la importancia de la enseñanza de los derechos humanos en la

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LA IMPORTANCIA DE LA ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS
HUMANOS EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA.
Mtro. Ricardo Limón Romero
No niego los derechos de la democracia,
pero no me hago ilusiones respecto al uso
que se hará de esos derechos mientras
escasee la sabiduría y abunde el orgullo.
HENRI-FREDERIC AMIEL
Quiero comenzar refiriéndome someramente, al proceso humano por
excelencia que es el de enseñanza-aprendizaje, en el que intervienen
estrechamente los siguientes elementos: educador, educando y contenido,
creando entre ellos un vínculo simbiótico, esto es, el educador en la medida en
que transmite los contenidos, enseña y los educandos, no se convierten en meros
receptores de información, sino que, en la medida que participan también
contribuyen al aprendizaje del educador, es decir un proceso dialógico.
El propósito esencial del proceso pedagógico, es la comunicación directa
soportada en medios auxiliares, que presentan un mayor o menor grado de
complejidad. Como resultado de su acción, debe quedar una huella en el
individuo, un reflejo de la realidad objetiva, del mundo circundante que, en forma
de conocimiento, habilidades y capacidades, le permitan enfrentarse a situaciones
nuevas con una actitud creadora, adaptativa y de apropiación, es un proceso
progresivo, dinámico y transformador.
El aprendizaje tiene una naturaleza extremadamente compleja, cuya
esencia es la adquisición de un nuevo conocimiento, habilidad o capacidad y para

Egresado de la Universidad Iberoamericana Puebla, de la licenciatura en Derecho y de la
maestría en Derecho Constitucional y Amparo, asesor de diputado federal, en la LVII legislatura, y
en la LVII del Estado de Tlaxcala, coordinador de de proyectos jurídicos del IASIS, Secretaría de
Desarrollo Social del Distrito Federal, actualmente, Investigador del Instituto de derechos
Humanos,
Ignacio
Ellacuría
de
la
Universidad
Iberoamericana
Puebla.
mario.limon@iberopuebla.edu.mx
que pueda considerarse realmente como aprendizaje, en lugar de una simple
huella o retención pasajera, debe poder manifestarse en un tiempo futuro y
contribuir a la solución de problemas concretos, incluso diferentes en su esencia a
los que motivaron inicialmente el desarrollo del conocimiento, habilidad o
capacidad.
José Bleger, señala que aprender, es “la modificación más o menos
estable
de
pautas
de
conducta,
entendiendo
por
conducta
todas
las
modificaciones del ser humano, sea cual fuera el área en que aparezcan; en este
sentido, puede haber aprendizaje aunque no se tenga la formulación intelectual
del mismo. Puede también haber una captación intelectual, como fórmula, pero
quedar todo reducido a eso, en cuyo caso se ha producido una disociación en el
aprendizaje, resultado muy habitual de los procedimientos corrientes”1.
Este concepto lo menciono para destacar que la idea, en él, es la de
hacerse de conocimientos y acumularlos y con ello enfatizar la tendencia que se
vive en la mayoría de las facultades o escuelas de derecho, donde el sistema de
enseñanza es teórico. Es evidente la importancia y la necesidad de la teoría en la
enseñanza pero no como un elemento único, pues se corre el riesgo de excederse
en la teoría, en la dogmática que para los educandos, no se convierte
necesariamente en conocimientos.
Es decir, la enseñanza en nuestro país puede ser considerada como de
corte tradicional, en donde el profesor es el único conocedor y experto de los
contenidos y los alumnos se limitan a ser receptores, poniendo a prueba más que
la capacidad de razonamiento, la memoria.
El sistema universitario es aún unidireccional y un estudiante formado en
este ambiente, desde su familia y durante su paso por la escuela, corre el riesgo
de reproducir esta dinámica, pues es en el que ha vivido y el único que conoce.
1
Bleger, José, Temas de Psicología, Entrevista y grupos, Argentina, Nueva Visión, 1997, p. 76.
Sólo hay que darnos cuenta del choque que implica a los alumnos
egresados de las universidades, el enfrentarse a la realidad compleja que se vive
día a día en la administración pública, en la práctica de la procuración o
impartición de justicia, en el litigio y en la convivencia entre colegas.
