IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA Esteban: Estamos en un mundo donde lo que prima es lo práctico, lo que tiene resultados cuantificables de inmediato, lo que nos sirve para el aquí y el ahora. Pero aquello que tiene más que ver con las humanidades, con las letras, con la filosofía, parece que no tuviera tanta importancia y mucha gente se pregunta: "¿para qué sirve todo esto?" Mucha gente joven por ejemplo se pregunta ¿por qué es importante tener en nuestra vida conceptos filosóficos? Salvador, tú como profesor de filosofía, y al haber escrito un libro titulado: "La aventura del pensamiento" que trata temas filosóficos, me imagino que habrás tenido que atacar este tipo de situaciones de por qué la filosofía está siendo desplazada, o no teniendo la importancia que debería en la sociedad de hoy. Salvador: Bueno, creo que la respuesta a eso es porque el hombre se va embruteciendo y porque el mercado y la tecnología necesitan que la filosofía desaparezca. Yo digo siempre que la diferencia que hay entre el mundo tecnológico y el mundo filosófico se da en las preguntas que se plantean. El mundo tecnológico siempre se pregunta: "cómo". Es decir: "cómo podemos hacer esto, cómo podemos mejorarlo, cómo podemos lograr venderlo". La filosofía se pregunta "¿por qué?", "¿por qué vamos a hacer esto?, ¿por qué vamos a mejorarlo?, ¿por qué queremos venderlo?". Es decir, la filosofía lleva en si mismo un cuestionamiento mucho más profundo. Entonces la tecnología y el mundo del mercado le teme a la filosofía, porque el filósofo es el cuestionador, es quien intenta encontrar en las cosas sus primeros principios y sus últimos fines. Entonces el "por qué" y el "para qué" son los dos extremos con los cuales trabaja la filosofía, no el "cómo", y en el mundo tecnológico es el “cómo” lo más importante. La palabra: "filosofía" deriva de dos palabras griegas. La palabra "filo" que significa "amor" y "sophia" o "sofia" que quiere decir "sabiduría". Entonces esta palabra etimológicamente hablando significa: "amor a la sabiduría". Los primeros hombres que en la antigüedad se dedicaron al estudio de la naturaleza se los llamó "sopho" o sofistas (o sabios), pero se le atribuye a Pitágoras la invención de la palabra "filosofía". Esta palabra surgió ante el hecho de que una persona le llamó sabio, a lo que el respondió que no, lo que él tenía era amor a la sabiduría. Allí se marcó la diferencia entre ser un sopho o sofista y ser un amante de la filosofía. Los testimonios son recogidos por Cicerón, y también Agustín de Hipona en "Ciudad de Dios" menciona que Pitágoras es quien le dio origen a esta palabra. Con posterioridad esta palabra fue perdiendo en la práctica su sentido etimológico y comenzó a denominarse con esta palabra a la sabiduría misma o al saber humano. El saber filosófico es el que se mantiene a través de la razón, que necesita de un saber racional, y que trata de encontrar ese fundamento racional a todas las cosas. Quiere decir que la filosofía se maneja en el campo de la razón y la lógica. El fin de la filosofía es llegar a la última verdad. Nace como una búsqueda del saber, como una indagación racional, que prescinde las explicaciones religiosas, para investigar el origen último de todas las cosas. Quiere decir que el filósofo indaga sobre lo real y trata de dar explicaciones de forma coherente. Pensemos que esto nace en Grecia, siete siglos antes de Cristo. Ellos explicaban el cómo de la realidad que los rodeaba a través de toda su mitología, los filósofos eran seres que estaban perplejos frente a lo real y no se conformaban con la explicación de la mitología, entonces comenzaron a buscar otras respuestas que no fuera una racional. Es la perplejidad, el asombro frente la naturaleza lo que genera en el hombre la necesidad de la filosofía. Así lo dice Aristóteles, quien afirma que por el asombro comenzaron los hombres ahora y en un principio a filosofar, asombrándose primero de las cosas que tenían más a mano y luego al avanzar así, poco a poco, haciéndose cuestión de las cosas más graves tales como los movimientos