10 RENÉ DESCARTES 1. CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y FILOSÓFICO 1.1. Una nueva época: la edad moderna El siglo XVII significó la entrada a la Edad Moderna por parte de la civilización Europea. La modernidad significa el cambio completo de los modos de vida de la Edad Media. La sociedad feudal se basaba en una organización social teocrática, es decir, Dios y la religión justificaban la organización de la sociedad y la imposición de las leyes. Esto permitía el poder incontestable de una élite guerrera o religiosa que establecía vínculos de servidumbre sobre el resto de la población. De ahí que las clases sociales se organizaran en estamentos o clases sociales estancas a las que se pertenecía por nacimiento dentro de un régimen social conocido como feudalismo (de “foedus”, pacto o vínculo). La nueva época acabará con las formas del feudalismo tradicional substituyendo las relaciones de subordinación de unas clases a otras y de unos individuos a otros por relaciones legales en los que los individuos se entenderán como libres e iguales. Consecuentemente la política teocrática en la que todo depende de la voluntad divina administrada por la Iglesia se va diluyendo y transformándose en un los modernos Estados de derecho. Precisamente la aparición de los Estados nacionales es lo que más llama la atención de esta nueva época. Anteriormente las relaciones sociales se basaban en las costumbres y en los vínculos personales entre los miembros de la sociedad. En Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes este nuevo siglo, la subjetividad de las leyes, el capricho de los poderosos va a ir siendo sustituido por leyes objetivas e instituciones que sean capaces de guardar estas leyes. Todo ello generará un Estado, es decir una administración de los asuntos públicos vinculado a un territorio determinado, una nación y bajo un único poder soberano (el del rey absoluto en un principio y el del pueblo tras la Revolución Francesa). Tales cambios políticos no hubieran sido posibles sin la transformación de la economía agraria en una economía capitalista. Esto supone que la mayor parte de los recursos dejan de estar en manos de los señores feudales (nobleza y clero) que poseían la mayor parte de la tierra cultivable para derivar hacia la producción y el comercio. El comercio precisamente además de incentivar la exploración de los territorios colonizables desarrolla el auge de las ciudades como centros comerciales y potencia el liberalismo económico, es decir, la posibilidad de producir y comerciar libremente sin estar sometidos a la férrea disciplina de los gremios. Los cambios políticos y económicos fueron impulsados por un progresivo cambio cultural basado en el libre pensamiento generador de una nueva ciencia y tecnología que transformará las formas de vida Europeas. Transformación que se verá reflejada en nuevas formas artísticas que empiezan a desvincularse de los ámbitos religiosos: arquitectura civil y no sólo religiosa, pintura con motivos profanos, novela, poesía, teatro con argumentos naturales; la explosión de la música especialmente la ópera como arte definitivo etc. 1.2. Los conflictos de la modernidad: el Barroco. El Barroco, es la época que inaugura la modernidad. El Renacimiento, no es todavía una época totalmente moderna puesto que aquí solamente empiezan a aparecer, a modo de prueba, las nuevas formas de vida que luego triunfarían. Pero durante la época posterior los experimentos se han acabado: realmente había una necesidad de vivir de forma diferente y esto, necesariamente choca con las formas tradicionales de entender la vida que se habían mantenido en Europa durante siglos. 2 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes En política, a paulatina centralización del poder en el Estado originará la aparición de las monarquías absolutas que se enfrentan al poder de la nobleza eclesiástica y terrateniente que pretenden mantener sus tradicionales privilegios territoriales y administrativos (exención de impuestos, capacidad de decisión sobre asuntos públicos, servidumbre…). Esto llevará a la búsqueda por parte de los monarcas de afianzar su poder mediante la ampliación de territorios nacionales y coloniales que, a su vez, promoverá continuas guerras en toda Europa. La guerra de los treinta años en la que se ven envueltas todas las potencias europeas es la expresión más clara de los nuevos conflictos políticos: inicialmente parecía una continuación de las guerras de religión que se habían producido en siglos anteriores pero, posteriormente derivó hacia un conflicto de poderes por el control de la política europea pues lo que comenzó como una tradicional guerra de religión derivó paulatinamente hacia una guerra entre naciones por el control del territorio. Económicamente, las nuevas formas de producción capitalista y el aumento del comercio se encontrarán con la imposición por parte de las naciones del proteccionismo económico que impide la libertad de comercio. Esto generará la ruina económica de ciertas naciones (como España) en detrimento de otras mucho más dinámicas y emprendedoras (como Francia u Holanda). Culturalmente, los estados absolutistas siguen manteniendo la vieja idea medieval de utilizar el arte y el conocimiento como medio de propaganda (entonces era la propaganda