F O N E M A S FINALES E N E L C O N S O N A N T I S M O PUERTORRIQUEÑO H a c e unos tres años tuve la suerte de pasar u n año completo en l a isla de P u e r t o R i c o , como profesor visitante de l a Facultad de Estudios Generales de l a U n i v e r s i d a d . Además de dar clases de inglés como i d i o m a extranjero, dirigí u n a serie de programas de televisión y de radio dedicados a l a enseñanza de ese i d i o m a . Se me brindó así u n a excelente o p o r t u n i d a d para observar los dos idiomas y el bilingüismo puertorriqueño. ( C o n anterioridad, había enseñado inglés durante muchos años a alumnos italianos e hispanoamericanos, pero n u n c a había tenido alumnos de Puerto R i c o n i de otras regiones d e l Caribe). E l estudio d e l inglés se i n i c i a en el p r i m e r año de l a escuela p r i maria, de manera que todo estudiante puertorriqueño, al ingresar en l a U n i v e r s i d a d , ha cursado doce años de inglés como i d i o m a extranjero. P o r eso me sorprendí m u c h o l a p r i m e r a vez que u n o de mis alumnos me dirigió l a palabra de este m o d o : [míhtel / ái cto há 3i tai t u ehtódi yéhtelde / so ái gí yú d i h o w o l d i néh tai //]. A pesar de m i b u e n oído, me costó trabajo entenderle. Después de acostumbrarme u n poco a esta mezcla fonética, supe que lo que el a l u m n o había tratado de decirme era: " M i s t e r , I don't have the time to study yesterday, so I give y o u the h o m e w o r k the next t i m e " . Para mí, esto representaba u n a experiencia lingüística totalmente nueva, y comprendí desde u n p r i n c i p i o que tendría que examinar con m u c h o detenimiento u n sistema fonético capaz de p r o d u c i r u n inglés tan líquido. Evidentemente, todo se reducía a u n p r o b l e m a de consonantes finales. E n los círculos lingüísticos se ha hablado siempre del consonantismo débil que caracteriza a l español d e l C a r i b e , pero n u n c a se h a detallado esto de manera que muestre gráficamente las diferencias estructurales exactas, en posición final, entre el consonantis1 [míhtel] (Mister), fórmula de respeto, tanto en el español como en el inglés de Puerto Rico, reservada en u n principio para los llamados "continentales" (norteamericanos del continente, a diferencia de los ciudadanos norteamericanos de la Isla), pero que ahora se ha hecho general. E n el habla de los estudiantes de todos los niveles es casi el único modo de dirigirse al profesor; alterna con [tí£el] (teacher) y corresponde al uso de la palabra maestro en México. 1 NRFH, XV 333 CONSONANTISMO PUERTORRIQUEÑO m o d e l castellano, el del español d e l C a r i b e , el de algunas hablas de las altiplanicies hispanoamericanas (como el español de México, por ejemplo), y, por otro lado, el d e l inglés. F u e menester, en p r i m e r lugar, investigar a fondo el h a b l a puertorriqueña actual para descubrir los cambios que p u d i e r a haber sufrido durante los treinta años que h a n pasado desde el estudio ejemplar que de ella hizo d o n T o m á s N a v a r r o . L o s resultados son éstos: 1) Todavía se oye en P u e r t o R i c o la [§] palatal, que se atrasa para i n d i c a r l a ausencia de u n a -s perdida en l a pronunciación: [p4hta] 'pasta', pero [má] 'más'. Esta palatalización tiene valor fonemático (significante), pues establece u n a distinción entre las formas verbales de l a segunda y tercera persona d e l singular de l a p r i m e r a conjugación [ode $>4] (tú) contra [óde b á ] (usted). 2) L a s vocales tónicas é, ó todavía suelen abrirse más que en la mayoría de las demás hablas hispánicas, especialmente en sílaba l i bre, p o r u n a parte: [p§so], [p§lo], [dgcto], y por otra, para significar l a oposición fonemática de dos palabras que de otro m o d o serían idénticas después de perderse l a s final de u n a de ellas : [pjé] 'pie' [pj§] 'pies', [bé] (usted)— [b§] (tú), [djó] ' d i o ' — [d)g] 'Dios', etc. 3) L a / s i g u e siendo regularmente b i l a b i a l : [<£ásil] 'fácil', [frente], [<¿>lól] 'flor', [ f i g u r a ] , y sólo de vez en cuando es labiodental, en el habla culta. L a aspiración de h procedente de / es aún m u y común: [hwíl] ' h u i r ' , [hüdíl] ' h u n d i r ' , [hasél] 'hacer', [hablál]. T o d a j, por cierto, recibe este m i s m o tratamiento faríngeo y glotal, en vez d e l velar: [káha] 'caja', [óho], [ího]. 