de la luna, el sol, los astros, etc. Esteban: Se construyeron así las escuelas de pensamiento. Salvador: Era una búsqueda frente al asombro, que no se conformaba solamente con las explicaciones de la cosmología que ellos manejaban en ese momento. Esas explicaciones no los satisfacían y entonces comienzan a pensar en eso, cómo se maneja el mundo real. Esteban: Así que la filosofía comienza a construir esas bases de formas de acercarse al mundo que le da explicación acerca del por qué están las cosas en última instancia. Salvador: Claro y la filosofía comienza mirando el universo, pero luego Sócrates pega el primer giro y se vuelve hacia el hombre. Deja de mirar hacia afuera y mira hacia adentro. Hay una obra de Pedro Calderón de la Barca que se llama "La vida es sueño" que ilustra justamente eso. Yo no se si todos tendrán presente esa historia, pero el protagonista de La vida es sueño se llama Segismundo y vive prisionero en una torre sin saber que es el príncipe de Polonia. El padre lo colocó en ese lugar por temor a "un mal augurio" que le había dicho que iba a tener problemas, entonces lo tiene prisionero allí. Hay un momento en que decide reintegrarlo a la corte para estudiar sus reacciones. Lo narcotiza, lo saca dormido de la prisión, lo lleva a la corte y ahí despierta. El padre considera que el comportamiento no es el adecuado, lo vuelven a narcotizar y lo llevan nuevamente a la prisión. Cuando el despierta en la prisión entra en un estado de perplejidad. Entonces comienza a buscar una respuesta de carácter universal, él dice "yo sueño que estoy aquí de esta prisión cargado y soñé que en otro estado más lisonjero me viste. ¿Qué es la vida? ¿Un frenesí? ¿Qué es la vida? ¿Una ilusión?". Quiere decir que la realidad lo llevó a una pregunta mucho más profunda. No se preguntó ¿Cómo es el universo? o ¿cómo están hechas las cosas? Sino que la experiencia lo llevó a preguntarse ¿qué es la vida? y lo llevo a hacerse una pregunta filosófica. Es una pregunta hacia cuál es el sentido de la vida del hombre, y allí la filosofía se profundiza. Sócrates se preguntaba también cómo debemos vivir, cuál debe ser la virtud y empieza a analizar esto, pero recordemos siempre que la filosofía no se maneja como la teología, son ciencias paralelas. Mientras que la filosofía se maneja con el razonamiento, la teología se maneja con la revelación de Dios. Son dos caminos distintos hacia una búsqueda final común: la verdad. Esteban: Y cómo se cruza entonces en medio de eso la ética y la moral porque la filosofía habla mucho de ética y moral también. Salvador: Por supuesto, lo que sucede es que la filosofía trata de establecer una ética y una moral partiendo de la razón, mientras que la teología parte de los mandamientos que Dios ha dado. La ética es la ciencia de la conducta, es cómo debemos comportarnos, entonces el pensamiento pre-filosófico de los griegos se aplicaba a todas las cosas sobrenaturales. Ante la perplejidad dieron rienda suelta a la imaginación y prescindían de la observación y el razonamiento: creaban historias. Los mitos no eran otra cosa que un montón de historias fantásticas con la cual explicaban el universo, pero pasado un tiempo la filosofía prescinde de estas explicaciones, rechaza todo tipo de explicación sobrenatural y comienza a razonar. En ese razonamiento radica la diferencia entre el pensamiento teológico y el pensamiento filosófico. El caso de Job por ejemplo (el patriarca bíblico) ilustra esa diferencia. Pasa por una prueba muy grande, muy tremenda, esto lo lleva a un estado de perplejidad y en ese estado se pregunta ¿qué es el hombre?, y sigue diciendo: "¿qué es el hombre para que lo engrandezcas y pongas sobre él tu corazón y lo visites todas las mañanas?" ahí entra la teología: la relación con Dios. Pero la pregunta que hace es una pregunta típicamente filosófica: ¿qué es el hombre? Esteban: Hacemos una pausa en la charla con Salvador Dellutri estamos mirando qué es la filosofía, que rol cumple, y si es importante para el día de hoy. Estamos en Tierra Firme y ya volvemos. PAUSA. Esteban: Seguimos