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UNIVERSIDAD DEL TURABO
ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
UNA LECTURA FOUCAULTIANA AL TEXTO DEL PROTESTANTISMO
NORTEAMERICANO UTILIZADO EN PUERTO RICO POR SUS
MINISTROS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD
DE LA FELIGRESÍA PUERTORRIQUEÑA: MEDIANTE EL
USO DE LAS TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER.
por
Ricardo Colón Hernández
PROYECTO
Presentada como Requisito para la Obtención del Grado de
Doctor en Psicológica con Especialidad en Consejería Psicológica
Gurabo, Puerto Rico
mayo, 2013
UNIVERSIDAD DEL TURABO
CERTIFICACIÓN DE APROBACIÓN DE DISERTACIÓN
El proyecto de Ricardo Colón Hernández fue revisada y aprobada por los
miembros del Comité de Proyecto. El formulario de Cumplimiento de Requisitos
Académicos Doctorales con las firmas de los miembros del comité se encuentra
depositado en el Registrador y en el Centro de Estudios Doctorales de la Universidad del
Turabo.
MIEMBROS DEL COMITÉ DE PROYECTO
Dr. William T. Casper
Universidad del Turabo
Director del Comité de Proyecto
Dr. Víctor Manuel García
Universidad del Turabo
Miembro
Dr. Francisco Millán
Universidad del Turabo
Miembro
©Copyright, 2013
Ricardo Colón Hernández. Derechos Reservados.
UNA LECTURA FOUCAULTIANA AL TEXTO DEL PROTESTANTISMO
NORTEAMERICANO UTILIZADO EN PUERTO RICO POR SUS
MINISTROS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD
DE LA FELIGRESÍA PUERTORRIQUEÑA: MEDIANTE EL
USO DE LAS TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER.
por
Ricardo Colón Hernández
Dr. William T. Casper
Director de Comité de Proyecto
Resumen
Esta tesis presenta un Análisis Crítico Discursivo al estilo Foucaultiano sobre el
lenguaje utilizado por los ministros de las Iglesias protestantes americanas en el contexto
histórico de 1898. Nuestro interés se ha centrado en la búsqueda y la compresión de las
tecnologías de poder y del ser en la subjetivación del puertorriqueño. La investigación
fue de corte cualitativo y se utilizó el paradigma del Análisis Crítico del Discurso de
Michel Foucault con el propósito de demostrar que los procesos de evangelización
llevados a cabo por los ministros de las Iglesias protestantes americanas fueron utilizados
para lograr la construcción de las tecnologías del poder y del ser en la sociedad
puertorriqueña y crear, a través de ellas la subjetividad del puertorriqueño. De esta
manera respondieron al ejercicio del poder del Imperio en los procesos de la
colonización. Además, se demostrará la necesidad de establecer en el desarrollo de la
iv
psicología puertorriqueña una idiosincrasia que responda a los asuntos naturales del país
para entender el legado histórico-cultural que ha sufrido la isla de Puerto Rico, sin
recurrir a la influencia de la psicología americana que, en su saber-poder, responde a los
asuntos de una idiosincrasia basada en sus principios de libertad.
El Análisis Crítico Discursivo Foucaultiano nos permitirá hacer un análisis de los
procesos genealógicos de la historia y sus implicaciones sociales y psicológicas para
Puerto Rico para demostrar que todo el proceso de la evangelización llevado a cabo en la
Isla respondió al concepto del Destino Manifiesto de la nación norteamericana con el fin
de mantener el estatus presente en los asuntos políticos, económicos, sociales y
psicológico de la Colonia puertorriqueña.
v
DEDICATORIA
El autor gentilmente, y tomando en consideración las fuerzas del destino que han
influido en su nuevo proceso del saber, quiere dedicar esta obra a las personas que le
brindaron su confianza y su apoyo en el ejercicio de su profesión.
A mis hijos les doy un merecido reconocimiento por ser la llama que inspiró en
mi esta nueva prueba en mi vida. A ti Gabriela Colón Cruz, te dedico mis esfuerzos y
mis logros. Como hija has sido siempre la chispa que ha cuidado de mi para que no me
falte la energía en mi vida y siga luchando. A Maribel Cruz Meléndez, mi compañera de
15 años, porque en los momentos difíciles fue una mano certera que me brindó apoyo y
ayuda alertándome a confiar en mis capacidades y mis cualidades para lograr esta
empresa. De igual forma agradezco a mis hermanos que de alguna manera vieron en mi
persona un norte y un nuevo comienzo. A Bernardo Roque, amigo y hermano de estudio,
siempre presente cuando necesito ayuda o un buen consejo. No puedo dejar fuera de este
momento histórico de mi vida, a aquellas personas que con su indisposición motivaron a
que mi espíritu fuera más combativo y no me rindiera ante las críticas injustificadas.
En mi vida hay una persona que merece un reconocimiento especial ya que, sin ser mi
padre, ha asumido esta responsabilidad. A ti Freddy Ramos Bernard, gracias. Se que
estas páginas no son suficientes para reconocer todo lo que has hecho por mí. Quiero
agradecerles a Elvira Hernández y a Florencio Colón que, aunque ausentes, me dieron el
don de la vida y el deseo de seguir luchando por ser cada día un mejor ser humano; no es
que lo haya alcanzado, pero sin duda me dirijo a ello.
A ti, mi Dios, mi fuerza y mi energía. Eres la magia que mueve mi universo y lo
que me permite apreciar el valor de la amistad. Cómo dijo el apóstol Pablo: “Todo lo
vi
puedo en virtud de Aquél que me provee sus fuerzas para lograrlo (Filipenses 4:13). Por
último y no menos importante, a modo de reconciliación con mi espíritu repito estas
sabias palabras:
Le doy gracias a los dioses por mi alma invencible… Yo soy el amo de mi
destino: yo soy el capitán de mi alma (Ernest Henley, 1908).
Vaya para ustedes mi gratitud, mi respeto profundo y mi aprecio sincero.
vii
AGRADECIMIENTO
Luego de pasar más de seis años de enseñanza profesional en la psicología,
quiero agradecerle al Dr. William T. Casper por ser un gran ser humano y un amigo de
puertas abiertas, con una mentalidad gentil y genuina. Es el mejor maestro y motivador
que he tenido en mi vida. Como facilitador del conocimiento en los procesos de
enseñanza, es el catedrático universitario, que no se cansa de difundir el conocimiento en
beneficio de los que escuchan su mensaje. El Dr. Casper siempre ha demostrado su buen
juicio al transmitir un conocimiento vivo de lo que es el mundo real en el mejor interés
del aprendizaje de la psicología en Puerto Rico. Siempre recordaré mi primer día de
clases de maestría en el curso Teoría de la Personalidad. Al escucharlo, me sentí fuera
de grupo. Cuando me acerqué para que me diera de baja, me ofreció destrezas para
continuar en mi proceso de aprendizaje. Siempre he admirado su humanismo y
sensibilidad al buscar el lado positivo de cada persona que le conoce. A ti Dr. Casper, mi
eterno agradecimiento.
A los doctores Francisco Millán y Víctor Manuel García, gracias por su
compromiso y amabilidad, por su labor en la lectura de esta tesis, así como por sus
acertadas recomendaciones. De cada uno de ustedes me llevo un grato recuerdo que
retomaré para continuar con esta carrera que apenas comienza.
viii
TABLA DE CONTENIDO
página
APÉNDICES
xii
CAPÍTULO I. UNA LECTURA FOUCAULTIANA AL TEXTO DEL
PROTESTANTISMO NORTEAMERICANO
UTILIZADO EN PUERTO RICO POR SUS MINISTROS
EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD DE LA
FELIGRESÍA PUERTORRIQUEÑA: MEDIANTE EL USO
DE LAS TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER
1
Planteamiento del problema
1
Objetivo
2
Pregunta de investigación
3
Justificación del trabajo
3
Viabilidad
4
Diseño
5
CAPÍTULO II. ELABORACIÓN DEL MARCO TEÓRICO
6
Desarrollo histórico del poder imperial
6
Estados Unidos y el Caribe
9
El 1898: nuevo paradigma histórico, político, social y religioso de
Puerto Rico
12
La Carta Autonómica de Puerto Rico y otras Leyes Insulares del
Imperio
17
El discurso protestante
20
Una colonia bajo la provisión de Dios
26
Una colonia olvidada por Dios
32
El discurso del Imperio
37
Una ideología religiosa que no responde al interés social de la Isla
41
ix
Lucha y control social
44
La geopolítica y la religión
48
Poder e ideología
50
¿Qué es la ideología?
54
Desarrollo del discurso
57
El discurso como modelo histórico
59
La creación de discurso responde a la ideología del poder
60
Comunicación intercultural
61
La creación del mal en el ser humano
63
CAPÍTULO III. METODOLOGÍA
73
El desarrollo del análisis crítico del discurso
73
El discurso permite el análisis de lo oculto
75
El enfoque discursivo de Foucault
75
Selección del corpus
76
Problematización
79
Las tecnologías del poder
81
El poder político y económico
83
Tecnologías de reclusión y segregación
85
Tecnologías de autorregulación
86
Posicionamiento del sujeto
87
Los mecanismos de sujetivización
90
El poder del dispositivo
94
Deconstrucción del discurso
98
x
Una psicología comprometida
100
Un análisis discursivo foulcoultiano sobre las tecnologías del poder
y del ser usadas por los ministros protestantes en la Isla
105
Una lectura del lenguaje protestante mediante el análisis crítico del
Discurso desde la experiencia foulcoultiana
106
Identificación del corpus 106
El desarrollo de la problematización en el discurso protestante
116
El desarrollo de las tecnologías
123
El posicionamiento del sujeto
128
El desarrollo de la subjetividad
132
CAPÍTULO IV. ANÁLISIS DEL LENGUAJE UTILIZADO EN LA
EVANGELIZACIÓN POR LOS MINISTROS
PROTESTANTES EN LOS PROCESOS DE LAS
TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER Y SUS
IMPLICACIONES PSICÓLOGICAS
137
CAPÍTULO V. HALLAZGOS Y RECOMENDACIONES
156
Una lectura del puertorriqueño objetivizado en los procesos de la
de la evangelización en la colonia
164
Limitaciones y sugerencias para la psicología
171
Conclusiones y recomendaciones
177
REFERENCIAS
180
xi
APÉNDICES
página
Anejo A. Carta solicitando exención para utilización uso de IRB
187
Anejo B. Carta aprobación de solicitud de exención para utilización IRB
189
xii
CAPÍTULO I
UNA LECTURA FOUCAULTIANA AL TEXTO DEL PROTESTANTISMO
NORTEAMERICANO UTILIZADO EN PUERTO RICO POR SUS
MINISTROS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD DE LA
FELIGRESÍA PUERTORRIQUEÑA: MEDIANTE EL USO
DE LAS TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER.
El lenguaje es un proceso de libre creación, sus leyes y principios son fijos, pero
la manera en que los principios generales del lenguaje se utilizan es libre y varía
infinitamente. Incluso la interpretación y el uso de las palabras implican un proceso de
libre creación. Por todo lugar desde la cultura popular al sistema de propaganda, existe
una presión constante para que las personas sientan que son impotentes, que el único
papel que pueden tener es la de ratificar las decisiones y consumir los productos del
Imperio (Chomsky, 1997, p. 5 y Chomsky, 2005, p. 10).
Planteamiento del problema
Tras la invasión de las tropas norteamericanas en 1898, se inició un nuevo
proceso de colonización de los puertorriqueños. El nuevo regente controlará las
distintas esferas constitutivas de la vida del isleño: gobierno, economía, correo, medios
de comunicación, aparato jurídico, educación, entre otros. En este trabajo se
investigará si la evangelización llevada a cabo por los ministros estadounidenses en
Puerto Rico formó parte de este proceso y de esta forma contribuyó al desarrollo de la
subjetivación del puertorriqueño. Este recorrido exploratorio estará enmarcado en la
perspectiva del Análisis Crítico del Discurso al modo Foucaultiano.
1
En este, estudio se tomará en consideración el uso de las tecnologías del poder y
del ser, así como el dispositivo del pecado, en el desarrollo de una ética y de una moral
religiosa reguladora de una feligresía puertorriqueña fiel a los intereses del poder
hegemónico entrante a la Isla.
Dado que esta se iniciaba en una nueva forma política con la Carta Autonómica
de Puerto Rico cedida por las Cortes españolas, la invasión norteamericana vino a
trastocar las luchas y conciencia emancipadoras conseguidas durante cuatrocientos años
del dominio español. Uno de los ámbitos en que se mueve la nueva lucha es en la
dimensión religiosa: catolicismo versus protestantismo (Silva-Gotay, 2005).
Objetivo
Ø Explorar si los ministros protestantes americanos, en su misión
evangelizadora, han utilizado el dispositivo del pecado para establecer,
mantener y reproducir el orden social, económico y político establecido
por los norteamericanos.
Ø Enfatizar en la interrogante de sí los ministros protestantes han sido
agentes colaboradores en la implementación y mantenimiento del
régimen norteamericano en la isla de Puerto Rico.
Ø Contribuir al desarrollo de la psicología puertorriqueña al ofrecer una
nueva mirada a la subjetividad de los puertorriqueños importados en el
proceso de evangelización.
Ø Enfatizar en la necesidad de contextualizar la psicología a la realidad
política, cultural, social y religiosa de la Isla a fin de entender a los
puertorriqueños en su realidad social, política y económica.
2
Pregunta de Investigación
¿Cómo se ha construido la subjetivación de la feligresía puertorriqueña,
mediante las prácticas discursivas de las tecnologías del poder y del ser, y el dispositivo
del pecado, en los procesos de evangelización a cargo de los ministros protestantes
americanos?
Justificación del trabajo
Por espacio de 500 años de ocupación por dos imperios, el español y el
norteamericano, la conciencia y el desarrollo de la personalidad del puertorriqueño han
recibido la influencia de los procesos de la dominancia cultural impuesta por ambos
imperios. El puertorriqueño se ha visto influenciado por la iglesia, la educación y otras
instituciones sociales controladas por los intereses de las clases dominantes de la
metrópolis y ayudadas por las élites isleñas, que en lugar de coadyuvar al desarrollo de
la personalidad del educado y de responder al desarrollo de la espiritualidad, se
convirtieron en estructuras de poder, cuya finalidad fue transmitir los discursos e
ideologías de poder de estos dos imperios.
En este estudio se investigará si el discurso protestante responde al poder
imperial que se encaminó al desarrollo de una praxis basada en el modelo del coloniaje
norteamericano. Comprendiendo las bases constitutivas del poder, que dan como un
hecho el establecimiento del poder político y el control social del Imperio sobre los
habitantes de la Isla, como constitutivo y perteneciente al orden natural establecido en
las sociedades. Dentro de la experiencia que vive el colonizado, al pasar el tiempo, este
reclama y acepta como un hecho las realidades impuestas por el Imperio ante la
carencia de su identidad personal, social, económica y política.
3
Como bien señaló Bourdieu (1980) la realidad del sujeto responde al sistema
constitutivo de la objetividad basado en la subjetividad del uso de la dialéctica. En la
creación de un espacio social incapaz de explicar la realidad del sujeto que vive dentro
del engaño, donde el sujeto es incapaz de dar razón del hecho histórico sin caer en el
subjetivismo del poder del control social del Imperio.
Albizu-Miranda y Matlin (1967) sugieren que los psicólogos puertorriqueños
llevan a cabo una práctica poco reflexiva de la psicología, ya que la misma posee una
visión de transculturación social en la vida de los puertorriqueños. De modo que la
psicología puertorriqueña carece de una identidad nacional que brinde un entendimiento
sobre los procesos de subjetivación en la que viven los puertorriqueños. Por el contrario,
esta subjetivación se efectúa mediante los planteamientos, las bondades y las limitaciones
establecidas por la psicología estadounidense que se practica en la Isla.
Viabilidad
Esta investigación no presenta limitaciones significativas para llevarse a cabo,
excepto la carencia de trabajos de referencia, en el ámbito puertorriqueño con respecto
al enfoque del poder en el desarrollo de la subjetividad de los puertorriqueños, desde la
visión de la Iglesia protestante americana en la Isla. Sin embargo, se cuenta con los
recursos y las referencias de autores de las escuelas del Análisis Crítico del Discurso y
del Análisis Crítico del Discurso de Michel Foucault, el cual permitirá tener las
herramientas conceptuales necesarias para desmontar los significantes y sus
significados correspondientes, de manera tal que sirva para esbozar los procesos de la
formación del pecado albergado en la praxis social puertorriqueña. El investigador
4
cuenta con los recursos tecnológicos, de información y material necesarios para el
desarrollo de la misma.
Diseño
Se desarrollará una investigación cualitativa sobre el paradigma del Análisis
Crítico del Discurso de Michel Foucault. Se usará la recopilación de información a
través del análisis de los textos bibliográficos consultados en esta investigación, junto a
la reflexión realizada como parte de mi experiencia como ministro de las Iglesias
evangélicas en Puerto Rico. De esta forma, se explorarán las categorías discursivas del
poder y del ser, así como, las tecnologías y los mecanismos de autorregulación
utilizados en la sociedad puertorriqueña que inciden en los discursos de los ministros y
su influencia emocional sobre la feligresía.
5
CAPÍTULO II
ELABORACIÓN DEL MARCO TEÓRICO
Desarrollo histórico del poder imperial
Weber (1919, p.65), expuso sobre el desarrollo de los imperios lo siguiente:
El demonio de la política convive con el Dios del amor… en una tensión
interna que puede desencadenar un conflicto irreconciliable en cualquier
momento… En tales condiciones… el objetivo de su acción no está en
su mano, sino viene impuesto por… motivos éticos, predominantemente
abyectos, de sus seguidores, que sólo pueden ser refrendados en la
medida en que… una parte de éstos, que en este mundo nunca será la
mayoría, esté animada por una noble fe en su persona y en su causa…
incluso cuando es subjetivamente sincera, no sólo pasa de ser en la
mayoria de los casos más que una “legitimación” del ansia de venganza,
de poder, de botín y de prebendas … sino que… tras la revolución
emocional, se impone nuevamente la cotidianidad tradicional… los
héroes de la fe y la fe misma desaparecen o… se trasforman en parte
constitutiva de la fraseología de los pícaros y de los técnicos de la
política.
De acuerdo a lo anterior el poder imperial de los Estados Unidos sobre el
mundo tiene su génesis y su desarrollo en los procesos de su separación y en la
declaración de su independencia de Inglaterra. El desarrollo de su visión del ejecutor
de la bondad de Dios tiene sus bases ideológicas en su Destino Manifiesto para lograr
controlar al mundo a través del poder y el ejercicio del capitalismo en el desarrollo de
6
sus intereses económicos (Trías-Monge, 1999). Que logró gracias a la introducción de
las Iglesias protestantes americanas en todas las regiones del Caribe y de América de
Sur para de esta manera lograr su dominancia política, militar, religiosa y económica.
El desarrollo económico de los Estados Unidos dependería de sus incursiones a
través del mundo y de la idea preconcebida de ser los seleccionados como los
mensajeros de Dios para guiar al mundo a la evangelización y llevar a cabo el proceso
de la salvación de millones de almas, que se consideraban como ignorantes y faltas del
amor de Dios, a través de la asimilación, la invasión militar o la exterminación de otras
razas. Silva-Gotay ( 2005, p. 55) expuso sobre el Destino Manifiesto de los Estados
Unidos de América lo siguiente:
Políticos, empresarios, militares, economistas, filósofos y teólogos protestantes
serán arrebatados por esa visión del mundo de la clase dominante de la nación
con muy poco sentido crítico. La visión religiosa del paraíso protestante
universal verá en la expansión militar y comercial de los Estados Unidos una
oportunidad para evangelizar el mundo. La fusión entre protestantismo y
cultura norteamericana de tres siglos llevará a concebir la evangelización en
términos de “civilizar” el mundo no protestante. A pesar de la separación entre
la Iglesia y el Estado en Nueva Inglaterra y la secularización de la sociedad
luego de la Independencia, seguía manteniendo la idea puritana de la nación de
cristianos formada por el Pacto con Dios [Destino manifiesto], de tal manera
que las instituciones de la República eran concebidas por los protestantes como
fruto del Pacto y, por lo tanto, el mayor logro político de los cristianos en la
historia humana. En consecuencia, será difícil separar la evangelización de la
7
americanización y divorciar la tarea militar, política y capitalista de la iglesia.
La incursión de los Estados Unidos en el Caribe tenía como meta lograr la
hegemonía política, económica, cultural y religiosa del Archipiélago del Caribe y de
América del Sur. El mercadeo del capitalismo dependía en gran manera del desarrollo
de las tecnologías del poder que le permitieran el crecimiento del libre comercio y el
desarrollo de una política dirigida a la expansión del poder del Imperio a las regiones
pobres del Caribe y de América del Sur. El desarrollo de una política marcada por la
propaganda religiosa permitiría que el Imperio consolidara su permanencia política,
económica y militar en la región caribeña en el nombre de Dios, y de esta manera,
lograr la integración de nuevos mercados al capitalismo liberal de los Estados Unidos
de América. Esta ideología norteamericana de la época, más que un proceso
evangelizador, era parte del proceso de culturización norteamericana que respondió a
la introducción de nuevos valores, instituciones y políticas que se desprendían de la
cultura capitalista liberal, en la cual se estableció el poder de los intereses económicos,
militares y políticos de los Estados Unidos.
El desarrollo del poder se logró como lo reseñó, Chomsky (2005) la
democracia de mitad del siglo XIX quedó marcada por el poder del capital, dando paso
al desarrollo de las clases sociales que dominaron por la adquisición desmedida de las
riquezas. De esta manera, la aristocracia y los intelectuales se apoderaron de la
democracia para hacer del capitalismo el mecanismo de propaganda económica que le
facilitaría al Imperio el dominio mundial del comercio a través de la evangelización.
Weber (1979) definió el camino perfecto para lograr la salvación como la
obtención del desarrollo del poder económico por parte de los burgueses con la
8
creación de las clases sociales, para mantener las estructuras sociales del mercadeo del
capitalismo y sostener las clases sociales emergentes. De modo que Weber definió el
pecado del ser humano como la pérdida del trabajo productivo, ya que el ocio era el
pecado capital delante de Dios. Este le robaba el tiempo útil de trabajo al hombre en el
reino de Dios, que la evangelización definió como el desarrollo del poder del
capitalismo. Este se vio como parte del poder de los burgueses sobre las clases pobres
en el desarrollo del poder imperial. Weber planteó que la pobreza no era causada por el
poder desmedido de las riquezas sino por el ocio, el cual no le permitía ser productivo
al ser humano en el reino de Dios. De esta manera, Weber definió las estructuras del
poder de la política que respondió al establecimiento de una ética de convicción, que
facilitó las tecnologías del poder, que legitimó el desarrollo de la economía donde
surgieron los dispositivos del poder sobre el control del Otro. Ginzo-Fernández (1993,
p. 110) afirmó lo siguiente sobre este tema:
que la concepción de la religión civil tenía el valor de su legítima
alternativa de tener una instrumentación abusiva que sólo les recordaba a
los poderosos sus derechos sobre el Estado y a los pobres les recordaba
sus deberes con relación al uso de sus fuerzas en la realización de sus
labores y su relación con el estado de poder.