religiosa, ahora la propaganda política) que se expresa en la exaltación del monarca. Esta utilización del la 3 Historia de la Filosofía inteligencia y la creatividad contrasta Tema 10: Descartes con la demanda de libertad de pensamiento que se expresa en la aparición de las sociedades científicas o del arte que se hace al margen de la adulación cortesana. Las tensiones entre el viejo y el nuevo mundo, es sentida por los europeos en forma de ruptura emocional, de desgarro y tensión que caracteriza al barroco. Barocco es el nombre de una de las más complicadas formas de argumentación que se utilizaban en la escolástica. La complicación el retorcimiento, la sinuosidad, lo laberíntico, definirán una época que va desde el siglo XVII hasta mediados del XVIII que transforma las formas serenas del renacimiento exaltando la movilidad y el sentimiento. Esta “ruptura emocional” se refleja en la creatividad artística de la época. En las grandes obras de la época, se adivinan las tragedias y amenazas del momento: un mundo en el que se ha perdido el centro y todo es movedizo, fugaz e inestable. Todo parece ser contingente y azaroso, no hay en el mundo humano orden ni necesidad, de ahí que los ideólogos del absolutismo, como Thomas Hobbes en “Leviathan”, vean como solución de orden en el Estado la de un gobernante poderoso que estuviera por encima de cualquier otro poder humano. Sometidos a los caprichos de la fortuna, los hombres convierten el tiempo en una obsesión permanente: es el siglo de los relojes y el movimiento en la música, la pintura y la arquitectura. De esta manera el Barroco no podía ser sino pesimista: es frecuente oír hablar de “la locura del mundo” o “el mundo al revés” expresado, entre otros, en las obras de Gracián. Por fin, todo es apariencia y la esencia de las cosas se oculta. Cuando calderón habla de la vida como un sueño, del mundo como un “gran teatro” o titula una de sus obras “En esta vida todo es verdad y es mentira”, no hace sino utilizar los tópicos de la época. La búsqueda de Descartes de la certeza en medio de las dudas y los engaños del mundo y el sueño, no es, pues, una búsqueda retórica sino una consecuencia de los temores de su tiempo. 4 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes 1.3. La reacción filosófica del Barroco: el racionalismo. El viejo orden se revelaba incapaz de resolver los problemas de la época y los nuevos tiempos se anunciaban confusos y turbulentos. Sólo las matemáticas se presentan como un refugio de claridad y exactitud que permitía recuperar la confianza en la solución de problemas. Pero la matemática que empezaba a desarrollarse en esta época no era sólo un mero pasatiempo intelectual como en la Edad Media, sino que revelaba una enorme cantera de posibilidades prácticas: el crecimiento de las ciudades exigía la racionalidad de unos principios de urbanización y el orden que da la geometría descriptiva, la mayor complejidad de la vida comercial exige el perfeccionamiento de los libros de cuentas que proporciona el álgebra, la medición de distancias necesarias para la realización de largos viajes comerciales, el desarrollo de la astronomía, el cálculo del movimiento de proyectiles… Todos los órdenes de la vida se hayan relacionados con las matemáticas y esta aplicación de las matemáticas genera una nueva forma de conocimiento que será el germen de la nueva ciencia que caracterizará al mundo moderno. Ahora bien, las matemáticas se pueden considerar una aplicación a los números de la razón humana. Y si la razón puede proporcionar estos resultados aplicados a las cantidades, con toda seguridad puede proporcionar resultados igualmente valiosos en todos los ámbitos del conocimiento. Esta confianza en la capacidad de la razón es el punto de partida de la filosofía que se conoce como racionalismo en la que se inscribirán pensadores como Descartes (1596 – 1650), Spinoza (1632- 1677), Leibniz (1646 – 1716), Malebranche (1638 – 1715) o Wolf (1679 – 1754). Esta filosofía racionalista tiene las siguientes características. El racionalismo sostiene que el único principio y fundamento de los conocimientos verdaderos es la razón porque sólo mediante el razonamiento se puede llegar a ideas claras y exactas de la realidad. La otra fuente del conocimiento, la experiencia sólo nos proporciona ideas confusas, discutibles, engañosas. La causa de la poca fiabilidad de los sentidos está en que la experiencia 5 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes es algo subjetivo, es decir, una experiencia personal y por tanto sometida a los deseos intereses y pasiones personales. Las demostraciones racionales (y especialmente las demostraciones matemáticas) proporcionan un conocimiento objetivo, es decir, universal (válido para todo el mundo) y necesario (no puede dejar de admitirse su verdad si el razonamiento está bien realizado. El razonamiento consiste en ejercer el pensamiento de una manera ordenada de acuerdo con principios universales. Por ello otra característica de los pensadores racionalistas será la búsqueda del conjunto de reglas o método que nos permitan pensar correctamente. Este método ha de ser universal puesto que los resultados obtenidos constituirían una única ciencia que se iría desarrollando de manera progresiva. A su vez, la ciencia y el método único