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Especiales
chilango
enfermo
Si seguimos sin cuidar nuestra salud, en 10 años
no habrá hospitales ni doctores que alcancen para tanto
chilango enfermo. ¿Qué tan mal estamos? ¿Hay posibilidad
de evitar el precipicio al que nos acercamos?
«De continuar por este rumbo, a más tardar en 10 años habrá un colapso del sistema de
salud del DF. Si no hacemos algo para frenar la aparición de más enfermos no va a haber
hospitales, médicos, clínicas ni medicinas para atenderlos. Actualmente en los hospitales
ya no caben los pacientes, para entonces vamos a tener filas y filas de enfermos y no va a
haber dónde meterlos», dice el secretario de Salud capitalino, el doctor Armando Ahued.
Tiene puesta una bata blanca y en su oficina suena música clásica. El escritorio impecable y las plantas verdísimas hacen juego con la sonrisa que el funcionario tiene todo el
tiempo. Todo eso contrasta con los datos que ofrece: «En una década no habrá ni camas ni
medicamentos ni terapias intensivas para cuidar a tanto enfermo. Tenemos un estudio que
señala que esta generación puede llegar a perder 10 años de esperanza de vida debido al sobrepeso y la diabetes. Lo que hemos ganado con el tiempo para que el promedio actual sea
de 75 años en hombres y 78 en mujeres, lo podemos perder y llegar a que sólo sean 65 años».
52 | CHILANGO | Junio 2011
agradecimiento a begoña irazabal
Por Mael Vallejo
Fotos José Luis Castillo
sin recursos México está en los
últimos lugares de los países de la
OCDE en cuanto a servicios de salud.
53 | CHILANGO | Junio 2011
Para cuando acabe la entrevista, Ahued
habrá utilizado 18 veces la palabra “prevención”: «Necesitamos prevenir, decirle a la
gente que está sana que se cuide, que coma
sano, que deje de comer garnachas, que vaya
al doctor, que haga ejercicio».
Fuera de la Secretaría de Salud, a menos
de 50 metros, tres empleados de esa dependencia –con el gafete al cuello– comen
quesadillas fritas en uno de los cuatro puestos callejeros que hay en la misma cuadra
donde está ubicada la oficina de Ahued.
SIN LUGAR
En el Hospital General Xoco del gobierno
local no cabe un paciente más. Es viernes,
10:00 pm, y la gente con un hueso roto o
temperatura alta convive a centímetros de
los accidentados, acuchillados y baleados.
La sala de urgencias está a reventar y ni siquiera hay camillas para atender a quienes
van llegando. Son al menos 35 personas en
un espacio donde cabrían 15.
José Ángel grita mientras está acostado
en tres sillas de plástico. Cayó de un primer
piso mientras estaba en una fiesta. Dice que
se destrozó la espalda y, hasta el momento,
ese diagnóstico es el único certero, porque
lleva media hora esperando a que un doctor
lo revise. Pregunta, gritando, que «por qué
chingados nadie lo atiende». Una de sus amigas, en cuyas piernas está recostado José,
intenta calmarlo; otro amigo intenta hablar
con una enfermera que camina rápidamente
por el lugar. «¿A qué hora lo van a atender?
¡Ya no aguanta!», pregunta exasperado el
joven de menos de 20 años, vestido con una
playera negra que dice “Who’s your daddy”.
La respuesta es concreta: «¿Y usted no ve
que estamos llenos y trabajando? Hay como
20 pacientes antes que él y más graves, así
que siéntese y espere».
Las camas en los hospitales del DF son
insuficientes no sólo en las salas de urgencias, también en las zonas de hospitalización.
Incluso para solicitar una consulta se debe
esperar semanas y hasta meses, dependiendo de la especialidad médica que se requiera.
El mayor porcentaje de consultas y hospitalizaciones –así como de muertes– en el
DF se deben a enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, tumores, afecciones cerebrovasculares y del hígado. La mayoría no
tienen cura. Sólo pueden contenerse y necesitan de una detección temprana para poder
detener su avance. Gran parte de los casos
se detectan en una etapa muy avanzada.
54 | CHILANGO | Junio 2011
Datos de la Secretaría de Salud capitalina
señalan que en los 11 hospitales del Gobierno del Distrito Federal, tres de cada cuatro
camas están ocupadas por pacientes con
enfermedades derivadas del sobrepeso y la
obesidad. De los 11 millones de habitantes de
la ciudad, 5.1 millones (69%) sufren esos problemas: 75% de las mujeres (2.3 millones) y
69% de los hombres (1.8 millones).