Si bien no es sencillo modificar los esquemas con los que se ha vivido y que
nos crean una forma de pensar y actuar, es mucho más difícil cuando los nuevos
elementos aparecen como contrarios y amenazantes hasta los ahora vividos. Se
debe intentar caminar hacia nuevos paradigmas educativos, que modifiquen estas
inercias y generen un cambio individual que derive en un cambio social.
Es decir, se debe fomentar la pedagogía crítica, siendo la base de ésta “la
pregunta que libera” según señala Paulo Freire, entendiendo que esto se logra con
la utilización de las competencias comunicativas.
Por lo anterior, será primero, de suma importancia actualizar los sistemas
aplicados de enseñanza-aprendizaje, para poder, en segundo lugar, enseñar los
derechos humanos, que por definición no requieren de una enseñanza tradicional,
sino más bien de una educación de avanzada que permita entenderlos, asumirlos
y poder hacer de ellos un estilo de vida.
La educación en los Derechos Humanos es la afirmación de valores y la
transmisión de una idea del hombre, que nos permita construir una cultura, un
estilo de vida, educar en los Derechos Humanos es una manera de vivir no una
manera de resolver conflictos, es vivir en valores, valores como la laicidad, la
tolerancia, la autodeterminación de los pueblos originarios y otros derivados de la
llamada modernidad y de los aportes de la ciencia.
Entonces, no basta con enseñar teóricamente los valores que sostienen los
Derechos Humanos, sino que es imperativo para las universidades y para los
educadores formar al educando para que respete dichos valores.
Las universidades deben enfocar sus esfuerzos en su currícula y sobre todo
en su planta docente, para formar ciudadanos que sean capaces de vivir en
sociedad de manera respetuosa y creativa, pues como sostuviera Owen Fiss, en uno
de los pocos estudios sobre el tema:
“La calidad de cualquier institución académica depende
en definitiva de la profundidad y diversidad de su cuerpo
docente, que es el que da forma al plan de estudios de la
facultad y es responsable de los resultados de la enseñanza, del
carácter de su biblioteca, y del tipo de estudiantes que son
atraídos por la institución. Es el cuerpo docente quien define la
facultad”2
La promoción de los Derechos Humanos en la universidad implica el
desarrollo de un sistema democrático de enseñanza y de administración, el
educando debe participar en la toma de decisiones, con plena conciencia de
éstas.
El esquema de enseñanza-aprendizaje en los derechos humanos debe
darse en un ambiente de respeto, educador-educando y viceversa.
Debemos precisar que si los educadores se suman a la formación en
derechos humanos es porque están aceptando incorporarse a un sistema de
enseñanza crítico y moderno, en el que se propone vincular la educación y los
educandos con los grandes problemas que enfrenta la sociedad.
Este proceso consiste no en entender la realidad como independiente de
los educandos, que la conocen y la utilizan, sino en entender la realidad como una
construcción humana y los significados dependen de las interacciones humanas.
En este sentido es importante mencionar las virtudes del educador a que se
refiere Paulo Freire3 y de las que afirma que no pertenecen a cualquier educador
2
Fiss, Owen, "El derecho según Yale", Böhmer, Martín (comp.), La enseñanza del derecho y el ejercicio de la
abogacía, Barcelona, Gedisa, 1999, p. 28. 1
3
Freire, Paulo, Reflexión Crítica sobre las virtudes de la educadora o del educador, en Derechos Humanos,
Vicerrectoría de Docencia de la Universidad Autónoma de Puebla, UAP, México, 1998.
“son de aquellos que están comprometidos con la transformación de la sociedad
injusta, para crear una sociedad menos injusta”4 estas virtudes son:
 Discurso y práctica; ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace.
 Palabra y silencio; saber manejar la tensión entre la palabra del educador y
el silencio del educando y viceversa.
 Subjetividad y objetividad; trabajar críticamente la tensión entre conciencia y
mundo, no se puede transformar la realidad del mundo sin transformar la
conciencia.
 Aquí y allá; Diferenciar el aquí y el ahora del educador y el aquí y el ahora
del educando.
 Espontaneísmo y manipulación; evitar el espontaneísmo sin caer en la
manipulación.