4) C u a n d o d o n T o m á s N a v a r r o hizo su estudio, se podían encontrar en P u e r t o R i c o casi todos los tipos de s. L a variante que hoy se oye con muchísima mayor frecuencia que c u a l q u i e r otra es la coronal dentoalveolar plana, o sea el mismo tipo que se encuentra en Santo D o m i n g o , en C o l o m b i a y en todas las A n t i l l a s , en las costas y en los estados norteños de México, en N u e v o México y en gran parte de Andalucía . Esta s se a r t i c u l a con l a corona de l a lengua en u n p u n t o situado entre los alvéolos y los incisivos superiores, 2 3 4 T O M Á S N A V A R R O , El español en Puerto Rico, Río Piedras, 1948. (Las investigaciones del autor en la Isla se remontan a 1927-28). Fenómeno que N A V A R R O llama "desdoblamiento vocálico": véase su artículo "Desdoblamiento de fonemas vocálicos", RFH, 1 (1939), 165-167. U n estudio más amplio de los distintos tipos de s que se dan en el mundo hispánico puede verse en J . H . M A T L U C K , La pronunciación en el español del Valle de México, México, 1951, pp. 72-74. L a s coronal del Norte de México no suele relajarse como la de los otros lugares mencionados. Además de la coronal plana, se halla en Puerto R i c o la s predorso-dentoalveolar convexa (común en l a altiplanicie mexicana y en gran parte de Hispanoamérica), la s ápicodental y la s ápicoalveolar cóncava (como la de Córdoba [España], semejante a la castellana, pero menos apical, menos cóncava y menos grave, y sin el matiz palatal que a veces tiene la castellana). 2 3 4 334 JOSEPH H. MATLUCK N R F H , X V pero es más b i e n alveolar. L a p u n t a de la lengua se apoya entre los incisivos superiores y los inferiores. P o r eso adquiere a m e n u d o u n timbre dento-interdental, cosa que ha hecho suponer a algunos i n vestigadores que en P u e r t o R i c o existe el ceceo . L a única s puertorriqueña que no desaparece n i se aspira es l a i n i c i a l (de palabra o de sílaba): pasa, peso, seso, siete, etc. E n final de sílaba se aspira: cuehte lo que cuehte, pehcal 'pescar', pehtaña, rehpeto, etc. E n posición final absoluta (ante pausa) se e l i m i n a por completo, al i g u a l que toda otra consonante con excepción de / l / y / n / : [dp] 'dos', [trg] 'tres', [djp] 'Dios', [hamá] 'jamás', [bjélne] 'viernes'. L a s, en esta posición, sólo recobra su aspiración en fonética sintáctica cuando n o sigue u n a pausa (es aún final de palabra, pero ya no final absoluta): [dóh^i dg] 'dos y dos', [tréh^Ji trg], 5 [ d j ó h j é grade] 'Dios es grande', [lohjótroj 'los otros', b í h t o ] 'jamás he visto', [bjélneh e </>jéhta] 'viernes es [hamáh^e fiesta'. 5) L a igualación de / y r en u n solo fonema / l / es fenómeno cada vez más arraigado. N a v a r r o (op. cit., p. 80) hizo notar la tendencia de los habitantes de l a parte occidental de l a Isla —y en especial, la región d e l Sudoeste, alrededor de Mayagüez— a igualarlas en u n fonema /r/: farda 'falda', sarto, arguno, y afirmó que l a tendencia opuesta p r e d o m i n a b a en el O r i e n t e y sobre todo en el Noroeste: puelta 'puerta', cuelpo, talde. Y o pude observar u n a fuerte propagación del fonema / l / , a u n en el Oeste y el Sudoeste, donde ahora es casi general: [la lú bélde] 'la luz verde', [la kálne] 'la carne', [háse m u c o kalól bel-lá f] 'hace m u c h o calor, ¿verdad?'; R u b é n del Rosario, lingüista puertorriqueño, afirma lo m i s m o en u n artículo escrito en 1946 . 