Desde que tomó posesión de su cargo, en
julio de 2008, el secretario Armando Ahued
ha reiterado que la obesidad es el peor enemigo de los capitalinos. «El país tiene el
primer lugar en obesidad infantil y de adultos del mundo. En el DF estamos arriba de
la media nacional, y hasta 35% de nuestros
de los últimos
Suecia
82.2 años
en expectativa
de vida
México
75.1 años
en expectativa
de vida
México está entre los últimos lugares
de los países de la OCDE: tenemos
1.7 camas de hospital y dos médicos
por cada 1,000 habitantes. Cada mexicano sólo realiza 2.8 consultas al doctor
al año. Somos el cuarto con menor
expectativa de vida: 75.1 años.
niños tiene sobrepeso. La gente no entiende
que el solo hecho de estar pasado de peso te
pone en riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión y cualquier tipo de cáncer.»
El problema es que, aunque se conoce
estadísticamente cuáles son los padecimientos más comunes de los capitalinos, no existen estudios rigurosos que determinen las
causas. Por ejemplo: sólo se sabe que el cáncer de mama es más agresivo, se da a edades
más tempranas y es más frecuente en México que en Europa, pero no se sabe por qué.
Para el doctor Jorge Meléndez, subdirector de Investigación Básica del Instituto
Nacional de Medicina Genómica (Inmegen),
«no se ha invertido suficiente en estudios
epidemiológicos que identifiquen las causas
de las diferentes enfermedades que aquejan
al mexicano. La información que se obtiene
sale de los reportes estadísticos que se hacen
en las clínicas del país, pero no son estudios.
No tenemos la información que existe en
otros lados del mundo, no tenemos estadísticas al respecto. Es complicado saber qué
enfermedades nos afectan más porque estamos partiendo de los anecdotarios de los
médicos que diagnostican. Por esa razón sabemos que el cáncer en la Ciudad de México
es de las primeras causas de muerte, pero no
porque conozcamos el origen de ello».
Sí sabemos que la pirámide poblacional
está cambiando: habrá más viejos y menos
jóvenes, lo que implica mayor atención médica y enfermedades crónicas, lo cual también supone desembolsar más dinero en
medicamentos y hospitalizaciones.
Mélendez explica que mientras más vieja es la población, empiezan a aparecer más
enfermedades crónicas. «Actualmente la expectativa de vida del DF es mayor que la del
resto del país, por lo cual en unos años, con
el cambio poblacional, en la ciudad habrá
muchísimos más casos de cáncer, enfermedades pulmonares, asma, infartos. Ése será
el perfil del enfermo que habrá que atender,
similar a lo que ahora tiene Europa, con el
problema de que no tenemos el sistema de
salud que hay allá. No hay diagnósticos tempranos, a tiempo, ni hospitales suficientes.»
Después de una hora de esperar atención
médica en el Hospital General Xoco, José
Ángel está a bordo de una ambulancia. Tuvo
suerte: llegó otro enfermo al lugar y sus amigos hablaron con el paramédico del vehículo.
Le ofrecieron 500 pesos si llevaba a José a un
hospital particular. El paramédico le dijo que
debía ir a otro servicio y que después de eso
podía llevarlo al Hospital Español.
Así que José está en la ambulancia y en
unos minutos habrá junto a él otro accidentado en un sitio destinado para una persona.
Si el trayecto sale como está planeado, en 20
minutos deberá estar recibiendo atención
médica. Mientras tanto, el diagnóstico sigue siendo el mismo que él gritó hace más
de 70 minutos: espalda destrozada.
¿Qué hicimos mal?
Tres factores nos han llevado al borde del
colapso en cuestión de salud: el cambio poblacional –nos estamos convirtiendo en
un país de viejos–; la falta de prevención y
cuidado de la gente; y el presupuesto insuficiente para investigación y el sector salud en
estresados En el DF sólo una
de cada 10 personas mayores
de 35 años hace ejercicio.
55 | CHILANGO | Junio 2011
general.
El cambio poblacional explica la variación en el tipo de enfermedades que nos están matando. En los últimos 50 años la transición epidemiólogica ha sido clara: la gente
antes se moría de gripas, neumonías y gastroenteritis; ahora lo hace de enfermedades
crónico-degenerativas como diabetes, cardiovasculares, tumores o cerebrovasculares.
