La Eucaristía, una propuesta para la Nueva Evange

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Pbro. Emilio Betancur Múnera
La Eucaristía
“UNA PROPUESTA PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN”
© Pbro. Emilio Betancur Múnera
Primera edición: Mayo de 2012
Diseño Caratula y Diagramación
Jorge I. Correa - DCG
Carátula
Última Cena
“Libro d’Ore” di Bona Sforza (ca. 1490)
British Library. Londres, Inglaterra.
Impresión
Industria Gráfica Litoservicios S.A.S.
Medellín, Colombia
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro, por cualquier proceso reprográfico
o fónico, especialmente por fotocopia, microfilme, offset o mimeógrafo. (Ley 23 de 1982)
ÍNDICE
Presentación .........................................................................................
Introducción .........................................................................................
Pablo: Cruz y culturas ........................................................................
Cruz y Resurrección ............................................................................
Convencido por experiencia ..............................................................
La Cruz revela el Imperio ..................................................................
Estar crucificado con Cristo (Gal 2, 15-21) .......................................
Muerto al pecado y viviente para Dios en Cristo (Rm 6, 4-11) .....
Pablo aceptó el trasplante ..................................................................
Bautismo y culto ..................................................................................
Conversión: nuevo énfasis .................................................................
Vida en Cristo y comunidad ..............................................................
La cena del Señor .................................................................................
“Esto es mi cuerpo que se entrega…” ..............................................
La Eucaristía asume los conflictos ....................................................
La muerte del pan y el vino ...............................................................
Una comida compartida .....................................................................
La comida es una fiesta .......................................................................
Nos reunimos para ser enviados .......................................................
Pablo, de la Eucaristía a la solidaridad (2Cor 8, 1-24; 9, 1-15) .......
Bibliografía ...........................................................................................
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PRESENTACION
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uando se trata de relacionar la Eucaristía y la Nueva Evangelización, no se pueden olvidar dos dimensiones inherentes a esta tarea: el cambio de vida y la esperanza escatológica.
El Papa Juan Pablo II, en su encíclica Ecclesia de Eucharistia, dice
que “Anunciar la muerte del Señor «hasta que venga» (1 Co 11,
26), comporta para los que participan en la Eucaristía el compromiso de transformar su vida, para que toda ella llegue a ser en
cierto modo «eucarística». Precisamente este fruto de transfiguración de la existencia y el compromiso de transformar el mundo
según el Evangelio, hacen resplandecer la tensión escatológica
de la celebración eucarística y de toda la vida cristiana: «¡Ven,
Señor Jesús!» (Ap. 22, 20)” (n.20).
En este sentido, el anuncio de la Buena Nueva, tal como lo hizo
el apóstol Pablo, propone necesariamente hacer de la vida una
vida eucarística, al ejemplo de Cristo, esto es, en permanente entrega de amor y a la vez, caminando hacia los cielos nuevos y la
tierra nueva, porque, como bien lo dice el Señor, “estamos en el
mundo”, pero “no somos del mundo” (cfr. Jn. 17,16.18). Todo
esto permite entender por qué la Eucaristía es la mejor propuesLA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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ta para la Nueva Evangelización, pues de ella surge la vida de
la gracia y es fuente de salvación para todos los que crean y se
alimenten de ella.
De la mano del apóstol Pablo, el P. Emilio Betancur Múnera invita a hacer el camino de la Eucaristía, como camino de apostolado litúrgico y evangelizador. Este es un camino que comienza
desde el bautismo, se nutre con la Palabra y el pan de vida, y se
hace concreto en la vivencia diaria de la caridad solidaria.
Que la Eucaristía sea realmente estímulo para asumir el compromiso de hacer visible en los tiempos actuales todo el amor
de Dios, revelado en Cristo, para que nuestras vidas se transformen, y así todos tengamos de verdad, razones para vivir y para
esperar.
Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez
Rector UPB
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
INTRODUCCIÓN
E
l texto “La Eucaristía, una propuesta para la Nueva Evangelización”, es una reflexión enmarcada en los cincuenta años
del Concilio Vaticano II, el evento Eclesial que significó y sigue
siendo la mayor apertura a la cultura, el más serio diálogo con la
misma y el inicio de uno de los momentos de mayor renovación
de la Iglesia.
Dicho ideal de renovación se llama hoy: Nueva Evangelización
que ha sido inspirada particularmente por el Papa Juan Pablo
II; “Aparecida” Benedicto XVI, con su propuesta de la “Misión
Continental”. El próximo Sínodo sobre la Nueva Evangelización
busca, entre otros objetivos, afianzar el reto de engendrar de nuevo la Fe.
Una de las novedades de la Nueva Evangelización está en el
hecho de ser propuesta para la nueva Hermenéutica Cultural.
La Iglesia tiene la posibilidad y responsabilidad de ofrecer a la
Cultura actual su Kerigma original (Hermenéutica) como lo ha
hecho con otras culturas y en otros momentos cuando ha sabido
encarnar la Palabra, iniciar o reanimar la Fe.
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La experiencia mística de Pablo en su encuentro con el Crucificado-Resucitado le exigió releer la primera Alianza, su propia
vida, la cultura del mesías político de los judíos, de los dioses
griegos “Atenas” y del Imperio Romano con el emperador como
Hijo de Dios. Así Pablo, como evangelizador culto propuso a tres
culturas el Crucificado-Resucitado como Salvador.
A la propuesta se adhería por el bautismo como experiencia de
muerte, se ingresaba a la comunidad de quienes tenían a Jesús,
no al César, como Señor y se participaba en la Eucaristía como
memorial de Salvación y experiencia de fraternidad que se extendía como cultura de la Solidaridad.
El recorrido de este texto obedece a la Nueva Evangelización
para la Nueva Cultura, teniendo en cuenta las palabras de San
Ireneo: “Pablo no es todo, pero nada sin Pablo”.
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La Eucaristía
“UNA PROPUESTA PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN”
PABLO: CRUZ Y CULTURAS
Yahvéh el Dios de la ley le cambió de Dios a Pablo por un Crucificado-Resucitado. Pablo se encontró en Damasco con un crucificado-resucitado. Él ya conocía las crucifixiones de Roma llevadas a cabo por el imperio por razón de no pagar los impuestos y
no cumplir su propia ley judía.
El encuentro en Damasco obligó a Pablo a leer de nuevo la primera alianza, su vida personal, la vida del futuro y la esperanza
mesiánico-política de Israel. La ley de Moisés dejo de ser su referente (circuncisión) para serlo el amor de Dios, manifestado en el
crucificado resucitado” y “mientras vivo en la carne mortal, vivo
de fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mi” (Gal2,
20ª). Más tarde también leería la cultura griega y grecorromana desde la cruz. La griega diciendo a los griegos en el camino
hacia el Areópago que el dios desconocido o los dioses, decía
la inscripción del altar, era Jesucristo crucificado, dando así por
eliminado el imperio de los dioses, en su principal sede cultual,
Atenas.
Al Emperador romano le advirtió que él no era el Hijo de Dios,
porque el Hijo de Dios era un crucificado-resucitado. Pablo
evangelizó tres culturas desde su experiencia mística de la CruzResurrección.
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Para él, el resucitado fue un crucificado. La cruz y la resurrección
dieron origen a muchas revelaciones; y aspectos diferentes de
mirar a Jesús.
¿Cómo reconoció a Jesús el que nunca había visto? Al contemplar al resucitado Pablo recordó las heridas de los crucificados
por el poder romano en Jerusalén ahora convertidas en cicatrices
del resucitado Jesús. Donde estaban las heridas de la cruz ahora
aparecían las cicatrices. Esto le instó a decir a San Agustín que el
proceso de la conversión y la fe es el paso de las heridas a las cicatrices. El cuerpo de Jesús simultáneamente lo contempló Pablo
como herido y glorificado.
CRUZ Y RESURRECCIÓN
Todo el mensaje de Pablo se sintetiza en esta frase: “Cristo crucificado”. “Anunciamos a Jesucristo crucificado” 1Cor 1,23: “Pues
yo, cuando fui a vosotros hermanos y hermanas decidí no saber
nada entre vosotros excepto Cristo Jesús, y a él crucificado” (1
Cor2, 1-2). Es el mismo énfasis que encontramos en la carta a los
Gálatas: “que no me gloríe en nada excepto en la cruz de Cristo”
(Gal 6,14).
La muerte de Jesús era para Pablo una muerte salvífica, es decir,
poseía el poder de salvar.
Aunque Pablo creía en la Vida Eterna, el hecho de ser salvado
era un acontecimiento que afectaba a la vida antes de la muerte,
era algo que ya estaba sucediendo en esta vida, a este lado de la
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
muerte en beneficio de todos, los que hacen el mal, (los impíos) y
por nosotros.(2Cor 5,15;5,6,5,8).
La importancia del crucificado no significa que Pablo demerite
la vida de Jesús, de lo contrario no hubiera tenido que hablar de
otros aspectos sobre Jesús con Lidia (Hch16, 13-15). La proclamación de Cristo crucificado no impedía que se hablara de quién
era Jesús, lo que enseñó y representaba para la fe.
Cruz y resurrección son para Pablo dos elementos inseparables.
De lo contrario la cruz hubiera sido una simple ejecución o un
ajuste de cuentas, otra vida eliminada por la autoridad imperial.
Damasco transformó la forma de ver la muerte de Jesús, la muerte no fue una ejecución sino una revelación. La resurrección dio
sentido a la cruz y la cruz dio sentido a la resurrección.
Pablo parte de la premisa de la esperanza judía para explicar la
resurrección de Jesús. Pero la escatología judía de tiempos de
Jesús no se refería al final del mundo físico sino a la transformación del mundo actual. La esperanza de una resurrección general
era, así, la esperanza en lo que podríamos denominar “la gran
purificación del mundo de Dios”, por ello Pablo habla de la Resurrección de Jesús como primicia de los que han muerto (1Cor15,
20). Pablo comprendió la resurrección de Jesús como el comienzo
de la resurrección general que ocurriría pronto. (Aquí Pablo se
equivocó). La resurrección de Jesús indica que la resurrección
de los muertos ya ha empezado. El imperativo para nosotros es
participar en ella. Se trata de una escatología de participación,
de colaboración, una escatología como proceso, más que ceñida
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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a un acontecimiento instantáneo. Así la muerte y resurrección
de Jesús son transformación interior y proclamación del Señor
Jesús, no del césar como hijo de dios. El Señor resucitado ya empezó esta transformación personal y social.