es posible porque existen principios, ideas que forman parte de nuestra mente y que garantizan la universalidad de nuestras deducciones racionales. El razonamiento procede mediante deducciones que se establecen a partir de principios evidentes. Estos principios no pueden proceder de la experiencia puesto que la experiencia es cualquier cosa menos evidente, es decir, indiscutible. Sólo pueden proceder de nuestra mente misma: los principios universales de la realidad son las verdades fundamentales o ideas innatas que constituyen la estructura de la mente humana Finalmente, la razón se encarga e poner orden no sólo en nuestro pensamiento sino también en la realidad externa. El mundo físico que nos muestra la experiencia es confuso, caótico y discutible mientras que la mente racional es ordenada y segura. Esta diferencia entre mundo físico y mundo mental llevará a los racionalistas a defender el dualismo, es decir, a entender al ser humano como un compuesto de cuerpo y mente 6 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes 1.4. Vida y Obra de Descartes. Nace en 1.596 en la La Haya, en la zona de Turena (Francia). Descartes era hijo de un miembro de la baja nobleza y pertenecía a una familia que había dado algunos hombres doctos. Seguramente por este motivo, su padre le envía al colegio jesuita de La Flèche en Anjou uno de los más prestigiosos de la época, donde permanecería hasta los diecisiete años. Junto a los típicos estudios clásicos recibe enseñanzas de matemáticas y filosofía de corte escolástico que tendrían una importante influencia en su obra posterior. Cuando concluyó sus estudios en esta escuela, curso derecho en la Universidad de Poitiers y se licenció en 1.616. Sin embargo, nunca ejerció la profesión jurídica. En 1.618 entró al servicio del príncipe Mauricio de NassauOrange con la intención de seguir la carrera militar. Descartes sirvió en diferentes ejércitos, pero su verdadera pasión era la investigación científica y filosófica, por eso a pesar de un continuo peregrinaje militar que le llevaría a Italia y Francia desarrolló paralelamente sus teorías sobre geometría analítica y óptica. En 1.628, después de vender sus propiedades en Francia, se trasladó a Holanda donde había mayor libertad intelectual residiendo en diferentes ciudades, Ámsterdam, Deventer, Utrecht y Leiden. Fue quizá durante los primeros años en Holanda donde escribió sus primeras obras importantes. Las “Reglas para la dirección de la mente” (1.628) en donde ensaya sus primeras reflexiones sobre el método científico y que más tarde integraría en otra de carácter más ambicioso titulada “Tratado del Mundo”. Sin embargo, al enterarse de la condena de Galileo desiste de publicarla por su defensa expresa de las tesis copernicanas. Tres años más tarde bajo el título de “Ensayos Filosóficos” retomaría los desarrollos del Tratado. Esta obra se compone 7 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes de tres partes: un ensayo sobre la geometría, otro sobre óptica, un tercero sobre meteoros, acompañados de una especie de prólogo titulado “Discurso del método”. El discurso es una biografía intelectual en la que da cuenta del hallazgo de las reglas del método (que aquí aparecen reducidas a cuatro), el empleo de unas reglas de “moral provisional”, los fundamentos de la metafísica y se describe a los seres vivos en términos mecánicos. En 1.641 publicaría “Meditaciones metafísicas”, obra en la que trata de nuevo del método y desarrolla la duda metódica que le lleva a establecer los primeros principios del conocimiento. Los “Principios de Filosofía” (1.644), dividida en dos partes, en la primera trata de los principios del conocimiento, en la segunda de las cosas materiales. En “Las pasiones del alma” (1.646) tratará de explicar la relación del alma con el cuerpo. Otras obras serán “La búsqueda de la verdad por medio de la razón natural” y “Tratado del hombre”. Estas obras le reportarían una ascendente fama lo que llevaría a ser convocado por diversas cortes europeas para que explicara los fundamentos de su filosofía. De ahí que en 1.649 fuera invitado a la corte de Cristina de Suecia en Estocolmo para dar a la reina clases de filosofía. Sin embargo los rigores del invierno del norte le provocaron en 1.650 una neumonía que causó su muerte. 8 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes 2. RAZÓN Y MÉTODO 2.1. La confianza en la razón La principal obra de Descartes, el “Discurso del método” no es solo un ensayo filosófico, es también y, sobre todo, un relato del recorrido del propio Descartes en busca de un criterio firme y válido para distinguir la verdad del engaño. Como hemos visto, la época en la que transcurre su vida el barroco estaba llena de complejidad e incertidumbre, de que la búsqueda de la verdad no sea solo un problema intelectual sino una necesidad vital. Descartes busca la certeza porque con ella puede tener un conocimiento seguro y firme que le permita encarar con confianza los problemas y dudas que los nuevos tiempos generaban. En esta situación y necesidad coincidía con gran parte de sus contemporáneos, de ahí el enorme éxito que tuvo la publicación del “Discurso”. En su propósito de encontrar la certeza que necesitaba se encuentra con un conocimiento ya establecido, el escolástico que predominaba en