Noviembre - Universidad Autónoma del Estado de México

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PRESENTACION.
En el quehacer de la Dirección de Identidad Universitaria existe una
función esencial que es la de comunicación con la comunidad
universitaria y la sociedad.
La Dirección de Identidad Universitaria, en el afán de dar cumplimiento
al objetivo de comunicación con la comunidad universitaria y la
sociedad, emite los boletines mensuales en los que publica, desde el
mes enero de 2008 las crónicas con las que los cronistas universitarios
han participado en cada uno de los Congresos Nacionales de Cronistas
de Ciudades Mexicanas, A.C., en los que han participado.
En el boletín del mes de octubre de 2008, la Dirección de Identidad
Universitaria da a conocer dos, de las diez ponencias que presentaron
los cronistas en el XXXI Congreso de Cronistas de Ciudades Mexicanas,
A.C., el cual se llevó a cabo en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas,
del 16 al 19 de julio de 2008. Siendo esta la cuarta ocasión en la los
cronistas universitarios participan en estos congresos nacionales.
1. Independencia Nacional y Revolución Mexicana. C.D. José Trujillo
Ávila, Cronista de la Facultad de Odontología.
2. Historia y Memoria. Lic. en Psic. Alfredo Díaz y Serna, Cronista de la
Facultad de Ciencias de la Conducta.
En el boletín del mes de noviembre de 2008, la Dirección de Identidad
Universitaria da a conocer otras dos, de las diez ponencias que
presentaron los cronistas en el XXXI Congreso de Cronistas de Ciudades
Mexicanas, A.C.
1. Un siglo de Educación en el Estado de México. “De la
Independencia 1821 a la Revolución 1910”. Mtra. en E. P. D.
Maricela del Carmen Osorio García, Cronista del Plantel “Ignacio
Ramírez Calzada de la Escuela Preparatoria; Lic. en D. Alejandro
Linares Zárate, Director de Identidad Universitaria.
2. Memoria Revolucionaria de San Luis Huexotla, Municipio de
Texcoco, Estado de México. Lic. Norma González Paredes,
Cronista del Centro Universitario UAEM Texcoco.
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Un Siglo de Educación en el Estado de México.
“De la independencia 1821
a la Revolución 1910”
Mtra. en E.P.D. Maricela del Carmen Osorio García,
Cronista del Plantel “Ignacio Ramírez Calzada” de la Escuela Preparatoria
Lic. en D. Alejandro Linares Zárate
Director de Identidad Universitaria
“HISTORIA, SÍMBOLOS Y VALORES ”
Al introducirnos al conocimiento de la Universidad Autónoma del Estado de
México a través del tiempo, este campo de estudio nos muestra su origen y
la forma como evoluciona el concepto, ya que la Universidad tiene su propia
historia y esto le da forma y soporte, en este contexto se dice que una
institución sin historia no existe.
De la misma forma se debe entender que la educación en general y
particularmente la educación universitaria, es un complejo tejido de
interrelaciones siendo a la vez, multidimensional en tiempo y espacio, en ella
influyen factores, económicos, políticos, sociales que varían constantemente y
se adecuan a la realidad de la sociedad, en donde esta no es única, ya que
para su estudio existen diversas posturas y diversas realidades, lo que indica
que no se pueden hacer generalizaciones.
Por otra parte, el proyecto académico del siglo XXI requiere la adquisición de
características propias, ya que los avances de la ciencia y la tecnología
viajan a la velocidad de la luz y pueden pasar las fronteras sin aduanas.
Ahora, ya no basta con saber leer y escribir códigos lingüísticos, se requiere
acceder a nuevos códigos de información y decodificarlos, quien no lo hace
corre el riesgo de formar parte del grupo que representa a un nuevo tipo de
analfabetismo, lo que impedirá su propio desarrollo.
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Estos cambios, han venido a modificar los espacios sociales y culturales
propios del siglo que recién concluyó, y contribuyen de manera muy
significativa a la constitución de nuevos y asombrosos espacios en el siglo que
se inicia, con una nueva visión en las relaciones que se dan en los sectores
públicos y privados; de estado a estado; cara a cara de manera individual; en
la sociedad en lo general y en lo particular. Se requiere una nueva
mentalidad para no quedar rezagado tanto en la práctica de la docencia
como en el quehacer académico del estudiante.
De esta forma, si pretendemos formar parte de la comunidad universitaria,
identificarnos con su esencia, participar en la creación, transmisión y extensión
del conocimiento; promover la transformación, innovaciones y mejoras que
mantengan a los niveles educativos previos en constante evolución y
mejoramiento, se deben buscar y encontrar sus características propias,
ubicarla en su exacta realidad y proponer las alternativas deseables para
ofrecer el servicio que la sociedad ahora demanda.