CONVENCIDO POR EXPERIENCIA
La convicción que Pablo tenía de que Dios había resucitado a
Jesús se fundamentaba en su propia experiencia. (1Cor 15). El
texto deja entrever que la experiencia de Damasco tuvo lugar
unos tres años después de los cuarenta días de apariciones que
se nos cuentan en Hechos. Esta experiencia es un suceso prolongado y no un breve período de tiempo. “se me apareció también
a mi” no significa que esta experiencia cesó con la suya sino que,
probablemente fue la última experiencia de la lista.
“Apareció” indica las experiencias no sólo de Pedro y los demás,
sino también la suya... “Visiones” significa que no eran experiencias que pudieran fotografiarse o algo que pudiera menospreciarse por ser visiones, pues estas son reales y conocidas.
Pablo refuta la creencia de los Corintios de que la resurrección
de los muertos era lo mismo que la inmortalidad de las almas.
El cuerpo Resucitado no es el cuerpo previo a la muerte que era
devuelto exactamente idéntico a la vida.
Pablo afirma que hay muchos tipos de cuerpos (1Cor15, 38-41),
hay cuerpos físicos y resucitados. La metáfora compara el cuerpo
físico a la semilla que se siembra. El cuerpo Resucitado, incluido
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
el de Jesús, es un cuerpo espiritual: resucitado, imperecedero, en
gloria y poder, el Cristo resucitado es un espíritu que da vida. “Si
Cristo no resucitó vana seria nuestra fe”. La resurrección no tiene
nada que ver con la vuelta a la vida en una forma semejante a
la que se tenía antes de morir. Mejor, la diferencia es tan enorme
como la que existe entre la semilla que se siembra y la planta
totalmente desarrollada que surge después. La convicción que
Pablo tenía de que Dios había resucitado a Jesús se fundamentaba en su propia experiencia de Cristo resucitado. No se basaba
en relatos como los narrados en los Evangelios.
LA CRUZ REVELA EL IMPERIO
Antes de que Jesús naciera en el siglo I y en el mismo mundo
Mediterráneo, se hablaba de otro ser humano “hijo de Dios” llamado Cesar Augusto el primer gobernante indiscutible del imperio Romano que ejerció su poder entre los años 31 AEC y 14
EC. Augusto era el divino, el hijo de dios y el dios de dioses, era
el señor, el liberador, el redentor y el salvador de toda la tierra.
Palabras como justicia, epifanía, evangelio, gracia y salvación,
pecado y expiación, estaban asociadas con Augusto. “Augusto”
era el encargado de expiar los pecados de los padres, se decía en
las Odas de Horacio. Todas estas afirmaciones eran propias de la
teología imperial Romana y se relacionaban con Augusto antes
de aparecer la teología católica paulina.
A Pablo, la experiencia del amor de Dios en el crucificado lo llevó
a la certidumbre de que Dios había resucitado a Jesús, y por tanto, que el imperio romano se había equivocado. Su experiencia
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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del crucificado lo llevó a oponerse a la visión y el culto imperial
a los cesares como hijos de dios. La nueva divinidad de Pablo era
Cristo y no el César. A eso corresponde la expresión de Pablo:
“Jesús es el Señor”.
“Por eso nada vale la pena en que gloriarse si no es en la cruz de
Jesucristo por la que el mundo ha sido crucificado por mí y yo
para el mundo” (Gal6, 14; Col2, 15). Razón para que Pablo dijera
que no centraba la vida en la sabiduría de este mundo sino en
Dios.
Para la teología imperial romana no constituía problema alguno
afirmar que un ser humano era por una parte hijo de dios y
por otra, dios encarnado. Para el Imperio una persona podía
ser al mismo tiempo plenamente humana y plenamente divina,
máxime cuando sus teólogos eran artistas y poetas. La teología
romana nunca pensó someterse a la filosofía griega; o al concepto
de Mesías para Pablo.
Para Augusto la religión lleva a la guerra, la guerra a la victoria y, finalmente, la victoria lleva a la paz. Ese era el camino del
mundo, el destino de las naciones, la normalidad de la civilización y la voluntad de los cielos. Pablo desde Jesús y el contexto
judío presenta una alternativa, pasando todas las realidades y el
lenguaje del imperio Romano a la teología cristiana encarnada
en Cristo. El título elemental utilizado en forma alternativa es:
“Nuestro Señor es Jesús” (Hch25, 25-27).
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
La alternativa de Pablo es bien clara cuando dice que la paz se
obtiene por medio de la justicia, lo importante es tener en cuenta
a Dios-Padre para entender que es justicia desde Dios. Se trata de
la justicia distributiva no de la retributiva o punitiva. Sólo habrá
paz en la tierra cuando todos los miembros de la casa-mundo de
Dios, -reciban una justa e igualitaria- participación en su riqueza, cuando todos los miembros de la familia de Dios tengan lo
suficiente.
La diferencia esencial entre el programa de César y el Cristo
es la que existe entre una paz impuesta mediante la victoria a
través de la violencia y una paz que se genera a través de una
justicia no violenta, las dos prometen la paz en la tierra, pero la
confrontación está en los medios no en los fines: Religión—no
violencia—justicia—paz. Jesús el mesías-Cristo.
Religión—violencia—victoria—paz. Cesar el emperador.
En el contexto histórico de Pablo, el Mesías crucificado, poseía
un sentido anti imperial. Pablo no afirma que Jesús murió, ni
que fue asesinado sino que Cristo fue crucificado, para indicar
que fue ejecutado por la autoridad imperial. La crucifixión era la
modalidad romana de ejecución. En tiempo de Pablo la cruz era
siempre la cruz romana. La crucifixión por pública, larga y dolorosa transmitía un mensaje claro: si se desafiaba la autoridad
imperial a cualquiera le pasará lo mismo. Era un terrorismo de
Estado.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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Si Jesucristo fue crucificado fue por ser contrario al imperio y
el Evangelio de Pablo que era la cruz, era también contrario al
sistema imperial. El imperio mató a Jesús y la cruz fue el no al
imperio de Roma, por eso Dios lo resucitó. La resurrección fue
el no de Dios al imperio y los poderes de ese mismo imperio
que habían matado a Jesús. Jesús fue ejecutado por Roma pero
reivindicado por Dios. (Hch2, 23-24) “Jesús fue ejecutado por autoridades pero Dios lo hizo Señor y Mesías (Hch2, 32). En definitiva esto significaba: Jesús es el Señor y César no lo es. Así es
como Pablo opone la Sabiduría de Dios y la sabiduría del mundo. También se contraponen poderoso y poder con débil y debilidad (1Cor 18-2,8). La sabiduría no es la filosofía de los griegos
sino la autoridad imperial romana. La sabiduría de los griegos es
la sabiduría de esta Era encarnada en los gobernantes de Roma.
Pablo no acusaba sólo a Roma sino a lo que veía en ella, el modelo normal del mundo, su modo de vida y de ver las cosas, como
sistema de dominio, con pocos que usaban el poder, la riqueza y
la sabiduría para organizar la sociedad de acuerdo a sus propios
intereses, dominando mediante el uso de violencia y amenaza de
violencia. La paz se lograba mediante la violencia y la conquista
violenta, de la teología imperial romana. La ideología del imperio es la sabiduría de este mundo, estúpida, brutal, y asesina.
En la Nueva Evangelización y la Misión Continental valdrá la
pena hacer una lectura desde el Crucificado-Resucitado sobre la
situación actual nuestra.
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ESTAR CRUCIFICADO CON CRISTO (Gal 2,15-21)
Los términos “Estar crucificado”, juntamente con, “crucificar” y
“cruz” muestran que en Gálatas están los primeros signos de la
Teología de la Cruz, originada en la experiencia de Pablo en Damasco. Él no se preocupó por narrar la vida de Jesús ni el evento
histórico de la Crucifixión, como lo hicieron después los Evangelios, sino en mostrar su valor salvífico con el fin de identificar con
el crucificado la vida del creyente. Por ello, su primera solicitud
pastoral, luego de Damasco fue presentar a los gálatas el crucificado para concluir en la invalidez e inutilidad de la circuncisión
como justificación o salvación, y por tanto, la no obligación de
guardar la ley mosaica. La circuncisión no es camino de justificación por ser incompatible con el camino de la cruz para todos los
que creen en ella.
La expresión “Estar crucificado con Cristo” constituye el principal criterio hermenéutico de la Teología de Pablo y de su Evangelio de la Cruz, porque reenvía al acontecimiento del Calvario,
pasión, muerte y resurrección de Jesús toda su experiencia de
fe, hasta el punto que transforma su vida. La hermenéutica de la
cruz cambió la hermenéutica de su vida; en Apóstol (Gal 1,13) y
en Evangelista de los gentiles (Gal 1,16). En gálatas y romanos se
desentraña el kerigma como justificación y la fe para apropiarse
de dicho kerigma.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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MUERTO AL PECADO Y VIVIENTE PARA DIOS EN CRISTO (Rm6,
4-11)
Morir por una persona no significa morir en lugar de ella, más
bien es morir por ella, por su bien, aún a costa de la propia vida.
Una madre muere en lugar del hijo pero no en sustitución del
hijo, ha dado la vida para que el hijo pueda vivir, pero morir por
el otro no significa morir en su lugar.
El estado de “muerto” propio del creyente es una de las consecuencias del bautismo (Rm6, 4-11).Se trata de una muerte al pecado por la cual el creyente queda liberado del poder del pecado
y de sus pretensiones (6,7). Esta muerte comporta una transformación permanente de la propia vida (6,13). Pablo pone una estrecha relación entre la muerte y el pecado, el creyente en Cristo
ha muerto al poder del pecado (7,10.23) y es llamado al camino
que lo lleva fuera del reino de los muertos (6,13).
El estado de muerte del creyente es con relación “al pecado”.
Al multiplicarse el pecado se resalta la superabundancia de la
gracia (5,21) que llega a los creyentes por medio de Cristo. La
liberación de la ley del pecado y de la muerte ha sido realizada
por Dios a través de su Hijo en la Cruz (8,2-4).