6) L a rr múltiple ¡fj se encuentra todavía en sus tres realizaciones fonéticas: vibrante alveolar, fricativa velar, y m i x t a ; de ellas, l a más común es, con notable diferencia, la fricativa velar sorda [x]: [péxa] 'perra', [cáxo] 'carro', [^exokaxíl] 'ferrocarril'. Para q u i e n visite l a Isla, éste es el más desconcertante de todos los fenómenos lingüísticos puertorriqueños. A l oír [ehtá xóto], a l g u i e n que haya estado en México puede pensar que se habla de u n joto ('marica, homosexual'), cuando en realidad se dice que algo está roto; [xamó6 N A V A R R O , op. cit., p. 69, sugiere que es otra impresión de ceceo. T i e n e razón, pero será bueno pueden oírse en el habla de una misma persona, y ceceante sólo si el punto de contacto (ya con la adelanta y se hace más dental que alveolar. 5 s, ápicodental, la que da la aclarar 1) que estas dos eses 2) que suele tener el timbre corona, ya con el ápice) se R U B É N D E L R O S A R I O , La lengua de Puerto Rico, 2^ ed. revisada, San Juan, 1956, p. 7: " . . . e l debilitamiento de la r terminal, que se llega a pronunciar en todas partes de la Isla como l o con u n sonido intermedio de timbre indeciso: puelta, vendel...; las formas con l se oyen en boca de algunos locutores, conferenciantes y maestros". 6 NRFH, XV CONSONANTISMO PUERTORRIQUEÑO 335 sito] nos hace pensar en u n a rebanada de jamón, pero resulta que se trata de u n c h i q u i l l o l l a m a d o Ramón. Esta p r o x i m i d a d de jota y erre ("la hota y l a eje") siguió siendo causa de confusión para mí durante todo el año que pasé en P u e r t o R i c o : [éhjirj^áho] quiere decir 'es u n ajo', mientras que [ é h j i r j háxo] significa 'es u n jarro'. E l p l a t i l l o nacional de P u e r t o R i c o no está hecho de frijoles con ajo, sino, claro está, de frijoles con arroz: [ a x ó j habicwéla] 'arroz y habichuelas'. Y [la lú xóha] es 'la l u z r o j a ' . y) E n cuanto al sonido palatal /c/, el m o d o de articulación puertorriqueño resulta algo distinto d e l de otros dialectos: es más b i e n adherente que africado, y en él tiene más relieve el elemento oclusivo que el fricativo: leche, noche, cuchara, etc. 8) L a n velar [rj] es absoluta y positivamente l a única variante alofónica en posición final absoluta (ante pausa): [kalbórj] 'carbón', [xasórj] 'razón', [párj], [hóberj], [caketórj]. N o se oye otra variante alguna, cualquiera que sea el n i v e l económico, social o»cultural de los hablantes. Los puertorriqueños son incapaces, en su gran mayoría, de p e r c i b i r esta variante, n i en su p r o p i a habla n i en la de sus compatriotas, y por eso muchos de ellos niegan rotundamente que p r o n u n c i e n la n de esa manera. N a v a r r o , poco i n c l i n a d o a hacer afirmaciones categóricas a n o ser que esté completamente seguro de su tesis, dice de este fenómeno: " L a n velar, que en otros países compite con la alveolar en posición final de grupo, ha ganado en P u e r t o R i c o el d o m i n i o de toda l a Isla. Las personas examinadas d i j e r o n uniformemente l a n velar en las palabras experimentales. . . L a n velar se manifiesta en las personas instruidas con l a misma reg u l a r i d a d que entre los campesinos iletrados" (op. cit., p. 101). E n efecto, tan arraigado y constante es este uso, que l a calidad velar de l a nasal sirve para señalar el contraste significativo entre el enlace, p o r u n a parte, y l a transición abierta (plus juncture) por otra: /úrj obíyo/>—/ú nobíyo/ ' u n o v i l l o ' , ' u n novillo',/erj á g w a / ^ /enágwa/ 'en agua', 'enagua', /en ó h o / ^ /enóho/ 'en ojo', 'enojo'. 