En este sentido, no se puede entender a la Universidad sin un referente
axiológico que oriente las acciones y fines que persigue, ya que la docencia,
la investigación, la divulgación y la extensión se verían limitadas, al no contar
con valores que les den sustento. Se requiere de una escala de valores que
le dan fortaleza, certeza y credibilidad, satisfaciendo las aspiraciones e ideales
sociales que consideran a la ética como un actuar de acuerdo a los valores
que la propia sociedad ha establecido.
Esto exige; honradez, justicia, honestidad, integridad, honorabilidad y un
amplio sentido de ética profesional, y por lo tanto, a alumnos y profesores que
puedan practicar los mismos valores. Por esto la ética es la dimensión práctica
de la labor que se realiza.
En una sociedad competitiva, que exige que las actividades que se realizan
ofrezcan un
servicio de calidad y excelencia,
se obliga a un
perfeccionamiento permanente de quien realiza dichas actividades, esto
implica a la vez perfeccionamiento moral en los sujetos.
La ética, entendida en este contexto, se manifiesta en tres aspectos en la vida
universitaria:
‰ La ética no es un actuar utilitario, es un actuar realizador de la persona;
no es pensar sobre los valores, es hacerlos propios en el permanente
actuar y en especial, en la toma de decisiones; es, en todo caso, un
hacer.
‰ La conducta ética del universitario incide en su
ámbito personal
generando confianza y autoridad moral.
‰ Los valores de la institución la hacen identificable, de tal forma que la
formación colectiva de criterios y conductas hacen que se distinga de
las demás.
Por otra parte, la práctica profesional contiene inserta los valores y es
aceptada por el grupo social en tanto que conoce su procedencia.
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Algunas consideraciones sobre la historia, símbolos y valores de la Universidad
Autónoma del Estado de México.
El recorrido breve que hemos seguido, ahora nos permite introducirnos en la
historia institucional para conocer las formas, contenidos y estructuras que le
dieron intencionalidad a la organización universitaria desde sus inicios, nos
brinda además un marco en donde han quedado guardadas las grandes
aportaciones de quienes tuvieron la visión de integrar el conocimiento
científico al humanismo como un todo.
La presentación de las características principales, de la organización de las
primeras aportaciones de lo que en el principio fue denominado Instituto
Literario hasta llegar al concepto de Universidad de nuestros días, ofrece
ideas para comprender el objeto y fin de la Universidad. Por esta razón, es
importante conocer antecedentes y señalar algunas de las particularidades
que se inscriben en lo histórico, como elementos que favorecen la
comprensión de su contexto, abriéndose un abanico de oportunidades que
nos permite identificarnos con lo propio, ya que no tendría ningún sentido
retroceder a conocer el origen de las cosas, si no estamos al mismo tiempo
mirando hacia el futuro.
La Universidad Autónoma del Estado de México tiene gran similitud con la
forma como a través del tiempo se fueron estableciendo las universidades en
México. Pero guarda sus características propias.
En ella encontramos en su origen participación eclesiástica; aperturas y
cierres, periodos de estabilización y fortaleza. De esto se pueden desprender
tres grandes momentos en su evolución y desarrollo, partiendo de su fundación
hasta llegar primero a conquistar su autonomía y posteriormente a constituirse
en Universidad Autónoma.
Su fundación se sujeta a la disposición del decreto 228 de la primera
Constitución Política del Estado de México del mes de febrero de 1827 que
dice: “En el lugar de residencia de los supremos poderes habrá un Instituto
Literario para la enseñanza de todos los ramos de la Instrucción Pública”. Aquí
hay que observar que en base a ese decreto, lo que en principio se conoció
como Instituto Literario no tuvo una sede fija, ya que a la capital del Estado de
México ha tenido como lugar de residencia de los supremos poderes desde su
erección a varios espacios geográficos del propio estado. La primera
Constitución del Estado de México dictada en Texcoco, municipio de la zona
oriente y tierra cuyo origen era náhuatl acató lo dispuesto por la Constitución
de 1824 que en educación ya se venía gestando desde 1822 la creación de
Institutos educativos en cada Estado o Región del País, esto sucedió un año
después de concluida la guerra de independencia de México.
La primera sede y por consecuencia lógica la fundación del Instituto Literario
fue en San Agustín de las Cuevas en Tlalpan, el 3 de marzo de 1828 cuando
esta delegación del Distrito Federal pertenecía geográfica y políticamente al
Estado de México. –La exposición de motivos del Reglamento de lo símbolos
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de la UAEM, indica que inicialmente fue llamado Colegio Seminario en 1827-.