Si el creyente en Cristo está muerto al pecado, su nuevo estado que pasa por la muerte y resurrección de Jesús está descrito
como “el viviente para Dios”. Ese “viviente” tiene relación con
la “muerte”. El vivir auténtico de Pablo es la Vida Nueva, inaugurada en la cruz y resurrección de Jesús y el creyente participa
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
a través del bautismo y cuyo término es la resurrección futura
(6,8).
Lo que caracteriza el vivir del creyente es precisamente su Vida
Nueva (6,4); que consiste en “vivir para Dios”. La vida cristiana
es para Pablo, vivir permanentemente del Amor Salvífico de la
Cruz y Resurrección de Jesús. Cristo Crucificado y Resucitado
también significaba para Pablo la revelación del camino para la
“nueva vida en Cristo”. Este camino implica muerte y requiere acciones interiores, morir a la antigua identidad y forma de
vida, y resucitar a una nueva identidad y forma de vida. Es necesario morir y resucitar con Cristo. El crucificado fue Cristo y no
Pablo, pero Pablo había experimentado una crucifixión interior,
una muerte interior. El antiguo Pablo había muerto y había nacido el Nuevo Pablo: “He sido crucificado con Cristo y ya no soy
yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi” (Gal 2,19-20).
Morir y resucitar con Cristo constituye la forma de vivir en Cristo, por el trasplante que ha tenido del Espíritu.
PABLO ACEPTÓ EL TRASPLANTE
Cristo Crucificado y Resucitado, Nueva Vida para Pablo, revelación del camino para la “nueva vida en Cristo”. Este camino
implica muerte y exige acciones interiores, morir a la antigua
identidad y forma de vida, y un resucitar a una nueva identidad
y forma de vida. Es necesario morir y resucitar con Cristo “He
sido crucificado con Cristo y ya no soy yo quien vive, sino que
es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,19-20). Pero el crucificado fue
Cristo y no Pablo, pero Pablo había experimentado una cruciLA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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fixión interior, una muerte interior. El antiguo Pablo había muerto y había nacido el nuevo Pablo. “ya no soy yo quien vive sino
que es Cristo quien vive en mi”.
La crucifixión y la resurrección, la muerte y la resurrección son
las imágenes radicales de una transformación interior. Morir y
resucitar con Cristo constituyen el medio para vivir en Cristo.
La transformación experimentada por Pablo implicaba un trasplante de identidad, de su antigua identidad a una nueva identidad en Cristo, es un trasplante de espíritu, en analogía con
los trasplantes de corazón que se realizan en la cirugía moderna,
mediante los que se reemplaza un corazón antiguo por uno nuevo. En el caso de Pablo, su espíritu, el del antiguo Pablo, ha sido
reemplazado por el espíritu de Cristo “ya no soy yo quien vive
en mí, sino que es Cristo quien vive en mí”. No sólo tuvo éxtasis
en los que vio a Cristo resucitado sino que había llegado a ser
uno con Cristo al morir y resucitar con él (Rm6, 3-4).
BAUTISMO Y CULTO
Ser bautizado significaba simbólicamente unirse a Jesús en su
muerte, ser sepultado con él por el bautismo en la muerte, a lo
que seguía la resurrección: así como Cristo fue resucitado de
entre los muertos, así también nosotros podemos caminar en novedad de vida, es decir, la novedad que resulta de un trasplante
del espíritu realizado mediante el acto de morir y resucitar con
Cristo.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
Pablo también recibió sobre esta transformación interior operada
por la participación en la muerte de Jesús con un vocabulario
cultural: “Os exhorto hermanos a que os ofrezcáis por la misericordia de Dios a vosotros mismos como un sacrificio vivo, santo
y aceptable a Dios que es vuestro culto espiritual” (Rm12, 1).
Ofrecerse como sacrificio es una imagen del morir, es decir, de
entregar la propia vida en sacrificio, como don para Dios, y esto
conduce a una transformación y renovación (Rm12, 2).
CONVERSIÓN: NUEVO ÉNFASIS
A la frase: “No os acomodéis a este mundo” le sigue de inmediato: “sino transformaos por la renovación de vuestra mente”;
mente se refiere a la manera como vemos el mundo más que al
pensamiento, aunque lo incluye. La transformación personal es
transformación del modo en que vemos este mundo.
Por esta transformación se puede discernir lo que es la Voluntad de Dios. La voluntad de Dios no es acomodarse a este mundo sino que pasa por el ofrecimiento de uno mismo “sacrificio
vivo”; tiene por tanto, un sentido político. No conformarse con
la sabiduría de este mundo implica oponerse a él. Así como la expresión “Jesús es el Señor”, tiene un sentido personal y político,
también lo tiene el hecho de morir y resucitar con Cristo...
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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VIDA EN CRISTO Y COMUNIDAD
Para Pablo “la vida en Cristo”; fue siempre un asunto comunitario, dado que su pasión fue formar comunidades cuya vida
en común personificara y encarnara una alternativa a la forma
de vivir la mal llamada “sabiduría del mundo”, por eso Pablo
habla no sólo del espíritu de Cristo resucitado sino del “cuerpo
de Cristo”, pues “en el mismo espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres, y se nos da a beber de un mismo espíritu”(1Cor12, 13). El resultado de una vida
nueva (Rm8, 31-39) es el signo de que Dios está a favor nuestro
en la cruz.
Aunque Pablo no lo dice, puede suponerse que sus comunidades compartían. A lo mejor eso no implicaba la totalidad de los
bienes a la que se refiere el libro de los Hechos (2,44-45). El pan
símbolo de la base material para vivir, tenía una gran importancia para la comunidad. El mensaje sobre el Reino de Dios tenía
como tema el pan. El “Padrenuestro”, tras la petición de la llegada del Reino de Dios a la tierra hace la oración por el pan “danos
hoy el pan cotidiano”, San Agustín agrega, para “no tenerte que
pedir el de mañana”. El reino de Dios y la vida en Cristo, para
Pablo incluyen el pan. El pan material fue central en la vida de
Jesús, y no hay razón alguna para pensar que Pablo eliminara
este énfasis, cuando él mismo trabajaba para proveerse el pan.
“Hermanos no hemos pedido a nadie el pan gratuitamente, sino
que trabajamos y nos fatigamos día y noche para no ser gravosos a ninguno de ustedes. Y no es que no tuviéramos derecho,
pero quisimos darles un ejemplo que imitar. Cuando estábamos
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
con ustedes eso es lo que les recomendamos: quien se niegue a
trabajar que no coma, pues nos hemos enterado de que algunos
de ustedes proceden sin orden, muy atareados en hacer nada.
A ésos les recomendamos y aconsejamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente y se ganen el pan que comen”
(2Tes3, 8-10-13).
Otra razón puede estar en la fragilidad económica de la gente
pobre en el contexto urbano donde se encontraba Pablo, donde
no se podía ahorrar por la falta de trabajo. Si alguien no podía
trabajar los otros hermanos acudían en su ayuda.
Corinto era una ciudad en la que existía una importante división
de clases sociales, los ricos y la gente corriente, dentro de las comunidades de Pablo. “Observen hermanos quienes han sido llamados: no muchos sabios en lo humano, no muchos poderosos,
no muchos nobles; antes bien, Dios ha escogido a los locos del
mundo para humillar a los sabios, Dios ha elegido a los débiles
del mundo para humillar a los fuertes… a los que nada son
para anular a los que son algo”(1Cor1, 26ss). El énfasis que Pablo
pone en el crucificado como alternativa al sistema imperial, la
denuncia de los conflictos económicos ante los tribunales civiles (1Cor6, 1-8), el matrimonio entre los hijastros y madrastras
viudas para proteger el patrimonio (1Cor5,1-13), la asistencia a
los banquetes en los templos paganos, o la compra y la comida
de carne procedente de los animales que habían sacrificado en
las celebraciones (1Cor10, 14-33), son problemas que revelan las
enormes dificultades entre los ricos y los pobres, los poderosos y
la gente común.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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LA CENA DEL SEÑOR
En este contexto Pablo habla de “Cena del señor”: “Hay algo que
no alabo: que sus reuniones traen más perjuicio que beneficio.
En primer lugar, he oído que cuando se reúnen en asamblea, hay
divisiones entre ustedes, y en parte lo creo, porque es inevitable
que haya divisiones entre ustedes, para que se muestre quienes
de ustedes son los auténticos. Y así resulta que, cuando se reúnen
no comen la cena del Señor. Pues unos se adelantan a consumir
su propia cena; y mientras uno pasa hambre otro se emborracha,
¿no tienen casas para comer y beber, ¿menosprecian la asamblea de Dios y avergüenzan a los que nada poseen?, ¿qué puedo
decirles?, ¿voy a alabarlos? En esto no los alabo, pues yo recibí
del Señor lo que les transmití: que el Señor, la noche en que era
entregado, tomó pan, dando gracias lo partió y dijo: Este es mi
cuerpo que se entrega por vosotros. Hagan esto en memoria mía.
Lo mismo, después de cenar, tomó la copa y dijo: Esta copa es la
nueva alianza sellada con mi sangre. Hagan esto cada vez que
beban en memoria mía. En efecto siempre que comen este pan y
beben esta copa anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva.
Por tanto quien come el pan y beba la copa del Señor indignamente, es reo del cuerpo y la sangre del Señor. En consecuencia
que cada uno se examine antes de comer el pan y beber la copa.
Quien come y bebe sin reconocer el cuerpo del Señor, se come
y bebe su condena. Ésta es la causa de que haya entre vosotros
muchos enfermos y achacosos, y que se mueran bastantes. Si nos
examinamos nosotros no seremos juzgados. Y si nos juzga el
Señor, es que nos escarmienta para condenarnos con el mundo.
Si pues hermanos míos cuando se reúnan para comer, esperen
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
unos a otros. Si uno tiene hambre, coma en su casa, así no se reunirán para ser condenados. Los asuntos restantes los resolveré
cuando vaya” (1Cor11, 17-34).
Resaltemos los principales aspectos:
Las eucaristías que traen más perjuicios que beneficios por las
divisiones, aunque sirven para conocer a los auténticos creyentes. Las eucaristías que no son “Cena del Señor” por mantener la
inequidad entre ricos y pobres.
Reunirse no significa comer la cena del Señor, “mientras uno
pasa hambre otro se emborracha”, El problema reside en que,
por tanto, no “todos comen lo mismo”. El patrón servía la comida y la bebida más exquisitas a los de su misma clase y las de
menor categoría a los de clase inferior.