7 E l origen del fenómeno (la rr velar) sigue siendo oscuro. Puerto R i c o es el único lugar de habla española en que se da como hábito lingüístico de índole colectiva. ¿Se deberá a influencia del sustrato? Los indios arahuacos que habitaban la Isla a la llegada de los españoles (y que desaparecieron muy pronto) hablaban taino, idioma hablado también en Santo Domingo y en Cuba. Esta lengua, que sin duda debió desaparecer de Puerto R i c o entre los siglos x v m y x i x , ha dejado sus huellas en nombres de ríos, plantas, frutas, animales, etc. A h o r a bien, en el sistema fonemático del taino había una vibrante simple (en palabras como ture, guaraguao, múcaro, etc.), pero no existía ninguna vibrante múltiple. Por eso, como hipótesis provisional, a falta de informes más completos, se supone que el sonido fricativo velar sordo [x] que se oye en Puerto R i c o puede ser el resultado de la acomodación de la rr castellana al fonetismo nativo, bajo alguna influencia especial del sistema fonético boricua. (Cf. N A V A R R O , op. cit., pp. 94-95). 7 33$ JOSEPH H . MATLUCK N R F H , X V 9) N a v a r r o no advirtió nada que le hiciera pensar que las vocales nasalizadas ofrecieran, en el habla puertorriqueña, u n desarrollo más avanzado que en otros dialectos. Puede que sea fenómeno de reciente evolución, pero, según mis observaciones, l a consonante nasal en posición final de sílaba desaparece m u y a menudo, dejando nasalizada la vocal anterior: [kosegíl] 'conseguir', [étose] 'entonces'. E l inglés americano posee, en posición final de palabra, 21 fonemas consonanticos: sup, sub, let, led, luck, lug, rich, ridge, half, have, cloth, clothe, his, hiss, fish, rouge, tell, hair, sum, sun, sung , cada u n o de los cuales desempeña u n a función distintiva. E l castellano, en cambio, tiene sólo 6 fonemas consonanticos finales, c o n u n total de 7 variantes alofónicas de i m p o r t a n c i a . E l habla de l a altip l a n i c i e de México —para referirme a otra zona hispanoamericana q u e conozco m u y de cerca— tiene 5 fonemas consonanticos, c o n u n total de 5 variantes alofónicas. Pues b i e n , el habla de P u e r t o R i c o posee sólo 2 fonemas consonanticos en posición final, con u n total de 3 variantes alofónicas, u n a de las cuales es el cero fonético, con lo q u e n o restan sino 2 sonidos consonanticos finales: lateral [1] y velar [rj]. A este número tan exiguo de consonantes finales podemos añadir, en casos de fonética sintáctica, el sonido glotal [h] ante pal a b r a q u e empieza con vocal: [loh otro] l o s otros' . Veámoslo más claramente en u n cuadro comparativo: 8 9 10 Fonemas finales de palabra y sus variantes alofónicas castellano fonemas variantes lai hi lei 1*1 IV /W 6 [d]o[-] [*] [«] w [1] M 0 7 fa] mexicano fonemas variantes ¡a¡ 1*1 1*1 M N [-] [1] l-l l-l l-l IV IV 5 2 2 ra M M (W 5 puertorriqueño fonemas variantes [-] H [i] [i] fa]_ D e l total de 24 fonemas consonanticos del inglés, / h / no ocurre nunca en posición final; /y/ y /w/ sí se dan en esa posición, pero con valor más bien vocálico. Juzgo inútil y contraproducente incluir aquí variantes como la [d] oclusiva (que aparece en esta posición con poquísima frecuencia), las muchas variantes de /r/ en posición final de grupo, o las pocas de /!/. Tampoco incluyo [z] y [z] sonoras (las mejores, haz dos) que, por aparecer en esta posición únicamente ante palabra que comienza con consonante sonora (en fonética sintáctica), pertenecen más bien a la categoría de final de sílaba, de que trataré en seguida. Tampoco considero como variante digrta de atención la velar [x], que aparece en posición final en una sola palabra de uso común: reloj. Esta s final seguida de una palabra que empieza con vocal se encuentra, 8 9 1 0 NRFH, X V CONSONANTISMO 337 PUERTORRIQUEÑO Ejemplos castellano: [beittáct], [sed] (o [berdá], [sé]) mexicano: [berdád], [sed] puertorriqueño: [bel-lá], [sé] já¡ castellano: [xamás], [bjérnes]; /s/ *[losjStros] 11 mexicano: [xamás], [bjérnes]; [losj6tros] # puertorriqueño: [hamá], [bjélne]; *[lohjótro] castellano: [krú0], [lú6]; *[á0 álgo] mexicano: [krús], [lús]; [ás álgo] puertorriqueño: [ k ] , [lú]; *[áhjilgo] w ¡Oj # w ru /r/ castellano: [kalór], [mexór], [fobár] mexicano: [kalór], [mexór], [fobár] puertorriqueño: [kalól], [mehól], [xobál] /!