La fundación del colegio fue sugerida por el ilustre liberal José María Luis Mora.
Durante y en su primera época funcionó bajo la dirección del fraile José de
Jesús Villapadierna llegando a albergar una población de 350 alumnos.
Instituto Literario año de 1828
En el número 9 de la calle Triunfo de la Libertad, del antiguo pueblo de
Tlalpan, hoy delegación política del Distrito Federal, pueden observarse
todavía algunos vestigios de un antiguo edificio del siglo XIX que fue
conocido con el nombre de Casa de las Piedras Miyeras
A este respecto el gobernador Lorenzo de Zavala refiere: “El Estado de México
tiene ya capital, palacio para los Supremos Poderes, casa de moneda, fabrica
de puros y cigarros, una gaceta en la que se publican las resoluciones
oficiales; una sociedad de amigos del país, un establecimiento literario en que
los jóvenes del Estado son educados por los principios de una filosofía ilustrada
y a donde corren con ansia a perfeccionar su razón, abandonada hoy a la
superstición y miserable educación rutinaria que para oprobio de los
conquistadores estaba establecida entre nosotros; una escuela de primeras
letras que rivaliza con la de cualquiera pueblo civilizado, y una amiga de niñas
que honra a la capital”.
Para 1830 el Instituto cierra sus puertas por primera vez el 29 de mayo de
trasladándose de Tlalpan, a Toluca y ya en la nueva capital del Estado, se
abre por decreto del 30 de mayo de 1833, de esta forma el iinstituto fue
restablecido en Toluca por decreto del gobernador Lorenzo de Zavala, en un
edificio del siglo XVIII conocido como el Beaterio, que se conserva con sus
caracte5rísticads originales y que actualmente es sede administrativa de la
Universidad Autónoma del Estado de México.
El Beaterio siglo XIX
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En aquel se tiempo contaba con Rector, 10 catedráticos, un maestro de
aposentos y un secretario; 36 alumnos, 16 colegiales; 167 niños en la escuela
lancasteriana y en la amiga 137; abrió las clases de latinidad y jurisprudencia
con sólo 12 alumnos. Fue en sus inicios una institución educativa con carácter
liberal –con influencia de José Ma. Luis Mora- pero con una estructura
influenciada por creencias religiosas. Debe ser en esta época cuando
aparece por primera vez lo que se conoce como himno del instituto y que se le
atribuye al poeta Heredia. En cuanto a la fecha los historiadores lo ubican en
el siglo pasado.
Ya que el sol por el oriente
Asoma el brillante disco,
Roguemos a dios humildes
Nos conceda hoy sus auxilios.
Que nuestra lengua modere
Los pecaminosos dichos
Y nuestra vista se aparte
De cuanto ofrezca peligro.
Nuestros corazones sean
Templados, rectos y limpios
Y la abstinencia refrene
Los carnales apetitos
Para que cuando llegue la noche
Suceda al día en su giro,
Testifique la conciencia
Que a dios no hemos ofendido.
La gloria sea de Dios Padre,
Con su unigénito Hijo,
Como el Espíritu Santo,
Por los siglos de los siglos.
Para 1835, al establecerse en México un gobierno centralista, el Instituto fue
clausurado por última vez y permaneció así hasta 1846, año en que el
gobernador Francisco Modesto de Olaguíbel, al restaurarse el federalismo,
decretó su segunda y definitiva reapertura. A partir de entonces, el Instituto
Literario de Toluca inició una época muy brillante que le dio fama y prestigio
en todo el país. Entre los maestros de aquel tiempo figuran el famoso liberal
Ignacio Ramírez el Nigromante, el general Felipe Berriozábal y el pintor Felipe S.
Gutiérrez, y entre los alumnos, Ignacio Manuel Altamirano, Juan A. Mateos,
Joaquín Alcalde, Gumersindo Mendoza y Jesús Fuentes y Muñiz, entre otros. El
director era don Felipe Sánchez Solís.
Sin duda todos estos institutenses conocieron como fue creciendo y dando sus
primeros frutos el vetusto árbol de la Mora, que hoy después de siglos
orgullosamente nos representa como símbolo de la fortaleza que debe tener
todo universitario. Este árbol que se conserva en la parte oriente del edificio, es
celoso vigilante de la creciente antigüedad del Instituto, el ha visto pasar los
acontecimientos mas importantes de los cuales algunos de ellos aquí se
mencionan, por lo que no fue circunstancial que hoy se encuentra adornando
el Jardín de la Autonomía Universitaria.
En 1851, la actividad institutense se consolidó, al ser promulgada la primera Ley
Orgánica por el gobernador Mariano Riva Palacio, quien, además, dotó al
colegio con un taller de Tipografía y Litografía, del cual salieron importantes
publicaciones.