La Agenda Estadística 2009 de la Secretaría de Salud capitalina señala que en 1970
las tres principales causas de muerte eran la
influenza y pulmonía, enfermedades diarreicas y afecciones en recién nacidos. A
partir de los ochenta son las afectaciones
al corazón, la diabetes y los tumores.
Esto no sólo implica que las enfermedades ahora no tienen cura y que quienes las
padecen necesitan tratamiento, hospitalización y medicamentos durante años, sino
que la detección temprana de las mismas es
fundamental, la cual no existe en el DF por la
falta de prevención.
El secretario de Salud de la ciudad, Armando Ahued, lo explica así: «Lo que está
haciendo esa transición es que la gente se
enferme de afecciones más caras y que necesitan tratamiento para el resto de la vida,
como la hipertensión y la diabetes. Son enfermos que no se van a curar nunca y eso
encarece mucho la atención médica, lo que
provoca un impacto muy fuerte en el sistema de salud, en las finanzas públicas, en
el dinero que se requiere para atender a la
población. Estamos hablando de que ahora
tenemos medicamentos y métodos de diagnóstico, quirúrgicos y de cura más sofisticados pero mucho más caros».
Los microbios tampoco ayudan: «La resistencia que virus y bacterias han creado ha
ocasionado que tengamos que crear y utilizar medicamentos de tercera y cuarta generación. Un tratamiento de ésos, de siete cápsulas, cuesta 1,500 pesos. Las cirugías ahora
son mucho más efectivas y menos agresivas,
pero también son mucho más caras».
A los virus resistentes debemos sumar los
que van mutando. Armando Ahued recuerda
el de la influenza AH1N1 en 2009: «Tenemos
que estar prevenidos, lo vimos con lo de la
influenza, un nuevo virus que nos puso de
rodillas. Afortunadamente no era tan letal
pero murieron más de 1,200 personas. Fue
un virus que llegó aquí, que cerró la ciudad.
No sólo es eso, también tenemos inundaciones, el cambio climático, la falta de agua…
Estamos expuestos a muchas cosas malas».
Que la población se vuelva vieja no representaría un problema si los capitalinos
tuviéramos una cultura de prevención y cuidáramos nuestra salud.
Ahued insiste en que el problema actual
se debe en gran parte al estilo de vida que llevamos. «Sí, existe una predisposición genética
del mexicano para desarrollar ciertas enfermedades como la diabetes, pero es imposible desligar eso de la mala alimentación y el sedentarismo de nuestra ciudadanía: comemos mucha
carne, mucho colesterol, alimentos ricos en
glucosa, carbohidratos y azúcares, no comemos frutas y verduras, no hacemos ejercicio».
Mientras en los estados del norte tienen
más problemas con el colesterol y los triglicéridos por el alto consumo de carne, y en el
sur tienen infecciones derivadas del calor,
aquí todo tiene que ver con el estilo de vida.
Lo preocupante es que los chilangos nos estamos acostumbrando a vivir mal.
Por ejemplo, muchos casos de hipertensión se detectan en chequeos de rutina sin
que la gente supiera que se sentía mal. Se
acostumbran a tener la presión alta y cuando toman medicamentos para nivelarla,
se sienten mal por eso. Es una enfermedad
silenciosa que es mortal si no se detecta.
El factor genético tampoco ayuda. Jorge
Meléndez, investigador del Inmegen, señala que «a través de algunos estudios genéticos sabemos que somos más propensos a la
obesidad y a la diabetes, y a la vez tenemos
predisposición a tener alteraciones en los
lípidos que hacen mucho más factible que
tengamos infartos».
Si hay que culpar a alguien de ello es a
nuestros antepasados muy remotos. El gen
que hace que acumulemos mucho colesterol malo ahora es un problema porque comemos muchas hamburguesas, pero cuando
pasamos por el Estrecho de Bering desde
Asia a América –con temperaturas menores a cero grados– funcionaba muy bien
acumular lípidos y ser gordos
También conocemos que en México hay
mayor frecuencia de cáncer de mama y que
es más agresivo que en mujeres de otras razas. Aquí no sólo es más invasivo, sino que
aparece, por predisposición genética, en
promedio 10 años antes (a los 35 años).
Todo eso lo sabemos pero lo que hace
falta, señala Ahued, es «cultura de la salud.