/ castellano: [sal], [papel] mexicano: [sal], [papel] puertorriqueño: [sal], [papel] ffxardín], [faflón]; *1[xardírj], [faflórj]; mexicano: [ ¡l n x a r d # # [engaito] [erjjüto] ^ ] , [fasón]; * [enjuto] puertorriqueño: [haldírj], [xasórj]; # [erjjüto] E n posición final de silaba, e l inglés posee 21 fonemas; e l m e x i cano, 7 fonemas y unas 13 variantes alofónicas principales; e l castellano, i g u a l número de fonemas pero c o n 2 variantes más: [<9], [z] ; 1 2 en realidad, en posición intervocálica (loh otro); pero es distinta de l a s intervocálica interior, posición en l a que l a s mantiene su punto de articulación dentoalveolar: [hasél] 'hacer', [peso] 'peso'. E l contraste /h/:/s/ hace posible la distinción entre expresiones como haz habas y asabas: [ah afta],—[asaba], las aves y la sabes: [lah^ábe]^[la sabe], las obras y las sobras: [lahj>bra]— [la sobra]. E n otras hablas (en la de México, por ejemplo) no se pueden hacer estas distinciones, excepto, en algunas parejas, por u n a ligera diferencia de intensidad: [as abas] con acento secundario sobre [as], frente a [asabas]. Los ejemplos precedidos de asterisco son de fonética sintáctica. L a posición final de sílaba es la más rica en variantes alofónicas en el castellano y en el mexicano, y aumentaría el total de variantes a unas 20 en cada una de esas hablas. Las que incluyo entre las "principales" son las de gran frecuencia y las que, además, ofrecen diferencias acústicas bastante pronunciadas. Por ejemplo, entre las oclusivas y las fricativas, las sordas frente a las sonoras; entre las nasales, los puntos de articulación bastante apartados uno del otro: bilabial, alveolar, velar. — Entre las muchas variantes que se encuentran en estas hablas y. que no incluyo en dicha categoría, están las sibilantes dentales [§], 1 1 1 2 338 JOSEPH H . MATLUCK N R F H , X V el puertorriqueño, en cambio, 3 fonemas con sólo 3 variantes de importancia: [h], [1] y la vocal nasalizada que representaré por [A] (esta última no tiene valor de consonante). Fonemas finales de sílaba y sus variantes castellano y mexicano variantes fonemas /W /d/ Isl N 1*1 /!/ H fonemas ÍH [p] m> M fe], W W. M (y M . [?]) W [i] [m], [n], [g] alofónicas 12. puertorriqueño variantes 1-1 1-1 1-1 1*1 /V IV [-] H H [h] [i] [i] [Á] Ejemplos /b/ castellano y mexicano: [adaptar], [observar] puertorriqueño: [adattai], [oselbál] /d/ castellano y mexicano: [atleta], [admirar] puertorriqueño: [al-léta], [ammirai] Isl castellano y mexicano: [magnífiko], [perfékto] puertorriqueño: [mannífiko], [pelfétto] castellano: [pasta], [dézcte], [biflkóeo], [xuzgár] mexicano: [pasta], [dézcte], [biskóco], [xuzgár] puertorriqueño: [páhta], [déhde], [bihkóco], [huhgál] 14 N [3]; las laterales, palatal [1] y dental [}] (las únicas de todo este grupo de variantes secundarias que se dan en el español puertorriqueño); las interdentales, lateral [1] y nasal [n] (estas dos, únicamente en el castellano); las nasales, dental [r¿] y labiodental [m]; y las numerosas variantes de la r: en el castellano la fricativa sonora [j], y en el mexicano esta misma y además la fricativa sorda [i] y la vibrante sorda [r]. Explicaciones acerca de este cuadro: 1) en castellano y en mexicano, las dos variantes más comunes de cada uno de los fonemas /b/, / d / , /g/ en final de sílaba son las implosivas, sonora y sorda; no empleo símbolos especiales para no complicar aún más el trabajo de la imprenta; 2) en el puertorriqueño, la realización fonética de las letras b, p, d, t, c, g en final de sílaba es, o el cero fonético, o la asimilación completa a la consonante siguiente (véanse los ejemplos, a continuación del cuadro); 3) podría añadirse otro fonema fricativo en final de sílaba (además de /s/): el labiodental /f/; pero su frecuencia es mínima (aftosa, oftalm-); en Puerto Rico es bilabial, y se reduce casi a una aspiración; 4) las variantes [$], [z] se dan, claro está, sólo en castellano; 5) en el puertorriqueño, la n final de sílaba suele desaparecer, dejando nasalizada la vocal que la precede. T a l vez habría que añadir al castellano el fonema ¡Q¡ en final de sílaba, con sus dos realizaciones fonéticas, [$] y [z]; pero como en esa posición nunca aparece dicho fonema en oposición a /s/, he incluido sus dos variantes alofónicas en el grupo de [s], [z], todas bajo el fonema /s/. 