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En cuanto a la enseñanza, los contenidos educativos del Instituto y el
nombramiento de un capellán estaban sujetos a la autoridad estatal, este
tipo de instrucción que se brindaba mantenía una fuerte vigilancia de las
buenas costumbres cristianas y se oficiaba misa diariamente aun cuando, las
luchas políticas entre conservadores y liberales se reflejaban en la educación.
Por lo anterior, el liberalismo al estilo mexicano se reflejó en el Instituto, ya que
de 1852 a 1857 esta institución se mantuvo bajo un riguroso esquema de
disciplina. Aun cuando los extremos de la intolerancia, llevaron a un director
del Instituto a destruir más de 600 volúmenes de obras de Diderot,
Montesquieu, Bacon, Voltaire y otros pensadores que proponían cambios en
la concepción del conocimiento. De esa forma las ideas liberales adoptaron
al positivismo de Gabino Barreda como esquema en donde se reestructura la
forma de interpretar el conocimiento, de pensar y de actuar. Lo que permite
que nuevos espacios sean explorados para llegar a la verdad científica
mediante la observación y la experimentación.
Se consideró la necesidad de formar jóvenes con una verdadera cultura
nacional que apoyara los cambios sociales y políticos que el liberalismo se
propuso impulsar. Barreda entonces propuso un conjunto de conocimientos
científicos que formaran el bachillerato, antes de que el alumno tomara una
decisión sobre la carrera que deseaba seguir. Esto influyó en el Gobernador
del Estado de México, Riva palacio, quien por decreto del 9 de enero de 1871,
dispuso que el “Plan Barreda” fuese adoptado en los estudios de preparatoria
del Instituto, y que de igual forma se hiciera con cualquier cambio que tuviera
el Plan de la Escuela Nacional Preparatoria.
Este plan educativo fue apoyado por los liberales, con una influencia positivista
en el Instituto. Al respecto, Elizabeth Buchanan (citada por Peñaloza, 1992)
comenta que este periodo se prolongó hasta 1910, pero también se considera
que aún después de algunos cambios introducidos por la Revolución
Mexicana, los principios positivistas se mantuvieron en los profesores
institutenses. Inocente Peñaloza (1992) comenta que conviene no confundir
este positivismo educativo que tuvo una amplia difusión en el país, con el
positivismo político que sirvió de pretexto a los “científicos”del porfiriato para
justificar sus medidas de gobierno. Lo cual no es equivalente.
El plan de bachillerato de 1871 fue un modelo educativo eficaz, con una
estructura que se mantuvo vigente por más de treinta años.
Para 1872 se establecieron en el Instituto los estudios para formar profesores de
primaria y se reorganizaron los estudios de las carreras de Agricultura y
Veterinaria, Artes y Oficios, Comercio y Administración e Ingeniería.
El 10 de abril de 1882, se creó dentro del Instituto La Escuela Normal de
Profesores. Su inauguración (celebrada el 4 de mayo del mismo año) se llevó
acabo en la capilla del antiguo Beaterio y su relevancia fue a nivel nacional,
pues en ese entonces, se trataba de la primer escuela de su tipo en el país.
En el Colegio dejaron huella invaluable grandes personalidades que se
caracterizaron, ya sea por su obra académica, literaria; por su dedicación, por
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su energía, o por su firmeza en la conducción del Instituto. Todos ellos con la
encomienda y ambición de alcanzar la excelencia. De esa época, justo es
que se mencione a Don Silviano Enríquez (Director) y al Licenciado Agustín
González Plata, pedagogo que dirigió la Normal y aportó materiales
didácticos relevantes para los alumnos normalistas de ese tiempo.
Se dice que la mejor época del Instituto fue a finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, cuando el Estado de México era gobernado por el General José
Vicente Villada (1889 – 1904) pues durante ese periodo se dieron cambios
relevantes en el sistema educativo estatal. se alcanzó prestigio académico de
alto nivel, y según consta en el primer número del boletín del Instituto (3 de
marzo de 1898) el licenciado Agustín González, menciona entre otras cosas
que; además de ser Instituto Científico y Literario, fue a la vez Normal para
Profesores, Escuela Preparatoria de buena reputación y Escuela Profesional
para las carreras de Abogado, Notario Público, Ingeniero Topógrafo y otras.
En este contexto, se dice que el Positivismo no llegó a México como una
doctrina nueva que había que estudiar y discutir teóricamente. El positivismo
fue traído a México para resolver el estado de anarquía política y social, así
como para establecer un orden que antes que político fuese mental. Barreda
propone como remedio eficaz para los males sociales, una enseñanza superior
científica, completa e idéntica para todos.