No estamos educados ni educando a nuestros hijos para tener hábitos saludables. Los
muchachos tienen sexo a los 11 o 12 años, sin
protección, y de ahí vienen los embarazos no
deseados y las infecciones de transmisión
sexual. Cada año 2,100 personas contraen
SIDA en el DF; es el estado con mayor incidencia del país. A esa edad ya también están
tomando alcohol y fumando. Por eso el número de enfermos va para arriba».
El ejemplo básico de cómo el chilango
no toma en serio su salud es éste: de cada
10 diabéticos que saben que tienen la enfermedad, y a quienes un doctor ya les dijo que
es necesario que tomen medicamento, y
que hagan dieta y ejercicio, siete no realizan
ninguna de estas acciones. Siguen con los
mismos hábitos hasta que la enfermedad
los deja ciegos, paralíticos o los mata.
Si se necesita un dato para saber por qué
somos obesos –o sea: propensos a diabetes,
hipertensión, tumores– aquí va: después de
los 35 años, sólo una de cada 10 personas
hace ejercicio. No ejercicio de alto rendiContinúa en la Pág. 132>>
historia de las enfermedades que matan más chilangos
1950
· Gripa
y neumonía
· Gastroenteritis
y colitis
· Afecciones de la
primera infancia
56 | CHILANGO | Junio 2011
1960
· Gastroenteritis
y colitis
· Afecciones de la
primera infancia
· Gripa
y neumonía
1970
· Influenza
y neumonía
· Gastroenteritis
y colitis
· Afecciones de la
primera infancia
1980
· Enfermedades
del corazón
· Neumonía
e influenza
· Tumores
malignos
1990
· Enfermedades
del corazón
· Tumores
malignos
· Diabetes
2000 a la fecha
· Enfermedades
del corazón
· Tumores
malignos
· Diabetes
mal y de malas Los malos hábitos,
alimentación deficiente y falta de
ejercicio nos están matando.
57 | CHILANGO | Junio 2011
{2}
¿Cómo escoger
Especiales
chilango
un doctor?
Las cosas que debes y no debes hacer a la hora de escoger un nuevo médico especialista.
1
Conoce tu enfermedad
No interpretes síntomas. Un dolor
puede ocultar algo más grave que
debe revisar un médico general. No
te automediques. Al hacerlo, podrías
ocultar los síntomas de tu verdadero
padecimiento. Acude a un médico general que determine la gravedad del
problema. Pídele el nombre exacto
de tu padecimiento.
58 | CHILANGO | Junio 2011
2
Ubica la especialidad
Un especialista no es especialista en todo.
Huye de los médicos que presumen saber
de todas las áreas. En el consejo médico
correspondiente a la especialidad que necesitas, encontrarás un directorio con médicos que pueden atenderte.
3
Conoce a tu médico
En México no existe un sistema con la
currícula de todos los especialistas del
país, así que lo que muchos médicos recomiendan es googlear al doctor en cuestión.
Revisa en qué hospitales trabaja y qué tan
actualizado está. Habla con sus pacientes,
pregunta por él en el consejo de su disciplina y a otros especialistas del mismo ramo.
¿A QUIÉN ACUDIR?
el checklist
Antes de escoger a tu médico, pregúntate estas cosas; si contestas “sí” en ocho preguntas o más,
tienes a tu doctor.
1. ¿Tiene el
entrenamiento y la
educación adecuada?
2. ¿Su currículum
corresponde a las
necesidades de
mi tratamiento?
3. ¿Lleva vida
académica?
4
4. ¿Mantiene su
práctica de manera
constante?
5. ¿Sus colegas
hablan bien de él?
6. ¿Ha asistido
diplomados o
residencias en
hospitales del
extranjero?
Usa los criterios correctos
Lo más importante en un especialista es su
experiencia. Por eso es deseable que ejerza
en hospitales públicos: ahí tiene que atender muchos más casos que en la práctica
privada. Es importante saber el hospital
donde hizo residencia y donde hizo su servicio social. Siempre hay que preguntar
cuántos tratamientos o cirugías realiza al
año, y comprobar que sea un médico certificado por el consejo de su especialidad.
7. ¿Ha tenido
residencia o servicio
social en un hospital
público de prestigio?
8. ¿Sus pacientes
hablan bien de él?
9. ¿Está certificado
por al menos un
consejo médico?
5
10. ¿Aparece en
Google con buenas
referencias?
11. ¿Atiende por lo
menos 20 casos al año?