Estados Unidos y el Caribe
El desarrollo del poder político en el estado moderno tienes sus bases filosóficas
en el tratado de la política y de religión de Rousseau, quien expuso que la política y la
religión deberían validar los constructos sociales del estado de poder cuando
interactúan entre sí, justificando de esta manera, el poder de la naciente fuerza conocida
9
como política. De este modo, la religión daría validez a los constructos sociales en el
desarrollo de los mandatos en los pueblos desarrollados para justificar el ejercicio de la
política, a través del uso del poder de la religión, como parte del modelo de la
subjetivación social en la vida de los sujetos. Esto fue concebido por Rousseau como
el desarrollo de la política moderna, la cual surge de la legitimización de los procesos
religiosos ratificados en el uso del poder político del Estado (Ginzo-Fernández 1993).
La visión política de Rousseau hizo que la presencia de los Estados Unidos en
el Caribe fuera considerada como un movimiento establecido por el poder de Dios a
través de su Destino Manifiesto para lograr la reivindicación de sus hermanos sureños,
ya que la religión le otorgó el grado de validez al Estado en su carrera expansionista por
el mundo.
Durante las décadas subsiguientes fue necesario obtener el poder de la Cuenca
del Caribe y del Istmo de Panamá para garantizar la presencia de los Estados Unidos en
el futuro desarrollo de los mercados del mundo y expandir su poder militar (TríasMonge, 1999). El poder económico del Imperio requirió de nuevos consumidores de
productos y el uso de una propaganda que permitiera la reconciliación del poder del
capitalismo con relación a los mercados de los países pobres del Caribe y Sur América.
La introducción de la evangelización, como guía de ayuda social en las Iglesias
protestantes americanas en la Isla y el Caribe, respondió al llamado de un
protestantismo liberal, el cual se comprometió con los problemas sociales y económicos
que sufrían los países del tercer mundo. Esta incursión en el mundo latino se llevó a
cabo con la adquisición de las costumbres e ideas de los pueblos colonizados. Sin
embargo, el proceso de afirmación religiosa respondió al cúmulo de cambios sociales y
10
culturales que las Iglesias protestantes llevaron a cabo en los diferentes estadios de la
dominancia cultural de los pueblos colonizados (Silva-Gotay, 1990).
Con el desarrollo de un sentimiento anticatólico se introdujeron nuevas ideas,
nuevos valores y nuevas costumbres en las sociedades latinoamericanas con el fin de
mantener la unidad social para crear y dar paso al ecumenismo de las Iglesias
protestantes americanas. El propósito fue mantener su presencia religiosa y económica
en las comunidades latinoamericanas. La Iglesia protestante americana no pretendía
ser una amenaza para las ideologías políticas y la nacionalidad cultural en los pueblos
del tercer mundo. Sosa-Siliézar (2007, p. 52) reseñó lo siguiente sobre el tema:
El liberalismo americano absorbió las ideas del iluminismo francés,
asumiendo posiciones deístas, racionales, anticlericales. …favoreció la
masonería, el libre pensamiento y el advenimiento del protestantismo…
se puede decir que la misión y misionología del protestantismo liberal
tiene cuatro dimensiones. La primera constituye el aspecto dialógico.
Los protestantes … entendían la misión como un diálogo inteligente con
otros sectores cuya honestidad intelectual era respetable…la segunda
dimensión es cultural… fueron promotores de la cultura
latinoamericana…se esforzaron por promover dicha cultura a través de
la educación y la evangelización de las élites latinoamericanas…La
dimensión profética también estuvo presente en la misionología de este
protestantismo…alzaron su voz en contra del catolicismo nominal y las
desviaciones de la Iglesia protestante…desarrollaron una labor social
encomiable.… es posible notar una dimensión ecuménica de la misión
11
en el protestantismo liberal.
El 1898: nuevo paradigma histórico, político, social y religioso de Puerto Rico
El proceso de invasión y la anexión política, social, cultural, económica y
religiosa de la isla de Puerto Rico por la urbe metropolitana, se desarrolló en varios
episodios históricos que marcaron el destino de esta ante la desigualdad política y el
desarrollo de una dominancia política y religiosa impecable por parte de los Estados
Unidos, quien en su rol imperial, le negó a la Isla el anexionismo y la igualdad de
derechos políticos y militares. Trías-Monge, (1999, p. 79) reseñó:
El destino de la Isla fue marcado por el desprecio a la libertad y el
desprecio por reconocer la identidad nacional de Puerto Rico ante la
comunidad internacional por parte de los Estados Unidos.
Durante este proceso de anexión, las instituciones presentes en las Isla fueron
destituidas por el mandato militar establecido en esta por las fuerzas de ocupación con
el fin de evitar la insurgencia de las clases sociales que no respondieron al proceso de la
anexión. El mismo se legitimó como parte de los procesos naturales del Imperio, en el
desarrollo de lo nuevos procesos de colonización, donde el colonizado respondería al
poder del Imperio, renunciando a su legitimidad religiosa, social, política, económica y
cultural.
El desarrollo de la asimilación social y la dominancia política y cultural de
Puerto Rico fueron indispensables para el desarrollo del poder y el mantenimiento de
los intereses de los Estados Unidos en la cuenca del Caribe. Su marcada ambición de
poder y su despliegue militar en la zona de Puerto Rico convirtieron a la Isla en el
protectorado más importante para la protección de los intereses económicos y militares
12
de los Estados Unidos en el archipiélago del Caribe y Panamá (Trías-Monge, 1999 y
Piñeiro-Cádiz, 2008).
El establecimiento del poder militar facilitó todo un proceso de asimilación de
las instituciones presentes en la Isla bajo la tutela y el despliegue militar. Los residuos
de la insurgencia desaparecieron no sin evidenciarse un foco de desprecio a la
imposición del poder del extranjero como ocurrió con Pedro Albizu Campos quien,
dentro de su movimiento independentista, favoreció el desarrollo de ideas liberales y
socialistas dentro del clero católico de la época (Silva-Gotay, 1987).
El establecimiento de las nuevas instituciones del Imperio en Puerto Rico
introdujo el poder a través de la propaganda (cambio en el pensamiento ideológico
dentro del pensamiento de los colonizados) (Chomsky, 1987, p. 18), la cual facilitaría el
proceso de colonización de la Isla por parte de los norteamericanos. López-Sierra
(2011, p. 62) reseñó lo siguiente sobre la ideología:
La ideología otorga legitimación a las acciones de un determinado grupo
con el objetivo de lograr la aceptación y la adherencia del resto de la
sociedad. A la ideología siempre se la asocia con la existencia de
conflictos de intereses existentes entre grupos sociales que buscan o
tratan de mantenerse en el poder. Se hace evidente que en las disputas
ideológicas está siempre en forma subyacente la disputa para obtener la
hegemonía. El discurso empleado es muy distintivo; utiliza en forma
sistémica argumentos que buscan no solamente la cohesión entre los
miembros que integran su grupo sino que apunta a buscar apoyo en los
grupos con intereses antagónicos.
13
La destrucción de las instituciones españolas que representaban los sentimientos
de los puertorriqueños tuvo un efecto emocional estratégico, ya que el poder militar en
la Isla contemplaba lograr con la educación y la religión los cambios ideológicos que
ayudarían a la segregación política y social de los puertorriqueños con la introducción
de valores, pensamientos, sentimientos y cambios cognitivos que confrontaban la
realidad social de Puerto Rico. La introducción del protestantismo norteamericano en
Puerto Rico comenzó una lucha por controlar y mantener la conciencia de los
puertorriqueños y así crear una objetivización social de la Isla (Castro, 2004). Esto
contribuyó a la reconstrucción del pensamiento social y religioso de los puertorriqueños
a favor del poder del nuevo regente. Sobre este asunto Agrait, (2000, p. 434), indicó
lo siguiente:
Para las élites políticas la llegada de la “república de repúblicas” y del
país de la democracia de Franklin, Jefferson y Lincoln prometía de una
vez, y por todas, lograr la doble aspiración política decimonónica: el
gobierno propio y plenitud de derechos. La llegada del país “cuya
pujanza asombra al mundo” prometía el advenimiento de la prosperidad
y de la modernidad. Y para las capas populares, la euforia no es tanto
por la llegada de los norteamericanos, sino una exaltación por el
derrocamiento del estado español. ... Fue la ilusión de muchos que la
explotación y la dependencia cesaran con la invasión.
La anexión religiosa respondió a un movimiento que se estableció en la Isla,
como parte del desarrollo de una nueva orden social y político protegido por la Iglesia
protestante americana. Este cambio religioso alejaba a los puertorriqueños de sus
14
sentimientos hacia España y creaba una nueva cosmovisión de Dios, la cual no era
conocida por ellos en su desarrollo político, cultural, social económico y en su
formación religiosa. La introducción de las Iglesias protestantes americanas en la Isla
respondió a las estrategias del poder militar establecidos en la misma para alcanzar los
cambios políticos y sociales necesarios, para lograr los cambios propuestos por los
sectores económicos estadounidenses desplegados en esta y por la pequeña élite
burguesa naciente. Silva-Gotay (2005, p. 117), expuso lo siguiente:
No es trabajo fácil el que la Divina Providencia ha depositado sobre
nuestro gobierno el de llevar a la gente de Puerto Rico hasta la altísima
cima de la ciudadanía americana...Nosotros somos testigos del poder del
Evangelio para salvar, regenerar e inspirar los hombres al servicio
divino...Solo esperamos poder enseñarles el verdadero camino de la
salvación y soportar gentilmente con ellos los naturales males que los
poseen.
El proceso de integración religiosa comenzó con el repartimiento de la isla de
Puerto Rico como un botín de guerra por parte de los ministros de las diferentes
denominaciones que llegaron a ella. Para ello, las Iglesias siguieron el modelo de la
militarización. La evangelización respondió a los intereses militares propuestos por los
líderes militares destacados en Puerto Rico, los cuales se distinguían por los principios
de segregación y el uso de la dominancia política, religiosa, cultural y económica.
Estos sin el uso de la fuerza militar, sitiaron la Isla como un campo de batalla (SilvaGotay, 1987).
Para lograr su permanencia en la cuenca del Caribe a través de Puerto Rico, los
15
Estados Unidos utilizaron las instituciones del segundo orden: las iglesias, las escuelas,
el expansionismo industrial, el uso del poder militar y la secularización entre otras
(Mondragón, 2010). Estas le dieron permanencia a la Iglesia protestante americana, ya
que introdujo una misión pacifista dentro del proceso de la subjetivación de los
habitantes de la Isla. Como instituciones de segundo orden desplegadas en la Isla,
comenzaron su dominancia cultural, social, religiosa y política con el fin de lograr la
colonización de los ya colonizados. López-Sierra (2005) reseñó lo siguiente:
La Iglesia protestante americana, desde su introducción en Puerto Rico, asumió
el rol de ayuda en la asistencia benéfica en la isla creando hospitales, escuelas y
desarrollando un plan de acción en contra de la pobreza que sufría la misma.
El uso de la ayuda comunitaria por parte de la Iglesias protestantes americanas,
respondió al desarrollo de la dependencia social introducida por las tecnologías del
poder y del ser que llevaron al sujeto a la autorregulación (Castro-Gómez, 2007). Sin
embargo, aunque el proceso de anexión religiosa se desarrolló en la ideología de la
igualdad y en el desarrollo de las clases sociales emergentes nacidas con la
introducción del capitalismo isleño, la Iglesia católica luchaba por su permanencia en la
Isla. Con la llegada del obispo Byrne, a mediados del siglo XIX. Este inició un
movimiento por la defensa de los pobres. Donde se desarrolló una lucha de poder entre
ambos sectores religiosos por el control de los procesos cívicos y sociales de la Isla,
bajo la acusación de que los problemas de la sociedad puertorriqueña se debían al
materialismo y a la distribución desmedida de las tierras por los latifundistas
norteamericanos que patrocinaban la pobreza bajo el poder de la evangelización (SilvaGotay, 2005).
16
De esta manera, la Iglesia católica comenzó su contra ofensiva política, social,
económica y religiosa en contra de la Iglesia protestante americana, recobrando sus
templos y pronunciándose en contra del discurso de la americanización en la Isla,
rescatando su cultura hispano romana (Silva-Gotay, 1987) con el propósito de mantener
en la vida de los puertorriqueños la presencia del dios de los pobres y el dios de la
liturgia.
La Carta Autonómica de Puerto Rico y otras Leyes Insulares del Imperio
El 25 de noviembre de 1897, la reina regente, María Cristina, firmó el decreto
de la Constitución Autonómica para Puerto Rico, aparte de firmar otros decretos, entre
ellos, el que extiende a Puerto Rico su Constitución y la Ley Electoral de 1870
(Burgos-Malavé, 1997, p. 65). La importancia de la Carta Autonómica para Puerto
Rico, radica en que la misma le brindaba a la Isla, luego de 400 años de coloniaje, su
autonomía y su capacidad de ser reconocida como una nación libre en la comunidad
internacional.
Un resumen de La Carta Autonómica de Puerto Rico resalta que la Isla obtuvo
más poderes constitucionales y beneficios internacionales que con cualquiera de las leyes
insulares otorgadas por los Estados Unidos. Las leyes orgánicas otorgadas por los
Estados Unidos de América a la Isla no le han brindado a la misma la participación y el
reconocimiento internacional en la comunidad de países libres. Dentro de los decretos
de la Carta Autonómica a los isleños, se les reconocería como ciudadanos españoles, se le
permitiría el libre gobierno, el establecimiento de las secretarias de educación, economía
y moneda, con representación electa en las Cámara de Representante y el Consejo de
Administración. Además, le brindaría la facultad de establecer relaciones comerciales
17
con otras naciones, el establecimiento de los departamentos de hacienda, presupuesto,
agricultura, industria, comercio, obras públicas, representación en la Corte española y el
libre sufragio electoral.
Luego de la derogación de la Carta Autonómica de Puerto Rico, por el tratado de
París (1898) y por la invasión de los Estados Unidos de América, la primera de las leyes
orgánicas otorgadas por el Imperio fue la Ley Foraker, la cual permitió el establecimiento
y el uso del gobierno militar limitando los derechos adquiridos por los puertorriqueños en
la Carta Autonómica de Puerto Rico. Con ella se establecieron en la Isla las cortes
federales, el uso de la moneda americana y la instauración de las instituciones americanas
en la Isla. Este hecho provocó que se limitara la expresión del pueblo de Puerto Rico en
los procesos políticos, económicos, educativos, y jurídicos. El único derecho adquirido
fue la otorgación de la ciudadanía americana a los puertorriqueños y la facilitación de la
americanización de la Isla. En el 1917 se decreta la Ley Jones que extiende a los
puertorriqueños la ciudadanía americana sin presentar cambios significativos en los
procesos del gobierno insular. En ambas leyes orgánicas establecidas por los Estados
Unidos de América, el Congreso de los Estados Unidos tenía el poder de detener
cualquier acción tomada por la Legislatura de Puerto Rico. Los Estados Unidos
mantendría control sobre los asuntos fiscales y económicos y ejercería su autoridad sobre
los servicios de correo, inmigración y defensa entre otros asuntos gubernamentales
básicos de la Isla. En la década de los cincuenta, el pueblo de Puerto Rico establece su
Constitución: el Estado Libre Asociado de Puerto Rico (ELA), la cual pretende ser una
carta autonómica, que destaca el desarrollo de un gobierno y una jurisdicción política
libre bajo la jurisdicción de los Estados Unidos de América. Un resumen de las leyes
18
orgánicas establecidas por el gobierno de los Estados Unidos de América, con relación a
Puerto Rico, demuestra que las mismas les han quitado privilegios y derechos adquiridos
a los puertorriqueños en función del poder del Imperio.
Líderes como José de Diego y José Celso Barbosa, entre otros, interpretaron las
leyes orgánicas otorgadas a Puerto Rico por los Estados Unidos como la imposición del
mantenimiento de la Colonia por parte del Imperio, sin una verdadera intención por parte
de los Estados Unidos de brindarle a la Isla su soberanía o su integración a los territorios
del Imperio (Trías-Monge, 1999 y Piñeiro-Cádiz, 2008). Un compendio de la presencia
de los norteamericanos en la Isla solo ha reflejado el fracaso del mantenimiento de la
Colonia que se observa en el estancamiento social, político y económico de la Isla. TríasMonje (1999, p. 105) citando a Los Diffle, expuso:
El problema de Estados Unidos en Puerto Rico... se reduce a una pregunta:
¿podemos gobernar la isla para sus mejores intereses? En tanto el
gobierno de Estados Unidos tenga la última palabra en las políticas, la Isla
estará gobernada para el bien de los intereses considerados como
“Americanos”. Puerto Rico es a la vez el ejemplo perfecto de lo que el
imperialismo económico hace por un país, y de la actitud de los
imperialistas respecto del país…Su tierra pertenece al capital ausente; sus
derechos políticos descansan en manos del gobierno de los Estados
Unidos;…su pueblo, en el abismo de la pobreza, se le ha dicho que se
ayude a sí mismo…Puerto Rico no puede esperar alivio bajo el sistema
existente.
19
Como se aprecia en las procesos de la colonización por parte de los Estados
Unidos a Puerto Rico, los mismos han sido dirigidos a mantener su soberanía política,
militar y económica sobre la Isla con el propósito de mantener su poder económico,
negándole los derechos constitucionales básicos para el fortalecimiento y el crecimiento
de la economía y de la sociedad puertorriqueña. La leyes de cabotaje, la negación a que
esta pueda establecer comercio con otras naciones, el uso del poder militar y el secuestro
económico reflejan los verdaderos intereses del Imperio sobre Puerto Rico. Sin embargo,
la Carta Autonómica de Puerto Rico le concedía a la Isla poderes plenos para negociar y
desarrollar su economía con otras naciones, el desarrollo de su política interna y el
desarrollo de sus leyes jurídicas.
El discurso protestante
Esta americanización, como la ideología que permeaba, se definía como la
adquisición de costumbres, cultura y valores norteamericanos que daban por resultado
la lealtad a la nación. Contenía en su núcleo un sistema de ideas y creencias que se
expresaban en el lenguaje y en la cultura protestante, lo que resultaba incongruente con
la separación de Iglesia y Estado, pues este último iba a americanizar los territorios
utilizando el protestantismo (Quinteros-Cortés, 2011).
Como se ha reseñado, la lucha religiosa que sufrió el país hizo que las Iglesias
americanas protestantes utilizaran el recurso ideológico de la propaganda religiosa en la
construcción del discurso de la dominancia social. Para ello utilizaron la paradoja
religiosa, la cual debería facilitar la comprensión y la extensión del poder de la Biblia,
pero cuando esta, es utilizada como razón única, ayuda al desarrollo de la imposición
ideológica del discurso, en la creación de la subjetividad y el control del ser. López-
20
Sierra (2012, p. 40) expuso sobre este asunto:
La ideología es un elemento esencial de la acción humana ya que, la
acción se constituye por referencia a una realidad significada y ese
significado…dado por unos intereses sociales determinados. La
ideología puede ser…vista desde la totalidad de los intereses sociales
que la generan, pero también…dota de sentido a la acción personal
y…esquemas cognoscitivos y valorativos de las personas mismas. Estos
esquemas son personales y es el individuo el que los actúa, pero su
explicación…no se encuentra en el individuo, sino en la sociedad de la
que es miembro y en los grupos en los que el individuo echa raíces.
Chomsky (2005) y Chomsky (1987) expuso que los imperios, para mantener el
poder, utilizan la propaganda para facilitar los cambios sociales y culturales. Lo
objetivo se convierte en subjetivo cuando se trata de mantener el control social de los
demás. Desde la visión del Imperio, el poder se logra con cambios discursivos que
mantengan el racismo y la segregación económica dentro de la cultura del sujeto
colonizado. (Žižec, 2003) expuso que: “…los imperios mantienen una falsa conciencia
donde demuestran un interés muy particular el cual está oculto en el discurso presente
del poder imperial”.
El discurso protestante de las Iglesias protestantes americanas se desarrolla en
una ética religiosa la cual expone que el ser humano, para alcanzar la salvación, tiene
que someterse a los procesos de la autorregulación del ser a través de la Biblia. Esto es,
sin lugar a dudas, una manera de control social ejercida por la Iglesia. Así el castigo y
la marginación de Dios es una estratagema discursiva que responde al nuevo orden
21
establecido para regular la vida de los seres humanos y responder al desarrollo de la
paradoja del poder foráneo.
El ser humano responde a los mecanismos de autorregulación establecidos por
el poder eclesiástico como parte del desarrollo del estado óptimo de la conciencia para
alcanzar la comunión con Dios siendo útil y diligente en la obediencia a Dios dentro de
la sociedad (Schifter-Sikora, 1998 y Colón-Hernández, 1999). En Puerto Rico este
sentimiento de bienestar colectivo se evidencia en los intereses políticos, en la
búsqueda y el desarrollo de una mejor sociedad basada en valores fundamentales y
orientados por los valores democráticos y cristianos y una tabla de valores aceptables
en el medio puertorriqueño (Cámara de Representantes de Puerto Rico, 1961).
Con los mecanismos de autorregulación se crean las tecnologías del ser, entre
ellas se introduce el dispositivo del pecado (Schifter-Sikora, 1998). Este es uno de los
mecanismos utilizados por las Iglesias protestantes americanas para regular la
conciencia de la feligresía mediante la Biblia y, de esta manera, disfrazar el discurso del
poder foráneo presente en la Isla. La culpa se vincula al pecado, el cual está asociado a
los procesos de castigo y marginación, promoviendo de esta manera que la feligresía se
autorregule de acuerdo con los valores, normas y reglas de la ideología del poder
foráneo. Así mismo, el mal es utilizado como parte del discurso religioso, a través de la
Biblia, para mantener el control y la marginación de las clases menos privilegiadas
mediante el desarrollo del mal moral. Ginzo-Fernández (1993, p. 127) señaló:
La religión cristiana, con su insistencia en la humildad y la resignación,
parece haber vuelto a los hombres más débiles y haberlos puesto a
merced de malvados sin prejuicios. Las religiones antiguas, fomentaban
22
la gloria mundana y la voluntad de triunfo en esta vida. Dentro de esta
visión naturalista, ha de ser, por tanto, la religión civil del mundo
antiguo la que ha de ser tomada como modelo.
Como reseño Silva-Gotay en su libro Protestantismo y política en Puerto Rico
1898-1930, la transformación del pensamiento del puertorriqueño y la objetivación del
ser se logró con la introducción de la Biblia. Esta se usó como el modelo de
autorregulación en el proceso de la salvación entre Dios y los hombres, y fue parte de
las tecnologías del ser utilizados en la evangelización para lograr la autorregulación de
los puertorriqueños y así llevar a cabo el desarrollo de una conciencia cristiana y
política que respondiera al poder imperial representado en la Isla a través de la
educación y la religión. Negrón-Montilla (1990, p. 50) destacó en sus estudios:
Creemos que la educación de un niño no está completa sin la religión;
un niño ignorante religiosamente es un niño que no está educado
completamente. Creemos que la naturaleza espiritual del hombre
necesita el desarrollo y la educación lo mismo que sus poderes
intelectuales. Creemos que es tan importante para el niño conocer a
Dios y sus leyes morales como conocer las tablas de multiplicar…un
hombre que no tenga carácter no puede ser ni un buen hombre, ni un
buen vecino, ni buen ciudadano. Creemos que la fe religiosa tiene
marcada influencia en el desarrollo del carácter. La religión provee una
motivación fundamental para el desarrollo de la personalidad humana.