las universidades y centros de enseñanza y que Descartes había conocido profundamente y que le resultaba profundamente insatisfactorio. Según relata, toda la sabiduría a la que había accedido no es más que un viejo edificio falto de unidad e inservible. Hay que derribarlo y construir uno nuevo enteramente ordenado y unitario. Es decir, su mente es en esos momentos como una caótica ciudad y su propósito ahora no es otro que el de “reformar mis propios pensamientos y edificar 9 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes sobre un terreno que fuera enteramente mío”. Esta idea de reconstruir el conocimiento significa que Descartes confía por completo en sus propias capacidades, en su inteligencia para encontrar por sí solo, sin recurrir a conocimientos establecidos, las verdades que busca. Sin embargo, advierte, la inteligencia no es suficiente: muchos supuestos reformadores han caído en más errores de los que pretendían resolver. La inteligencia eficaz es aquella que se ejercita con orden y precisión, es decir, con método. Si la inteligencia se aplica a los problemas siguiendo un procedimiento eficaz, un método entonces no solo estamos siendo inteligentes, estamos siendo racionales. La razón, cree Descartes, nos puede proporcionar las verdades que nos permitan solucionar todos los problemas a los que se enfrentan los seres humanos. Así formulada, la investigación de Descartes, deja de ser un empeño personal para convertirse en un objetivo universal. Puesto que todos los seres humanos somos más o menos inteligentes, los errores y mentiras podrían superarse si somos capaces de pensar de manera racional. La razón no es solo la solución de los problemas sino la vía para alcanzar un conocimiento universal, es decir, que permita el entendimiento entre todos los seres humanos. Esta concepción es el punto de partida del racionalismo, un sistema de pensamiento que definirá la época moderna. Ahora bien, en Descartes el racionalismo tiene una serie de condiciones. En primer lugar, podemos llegar a un conocimiento racional si nuestro conocimiento es puramente teórico. El conocimiento experimental no puede estar al principio de la investigación puesto que las diferencias entre los intereses y puntos de vista de cada persona no harían más que entorpecer 10 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes nuestro avance. Los datos de la experiencia solo confirmarían los resultados que nos proporcionan la deducción racional. En segundo lugar, Descartes, cree que el conocimiento, la ciencia es unitaria. Si se aplica correctamente la razón, las ciencias irán creciendo en una unidad orgánica. Descartes imagina la ciencia como un árbol para el que las raíces estaría en la filosofía, el tronco las matemáticas y de él irían saliendo el resto de las ramas: la física, la biología e incluso la moral. Por tanto, el primer objetivo de una investigación racional sería encontrar los principios seguros y firmes que permitan crecer al conocimiento. Finalmente, todo el proyecto está basado en encontrar el método adecuado que nos permita ordenar la inteligencia de manera eficaz y que nos permita descubrir los principios universales den los que se basa la ciencia. El establecimiento del método universal es el argumento central de la segunda parte del Discurso del método. 2.2. El método Para Descartes, por tanto, es posible llegar a un conocimiento perfecto “perfecta scientia” mediante el uso adecuado de la razón. La razón es por si sola capaz de establecer verdades completas, certezas indiscutibles sobre la realidad sin necesidad de recurrir a la experiencia. Este proyecto solo será posible si somos capaces de someter al pensamiento a una rígida disciplina, un método cierto capaz de guiar al hombre hacia el conocimiento verdadero. Según define en las “Reglas para la dirección de la mente”, el método consistirá en “unas reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente no tomarán nunca lo verdadero por lo que es falso y alcanzarán –sin fatigarse y sin esfuerzos 11 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes inútiles, sino acrecentando progresivamente su saber- el conocimiento verdadero de todo aquello que sean capaces”. Tal como puede leerse claramente en este propósito, el método tiene dos indiscutibles ventajas. En primer lugar nos permite evitar el error. Pero además, no es simplemente un método de demostración, de deducción de lo que ya se conoce, como ocurre en la lógica de Aristóteles sino que, y esta es su segunda ventaja, permite aumentar los conocimientos, descubrir nuevas verdades. Es un método simple cuyas reglas o preceptos se resumirán en el Discurso en estas cuatro: • Evidencia: “El primero consistía en no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era; es decir, evitar con sumo cuidado la precipitación y la prevención, y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y directamente a mi espíritu, que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda”. • Análisis: “El segundo, en dividir cada una de las dificultades a examinar en tantas partes como fuera posible y necesario para su mejor solución” • Síntesis: “El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros” • Comprobación: “Y el último, en hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan amplias, que llegase a estar seguro de no haber omitido nada”. ¿Por qué estas reglas y no otras? El método se justificaría por tres razones fundamentales. En primer lugar porque es el procedimiento que las matemáticas vienen empleando con éxito desde los Elemento de Geometría de Euclides y que tan buenos resultados están dando en la astronomía y la física. 