Comer sin discernir se ha interpretado como no percatarse de la
presencia real de Cristo en el pan y el vino. ¿Qué implica: “Examinarse antes de comer el pan y beber la copa” para no ser reo de
muerte? Discernir implica preguntarnos sobre Eucaristías, que
como dice Pablo, avergüenzan a los que nada poseen y agreguemos, no crean imagen pastoral a las parroquias que las permiten.
Discernir el cuerpo se refiere a las comunidades “como cuerpo
de Cristo”. El modo en que se celebraba la cena del Señor en
Corinto negaba la igualdad en Cristo, la vida en el cuerpo y el
Espíritu de Cristo. En su lugar se mantenía la inequidad entre ricos y pobres. En Cristo todos deben estar en la misma mesa para
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
27
compartir la misma comida. Que todos tengan lo suficiente hace
parte de la cena del Señor.
Es bien interesante reflexionar acerca de la eucaristía paulina en
su mundo religioso, político, social y económico para concluir
aspectos igualmente interesantes para la eucaristía nuestra, la
de la cristiandad, y mirar los cambios pastorales que requiere
para hablar de la eucaristía como el eje primordial de la Nueva
Evangelización. Eso no se resuelve aumentando misas o solemnizando socialmente algunas, sino sentándonos juntos a pensar
y pedirle al Espíritu nos ilumine que significa la eucaristía en la
Nueva Evangelización de la cultura y la Misión Continental, qué
debemos mejorar y qué podemos corregir.
En la eucaristía de la Nueva Evangelización no está permitido abstraerse de la realidad y esto es extensivo a todos los sacramentos.
Hay una tal demanda de la eucaristía para todo tipo de eventos
devociones o porque el difunto fue creyente, no importa que los
familiares de ahora no lo sean, o porque se sienten con derecho a
misa pues estamos ante la importancia o amistad del peticionario.
La dimensión comunitaria de la vida cristiana se pone en no pocas veces en tela juicio por ciertos estilos de misas privadas con
tinte de clase social. La eucaristía, lo mismo que el bautismo o
matrimonio por tradición familiar, no se pueden ofrecer a precio
de rebajas o de saldo, por miedo a no atender a los fieles.
En la medida que la Nueva Evangelización ofrezca comunidades
donde se pueda vivir la fe se solucionaran problemas pastorales
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
que ahora nos pueden parecer irreversibles, pero pueden tratarse con criterio pastoral; no simplemente atendiendo toda petición. Los fieles que viven su fe en comunidad no requieren de
celebraciones particulares.
La eucaristía puede llegar a ser menos fruto de pertenencia a
una comunidad que la necesidad de un creyente para dar sentido a asuntos privados, máxime cuando buen número de fieles
se sienten buenos cristianos sin implicarse con ninguna comunidad y ni siquiera con una parroquia, pues tienen amigos que les
dan gusto en decirle lo que ellos llaman “la misita”. ¿Porqué no
ocurrirá lo mismo con la penitencia? Un sacerdote que acoge un
creyente en confesión nunca le queda la impresión de estar ofreciendo gracia barata, con ciertas eucaristías sí.
El campo sacramental es el más golpeado en la cristiandad por
las celebraciones particulares y las reticencias comunitarias. La
Nueva Evangelización no resiste pastorales a la carta, sobre todo
en relación a la eucaristía. Somos mas proactivos en lo moral e
ideológico, que en lo sacramental.
En general las peticiones de celebraciones de los sacramentos en
forma particular, no son peticiones de fe sino más bien de interés
social. Es preferible el discernimiento en diálogo con los peticionarios, que un no rotundo. Hoy se requiere también pasar de la
pastoral del reproche a la pastoral del acercamiento y normas
muy precisas para el presbiterio, para tener actitudes de respeto
con los solicitantes.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
29
“ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA…”
La totalidad de Jesús aparece manifestada en el don de su cuerpo.
Nuestras raíces, nuestro sentido de orientación y del espacio son
profundamente corporales; también nuestra fe, por eso nuestro
cuidado creyente para vestir al desnudo, darle de comer al hambriento, acompañar al enfermo; y no podemos resignarnos sin
más al sufrimiento humano.
En el cuerpo nos encontramos con Dios en la persona de Jesucristo. Todos los sacramentos están enraizados en nuestra vida
corporal; el nacimiento y la muerte, la sexualidad y la comida, el
pecado y la enfermedad. Por eso sólo el cuerpo es quien puede
salvar el alma; porque el alma no puede transformarse en sí misma; porque no es el alma sino en el cuerpo donde nos volvemos
santos; por eso lo particular y singular de cada santidad, tiene
que ver con tener un cuerpo propio.
Adán y Eva encorvaron nuestros cuerpos, volviéndonos hacia
nosotros mismos; pero la gracia significa que podemos enderezarnos, alzarnos erguidos para decir: “Padre Nuestro”. Las
diferentes posiciones corporales en la fe, sentarse, arrodillarse,
postrarse, levantar las manos, forman una espiritualidad integral
de lo corporal.
Lo más hermoso de la vida cristiana expresado en la liturgia es
que para ser creyentes participamos de un cuerpo. Eso es lo que
Jesús les ofrece a los discípulos, su cuerpo. Cuando Jesús pone su
30
Pbro. Emilio Betancur Múnera
cuerpo en manos de los discípulos se experimenta como vulnerable. Se pone en manos de los discípulos para que dispongan de
su cuerpo. ¿No fue eso lo que ocurrió en la pasión? Ser creyentes
implica contar con el cuerpo de Jesús. Cuando Jesús entregó su
cuerpo ya uno de sus amigos lo había vendido, otro lo había negado y el resto se dio a la fuga.
La vinculación de nuestra sexualidad a la Eucaristía no la entiende la sociedad porque trivializa el cuerpo, mirándolo como objeto de posesión; a eso llegamos por absolutizar nuestros derechos
de propiedad, sobre el cuerpo. La idea errónea de cuerpo es por
un mal planteamiento de propiedad privada.
Cuando comemos el cuerpo de Jesús en la Eucaristía, comprendemos que nuestra sexualidad es inseparable de la vulnerabilidad de ser “utilizado”.
El Amor del Crucificado liberó a Pablo de la fijación del amor en
otra persona que no fuera el crucificado –resucitado y de las exageradas expectativas que ponemos en los demás. Con frecuencia
el amor humano fracasa por las exigencias que hacemos a los
otros, formándonos ídolos que hablan de nuestra dificultad de
amor a los otros como son.
Cuando queremos poseer a quien queremos surgen los celos, no
es cierto que hagan parte del auténtico amor, sino que son un
fracaso afectivo por derrumbarse lo que hemos construido como
ídolo. Por ello, las decepciones son providencialmente didácticas
porque son la única manera de acabar con el error de creer que
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
31
una persona puede darme un amor y un apoyo absoluto. Desde
la cruz de Jesucristo los celos son un problema mal planteado,
porque sentirme querido por el crucificado me libera del aferramiento miedoso a otra persona. La novedad para Pablo constituyó en sentirse querido por un Crucificado; siendo él perseguidor
y celoso cumplidor de la ley. El signo afectivo del crucificado con
los brazos abiertos es un signo de apertura y acogida al hombre
requerido de amor.
La última cena muestra con realismo extremo los peligros de entregarnos a alguien. Pero a lo largo de la peregrinación que se
llama la vida conyugal no sólo necesitamos del cuerpo de Jesús,
y del cuerpo de la persona que mas amamos sino también de los
familiares y amigos que nos permitan contar con su vida para
descansar. Pero además dejaremos de estar solos o insatisfechos,
hasta que nos descansemos en el Reino de Señor, llamado Cielo.
Un excelente matrimonio y una admirable pareja es aquella en
que el uno nombra al otro guardián de su propia soledad, y le
demuestra la mayor y mejor confianza que sea capaz de otorgar.
Así y todo en el matrimonio deben existir distancias, las requeridas para el crecimiento personal; y para que cada uno vea al otro
como un todo y pueda experimentar que cuando están y donde
estén juntos, eso se llama paraíso.
Cuando una pareja recibe el cuerpo del Señor está indicando que
en su amor corporal cabe Otro; es el espacio que requiere Dios
para habitar en el matrimonio.
32
Pbro. Emilio Betancur Múnera
LA EUCARISTÍA ASUME LOS CONFLICTOS
Pablo enmarca la entrega del cuerpo de Jesús en una comida y
ésta ocurre en un contexto de conflicto social en Corinto; así Jesús
aparece desvelando el sentido que da a su muerte: La entrega de
su vida. Va a ser entregado por uno de los suyos, pero realmente
es Él mismo quien se entrega como parte o alianza de vida.
Con el Pan pronuncia la “Bendición” acompañando a las palabras: “tomad esto es mi cuerpo”, que en el arameo original sería: “Tomad esto soy yo”, se refiere a toda su persona. Ofrecer el
cuerpo equivale a ofrecer la persona.
Cuando toma la copa pronuncia no ya la bendición, sino la Acción de Gracias: “Esta es mi sangre derramada, sangre de la
Alianza, derramada por vosotros”. La sangre es la misma persona en cuanto entregada a la muerte como alianza, vínculo entre
Dios y los Hombres. Los signos del pan y el vino simbolizan toda
la humanidad.
La comida más simple, el pedazo de pan más pequeño nos debería dejar en adoración y prepararnos para la Eucaristía.
Ninguna mejor preparación para la eucaristía que dar gracias a
Dios por nuestro pan de cada día.
El pan y el vino son los alimentos símbolo de todos los demás.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
33
Ganarse el pan es ganarse la vida misma. El vino es necesario
para una comida festiva y completa. El pan seco, sin la alegría no
significa la vida.
El pan y el vino son frutos de la tierra, resumen de las energías
más profundas que llegan a convertirse en don. Asimilan todo el
universo, sol, lluvia, viento, luz y calor, antes de convertirse en
don. En el pan y el vino se da cita todo el universo. Eso es lo que
llega a nuestra mesa y la Eucaristía.
El Génesis nos presenta la creación como un menú de plantas y
frutos en un mundo sin pecado (Gn1, 29-30).
La tierra no se vuelve avara sino después del pecado. El pan y
el vino son frutos de la tierra y del trabajo del hombre:”Comerás
el pan con el sudor de tu frente” (Gn3, 19). El pan y el vino pertenecen al hombre porque son alimentos hechos por el hombre.