El pueblo americano es contrario a la unión de la Iglesia y el Estado,
pero no es contrario a que los niños aprendan religión. El pueblo
23
americano cree que la enseñanza religiosa compete a las distintas
Iglesias establecidas con ese propósito. El pueblo americano cree que
la enseñanza religiosa es insuficiente en la actualidad, según la ofrecen
las distintas denominaciones, por la falta de tiempo y por otras
circunstancias.
El poder es utilizado para lograr la evangelización de los que no poseen la
salvación. A través, de la propaganda religiosa se logra el ejercicio del control social y
político y el establecimiento del orden económico del Imperio. Para lograrlo, se
desarrolló una conciencia reguladora que recrea el bien y el mal en la sociedad con la
finalidad de mantener la dominancia social. Para ello el Imperio desarrolló toda una
categoría del mal social que impide el desarrollo social cuando el mismo aflora como
enemigo del poder de Imperio en la Isla. Hierro (1992, p.168) expone sobre el tema:
Uno de los grandes relatos…es sin dudas el del mal moral. Forma
parte…racional de la realidad, que se conoce como humanismo
cristiano…El problema humano…se escribe casi exclusivamente por los
hombres y se define en términos de mancha, pecado y culpa…el mal
moral es el resultado de la debilidad…naturaleza humana, la
incapacidad…para dominar la pasión. El mal moral…existe y no puede
disolverse en conceptos que supongan su redención. Hemos de
enfrentar…el terror ético que surge y encierra en la falta…que es el
pecado. Después de la Caída se levanta el miedo a la transgresión y su
correspondiente castigo…eterno…el salto de lo maléfico…transgresión
contra la ley de Dios, el pecado, la culpa, la impureza y la falta.
24
La invasión estadounidense en su propaganda incorporó en el poder eclesiástico
protestante, un discurso basado en la paradoja de la igualdad, con sus implicaciones
económicas y políticas para la isla de Puerto Rico. El discurso, marcado por las
promesas de igualdad y de libertad, estaba protegido por el poder eclesiástico que
garantizaba respeto, libertad e igualdad social con relación a los ciudadanos de la
metrópolis. Sin embargo, el cambio social y político que sufrió la Isla la sumergió en el
abandono y en el desprecio del poder imperial de los Estados Unidos (Piñeiro-Cádiz,
2008).
Trías-Monge reseñó que el problema de Puerto Rico, con relación a los Estados
Unidos, es que nunca ha existido un compromiso del Estado soberano de anexionar o
proteger a la Isla; por lo tanto, los puertorriqueños nunca disfrutarán de los privilegios
que poseen los ciudadanos que viven en los estados. Esto llevó al puertorriqueño al
desarrollo de una ideología de docilidad patriarcal ante el invasor, donde se le brindó al
Estado de poder un dote de ministro de Dios en su ejecución social y política.
Domínguez-Míguela (2001, p. 13) expuso lo siguiente:
No hemos venido a hacer la guerra contra un pueblo de un país que ha
estado durante algunos siglos oprimido, sino, por el contrario, a traerles
a la protección, no solamente a vosotros, sino a vuestras propiedades,
promoviendo vuestra prosperidad y derramando sobre vosotros las
garantías y las bendiciones de las instituciones liberales de nuestro
gobierno.
Con la introducción del discurso americano en las Iglesias protestantes
americanas y en otras instituciones de segundo orden social, la realidad social y política
25
del puertorriqueño pierde su carácter y su identidad nacional; se niega ante la presencia
del poder invasor. (Como parte del proceso de la a culturalización “se refiere al
resultado de un proceso en el cual una persona o grupo de ellas adquieren una nueva
cultura, generalmente a expensas de la cultura propia y la forma es involuntaria. Una
causa externa históricamente ha sido la colonización” (Gissi, Zubieta y Páez, 2002, p.
112)), y al desarrollo de un nuevo discurso social en el cual emergen las tecnologías del
poder como mecanismos que regulan la vida política, social, religiosa y económica de
los puertorriqueños.
Una colonia bajo la provisión de Dios
La llegada de los norteamericanos no comenzó con un proceso de liberación
para la isla de Puerto Rico como había ocurrido en Cuba. El escenario para la cuenca
del Caribe cambió bajo la doctrina del expansionismo del poder de los Estados Unidos
(Trías-Monge, 1999). De inmediato los líderes militares comprendieron que Puerto
Rico sería el escenario militar más importante del Caribe. La obtención de Puerto Rico
en el tratado de París (1889), le aseguró a los Estados Unidos su presencia militar y su
despliegue económico en la región caribeña. Por lo tanto, el interés por la Isla se
desarrolló en el plano militar, lo cual facilitó la introducción de la Iglesia protestante
americana para que llevara a cabo el proceso de americanización buscando consolidar
el poder económico y los principios teológicos basados en la experiencia del
capitalismo en Cuba, las Filipinas y ahora en Puerto Rico (Silva-Gotay, 2005).
La misión de la Iglesia protestante americana sentaría las bases sociales para
lograr la colonización de la Isla, fundamentado en las bases teológicas de la provisión
de Dios, ya que se pensaba que Él le había dado el poder y la provisión de gobernar al
26
mundo para establecer, a través de ellos, su reino en la tierra. Esta visión del poder de
Dios descansaba en la teología calvinista y en su visión del poder de Dios en la
naciente política del siglo XVI, donde los seleccionados al reino de Dios dominarían al
mundo.
En la visión calvinista, el poder del Estado se equiparaba al poder de Dios. De
esta forma Dios, como figura central, esperaba que el Estado respondiera a sus
exigencias para lograr la evangelización y en el establecimiento de su gobierno en el
mundo (Joseph-Gatis, 2007). Dada la concepción calvinista, entonces las Iglesias
protestantes americanas serían las responsables de los movimientos del expansionismo
del poder de los Estados Unidos en el Caribe debido a que esta, representaban el poder
político, social y económico del poder político y militar de los Estados Unidos (LópezSierra, 2012). Con relación a la Iglesia católica en la Isla, esta pasaba por uno de sus
momentos más difíciles como institución religiosa debido a que su clero no era educado
y no respondía a los interés sociales de la Isla (Silva-Gotay, 1997).
La incursión del protestantismo en la lucha por la independencia de Cuba, y la
invasión militar a Puerto Rico, marcaron el nuevo panorama mundial del capitalismo de
los Estados Unidos, que más allá de sus fronteras, buscaba la consolidación de su
imperio económico, político y militar en la Cuenca del Caribe anticipando el control
del Pacífico con la adquisición de las Filipinas. Silva-Gotay (1996, p. 120) indicó:
…la expansión y la consolidación del protestantismo en Puerto Rico y el
Caribe descansaban en la perspectiva teológica e ideológica protestante
de finales del siglo XIX. El establecimiento de parroquias, misiones y
congregaciones en la isla facilitaría el proceso de evangelización y su
27
expansión al Caribe. Esta acción trajo una dislocación en los procesos
religiosos y culturales de la sociedad hispano-católica de la Isla, junto a
la introducción de nuevos valores y patrones culturales.
El desarrollo religioso de Puerto Rico en el siglo XX muestra la misma
característica del proceso evangelizador del siglo XIX, con sus influencias en los
procesos culturales y sociales de la Isla, pero con una nueva visión estructurada en el
neoprotestantismo. Este introduce una visión de la intervención social en la
consolidación de la vida del puertorriqueño en el desarrollo del poder económico y la
permanencia del poder de la iglesia en la economía y en la política.
El expansionismo del capitalismo americano en Puerto Rico consiguió la
integración de los procesos religiosos protestantes en la vida colectiva del pueblo, el
cual buscaba el desarrollo del capital y el expansionismo americano en la Isla como lo
reseñó Silva-Gotay en su libro: Catolicismo y política en Puerto Rico: Bajo España y
los Estados Unidos siglo XIX y XX . Silva-Gotay (1997) expone que cuando se habla
del modelo de evangelización que se llevó a cabo en la Isla y en la cuenca del Caribe,
se “habla de la cristiandad”, lo que implica dar un dote divino a todos las instituciones
seculares que responden al estado de poder establecido por la Iglesia protestante. En el
Caribe y en América del Sur el proceso de expansionismo del capitalismo de Estados
Unidos se logró gracias a las bases colectivas de autoayuda de las Iglesias americanas
que se expandieron al Caribe y a Sur América (Silva-Gotay, 1981).
El lenguaje del poder establecido por la Iglesia protestante en Puerto Rico ha
logrado que los movimientos anexionistas respondan al orden del poder establecido,
evitando la identidad emocional y social de Puerto Rico. Como parte del programa de
28
la americanización, se estableció la explotación religiosa, económica, social y política
de la Isla. Los procesos de evangelización facilitaron que los líderes políticos se
doblegaran a la necesidad de la metrópolis de instalar las bases militares americanas en
Puerto Rico. Con la decadencia y la pérdida de la identidad social, el poder político de
la Isla, entrega su legislación al poder militar del Imperio para atraer dinero fácil a la
misma. Esta legislación provocó que los líderes políticos de todos los sectores, pero en
especial el sector afiliado al Partido Popular Democrático, respondieran a las exigencias
de Washington para iniciar el movimiento militar en Puerto Rico (Piñeiro-Cádiz, 2008).
Con la introducción del militarismo y el poder de la iglesia como fuente de
apoyo institucionalizado por el estado la Isla entra en un proceso de decadencia social,
ya que muchos de los puertorriqueños perdieron sus tierras y huyeron a los arrabales
creando el nexo de la pobreza con la introducción de males sociales ajenos a la cultura
del puertorriqueño. De esa forma, este se convierte en proscrito dentro de su propia
tierra (Colón-Reyes, 2006).
Dentro de este panorama sombrío la Iglesia católica luchaba por su
reivindicación y su nacionalismo español, rechazando así toda muestra de
americanización en la Isla. Para ello, el poder del papa se desplegó en la Isla como una
dote religioso para lograr la recuperación del poder de la iglesia. Esta luchó por la
permanencia de sus dogmas, y por el rechazo y la condenación del protestantismo como
el modelo de un socialismo que favorecía a los ricos y discriminaba contra los pobres
(Silva-Gotay, 1987).
En ambas cruzadas el poder eclesiástico ha respondido a los intereses de sus
respectivos imperios. Los mismos han utilizado los dispositivos del poder basados en
29
sus percepciones del discurso y en la ejecución de la moral religiosa para lograr la
objetivización del sujeto. La moral religiosa responde al orden estructural político,
cultural y económico de cada Imperio. El uso de los dispositivos transcienden al poder
de la sociedad y al control del sujeto. El sujeto es un ente sin voluntad que solo
responderá al desarrollo del proceso de colonización del Imperio. El proceso de
subjetivación solo se puede lograr a través de la autorregulación del ser. Los
mecanismos del ser responden a la objetivación del sujeto junto a los componentes
sociales que le obligan a responder al poder como ser gregario bajo el poder del
Imperio, las cuales representan el interés del monarca y el desarrollo económico de la
autoridad imperial.
El poder transciende al concepto del pecado cuando se estudia en las diferentes
vertientes de los procesos religiosos que ha sufrido la Isla y se brinda una definición
desde el concepto del poder. Para la Monarquía española pre-colombina y postcolombina, el pecado se asoció a la falta de inteligencia y a la poca conciencia de los
indios de las Américas. El carácter dócil y la ausencia de violencia condenó a los
indios a la empresa del coloniaje español que los esclavizó a sus procesos políticos,
económicos y religiosos durante la cristianización. Los españoles interpretaron la
ausencia de agresividad y el carácter dócil de la raza taína como debilidad. De esta
manera el Imperio interviene en la protección del taíno para lograr la cristianización de
los débiles. Este poder, conferido por el papado a la Corona española, tuvo como
propósito extender el amor de Dios a los salvajes. Esto lo que significó fue llevar el
poder del rey a las Américas, ya que, este representaba la figura de Dios en las colonias
(Silva-Gotay, 1987).
30
Con la diezmada cultura taína, en la época post-colombina se introduce al
esclavo negro. Este fue traído al Caribe para continuar el reinado del oro. Al esclavo
negro se le permitía la cristianización bajo el concepto de servidumbre pacífica para
otorgarle la salvación de su alma. Vila-Vila ( 2000, p. 12) expuso lo siguiente sobre el
tema:
La cristianización de los esclavos era la manera de incorporarlos de
forma dócil al sistema productivo: es decir, de intégralos. La religión
enseñaba a los negros esclavos la aceptación de su estado (cambio
político, social y religioso) y les alejaba de sus costumbres y creencias.
Con la guerra por la independencia de Cuba y la Guerra Hispanoamericana, la
evangelización se presentó como un gesto de buena voluntad por parte del imperio
norteamericano para brindarles la libertad a los pueblos olvidados por la Corona
española. A estos se les reconocería su historia y su legado cultural, brindándole su
libertad del culto, manteniendo su integridad como nación y su desarrollo político. En
Puerto Rico la transformación religiosa pasó a ser parte de un esquema político y
militar con el fin de lograr, a través de la religión, la transformación social y política del
puertorriqueño para desarrollar los intereses económicos y políticos del Imperio en el
Caribe.
Dentro de ambos discursos se observa la presencia del poder y la ausencia de la
libertad. El poder es ejercido por el que posee las estratagemas del discurso a su
disposición para lograr la consolidación de su estado político, a merced de la pobreza y
la destrucción de la cultura inferior. Para lograr su objetivo, se utilizó la propaganda
religiosa y el poder militar de manera indiferente en la vida de los ciudadanos
31
esclavizados. Para ello, el estado de poder ha utilizado a las instituciones de segundo
orden como son la educación, la religión y el poder militar (Foucault, 1987) para
destruir las estructuras que representan el estado soberano desplazado por la nueva
metrópolis. Con estas estrategias se persigue lograr desplazar el poder y que el mismo
sea sustituido por la propaganda del nuevo regente. Con el fin de introducir las
benevolencias del Imperio y desplazar las creencias del invadido por la falta del poder.
De esta forma el Imperio establece su nuevo orden económico, cultural, político y
religioso a merced de los dispositivos del poder y del ser que se introducen para
controlar la vida de los sujetos en la Colonia.
Una colonia olvidada por Dios
El desarrollo histórico, político, religioso, económico y social de Puerto Rico
reflejó un cambio en la estructura social con la introducción de un sistema económico y
el desarrollo del capitalismo liberal como la fuerza generadora del poder del Imperio
sobre la Isla. Esta fue la acción directa del poder de la Iglesia protestante americana en
la transformación del colectivo religioso, político, social y cultural de Puerto Rico. La
invasión norteamericana, desde sus comienzos, fue legitimizada en la sociedad a través
de la presencia de la Biblia como fuente autorreguladora del futuro político, social y
económico de la Isla, la cual se introdujo como una tecnología del ser en la vida de
puertorriqueño.
A diferencia de Hawaii, y de otros territorios incorporados a la unión de los
estados norteamericanos, Puerto Rico no fue recibido como parte de los procesos
políticos y económicos del Imperio. Las razones para este desprecio respondían al
legado de la guerra civil de los Estados Unidos de América. La nación más poderosa
32
del mundo aún estaba marcada por los residuos del racismo y por la indiferencia a las
culturas que no respondían a los intereses nacionales de los norteamericanos. La
cultura norteamericana no visualizaba, dentro de sus planes de expansionismo, integrar
otros pueblos marcados por su inferioridad cultural, religiosa, social y política (TríasMonge, 1999).
Bajo la negativa de reconocer la identidad cultural y social de los
puertorriqueños en el desarrollo de la americanización, la empresa imperial utilizó y
categorizó a los isleños como pobres, sin cultura y pocos educados; lo cual justificaría
su desarrollo mundial en su expansionismo político, militar, cultural y religioso desde
la isla de Puerto Rico (Silva-Gotay, 2005). Este proyecto de americanización comenzó
con las Iglesias protestantes llegadas a la Isla entre ellas: Las Iglesias Bautistas del
Norte y del Sur, Las iglesias Metodistas, Las iglesias Presbiterianas, Las iglesias
Adventistas, Las Asambleas de Dios entre otras (Silva-Gotay, 1987) las cuales llegaron
con el propósito de dar paso a los cambios políticos, económicos, sociales y religiosos
necesarios en la vida de los puertorriqueños. Esto es justo lo que los poderes militares
americanos contemplaron en sus planes de educación social y en sus planes de
transformación ideológica; dada las condiciones de pobreza y de analfabetismo
existentes. Las Iglesias protestantes americanas fueron incorporadas como un
mecanismo de apoyo y de ayuda social en contra de la pobreza y las desventajas
sociales que vivían los puertorriqueños a la llegada de los norteamericanos (Álvarez,
2012).
La necesidad de proveer e introducir una evangelización madura en la Isla,
provocó el que se realizaran propuestas de evangelización de todos los sectores
33
religiosos americanos interesados en esta. Como botín de guerra, la misma fue dividida
en ocho regiones denominacionales en dónde cada congregación religiosa tendría la
responsabilidad de lograr los cambios sociales necesarios para lograr la permanencia de
las estructuras del poder imperial. El Rev. J.C. Ryder de la American Missionary
Association, citado por Silva-Gotay (1987, p. 112) describe este acto de dividir el mapa
de Puerto Rico y orar por la unidad religiosa de la siguiente manera:
Se reunieron en torno al mapa…sobre la mesa y oraron para que Dios
los ayudara a entrar a Puerto Rico, de tal manera que nunca hubiera
conflicto misionero alguno en la Isla.
Por su parte, el Congreso de los Estados Unidos y el Presidente, solo veían en
Puerto Rico un protectorado sin jurisdicción política y sin vínculos económicos, por lo
cual, no se consideraría como parte de la Unión de los Estados Americanos (TríasMonge, 1999). Esto hizo que los poderes militares en la Isla limitaran el desarrollo
social, cultural y político de esta, al grado de limitar las leyes jurídicas existentes y
asumir el control total de las alcaldías para controlar los poderes de los líderes políticos
isleños que no respondieran al poder militar instaurado en la misma.
Entre los señalamientos, los líderes militares expresaban que el desarrollo
político y social de Puerto Rico no correspondía al cuidado de una nación poderosa o
madura en su desarrollo político y social. Por consiguiente a los puertorriqueños no se
les permitiría el derecho al auto gobierno y, a su vez, no se le reconocería su anexión
política como parte de los Estados Unidos. Por lo tanto, estos no merecerían un espacio
político para lograr su independencia (Trías-Monge, 1999).
34
El discurso norteamericano estaba viciado por el racismo y el desprecio por las
culturas inferiores. Esto quedó evidenciado en el trato recibido por los puertorriqueños
por parte de las autoridades militares norteamericanas desplegadas en la Isla (SilvaGotay, 2005) por su compromiso con su Destino Manifiesto, como albacea del mundo.
El poder del Estado estuvo limitado a su expresión ideológica, donde las fuerza del
colectivo religioso que sitiaban al pueblo respondieron al estado del poder del Imperio
en la permanencia de la Colonia. Silva-Gotay (2005, p. 76) y Silva-Gotay (1990, p. 18)
expuso lo siguiente:
Un territorio habitado por una población arraigada que es de una raza y
cultura distinta a la nuestra hasta tal punto que la asimilación parece
imposible y las diferencias en las razas, el desarrollo y la cultura que
existen entre ellos mismos son tan marcadas que la implantación de un
sistema política uniforme parece ser difícil.
De esta manera, el poder del Imperio manejaba los asuntos de Puerto Rico en el
Congreso sin permitir que sus habitantes fueran protegidos por sus principios
constitucionales; nunca los territorios gozarían de los privilegios y de los derechos de
los territorios pertenecientes a la Unión de Territorios Norteamericanos.
Los intentos de las leyes Foraker, Jones y el desarrollo del Estado Libre
Asociado de Puerto Rico, fueron privilegios y derechos otorgados a los puertorriqueños
como meras ilusiones de la llegada de la igualdad constitucional a la Isla (Trías-Monge,
1999). El desarrollo de estas leyes respondieron en su mayoría al poder militar
establecido por los Estados Unidos con el propósito de que los puertorriqueños
sirvieran en sus guerras (Piñeiro-Cádiz, 2008). Dentro de esta confusión política no se
35
puede ignorar que las leyes insulares solo podían ser aprobadas por el Congreso de los
Estados Unidos y ser revocados por el Presidente. Ante este hecho, el magistrado
Trías-Monge (1999, p. 92), argumento lo siguiente: “Puerto Rico no es nada dentro de
la jurisdicción del poder del Congreso de los Estados Unidos”. Para efectos del
Congreso es un agregado sin derechos propios y sin identidad nacional o territorial.
El desprecio a la población puertorriqueña comenzó a despertar en esta un
sentido de abandono por parte de los norteamericanos y dio paso al desarrollo de un
movimiento por los derechos de la Isla. Líderes políticos como Luis Muñoz Rivera y
José de Diego declararon que la Ley Foraker y la Jones fueron un engaño y una manera
de revocar la Carta Autonómica que le brindaba a la Isla una mayor participación a
nivel internacional como nación. Por su parte, José Celso Barbosa, respondiendo a los
intereses del Imperio y sabiendo que las promesas hechas a sus seguidores nunca se
consolidarían, ya que el Congreso no le daría la estadidad a la Isla, la facción
independentista reconoció el poco interés de los Estados Unidos en brindarle a la Isla su
independencia o lograr su incorporación como parte de los territorios de la Unión de
Estados (Trías-Monge, 1999).
El discurso americano creó la categoría del Otro como un subordinado al cual se
le garantiza la seguridad política, social, económica y religiosa por vía de la promesa de
la igualdad con relación a los habitantes de la metrópolis. La propaganda de la
igualdad en las esferas del poder del estado político se debería transmitir a través de la
educación y la religión. Silva-Gotay, (1990, p. 8) y Domínguez-Míguela, (2001, p. 73)
36
expusieron lo siguiente:
Por cuatro siglos, España trató de cristianizar este pueblo. Ese deber ha
sido transferido ahora al pueblo Americano. Los hombres de Dios que
pueden ver lo bueno en los demás y entienden aún a los Latinos,
deberían ser enviados a espiar a la tierra y establecer iglesias y
escuelas…cada maestro debe ser un misionero…Puerto Rico está
destinado a convertirse en un estado de la Unión Americana. La clase
de estado que pueda ser, dependerá grandemente del que realicen las
sociedades religiosas de los Estados Unidos.
En su desarrollo nacional, Puerto Rico está bajo la Cláusula Territorial del
Congreso. El mismo tendrá facultad para disponer y desarrollar todos los reglamentos y
reglas necesarias con respecto al Territorio y otros bienes que pertenezcan a los Estados
Unidos, y ninguna parte de ésta Constitución será interpretada de manera que cause
perjuicio a los derechos reclamados por los Estados Unidos (Trías-Monge, 1999). A
pesar de los intentos de las leyes propuesta tales como la ley Foraker, la ley Jones y la
creación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el Congreso no le ha permitido a la
Isla su derecho a la autorrealización política, por lo cual, esta sigue en el olvido político,
social y económico de la nación más poderosa del mundo, utilizándose para ello las
tecnologías del poder y del ser instauradas en la Isla desde el 1898.