1 3 1 4 NRFH, X V CONSONANTISMO PUERTORRIQUEÑO . . ' ' castellano y mexicano: [kwérpo], [arma] puertorriqueño: [kwélpo], [alma] . ' ' castellano y mexicano: [salto], [alma] puertorriqueño: [salto], [alma] . . ' castellano y mexicano: [embjár], [konsegír], [árjxel] puertorriqueño: [ébjál], [kosegíl], [áhel] n ' 339 Este repertorio tan l i m i t a d o de consonantes finales en el habla puertorriqueña no deja de tener m u y serias repercusiones. Siendo tan grande, fonemática y fonéticamente, l a diferencia cuantitativa entre el puertorriqueño y el castellano —que, quiérase o no, sigue sirviendo de u n a especie de n o r m a para el h a b l a c u l t a d e l m u n d o hispánico (o, cuando menos, como n o r m a de comparación)—, es evidente que, desde el p u n t o de vista de su producción lingüística, el puertorriqueño tropezará con muchas dificultades para c o m u n i c a r sus ideas a los hablantes de otros países hispánicos, fuera de su zona lingüística i n m e d i a t a . A s i m i s m o , l a inteligibilidad d e l español hablado p o r otros hispanohablantes plantea serios problemas a los puertorriqueños, para los cuales —y especialmente para los de escasa c u l t u r a — l a intercalación de toda esta variedad de sonidos y fonemas en contornos fonéticos en que ellos suelen oír o el cero fonético o dos o tres sonidos m u y distintos de aquéllos, representa u n obstáculo casi infranqueable para su comprensión . 15 16 Ningún i n f o r m e sobre el español puertorriqueño sería completo si no aludiese al p r o b l e m a de los anglicismos. M u c h o s consideran el i d i o m a inglés, no sólo como fuente de corrupción lingüística, sino incluso como u n a amenaza a l a c u l t u r a nacional y a l a independencia c u l t u r a l (para no hablar de l a independencia política y económica). Es i n d u d a b l e que la influencia norteamericana ha sido tremenda; se h a n i m p o r t a d o nuevas normas culturales que h a n i n vadido los terrenos de l a organización social, de l a j u r i s p r u d e n c i a y N o quiero decir que sea imposible la comunicación entre esas personas; claro que se entenderán unas a otras; me refiero al grado de inteligibilidad y a la facilidad o dificultad de lograr su grado máximo. ^ U n ejemplo. Durante el año que pasé en Puerto Rico, no hubo casi un solo día en que dejara de saborear los pastelillos a que tan aficionados son los isleños. Cada vez que los pedía pronunciando las [s] y las [r] (dos pastelillos de carne), los dependientes tenían que hacer u n gran esfuerzo para entenderme; en cambio, cuando los pedía a su manera ([dó pahtelíyo de kálne]) me los servían inmediatamente. L o mismo sucedía con dos barquillas de vainilla: [dó balkíya de t>a|níya] (el cono para helado, barquillo en otras partes, es barquilla en Puerto Rico). Es decir, la insólita pronunciación sibilante de una sola s, en vez de la aspiración [h] o del cero fonético [—] habitual, o, en otros casos, la articulación de una sola vibrante [r] en lugar de la esperada lateral [1], puede bastar para confundir a muchos puertorriqueños hasta el grado de que resulta casi imposible hacerse entender de ellos. 1 5 JOSEPH 340 H. MATLUCK N R F H , X V de l a política, y que h a n llegado a penetrar hasta en l a i n t i m i d a d de la v i d a f a m i l i a r . E l profesor R u b é n del Rosario, p r i n c i p a l portavoz del grupo de quienes sostienen que el habla de P u e r t o R i c o no muestra u n a anglicanización mayor que l a de otros muchos países influidos por el desarrollo económico angloamericano, critica al g r u p o de " p u r i s tas" p o r su "preocupación casticista españolizante", que les hace considerar como indeseable toda innovación lingüística, y como i n correcto todo cuanto no se halle registrado en el D i c c i o n