12 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes En segundo lugar porque aunque los procedimientos de las matemáticas no pudieran aplicarse a otras ciencias, la propia estructura de la razón obliga a proceder según estas reglas. Efectivamente, la razón tiene dos modos de conocer, la intuición y la deducción. La intuición es la forma de conocer definida por la primera regla de del método: evidencias, conocimientos tan simples que se presentan con absoluta claridad y distinción. Para llegar a estas intuiciones hay que proceder según la segunda regla, el análisis, por la que dividimos lo complejo hasta llegar a lo simple. La deducción es el otro medio de conocer de la razón que se aplicaría como tercer paso del método y que consiste en un procedimiento de síntesis, de reconstrucción deductiva de lo simple a lo complejo, Por último, la comprobación establece, tan sólo, la precaución que hay que observar cuando se trata de eliminar cualquier error de juicio. Esta forma de proceder, por tanto, no es arbitraria: es el único método que responde a la dinámica interna de la razón única. Hasta ahora, piensa Descartes, la razón ha sido empleada con total éxito solo en el ámbito restringido de las matemáticas, produciendo resultados admirables, nada impide, sin embargo, que su utilización se extienda a todos los ámbitos del saber, para que se produzcan conocimientos indiscutiblemente verdaderos. Y precisamente esta será la tercera razón por la que se justificará el método: Descartes ha de llevar a cabo una investigación que sea capaz de descubrir un conocimiento absolutamente cierto para todas las ciencias, una investigación sobre los principios metafísicos de la razón y la realidad. 13 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes 2.3. El criterio de verdad: la duda metódica y la certeza. Procedemos entonces de acuerdo al método En primer lugar debemos, según la primera regla, a la búsqueda de ideas evidentes, esto es, lo que Descartes llama ideas claras y distintas, y que en un lenguaje más actual podemos entender como ideas definidas y exactas. Estas ideas se consiguen mediante la aplicación de la segunda regla del método: el análisis. El análisis consistirá entonces en despejar, como si se tratase de un problema de matemáticas todo aquello que no ofrezca la claridad de la certeza (ideas bien definidas) y la simplicidad de la distinción (la exactitud, la precisión). Es decir, eliminamos como incierto, todo aquello que ofrezca algún resquicio, por mínimo que este sea a la posibilidad de duda. Descartes deja muy claro desde el principio que él no es un escéptico ni un descreído. La obligación de eliminar las ideas dudosas ha de entenderse como una exigencia del método en su momento analítico y no una actitud. Es una duda metódica: metódica porque es una exigencia del método y no una forma de moral que pueda atacar a las convicciones religiosas El criterio de la duda ha de aplicarse entonces a todas las creencias, especialmente las que parecen más sólidas y evidentes. Si es posible dudar de ellas, deben, de momento, dejarse de lado (aunque se recuperen más tarde) no pueden valer como fundamento sólido de la metafísica. Estas creencias se nos presentan de tres maneras, como experiencias de los sentidos, como juicios y como razonamientos En primer lugar, respecto a la información de los sentidos, es posible dudar de información dada por los sentidos. Esta información se presenta en ocasiones de manera confusa e imprecisa. Por tanto, si podemos establecer que los sentidos nos engañan a veces, se podría suponer que nos engañan siempre. La información de los sentidos es dudosa pero nuestro pensamiento organiza esa información en forma de juicios. En los juicios se nos presenta no sólo el dato sino la realidad de la cual forma parte esos datos. Por ejemplo, los sentidos nos ofrecen el dato “verde” y nuestro pensamiento elabora entonces el juicio “la mesa 14 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes (la pared, el bosque…) es verde”. Sin embargo, podemos dudar de la validez de nuestros propios juicios porque ¿cómo podemos estar seguros de que esos objetos que se dan en nuestros juicios existen de verdad? ¿No podría ser que nos lo hubiéramos imaginado como ocurre en los sueños? La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño es una importante objeción sobre la realidad de nuestro juicio, de nuestro pensamiento y nos hace dudar de la realidad el mundo. No sabemos si la realidad es una evidencia o, por el contrario una invención de nuestra mente, por tanto, de acuerdo, con las reglas del método tenemos que eliminarlo como fuente de verdad. Por último, aunque la imposibilidad de distinguir la realidad del sueño nos permite dudar de la existencia de las cosas y del mundo, no parece que esto afecte a nuestra capacidad para razonar. El razonamiento, consiste en relacionar nuestros juicios de una manera coherente: la razón descubre las pensamiento contradicciones