El discurso del Imperio
El modelo práctico de la intervención política y militar se legitimiza a través del
poder de la religión, donde los imperios, en su trayectoria política y militar, legitimizan
su poder en el nombre de la deidad. En Rousseau se legitimiza la fragilidad del discurso
37
a favor del poder del Imperio bajo el cuidado y la extensión del discurso religioso. Este
es el mecanismo utilizado por el Imperio en su desarrollo político, económico y militar.
Foucault (2003, p. 98) señaló sobre el tema:
…se trata entonces de constituirse y de reconocerse como sujeto de las
propias acciones a través de una relación tan independiente como sea
posible del estatus y de las formas exteriores, pues se cumple en la
soberanía que uno ejerce sobre si mismo. A los cambios en el ámbito
político y a las dificultades de pensarse a uno mismo como sujeto de
actividad entre el nacimiento y las funciones, los poderes y las
obligaciones, las tareas y los derechos y las prerrogativas y las
subordinaciones en la brusquedad de una relación adecuada con uno
mismo. Las frágiles construcciones sociales, en la búsqueda de las instancias
legitimadoras, han recurrido a lo largo de la historia, de una forma más o menos
plausible, a la legitimación religiosa. Se trata, como es obvio, de una legitimación
particularmente eficaz, pues pone en relación las frágiles y precarias construcciones
humanas, con sus tendencias centrífugas y disolventes, con la instancia absoluta, con el
ámbito de lo divino (Ginzo-Fernández, 1993).
Con la introducción de un discurso ideológico estructurado en los cambios
sociales, a través del ejercicio de la paz y sin la aparente presencia del poder político y
militar, el puertorriqueño en su mayoría acota el lenguaje de la libertad prometida por
el Imperio donde los anexionistas asumieron que los procesos de la educación, junto a
los procesos de la evangelización, eran las garantías de los cambios sociales y
38
emocionales necesarios para la transformación política, social, cultural y económica de
la Isla. El poder del discurso no se desarrolló en los campos de batalla; se formuló en
las estrategias de la educación y en los cambios religiosos que integraron el capitalismo
liberal como el modelo de gobernar y de obtener bienes reales necesarios (para la
adquisición de poder económico y social). Silva- Gotay (1997, p 174) expuso:
Estas fueron las bases sociales e ideológicas utilizadas que le
permitieron a la metrópolis usurpar la identidad colectiva de una nación
sometiéndola a través del ejercicio del discurso estructurado por la
iglesia y la educación propuesta por el poder foráneo.
Las bases ideológicas que orientaron los cambios sociales y políticos en Puerto
Rico, dentro de los diferentes estadios de la americanización, se desarrollaron en la
ideología del poder educativo y en los procesos de evangelización llevados a cabo por
los ministros protestantes y los líderes militares llegados a la Isla con el propósito de
lograr la subjetivación del puertorriqueño. La incorporación de las tecnologías del
poder se unificó en una simbiosis discursiva, común entre la iglesia y la educación, para
crear los mecanismos de autorregulación social a fin de obtener la docilidad del
puertorriqueño, es decir, obstaculizó la resistencia para así llevar a cabo el proyecto de
la americanización de la Isla. El poder del estado moderno se constituye con el fin de
apropiarse y lograr la unificación de los poderes, lo que se legitimiza en la obediencia y
en la dominancia de las instituciones de dominancia territorial presentes del Estado
opresor (De Pierro, 2008).
Dirigidas a crear toda una subjetivad social en la integración de los cambios
políticos, económicos, religiosos y sociales promovidos por las autoridades americanas
39
en la Isla, se desarrolló una ideología en la mentalidad del puertorriqueño donde se les
hacía creer que eran iguales a los ciudadanos de la metrópolis. De esta manera, el
pueblo no se percató de la intervención política y militar desplegada en la Isla para
garantizar el poder de los estadounidenses en la vida de los puertorriqueños. SilvaGotay, (1986, p. 110) reseñó lo siguiente:
A pesar de la separación de Iglesia y el Estado, y a pesar de la
autonomía de los objetivos evangélicos y los intereses propiamente
religioso, las Iglesias protestantes, por ser parte integral del complejo
socioeconómico, político y cultural de la nación, serán parte de la
estrategia militar, como lo fue la Iglesia católica en la conquista de
América en el siglo XVI, con respecto a España. La élite intelectual de
la nación entendía entonces que la transformación religiosa era parte de
la transformación educativa, política, militar y económica de los
territorios adquiridos. No habría lealtad política a las instituciones
americanas sin los fundamentos religiosos que la sostenían
ideológicamente.
Las garantías de igualdad y seguridad al pueblo de Puerto Rico se llevaron a
cabo dentro de una simbiosis lingüística que se desarrolló en la educación y en la
religión utilizada estratégicamente por los militares ubicados en la Isla (NegrónMontilla, 1990 y Silva-Gotay, 1987). Esto le daría una visión al puertorriqueño de
lealtad al Imperio con relación a los cuatrocientos años del dominio español, obviando
el sueño deseado de libertad por la insurgencia. Chomsky, (2003, p. 123) señaló que:
40
Si el objetivo de la educación es la educación para la libertad y la
democracia,…,o la educación para la obediencia y la subordinación y
marginación, como las instituciones dominantes requieren…examinan
cómo la política social y la cultura dominante modelan las formas y los
factores sociales en la influencia del hogar y así sucesivamente los
cambios de la educación en la política social.
Una ideología religiosa que no responde al poder social de la Isla
El desarrollo del proceso de americanización de la Isla por las Iglesias
protestantes americanas creó un conflicto en la identidad religiosa del pueblo de Puerto
Rico, ya que la religión en esta respondía a la cultura latino-romana con sus raíces en el
pensamiento español. La misma respondía al escenario del poder económico y social
de la sociedad española, la cual se asociaba a los sentimientos de una sociedad semifeudal. Sin embargo, los Estados Unidos tenía una perspectiva particular de entender
su relación con el resto del mundo cuando asumía su legado religioso como el escogido
por Dios, donde los obstáculos culturales y sociales no impedirían el desarrollo
económico y social de su propaganda religiosa. En torno a esto, Silva-Gotay (1990, p.
23) indicó lo siguiente:
La raza anglosajona tienen unas relaciones particulares con el futuro
marcado del mundo y tienen la encomienda divina de ser en forma
particular, el guardar a sus hermanos. Me parece que Dios, con infinita
sabiduría y habilidad está aquí preparando la raza anglosajona para la
hora que seguro vendrá…el futuro del mundo…creer que esta raza está
destinada a expulsar a muchos débiles, similares a otros y moldear el
41
resto, hasta que en un sentido verdadero e importante, haya
anglosajonizado a la humanidad. El mundo tiene que ser cristianizado y
civilizado…y con esos vastos continentes añadidos a nuestro mercado,
con nuestra ventajas naturales logradas por completo… ¿Qué puede
impedirle a los Estados Unidos convertirse en el taller del mundo?
Esta confusión religiosa en la historia social de Puerto Rico evidencia los
choques sociales y culturales que se desarrollaron en el proceso de evangelización. El
pueblo respondió a este cambio bajo presión y confusión social, ya que los cambios
políticos, económicos y culturales fueron ejecutados al margen del poder del Estado
bajo la tutela de las Iglesias protestantes americanas, que representaban el orden social,
cultural, económico y político del Imperio norteamericano y los intereses de la naciente
clase proletariada.
El proceso del protestantismo en la Isla se puede dividir en dos etapas: (1) la del
proceso de evangelización moderno que actuó como el movimiento utilizado por los
Estados Unidos para impulsar cambios políticos, sociales, culturales y económicos en
la Isla, y (2) la del neoprotestantismo el cual dirige sus esfuerzos hacia la búsqueda de
la prosperidad y la adquisición de su bienestar económico, además de lograr su
influencia en los procesos políticos del país en la toma de decisiones y en los cambios
de gobierno de la Isla (Martínez-Ramírez, 2005).
El proceso de los cambios y la integración de nuevos valores sociales en la Isla
marcaron el conflicto de la identidad de los puertorriqueños. Esto creó laceraciones
culturales y emocionales desarrollándose un conflicto en la identidad nacional, ya que
las instituciones religiosas eran protectoras del poder imperial y los cambios sociales
42
que ya estaban establecidos por el poder militar. Silva-Gotay, (1986, p. 154) señaló al
respecto:
Estos conflictos abrían de nuevo la guerra religiosas de la Reforma,
verbalmente planteaban el conflicto religioso como un conflicto cultural
entre la cultura hispánica católica y la cultura protestante norteamericana
en una situación de guerra real definida por las autoridades como de
“ocupación militar”…La apropiación de la Biblia en el Protestantismo es
esencial a su carácter de religión de conciencia personal…Su creencia
religiosa paso de ser la creencia de todos, del Estado, de la cultura
hispánica en que había nacido, a ser su “creencia personal” que tuvo que
alimentar y defender en su casa, frente a familiares y amigos, en la
comunidad y el trabajo porque fue confrontado, hostigado, cuestionado y
ridiculizado con el fin de destruir la presencia religiosa que se asociaba
al catolicismo.
Dentro de los cambios religiosos que marcaron la lucha del poder entre el
catolicismo y el protestantismo, se confrontaron los dogmas y los credos establecidos
por la nueva invasión religiosa. Los cambios fueron radicales al punto de despojar a la
Iglesia católica de sus posesiones y su legitimidad religiosa en la Isla. Por
consiguiente, la lucha por el poder religioso entre las facciones católicas y las
protestantes era tan marcada que se trató de eliminar del sentimiento religioso el
nombre y la figura del papa en Puerto Rico. La Biblia se utilizó como el modelo de
autorregulación personal y social, dando paso al desarrollo de escuelas, al desarrollo de
movimientos a favor de la mujer y al desarrollo de un proceso de adoctrinación directa
43
de los niños a través de la Escuela Bíblica Dominical; procesos ajenos a la realidad
social y cultural de la Isla.
La lucha por el poder y la sobrevivencia de la Iglesia católica se hizo notoria
con la llegada del obispo Joseph Blenk (1960), el cual luchó por rescatar las
propiedades de esta y estableció un sistema de Iglesias católicas en toda la Isla. De
manera que la lucha por la identidad social y política de la Iglesia católica evidencia la
confrontación cultural en la cual estaban sumergidos los puertorriqueños, luchas que se
estableció dentro del poder religioso en la Isla marcando los conflictos emocionales y la
confusión social del puertorriqueño. (Silva-Gotay, 1981).
Lucha y control social
La concepción de un mundo lleno de justicia llevaría a pensar que el proceso de
liberación nacional o la integración de Puerto Rico a los Estados Unidos se darían
desde la filosofía de la igualdad y el reconocimiento étnico y cultural de la Isla. El
discrimen étnico y cultural de los Estados Unidos hacia la población se formuló gracias
al proceso de discrimen de los negros dentro del continente norteamericano. Una vez
más aplicaban su legitimidad como mensajeros de Dios en su Destino Manifiesto para
desplazar y segregar a los más débiles.
El control social de Puerto Rico por los Estados Unidos comenzó con la
discriminación, esto es, “una actitud que promueve o acepta realizar distinciones que
implican dar un trato de inferioridad o restringir los derechos de algunas personas a
base de su permanencia a la categorías sociales o naturales” (Castillo, Asún y Aceituno,
2002). Mantener el sentido de discrimen en la Isla por la presencia de una cultura
ajena y diferente a la realidad social y política incita a que las influencias políticas,
44
culturales, sociales, religiosas y económicas mantengan el ordenamiento y la
desintegración de la sociedad puertorriqueña. La lucha por controlar la vida de los
puertorriqueños provoca que la identidad religiosa no responda a la realidad social de la
Isla y se comprometa con los ideales sociales del capitalismo liberal. Este será la
estrategia para crear un nuevo orden social que responda al poder del estado invasor, ya
que el representan el orden y el poder del Dios en la tierra. Ginzo- Fernández, (1993, p.
152), expuso lo siguiente:
El Estado se presenta como ancla de salvación frente a la anarquía y a
las turbulencias del estado de lo natural. Tal como escribe en “De cive”,
fuera del Estado reinan las pasiones, la guerra, el miedo, la pobreza, el
abandono, el aislamiento, la barbarie, la ignorancia y la bestialidad.
El capitalismo como estrategia del poder, ha creado una estructura de
desigualdad social, la cual se vincula con el poder y el desarrollo de las clases sociales.
La adquisición de riquezas y el manejo de las mismas establece el desarrollo del
modelo económico basado en el poder, la libre competencia y el desarrollo de clases
sociales emergentes por el cúmulo de riquezas aprobadas por las esferas protestantes
(Weber, 1973 y Weber, 2005). De acuerdo a lo anterior el poder del capital le permite
al burgués la prosperidad. Esto le facilita el camino perfecto a Dios y al bien deseado,
puesto que la salvación se obtiene del poder económico, creando así las diferenciación
de las clases sociales. El mal que rodea al ser humano es la pérdida del tiempo; este es
el pecado capital ya que le roba el tiempo útil al hombre en el reino de Dios (Weber,
2005). No ser productivo y ser un ente sin poder adquisitivo dentro capitalismo, le
asegura al ser humano su lejanía de Dios y, por lo tanto, le enfrenta a la turbulencia del
45
pecado. El ocio es según Weber, el pecado capital, puesto que le roba el tiempo
necesario al ser humano para alcanzar el proyecto de trabajo productivo delante de
Dios. En la visión del capitalismo hay que ser productivo para facilitar el desarrollo del
reino de Dios en la tierra.
Sin embargo, Cleary (2011) expuso que Weber plantea un universo de tipos
ideales en los procesos del poder de las instituciones humanas que no responden al
orden natural de las cosas y, por lo tanto, impiden entender que el concepto del poder,
desde la experiencia del capital sea una manera de limitar la acción de la lucha por el
desarrollo de la sociedad, ya que toda lucha de poder se evidencia en las relaciones
complejas sociales y no solo en el desarrollo económico. Por las afirmaciones
anteriores se puede deducir que ser adaptado socialmente equivaldría al hombre
neurótico de Freud que responde a la singularidad de su objetivo con relación al Otro.
El subconsciente se filtra como un modelo de poder y de control sobre el individuo para
permitir que la autorregulación se convierta en el desarrollo de la neurosis como
evidencia de una guerra de control entre el bien y el mal.
El superego como psicología colectiva,…aparece siempre integrado “el
Otro”, ya sea como modelo, objeto, auxiliar o adversario. De esta manera
la psicología colectiva considera al individuo como miembro de una
tribu, pueblo, clase social, institución o como elemento de una multitud
humana…casi pareciera que la creación de una gran comunidad humana
podría ser lograda con mayor éxito si se hiciera abstracción de la
felicidad individual (Cleary, 2011, p. 387).
46
El desarrollo del pensamiento de Kesel se ajusta a la corriente del capitalismo,
ya que él mismo se fundamenta en los dos principios clásicos del poder en el sujeto: (1)
el deseo de poseer y (2) utilizar a los demás para su propio beneficio. De aquí la
necesidad de crear instrumentos de regulación colectiva para la conducta humana con el
fin de equilibrar los inevitables conflictos de intereses entre los sujetos.
Estas fueron las bases subjetivas del desarrollo del poder social emergente de
una sociedad consolidada en la bases de la adquisición de bienes económicos, mientras
que en la Isla, este conflicto se desarrollaba en la lucha de poder de las clases sociales
españolas que se alinearon al poder del capitalismo y repudiaron a los pobres.
El problema de los cambios desarrollados por el capitalismo parte de la
desnaturalización del sujeto y de su revelación contra la naturaleza del poder religioso.
El sujeto era una pieza fundamental en la creación y en el desarrollo del pensamiento
filosófico, pero con la llegada de la modernidad, el sujeto se ha separado de su lado
espiritual y de su conocimiento natural. El sujeto, en este proceso, crea sin ilusión y sin
entrelazarse con la naturaleza. El sujeto moderno responde al poder de la creación sin
un sentido de lo que es natural en su naturaleza. Forment (2003, p. 439) indicó lo
siguiente:
El hombre moderno no sólo fue rompiendo sistemáticamente con el
centro religioso, como resultado de esta primera separación medieval,
también lo hizo con el núcleo cultural clásico. El humanismo que rompe
con el cristianismo, rompe además con la antigüedad, destruyendo al
hombre dos veces, corroyendo sus bases antiguas y cristianas. Creando
un hombre temeroso que se oculta en la era moderna, sin un sentido de
47
humanismo que garantice su espiritualidad.
La geopolítica y la religión
La geopolítica estudia cómo las rivalidades de poder dentro de un territorio
crean los conflictos y las rivalidades políticas, económicas, sociales y religiosas dentro
del país. El proceso histórico de Puerto Rico ha reflejado como se han creado
rivalidades culturales entre un poder político ajeno a la realidad social del sujeto
colonizado, que ha logrado introducir su propaganda religiosa, cultural, social y
económica para crear desajustes sociales en la Isla que se pueden entender desde la
imposición del más fuerte sobre el más débil. La geopolítica expone que estas
rivalidades políticas, económicas, sociales y religiosas se desarrollan con la finalidad de
obstruir el desarrollo político, social, económico y religioso de los pueblos marginados
por las instituciones opuestas al poder del subordinado. Son las rivalidades territoriales
entre fuerzas políticas las que reclaman, de manera explícita o implícita, las
representaciones religiosas más o menos diferentes para lograr el control social de los
pueblos marginados.
Dentro del debate de la geopolítica, la religión se relaciona con una expresión
de ayuda social y de creencias compartidas que fomentan y mantienen el orden de la
sociedad a través de la introducción de las ideologías que responden al orden social
estructurado. Sin embargo, la geopolítica identifica que, dentro de la complejidades de
las propuestas del poder, se rivaliza y se mantiene el orden a expensas de las
costumbres y políticas del estado inferior. Un ejemplo fue la guerra de Bosnia, donde
los procesos religiosos establecieron el poder y la manera en que los bosnios deberían
responder económica y políticamente al estado invasor. Portillo (2008. pp. 147-148),
48
expuso sobre el tema lo siguiente:
La importancia, en principio, no viene tanto dada por la cantidad en sí
misma, sino por lo significativo que puede ser para los líderes religiosos
poder influir sobre miles o millones de seres humanos que son
seguidores de determinadas religiones…Ahora bien, las rivalidades de
poder que surgen entre grupos humanos tienen diferentes grados de
especificidad espacial religiosa, las cuales van desde aquellas en que el
elemento religioso es el determinante para categorizar a una porción del
espacio y, por lo tanto, se convierte en la causa principal de las
rivalidades, hasta aquellas en las que lo religioso se combina con otros
elementos espaciales (recursos naturales, disponibilidad de empleos,
acceso a los servicios, etc.).
Además, son las rivalidades de poder derivadas de la acción que se despliegan
en las congregaciones religiosas, las que procuran influir sobre los pobladores de
determinados territorios. Estas con la intención de dominar y crear un estado de poder
que responda a las ideologías presentes en los cambios políticos y económicos de una
nación con la intención de invadir, cambiar y sostener sus avances políticos y
económicos a través de la presencia de su representación religiosa. (Portillo 2008 y
Castro, 2004) expusieron lo siguiente:
Otro tipo de rivalidades de poder con una especificidad espacial
religiosa diferente, es la que puede surgir como resultado de la
ocupación, por parte de grupos humanos, identificados como adeptos a
determinada religión, de territorios ricos en materias primas estratégicas
49
y que sean pretendidas por otros grupos humanos.
Poder e ideología
El poder, como instrumento social, se valida a través del discurso hegemónico
de las clases dominantes. Sin embargo, las estrategias de poder surgen en el
determinante cultural de las clases sociales creando una ideología en el desarrollo de las
tecnologías de los grupos. El poder surge de la ideología y se convierte en el discurso
de los que poseen el dominio político, económico y social para controlar y mantener el
orden social sometiendo a la marginación a las clases menos privilegiadas. El uso del
poder tiene el propósito de transmitir un cambio y evitar la sublevación de los
miembros de la sociedad. Por lo cual, el poder subyacente a la ideología discursiva se
desarrolla y se define desde los primeros estadios en la vida de los sujetos con el fin de
mantener una estructura de orden y de regulación que responda al estado ético y moral
del desarrollo de la política y al desarrollo de la economía que se vive en un tiempo
histórico particular (Alfonso, 1945).
Las estructuras del orden en la cultura responden a las ideologías políticas,
económicas, sociales, militares y religiosas donde el poder se establece con el propósito
de mantener la autorregulación del orden social. Como lo expresó Foucault (2003), el
ser humano responde a la estructura del poder social bajo una constelación de imágenes
y las estructuras de símbolos y de palabras que definen nuestro universo. Por lo cual, el
sujeto, dentro del orden social, responde a los intereses de las clases dominantes y no se
pronuncia a la realización de su libertad social. El ser responde al mundo de la
objetividad, por tanto el ser humano vive subjetivado en su mundo cultural y social.
50
En el desarrollo de la sociedad se genera un fenómeno social que da paso al
ejercicio del poder el cual ha desarrollado dos clases sociales: (1) las clases capitalistas
y (2) las clases obreras. Esta forma de organización social surge por la imposición del
continuum del temor, enmarcado en los procesos colectivos de la socialización del
hombre como un ser racional y dependiente entre sí pero esta realización del hombre
dentro del desarrollo de la sociedad, solo responde al orden social de la integración y la
adquisición de normas y leyes para el mantenimiento del orden social (Foucault, 1976).
Este desarrollo social está estructurado por una metodología sobre el uso del
poder de las clases sociales creando, de esta manera, los esquemas de la socialización
en las instituciones creadas por el ser humano que responden, al modelo político, social
y económico y cuyo uso será mantener la hegemonía del poder. Sobre este punto,
Marx (1844, p. 54), afirmó lo siguiente: “si las bases sociales se derrumbaran, las clases
sociales desaparecerían como una manera de reivindicación del ser humano a su estado
natural”. Sin embargo, Foucault (2003, p. 87) expuso sobre el tema: “que no puede
existir una sociedad sin clases sociales en tanto la política desapareciera en su
especificidad”. Por otro lado, Van Dijk, (1994, p. 175), sostuvo que: “la política es un
instrumento que está al servicio del poder sublimando los estadios de libertad de los
seres humanos”.
El poder es desplegado por las clases sociales dominantes y este se fortalece a
través de la educación y la religión. Estas crean una simbiosis cultural que permite su
legitimización y su evolución en las instituciones que se desarrollan en la sociedad para
mantener el control de los seres humanos. El poder se legitimiza mediante la posesión
de un discurso hegemónico al responder al orden del control social y a la distribución
51
de las clases sociales que ejercen una finalidad y responden a la objetivización del
sujeto en la sociedad.
El discurso se transforma en lenguaje cuando responde a los signos y fortalece
las estructuras que se fijan en la conciencia social de los seres humanos. El lenguaje
responde a los intereses sociales en el manejo y la adoctrinación de las personas en la
sociedad. Es significativo que el desarrollo de la codificación de las conductas sociales
y el desarrollo de los procesos morales comienzan desde el proceso de la concepción
(Díaz, 1999).
