ver con un nuevo aire y cierta
frescura de pensamiento, y la comunicación es fundamental para dicho proceso.
La Universidad de Chile va a lograr, gracias a su esfuerzo, hacer realidad esta vocación que
es la que nos hermana a todos los que estamos acá: de servicio público, de compromiso
con el país, de ser la institución que desde su origen mismo fue creada para contribuir a la
construcción de la República.
Una cosa fundamental es que seamos capaces de instalar un discurso donde hagamos
entender y sentir a la sociedad que el actual modelo es sólo una de las alternativas que la
sociedad tiene, pero que hoy está la capacidad para salir a buscar modificaciones o
alternativas. Eso no lo vamos a poder conseguir nunca si no tenemos la idea de debate en
nuestra sociedad.
Entre los trabajos enormes que ha hecho María Olivia están precisamente los que hablan
de la evolución de la prensa en Chile. Es muy triste que en Chile hayamos aceptado de
forma natural que los órganos de prensa no cumplan una labor de información, en
términos de entregar una noticia en su valor documental. Y mucho menos convertirse en
una tribuna, ya que no publican nada que salga de su radar de línea editorial. Si no
logramos crear alternativas, si no somos capaces de ampliar el espectro, es muy difícil
pensar que vamos a tener al país pensante que queremos.
Esto es aplicable para numerosos problemas tan obvios de la realidad nacional. Por
ejemplo, que los estudiantes paguen o no paguen por su educación universitaria y el
compromiso que sienten con el país, o en el carácter de empresa individual que la
obtención de un título tiene en el caso de una educación superior pagada.
Hemos insistido en que la Universidad de Chile es una institución en la que la sociedad, a
través de ella, genera condiciones para el mismo país. Por ejemplo, en torno al Hospital
Universitario, no se dice que todo lo que se produce en cuanto a la especialización
profesional va a servir al conjunto de la sociedad chilena, incluyendo al sistema privado
de salud.
Otro ejemplo que a mí realmente me conmueve es que el mensaje de la opinión pública
en torno a la reforma educacional sea respecto a que un quintil socioeconómico deba
atrincherarse para que el que le sigue no pueda alcanzarlo. Esta segmentación de la
sociedad nos hace ver la relación que hay entre educación y delincuencia. Si cada uno se
las arregla por su medio, nunca ha habido la oportunidad o el espacio para que “el futuro
delincuente” y “el futuro atacado” compartan y se conozcan en esta sociedad. Han vivido
literalmente a kilómetros de distancia.
Todas estas cosas que son el sustrato de una realidad, a juicio de nuestros jóvenes, al
menos perfectible, aparece totalmente oculta por una prensa y un periodismo que rara
vez se esfuerzan por apuntar a los verdaderos problemas que aquejan a la sociedad. Por
eso me parece fundamental lo que esta futura Facultad está llamada a hacer, la esperanza
y la expectativa que la universidad en su conjunto tiene.
Quiero convocarlos a pensar la universidad, lejos de esta idea de crear facultades que más
que islas son centros de costos, lo que persigue el sistema de autofinanciamiento de la
universidad, que nos desvirtúa de la labor que queremos desarrollar. Es importante que
tomemos conciencia que eso logró impedir una actitud solidaria entre las facultades. Esta
necesidad de autofinanciamiento nos impide una posibilidad real de interacción. Sobre
todo cuando pensamos en grandes proyectos, como el canal de televisión que tendremos
muy pronto.
A mí me gustaría pensar que esta futura Facultad, cuando tengamos medios más
eficientes por los cuales comunicar a la sociedad, será una lugar donde van a poder
converger los distintos quehaceres, pensamientos e ideas que se generan dentro de la
universidad, para poder ser proyectadas a la sociedad.
Estos proyectos van a ser posibles en la medida que tengamos financiamientos basales y
posibilidades de plantearnos la universidad como un todo, y no como una suma de
individuos tratando de sobrevivir cada cual como le sea posible.
Nosotros estamos muy dispuestos a conversar con el ICEI en el marco de la
institucionalidad para la Facultad. Hay una gran tarea para cumplir, y si hay un punto
álgido, por doloroso que resulta comprobar lo que ha sido el debate público en el último
tiempo, es ser capaces de instalar una discusión y una reflexión en el seno de la sociedad
chilena que permita avances, progreso y cambios.
En eso, toda la universidad espera de ustedes (el ICEI) un liderazgo y logros en este tema
que es crucial para el futuro de la universidad como ha sido concebida desde sus inicios.
Son grandes las expectativas que nosotros tenemos de ustedes, y no me cabe duda que
tienen una líder magnífica que puede guiarlos y orientarlos, y cuenten con nuestro apoyo
incondicional para llevar adelante las labores de este Instituo.
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