El Señor no escogió miel, frutos o carne; sino elementos que hay
que hacer y saber hacer; es decir, que exijan inteligencia, inventiva, perfección.
El pan y el vino requieren más un hombre creador que consumidor. Pan y vino son también los hombres con sus penas. El pan
son trabajadores que han sembrado, cosechado, molido y amasado. El vino son hombres que han preparado la tierra, haciendo
cepas y abonando bajo el sol. El pan y el vino hacen presente a
todos los obreros del mundo. La Eucaristía se hace de jornadas
de trabajo.
34
Pbro. Emilio Betancur Múnera
El pan y el vino pertenecen a hombres que trabajan en grupo
donde cada uno es responsable de lo suyo hasta permitirnos comer y beber.
Para nosotros poder comer, muchos se han dado la mano, se han
reunido y se han hecho presentes en la Eucaristía.
En el pan y el vino está incluida la injusticia de quienes los transportan y van incrementando desconsideradamente el producto,
de quienes lo venden siendo inequitativos con el productor, que
generalmente es un campesino. Sobre ese proceso injusto con el
pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo del hombre, el Señor
dice: “Este es mi cuerpo, esta es mi sangre”. Así es como la eucaristía de hoy, como la del Siglo I de Pablo, asume los conflictos no
ya de Corinto sino los nuestros.
En la Eucaristía como en la mesa de mi casa me encuentro con la
solidaridad e insolidaridad de muchos hombres. Todo esto es lo
que es retomado por Jesús, asumido y ofrecido por Él al Padre.
LA MUERTE DEL PAN Y EL VINO
El pan y el vino pasan por la muerte antes de llegar a la consagración. Para convertirse en pan los granos son molidos; lo mismo
pasa con los racimos. Moler evoca el sufrimiento. Jesús mismo
se compara con el grano de trigo; si no muere queda estéril, pero
si cae en tierra lleva mucho fruto. El trigo muere en tierra para
multiplicarse en mies.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
35
El pan tiene un camino de muerte para poder nutrir la vida. Todo
esto es imagen de Jesús. La vendimia es pisada para encontrar al
hombre en el vino.
“Esta copa es la nueva alianza en mi sangre”. Una sangre puede
ser vertida en un accidente, una hemorragia, una operación, un
crimen. Esta sangre no tiene valor por ser pérdida. El paciente es
privado, vaciado. La sangre puede ser extraída de un donante.
“La de la Eucaristía se recoge por ser vida compartida en favor
de otro”.
“La sangre era también ofrecida en sacrificio religioso.”
“La copa” nos dice de qué sangre se trata en la Eucaristía. Quiere
decir el don de la vida que se convierte en copa de la Salvación
(1Cor 10,21), que reemplaza la copa de la cólera (Jer25, 15ss).
UNA COMIDA COMPARTIDA
Este pan y este vino frutos de la tierra y del trabajo del hombre
están destinados a ser compartidos. “tomad y comed” , “tomad
y bebed”.
Los animales se alimentan juntos pero en rivalidad. Para el hombre, en cambio, la comida es fraternidad, hospitalidad, reconciliación. Se comprende porque el símbolo de la Eucaristía no es
el acto de comer, sino el de compartir en la comunión fraterna.
Compartir la comida con alguien es reconocerlo como hermano.
36
Pbro. Emilio Betancur Múnera
Compartir a Cristo es igual de importante que la presencia real
en la Eucaristía. Se vive biológicamente de comer y beber; se vive
humanamente de comer y beber en comunidad; se vive cristianamente de comer y beber a Cristo en la Eucaristía. La participación en el sacramento fue reemplazada por la devoción a la
hostia consagrada: procesiones, y bendiciones a expensas de la
“comunión”. La presencia real nos hizo olvidar del “tomad y comed”, en razón de la contrarreforma. La Eucaristía recupera la
Asamblea porque el mundo burocratizado e industrializado la
ha empobrecido, pues ya no hay tiempo para reunirse gratuitamente y compartir. Hoy la gente se nutre por autoservicio o
buffet. La comida no es sólo para alimentar sino para reunir. A la
comida no se invita un enemigo a no ser como gesto de perdón.
No se acepta una invitación si no viene de un amigo. Ese fue el
escándalo de Jesús invitando a pecadores a comer. Pero comiendo con ellos los retorna a la misericordia.
En las costumbres orientales no se puede matar a quien se invita,
traicionar a un comensal es un crimen monstruoso; y traicionar
la amistad fue para Judas un signo de posesión del mal (Jn13,
27). Una comida humana reúne hermanos y hace hermanos a
aquellos que reúne.
LA COMIDA ES UNA FIESTA
En las comidas familiares lo que interesa es charlar, reír, compartir. Mas que comida lo que está sobre la mesa son alegrías y penas, logros y frustraciones, incertidumbres y esperanzas. Quizás
haya desacuerdos pero al final la cordialidad y la paz tienen la
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
37
última palabra. Una comida es compartir porque es amistad. No
comparto de lo mío, comparto de lo nuestro, porque el PadreDios nos lo ha dado. Yo no soy la fuente de mi propio amor, ni de
nada. Yo tengo conciencia de que todo lo he recibido; entonces
los hermanos me dan la oportunidad y la alegría de admitirme
a compartir aquello que Dios nos ha ofrecido a todos, o a unos
para tener en cuenta a muchos. Ese es el camino de la Eucaristía
y la admiración de las primeras comunidades cristianas.
NOS REUNIMOS PARA SER ENVIADOS
Recordemos que el pan es dado a los discípulos, pero el cáliz de
su sangre es derramado por muchos; el pan para los discípulos
y el cáliz para todos o muchos en palabras del Papa Benedicto,
para la comunidad. Lucas responsable de evangelizar desde su
sensibilidad a los griegos, presenta en la pequeña pero sublime
obra de teatro de la eucaristía, dos cálices para resaltar la nueva
alianza sellada con más sangre para cubrir a muchos. Así la
eucaristía, pan y vino son comunión y extensión, toda eucaristía
nos reúne para ser enviados. Pero es muy significativo que la eucaristía tome el nombre no de la comunión sino de la dispersión
“item missa est”. El crucificado quiso que Pablo perteneciera más
a la dispersión que a la comunión, pero Lucas no le pasó que
no hubiera pertenecido al grupo de los apóstoles por no haber
sido testigo de la resurrección, pesar de las insistencias de Pablo
en decirle: “…al tercer día según las escrituras se le apareció
a Pedro y más tarde a los doce, después se apareció a más de
quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto, después se le apareció a Santiago, des38
Pbro. Emilio Betancur Múnera
pués a todos los apóstoles, por último se me apareció también a
mi”(1Cor15, 1-8). Y ojalá después de Pablo también a nosotros en
cada eucaristía.
PABLO, DE LA EUCARISTÍA A LA SOLIDARIDAD (2Cor8, 1-24; 9, 1-15)
La confianza que Pablo ha depositado en la comunidad de Corinto ha sido justificada: “Cuánto me alegro de poder confiar plenamente en ustedes” (2Cor7, 16).
Como parte de esa confianza Pablo les propone el tema de la solidaridad, un problema nada fácil de tratar desde entonces hasta
hoy. El tema del dinero es el más difícil de abordar en el itinerario cristiano; y la evangelización es para muchos, gozo y alegría,
hasta cuando toca el bolsillo.
El método de Pablo es ponerle una base cristiana a este tema. Su
propósito no es meramente conseguir dinero de la gente, sino
darle un motivo justo a la colecta de tal manera que al hacerla
sean totalmente cristianos.
VV: 1 – 2. “Quiero que sepan, hermanos, acerca de la gracia que
Dios concedió a las iglesias de Macedonia. En medio de una
prueba grave desbordaban de alegría, en su extrema pobreza derrocharon generosidad”. Pablo no comienza con una llamada directa, les cuenta lo que otras iglesias han hecho. La generosidad
que cita es un ejemplo de la presencia de la gracia de Dios, máxime cuando las iglesias de Macedonia han llegado a una “prueba severa de sufrimiento”. Han sufrido persecución por su fe,
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
39
además, Roma ha empobrecido esta región quitándole la mayor
parte de su riqueza natural, minerales y madera. En tales circunstancias la solidaridad se vuelve un milagro espiritual. Pero
Dios, presente en los corazones de los cristianos macedonios, ha
hecho que estas circunstancias contribuyan a la generosidad. El
sufrimiento que han llevado por la cruz de Jesucristo se ha convertido en ellos como una fuente de gozo. A través de lo que han
soportado han descubierto la realidad del amor y el poder de
Dios. Sólo cuando la fe comienza a pasar muchos apuros o precariedades, se revela su tesoro escondido. Este gozo en la amistad
con la cruz ha servido para que los macedonios se liberen de un
amor seductor: el dinero.
Su extrema pobreza, como experiencia de la cruz, hace que den
con sacrificio, mientras que quienes tienen en abundancia a veces son tacaños y colaboran a regañadientes. El dinero, además
de endurecer el corazón, seca la compasión, volviendo al hombre
más ansioso por lo que le falta sin disfrutar o agradecer lo que
tiene.
De otro lado, la pobreza puede realmente liberar los resortes de
la solidaridad. Un pobre es delicadamente cuidadoso con sus
vecinos en dificultades; sabe las necesidades de los demás por
su propia experiencia. Su compasión no la ahoga la abundancia.
Sus valores tienden a encontrarse en las relaciones personales,
no en la posición o las comodidades que brinda el dinero. Esto es
lo que Pablo sugiere que ha sucedido en las iglesias de Macedonia. El gozo en Cristo que le llega a la gente que ha experimentado la pobreza, la ha “inundado con una riqueza de solidaridad”.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
La solidaridad nunca consiste en lo que tenemos sino en el amor
que demostramos; es un problema más de corazón que de bolsillo. Un hombre es rico o pobre según la amplitud de su compasión y la profundidad de su amor.
V: 3. “A la medida de sus fuerzas dieron, lo atestiguo, y por encima de ellas. Espontáneamente y con insistencia nos pedían el favor de participar en este servicio a los consagrados”. La cantidad
no se decidió, como a menudo sucede, por lo que sus vecinos
dan, ni siquiera por lo que pudiera sobrarles sin inconveniente o
dificultad; dan hasta el punto del sacrificio.