En cuanto al avance técnico, ya para el año de 1872 el Instituto se proveía de
Francia con aparatos y equipo para las clases de química, física y de
topografía, así mismo en esa época se cuenta con obras científicas que eran
consultados por los estudiantes. Los alumnos se integraron en una Sociedad
Científica y Literaria en la que presentaban trabajos de investigación, esta
sociedad estaba integrada por tres secciones: físico – matemática, filosofía y
literatura y todos los trabajos se ponían a discusión, al mismo tiempo se editaba
un Boletín ( 1878 ) por medio del cual se difundía la cultura, en éste se
publicaron valiosos estudios sobre historia.
Es en esta época cuando encontramos por primera vez noticias sobre el
escudo y el lema universitarios "Patria, Ciencia y Trabajo", ya que es el 15 de
septiembre de 1887 cuando en solemne ceremonia, el gobernador del
estado, don José Zubieta, hizo entrega del escudo a profesores y alumnos del
Instituto Científico y Literario. En dicha ceremonia se cantó un Himno de los
Alumnos pero poco tiempo después desaparece por lo que se desconoce la
letra y la música. En aquella ocasión, el director del Instituto, ingeniero Joaquín
Ramos, hizo una breve descripción de los símbolos del escudo para explicar su
significado: el amor a la Patria, representado por una corona de encino y olivo
que envuelve y cobija ahora toda la comunidad universitaria, , el resplandor
de la estrella que refleja la fuerza del conocimiento, el desarrollo de la ciencia
y la inteligencia humana; el amor al Trabajo, simbolizado por una laboriosa
comunidad de abejas que vuela alrededor de la colmena, todo ello
plasmado sobre un campo verde que significa la esperanza en la juventud y el
futuro.
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El escudo a través del tiempo ha tenido modificaciones; sin embargo, el que
ostenta el estandarte del ICLA, Instituto Científico, Literario y Autónomo es el
que más se aproxima a la descripción original.
El Instituto Literario del Estado de México –que en 1886 adoptó el nombre de
"Científico y Literario "– tuvo una destacada labor que se prolongó desde los
últimos años del siglo pasado hasta la primera mitad del siglo XX y en donde se
destacan Andrés Molina Enríquez, José Vasconcelos, Gustavo Baz, Horacio
Zúñiga, Daniel Cosío Villegas y Adolfo López Mateos alumnos que pasaron por
sus aulas y tuvieron brillante futuro, Lamentablemente, los avances del
Instituto al iniciarse el siglo XX se estancan o entran en decadencia. Muchos
son los factores que afectan al desarrollo que se había alcanzado, su esencia
liberal ahora cuestiona al positivismo; se reforma la ley orgánica para dar
paso a las ideas revolucionarias que condicionaban al momento histórico del
país; se reforman los planes de estudio; los maestros por su edad avanzada
no se comprometen y eluden responsabilidades; el Boletín deja de publicarse.
En las primeras décadas del siglo XX, el Instituto Literario y Científico, presenta
una imagen y perfil del nivel de una escuela de altos estudios, como
preámbulo del encuentro ideológico por el que posteriormente en 1944 se
conquistara la autonomía.
Del esquema de organización inicial del Instituto y su desarrollo educativo, se
separaron la Escuela Normal y la Escuela de Primeras Letras, la Escuela
Superior de Comercio y la Secundaria, con lo que queda atrás “la imagen de
que toda la educación está dentro del Instituto”.
El 3 de marzo de 1928, para conmemorar el centenario de la fundación del
instituto, se colocó la primera piedra del monumento a los maestros
institutenses, que es obra del arquitecto Vicente Mendiola y del escultor
Ignacio Asúnsolo. Así mismo se realizó una velada literaria – musical, cuya
invitación señalaba que dicho evento “… era consagrado a honrar la
memoria de los maestros ya fallecidos, que durante los cien primeros años del
citado plantel se distinguieron en el desempeño de su meritísima labor. En esta
ceremonia presidida por el Gobernador del Estado Carlos Riva Palacio en
compañía del director Eduardo Vasconcelos, los alumnos cantaron por
primera vez el Himno al Instituto, mismo que en la actualidad identifica a la
comunidad universitaria.
Este himno cuya letra es de Horacio Zúñiga y la música de Felipe Mendoza
lleno de alegorías es hermoso tanto en su composición como en el espíritu de
pertenencia que despierta tanto en el universitario que lo escucha como el
que lo canta, por eso se dice que hay música en la poesía y poesía en la
música.
Cuatro estrofas y un coro lo integran, aun cuando en las ceremonias
comúnmente solo se cantan en forma abreviada el coro y las estrofas primera
y cuarta.