En la simbología de los procesos del significante se ha formulado la creación de
la sociedad regida por las instituciones del orden y del poder que despojan a los seres
humanos de los estadios primarios de su libertad y los limita a la libertad accionada por
el poder político. En torno a esto, Castro (2004, p. 203) expuso lo siguiente:
El término símbolo parece conveniente para designar los instrumentos
culturales…de la realidad: lenguaje, religión, arte, ciencia; una filosofía
de las formas simbólicas tiene por tarea arbitrar las pretensiones a lo
absoluto de cada una de las funciones simbólicas y las múltiples
antinomias del concepto de cultura.
El ser humano ha limitado su conciencia de libertad a las instituciones de
segundo orden que responden al bienestar colectivo por temor a la autodestrucción.
Este beneficio es sugestivo, ya que el mismo responde a la formulación del poder que
corresponde a las clases sociales y estas se relacionan a las categorías relacionadas al
orden establecido por la sociedad con relación a la vida. Castro-Gómez (2007, p. 3)
indicó lo siguiente:
52
Que en cada una de ellas (las instituciones de segundo orden) existen
relaciones de poder y asimetría que resultan inherentes, y por lo tanto,
constitutivas. Es decir, que donde parece haber solo ejercicio del saber
(poder), solo existe un necesario ejercicio del poder (político y social).
Este poder es de carácter arbitrario y a la vez de tipo contingente, como lo
expresó Lacán (Žižek, 2003), el mismo se ha creado con el fin de suprimir la libertad
del ser humano. El ejercicio del poder es eliminar la objetividad y fomentar la
subjetividad del poder, como parte del modelo para mantener el orden establecido y
simplificar el discurso social. Este discurso solo puede ponerse en función de la
estructura social que responde al poder de las clases proletariadas de una sociedad.
Para ello, las sociedades crean las leyes organizativas del Estado que representan a las
instituciones de segundo orden tales como: escuelas, iglesias, universidades y
hospitales entre otros. Sobre este tema Foucault, (1988, p. 34) reseñó que:
En toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada,
seleccionada y retribuida por un cierto número de procedimientos que
tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar al
acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.
El temor a la destrucción del ser humano ha generado la necesidad de crear una
dialéctica que le permita a este la vida en comunidad. Las comunidades se
fundamentan en el orden y el desarrollo de conceptos morales que permitan su
permanencia y su fluidez en la vida social de los seres humanos. La concepción de la
cultura, como estructura social, hace necesaria la lucha por la supervivencia. De esta
53
manera se evita someterse al líder patriarcal quién en su naturaleza egoísta, controlaría
la vida de la comunidad. Aramayo (2003, p. 8) expuso sobre el tema:
Todo está, social, cultural, e históricamente estructurado dominando el
objetivo de crear un mundo ordenado lo suficientemente equilibrado
como para ejecutar acciones automáticas que, como producto de una
economía de esfuerzo, físico y mental, garanticen el sostenimiento de las
rutinas habituales de la vida cotidiana, así como la capacidad para
enfrentar nuevos desafíos intelectuales y físicos de mayor envergadura,
sin tener que decidir cada vez que tenemos que hacer.
¿Qué es la ideología?
La ideología se relaciona con todas las ideas y pensamientos que se generan en
la vida de los seres humanos. La misma se entiende a las ciencias que estudian la
conducta del ser humano y a las ciencias naturales, como el desarrollo de todas las
ideas que se generan en este en el desarrollo del saber. Esta palabra surge del griego y
abarca dos sentidos: el sentido de las ideas y el sentido del conocimiento.
Desde el pensamiento foucaultiano la ciencia y la ideología son, en un sentido
las que generan y guían el desarrollo del poder presente en cada sociedad y lo sostienen
como una verdad única que responde al uso del saber y del poder, con la singularidad
de presentar un estado normal en la vida del ser humano. Por lo tanto, en su sentido
más amplio, las mismas carecen de una formación discursiva que no responda al poder
o al orden del poder estructurado por la economía y la política. En un sentido más
amplio, no existen discursos únicos que respondan a la naturaleza de la ciencia y a la
razón como verdad absoluta. ¿Qué ocurre cuando, dentro del discurso, este tiene una
54
función del saber, que no es una verdad absoluta, y que no se genera desde la función
situacional del sujeto y se revierte desde el ejercicio del poder? Para Foucault, no
existe una relación absoluta entre ideología y verdad; es complejo acercarse a la
realidad del ser humano partiendo del discurso clásico de la cientificidad y de la
verdades absolutas. Castro, (2004, p. 278) argumento lo siguiente:
Porque ambas no responden al desarrollo histórico social del individuo,
es por esto, que la ideología responde al desarrollo de la conciencia del
poder y niega el desarrollo de la simplicidad histórica del sujeto.
La ideología, partiendo de la visión marxista, es la pura noción de la
inexistencia de algo. Es en un sentido una ideología de lo pensado, pero a su vez carece
de sentido porque no existe. Es la visión intuitiva de la imparcialidad social, donde al
individuo se le hace pensar que su realidad no tiene mayor sentido que el reproducir un
sistema de ideas y de pensamientos sin historia (Althusser, 1988).
La construcción de la ideología, en general, corresponde a un orden
estructurado rígido de ideas que responde al orden del desarrollo del poder en la
sociedad. Esta responde a su vez a un grupo de ideas asociadas a la ejecución y al
funcionamiento del orden establecido para que se puedan dar, en la sociedad, las
formas y las estructuras de poder que sostienen al orden del poder económico, político
y religioso. Al referirse a la ideología en general, se hace referencia a la legitimización
del poder de un grupo o de un poder dominante del exterior (Eagleton, 1995). La
ideología para Van Dijk, 2005, p. 20) son:
Representaciones sociales que definen la identidad social de un grupo, es
decir, sus creencias compartidas acerca de sus condiciones fundamentales
55
y sus modos de existencia y reproducción. Los diferentes tipos de
ideologías son definidos por el tipo de grupos que “tienen” una ideología,
tales como los movimientos sociales, los partidos políticos, las
profesiones, o las iglesias, entre otros.
El mantenimiento de la ideología responde al sostenimiento y a la reproducción
del orden establecido para fomentar la continuidad del uso del poder y la reproducción
del mismo, desde la constitución de su ejercicio, para el sostenimiento de las clases
sociales. Estas se establecen para facilitar la organización de los mecanismos del poder
del Estado con el propósito de mantener el orden establecido por el poder político,
económico y religioso.
Desarrollo del discurso
El proceso histórico de los pueblos se redefine en su concepción del mundo y
en su desarrollo social. La creación de la sociedad tiene como función el desarrollo de
intereses y posiciones afines con la necesidad del ser humano. La concepción histórica
del pensamiento ha demostrado la elaboración intelectual con unos contenidos extra
teóricos que dirigen el intelecto que enuncia y da sentido a su mensaje. Dentro de su
desarrollo y su elaboración cultural, se ha validado la presencia de la subjetividad
social, emocional y psicológica de los seres humanos. Castro (2008, p. 13) expuso que:
En los momentos en los que ésta subjetividad es evidente, queda de
manifiesto que están en juego intereses políticos, deseos y frustraciones
personales, sentimientos, ambiciones de poder, vivencias...Lo que se
proyecta no es la verdad del discurso, sino en la meta inmediata de ser
convincente: lo que está en juego son los objetivos de corto alcance y las
56
pulsiones íntimas del emisor.
El discurso es parte del desarrollo de la imaginería del ser humano que
corresponde al orden estructural del contenido de las imágenes y de los pensamientos.
Con la formulación del discurso surge el lenguaje, que es una construcción social que
identifica una realidad asociada a la naturaleza y al pensamiento del ser humano. De
Saussure (1945, p. 8) ha indicó que:
La actividad del sujeto hablante debe estudiarse en un conjunto de
disciplinas que no tienen cabida en la lingüística más que por su relación
con la lengua...Todo lo que no es el sistema mismo es externo a la
lengua: en la sincronía, la actividad espiritual y físico, fisiológica de los
hablantes; en la diacronía, en cambio, todas las relaciones que puedan
existir entre la historia de una lengua (como mero sistema de signos) y la
historia cultural del pueblo. Esas relaciones podrán ser muy
importantes, pero sólo se admiten en calidad de conocimientos
ilustrativos y sobreañadidos….Tomado en su conjunto, el lenguaje es
multiforme y heteróclito;…en diferentes dominios, a la vez físico,
fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al
social…La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede estudiar
separadamente…La lengua...es clasificable entre los hechos humanos,
mientras que el lenguaje no lo es…; como sistema de signos que
expresan ideas, formará parte de una ciencia más amplia, la semiología o
teoría general de los signos, juntamente con otros sistemas, como la
escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas
57
de cortesía, las señales militares entre otras .
La lingüística tiene como fundamento simbolizar y definir las relaciones de
poder en la formación del lenguaje social. La proyección del poder ejercido en el
discurso permite en su desarrollo la construcción de los constructos operacionales del
Estado para generar la definición social de lo que es aceptado y lo que es rechazado
como parte de la semiología social y cultural. Es por ello que el avance en el estudio de
la lingüística y sus implicaciones sociales hace del Análisis Crítico del Discurso uno de
relevancia en la identificación de la lucha de poder y las imposición de la subjetividad
en la vida de los sujetos.
Con esta estructura de los símbolos se retoma la acción del poder subjetivo del
bien y del mal, el cual se refleja en los símbolos de los caminos de la sociedad bajo el
sentido manifiesto y el sentido latente del poder (Ricoeur, 1965). Por lo cual, el poder
se puede apreciar en lo que Foucault (1976) identificó como estructuras del primer
orden social, como son la política y la economía. Estas son utilizadas como el
fundamento del desarrollo de las clases sociales y los órdenes del poder político y
económico de los gobiernos (Fromm, 1962 y Marx, 1844).
Dentro de las estructuras del primer orden se establecen las estructuras del
segundo orden que fortalecen y mantienen las exigencias de las clases dominantes.
Dentro de estas se encuentran las escuelas, los hospitales y las instituciones que dan
formación al desarrollo de la vida en sociedad (Foucault, 1987). Esta lucha de poder es
subjetiva y se desarrolla en la visión occidental como una carga emocional marcada por
el pecado. El mismo responde a las tendencias sociales de la moral y de la ética
58
religiosa cristiana que han sido concebidas a través del desarrollo de las clases sociales
dentro del círculo religioso conocido como secularización ( Madragón, 2010).
El discurso como modelo histórico
El discurso, en su función general, se elabora para mantener las relaciones y las
experiencias de vida dentro de la sociedad en el ejercicio de las ideologías que dominan
en un periodo de tiempo particular. El desarrollo histórico comprende la composición
de las ideas y de los pensamientos sociales que responden al proceso histórico de los
pueblos. El discurso histórico, en su análisis, se relaciona a los eventos políticos,
religiosos y sociales de un pueblo en un periodo histórico particular y único. Fromm
(1961, p. 12) expuso lo siguiente:
Se parte del hombre que realmente actúa y arrancando de su proceso de
vida real, se expone también al desarrollo de los reflejos ideológicos y
de los ecos de este proceso de vida.
Las realidades socioculturales que regulan la vida de los individuos nacen de la
historia de los pueblos en su desarrollo político, económico, social, religioso y militar,
dando base a su estado como nación. El desarrollo de la vida gregaria comienza con la
reorganización de los pueblos nómadas para hacer de ellos pequeños asentamientos que
luego dieron paso a las grandes civilizaciones en el mundo.
Este fenómeno inspira el desarrollo de las sociedades que, en su carácter de
permanencia, dirigen su energía social al desarrollo de la subjetividad que se desarrolla
en el control de las clases sociales. Un modelo que ejemplifica este comportamiento lo
podemos observar en los grandes asentamientos de Mesopotamia y las regiones del
Tigris. Estos pueblos nómadas se unieron y crearon una gran civilización para formar
59
las primeras culturas, manteniendo su hegemonía y su identidad como pueblo. El
proceso de los asentamientos era cuasi militar, pero instaurado en el nombre de las
divinidades de la era. Como se menciona en la Biblia de las Américas (Génesis 11:19), la deidad visita el lugar de la naciente civilización y confunde su lenguaje para que
no se convirtieran en dioses para mantener sus limitaciones gregarias, evitando la
sublevación en contra de la deidad.
La creación de discurso responde a la ideología del poder
La ideología se desarrolla en el discurso de las clases sociales que poseen el
poder en la sociedad. La realización de los cambios sociales responden a la jerarquía
del orden establecido para mantener el orden social a través de la subjetivación del
individuo. Lacheraf (1982, p 36) señaló sobre la ideología lo siguiente:
Es innegable que los tres cuartos de siglo que separan la presentación
bien tramada de esas dos experiencias han sido utilizados en su
provecho por el ocupante extranjero para perfeccionar, completar o
rectificar su ideología respecto al cambio de la colonia a protectorado,
asumiendo un cambio en los procesos sociales, económicos y políticos
buscando el establecimiento de un orden de cultura mayor con un
reenfoque en los proceso de colonización, en los territorios
semicolonizados y en los territorios neocolonizados.
Los mecanismos desarrollados para ello responderán al poder del orden social,
Chomsky (2005) expuso que los imperios, para mantener el control de los demás
especialmente el de las clases menos privilegiadas, utilizan el discurso del Imperio.
Este discurso está comprometido con el poder del Imperio y responde al
60
establecimiento de las nuevas leyes políticas, sociales y económicas que están en
función del Imperio en su despliegue militar, político y económico.
La subjetivación responde al orden establecido, donde se le impone al
colonizado las ideas del Imperio y se le fundamenta dentro de su territorio el odio y la
segregación racial dentro de los límites de la Colonia. Los grandes imperios que
dominaron durante la mitad del siglo XX, para consolidar su poder y su hegemonía en
los territorios ocupados, desplegaron todo un discurso de recolonización en la vida de
los colonizados basado en la ideología del poder necesario para mantener el orden
social.
El poder de la subjetivación del individuo en las colonias se estableció con la
incorporación de los mecanismos del poder del Imperio. Estos estaban enmarcados en
la ingeniería de la educación y en los procesos religiosos como las bases de la
formación del nuevo colonizado (Negrón-Montilla, 1990 y Silva-Gotay, 1987).
Comunicación intercultural
En la comunicación entre los pueblos de distintas culturas se desarrolla un
fenómeno conocido como comunicación intercultural, el cual pretende comprender y
dar significado a los seres humanos de diferentes culturas cuando se reúnen, interactúan
e intentan resolver los problemas en las diferentes interacciones del poder (Alsina,
2000). Este comprende el desarrollo de la comunicación interpersonal entre los
pueblos con diferentes culturas y/o diferencias en la comunicación entre miembros de
los diferentes subsistema dentro de la cultura. Estos son los procesos que permiten la
codificación y la decodificación del lenguaje en las diferentes culturas dejando espacio
para el despliegue del poder y la segregación de los pueblos. Las mismas abarcan la
61
comunicación interétnica, la comunicación interracial y la comunicación internacional
o global.
Estos se pueden categorizar por géneros y estilos comunicativos como lo expuso
Garzón (2004), quien en varias de sus investigaciones ha encontrado divergencias en
los diferentes estilos y usos del lenguaje entre los hombres y las mujeres. Entre sus
hallazgos mencionó algunos de ellos: (1) Lakoff (1975) indica que las mujeres se
caracteriza por una serie de rasgos que están asociados a la cortesía y a la falta de
poder y (2) Tanner (1992) establece un paralelismo entre las diferencias de géneros en
los estilos de conversación y los existentes entre los miembros de diversas culturas.
La adquisición de los estilos comunicativos se asocian al género dentro de los
miembros de una comunidad y su relación con el poder. Se presenta el estilo masculino
de la comunicación como el habla informática y el estilo comunicativo de la mujer
como el habla relacional. La dimensión de la comunicación entre los géneros se da por
el estatus. El poder del género, dentro de la sociedad, le dará al proceso de
comunicación legitimidad y poder a través de la clase social dominante.
Las dificultades en el uso del leguaje dependerán de las fuerzas de poder y sus
dimensiones interculturales y sociales entre los miembros de la sociedad. Las mujeres
prefieren el uso del lenguaje conversacional de forma indirecta, lo cual perpetúa las
diferencias de estatus entre el hombre y la mujer. El hombre posee un estilo de
lenguaje directo y se relaciona al ámbito del desarrollo del lenguaje en la sociedad. Por
lo tanto, la compresión del lenguaje estará relacionado al ámbito social y cultural de los
géneros.
62
Sin embargo, los estudios no encuentran correlación entre la adquisión de los
estilos comunicativos y el estatus social, económico o intelectual de los sujetos. Asún
(2002) evidenció en sus estudios que no hay diferencias significativas entre la
presunción (en el grado en que una persona que habla sabe cuál es la experiencia del
Otro) y la tendencia (en el grado en que se manifiesta el interés en el Otro para que
exprese sus ideas).
La comunicación intergrupal está asociada a la identidad social del sujeto donde
se originan los procesos de acomodación y divergencia lingüísticas en los encuentros
entre hablantes de otras lenguas. Se pueden identificar diferentes procesos del lenguaje
intergrupal en su desarrollo social. Alsina (2000, p.21) señaló y definió los siguientes:
1. Acomodación: es un proceso en el cual se acortan las distancias entre los
hablantes que representan un modo de cooperación. 2. Divergencia lingüística:
cuando las relaciones entre los grupos son conflictivas, las diferencias
lingüísticas las acentúan. Puede ser un problema social que repercute en las
relaciones afectivas de los sujetos. Puede aumentar la ansiedad por la
anticipación de contactos negativos y por no existir un contacto previo. Crea
una visión estereotipada de los miembros del exo-grupo. Los individuos que no
se ajusten a las exigencias estereotipadas del grupo no se tomarán en
consideración para modificar la conducta del exo-grupo, o sea, estos
responderán al orden del poder social que gobierna en una sociedad.
La creación del mal en el ser humano
Para Erick Fromm (1984) el conflicto de ser humano comenzó con una rebelión
en contra de lo divino. Esta revelación introduce la liberación y la sanidad del ser
63
humano en su estado natural, sin embargo, el ser humano por temor se alínea a la lucha
por el control del ser y se encierra en la cautividad social.
La lingüística se utiliza en función de la alineación social para evitar la libertad
colectiva de los seres humanos. Esta alineación genera el problema del consciente
individual en su imposición social, en el desarrollo del poder y la subjetividad como
parte de la estratagema lingüística en la formulación del pensamiento social. La
presencia del estado del yo en el desarrollo de la naturaleza humana, por lograr su
estabilidad social, es lo que Freud llamaría el desarrollo del superego el cual responde a
la naturaleza de la imposición de normas y de los conflictos sociales que emergen como
supresores de la realización del ser humano (Ricoeur, 1965).
El uso del discurso debe comprenderse desde la ingeniería de su contenido y
cómo este afecta el desarrollo de la composición y su significado social. El discurso,
en el uso del lenguaje, posee un contraste significativo en la formulación de signos y
símbolos que se desarrollan dentro de los límites sociales. Estos responden al uso de
los ritos y sentimientos y a las emociones que corresponden al desarrollo de la
sociedad. Por consiguiente, las sociedades responden al orden establecido a través de
los mitos e ideas que mantienen sus esfuerzos por seguir el orden y las estructuras de
poder por parte de los integrantes de las sociedades que poseen el control político,
social y económico. Díaz (1999, p. 12) señaló que:
El aspecto puramente semántico es solo el aspecto más abstracto del
símbolo; en realidad, las expresiones lingüísticas están incorporadas no
solo a ritos y emociones, como se ha sugerido antes al evocar el
simbolismo de lo puro y lo impuro, sino a mitos, es decir, a grandes
64
relatos que tratan del principio y fin del mal.
El desarrollo del discurso emerge en la naturaleza del saber que corresponde al
ordenamiento de las ideas y a los pensamientos que regulan la realidad social. El
procedimiento y los recursos del lenguaje afloran en la permanencia de las ideas y
significados que categorizan los procesos naturales de la sociedad. Dentro de los
mismos se debe comprender que el uso y el manejo del discurso responde no a las
ideas, sino a las formas y maneras en que estas ideas y sentimientos afectan la
percepción social y el desarrollo de la enajenación personal del sujeto. Betancourt y
Amodio (2006, p. 86) indicaron lo siguiente:
De allí que cuando los lingüistas realizan análisis del discurso buscan
caracterizar, a través de distintas técnicas, los significados profundos
que subyacen en los mensajes emitidos por una persona o un grupo
social, de manera consciente o inconscientemente.
El desarrollo del mal en la humanidad es tan antiguo como su nacimiento.
Ricoeur (1965, p 182) “el mal es una formulación de la elaboración moral para
mantener el orden a través del temor y el desarrollo de la culpa en el ser humano”.
Para Fromm (1973), el hombre difiere del animal por el hecho de ser el único primate
que mata y tortura a miembros de su propia especie sin razón alguna, biológica ni
económica, y siente satisfacción al hacerlo. Es esta agresión maligna, biológicamente
no adaptativa y no programada filogenéticamente, la que constituye el verdadero
problema y el peligro para la existencia del hombre como especie.
El nacimiento de la cultura occidental trae con ella todo un desarrollo formulado
en las bases religiosas de la cristianización. En su desarrollo, esta adquiere un código
65
ético y moral basado en dos experiencias culturales y religiosas, las cuales se
fusionaron para dar paso a lo que se conoce como el código cristiano. Estos son el
judaísmo y los Evangelios con su aproximación a la ley de Moisés y a la incorporación
del mundo pagano romano conocido retoma el concepto de la divinidad en su
expansionismo de la Ley y los profetas como guías del amor de Dios en su relación con
el hombre.
El desarrollo de la ética moral en el pueblo judío tenía como bases teológicas el
desarrollo del Pentateuco así como las bases éticas de la Ley de Moisés, que en su
sentido social, elabora un código ético moral desde la relación con Dios. Dentro de su
dialéctica, el mundo era creado por Dios y el hombre estaba a su merced. En el
decálogo de las leyes instauradas por Moisés, (escrito por los autores del
Deuterocanónico), el hombre tenía en su esencia natural la presencia del pecado. El
pecado, en la teología judía, expone al sujeto al juicio de Dios (Cazelles, 1989). La ley
impuesta por Moisés y los profetas le concedería al hombre la capacidad de llegar a
compartir su poder con Dios. El libro de Tercer Isaías presenta a un dios que le brinda
a los hombres la oportunidad de compartir su reino y su naturaleza en el estado de
salvación alejando el pecado del ser humano, pero sostiene el proceso del juicio hacia
las naciones y la restauración de Israel (Cazelles, 1998). Yahvé desterró al hombre y a
la mujer del huerto por causa del pecado, pero en su muestra de amor le ofrecía al ser
humano una nueva oportunidad de ser como Él.
Esta imitación de Dios mediante el obrar del modo que obra Dios, significa
hacerse más y más semejante a Dios; significa al mismo tiempo conocer a Dios.
Consiguientemente, conocer los "caminos de Dios” significa conocer y seguir en "la
66
práctica su modo de tratar con el hombre”, sus principios omnicomprensivos de
justicia, "amor ilimitado bondad amorosa y misericordia” (Fromm, 1999, p. 6).