a r i o de l a R e a l A c a d e m i a Española; también rechaza l a falsa correspondencia que establecen los "puristas" entre tendencias políticas y actitudes lingüísticas, o sea l a idea de que los "estadistas" son tenaces paladines de l a enseñanza d e l inglés y que los "independentistas" son los únicos defensores de l a "pureza y castellanidad" del i d i o m a ; recuerda, por último, que no es nada raro que u n a lengua acepte formas extranjeras, ya que esto sucede en todos los idiomas: señala el hecho de que el español tiene más de 4,000 giros árabes y varios miles de galicismos, italianismos, helenismos y germanismos, y de que, p o r otra parte, el inglés se ha enriquecido hasta el punto de que más d e l 5 0 % de su léxico procede d e l francés, d e l latín y de otras lenguas . N a v a r r o replica a estas consideraciones tranquilizadoras d e l profesor R o s a r i o con respecto a l a gravedad de l a i n f l u e n c i a norteamericana sobre el i d i o m a y l a v i d a de l a Isla, a d v i r t i e n d o que el enriquecimiento d e l español y del inglés no se llevó a cabo en u n ambiente parecido al que prevalece actualmente en Puerto R i c o : "Castilla, donde las palabras árabes f u e r o n asimiladas sin detrimento del castellano, era u n estado independiente. Inglaterra se encontraba en ese m i s m o caso desde el siglo x n . . . , y en la parte de España en que persistió l a dominación m u s u l m a n a , los españoles, después de la n a t u r a l resistencia, o l v i d a r o n su p r o p i a lengua y hablaron la de los d o m i n a d o r e s " (op. ext., p. 222). E n cuanto a l bilingüismo, N a v a r r o cree que es imposible pretender que l a gente de u n a cultura definida y elaborada hable con i g u a l perfección dos lenguas distintas . Considera que es preciso tratar de evitar las mezclas e intercambios que en tal situación suelen producirse: " L a convivencia de idiomas equivalentes, ventajosa bajo determinados aspectos, es constante amenaza de confusión en el sentimiento lingüístico del 17 18 Véase Rosario el autor había primero en 1 7 Problemas la p. 9 de la reproducción de una conferencia dada por el profesor 15 de noviembre de 1957 en la Universidad de Puerto Rico. E l expuesto anteriormente estas ideas en dos ensayos que aparecieron la prensa de San Juan y después en el libro de I. R O D R Í G U E Z B o u , de lectura y lengua en Puerto Rico, Río Piedras, 1948. Afirmación con la que no podemos estar de acuerdo, en vista de los adelantos logrados durante los últimos años en el campo de la enseñanza de idiomas extranjeros. 1 8 NRFH, X V CONSONANTISMO PUERTORRIQUEÑO 341 i n d i v i d u o y de la c o m u n i d a d " (ibid., p p . 224-225). Finalmente —recuerda N a v a r r o (p. 225)—, repetidos estudios confirman l a impresión de que l a calidad del español hablado por los jóvenes puertorriqueños es notablemente i n f e r i o r a l a de l a generación precedente. Más de treinta años después, al comparar el habla de los jóvenes de hoy con la de las dos generaciones anteriores, se aprecia u n notable descenso de n i v e l , en el cual l a distancia más grande es l a que separa a la generación actual de l a inmediatamente anterior. Estoy de acuerdo, en términos generales, con N a v a r r o y los " i n d e p e n d e n tistas". Pero al fin y al cabo, según algunos de los colegas que tuve en R í o Piedras, yo soy u n " p u r i s t a " —y parece que en Puerto R i c o esta palabra ha perdido todas sus acepciones, menos la despectiva. M u c h o me temo, sin embargo, que m i respuesta a lo d i c h o por R u b é n d e l Rosario se base sobre todo en la observación y l a exper i e n c i a personales. N o tengo a la mano estadísticas que me p e r m i t a n justificar u n a tesis, pero creo que ciertas comparaciones entre Méx i c o y P u e r t o R i c o serían m u y reveladoras. L a presión económica de los Estados U n i d o s que soporta México es tan fuerte como la que sufre P u e r t o R i c o . S