CORO
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Instituto perinclita cumbre
Donde el alba es faisán de arrebol,
Con tu enjambre de abejas de lumbre
Liba el alma de auroras de sol.
PRIMERA ESTROFA
En los vortices firme y sereno,
a la vez poderoso y radiante,
los jardines de luz del diamante
acuarelan tu escueto crestón;
y en el plinto inmortal de tus glorias
que son líricas pascuas de flores
la centella se quiebra en fulgores,
y hasta el trueno se vuelve canción.
Coro
CUARTA ESTROFA
¡ Instituto ! .- ¡ Instituto preclaro !
Salve a ti que de alturas sediento
desbaratas las frondas del viento,
con la voz de tu enorme clarín;
y a la vez taumaturgo y ciclópeo
por trocar las miserias en galas
a la sombra le doras las alas
y al ciclón le perfumas la crin.
Para 1889 el Decreto número 20 del 14 de septiembre de 1889 le otorga el
nombre de Instituto Científico y Literario “ Porfirio Díaz” mismo que le será
retirado hasta 1915
para posteriormente llevar el nombre de “Ignacio
Ramírez” quizá como una forma de desagravio ya que tan distinguido
personaje de la época había sido profesor de la institución y contó con uno de
sus mejores discípulos “ Ignacio Manuel Altamirano. Para 1920 se recobra el
nombre de “Instituto Científico y Literario del Estado de México”.
Un siglo enmarcado en guerras – de la independencia a la revolución- que
dieron origen a una nueva forma de Nación y a un nuevo concepto – de
origen- de lo que debería ser la educación en México, que con sus
peculiaridades, pensamientos, acontecimientos e ideologías han sido columna
y estandarte de nuestra cultura.
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MEMORIA REVOLUCIONARIA DE SAN LUIS HUEXOTLA,
MUNICIPIO DE TEXCOCO ESTADO DE MÉXICO.
LIC. NORMA GONZÁLEZ PAREDES,
Cronista del Centro Universitario UAEM Texcoco
¿Acaso de verdad se vive en la Tierra?
No para siempre en la tierra: solo un poco aquí.
Aunque sea jade se quiebra,
aunque sea oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra,
no para siempre en la tierra: solo un poco aquí.
“Nezahualcoyot”
Introducción
Esta ponencia tiene a bien mostrar, la retrospectiva histórica de la comunidad
de San Luis Huexotla, que se encuentra ubicada al oriente del estado de
México, y su nombre significa “Lugar de sauces”
La información se ha recabado, a partir de documentos existentes y
testimonios, los cuales han sido utilizados para describir los acontecimientos del
escenario histórico en el cual se reconoce sus antecedentes, ubicación y la
memoria revolucionaria.
En la retrospectiva
histórica, podemos encontrar legados tangibles
arquitectónicos evidentes; como la gran muralla que destaca por su
armoniosa arquitectura y sus basamentos piramidales, los cuales nos ubican en
los momentos prehispánicos de su extraordinaria cultura.
Este gran legado arquitectónico es muestra fehaciente del ahínco de sus
habitantes, quienes también participaron en el devenir histórico, legando a
través de la herencia cultural, aspectos en pro de la comunidad ya que
corresponden a un arraigo cultural que les permite trascender en el tiempo.
San Luis Huexotla significa en Náhuatl “Lugar de Sauces o Sauzal”.
San Luis Huexotla se encuentran ubicado a 5 kilómetros de Texcoco en el
Oriente del Estado de México fue una ciudad importante del reino de
Acolhuacan, cuya capital era la ciudad de Texcoco. Se encontraba
constituida por un centro urbano rodeado por barrios y aldeas dispersas.
Huexotla se caracterizaba porque era una ciudad bien preparada para la
defensa y los ataques, por lo tanto se encontraba protegida por un muro
sobre su lado oeste o como también se le ha llamado la muralla de Huexotla,
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fundada en el siglo XII, marcaba también el área que perteneció a los
chichimecas, lugar donde en el año de 1418 el padre de Netzahualcóyotl,
Ixtlixo-chitl Ome Tochtl se juró gran tecutli, y a su hijo como próximo heredero
de la Casa Real Texcocana; evento que se realizo por la amenaza de
Tezozomoc (Señor de Azcapotzalco) de usurpar el trono; actualmente solo se
puede observar parte de la gran muralla que cercaba a Huexotla; es una
construcción hecha de cantos rodados y tezontle. El primer cuerpo está
formado por clavos (piedras talladas en forma cónica), solo es visible la parte
redondeada, el resto se encuentra empotrado en el núcleo del muro. Se sabe
que media 710mts. De largo y 6.95 de altura, se extendía de barranca a
barranca encerrado en su totalidad el lugar; el cual fue tributario de Texcoco.