Sin embargo, no seguir las ordenanzas de Dios se constituía en una
desobediencia y esto exponía a los infractores al juicio social ante el templo judío, los
profetas y los sacerdotes. Todo aquél que no se autorregulara con las palabras de
Moisés, era enemigo del pueblo y, por lo tanto, se consideraba enemigo de Dios. De
aquí que la elaboración de la ética moral en el pueblo judío se concibiera como el
modelo perfecto de vida y los demás pueblos fueran concebidos como enemigos de
Yahvé, por lo tanto, conocer y establecer lazos de amistad con los pueblos no escogidos
de Yahvé se constituía en una violación a los estatutos del Deuterocanónico, y como
consecuencia, se generaba el pecado en el pueblo que duraba hasta la cuarta generación
de los israelitas. Dentro del desarrollo de la ética religiosa judía, el hombre fue creado
con la tendencia al pecado. Esto generó todo un sistema de códigos legales para lograr
que el hombre se autorregularse para alcanzar el amor de Dios.
Dentro de la tradición de los Salmos, Kraus (1975) expone que existe una
teología de perdón y de amor que se remonta a la era Yahvística a los primeros estadios
del desarrollo de la religión judía donde se integra la era salvífica de Dios con su
pueblo, su relación personal y su cuidado hacia si mismo. Luego describe la teología
de las naciones donde se revela el proceder de Dios, el Padre Redentor que cuida y
perdona a los duros de corazón. Cuando se explora la era escatológica, se ventila toda
la ira de Dios contra las naciones que piensan diferentes a sus estatutos y le hacen daño
a su pueblo de Israel.
El libro de Job, el cual es considerado por algunos teólogos como una
67
composición literaria conocida como leyenda, fue escrito antes de la época del
surgimiento del pueblo de Israel. El mismo presenta en su contenido una teología
diferente: la relación de la deidad con hombre. Es la singularidad del hombre la que
atrae a Yahvé y le confronta con su sabiduría. Dios interactúa con el hombre ante la
acusación del Diablo, ya que el hombre disfrutaba del bienestar legítimo permitido por
Él.
Este dilema teológico responde al desarrollo de la sabiduría en el hombre y
como este puede tener diferencias con la deidad sin demostrar temor ante la misma, lo
cual permite el argumento teológico que da paso a la restauración del hombre delante
de Dios. Como se aprecia en la leyenda de Job, se evoca el uso de la razón como el
principio teológico que le permite al hombre su acercamiento a Dios, aceptando y
respondiendo al sufrimiento como un mal necesario para lograr el conocimiento de su
ser y lograr ser escuchado por la deidad. Este acercamiento comienza con el
reconocimiento de la humanidad del ser humano por Dios, donde Él, comprende sus
debilidades y sus fortalezas. Es una teología de tipo escatológico entre la razón y el
perdón ante la deidad, donde el hombre define en su sabiduría hacia dónde dirige su
vida en la tierra y cómo la dirige en la eternidad en su relación con la deidad (AlonsoSchökel y Sicre-Díaz, 1983).
El Nuevo Testamento comienza con un panorama de opresión hacia el pueblo
judío por los romanos. La falta de igualdad entre los pueblos fue considerada como
parte del abandono de Dios por la presencia del pecado. Durante un periodo histórico
de aproximadamente 400 años, desapareció la profecía y la permanencia de la ley de
Moisés dentro del pueblo de Israel.
68
La llegada de Jesucristo, el Hijo de Dios, representaba la paz aun dentro de la
opresión del Imperio. El modelo de Dios presentado por Jesucristo era uno similar al
dios de la revelación en el Sinaí, el dios de amor que cuidaba de su pueblo. El proceso
de la ética moral expuesta por Moisés seguida por los líderes religiosos del pueblo, fue
sancionada por el amor y la liberación de la culpa. Una de las fuerzas del lenguaje de
Jesús, el Hijo de Dios, era el don de la igualdad ante la deidad. Dios se convirtió en el
defensor del oprimido en la tierra (Colón-Hernández, 1999). Fromm (1999, p. 8)
indicó lo siguiente:
En otros lugares del Talmud se habla del hombre como incapaz de ser
Dios, pero capaz de ser igual a Dios, compartiendo con Él la soberanía
del mundo. Aquí el hombre (porque en la tradición judía el mesías es un
hombre y solamente un hombre) gobierna el mundo junto con Dios.
Sin embargo, dentro del modelo de la sanidad emocional propuesta por Jesús, el
Hijo de Dios, existía el lado oscuro del pecado el cual sería juzgado por Dios en la era
escatológica de su reinado. Dios liberaría a los oprimidos de sus cargas y los ricos y los
opresores se expondrían al juicio final del código ético moral creado por Dios en el
Sinaí. El poder de la dialéctica del Pentateuco no perdía su finalidad, ya que la realidad
del hombre sería medida con la vara de Dios. Este, con su poder, le otorgaría el juicio
y la paz a los que se lo merecieran. El juicio en la era escatológica representaba la
muerte eterna en el infierno y la restauración del reino de Dios entre los hombres (la
vida eterna). Sobre este punto Fromm (1966, p. 127) expuso:
Como lo expresa el texto litúrgico del Día del Perdón: todo está
decidido, el destino del hombre está determinado; pero el
69
arrepentimiento y las buenas obras atenúan la severidad del decreto. En
otras palabras: el destino del hombre está determinado por sus acciones
previas, pero a pesar de ello puede superar la determinación mediante un
cambio en su interior.
La revelación de este discurso ético moral se le impuso a todo el mundo
conocido a través de la persona de Pablo, el apóstol de los gentiles. Este, en su función
de evangelizador de los pueblos no aceptados por Dios, logró que estos fueran injertado
como una pequeña rama de olivo al pueblo elegido por Dios. El modelo de la
predicación de Pablo fue introducir, a través de la persona de Jesucristo, el lenguaje del
bien y del mal ya establecido por la ley de Moisés. Las palabras de Jesús en las
palabras de Pablo introducirían en los gentiles el poder de la sanidad emocional si estos
lograban la autorregulación y abandonaban el pecado (paganismo).
El desarrollo del poder de la Palabra de Dios, como la predicó Pablo significaba
abandonar las costumbres y las religiones paganas de la época que mantenían el poder
del monarca y los procesos políticos y económicos de la época. Esta carga emocional
hizo que muchas personas fueran perseguidas por causa del Camino y que otros
huyeran y perdieran todo lo que tenían por amor del Evangelio (Colón-Hernández,
1999). La liberación predicada por Jesús, el Hijo de Dios, se convirtió en el Imperio
romano, en el escenario de toda una política de persecución y de odio hacía un pueblo
que reconoció la realidad de la liberación del ser humano (espiritualidad).
No fue hasta mediados del siglo primero que la religión cristiana, como se le
reconoció en Antioquía, fue aceptada y adoptada por el Imperio romano. De esta
manera, la ética y la moral cristiana comenzaron su dominio dentro de la política, la
70
economía y la religión del Imperio. La introducción de los procesos éticos y religiosos
adoptaron modelos de las religiones paganas para facilitar su incorporación al Imperio
romano. Esto favoreció la integración de la ética del cristianismo a los cultos paganos
de la época para que respondiera al modelo político y social vigente en la sociedad
romana (Colón-Hernández, 1999).
Esta ética se basa en dos estadios religiosos y culturales: (1) el Antiguo
Testamento, y (2) el Nuevo Testamento, donde se hacen presentes dos principios
teológico: el amor de Dios por la humanidad y el inminente juicio por el pecado de la
humanidad (Colón-Hernández, 1999).
De aquí que las realidades teológicas en cada época respondan a la era del poder
que contiene y mantiene el poder de la ética cristiana la cual domina toda la realidad
social, cultural y política del ser humano en Occidente para llevar en su desarrollo
teológico el acercamiento que responda a la clase dominante que posea el control del
poder de la Palabra. Chomsky (1987, p. 3) argumento sobre el uso de la dominancia:
Porque el Estado es mucho más limitado en su capacidad para controlar
el comportamiento de sus fuerzas. Si la voz del pueblo se escucha, es
mejor controlar lo que dice la voz, lo que significa que tienes que
controlar lo que la gente piensa.
Se sabe que el contenido de la ética protestante se fundamenta en el relato de la
caída del hombre en el huerto del Edén y cómo a este se le condena por adquirir el
conocimiento. La adquisición del conocimiento en el Antiguo Testamento significaba
la muerte física; es por ello la importancia del Templo y sus ritos para el perdón de los
pecados. De esta enseñanza es que se desarrolla el uso y el desarrollo del dispositivo
71
del pecado. El pecado se asocia a la rebelión contra la Divinidad, por lo tanto, la
Divinidad establece su juicio y determina el castigo por la adquisión del conocimiento.
El dispositivo del pecado ha marcado todo el desarrollo de la civilización occidental, ya
que la misma ha heredado la Biblia como el fundamento de autorregulación personal y
social que ha desarrollado una ética moral basada en la búsqueda del perdón por causa
del temor a la muerte eterna del alma. El pecado ha creado una barrera de aceptación
del conocimiento en la vida de los sujetos. La desobediencia, como la presenta el
cristianismo, es una rebelión contra el poder de Dios, y por consecuencia de esta
revelación humana, el ser humano fue expulsado del huerto para que no comiera del
árbol de la vida y fuera igual a Dios. Sin embargo, Fromm (1981, p. 21) expuso sobre
la desobediencia del ser lo siguiente:
La desobediencia es entonces, en el sentido que aquí le damos, un acto
de afirmación de la razón y la voluntad. No es primordialmente una
actitud dirigida contra algo, sino a favor de algo: de la capacidad
humana de ver, de decir lo que se ve y de rehusarse a decir lo que no se
ve. Para hacerlo así el hombre no necesita ser agresivo o rebelde;
necesita mantener sus ojos abiertos, estar plenamente alerta y deseoso de
asumir la responsabilidad de hacer abrir los ojos a quienes se hallan en
peligro de perecer porque están amodorrados.
72
CAPÍTULO III
METODOLOGÍA
El desarrollo del análisis crítico del discurso
En Francia, durante los años sesenta, la figura de Michel Foucault surgió como
un pensador con una nueva mirada al orden y a la realidad social. Para Foucault los
discursos son los que constituyen el poder de la sociedad moderna, antes que las
estructuras económicas y políticas del poder. Sus conceptos motivaron el desarrollo de
varias vertientes incluidas en su Análisis Crítico del Discurso; una aproximación
enfocada a los temas de las ideologías, la identidad, el ser, las relaciones de poder y el
cambio social, entre otros. Tanto para Foucault como para sus seguidores, el mundo
tiene una realidad estructural caracterizada por las relaciones de poder. Estas relaciones
de poder subyacen en la manera en que los seres humanos entienden y hablan sobre el
mundo. De modo que uno de los objetivos del Análisis Crítico del Discurso (ACD) es
desenmascarar los discursos al poner de manifiesto las ideologías que se transmiten a
través de ellos. Esta modalidad discursiva entiende el discurso como una práctica
social (Fairclough y Wodak, 1997), por lo que se interesa en analizar las relaciones
estructurales tanto explícitas como implícitas de poder, dominio, discriminación y
control, tal como se expresan en el lenguaje (Wodak, 2012).
Al hablar del Análisis Crítico del Discurso, hay que considerar que existe una
variedad de enfoques que privilegian diferentes perspectivas como lo histórico, la
reproducción de ciertas prácticas, así como las desarrolladas en la interpretación social
y su contexto. Esta llevó a Faurclough y Wodak (1997) a destacar los procesos
cognitivos que controlan las expresiones discursivas, donde se especifica que los
73
mediadores entre lo social y las prácticas discursivas son géneros discursivos
específicos.
En las distintas formas del Análisis Crítico del Discurso se destacan, entre otras,
la lingüística crítica, el enfoque de cambios socioculturales de Faurclough, el método
histórico discursivo de Wodak, el enfoque socio cognitivo de Van Dijk, la escuela
francesa, la semiótica social y la lingüística crítica. En la psicología discursiva, el
análisis del discurso se refiere a los estudios de las realidades mentales en los cuales el
lenguaje juega un papel central en la construcción de una realidad.
Aquellos que plantean que la práctica discursiva puede tener efectos
ideológicos, toda vez que ayuden a producir y reproducir relaciones de poder
asimétricos entre los sexos y las clases sociales, denominan a este enfoque como
Análisis Crítico del Discurso. Otros, no obstantes ubican la fuerza de su análisis en la
contextualización histórica de los acontecimientos y lo llaman Análisis Histórico del
Discurso; enfoque asociado a Michel Foucault.
El fundamento epistemológico del discurso es construccionista. Es decir, el
lenguaje es más que las palabras; hay un discurso que vive dentro del lenguaje. El
análisis del discurso se concreta cuando se examina de qué manera la realidad
construye el lenguaje de la realidad social. El discurso se define como “un sistema de
aseveraciones con el que se construye un objeto” (Parker, 1990), o por otro lado, como
un conjunto sistemático y coherente de imágenes y otras descripciones que construyen
a un objeto de un modo particular (Burr, 2003).
74
El discurso permite el análisis de lo oculto
El Análisis Crítico del Discurso facilita la lectura de los significados ocultos
encausados en la interpretación de las ideologías subyacentes y en el desempeño de los
profesionales. El mismo contribuye a develar las agendas ocultas en las decisiones que
se toman y en ayudar a esclarecer, o por lo menos brindar interpretaciones alternas para
desenmascarar las premisas inarticuladas de las entrelíneas de los documentos
oficiales, las partes noticiosas, o la propaganda de cualquier tipo entre otros géneros de
comunicación (Gee, 1998 y Van Dick, 2000).
El Análisis Crítico del Discurso se refiere, en la psicología discursiva al estudio
de las realidades mentales en las cuales el lenguaje juega un papel de control en la
construcción de esas “realidades,” tales como la emoción y la cognición (Silverman,
2001, p. 23).
Otros analistas del discurso ubican la fuerza de su análisis en la
contextualización histórica de los fenómenos. Este enfoque recibe el nombre de
Análisis Histórico del Discurso, vertiente que se asocia con Michel Foucault (Mauer,
2010, p. 288) .
El análisis foucaultiano tiene en su desarrollo y en su carácter analítico cinco
pasos en su estructura: la dirección del corpus, la problematización, el desarrollo de las
tecnologías, las posiciones del sujeto y el desarrollo de la subjetivación.
El enfoque discursivo de Foucault
En este enfoque se reconocen tres dimensiones amplias: (1) el inquirir histórico
del proceso genealógico, (2) el análisis se centra en los mecanismos del poder y como
75
describe su funcionamiento y (3) el análisis se dirige a la subjetivación de las prácticas
que construye el sujeto.
El trabajo de Foucault relacionó el discurso con diferentes grupos sociales:
prisioneros, homosexuales, pacientes y enfermos mentales, contextualizando su
identidad y los procesos opresores.
Para Foucault el conocimiento era el discurso. El discurso no pretende ser una
teoría del sujeto. Foucault ofrece una explicación de las posiciones de los sujetos
dentro de una relación de fuerza. El sujeto es una posesión sostenida o mantenida
dentro de una relación de fuerza. Estos posicionamientos son espacios emergentes
formados por vectores de las relaciones de fuerza (Arribas-Ayllon y Walderebe, 2008).
Para Foucault, los sujetos ni son el discurso ni están determinados por el discurso. El
discurso es un cuerpo de conocimientos con sus reglas, divisiones y sistemas; es un
concepto análogo al de “disciplina”. Existen por lo menos dos discursos a la manera de
Foucault (Willig 2001, Arribas-Ayllon y Walkerdine, 2008).
Aquí seguiremos las cinco directrices sugeridas por Arribas-Ayllon y
Walkerdine, (2008, p. 145) para efectuar el análisis del texto, conocer las prácticas
discursivas y comprender el desarrollo de la subjetividad.
Selección del corpus
El corpus se relaciona a los procesos históricos y sociales que incurren en los
procesos del desarrollo social de los pueblos. Entre estos Foucault señala que existe un
continuum divergente, si su procedencia se sella en torno al recuento sistemático de lo
permanente en el discurso (Witto-Mattig, 2011).
76
La formación del corpus en la experiencia foulcoultiana se centra en el
individuo, el cual puede actuar sobre los Otros mediante el discurso social y la
construcción del actor-autor. De esta manera el desarrollo y el uso de ciertos discursos
en el desarrollo de la sociedad responden a las categorías del poder y a la conexión
empírica social del ejercicio del mismo con relación al factor del lenguaje en su función
actor-autor.
Roger- Chatier (1999, p. 45) señaló sobre el autor:
La función-autor implica, por ende, una distancia radical entre el
individuo real y el nombre propio al que el discurso está atribuido. Es
una ficción semejante a las construcciones por el derecho que define y
manipula los sujetos jurídicos que no corresponden con individuos
concretos y singulares, sino que funcionan como categorías del
discurso. De la misma manera el autor, como función del discurso, está
fundamentalmente separado de la realidad y la experiencia
fenomenológica del escritor como individuo singular.
El corpus se distingue del concepto épiméleia (cuidado por uno mismo) en los
siguientes aspectos: es una actitud general que designa un modo de actuar en relación
consigo mismo a través del cual uno se modifica, implica un corpus que define una
manera de ser, una actitud, que hace de ella un fenómeno de extraordinaria importancia
en la historia de la subjetividad (Foucault, 1994).
En general, el corpus en Foucault se relaciona con toda las experiencias sociales
del sujeto el cual está relacionado a los procesos históricos divergentes que asumen un
rol social el cual describe y acentúa la colectividad histórica del discurso y su
77
significado, en tanto la época presente como en la pasada. El corpus es para Foucault
todo el sistema social, político y económico que rodea a una sociedad particular en una
época determinada, donde el sujeto, como actor intelectual, responde a las estrategias
de la sujetivización correspondiente en el momento del proceso socio-cultural del
individuo.
En torno a esto Foucault (1970, p. 16) señaló:
Al autor no considerado, desde luego, como el individuo que habla y que
ha pronunciado o escrito un texto, sino al autor como principio de
agrupación del discurso, como unidad y origen de sus significaciones,
como foco de su coherencia. Este principio no actúa en todas partes ni
de forma constante: alrededor de nosotros, existen bastantes discursos
que circulan sin que su sentido o su eficacia tenga que venir avalados
por un autor al cual se le atribuiría.
El corpus corresponde a la expresión general histórica creada por una facción
del poder que emplea los procesos históricos sociales desde la función del contenido
del poder y su implementación en las bases de la sociedad en función del orden social
que predomina. Foucault (1994, p. 257) explicó que: “es el punto de mayor
divergencia entre la filosofía y la retórica… la retórica es el inventario y el análisis de
los medios a través de los cuales el discurso domina sobre los demás”.
En resumen, el corpus corresponde a los procesos históricos de la humanidad en
los cuales la presencia del poder hace una clara distinción en los campos de la
investigación histórica del ser humano. En estos el poder de las clases define la
episteme en función de lo académico y lo social, creando la división del
78
comportamiento del ser humano en lo que es la ciencia del empirismo y la filosofía del
saber.
La dirección del corpus responderá a las tecnologías del poder y al desarrollo
del proceso histórico social del sujeto. De esta forma, la subjetivación corresponderá a
la interpretación social y científica de un orden particular en algún proceso de la
historia. Dentro del desarrollo de la historia, está la que ejemplifica y reduce a un
periodo histórico general todo el conocido como historial real, sin embargo, Foucault
pone su interés en los procesos históricos no relatados o no reconocidos como parte del
corpus histórico.
A través del corpus se seleccionarán los textos que puedan arrojar luz sobre las
preguntas de investigación. Estos serán ubicados en su aspecto histórico pasado y
presente con el interés de detectar las discontinuidades a lo largo del tiempo y los
escenarios. Aquí se podrían analizar documentos históricos, casos legales, prácticas
institucionales, relatos autobiográficos y diarios, al igual que otros tipos de textos
relacionados con las prácticas sociales, el discurso político, el discurso de los expertos
y la interacción social.
Problematización
La problematización significa, en el lenguaje foucaultiano, un pensamiento
actual y consistente que pone en duda lo que parece indudable. No existe una verdad
absoluta en los procesos del desarrollo histórico y social en los seres humanos. Es una
renuncia total al sistema de verdades absolutas producidas por el empirismo científico.
Para Foucault, el proceso que interfiere con la verdad es creer que existe una verdad
absoluta en el proceso del desarrollo del poder social, donde no se permita la
79
fragmentación de los eventos de la vida social para comprender el desarrollo ontológico
de las sociedades. Márquez-Estrada (2007, p. 6) al referirse al texto de Foucault, señaló
lo siguiente:
En su Historia sobre la Sexualidad, la historia permite reconocer una
tecnología de sexo, más compleja y positiva que la mera prohibición…
las relaciones de poder son inminentes a las relaciones de conocimiento,
sexualidad y económicas que son la problematización del desarrollo del
mundo natural.
Para Foucault, (Restrepo, 2008, p. 107) “la problematización es un conjunto de
prácticas discursivas que hacen que algo entre al juego de lo verdadero y de lo falso y
lo constituye como objeto para el pensamiento”. Esta discursividad se constituye en un
problema cuando afecta las relaciones sociales del individuo como parte de los
procesos naturales en el proceso de la problematización, lo que significa cómo y por
qué ciertas cosas (el comportamiento, un fenómeno, un proceso) se convierten en un
problema.
La problematización, desde la corriente del pensamiento foucaultiano, es un reto
directo a la sistematización de la vida desde la corriente del poder de subjetivación y el
desarrollo de los mecanismos de poder que han dominado la vida de los seres humanos.
Los procesos históricos dan por cierto los cambios sociales y las implicaciones del
poder económico y social en la vida del sujeto. Para Foucault no existe una verdad
absoluta, y la aceptación de la misma corresponde al orden sistemático del poder
político, económico y social que niegan el continuo de la vida.
80
El proceso de la problematización en el lenguaje foucaultiano, causa que el ser
sea problematizado en el presente y que su cuestionamiento de la realidad social y
cultural de cada ser humano sea una manera de construir su proceso de libertad ante los
procesos introducidos en las tecnologías del ser.
Problematizar es una actitud, la actitud de dudar de lo evidente e indudable
cuestionando lo incuestionable y haciendo así inseguro, lo que todos damos por seguro.
También, consiste en llegar a comprender cómo y por qué algo se convierte en
indudable e incuestionable. Problematizar no consiste en descubrir lo que estaría oculto
o invisible, sino en hacer visible lo que, precisamente por estar visible y tan próximo a
nosotros, no llegamos a percibirlo. Problematizar consiste en llevar adelante unas
indagaciones histórico y críticas que siempre versan sobre un material, una época, un
cuerpo de prácticas y unos discursos determinados que han sido recurrentes en nuestras
sociedades occidentales como, por ejemplo, el problema de las relaciones entre razón y
locura, enfermedad y salud, crimen o ley y el problema del lugar que hay que descubrir.
No necesariamente se parte siempre de unas preguntas. La selección del texto
no es arbitraria, sino que se escogen aquellos textos que permiten problematizar asuntos
y preguntas que podrían surgir: ¿Bajo qué circunstancias y con qué persona se
convierten en problemáticos determinados aspectos?, ¿a la luz de qué analista puede
darse seguimiento? o, ¿cómo se constituyen y se gobierna los objetos del discurso?