estableciendo de nuestro verdades que parecen completamente seguras. Las verdades del razonamiento, parecen completamente seguras: dormidos o despiertos, los tres ángulos de un triángulo sumarán siempre 180 grados. Sin embargo ¿cómo sé yo que esto es así? Tal vez exista alguna especie de “genio maligno” que esté empeñado en hacerme ver como verdadero lo que en realidad es totalmente falso. Puede que esta hipótesis del genio maligno sea forzar demasiado la duda, que resulte una suposición altamente improbable, pero basta con que se formule para que nos permita dudar de todos nuestros razonamientos. La duda, pues, parece haber eliminado todas las creencias y los escépticos tendrían razón. Pero, de pronto, del interior mismo del acto de dudar surge un “resto indudable”, algo que resiste a toda duda: “estoy dudando”. 15 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes Lo único que no puedo eliminar de la duda es la duda misma, el acto de dudar: al dudar pongo – no elimino la duda. Y puesto que la duda es un acto del pensamiento, al menos puedo establecer la existencia, la realidad del pensamiento. Ahora bien, no puede haber un pensamiento como actividad si no hay algún sujeto que realiza esa actividad. Ese sujeto soy yo mismo que se haya realizando la actividad de pensar. Por tanto sólo puedo concluir que si dudo, que si pienso, al menos puedo estar seguro de manera indudable que existo: pienso luego existo. Mi existencia como sujeto pensante no es solo la primera verdad y la primera certeza, es también el prototipo de toda verdad, de toda certeza ¿Por qué la existencia del sujeto pensante es absolutamente indubitable? Porque se percibe con total claridad y distinción, es decir, resulta evidente. De ahí deduce Descartes su criterio de certeza: todo lo que percibo con igual claridad y distinción será verdadero y, por tanto, podrá afirmarse con inquebrantable certeza. 3. ESTRUCTURA DE LA REALIDAD: TEORÍA DE LA SUSTANCIA. Tenemos ya una verdad absolutamente cierta: la existencia del yo como sujeto pensante. Esta existencia indubitable del yo no parece implicar, sin embargo, la existencia de ninguna otra realidad. En efecto, aunque yo lo piense, tal vez el mundo no exista en realidad (o, al menos podríamos dudar de su realidad) ¿Cómo demostrar una realidad más allá del pensamiento? El problema es enorme, ya que a Descartes no le queda más remedio que deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento. Así lo exige la tercera regla del método, la síntesis deductiva: de la primera verdad “yo pienso”, han de extraerse todos nuestros conocimientos, incluido, claro está, el conocimiento de que existen realidades extramentales. 16 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes 3.1. Las ideas objeto del pensamiento. Por lo pronto, Descartes se encuentra con la certeza de que existe como ser pensante. Pero no parece que pueda establecer la existencia de nada más aparte de su pensamiento. Ahora bien, el pensamiento es una actividad transitiva: pensar es, siempre, pensar sobre algo. Este “algo”, objeto del pensamiento son las ideas. Sin embargo, no hay seguridad de que las ideas que estoy pensando existan además de en mi pensamiento en realidad o, lo que es lo mismo, yo no pienso en el mundo, sino que pienso en las ideas a las que llamo “mundo”. No hay garantías de que la idea y la cosa coincidan.1 Partiendo, pues, de las ideas, hay que someterlas a un análisis para descubrir si alguna de ellas nos puede servir para descubrir la existencia de una realidad aparte del pensamiento. Al realizar este análisis Descartes distingue tres tipos de ideas: • Ideas adventicias, aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa, pero de las que no estamos seguros puesto que, como hemos señalado, puede que la idea y la cosa no coincidan. • Ideas facticias, las que construye nuestra mente a partir de otras ideas (p.ej. “cielo verde”). • Ideas innatas, no proceden de una pretendida experiencia ni se forman a partir de otras sino que el pensamiento las posee por sí mismo. Ideas innatas son, por ejemplo, la de “pensamiento” y la de “existencia” que no son 1 De esta manera Descartes está superando el idealismo ingenuo de Platón en el que las ideas son la realidad y nuestro pensamiento es insuficiente para concebirlas fielmente. En este caso estamos ante un idealismo crítico: las ideas no son la realidad, sino el medio que utiliza el pensamiento para poder llegar a la realidad, habría que probar, posteriormente que lo que pienso coincide con la realidad. 