De la muralla hay un camino que sigue hacia el norte, llegando a una
construcción
donde solo se pueden apreciar unos terraplenes que
seguramente eran habitaciones, hacia el poniente se encuentra una especie
de alberca en forma circular, al que se baja por una escalinata y tenia
decoraciones de una rana o cueyatl labrada en roca, también existían otras
salas hechas en la roca, paredes estucadas y con estrados; en color rojo pisos
de estuco pulido. En una de las salas había una cabeza con forma de plumas
de quetzal y pintura roja, y en la pared glifos tallados en la roca: chicome o
siete y una casa calli. Algunas de las habitaciones que se encuentran en este
lugar tienen tlecuiles o fogones. Este lugar es llamado la Comunidad.
Se encuentra una estructura de dos cuerpos en cuyo frente hay una
escalinata por la que se ascendía al segundo cuerpo, este lugar es llamado la
Estancia.
Detrás de la Estancia, pasando un puente se encuentra el Grupo Santa María,
que se divide en dos estructuras, la primera es una plataforma con una
pequeña escalinata, la segunda estructura es un tramo de muro.
Más adelante existe un lugar llamado San Marcos, que tiene una serie de
cuartos con una pequeña escalinata que comunica con una habitación
estucada sobre la cual se encentra una estructura de adobe y piedra de
forma irregular, llamado el observatorio por los habitantes de Huexotla.
Se encuentra también un edificio llamado Ehecatl-Quetzalcoatl. El edificio fue
construido sobre una plataforma circular, su diámetro es de 18.70mts. Su
nombre se debe a que los templos de forma circular caracterizan el rito a la
deidad del viento; según la mitología, soplaba para limpiar y abrir paso a
Tlaloc, y este hacia caer la lluvia sobre la tierra para fertilizar los campos.
La destrucción parcial de la pirámide de Huexotla se debió a una de tantas
acciones que los españoles hicieron a su llegada; construyéndose
posteriormente en este lugar el Convento de San Luis Obispo (Urquiza; 1993,
Zúñiga; 1992).
Después de conocer este legado prehispánico como referente regional, es
importante abordar lo que nos interesa respecto a la memoria de la revolución
Mexicana en esta comunidad, la cual a partir de una entrevista fue facilitada
de manera amable y cordial por un oriundo de la misma; el señor Filiberto
González Correa, quien
nació en 1927,y fue sobrino de un
valiente
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revolucionario quien por tradición oral de manera detallada narro a su sobrino
los hechos revolucionarios en los que tomo parte, revolucionario Francisco
González Zaragoza segundo de cuatro hijos del matrimonio de la señora
Dionisia Zaragoza y Valente González, el primogénito de esta familia fue
Manuel quien contrajo nupcias con Concepción los cuales procrearon seis
hijos ( Valente, Filiberto (quien de manera cordial brindo la información
requerida), María, Sofía, Roberto y Ernestina). El segundo
hijo de este
matrimonio
fue Francisco González Zaragoza quien al regresar de la
revolución contrajo nupcias con Leonor prima hermana del susodicho, ellos
procrearon siete hijos de los cuales solo sobrevivieron 4, los tres primeros
nacieron con problemas congénitos por ser primos hermanos.
Después de este contexto familiar iniciamos con la Memoria Revolucionaria
de San Luis Huexotla, cuenta el Señor Filiberto González Correa, como su tío
Francisco de manera amena conversaba con el compartiendo su experiencia
de un momento tan importante para él y trascendental para nuestro país,
mencionaba que cuando dio inicio la revolución, el pueblo solo escuchaba
que había un movimiento revolucionario en contra del presidente del
momento; Porfirio Díaz sin embargo no tardaron en precisar el movimiento,
pues fueron rodeados por tropas Carrancistas y
Zapatistas, las tropas
Carrancistas fueron las más agresivas para la comunidad ya que ellos llegaron
y se llevaron todo lo que podían llevarse, esto era, semillas, animales, cobijas,
hombres y niños, muchos de los habitante se fueron de huida para el monte
por lo que no los pudieron integrar al movimiento, el caso de tío Francisco fue
diferente, ya que estaba enfermo de una fuerte infección intestinal, por lo que
lo encontraron acostado en un petate y envuelto en cobijas por la fiebre que
tenía, cuando entraron los carrancistas le preguntaron a la señora dionisia, que
tenía ahí en ese bulto madre? y les contesto que era su hijo enfermo, a lo que
respondieron que si estaba enfermo para que lo quería en su casa si no le
servia de nada, así es qué empezaron a decir entre ellos, que por que mejor
no lo mataban y le quitaban el problema a la doña, a lo que la señora Dionisia
les suplico que no lo hicieran, que tuvieran piedad de su hijo y con lagrimas y
suplicas lo salvo de la muerte que planeaban los carrancistas para su hijo, por
lo que solamente le quitaron todas sus cobijas incluyendo las del enfermo y los
petates de toda la familia, después continuaron con lo que hacían en todas
las casas golpear el piso o las tarimas con la culata de los máuser y cuando
sonaba hueco significaba que habían semillas, personas y bienes escondidos,
ya que al gente escondía sus bienes porque sabían que llegaría la bola (
grupo de revolucionarios que se dedicaban a robar) entonces los carrancistas
se llevaron además de cobijas, petates, semillas, los botes de Nixtamal,
chiquihuites con tortillas y monedas de oro que tenían escondidas, este
percance provoco que el tío Francisco sintiera gran desagrado por los
Carrancistas, por lo que al recuperarse decidió integrarse a los Villistas, de esta
manera salio de San Luis Huexotla y se incorporo con los Villistas, siempre con
la intención de desquitarse de los carrancistas por todos los abusos que
cometieron no tan solo con su persona y familia, sino con toda la comunidad.