en Tierra Firme mirando una pregunta que se hace mucha gente en el día de hoy, en esta era tan pragmática, si es importante o no la filosofía. Salvador, tu nos decías que una de las preguntas que se hace la filosofía es ¿qué es el hombre? Esta pregunta nos decías se la hace de distintas maneras y la filosofía trata de darle respuestas. Salvador: Seguro. Porque el hombre es un ser que indaga todas las cosas. Es decir, la diferencia fundamental entre la animalidad y la racionalidad es precisamente esa: por ejemplo, el animal ve un objeto cualquiera, grande, lo único que se pregunta es si es inofensivo o agresivo. Si es inofensivo entonces sigue adelante. El hombre lo mira y dice: "¿Es inofensivo o no? ¿Para qué sirve? ¿Cómo está hecho? ¿De donde viene?" es decir, el hombre tiene una cantidad de preguntas propias del ser racional que lo lleva a investigar, a indagar. El pensamiento filosófico es justamente eso, la curiosidad cognoscitiva que tiene el hombre que es algo que nunca muestra el animal, en cambio si lo muestra el hombre. El hombre quiere conocer, y en esa búsqueda realiza todas esas preguntas, y a través de eso el trata de indagar sobre lo real. Por supuesto que la filosofía tiene una larga historia y en dicha historia se han dado todas las alternativas. Es importante que uno entienda que la filosofía como saber del pensamiento, como expresión del razonamiento del hombre tiene "idas y venidas". Yo digo que la filosofía es la aventura del hombre pensando, tratando de llegar a la verdad. La lucha en el mundo occidental, donde la filosofía está perfectamente articulada ha sido larga y dificultosa, cuando uno termina de mirar toda la historia de la filosofía, se da cuenta que es un camino arduo, que es extenso y que uno lo tiene que analizar panorámicamente, y uno ve que uno avanza y retrocede, y esto se repite constantemente con contradicciones, pero en definitiva es una búsqueda admirable. Fue admirable el esfuerzo de los pre-socráticos tratando de conocer el universo, que los llevo a concebir muchas cosas que seguimos usando todavía hoy. Estaban deslumbrados por el escenario del mundo y ellos llegaron a concebir que tenía que haber alguna fuerza creadora que llamaban "logos", quien manejaba todas las cosas y que pensaban que no debía suceder todo del mismo modo sino era porque había algo detrás. Es admirable el esfuerzo de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, que se concentraban en el misterio del hombre en la sociedad. Aristóteles se preguntaba cuáles eran las relaciones sociales. Ellos son el testimonio de una sociedad extraviada que no encontraba un camino ni una salida, tenían conciencia que el Minotauro de la muerte los estaba esperando en algún lugar, pero de todas formas, intentaban salir de ese laberinto antes que el Minotauro los alcance. Querían entender qué sentido tiene que estuvieran metidos en ese laberinto que llamamos vida. A todos ellos les faltaba el "hilo conductor" que los saque de esa situación. El "gran golpe" llega con el cristianismo que da una respuesta a esto, y no da una respuesta filosófica, sino una teológica, pero es indudable que con Jesucristo llega una respuesta completa al filósofo de todas sus búsquedas. La filosofía a partir de esto varía y aparece San Agustín, quien se convierte en un gran filósofo, lo mismo sucede con Santo Tomás de Aquino, quien parte de que siempre hay una revelación. Después de ellos, cuando llegamos al Renacimiento, la filosofía se desprende definitivamente de la teología, abre su propio camino. Allí aparecen los racionalistas que únicamente a partir de la razón quieren llegar a la verdad con R. Descartes a la cabeza proveniente de Francia. Y si Francia hace algo, Inglaterra tiene que hacer lo contrario, aparece Locke en Inglaterra que es el empirista por excelencia, quien a través del examen, del razonamiento y del análisis, intenta saber más acerca de las cosas. Más tarde I. Kant trata de unir las escuelas de Descartes y Locke en el Eclectiscismo, y más tarde aparecen hombres como Soren Kierkegard que terminan por criticar el