Alguien que sabía mucho de solidaridad decía: “Si uno no se
incomoda no le ayuda a nadie”. Es más, la solidaridad de las
iglesias macedonias era por “su propia y libre voluntad”. No tuvieron ninguna presión externa. Consideraron la posibilidad de
dar como un privilegio, hasta “mendigando (…) de todo corazón
el favor de tomar parte en la solidaridad hacia los santos”. El dar
no será generoso, espontáneo, y alegre mientras se considere, no
como un deber sino como un privilegio. Esto sólo puede suceder cuando nos “preocupamos más por las necesidades de los
demás” que por las propias, fruto y signo del espíritu cristiano.
Como último recurso, la solidaridad surge de nuestra entrega al
Señor, así que todo lo que tenemos, incluyendo nuestro dinero,
está a la disposición de Dios: “Primero se entregaron ellos mismos al Señor”. La solidaridad está vinculada a la cruz, la cruz es
su fuente. El resultado fue que estuvieron bien dispuestos para
seguir la orientación de Pablo en el uso del dinero que tenían.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
41
El malestar que muchos sienten cuando lo tienen todo pero disfrutan y agradecen poco, es el síntoma de una vida entregada
en forma incompleta. Eso no ocurre al cristiano que se siente un
simple administrador de los bienes que son propiedad de Dios.
La solidaridad hace parte de una lealtad suprema a Dios en cuanto a los bienes se refiere. Jesús retó a los discípulos a buscar primero el Reino de Dios y su justicia. Esta es la elección que puede
confrontarnos cuando se nos pide dar para las necesidades de los
demás o para el trabajo del Reino. Pero darnos al Señor es más
que el prerrequisito de la liberalidad.
Es completamente imposible dar sin darnos nosotros mismos.
Darnos con nuestro don es lo que vuelve efectivo el dar y aceptable el don. El don se vuelve así un sacramento de amor cristiano.
Conlleva el sentido de la hermandad en Cristo y revela la gracia
de Dios en la acción.
VV: 6-7. “Así que hemos pedido a Tito que, ya que comenzó
lleve a término entre ustedes esta generosa tarea. Y como tienen abundancia de todo, de fe, elocuencia, conocimiento, fervor
para todo, afecto a nosotros, tengan también abundancia de esta
generosidad”.
La solidaridad con amor es el trabajo de la gracia en quien da; y
el trabajo de la gracia en quienes reciben. Tito había iniciado la
colecta entre los miembros de la iglesia de Corinto. Sin duda la
cantidad de problemas pastorales le habían hecho suspender la
colecta. Los conflictos internos y con el prójimo impiden nuestro
interés por la solidaridad. Ahora que las dificultades han dado
tregua se ha podido asumir la colecta.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
El enfoque de Pablo está lleno de tacto. No condena su falta de
solidaridad; menciona todas sus fortalezas y luego les sugiere
que pueden añadir una más, la solidaridad.
El don de la fe, el poder para comprender y exponer la verdad
cristiana, la seriedad de espíritu, los vínculos de la devoción mutua, son todos buenos, pero sin un interés en los demás; la piedad más delicada se puede volver un desierto... Juan declara que
el amor por los hermanos es la prueba por la que sabemos que
hemos pasado de la muerte a la vida (1Jn 3, 14).
V: 8. “No lo digo yo como una orden, sino que, viendo el entusiasmo de otros, quiero comprobar si su amor sí es genuino”. Pablo rechaza el uso de toda presión. Como no les había impuesto
con autoritarismo la fe, “No es que pretendamos dominar sobre
vuestra fe, sino que contribuimos a vuestro gozo, pues os mantenéis firmes en la fe”, (2Cor 1, 24), menos lo haría con la solidaridad para la Iglesia de Jerusalén. Pero más que el dinero, buscaba
el desarrollo de la Iglesia en la gracia y la identidad cristiana. El
crecimiento de la personalidad es desde dentro y sólo se puede
producir en la libertad. La ofrenda permite a Pablo despertar en
la gente la compasión imaginativa y el amor de donde surge la
solidaridad; sin inducir a nadie a dar por lealtad personal a Pablo. “Pero demostrar” el ejemplo de otros es útil. Lo que se hace
una vez, abre la mente a lo que es posible hacer. Pablo dice que
cita este ejemplo para “demostrar con la seriedad de otros que
el amor de los corintios también es genuino”. No tiene duda de
su solidaridad bien intencionada. Llevarla completamente a la
acción sólo necesita el estímulo de lo que otros han hecho.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
43
V: 9. “Pues conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo,
que siendo rico por ustedes se hizo pobre, para enriquecernos
con su pobreza”. Aquí pone en juego Pablo –el motivo máximo-.
Su súplica la fundamenta en su conocimiento de la gracia de
Cristo, y apela a ella. No espera virtudes cristianas de quienes
no han tenido la experiencia cristiana, y estos corintios a quienes
les escribe acaban de salir de una sociedad pagana. Casi siempre
hay una tentación para apelar a motivos relativos como el propio
interés, la reputación, las distintas formas de orgullo. Pero en
tales términos no se ha hecho ninguna obra duradera. Los llamados de Pablo siempre se basan en los más altos motivos, la lealtad a Cristo, y gratitud por lo que El ha hecho por nosotros. Es
a la gracia de Cristo que los corintios, como todos los cristianos,
deben la salvación. Ningún cristiano puede llamarse un hombre
hecho por sí mismo, por su esfuerzo o por su proyecto de vida.
Dios no puede obligar, ni siquiera en el amor, sin correr el riesgo
de destruir lo que El busca salvar. Puede ganarse el amor del
hombre solamente por sí mismo, persuadir la razón humana sólo
con la verdad, despertar el interior del hombre y estimular su
conciencia solamente por la revelación de la bondad perfecta y la
justicia, aunque al hacerlo él mismo puede sufrir los resultados
prácticos de la ceguera del hombre y la propia voluntad. Esto
es lo que Pablo quiere decir con que Cristo, aunque era rico, se
volvió pobre. Acoger el amor de Dios en la cruz es la gracia de la
misma cruz.
Parte de ese enriquecimiento en la pobreza es el espíritu de solidaridad. Los hermanos pobres de Jerusalén eran desconocidos
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
para los corintios, quienes sin duda los miraban con alguna sospecha porque despreciaban a los gentiles y no querían aceptar
como cristiano a quien no hubiere pasado por la puerta judía
hacia el rebaño.
Pero para aquellos, así como para ellos mismos, Cristo había
muerto. Ahora a la luz de la cruz tenían un nuevo valor. Eran
hermanos a quienes todos los hermanos deberían ayudar. Así la
cruz cambia la perspectiva completa bajo la cual vemos la humanidad. Todos los hombres son uno en su necesidad de Cristo. Esa
es la verdadera igualdad.
La experiencia de la gracia de Dios también despierta gratitud
eterna. Somos conscientes de una deuda con Cristo en la Cruz.
Esta gratitud personal con Cristo, que nace de su entrega, es el
motivo supremo de la solidaridad; hay por tanto una profunda
relación entre la solidaridad y la cruz.
VV: 10 – 11. “Les doy mi consejo sobre este asunto: puesto que el
año pasado tomaron la iniciativa de este proyecto y de su ejecución, ahora les conviene llevarlo a término. (…) Así al entusiasmo por proyectarlo responderá el realizarlo, según sus posibilidades”.
La tercera parte del llamado de Pablo son comentarios sobre el
tema general de la solidaridad, para responder a algunas objeciones que los corintios puedan realmente haber hecho, o que
él percibía que podía estar en sus mentes. Completarían ahora
lo que habían empezado a hacer y que en un momento habían
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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pretendido. Las cosas sin terminar no son nada, son una carga en
la mente y una barrera al progreso.
V: 12. “Pues donde hay entusiasmo se acepta lo que sea, no se
piden imposibles”. Dios no nos pide lo que no tenemos. Juzga
nuestra solidaridad con relación a los medios que poseemos, no
por la cantidad que realmente damos. La viuda que depositó dos
monedas en el templo fue mencionada por Jesús como un ejemplo
de solidaridad, porque aunque la cantidad era mínima, era todo
lo que tenía (Mc 12, 42–44). Bajo esta luz que mira, en un caso una
suma magnífica puede ser únicamente un mínimo, mientras en
otro caso, un mínimo puede ser mucha generosidad. La solidaridad es siempre relativa, más cualitativa que cuantitativa.
VV: 13 – 15. “No se trata de aliviar a otros pasando ustedes apuros, sino de lograr la igualdad. Que su abundancia remedie por
ahora su escasez, de modo que un día la abundancia de ellos
remedie la escasez de ustedes. Así habrá igualdad, como está escrito: ‘A quien recogía mucho no le sobraba, a quien recogía poco
no le faltaba’”.
Algunos corintios habían objetado aparentemente la colecta porque no veían que se aliviaran las cargas de otros pueblos a su
costa. Tal mirada no tiene en cuenta la economía planeada de
Dios. El principio sobre el cual se espera que funcione el mundo
es el del compartir. Esto se aplica a la vida económica, como a la
espiritual. La hambruna en un país y las plenas cosechas en otro
no debían ser aceptadas como señalamiento final de Dios. Dios
pretende que su mundo funcione como una comunidad. Si los
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
frutos de la producción se compartieran como El lo piensa, el
exceso en una región debe llenar las deficiencias en otra. Muchos
de los problemas que las calamidades naturales crean, deberían
ser resueltos por fe, si la solidaridad estuviera en su camino.
Y hay una verdad posterior: la abundancia no compartida puede secar las fuentes del corazón de quienes intentan conservarla
para sí mismos. Éste también es un hecho económico como una
verdad espiritual. Es cierto universalmente, e igualmente cierto
en el limitado espacio de una nación, Iglesia o familia.
Los corintios en el momento tenían un sobrante, y los santos en
Jerusalén una faltante. Si las posiciones se cambiaran más tarde,
su generosidad presente, sin duda, sería compensada por una
igual generosidad de ellos. El amor no es nunca tráfico de una
sola vía. Los frutos de la evangelización misionera se retornan
siempre como gracia que renueva nuestras convicciones y criterios y nos entusiasman como poder de Dios en nuestra debilidad.
“Arroja tu pan sobre las aguas: porque lo encontrarás después de
muchos días” dice el Qohélet 11, 1.