17 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes construidas por mí ni proceden de experiencia externa alguna, sino que las encuentro en la percepción misma del “pienso luego existo” 3.2. La existencia de Dios y del Mundo. Entre las ideas innatas, Descartes descubre una idea diferente a la de “pensamiento” o “existencia”: la idea de infinito. No es una idea adventicia puesto que, por definición, no podemos llegar a tener una experiencia de lo infinito. Tampoco es una idea facticia ya que resulta imposible para mi entendimiento limitado componer una idea que no puede tener ni principio ni fin. Es una idea innata, pero diferente a las otras ideas innatas que poseo ya que excede en toda medida a toda posibilidad de pensarla. Si esta es una idea que yo poseo pero que me excede no puede existir como algo propio de mi pensamiento ha de existir también más allá de mi pensamiento. La idea de infinito existe más allá de mi pensamiento, por tanto, existe independientemente que yo la piense o no, es decir, existe. El infinito existe como realidad independiente y al infinito es a lo que llamamos Dios. Dios, por tanto, no es solo una idea sino que debe tener una existencia independiente de mi pensamiento: la idea de Dios no puede haberse originado en mi pensamiento, puesta que esta idea, por definición, lo excede. La idea de Dios requiere una causa infinita, luego ha de ser causada en mí por un ser infinito; luego el ser infinito existe y ese ser infinito es Dios. La existencia del mundo es demostrada a partir de la existencia de Dios. Anteriormente veíamos como Descartes planteaba la posibilidad de que un “genio maligno” interviniera en mis razonamientos haciéndome creer son verdaderos cuando en realidad podían ser falsos. Sin embargo, la existencia de Dios excluye esta posibilidad: si Dios existe y puesto que Dios es infinito, es decir, una realidad absolutamente positiva, no tiene por menos que anular cualquier intento por parte 18 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes de cualquier entidad para engañarme. O dicho de otra manera: Dios es la garantía de que mis razonamientos son verdaderos, es decir, reales. Ahora bien, el razonamiento es un proceso del pensamiento que es tanto más verdadero cuanto más exacto. Y los razonamientos exactos son los matemáticos. Por tanto, habría que establecer que solo se puede asegurar con certeza absoluta la existencia de aquellos objetos del mundo que sean matemáticamente demostrables. Puesto que las matemáticas se desarrollan a partir de figuras (geometría) y cantidades (aritméticas) estaría garantizada la existencia de todo aquello que se puede medir y calcular: las realidades extensas. Todas las demás (las que entrarían dentro de la categoría de lo que Galileo llamó “cualidades secundarias” p. ej. la belleza) habría que demostrar su existencia puesto que para ellas no hay garantías. 3.3. Teoría de las substancias. La tercera regla del método, la síntesis nos ha permitido establecer una nueva imagen, más certera de la realidad porque ha sido racionalmente demostrada. Pero además de demostrar como existe la realidad también hay que explicarla, es decir, entender como se organiza y se desarrolla la realidad. Para ello recurre a la antigua idea filosófica de sustancia. Descartes define como sustancia (o substancia) aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra cosa para existir. Así, en cualquier cosa real nos encontramos la sustancia y luego las propiedades de esa sustancia. Gracias a la idea de sustancia los científicos tendrán que distinguir en sus investigaciones que elementos se consideran fundamentales, substanciales, y cuales son secundarios o incluso ajenos a los que estamos estudiando. Por ejemplo, en el sujeto Descartes nos encontramos las diversas propiedades que lo conforman: que piensa, que escribió el Discurso del método etc. Y, por otro lado, su sustancia, el yo que es lo que permanece de manera continua aunque cambien sus propiedades. Ahora bien, si seguimos literalmente la definición que acabamos de dar solo existiría propiamente una sustancia: Dios o substancia infinita. Es infinita porque 19 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes se establece a partir de la idea de infinito, pero además porque contiene todas las propiedades positivas que se le pueden atribuir (bueno, inteligente, compasivo, justo, etc.). Además, Dios es la realidad que se ajusta completamente al concepto de sustancia porque las demás realidades proceden de ÉL. Ha creado a los seres pensantes y garantiza con su existencia que no hay una entidad maligna que manipule mi pensamiento para razonar de forma equivocada. Por otra parte, también es el creador del mundo y además lo mantiene existiendo por su acción directa o indirecta Aunque solo a Dios le corresponde la definición de sustancia podemos establecer de una manera derivada que las demás realidades también se pueden entender como sustancia. Existirían así el yo como sustancia pensante y el mundo como sustancia extensa. Han de entenderse como sustancias porque hay que establecer que tanto el yo, alma o mente es una realidad totalmente diferente del mundo, los cuerpos o materia. Es decir, hay que preservar la independencia de mente sobre el mundo material. El objetivo último de Descartes al afirmar que pensamiento y extensión, alma y cuerpo son substancias distintas es salvaguardar la autonomía del alma respecto de la materia. La ciencia moderna estaba imponiendo una concepción mecanicista del mundo natural, un mundo en que no quedaba lugar alguno para la libertad. La libertad – y con ello el conjunto de todos los valores espirituales- sólo podía salvaguardarse sustrayendo al alma de la necesidad mecánica a la que está sometida el resto del mundo material. Esto implicaba que toda la realidad era una gran máquina dentro de la cual existe el alma como una realidad independiente del cuerpo. Esta independencia de alma y cuerpo es el 20 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes dualismo, doctrina común a la mayoría de las investigaciones modernas sobre la mente. 