 Teoría y práctica; vincular la teoría y la práctica.
 Paciencia e impaciencia; practicar una paciencia impaciente.
 Texto y contexto; leer el texto a partir de la lectura del contexto.
Tomando en consideración las virtudes citadas, debemos considerar
entonces que los educadores deben hacer visible el contexto político, económico,
social y cultural con sentido crítico, que haga ver al educando que a pesar de que
se han conquistado derechos importantes, existe una creciente pérdida de
confianza en la democracia tradicional y cómo esto los afecta y cómo ellos pueden
construir el cambio.
El educador deberá promover la investigación y la discusión en torno a la
situación democrática y a los partidos políticos, que sea crítico ante los efectos del
modelo económico neoliberal, que ha sido impulsor de la mercantilización del ser
humano y promotor del proyecto privatizador. También deberá ser crítico respecto
de temas como la violencia, pobreza, impunidad, corrupción, clientelismo, y falta
de ética en la acción pública y privada al igual que la invasión de la corrupción en
ámbitos hasta ahora intocados, cómo los poderes fácticos operan, cómo la
4
Idem.
impunidad ha mermado la confianza de la gente en la denuncia y con este
ambiente de intercambio, reflexión y análisis, lograr la individualización del saber.
Los educadores también deben hacer notar cómo se han vivido
históricamente y aun se viven profundas discriminaciones e injusticias y esto ha
provocado en el mundo y en nuestro país, la creación de diversos instrumentos
internacionales tendientes a prohibir y erradicar determinadas prácticas violatorias
de los derechos humanos en ciertas áreas de la convivencia humana y a grupos
específicos de personas. Es decir conocer las violaciones a los derechos
humanos, por razón de género, origen étnico, clase social, creencias religiosas y
políticas o por preferencia sexual, así como de los discapacitados, de los pobres,
de los jóvenes y de las personas de la tercera edad.
La gran importancia de la enseñanza de los derechos humanos en la
formación universitaria, radica en que si queremos construir una sociedad
democrática hay que reconocer que la dignidad humana es fundamental y que un
tejido social crítico, propositivo y solido, se logra cuando consideramos a los
educandos como ciudadanos que contribuyen a formar la trama de ese tejido.
Potencializando en ellos, que tengan como estilo de vida los derechos humanos y
en donde la modernidad, además de progreso económico, tecnológico y social,
sea exigencia de desarrollo y libertad que reivindique el respeto a los derechos
humanos.
Como señala
Amartya Sen,5 el desarrollo exige la eliminación de las
principales fuentes de privación de libertad; la pobreza y la tiranía, la escasez de
oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en
que pueden encontrarse los servicios públicos, la intolerancia o el exceso de
intervención de los estados represivos. La perspectiva de desarrollo basada en la
libertad guarda una similitud genérica con la preocupación habitual de calidad de
vida, que también centra la atención en la forma en que transcurre la vida humana
y no solo en los recursos o en la renta que posee una persona, de esta manera, la
5
Sen, Amartya, Desarrollo y libertad, Argentina, Planeta, 2010.
pobreza es algo más que insuficiencia de rentas, se entiende como carencia de
capacidades.
El desarrollo humano, entonces impulsa la creación de oportunidades
sociales, contribuye a la expansión de las capacidades humanas y a la mejora de
la calidad de vida. La alfabetización y los conocimientos aritméticos básicos
permiten que las masas participen en el proceso de expansión económica. El
sistema económico debe concebir la libertad como la base de la evaluación del
éxito y del fracaso, como el determinante de la iniciativa individual y la eficacia
social, no sólo porque esto sirve de estímulo a la población y mejora la calidad de
vida, sino porque este desarrollo integral puede mejorar la producción de insumos
en el país, el nivel de educación de los habitantes, los índices de pobreza entre
otros, sin olvidar por supuesto que es necesario que el Estado tenga en cuenta
estos factores en su Plan de Desarrollo y en el Presupuesto de Egresos de la
federación, pues de nada serviría pensar en mejorar la calidad de vida de los
habitantes, sin tener un presupuesto necesario para garantizar esta meta.