La referencia de Pablo al maná del desierto pretende, en primera
instancia, reforzar “la idea de igualdad”. El punto evidentemente es que el avaro que recogió más de lo que necesitaba vio que el
exceso no lo podía utilizar, mientras que quien pensó únicamente en las necesidades del día encontró que era suficiente. Quienes al llamado de Dios entregan todo, deben hacerlo con la fe de
que las necesidades de mañana le serán colmadas. Los impulsos
generosos no deberían ser contrastados con el temor sin fe de
los deseos futuros. Esta es una aplicación del principio que CrisLA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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to expresó con relación a la ansiedad material: que si buscamos
primero el reino de Dios y su justicia, todas las cosas por cuya
provisión estamos ansiosos, nos serán dadas.
VV: 16 – 19. “Doy gracias a Dios, que inspiró a Tito la misma
solicitud por ustedes, y al aceptar mi ruego, de buena gana y
con toda diligencia se puso en camino hacia ustedes. Enviamos
con él al hermano que se ha hecho famoso en todas las iglesias
como predicador del evangelio. Más aún, ha sido designado por
la Iglesia como compañero nuestro de viaje en esta colecta que
administramos a gloria del señor y con nuestro mejor deseo”.
Pablo anuncia aquí los acuerdos que él ha hecho con la contribución esperada. Tres de los hermanos más honrados vendrán
a Corinto a recibirla. Tito era un buen emisario. Tenía tanto cuidado por la Iglesia de Corinto como Pablo mismo, así que Pablo evidentemente le pidió ir por su propia cuenta. Con él iría
el hermano famoso entre todas las iglesias por su predicación
del Evangelio, posiblemente Lucas, aunque no podemos estar
seguros. Quien quiera que fuese, tenía esto para encomendarle,
“había sido señalado por las iglesias para acompañar a Pablo en
el “trabajo solidario”.
VV: 20 – 22. “Queremos evitar cualquier crítica de nuestra gestión de tan cuantiosa suma. Procuramos agradar no sólo a Dios
sino también a los hombres. Enviamos con ellos otro hermano
cuya diligencia hemos comprobado en muchas ocasiones, y mucho más ahora, por su confianza en ustedes”. Parece que algunas
personas habían sugerido realmente que el interés de Pablo en
la colecta estaba abierto a la sospecha. El trata esto más tarde.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
“¿Acaso los he explotado por medio de alguno de mis enviados?
A Tito le rogué yo, con él envié al hermano: ¿les explotó Tito?
¿No nos guía el mismo espíritu? ¿No pisamos las mismas huellas?” (2Cor 12, 16-18).
Aquí es lo suficientemente humilde para dar pasos que salvaguarden su integridad. Qué Pablo no se ofenda, ni adopte una
actitud prepotente es otra señal de su grandeza. El Reino de
Dios, no sus propios sentimientos, es lo que le importaba a él
antes que todo. Pero estas precauciones eran sensibles. Quienes
manejan dinero entregado en confianza deben ser escrupulosamente cuidadosos, no solamente del dinero que manejan, sino de
su reputación para manejarlo honestamente. Hay veces, cuando
uno no puede evitar chismes, que la mejor respuesta sea el silencio; pero es tonto poner la reputación personal y la imagen de la
Iglesia ante un peligro innecesario.
V: 23. “Ya se trate de Tito, compañero y colaborador nuestro a su
servicio, ya de nuestros hermanos delegados de las iglesias y gloria de Cristo”. Estas compañías de Tito no se nombran, pero sus
vidas son un espejo en que Cristo se refleja. Nada más grande
se puede decir de cualquier hombre; nadie debería poder decir
menos de cualquier cristiano que tiene la confianza de la Iglesia
y es gloria de Cristo.
V: 24. “Denles pruebas de su amor y acrediten ante ellos y ante
las iglesias el orgullo que siento por ustedes”. No solamente su
amor, sino todo lo que Pablo había dicho acerca de ellos. El espera que ellos, para decirlo así, no decaigan. Pablo nombra deLA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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legados de acuerdo al sentimiento de orgullo que tiene por los
corintios.
2 Cor 9 1 – 2. “Acerca de este servicio en favor de los consagrados
no necesito escribirles más. Nos consta de su buena disposición y
presumo de ella ante los macedonios, diciéndoles que Acaya está
preparada desde el año pasado y que su fervor ha estimulado
a muchos más”. Comienza con una apología de su insistencia,
como también un llamado táctico. El sabe cuán listos están para
dar. En efecto, ha hecho alarde de eso en Macedonia, y la noticia
de su disposición para dar ha estimulado la solidaridad de los
macedonios.
VV: 3-5. “Les envío a los hermanos para que nuestro orgullo por
ustedes no resulte infundado en este punto. Así que, como les
decía, estén preparados. Pues si llegan conmigo los macedonios
y los encuentran mal preparados, nosotros, por no decir ustedes,
quedaremos defraudados en nuestras esperanzas. Por eso juzgué necesario rogar a los hermanos que se adelanten, y vayan
preparando su donativo prometido. Así preparado parecerá acto
de generosidad y no extorsión”.
Pablo está ansioso de que ellos no estuvieran a la altura de sus
promesas, y de lo que ha dicho de ellos. Pablo no quiere una solidaridad improvisada como respuesta a un fuerte llamado como
el que pudiera hacer si fuera a visitarlos. El no se llevará dinero
conseguido así. No será una acción emocional del momento. Lo
que ellos deberían dar debe ser considerado cuidadosamente a
la luz de lo que ya les ha dicho, en vista de las necesidades que
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
se van a cubrir y su propia capacidad. Su donación debe ser inteligente, consiente y deliberada. A Pablo no le interesan donaciones filantrópicas cuando se trata de comunidades creyentes
que él mismo ha evangelizado. Por supuesto, no se excluyen las
donaciones excepcionales. Aquí el énfasis se pone en la solidaridad sistemática.
No es siempre la falta de deseo de dar lo que hace a la gente
mezquina; a menudo es falta de pensamiento y de imaginación,
e incluso de verificación de honradez en quienes reciben las solidaridades. Pablo quiere que la donación de los corintios sea generosa, como aparece en la siguiente llamada.
V: 6. “Según el dicho: a siembra mezquina cosecha mezquina, a
siembra generosa cosecha generosa”. La afirmación de Pablo es la
afirmación de una ley de naturaleza. El agricultor sabe que si no
esparce con generosidad, la cosecha será limitada, y por lo tanto
toma las medidas adecuadas. Jesús dice, “La medida de lo que
das será la medida de lo que recibirás” (Mt 7, 2). En una forma
u otra se nos devuelve. Un espíritu solidario tendrá una cosecha
generosa y bella; aunque ninguna acción de solidaridad se debería hacer por el retorno. Hay algo más allí que una transacción
comercial la que a menudo se rechaza. Jesús resaltó el dar que
no espera nada de vuelta, y la hospitalidad que se da a quienes
no pueden alcanzar a compensarla. Sin embargo no condenó la
expectativa natural de que el sacrificio por sí mismo sería reconocido. Cuando sus discípulos le preguntaron lo que ellos recibirían
por lo que ellos habían dado, expresamente respondió: “un ciento
por uno,” y “ahora en este momento” (Mac 10, 30). Ni siquiera un
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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vaso de agua fresca en su nombre se olvidará (Mt 10, 42); el mundo es un orden moral. El deseo de que se haga justicia y que esas
cosas tengan sentido, es razonable. Los reconocimientos pueden
no ser siempre en especie, pero siempre lo serán en espíritu. Bastarían la paz y la alegría como reconocimiento de la solidaridad.
El verdadero retorno del amor no es ni siquiera el amor o la gratitud de los otros, es el aumento de la capacidad de amar en quien
es solidario. Un hombre generoso que miró su vida, recordó, “yo
he amado más que lo que me han amado, he confiado más que la
confianza que me han dado, pero el balance permanece a mi favor”. El reconocimiento de la generosidad es el corazón generoso
que goza con dar y no busca retorno. Basta como ley de retorno
lo que promete el evangelio: recogemos lo que sembramos.
V: 7. “Cada uno aporte lo que en conciencia se ha propuesto, no
a disgusto ni fuerza, que Dios ama al que goza dando”. Pablo
hace énfasis de nuevo en el punto que ha planteado. Lo que cada
hombre debe dar debe pensarlo a la luz de su propia responsabilidad en el uso de su dinero. Habiendo tomado la decisión,
debe adherirse a ella. El dar debe ser también de todo corazón.
La utilidad práctica del don puede parecer no estar afectada por
el espíritu en el que se da, pero el dar de un hombre cristiano es
un darle a Dios. Ese es el vehículo de su amor y su servicio. Por
lo tanto el espíritu de la solidaridad es de importancia suprema.
Un regalo de mala gana que se le hace a un amigo no tiene valor para él; su significado real descansa en que sea un canal de
amistad. Los ofrecimientos para el templo eran para aceptarlos
únicamente del hombre que “daba… con su corazón” (Ex 25, 2).
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
“Dios ama a un donante cariñoso”, es otra forma de decir lo mismo. Un espíritu cariñoso es únicamente el fruto de un servicio o
generosidad sin reservas. Es el acompañamiento del amor que se
olvida de sí mismo, que ve a quienes ayudamos como personas,
no como cosas. Es la realización vívida de esa necesidad personal que da sentido de misión o de filantropía a su llamado más
efectivo a nuestra generosidad. En vez de atemorizarnos porque
nuestra solidaridad nos empobrezca, deberíamos confiar en que
Dios suplirá nuestra necesidad.
V: 8. “Y Dios puede colmarlos de dones, de modo que, teniendo
siempre suficiencia de todo, les sobre para toda clase de obras
buenas”.
La solidaridad puede limitarse por el temor de nuestra propia
seguridad. Siempre hay una tentación de caer en el proverbio de
que la caridad comienza por casa. Que nuestro deber es proveer
para nosotros mismos y para nuestro propio futuro. Este punto
de vista deja dos cosas por fuera. Una es que Dios les da a quienes confían en él y en fe responde al llamado de las necesidades
de los demás. Es de él de quien viene la riqueza.
La solidaridad no se acaba por compartir más, por el contrario,
se estimula más y crece. Sólo le sobra al que comparte, al que no
es solidario siempre le falta y nunca estará contento y satisfecho
con sus ganancias.