12. ¿Ha estado
expuesto a más de
100 casos a lo largo
de su carrera?
Califica su educación
No te dejes impresionar por los diplomas
en su consultorio. Es importante que éstos correspondan a cursos completos o a
prácticas completas, y no sólo a visitas
a hospitales de prestigio. Como mínimo, la
estancia debe ser de seis meses practicando su especialidad con pacientes reales.
Muchos puntos extra si el médico está en
la academia, dando clases: un doctor que
enseña, es un doctor siempre actualizado.
Si no sabes dónde buscar a un
especialista, lo primero que
debes hacer es acudir a uno de
los consejos médicos mexicanos. Éstos funcionan por especialidad y son los encargados
de certificar a los especialistas
de cada área. La lista de todos
los consejos médicos está en
www.conacem.org.mx. Éstos
son algunos de los que se dedican a atender los padecimientos más comunes en la ciudad.
Consejo Mexicano de Oncología
www.cmo.org.mx
Consejo Mexicano de Cardiología
www.consejomexcardiologia.org.mx
Consejo Mexicano de Endocrinología
www.endocrinologia.org.mx
Consejo Mexicano de Neurología
www.consejomexicanode
neurologia.org
Consejo Mexicano de Cirugía
Neurológica
www.cmcn.org.mx
Consejo Mexicano de Cirugía
General www.cmcgac.org.mx
Consejo Mexicano de Psiquiatría
www.consejomexicano
psiquiatria.org.mx
Sociedad Mexicana de Neurología
y Cirugía de Tórax
www.smnyct.org.mx
Consejo Nacional de Inmunología
Clínica y Alergia
www.conica.org.mx
Consejo Mexicano de Patología
Clínica y Medicina de Laboratorio
www.compac.org.mx
Consejo Mexicano de
Otorrinolaringología y
Cirugía de Cabeza y Cuello
www.cmorlccc.org.mx
Consejo Mexicano de
Medicina de Urgencias
www.consejomexicanode
medicinadeurgencias.com.mx
59 | CHILANGO | Junio 2011
<< Viene de la Pág. 57
miento, sino sólo caminar 30 minutos diarios.
La vida en una megalópolis implica estrés
y situaciones límite. La tensión ha llegado a
tal punto, que en febrero se publicó la Ley de
Salud Mental del DF. El objetivo es, no sólo
atender a los pacientes con un padecimiento,
sino prevenir que sucedan. «En las grandes
urbes el problema es que la convivencia desarrolla estrés: el tránsito, la irritabilidad, el
smog; la gente se enoja, llega tarde. Esto tiene un impacto en la salud: gastritis, úlceras,
migrañas. La ley plantea terapias para atender el estrés y la depresión», señala Ahued.
El crecimiento en el número de enfermos
crónicos, la falta de infraestructura y de apoyo a la investigación ha dejado a los sistemas
de seguridad social abarrotados.
Mientras que en promedio los países de
la OCDE destinan 2.4% de su PIB a la investigación, México apenas alcanza 0.4%.
Las cifras de la Secretaría de Salud señalan que en el DF viven 8,846,752 personas.
De ellas, 2,721,228 se atienden regularmente
–y de manera completamente gratuita– en
el sistema de salud del Distrito Federal, que
cuenta con 31 hospitales y 250 clínicas.
Pero no sólo esa población llega a ellos.
Si alguien se accidenta, aunque tenga seguro
social o dinero para pagar un hospital privado, es llevado primeramente a alguna sala de
urgencias del GDF como Balbuena o Xoco,
como le pasó a José Ángel. El secretario
Ahued afirma que «no tenemos capacidad
para atender a tantos enfermos. Además
ahí no sólo les damos consultas, sino medicamentos, análisis de laboratorio, hospitalización, operaciones quirúrgicas y atención
posoperatoria de manera gratuita».
Con 5,432 millones de pesos en 2011, la
Secretaría de Salud es la cuarta dependencia
con más presupuesto del DF. Y, sin embargo,
dice Ahued, «el dinero nunca es suficiente».
¿SOLUCIONES?
En 10 años –si todo sale según lo planeado–,
con un examen genético cualquiera podrá
saber la predisposición que tiene para ciertas
enfermedades y actuar contra ellas incluso
antes de que aparezcan síntomas. También,
qué medicamentos tomar para cierta enfer132 | CHILANGO | Junio 2011
medad, si servirán para ese paciente o no
antes de que empiece a tomarlos.