Las tecnologías del poder
Las tecnologías del poder son parte funcional de las sociedades que se rigen por
los estados políticos y se articulan en segmentos sociales que regulan la vida de los
seres humanos. Las tecnologías del poder son relaciones de poder que se desarrollan en
81
las sociedades mediante un régimen de verdad absoluta y que se utilizan para
autorregular la vida de los que viven en un periodo de tiempo particular de la sociedad.
Se pueden clasificar como un conocimiento de juegos de verdades y de sistemas
organizados de señales que regulan la vida del Otro.
El desarrollo de la tecnología del poder se debe estudiar en el desarrollo de las
vertientes de la microfísica y la bio-política del ser humano. Foucault (1996) desarrolló
el concepto de tecnologías del poder para designar en ellas las ramas emergentes de la
sociedad, de la política y de la economía que dominan y restringen la vida del ser
humano.
El lenguaje central del discurso foucaultiano se asocia a la presencia del poder
en el desarrollo de todos los discursos. El poder se ejerce con la finalidad de
incrementar el orden o responder a un orden superior de esperanza de la vida social. El
poder es la base del desarrollo de la tecnologías y las mismas responderán a la creación
del orden estructurado de la autorregulación social que permitirá a los seres humanos
regirse por reglas y normas que desarrollarán el orden político; estructura que dará paso
al incremento del poder y a la segregación.
Dentro del proceso de las tecnologías del poder se aceptó el conocimiento como
juegos de verdades específicas y como técnicas específicas que utilizamos para
entendernos. Hay cuatro tipos de tecnologías: (1) de producción, (2) de sistema de
señales, (3) del poder y (4) del ser. Las tecnologías del poder procuran gobernar a las
personas en la distancia, y las tecnologías del ser son juegos de verdades que se utilizan
para desarrollar las técnicas autorregulatorias en los seres humanos. Estos juegos
simbólicos, constituidos por las tecnologías, posibilitan que las personas se involucren
82
en conflictos, competencias y en el poder. El analista se pregunta: ¿Cuáles son las
tecnologías que gobiernan al ser y a los demás, según se manifiestan en el discurso?
El poder político y económico
Gilardo-Díaz (2006) expuso que las tecnologías del poder son utilizadas para
excluir, enmascarar, esconder, censurar e inhibir y abstraer la vida en comunidad.
Foucault (1977) describió el poder como el poder del rey y los aparatos del estado
jurídico, los cuales tienen como función crear el orden social estructurado en el poder
político y económico. Dentro del desarrollo del poder político y económico, el Otro
ejerce su presencia como el adversario que domina o intenta dominar con su presencia
el estado moral del Otro.
La política y la economía se caracterizan por el desarrollo de la sociedad, que
ejerce en su contenido el uso de costumbres y de normas que facilitan las prácticas
sociales. Dentro del desarrollo de la estructura social se incorpora el ejército y la
policía como agentes supresores de la resistencia. En torno a esto, Foucault (1970, p.
16) señaló lo siguiente:
Resaltaré únicamente que, en nuestros días, las regiones en las que la
malla está más apretada, en la que se multiplican los compartimentos
negros, son las regiones de la sexualidad y las de la política: como si el
discurso, lejos de ser ese elemento transparente o neutro en el que la
sexualidad se desarma y la política se pacifica, fuese más bien uno de
esos lugares en que se ejercen, de manera privilegiada, algunos de sus
más temibles poderes. El discurso, por más que en apariencia sea poca
cosa, las prohibiciones que recaen sobre él revelan muy pronto,
83
rápidamente, su vinculación con el deseo y con el poder. Y esto no tiene
nada de extraño: ya que el discurso… el psicoanálisis nos lo ha
mostrado… no es simplemente lo que manifiesta (o encubre) el deseo;
es también lo que es el objeto del deseo; y ya que… esto la historia no
cesa de enséñanoslo… el discurso no es simplemente aquello que
traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que,
y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno
adueñarse.
Este poder crea una red conocida como microfísica con relación a la bio-política
social, dónde el poder es una red de continuidad de relaciones estratégicas complejas.
Dentro de las tecnologías políticas y los procedimientos disciplinarios se desarrollan
estrategias de corrección que van desde los trabajos forzados hasta el aislamiento de la
educación. Sobre el tema Giraldo-Díaz (2006, p.108) expresó lo siguiente:
En la sociedad disciplinaria surge una economía política del cuerpo en la
que se deja el castigo de las sensaciones y se pasa a un castigo del alma
de los individuos. La realidad histórica del alma es producida en la
superficie y en el interior del cuerpo sobre aquellos a quienes se castiga,
se vigila, educa y corrige, mediante procedimientos de castigo, de
vigilancia, de pena y de coacción. El cuerpo en la sociedad disciplinaria
deja de ser un espectáculo público para convertirse en intermediario
entre el castigo y el alma del individuo, el sometimiento se ejerce por
parte de los aparatos del control sobre los individuos.
84
Tecnologías de reclusión y segregación
Dentro de los procesos de reclusión y de segregación social, Foucault demostró
una gran inquietud por varias instituciones sociales establecidas con el fin de mantener
el poder y el orden del régimen social establecido.
La elaboración de la problematización del discurso a través del Otro, hizo que
los hospitales y las cárceles se convirtieran en mecanismos de segregación social
establecidos con el fin de mantener las diferencias sociales. El encierro carcelario se
estableció como una sanción penal que, más que castigar el cuerpo pretendía sancionar
y condenar el alma (Rivera-Beiras, 1999).
La esclavitud y las grandes compañías esclavistas existentes en las colonias
españolas, inglesas, francesas y holandesas eran modelos de mecanismos de disciplina.
En su investigación sobre los procesos hospitalarios del siglo XVIII y su desempeño
social, Foucault (1988) descubrió que los mismos no respondían al orden estructural
para los que fueron establecidos ya que estos respondían al modelo de segregación
social que se dirigía a castigar a los pobres.
Sin embargo, el mismo Foucault (1977) estableció que, dentro de los
mecanismos de control del ser, se introduce la educación a mediados del siglo XVIII
con el fin de crear grandes talleres para controlar las masas y de esta manera lograr
maximizar su trabajo y sus actividades. El ejército, como mecanismo de inclusión y
segregación, autoriza a los hombres que se reúnan y proporcionen nuevas técnicas de
enseñanza y de operaciones que permitan el control social de ellos y de los demás con
el propósito de observar de manera permanente a cada individuo.
85
Tecnologías de autorregulación
Dichas tecnologías son las que se desarrollan dentro de un orden moral
particular establecidas por una ética moral que procura alcanzar un estado personal de
autorregulación en el sujeto. Estas pronuncian una relación de poder donde el
individuo incorpora una ética que le víncula socialmente al orden establecido y para
ello se rige por un código que se víncula al uso de un dispositivo. Esto es una forma o
manera de introducir ideas, pensamientos y conceptos que limitan la libertad del ser
humano.
Para lograrlo, el ser humano utiliza lo que Derrida (1967, p. 33) llamó “la
memoria interiorizante”; esta es la memoria de lo establecido socialmente, que es un
recuerdo del poder interior que se remonta a los estadios primigenios de la conciencia.
Esta es la vida social que se vincula a la configuración familiar y a la estratificación de
las conductas sociales que rigen el autocontrol del sujeto.
Entre ellas se encuentra la bio-política y la religión que, en su función
epistemológica, regulan la vida de la sociedad. La permanencia del cuerpo está
limitada a los procesos del poder del discurso y a la subjetividad de la vida (AgilaresPortales, 2010). La anormalidad del discurso se centra en el poder del discurso de la
sexualidad, de la política y del orden económico que, en su carácter renovador, inducen
la limitación del ser humano a la identidad del régimen del Otro. La normalización del
ser se vincula al nexo del cuidado con relación al cuidado del Otro. Este marca el
proceso del desplazamiento emocional de la fragilidad de la vida cuando la misma es
regida por la normas sociales que son nexos de la indiferencia hacia el desarrollo de la
personalidad.
86
Posicionamiento del sujeto
Los discursos permiten que las personas se posicionen para hablar sobre la
verdad de los objetos o de los asuntos. De esta manera, las personas entran en un
engranaje de derechos y responsabilidades para lo cual usan determinado repertorio
cultural mediante el lenguaje.
En torno a este punto Foucault, expresó lo siguiente (2003, p. 123) :
Si se piensa al sujeto no tanto como una sustancia, sino como una forma
y, además de lo anterior, como una forma que no es sobre todo ni
siempre idéntica a sí misma… entonces, en primer lugar, se hace
necesario rechazar toda concepción o teoría apriorística de sujeto y,
segundo, se torna una exigencia imperativa el centrar la discusión a
propósito del sujeto en los respectivos modos de producción de
subjetividad asociados a las prácticas discursivas circunscritas y a su vez
a momentos históricos o incluso a épocas determinadas.
La concepción y el desarrollo del discurso giran en torno a los eventos sociales
e históricos que dominan la vida del ser humano. Para Foucault (1976), el sujeto se
aproxima al discurso en la manera en que el mismo se formaliza como parte de la vida
colectiva de este. El análisis no se desarrolla sobre el lenguaje del discurso, sino en la
comprensión histórica del discurso y cómo este define el desarrollo social y económico
de una época particular como una sugerencia del poder de la subjetividad. El sujeto es
para Foucault un evento de la historia, es un ente funcional dentro de un contexto social
preciso que le permite introducirse en el discurso y responder al mismo como parte de
87
su formulación personal. Niklas-Bornhauser (2006, p. 3), al referirse a la forma que
opera el poder, señaló lo siguiente:
En ese sentido, el poder opera, por lo menos, de dos maneras
distinguibles: primero, en un “sentido originario”, primordial, como
aquello que posibilita (y aprisiona) al sujeto, como condición y ocasión
de su formación, sujeción a un orden del cual no puede escapar;
segundo, en un sentido "derivado", como aquello que es recibido por el
sujeto, el legado histórico que le es traspasado por la instalación en la
cultura, por la educación y la socialización, y que es repetido
(inconscientemente) en su "propio" actuar.
Si el ser humano responde al discurso establecido por el poder, el mismo se
alinea a las fuerzas del discurso que responden al desarrollo social y político de manera
inherente a su conocimiento de la sociedad y su función en la misma. Este proceso del
discurso no se limita al proceso social, ya que el mismo se constituye como lenguaje en
su formulación familiar y en su desarrollo intrapersonal se reproduce como el ejercicio
propio del desarrollo del ser. Max Weber (1919, p. 78) reseñó:
…la racionalidad humana es manifestada en las relaciones de los sujetos
con el mundo… se reduce al aspecto inherente a las acciones
intencionales dirigidas a la consecución de determinadas metas o fines.
De ser así, el posicionamiento social del ser humano responde a las bases
culturales del discurso el cual se desarrolla con el propósito de lograr la
autorregulación. Este responde a un orden establecido de ética y la moral, el cual es
controlado por las instituciones sociales establecidas para lograr una forma de
88
subjetivizar al individuo. Por lo tanto, el ser humano se integra a las demandas sociales
establecidas para responder a la realidad social histórica de un momento particular.
Sobre este punto social Romero (2006, p. 177) señaló lo siguiente:
El distanciamiento de Foucault con respecto a la creación de una
sociedad ideal se sustenta sobre su crítica a una naturaleza humana como
la presupuesta por Chomsky, para quien existe una naturaleza humana
que aún no ha adquirido los derechos que le permiten realizar sus
potenciales al máximo y de manera libre, razón por la cual ha de
establecerse un modelo ideal al que la sociedad deba dirigirse… para
Foucault el peligro es la definición de esa supuesta naturaleza desde
nuestra sociedad particular y nuestros parámetros de pensamiento,
limitación coherente con su reflexión en torno al saber y su
transformación. Dado que no existe una naturaleza humana que pueda
alcanzarse tras la superación de obstáculos, sino que ésta es producto de
prácticas sociales, su definición puede resultar problemática puesto que
se transformará a lo largo de la historia, dificultando su aplicabilidad
como modelo ideal. Estos conceptos de naturaleza humana, de justicia,
de realización de la esencia de los seres humanos, son todos conceptos
formados dentro de nuestra civilización, de nuestro tipo de conocimiento
y de nuestra forma de filosofía, y por lo tanto forman parte de nuestro
sistema de clases; y no podemos servirnos de estos conceptos para
describir o justificar una lucha que debería echar abajo los fundamentos
de nuestra sociedad.
89
Los mecanismos de sujetivización
Se refiere a la construcción del sujeto mediante las tecnologías del poder y del
ser. Los sujetos se constituyen por las tecnologías de la dominación mediante actos de
sujeción y por las tecnologías del ser al actuar dentro de un orden moral particular y de
acuerdo con sus metas éticas que procuran alcanzar un estado de bienestar personal.
El proceso de subjetivación responde a las tecnologías del poder establecidas y
cómo el sujeto se adapta a las mismas en su construcción social. Como expresión de
poder, estas responden a los procesos de autorregulación del ser que van más allá de la
estructura natural del sujeto en su saber cognitivo y social. Velázquez-Agis (2006)
expuso lo siguiente la subjetividad:
En el pensamiento de Foucault sí se establece una contraposición entre
ese modelo de construcción de la subjetividad, que es considerado como
ideal ético en el mundo clásico, conforme al cual es el propio individuo
quien, haciendo frente a los condicionantes con los que se topa, intenta
construir lo que es; y aquel otro, propio de la sociedad moderna, en que
la subjetivación es fruto del despliegue sistemático de fuerzas y
estrategias que escapan casi por completo al control individual. Esto es,
ante todo, lo que ha deslumbrado a Foucault en su acercamiento a la
ética grecolatina. Si es cierto esta aseveración y se toma como premisa
del sujeto, puede entenderse que, en efecto, la idea fundamental de
Foucault es la de una dimensión de la subjetividad que deriva del poder
y del saber, pero que no depende de ellos.
Estas se formalizan como parte del proceso natural del sujeto en su ejecución de
90
las normas éticas y morales que rigen el destino de la sociedad. Es el proceso de
imposición de normas éticas, religiosas, políticas y económicas que corresponden al
arte del poder y tiene relevancia dentro de las tecnologías que se imponen como parte
de la vida del sujeto. Castro (2004, p 121) se refirió a la subjetivación de la siguiente
manera:
Deleuze completa su descripción tomándose… otra licencia filosóficoliteraria, añadiendo que… cuatro pliegues de subjetivación, como en el
caso de los ríos del infierno. El primero… a la parte material de
nosotros mismos, que va a ser envuelta, incluida en el pliegue: entre los
griegos, era el cuerpo y sus placeres, los aphrodisia; pero, entre los
cristianos, será la carne y sus deseos, el deseo, una modalidad sustancial
totalmente distinta. El segundo es el pliegue de la relación de fuerzas,
…; pues la relación de fuerzas siempre se pliega según una regla
singular a fin de devenir relación consigo mismo; no es lo mismo
cuando la regla eficiente es natural, o bien divina, o racional, o estética
El tercero es el pliegue del saber, o pliegue de verdad, en la medida en
que constituye una relación de lo verdadero con nuestro ser, y de nuestro
ser con la verdad, que servirá de condición formal a todo saber, a todo
conocimiento: subjetivación del saber que no se realiza en modo alguno
de la misma manera entre los griegos que entre los cristianos, en Platón,
en Descartes o en Kant. El cuarto es el pliegue de afuera, el último,
constituye lo que Blanchot llamaba una ‘interioridad de espera’, que el
sujeto espera, de modos muy diversos, la inmortalidad, o bien la
91
eternidad, la salud, la libertad, la muerte, la renuncia...Queda de ésta
forma algo más desbrozado al terreno y reducida a la indeterminación
que parece conllevar el uso del concepto de pliegue. Aún más claras
resultan las implicaciones de dicho concepto, cuando en una salida de
evidente intención pedagógica a la tradición filosófica nos dice que los
cuatro pliegues son como la causa final, la causa formal, la causa
eficiente, la causa material de la subjetividad o de la interioridad como
relación consigo mismo.
Para Foucault (1977), la subjetivación responde a las estrategias del poder como
fuerzas que regulan las bases de la sociedad. Las ideologías del poder responden a un
acto pre establecido dentro del desarrollo histórico cultural que regula al sujeto como
sujeto histórico y no le permite en su contenido la normalización en la sociedad,
reconstruyendo su identidad única como individuo. Foucault (1970, p 54) definió lo
siguiente sobre las tecnologías:
A modo de contextualización, debemos comprender que existen cuatro
tipos principales de estas tecnologías, y que cada una de ellas representa
una matriz de la razón práctica: 1) tecnologías de la producción, que nos
permiten producir, transformar o manipular cosas, 2) tecnologías de
sistemas de signos, que nos permiten utilizar signos, sentidos, símbolos
o significaciones; 3) tecnologías de poder, que determinan la conducta
de los individuos, los someten a cierto tipo de fines o de dominación, y
consisten en una objetivación del sujeto; 4) tecnologías del yo, que
permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de
92
otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma,
pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una
transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de
felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.
La subjetivación se logra a través del control de la sociedad y para ello, el poder
se institucionaliza en varios estadios sociales. Estos corresponden al orden de la
máxima empresa de la sociedad: el control del sujeto. En torno a este asunto Foucault
(1977, p. 23) expuso lo siguiente:
Pues esta voluntad de verdad, como los otros sistemas de exclusión, se
apoya en un soporte institucional: está a la vez reforzada y acompañada
por una densa serie de prácticas como la pedagogía, como el sistema de
libros, la edición, las bibliotecas, como las sociedades de sabios de
antaño, los laboratorios actuales. Pero es acompañada también, más
profundamente sin duda, por la forma que tiene el saber de ponerse en
práctica en una sociedad, en la que es valorizado, distribuido, repartido y
en cierta forma, atribuido. Recordemos, y a título simbólico
únicamente, el viejo principio griego: que la aritmética puede muy bien
ser objeto de las sociedades democráticas, pues enseña las relaciones de
igualdad, pero que la geometría solo debe ser enseñada en las
oligarquías ya que demuestra las proporciones en la desigualdad.
En el desarrollo de la subjetivación se utilizan las tecnologías del poder que
corresponden al mantenimiento del orden social y las que proyectan la necesidad de
autorregulación del ser a través de las tecnologías de producción y de los símbolos que
93
definen los cambios del lenguaje en función del discurso. En palabras de Van Dijk
(1994, p. 167), al referirse a las tecnologías de producción afirmó lo siguiente:
El objetivo general… es dilucidar… cómo el discurso contribuye a la
reproducción del poder, y sobre todo del abuso del poder, de la
dominación. La gente que tiene el poder…son personas que hablan, que
escriben, que controlan el discurso público. E1 discurso y la
comunicación se convierten entonces en los recursos principales de los
grupos dominantes.
Por parte del Estado se utilizan las tecnologías del poder que regulan el
discurso. Estas se desarrollan para controlar socialmente al sujeto a través de las
instituciones de poder. Por lo cual, las estructuras del poder del Estado son utilizadas
para lograr y obtener la segregación del ser. De la misma manera, se introducen las
tecnologías del ser con el propósito de lograr la regulación de las emociones y los
sentimientos de los sujetos en la sociedad. El sujeto es llevado a la práctica de la
autorregulación negando su individualidad y respondiendo a las necesidades colectivas
de los demás.
El poder del dispositivo
Fanio-García (2006, p. 8) describió lo que es un dispositivo desde el punto de
vista de Agamben:
Una positividad sería el conjunto de creencias, reglas, rituales que en
cierta sociedad y en determinado momento histórico les son impuestos a
los individuos desde el exterior; la enunciación hegeliana se refiere a la
distinción o entre lo que denomina religión natural y positiva siendo esta
94
última los sentimientos que son impresos en las almas de los individuos
mediante coacción y los comportamientos asociados que son el resultado
de una relación de mando y obediencia y que son cumplidos sin un
interés directo de por medio.
El dispositivo se asocia, en la mayoría de las veces, con los discursos,
pensamientos e ideas que rigen la vida del sujeto en un momento histórico particular.
Es el desarrollo de las fuerzas de la sociedad que se construyen con el propósito de
lograr la autorregulación del sujeto y mantener el orden establecido. El mismo
responde al orden del saber y del poder que rige la realidad histórica social de los
sujetos. Foucault (1977, p. 21), aludió a este aspecto señalando lo siguiente:
Lo que trato de situar bajo ese nombre es, en primer lugar, un conjunto
decididamente heterogéneo, que comprende discursos, instituciones,
instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas
administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas,
morales, filantrópicas; en resumen, los elementos del dispositivo
pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red
que puede establecerse entre estos elementos. Si es la red la que puede
establecerse en estos elementos, …se genera en las estrategias del poder
y del saber social que deliberadamente limitan la libertad del sujeto y le
roban en su ejercicio el poder de determinar que es correcto o aceptado
con relación a los principios de libertad… el discurso puede aparecer
como el programa de una institución, o por el contrario como un
elemento que permite justificar y ocultar una práctica, darle acceso a un
95
campo nuevo de racionalidad… entre esos elementos, discursivos o no,
existe como un juego de los cambios de posición, de las modificaciones
de funciones que pueden, estas también, ser muy diferentes.
Para Foucault los discursos se hacen prácticos por la captura o los pasajes de los
individuos a lo largo de su vida y por los dispositivos, produciendo formas de
subjetividad. Estos constituirían a los sujetos inscribiendo en sus cuerpos un modo y
una forma de ser, pero no cualquier manera de ser. Lo que inscriben en el cuerpo es un
conjunto de praxis, saberes, instituciones, cuyo objetivo consiste en administrar,
gobernar, controlar, orientar, dar un sentido que se supone útil a los comportamientos,
gestos y pensamientos de los individuos (Fanio-García, 2006).
Como puede apreciarse, los dispositivos están formulados en las bases del saber
y del poder y se incorporan como un acto simbólico de una institución del orden social
que tiene como fin limitar o manejar los procesos sociales del sujeto a través de la
integración del poder. La utilización y la práctica del uso del dispositivo facilita el
desarrollo de la subjetivación en la vida del sujeto. Van Dikj (2006, p.17) señaló lo
siguiente:
La manipulación no solo involucra poder, sino específicamente abuso
del poder, es decir, dominación. En términos más específicos, pues,
implica el ejercicio de una forma de influencia ilegítima por medio del
discurso: los manipuladores hacen que los otros crean y hagan cosas que
son favorables para el manipulador y perjudiciales para el manipulado.
En un sentido semiótico de la manipulación, esta influencia ilegítima
también puede ser ejercida con cuadros, fotos, películas u otros medios.
96
De hecho, muchas formas contemporáneas de manipulación
comunicativa, por ejemplo, por los medios de comunicación, son
multimodales, tal como es el caso, típicamente, de la propaganda.