i n embargo, cuando u n o viaja de México a P u e r t o R i c o no puede menos de comprobar, desde el p r i m e r momento, que l a influencia del inglés sobre el español es aquí muchísimo más marcada. E n las calles de San J u a n , sería difícil encontrar a a l g u i e n capaz de terminar u n a frase exclusivamente en español. Y lo más inquietante es que también padecen de este achaque muchos profesores universitarios. E x i s t e n algunas diferencias de bastante i m p o r t a n c i a entre México y P u e r t o R i c o por l o que toca a los anglicismos —sin contar con que en P u e r t o R i c o éstos son más frecuentes y más generales: 1) Desde el p u n t o de vista d e l léxico, los mexicanos suelen hispanizar sus adaptaciones; los puertorriqueños, en cambio, traspasan a su lengua las voces tal como las encuentran en inglés; pero precisamente por l a d e b i l i d a d d e l consonantismo isleño, esas palabras q u e d a n casi irreconocibles, tanto para los angloparlantes como para los hispanohablantes que no pertenecen a la zona del C a r i b e . 2) E n cuanto a la sintaxis, el español de Puerto R i c o se va transf o r m a n d o de día en día, mientras que l a sintaxis mexicana, fuera de u n a que otra corrupción, h a quedado básicamente incólume. 3 ) A u n q u e la economía m e x i c a n a depende en gran parte de los Estados U n i d o s , México es u n estado independiente, l o ha sido d u rante m u c h o tiempo, y a m e n u d o , a l o largo de su historia, ha luchad o para seguir siéndolo. N o es éste, desgraciadamente, el caso de Puerto Rico. 4) E n México, las esferas intelectuales fijan normas de lenguaje culto, l o c u a l permite que se desarrolle u n a conciencia lingüística entre los estudiantes de las escuelas y universidades. Y o tengo la 342 NRFH, XV JOSEPH H . MATLUCK impresión de que en P u e r t o R i c o hay pocas normas de esta índole, y de que n i siquiera se reconoce l a necesidad de su existencia; a causa de ello —me duele decirlo—, n o hay conciencia lingüística de n i n g u n a especie en las escuelas. 5) E n México hay u n núcleo bastante numeroso de l a población i n s t r u i d a que l u c h a constantemente contra l a adopción de anglicismos. E n P u e r t o R i c o , ya no hay casi nadie que siga combatiendo. A l g u n o s de los lingüistas puertorriqueños —tal es, por l o menos, m i impresión— h a n sido como falsos profetas, que h a n llegado a convencer a sus compatriotas de que es "progresista" absorber cuantos anglicismos se ofrezcan, y que es decadente y estúpido el tratar siq u i e r a de combatirlos. H u e l g a decir que l a batalla contra l a adopción de formas extranjeras es u n a batalla que no se gana nunca, y que nadie espera ganar. L o s cambios lingüísticos ocurrirán, quiérase o no, siempre que existan presiones económicas y sociales que los favorezcan. Las Academias de la L e n g u a y los puristas sirven a manera de freno que suele entorpecer el proceso de absorción a l a vez que c o m u n i c a n a l a población u n a fuerte conciencia lingüística, ayudando de este m o d o a conservar l a i n t e g r i d a d d e l i d i o m a . Creo, con toda sinceridad y c o n todo el cariño que siento por l a isla de P u e r t o R i c o y p o r mis amigos y colegas puertorriqueños, que éste es el p r i n c i p a l p r o b l e m a lingüístico actual de l a Isla, y el que las personas cultas y conscientes deben tratar de resolver si n o q u i e r e n acabar hablando u n patois empobrecido e híbrido. H e observado, como muchas otras personas, que los puertorriqueños que mejor hablan el español suelen ser los mismos que mejor h a b l a n el inglés. Esto, para c u a l q u i e r país b i l i n güe, es razonable y lógico. Si a l a población se le da u n a conciencia firme y u n a orientación sana en cuanto a los procesos lingüísticos de su lengua nativa, es seguro que mejorará a l a vez su d o m i n i o sobre e l otro i d i o m a . JOSEPH H . T h e University of Texas. MATLUCK