Con la firme intención de que la educación en derechos humanos
contribuya, en mayor o menor medida, a erradicar la marginación y la exclusión en
la que se encuentra la mayoría de los mexicanos, pues poco a poco los
educandos formados en derechos humanos, serán parte activa de la sociedad y
ya no de las universidades y ocuparán diversos espacios que serán trincheras
para el trabajo en la construcción de esta sociedad distinta.
Un educando formado en derechos humanos, es un ciudadano que tiene un
conocimiento básico de los cuerpos normativos referidos a los derechos
fundamentales de las personas y los aplica para promover y defender sus
derechos y los de los demás.
Adicionalmente un educando formado en derechos humanos, tiene la
capacidad de ser sensible para identificar el incumplimiento de sus derechos y el
de los demás, será capaz de defender y exigir el cumplimiento de estos derechos
con argumentos fundamentados e informados, con un discurso asertivo, articulado
y racionalmente convincente, hace uso del poder de la palabra y no de la fuerza,
porque su interés debe ser la persuasión y no el sometimiento.
De esta manera, un educando formado en derechos humanos es alguien
que no orienta sus actuaciones con el fin de complacer a otros y de que sean ellos
en los que tenga el poder de discernir si su vida tiene o no sentido, es capaz de
forjar su futuro, de autoafirmarse y de autoestimarse de situarse como ciudadano
en su sociedad, en su realidad y modificarla.
Destacando que una persona se constituye como ciudadano cuando es
capaz de hacer uso de su libertad, reconociendo los límites de ésta, de reivindicar
el ideal de la igualdad, reconociendo la diversidad y el valor de la solidaridad,
desarrollando una actitud de respeto, aceptando la otredad, como una existencia
legítima, aceptando y conviviendo con seres diferentes de uno y exigir que otros
tengan una actitud semejante con él.
Como ya se mencionó lo importante es ir construyendo una pedagogía
crítica, que permita el cambio personal para generar un cambio social, es decir
conocer que existe una relación entre el crecimiento del individuo como un ser
activo, cooperativo y que es parte de una sociedad y que dicho desarrollo estaría
ligado con el crecimiento cualitativo de la sociedad.
El educando deberá saber que la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, sostiene que todos los humanos, hombres y mujeres, no importando el
contexto en que viven en el mundo, nacen libres e iguales en dignidad y derechos,
está sentando las bases para rechazar y erradicar todo tipo de discriminación y
para salir a la defensa de cualquiera manifestación discriminatoria.
El educando deberá conocer también, la existencia y el contenido de los
derechos civiles y políticos, que sostienen, el respeto a la vida y a la integridad, la
igualdad ante la ley, la no discriminación, la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión, el derecho de reunión pacífica y el de asociarse
libremente y también como derechos políticos, la participación política, el derecho
a votar y ser electos en elecciones periódicas realizadas por sufragio universal,
informado y secreto.
Comprender como los derechos económicos, sociales y culturales, le
reconocen a todas las personas la oportunidad de realizarse socialmente mediante
un trabajo libremente escogido y los derechos que conlleva, derecho a la
investigación y a la ciencia.
Deberá también conocer la existencia de derechos de solidaridad, que son
los derechos que se aplican entre países, en una idea más global, como son, el
derecho a la paz, al medio ambiente a la libre determinación de los pueblos.
Y será sabedor de que por la modernidad, como lo mencioné con
anterioridad, existen derechos relativos a la manipulación genética, al patrimonio
cultural y al patrimonio histórico.
De manera muy preferente conocer la premisa del interés superior del niño
y procurar protegerlos.
Ahora bien, es preciso que desde la docencia crítica, los educadores hagan
ver que en nuestro país hay más reconocimientos normativos de los derechos
humanos, que acciones para defenderlos y medios para exigirlos, ya que aún se
viven violaciones recurrentes e institucionalizadas que se desarrollan en la plena
impunidad y pese a que los cuerpos normativos, en muchos casos están
plenamente desarrollados no existe garantía de justiciabilidad ni de exigibilidad.
Pues la intención es motivar e involucrar al educando en su realidad y
parafraseando a Thomas Sowell, que los estudiantes aprendan a distinguir lo que
es importante, aun estando en la escuela y no hasta mucho después de haberla
dejado.
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