Cuando tuve el honor de recibir de boca del Presidente de la SIF, nuestro querido compañero Fernando Romero, la honrosa invitación de escribir una “carta del décimo aniversario” de nuestra Sociedad, un perverso lance del destino hizo escuchar a mi mente –que no a mis oídos- el término “vigésimo”. El reto estaba ahí y… sencillamente opté por aceptarlo. Releyendo las “cartas” precedentes advertí que los orígenes y primeros pasos de la SIF estaban suficientemente cubiertos y que estos primeros diez años de existencia, y actividad, certificaban un nivel importante de consolidación para la Sociedad de Ingeniería de Fabricación. Seguro que ello, en sí mismo, justifica la existencia y utilidad de la SIF, pero “los tiempos que corren” y la excepcional época de cambios, actual y futura, obligan a las organizaciones a re-inventarse casi permanentemente, debiendo modificar para ello las “fortalezas” del futuro. A modo de ejemplo, o aún mejor de reflexión, indicar que el elemento identitario más nítido y patente que ha motivado el surgimiento y los primeros pasos de la SIF ha sido el Área de Conocimiento de Ingeniería de los Procesos de Fabricación, siendo bien sabido que las “áreas de conocimiento” se encuentran actualmente en “horas bajas”, de tal manera que seguro que no son percibidas con la misma intensidad por los socios más jóvenes, frente a cómo las experimentábamos en los años del cambio del siglo XX al XXI. Debemos pues re-inventar nuestra “misión” para poder afrontar el futuro con mejores circunstancias. Pero no es en un “tiempo futuro” donde quiero armar estas líneas, sino en el particular “tiempo pasado virtual” que ha generado mi lapsus inicial de entender “vigésimo” en lugar de “décimo”. Y efectivamente, desde la atalaya del supuesto “vigésimo” aniversario de la SIF, aprecio que ésta ha discurrido de una manera muy interesante y eficiente a lo largo de su segunda década de existencia. Sus sucesivas Juntas Directivas, de la mano de sus respectivos Presidentes, han encarado con visión y firmeza el quehacer de la SIF desde las dos acciones político-estratégicas, para mi modo de ver, esenciales: la elaboración del “Diccionario Tecnológico de Ingeniería de Fabricación” y el establecimiento de la “Planificación Estratégica de la SIF”. La primera de estas acciones puede parecer fútil, pero ¿no sería del todo deseable que las diversas materias docentes y las memorias de los concursos empezaran con un “según la SIF, ingeniería de fabricación es…”? Además ello podría ayudar a la hora de perfilar la misión y los objetivos de los sucesivos planes estratégicos. Otro de los aciertos, que para mí ha tenido la SIF a lo largo de sus “segundos” diez años de vida, es su intento de estudiar y respetar el pasado tecnológico de la fabricación, principalmente en nuestros ámbitos más próximos. Aquellas tímidas iniciativas que surgieron a partir de la constitución del Grupo de Trabajo PATRIF, a finales de 2012, han llegado a producir un conjunto de repositorios de diversa índole (fotográfico, artículos, trabajos académicos, …) que están resultando ser unos interesantes y concurridos referentes no sólo para los socios, sino para toda persona interesada en el pasado tecnológico de la fabricación. Ello, unido a los archivos sonoros y de vídeos, completa un apreciable bagaje ofrecido “en abierto” a todo tipo de comunidades y ciudadanos, contribuyendo en buena medida a la alta visibilidad conseguida por la SIF, tal como atestiguan su elevado número de accesos. Una cuarta línea de interés es la tipificación, publicación y divulgación de los contenidos y competencias inscribibles en la Ingeniería de Fabricación. Este “cuerpo de conocimiento” ha permitido avanzar en la certificación de profesionales y de titulaciones, de tal manera que los certificados de “conocimiento”, de “competencia” y de “concordancia de titulación” emitidos por la SIF están generalizándose día a día y adquiriendo un reconocimiento creciente en los ámbitos académico e industrial. Finalmente, quisiera resaltar la importancia que, desde los inicios de la SIF, ha tenido el Congreso MESIC como eje vertebrador de nuestra Sociedad y de sus miembros. Opino que además de su importante pervivencia a lo largo del tiempo y de su calidad contrastada, debe ser destacada su decisiva y constante evolución, tanto en su formato y como en su estructura, adaptándose a las nuevas realidades sociales y tecnológicas. Entre los aciertos que se han ido incorporando se citan los debates monotemáticos a través de foros telemáticos, la publicación anticipada restringida on-line de sus trabajos y, sobre todo, la publicación posterior de trabajos seleccionados y/o “evolucionados” en la nueva Revista Digital de Ingeniería de Fabricación (RDIG), que recientemente ha sido incluida en prestigiosos portales de información científico-tecnológicos, con exigentes requisitos e indicadores de impacto y excelencia. Con ello, cabe resumir los logros de la segunda década de existencia de la Sociedad de Ingeniería de Fabricación en estos cinco ejes esenciales de actividad: Diccionario tecnológico; planificación estratégica; desarrollos y estudios histórico-patrimoniales; creación de un “cuerpo de conocimiento” en Ingeniería de Fabricación y las consiguientes actividades certificadoras; y el Congreso MESIC y Revista Digital de Ingeniería de Fabricación. Éstos, unidos a los ya conseguidos en sus primeros diez años de vida y a la importante renovación generacional experimentada, son, a mi juicio, los mejores activos que atesora la SIF y la base principal de esperanza en su futuro. Aprovecho estas líneas para agradecer su esfuerzo a todas las personas que, de una u otra manera, han aportado y aportarán su “granito de arena” a este empeño colectivo a lo largo de los diez años ya transcurridos y de la próxima década aquí fabulada. Toledo y Madrid, a tres de diciembre de 2014 Miguel Ángel Sebastián Pérez Socio de la SIF