El relato de la viuda que alimentó a Elías con su escasa despensa,
y al hacerlo la encontró repleta, es una parábola. Darles a otros es
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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una fe solidaria a la que Dios responde con la abundancia propia
de la solidaridad, la única que llena la necesidad de plenitud que
Dios ha puesto en el corazón del hombre.
Dios quiere que su provisión para nosotros sea utilizada en satisfacer las necesidades de otros. Somos canales. Lo que tenemos es
una confianza, una administración.
El problema de la pobreza no es solamente económico, es también de amor. Si nos vemos como responsables de lo que poseemos, el problema tendría al menos una solución aproximada que
en cualquier forma podría aparecer más efectiva.
V: 9. “Como está escrito: reparte limosna a los pobres, su limosna
es constante, sin falta”. El hombre justo es generoso en sus dones
así como Dios lo es con él. La prodigalidad de la naturaleza no
tiene límites. La palabra justicia, sea humana o de Dios, incluye
la gracia de “la solidaridad”.
VV: 10 – 12. “El que provee la semilla al sembrado y el pan para
comer, proveerá y multiplicará su semilla y hará crecer la cosecha de su limosna. Así enriquecidos, su generosidad redundará
por nuestro medio en acción de gracias a Dios. Pues este acto de
servicio no sólo remedia las necesidades de los consagrados, sino
que inducirá a muchos a dar gracias a Dios”.
Todo el proceso de sembrar y recoger, signo de los deseos de los
hombres, tiene la providencia de Dios detrás. El sembrador debe
sembrar la semilla si él y otros se van a alimentar. No teme dis54
Pbro. Emilio Betancur Múnera
persar la semilla en la tierra porque conoce el poder que hay en
el suelo para multiplicarla. La misma ley de incrementar los retornos opera en la vida de la fe. A quienes dan, Dios les responde
incrementando su poder de dar. El nos enriquece para producir
una cosecha de solidaridad. Esta no solamente suple las necesidades actuales de los santos, produce en ellos gracias a Dios.
Pablo hace gran énfasis en el dar gracias como un resultado de
actividad cristiana. Ya lo ha urgido como un motivo de oración.
Aquí, como un motivo de solidaridad, insiste en que mucha gente
se verá impulsada a agradecer a Dios por la generosidad de Corinto. En esto hay significado espiritual. El dar gracias es la nota
del corazón por una experiencia real de la misericordia de Dios.
Es la reacción inevitable a la conciencia de su amor. El hombre
que está lleno de agradecimiento a Dios es humilde, reverente, y
dispuesto a la seguridad del cuidado de Dios. Tiene un profundo
aprecio de los dones de la vida porque son la expresión de ese
cuidado, de la ternura permanente de Dios.
VV: 13 – 14. “Apreciando este servicio, darán gloria a Dios por su
confesión humilde del evangelio de Cristo y por su solidaridad
generosa con ellos y con todos. Y rezarán por ustedes con todo su
afecto, al ver la gracia extraordinaria que Dios les ha concedido”.
La llamada de Pablo a la solidaridad de los corintios es una prueba de cuan hondo el evangelio ha penetrado en sus corazones.
Es una prueba de su espíritu, como todo lo demás en la vida que
exige nuestro amor, o nuestra fe. Se nos juzga constantemente
por nuestras reacciones al esfuerzo y la responsabilidad, como
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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un puente se prueba con el peso del tráfico que pasa sobre él, o la
fortaleza del árbol por la tormenta que lo azota. Pero en la vida
cristiana la prueba no es nunca mero juicio; lo que revela la calidad de nuestro carácter o nuestro progreso está en la solidaridad
y en la fe. La solidaridad enraíza más la fe. Es una oportunidad
para hacer avances más rápidos y nuevos. El apóstol les dice a
sus lectores que ellos glorificarán a Dios por su solidaridad.
Cada victoria de la solidaridad sobre el egoísmo esporádico o
sistemático hace a Dios más creíble y amable para los demás,
sobre todo, para los más pobres.
Lo que Pablo quiere decir con “obediencia en el conocimiento del
Evangelio de Cristo” no está completamente claro. El significado
más probable es que la solidaridad sería un signo del conocimiento agradecido del Evangelio. No solamente mostraría cuán
profundamente ese evangelio ha ganado sus corazones, también
mostraría la conciencia de sus bendiciones. Estas dos cosas no
son sinónimas, excepto en los grados de experiencia más profunda. Muchos comparten las bendiciones sin estar conscientes de
la influencia de Cristo en sus vidas o estar agradecidos por ello.
La llamada a algún acto de generosidad, bien puede llevarlos a
pensar muy bien las cosas, y por lo tanto ser el medio de caer en
cuenta de más cosas de las que simplemente compartimos.
Pero el don será una oportunidad también para glorificar a Dios
por revelar y expresar su amor por los santos. La compasión por
las necesidades de los santos en Jerusalén por parte de los corintios cristianos exigió un espíritu cristiano de su parte. La barrera
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
racial entre los griegos y los judíos era cierta. Era peor para los
judaizantes que afirmaron que sin circuncisión ni otros requerimientos de la ley judía, la permanencia cristiana de los gentiles era defectuosa. A nadie es más difícil amar que a un hombre
cuya visión eclesial le hace negar la validez de la experiencia cristiana de quienes difieren de él, pero la solidaridad podría sanar
el antagonismo y la exclusividad.
Pablo espera que su generosidad pueda servir para sobrepasar
esos prejuicios intangibles y construir un puente de amistad
entre ellos y los cristianos de Jerusalén. Tal resultado no sería
producido solamente por la gratitud por el don recibido, sino
por la revelación por medio de estos dones de la gracia de Dios
en acción en los corintios, y de gracia en un grado extraordinario. Jesús dice que la realidad de nuestro espíritu cristiano se
prueba por sus frutos (Mt 7, 20). Los frutos del Espíritu son la
evidencia final de la presencia del Espíritu. No hay forma en la
que el prejuicio contra la Iglesia se pueda vencer, excepto por
lo que los hombres ven en nosotros del trabajo de su gracia que
pasa por la solidaridad. Es esta mención de la gracia sobreabundante de Dios la que deja en el corazón de Pablo un eco final de
agradecimiento. “Demos gracias a Dios por su don inefable”: la
solidaridad.
Los invito a todos a dar gracias a Dios por la Cruz cuyo memorial
es la Eucaristía y su extensión la Solidaridad.
LA EUCARISTÍA “Una propuesta para la Nueva Evangelización”
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Himno a la Cruz Gloriosa
La cruz gloriosa del Señor Resucitado,
es el árbol de la Salvación; de él yo me nutro,
en él me deleito, en sus raíces crezco,
en sus ramas yo me extiendo.
Su rocío me da fuerza, su Espíritu como brisa
me fecunda; a su sombra he puesto yo
mi tienda. En el hambre es la comida, en la sed
es Agua Viva, en la desnudez es mi vestido.
Angosto sendero, mi puerta estrecha, escala
de Jacob, lecho de amor dónde nos ha desposado
el Señor. En el temor es mi defensa,
en el tropiezo me da fuerzas, en la victoria
la corona, en la lucha ella es el premio.
Árbol de Vida Eterna, Misterio del universo.
Columna de la tierra, tu cima toca el cielo y
en tus brazos abiertos, brilla el amor de Dios.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
• EN BUSCA DE PABLO, EL IMPERIO DE ROMA Y EL REINO DE
DIOS FRENTE A FRENTE EN UNA NUEVA VISION DE LAS PALABRAS Y EL MUNDO DEL APOSTOL DE JESUS. CROSSAN, J.D.
y REED, J.L. Ed. Verbo Divino. Navarra. 2006.
Esta obra tiene como característica primordial ser un estudio de Pablo en el contexto del Imperio Romano con aportes arqueológicos
muy valiosos para la exégesis paulina. Quizás puede considerarse
la primera obra en Español que relacione la exégesis con la arqueología. Por ejemplo: Gran número de términos utilizados por Pablo
existían desde antes en el Imperio, como: Redención, justificación,
expiación, culto, etc.
• EVANGELIZACIÓN Y ESPIRITUALIDAD, El Modelo de la Personalización. Javier Garrido. Editorial Sal Terrae, Santander-España, 2009.
Es un texto que sirve como puente entre la Modernidad y la Nueva
Evangelización en su criterio de personalización como característica
de la nueva cultura y criterio de todo cuanto hizo y predicó Jesús.
• LA REDENCIÓN, El significado de Nuestra Vida. Anselm Grün. Ed.
Verbo Divino. Navarra-España. 2005.
Podemos considerarla como la mejor síntesis en Español de los temas y acepciones de la Redención, que nos permite discernir los énfasis que son propios y algunos cargados de manera imprecisa a la
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teología paulina. Es un texto de un gran interés, de Teología Bíblica,
para la predicación.
• EL PRIMER PABLO, la recuperación del visionario radical. Marcus. J.
Borg y John Dominico Crossan, Verbo Divino, ágora, Navarra 2009.
Contiene de las mejores exégesis, sólo textos y temas de Pablo, puntos de partida para una Nueva Evangelización.
• RETORNEMOS A PABLO, P. Emilio Betancur, Primera Edición, Litoservicios, Medellín-Colombia. 2008.
Es una buena síntesis de los grandes principios de la Fe Cristiana
que tienen su origen en la comprensión que tuvo Pablo de la vida y
el proyecto salvífico de Jesús, dejando que concluya el libro el mismo Pablo quien va narrando lo que fue su vida y tarea misionera.
• LAS RAÍCES SOCIALES DE LA EUCARISTÍA, P. Emilio Betancur,
Tercera Edición, Litoservicios, Medellín, 2010.
La Eucaristía común, exige también dar el Cuerpo y la sangre por
los hermanos, así como Jesús lo ha hecho por nosotros: “Tomad y
comed todos de él, porque esto es mi cuerpo (vida, tiempo, carismas, energías, esperanzas, techo, pan, estudio, salud, cultura y belleza) que será entregado por vosotros” “Tomad y bebed todos de
él, porque este es el cáliz de mi sangre (cruces, sufrimientos, debilidades, desplazamientos, secuestros, violaciones e inequidades) que
será derramada por vosotros”.
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Pbro. Emilio Betancur Múnera
Se terminó de imprimir en
Industria Gráfica Litoservicios
Mayo de 2012, Medellín, Colombia
Teléfono: (4) 284 79 82
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