3.4. El desarrollo deductivo del sistema: atributos y modos En la filosofía cartesiana no basta con querer que algo sea de una manera para que se pueda afirmar, también hay que demostrarlo. La prueba de que cuerpo y alma son sustancias independientes es que poseen propiedades completamente diferentes de tal manera que la sustancia pensante se define por atributos y modos completamente diferentes de los que poseen las sustancias extensas. El atributo de una sustancia es el rasgo esencial que los define, todos los demás rasgos son modificaciones, modos, en los que aparece este rasgo fundamental. En el caso de la sustancia pensante el atributo que la define es el pensamiento. El pensamiento se puede desarrollar en forma de, o con los modos de razonamiento, imaginación memoria, sentimiento… en otras palabras, todas las actividades en que se pueden desarrollar las capacidades mentales. Aunque pueden ser muchas, se pueden organizar en dos básicas: el entendimiento (sensación, razonamiento, imaginación…) y voluntad (sentimiento, deseo, valor…) En la sustancia extensa el atributo que la define es la extensión. La extensión se puede mostrar en el modo de figura, movimiento, cantidad, duración, es decir, todas aquellas propiedades que se describen matemáticamente. Al poder medirse y cuantificarse coincide con lo que habitualmente conocemos como cuerpos o materia. Los cuerpos o sustancias extensas se pueden medir, calcular, definir de manera matemática. Por tanto, todos los cambios y transformaciones se pueden determinar de forma totalmente exacta como si fueran máquinas. De hecho, la filosofía cartesiana es la base de la concepción mecanicista de la naturaleza. Desde Descartes se entiende que todo lo corporal se desarrolla de acuerdo a cálculos físicos y químicos exactos y sus componentes no serían más que mecanismos dentro de una gran maquinaria muy compleja creada por Dios. 21 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes La sustancia pensante, a diferencia de las sustancias extensas no poseen esa complejidad ya que todas las múltiple modos de ejercer el pensamiento (amar, razonar, imaginar…) siempre se refieren a un solo sujeto, yo. El yo es una sustancia simple y al no poderse dividir, no se puede descomponer y al no poder descomponerse no se puede destruir. En otras palabras, la sustancia pensante, el yo o el alma, a diferencia del cuerpo es inmortal. Pero, además, al ser simple, no se puede someter a ningún tipo de cálculo ni de previsión por lo que se puede concluir que la mente está indeterminada, es decir, es libre. 3.5. El dualismo cartesiano La filosofía cartesiana inaugura una concepción tripartita de la realidad: el yo, la divinidad y el mundo físico, tres ámbitos diferentes con sus respectivos atributos (el pensamiento, la infinitud y la extensión). La sustancia infinita, como decíamos, es la que puede llamarse propiamente sustancia porque es la única que existe por sí misma sin necesidad de nada más. Dios, por tanto, es una constante del universo y como ocurre en los problemas matemáticos las constantes pueden despejarse sin que se altere el sentido de la fórmula. El problema de entender la realidad se haya en descubrir la relación existente entre los otros dos elementos: la mente y el cuerpo. Aunque el ser humano es esencialmente un yo pensante, una mente, se encuentra integrado dentro de un cuerpo natural. La naturaleza sigue leyes puramente físicas y el cuerpo es uno de esos seres físicos. Todos los cuerpos, incluido el cuerpo humano se pude concebir mecanismo, complejo, más que como o un menos sigue estrictamente las leyes físicas. 22 Historia de la Filosofía Tema 10: Descartes Si el ser humano fuera solamente su cuerpo ¿Cómo se podría seguir sosteniendo la libertad humana? ¿Cómo se puede explicar la moralidad, el pecado y la religión si se niega la libertad? En la filosofía de Descartes la libertad sólo se puede afirmar si se mantiene el dualismo cuerpo/mente, siendo la mente el ámbito de la libertad. Este dualismo categórico genera dos tipos de problemas que Descartes tratará de solucionar, aunque lo hará de manera insatisfactoria. En primer lugar el problema de la comunicación de las sustancias. Si cuerpo y alma son dos realidades independientes ¿Cómo pueden comunicarse? ¿Cómo pueden afectar las pasiones del cuerpo a los estados del alma? Descartes imagina la existencia de una glándula en el cuerpo, la glándula pineal como órgano que relaciona el cuerpo y la mente, pero no aporta prueba alguna al respecto. Pero, sobre todo se plantea el problema de cómo algo inextenso puede dirigir algo extenso y mecánico. ¿Cómo la máquina del cuerpo puede ser dirigida por un fantasma? El otro problema se refiere al individualismo que se sigue de la concepción cartesiana de la mente: no sólo es difícil explicar cómo se comunican el alma y el cuerpo de cada ser humano sino que tampoco se pude entender cómo se pueden comunicar dos sustancias pensantes entres sí. Cada ser humano está encerrado en sí mismo y lo único que puede saber de los demás es que poseen un cuerpo similar al suyo. Pero la existencia de un cuerpo no garantiza la existencia de un alma: los otros, los semejantes se convierten en una incógnita que hay que resolver y mi existencia se hunde en la soledad de la incomprensión. 23