Su trayectoria dentro del movimiento revolucionario fue muy interesante ya
que se dio cuenta que no era solamente por ser carrancistas que se cometían
fechorías sino que la misma necesidad los obligaba hacerlo pues realizaban
largos recorridos
y a las comunidades a donde llegaban tenían
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necesariamente que buscar alimentos de la forma que se pudiera, ya que
localidades completas ya les esperaban con provisiones pero en algunas
pasaba lo mismo que en San Luis Huexotla escondían sus bienes, sobre todo al
final de la revolución ya que la gente no cultivaba por miedo a los alzados por
lo que empezó un grave problema de escasez de semillas y animales de
corral, finalmente
en un encuentro revolucionario que tuvo con los
carrancistas fue herido en un brazo y una pierna por lo que estuvo atendido
incluso tres años después de que termino la revolución.
Su madre Dionisia durante tres años le colocaba sus veladoras y su pan de
muerto en todos santos ya que pensaron que había muerto durante la
revolución, sin embargo fue muy grata la sorpresa de verlo de regreso al
pueblo en 1924.
Sin embargo la revolución no termino ahí las consecuencias fueron muy graves
no solo para el pueblo sino para el país, pues durante mucho tiempo los
campos no se cultivaron y la falta de alimentos empezó a menguar las
poblaciones, pues la gente en las calles caminando se caía muerta de
hambre, para evitarlo muchos empezaron a cambiar su alimentación
realizando una mezcla de mexal revuelto con nixtamal y cebada.
El mexal es lo que se obtenía de raspar el maguey para obtener el aguamiel,
esa raspadura era revuelta con el nixtamal y la cebada, con esto hacían
abundar el nixtamal, para completar la comida para la familia la cual no era
suficiente, en la comunidad la gente empezó a morir de manera extraña,
caminando caían muertos, dicen que era de hambre, algunos enfermaban y
se cree que era por contagio ya que familias enteras morían dentro de sus
casas y los vecinos no se daban cuenta, ya que las casas estaban alejadas
unas de otras y cuando los buscaban se daban cuenta de que todos dentro
estaban muertos, algunos otros empezaban con fiebre y también morían, a
esta enfermedad le llamaron en la comunidad fiebre española, hubo un
momento determinado que solamente se hacían fosas comunes y los
empezaron a enterrar en cobijas pues ya ni siquiera alcanzaban los petates
para enterrarlos, así también las fosas eran comunes y en ocasiones las
dejaban abiertas pues eran tantos los muertos que cuando la llenaban la
cerraban y abrían otra más grande, el pueblo poco a poco se vio mas triste
pues los habitantes eran ya muy poquitos, pues entre el hambre la epidemia y
la fiebre, la población disminuyo terriblemente.
Esta memoria es sumamente importante ya que nos da un panorama real de
lo cruento que es un movimiento de esta índole y no es solamente una reseña
con datos fechas y nombres como lo trabaja la historia en los libros.
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Bibliografía:
Convento Huexotla, reflejo de la mística franciscana. Gabriela Urquiza. Plaza y
Valdes Editores, México, D. F., 1993
Huexotla, Estado de México. Beatriz Zúñiga Bárcenas. INAH, 1992
Guía Turística de Tezcoco. Rodolfo Pulido Acuña. Transformadora de Papel
Texcoco S.A de C.V. Texcoco, México, 1997
Entrevista directa al Señor Filiberto González Correa, San Luis Huexotla, Estado
de México. 2008
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