idealismo de aquellos que vinieron antes de ellos. Kierkegard era un hombre profundamente cristiano y dice en su obra "Mi punto de vista" que él escribe todo desde el punto de vista cristiano. Pero más tarde, a influencia de Kierkegard se va a derivar una raíz que se transformará en atea, que es el existencialismo, hasta que en "El ser y la nada" J.P Sartre dice "el hombre es una pasión inútil", y cuando uno lee eso parece que estuviese tirando por la borda dos mil años de filosofía, pero en verdad esto no es así, no ha destruido absolutamente nada, el hombre necesita una respuesta última, final, y por supuesto, esa respuesta proviene no de la filosofía, que siempre tiene un límite, sino de la teología, de Dios acercándose al hombre. El hombre con su razonamiento llega a una pared infranqueable, infranqueable para la razón, pero no obstante esa pared puede abrirse desde el otro lado, desde el lado de Dios hacia nosotros. Esteban: Así que lo que nos querés decir es que filosofía y fe no necesariamente son contradictorias y excluyentes. Salvador: No son excluyentes son disciplinas distintas que tienen metodologías distintas y que a veces entran en colisión por supuesto pero que deben responderla, lo que tenemos que entender es que la filosofía es el hombre prescindiendo de la revelación tratando de razonar, mientras que la teología es otra cosa, ahí aparece la fe. Pero hay algo que es muy importante, y es que cuando el hombre saca a Dios del medio, cuando la filosofía a través de un pensador (que yo no le doy rango de filósofo, sino sólo pensador, porque no hay un pensamiento orgánico en toda su obra) como lo fue F. Nietzche habla de la muerte de Dios entra en contradicción. Este autor en "La galla ciencia" a través de su imaginación, le hace decir a Dios: "¿cómo pudimos pasear el mar?" "¿quién nos dió la esponja para borrar el horizonte?", "¿qué hemos hecho para desprender la tierra de la cadena de su sol, donde la conducen ahora sus movimientos?, etc." Son grandes preguntas que él se hace, y de algún modo percibe que si se saca a Dios de en medio se entra en un caos de oscuridad. J.P Sartre cuando termina su obra "Las palabras" él dice: "el ateísmo es una empresa cruel de largo aliento, creo haberla llevado hasta el fondo, pero desde hace diez años soy un hombre que se despierta curado de una enorme y dulce locura y que no puede darse cuenta y que no puede recordar sin reírse sus antiguos errores y que no sabe ya que hacer con su vida." Esta es una tremenda confesión. Y si uno sigue leyendo en el libro de “Las Palabras” descubre que en el comienzo (porque él venía de una familia muy religiosa, de pastores) tuvo una experiencia en su niñez traumática con Dios, en donde él le pidió algo y no lo recibió lo cual produjo una gran lucha en él. Y dice en el final del libro: "hoy cuando me hablan de Él (de Dios) digo con la diversión sin pena de un viejo enamorado que se encuentra con su vieja enamorada: Hace cincuenta años, sin ese mal entendido, sin esa equivocación, sin el accidente que nos separó podría haber habido algo entre nosotros". Esta es toda una confesión que él realiza. Entonces yo no me asusto de la filosofía, pero sé que la filosofía tiene sus límites, y como soy un hombre de fe creo que por el camino que esta abre es el único sendero que puede darnos la última respuesta a todas las cosas. A veces el mundo llega a momentos de descreimiento, Ortega y Gasset dice hay épocas del "odio a Dios, de gran fuga de lo divino, de la gran montaña que es Dios que llega a desaparecer del horizonte de los hombres, pero luego vienen tiempos donde súbitamente con la gracia intacta de una costa virgen emerge el acantilado de la divinidad. La hora de ahora es de este linaje y tenemos que gritar ¡Dios a la vista!" Dios es quien nos trae las respuestas. Yo admiro a los filósofos por su capacidad de razonamiento pero sé que la respuesta final tiene que venirnos de Dios, y la paz interior no se recibe a partir del camino de la filosofía sino a través de la fe en un Dios real que contesta las preguntas íntimas de nuestro corazón.