Es decir, la prueba te dirá si tú nunca tendrás cáncer de mamá porque tus genes así
lo dicen y entonces podrás dejar de radiarte
cada año con mastografías, pero que es muy
probable que tengas cáncer de colon y debas
cuidar tu alimentación específicamente para
ello. También si eres alérgico a algún alimento, aunque nunca lo hayas comido, o a cierto
medicamento. También si un anticoagulante
te funcionará mejor que otro.
Eso sucederá gracias a que el Instituto
Nacional de Medicina Genómica espera publicar a final de año la secuencia genética
de la raza amerindia, en donde nos incluimos
la mayoría de los mexicanos y latinoamericanos. Ya se han realizado las secuencias de
los europeos, asiáticos y africanos, pero nadie había hecho la de los amerindios. México será el primer país en publicarlo.
Tener toda la secuencia implica conocer
cada letra del ADN. Hace dos años se publicó el mapa del genoma del mexicano, lo cual
significó que se dieron a conocer algunos de
los puntos fundamentales del ADN nacional,
pero no toda la secuencia.
Jorge Meléndez, del Inmegen, afirma
que «intentamos llegar a niveles de primer
mundo, donde a un paciente con cáncer ya
no se le saca una biopsia, sino que analizan
esa muestra y ven la secuencia genética para
decirle no sólo si tiene cáncer, sino qué tratamiento será mejor para él según sus genes».
Ante el escaso presupuesto con el que se
cuenta en México, este tipo de pruebas –que
ya se aplican en hospitales particulares con
costos de más de 50,000 pesos– tardarán
unos 10 años en ser accesibles a la gente
en general. «No hay dinero para masificarlo. Para producirlo necesitaríamos una empresa con la cual negociar para que hicieran
estas 12 pruebas de diagnóstico genómico.
Pero aquí las farmacéuticas no son como
las de Estados Unidos, que arriesgan mucho
para ganar mucho; aquí son más pequeñas
y no arriesgan tanto», señala Meléndez.
El secretario Ahued también considera
que cuando estas pruebas estén listas serán
muy útiles para diagnosticar a tiempo, y que
disminuirán la excesiva carga del sistema de
salud, pero «aunque ya se está trabajando
para hacerlo masivo, no hay recursos».
Mientras los recursos llegan, la única
solución es la prevención. «La gente acude
al médico sólo cuando enferma. Hay que ir
cuando uno está sano para mantenerse así.
Es como cuando uno lleva el auto a hacerle el servicio: lo lleva para mantenerlo en
buen estado, para evitar que te deje tirado.
Es increíble cómo lo hacemos con el auto
pero no con nosotros», dice Ahued.
Las soluciones son sencillas según la
Secretaría de Salud capitalina. Para todos: checarse la presión y nivel de glucosa
regularmente. Para hombres: prueba de
antígeno prostático y colonoscopía una
vez al año. Las mujeres: autoexplorar sus
mamas y, si notan un nódulo, acudir al médico de inmediato; después de los 40 años,
hacerse una mastectomía una vez al año y
el papanicolau dos veces. De alimentación
y ejercicio, lo lógico: comer menos azúcar y
carne roja, y más carnes blancas, frutas
y verduras; hacer ejercicio 30 minutos al
día (con caminar a buen paso basta).
Como casi nadie cumple esos sencillos
pasos, el gobierno de la ciudad pondrá en
marcha este mes un nuevo proyecto que se
suma a la intención de dar clases de salud
en los niveles básicos educación. Se pretende colocar 18 clínicas de diagnóstico
en estaciones del metro. «Si la gente no se
acerca a las clínicas, pues habrá que acercar las clínicas a ellos», dice Ahued.
Ahí la gente podrá realizarse exámenes
de sangre, presión y orina, y seguir su camino. Un par de días después, podrá pasar por
sus resultados y ahí mismo le dirán si necesita ir a una clínica a consulta. Le dirán
cuál es la más cercana a su casa o su trabajo
y le darán una cita. «Te darán una hoja de
referencia en donde dirá en qué saliste mal
en los exámenes y con ella te atenderán en
nuestras clínicas. Sólo serán de diagnóstico, no de atención, nadie podrá ir ahí a
curarse de nada», agrega Ahued, quien
calcula que al menos 1,400,000 personas
podrán diagnosticarse en ellas cada año.
«Esto todavía se puede revertir, aún
estamos a tiempo de que el sistema no
colapse, pero necesitamos entender que
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