Por consiguiente, el proceso de subjetivación dependerá de las influencias de las
instituciones de primer orden social que se reflejan en la política y en la economía y
cómo reflejan su poder en las instituciones de segundo orden, las cuales tienen una
influencia mayor en la vida del sujeto ya que estas influencian en la vida del sujeto y
establecen su dispositivo en el desarrollo emocional del sujeto. Fanio- García (2006,
p. 9), argumento lo siguiente sobre el dispositivo:
La inteligibilidad de un dispositivo en función de su inscripción en un
determinado régimen u orden que hay que reproducir nos remite a la
noción de relaciones sociales de saber/poder y al campo de relaciones de
fuerzas que las constituye como tales en un determinado momento
histórico; un dispositivo, para Deleuze, implica entonces líneas de
fuerzas que van de un punto singular al otro formando una trama, una
red de poder, saber y subjetividad. Un dispositivo produce subjetividad,
pero no cualquier subjetividad. Deleuze da como ejemplo el dispositivo
de la ciudad ateniense utilizado por Foucault para designar la invención
de una subjetivación que se define por una línea de fuerzas que pasa por
la rivalidad entre hombres libres definiendo quienes son hombres libres
y cómo deben organizarse las relaciones entre ellos, es decir, sus modos
de existencia. En palabras de Deleuze somos el dispositivo.
97
Deconstrucción del discurso
Teun Van Dijk (2002) expone que el desarrollo del Análisis Crítico del
Discurso posee una relación estrecha entre sociedad y discurso. El Análisis Crítico del
Discurso, más que una formulación sociológica o psicológica, se centra en las
estructuras del poder y en la ejecución del mismo. Este consiste en poder comprender
y analizar no la existencia del poder, sino cómo se reformula el poder y se convierte en
una experiencia humana que se repite en los estadios sociales a través de los tiempos.
Van Dijk (1994, p. 3), al referirse al Análisis Crítico del Discurso, señaló lo siguiente:
Tenemos entonces que el núcleo central del Análisis Crítico del
Discurso es saber cómo el discurso contribuye a la reproducción de la
desigualdad y la injusticia social determinando quiénes tienen acceso a
estructuras discursivas y de comunicación aceptables y legitimadas por
la sociedad.
Para Foucault (1970), la deconstrucción del discurso es una reinterpretación del
saber y del poder y cómo este se apodera de las instituciones sociales, limitando el
desarrollo del sujeto en la sociedad a través de los diferentes procesos de la
sujetivización que se desarrollan y se manifiestan en las sociedades. El Análisis Crítico
del Discurso es una manera de conocer la historia no para interpretarla sino para
comprenderla y responder a la manifestación de los diferentes estadios del poder que se
crean en el ejercicio de la práctica social y cómo estos invalidan la libertad de los
sujetos. Foucault (1988, p. 3), al referirse a la deconstrucción del discurso expuso:
He dirigido mi trabajo a crear una historia de los diferentes modos de
subjetivación del ser humano en nuestra sociedad… sin dejar los
98
procesos de objetivación del sujeto productivo, el sujeto que trabaja y es
productivo… pero me involucré bastante en la cuestión del poder,
mientras el ser humano esté inmerso en relaciones de producción y
significación, también estará inmerso en relaciones de poder muy
complejas.
En este estudio se utilizará el Análisis Crítico del Discurso como lo propuso
Foucault, y se seguirán los cinco estadios del Análisis Crítico del Discurso (ACD) en su
desarrollo foucaultiano. Se persigue reformular y explorar el discurso religioso
pentecostal americano que se desarrolla en la Isla y los dispositivos del poder y del ser
que se incorporaron en la invasión norteamericana en 1898 para mantener la
sujetivización del sujeto puertorriqueño. A través de la deconstrucción del discurso, se
pretende comprender si el mismo responde a las fuerzas insulares que promueven el
estatus actual de la isla de Puerto Rico.
Además, se enfocará en los diferentes procesos de subjetivación que se
desarrollan en el uso del lenguaje utilizado por los miembros de la comunidad
protestante en Puerto Rico que representan la presencia de las Iglesias protestante
americana en la Isla. Foucault lo reseñó (1970) de la siguiente manera: “entendemos
que entre más complejo sea el uso del lenguaje, mayor serán las relaciones de poder
que se vinculan a la autorregulación del sujeto”. Como la formulación del lenguaje es
un acto dirigido a la creación del pensamiento alienante en la sociedad, se hará un
análisis de los discursos y sus interpretaciones en los diferentes foros religiosos
pentecostales en la Isla con el propósito de entender el desarrollo de las tecnologías de
poder y del ser presentes en su uso.
99
A través de análisis del texto del pentecostalismo usado en Puerto Rico y el uso
de mis reflexiones como ministro de las Iglesias evangélicas protestantes de la Isla, se
tratará de dar una mirada y un significado al poder eclesiástico que se ejerce en esta, y
cómo el mismo responde a un estadio de la relación de Dios con el sujeto o como
responde a los intereses políticos y económicos del Imperio. De esta manera se
pretende poder elaborar un significado del mensaje presentado en el mundo religioso
que rige la sociedad puertorriqueña.
Se debe recordar que el recurso del Estado, que se identifica como religión, está
cimentado en leyes, políticas y sistemas económicos establecidos con el propósito de
mantener un orden social estructurado que responda al orden del poder. No importa
cuál sea la impronta del saber y del conocer religioso el mismo está desarrollado con la
intención de gobernar y situar el poder del Estado. Martín-Velazco (1978, p. 68),
señaló sobre esta simbiosis social y religiosa lo siguiente:
…pero en ambos casos se considera la religión como, por otra parte, la
sociedad, el arte y la cultura en general como un organismo o sistema
natural que tiene un curso obligado de desarrollo que se deja reducir a
principios o leyes generales.
De igual manera, se buscará si en los procesos del Análisis Crítico del Discurso
existe una relación entre la patología mental o enfermedad mental promovida por los
intereses del estado actual que se mantiene inerte y en los procesos de coloniaje
sufridos por la isla de Puerto Rico.
Una psicología comprometida
Albizu-Miranda y Matlin (1967) han sugerido que la práctica de la psicología
100
puertorriqueña es una de carácter transcultural y además recomendaron el desarrollo de
una psicología que vaya encaminada a comprender los procesos de subjetivación que
viven los puertorriqueños en la cultura del colonizado. El uso del poder foráneo y el
desarrollo del capitalismo, dentro de la práctica de la psicología en Puerto Rico, han
afectado el desarrollo conceptual de la psicoterapia, ya que la misma responde a los
cambios sociales, políticos, religiosos y culturales establecidos por el poder foráneo. El
conocer y el hacer psicología dentro del ámbito de la prácticas psicoterapéuticas de las
teorías propias de la idiosincrasia del sistema americano no responden a las culturas
que han sido y son incorporadas en contra de su voluntad a todo un sistema de valores,
reglas y normas culturales ajenos a la realidad social del colonizado.
Sin embargo, la espiritualidad en las últimas décadas ha tenido un auge en los
modelos terapéuticos en algunos países y en Puerto Rico. Los estudios realizados han
revelado su utilidad como modelos psicoterapéuticos (Rivera-Ledesma y López-Lena
2007, García-Vázquez, 2007, González -Valdés, 2004). Sin embargo, en Puerto Rico
estos estudios son limitados y apuntan al sostenimiento de la influencia de la psicología
americana. Esta no se ha limitado a los aspectos terapéuticos y religiosos, ya que ha
dejado sentir su poder y su modelo de dominancia cultural en la represión emocional en
que se encuentran los puertorriqueños, al crear toda una estructura de subjetivación
social que responde a los estadios de la marginación social y cultural que se vive en la
Isla.
La identidad cultural es un proceso multidimensional que cambia a medida que
las personas interactúan con su entorno social, económico, político y religioso. Para
entender las estructuras culturales de Puerto Rico los promotores de la salud mental
101
necesitan entender el contexto histórico de su identidad nacional junto al uso lingüístico
que se establece en la sociedad antes de descifrar otros niveles de la salud en el macro
determinante de la salud mental en la sociedad del colonizado. La identidad cultural
influye significativamente en Puerto Rico, tanto en los procesos de aprendizaje como
en las preferencias sociales del puertorriqueño (Antrop-González, 2002 y Curt, 1993).
Por lo tanto, es importante entender el proceso multidimensional del desarrollo de la
personalidad del colonizado ante el poder del Imperio.
Afirmar la identidad cultural y lingüística de Puerto Rico contribuye a
resultados positivos en la salud emocional (Antrop-González, 2002) y en algunas
conductas protectoras de la salud física y emocional (Brook, Whiteman, Balka, Win, y
Gursen, 1998). Al igual que otros grupos el puertorriqueño posee una conciencia
colectiva cultural que se refleja tanto en sus procesos históricos y políticos así como en
sus condiciones económicas y sociales, y sirve como recurso cultural para enfrentar los
desafíos sociales de la psicología (Idalí-Torres, Márquez, Carbone, Stacciarini y Foster,
2008).
Por lo tanto, se debe comprender que la Iglesia protestante americana
(representante de los cambios religiosos, sociales, culturales y políticos) ha
influenciado en la conducta social de los psicólogos, debido a que la formulación y el
desarrollo de la entidad psicológica en Puerto Rico responden al modelo americano en
su desarrollo y aplicación social (Albizu-Miranda y Matlin, 1967).
Dentro del modelo de la psicología americana la diferencia entre el poder y la
liberación del ser han creado una disonancia en los procesos de la dominancia social.
Esto se debe a que las clases dominantes en la Isla en su mayoría, no buscan ayuda en
102
las instituciones de salud mental establecidas por el Estado para no ser categorizadas
dentro del modelo nosológico de las enfermedades mentales. Esto contrasta con las
clases sociales bajas, las cuales son víctimas de los procesos de la dominancia cultural y
de la marginación social, donde la nosología psiquiátrica se estructura desde las esferas
del poder y son utilizadas para controlar y subjetivar al sujeto con relación a un
discurso establecido a través del poder sin violencia.
Las conceptualizaciones sobre los procesos emocionales de los puertorriqueños,
mediante las categorías de las enfermedades mentales (desde el paradigma de la
americanización), imposibilitan el desarrollo de una psicología puertorriqueña. La
práctica de una psicología foránea limita la comprensión del carácter del
puertorriqueño, ya que la misma responde a los intereses sociales y culturales de los
estándares norteamericanos los cuales en su implementación social no fueron
desarrollados para comprender otras culturas sometidas a su poder religioso, político,
económico, social y militar. Estos estándares son utilizados para mantener su dominio
y su hegemonía sobre los conquistados. Los modelos de las teorías de la personalidad,
junto a la categorización de los modelos de salud mental, no se ajustan a la realidad
social del puertorriqueño. Esta situación ha creado una ausencia de
conceptualizaciones para la práctica de la psicología en Puerto Rico que respondan al
orden social y cultural de la Isla.
Dentro del proceso de las categorizaciones nosológicas de la salud mental y sus
diagnósticos los psiquiatras y psicólogos olvidan el desarrollo histórico y social de
Puerto Rico, donde se evidencian accidentes históricos y sociales por la presencia
cultural, religiosa, económica y social de varios imperios, cada uno con una visión
103
diferente en su desarrollo histórico y social en la Isla en la imposición de sus políticas y
en la imposición de sus estructuras económicas.
Al estar aislada, un tanto ausente la vida emocional del puertorriqueño de la
corriente nosológica psiquiátrica americana, hacen del DSM IV-TR un instrumento sin
fundamento social y cultural, ya que el mismo responde a las categorías del poder
establecido por un grupo que regula la vida y el poder económico de la metrópolis. El
establecimiento de unas categorías que regulan los síntomas o definen los problemas de
los seres humanos como problema de salud a través de categorías excluyentes, es sin
duda una forma de ejercer el control y el poder de los que poseen el saber. Foucault
indico que esto es una forma institucionaliza de ejercer el control sobre los demás,
ejerciendo en su poder el uso y la reclusión como modelos de segregación social para
mantener el poder de los grupos élites a través del castigo del cuerpo y el
empobrecimiento del alma.
El uso de estas categorías diagnósticas en la sociedad puertorriqueña presenta
un desfase en los procesos de culturalización y de naturalización, ya que la identidad
del puertorriqueño responde a varios estadios de colonización que han afectado el
proceso histórico social de Puerto Rico. El desarrollo de una sociedad capitalista,
partiendo de una pre-capitalista, ha generado un marco teórico de poder donde las
categorías del poder son utilizadas en el modelo psiquiátrico para mantener el control
de los menos privilegiados en la Colonia y crear toda una cultura de dependencia
emocional, social y económica en el poder del Imperio. Diéguez (2008, p. 10) al
referirse a los procesos psiquiátricos indicó lo siguiente:
104
Lejos de presentar a la psiquiatría como una ciencia médica, neutral y
aséptica, González Duro develó sus dudosas intenciones dirigidas tanto
al objeto, los llamados enfermos mentales, como a sus objetos en la
praxis social. El tratamiento psiquiátrico supuso un pretexto médico
para encubrir una función ético-política de control de ciertos desviados
sociales, cuyo destino ejercitó en pro de los poderes establecidos:
realmente, la psiquiatría actúa como una estructura de poder-saber que
define, conceptualiza, clasifica, controla y corrige las locuras de gente
débiles y marginados, de acuerdo con los intereses y los valores de la
sociedad… creando valores que corresponden a los ideales de la
ideología dominantes.
Un análisis discursivo foulcoultiano sobre las tecnologías del poder y del ser
usadas por los ministros protestantes en la Isla
La estructura para el desarrollo de esta investigación será el uso de la
introspección personal como ministro evangélico de las Iglesias protestantes
establecidas en Puerto Rico. Además se analizará el texto protestante a través del
Análisis Crítico del Discurso con un enfoque foulcoultiano destacando el uso de las
tecnologías del poder y del ser en el ejercicio del poder religioso desplegado en la Isla
por las Iglesias americanas protestantes.
Se recopilará la información a través del análisis del discurso dentro del texto
para explorar las categorías discursivas que inciden en los ministros sobre las
tecnologías del poder y del ser y cómo fueron implementadas en los procesos de los
mecanismos autorreguladores del ser en la sociedad puertorriqueña. Se analizará el uso
105
del lenguaje en la formulación histórica del sujeto social en su intervención dentro de
los procesos históricos que permiten recrear el desarrollo del poder y la integración de
las tecnologías del poder y del ser en los procesos de la subjetivación. Para lograrlo, se
utilizarán los cinco pasos del análisis foucaultiano: el corpus, la problematización, el
desarrollo de las tecnologías, el posicionamiento del sujeto y el desarrollo de la
subjetividad, para poder analizar y retomar el contenido de los textos estudiados con el
fin de dar un sentido al contenido del texto del protestantismo en Puerto Rico desde la
vertiente del Análisis Crítico del Discurso.
Una lectura del lenguaje protestante mediante el análisis crítico del discurso desde
la experiencia foulcoultiana
Identificación del corpus
El corpus corresponde al establecimiento de las leyes históricas y culturales que
permiten el análisis de los procesos de segregación política y económica de la Isla, dando
paso al desarrollo de las clases sociales y entregando en las manos extranjeras el capital
de la tierra, creando de esta manera el estado de poder que corresponde y responde al
poder del Imperio. La evangelización introducida en Puerto Rico por las fuerzas
militares desplegadas en la Isla comenzó un proceso de dominancia cultural que marcó la
historia de Puerto Rico en su desarrollo político, social, económico y religioso. Este
hecho creó un escenario histórico y cultural que se vio afectado por los procesos
genealógicos históricos que sufrió la Isla durante el proceso de la invasión
norteamericana. El uso de la evangelización respondió al interés de crear una nueva
conciencia en los puertorriqueños que respondiera al poder del nuevo regente, alejando a
Puerto Rico de sus raíces culturales españolas para crear una desrealización en los
106
procesos religiosos y sociales de la Isla marcados por el uso de la tecnología del poder
político desde el extranjero.
El esquema político y cultural de Puerto Rico, con la llegada de los Estados
Unidos de América, creó todo un engranaje político y cultural establecido en el ejercicio
del poder religioso otorgado a las Iglesias protestantes americanas donde desarrollaron un
nuevo esquema social, a través de la educación, en la transformación de los valores
sociales y políticos de la Isla a través del uso del discurso religioso. Esto se haría posible
mediante la introducción de leyes extranjeras donde se establecería el monopolio social y
cultural de la Isla por el poder establecido por la invasión de los Estados Unidos en 1898.
La educación y el desarrollo de las nuevas tecnologías del poder, a través de la
introducción de la Iglesia protestante le permitieron al poder imperial crear un modelo de
dominancia cultural basado en la introducción del poder del capitalismo.
El proceso de la evangelización, como lo reseñan varios ministros de las Iglesias
protestantes americanas en la Isla, fue el precursor de la ayuda institucionalizada y de la
ayuda de caridad social organizada que permitió el cambio y la creación de una nueva
estructura política y social a favor del Imperio en la sociedad puertorriqueña. Dentro de
este discurso los ministros, introdujeron valores, pensamientos, y leyes, junto a un idioma
ajeno a la cultura de Puerto Rico, que permitieron la dominancia cultural en la Isla. Estos
cambios establecidos por el nuevo regente lograron la autorregulación en la personalidad
del puertorriqueño, los mismos se establecen como un mecanismo del poder que se
introduce en el desarrollo de la nueva sociedad puertorriqueña. Comprendiendo que en la
evangelización el poder se desarrolló para subjetivizar la sociedad puertorriqueña a través
de la introducción de la Biblia, esta se utilizó para objetivizar al sujeto con relación al
107
poder del Imperio. Presentándose como una tecnología del ser en la vida individual y
social del puertorriqueño. Se debe tomar en consideración que parte del corpus
corresponde a un mundo de símbolos e ideas que se objetivizan en el proceso de la
recolonización llevada a cabo por parte de los Estados Unidos. La simbología religiosa
introducida en la Isla respondió al poder social que asistió a las clases sociales
introducidas bajo el establecimiento de un nuevo esquema político, económico y social.
Como parte de las interrogantes surgidas durante mi proceso de estudios teológicos fue el
establecer cómo la americanización no se dejó fuera de los procesos de la colonización de
la Isla. El análisis del texto reflejó que la misma no se podía desligar del proceso
religioso introducido en la Isla, ya que respondió a los procesos de adquirir nuevas ideas
y pensamientos que no podían dejarse fuera de la evangelización pues cambiaron el
modelo religioso, económico, social y político vigente ya que la americanización
respondió al poder político, social, económico y religioso de los Estados Unidos de
América. Este modelo abandonaba el principio ético y moral del cristianismo conocido
en los Evangelios e introducía toda una cosmovisión política y cultural ajena a la vida de
los puertorriqueños en un lenguaje del poder de Dios en las bases sociales y políticas que
se desarrollaban en la Isla. Sin embargo, este lenguaje establecido por el poder
eclesiástico no se vislumbra a sí mismo como un proceso en contra de la Palabra de
Dios. Los cambios sociales que se llevaron a cabo en Isla fueron tomados como parte de
la voluntad de Dios en beneficio de la sociedad puertorriqueña.
En esta etapa del proceso colonial de Puerto Rico, los ministros protestantes
crearon una simbiosis lingüística en el uso del discurso político y en el uso del discurso
económico, donde se perdió el sentido de la práctica de la evangelización cristiana
108
establecida en la Biblia introduciendo con ella todo un discurso que, como lo reseñara
Silva-Gotay (1997): “fue el establecimiento del poder del Imperio en la creación de todas
las estructuras de poder social” que representa la presencia del nuevo regente en la Isla.
La introducción de las nuevas tecnologías de poder a través de la evangelización y la
ejecución de la voluntad del Imperio a expensas de la cultura española, fue como el
establecer la ausencia o la desaparición de la cultura católica en la Isla desechando el
poder de Dios en la cristianización. Esto marcó el menosprecio por la vida cotidiana del
puertorriqueño. El menosprecio a la cultura española por el nuevo regente fue el rechazo
al mestizaje en la Isla por parte del poder del nuevo colono.
Como se ha señalado este corpus religioso respondió a los procesos de la
evangelización protestante introducida en la Isla, que tenía como meta la derogación de la
cultura española para establecer la nueva política y el desarrollo de una nueva economía
por parte del Imperio en detrimento de la sociedad y la salud emocional del
puertorriqueño. El desarrollo y el establecimiento del corpus religioso ayudaron a la
creación y al desarrollo de una nueva sociedad con bases en la desigualdad política y
social en la integración de la Isla al monopolio económico de los Estados Unidos. De tal
manera, la lucha por la soberanía de la isla de Puerto Rico se entrega a un discurso
político foráneo que respondía a la fuerza y a la convicción de la derogación del poder
del puertorriqueño en su política, en su desarrollo social y en su desarrollo religioso.
Esto se desarrolló bajo la noción del poder de la propaganda de menospreciar la cultura
del colonizado y saturar las virtudes del Imperio (Chomsky, 1997). Esto hizo del corpus
el modelo de apoderamiento político, económico, religioso y cultural válido para lograr
los planes sociales del Imperio sobre la Isla. Para este fue una manera de responder al
109
orden establecido por el calvinismo dentro de los procesos políticos. Calvino vió un
mundo dirigido por la presencia de Dios, la cual se desarrolló en el poder de la política
que crecía en sus tiempos, con los cambios logrados en la Reforma Protestante. Dios
necesitaba estar en la sociedad y la sociedad necesitaba de Dios.
Esta ideología de la evangelización comenzó con el desarrollo de un lenguaje que
fue desarrollado por el poder eclesiástico, donde la labor social era la base de la ayuda
institucionalizada necesaria en la Isla para cambiar el pensamiento del puertorriqueño y
que este respondiera a los intereses del Imperio sobre los asuntos de la Isla en la
economía, en el desarrollo social y en el desarrollo político. La dependencia social de la
Isla fue creada en el lenguaje religioso por las Iglesias americanas protestantes en su
labor social, reconstruyendo la conciencia del puertorriqueño y otorgándole al Imperio un
sentido de legitimización en el nombre de Dios.
Con el establecimiento de una nueva ética basada en valores ajenos a la Isla los
puertorriqueños no se sintieron amenazados por el nuevo regente; por el contrario,
ayudaron al desarrollo del poder de la élites poderosas en la Isla gracias al poder del
capitalismo. Sin embargo, esta evangelización marcaba el camino de la confusión social,
política y emocional de un pueblo que respondió con interés al poder del Imperio,
esperanzado en la igualdad y en la desaparición de la pobreza en la Isla con la
introducción y el desarrollo de un nuevo modelo económico y político.
Como se pude apreciar, el corpus responde a todas las esferas del poder
establecidas por el nuevo regente a la distancia. Sin tener interacción directa en los
asuntos políticos, sociales y económicos de la Isla, este se dirigió a controlar la voluntad
de la conciencia de los puertorriqueños bajo la promesa de igualdad y de libertad. Con la
110
ausencia del regente en la Isla, el poder militar vigente en la misma crea una fuerza de
ocupación donde todas las estructuras del poder establecidas en la isla de Puerto Rico por
los españoles fueron secuestradas en el nombre de Dios. La presencia de este nuevo
dios, traído por los Estados Unidos de América, logró dominar la conciencia del
puertorriqueño obligándole a tomar participación directa en los procesos económicos del
Imperio sin medir las consecuencias sociales, políticas y económicas para la Isla.
El establecimiento de esta nueva moral guiada por la ética religiosa, introduce las
nuevas tecnologías del poder y del ser que ayudarían al desarrollo de los cambios sociales
y políticos en Puerto Rico llevados a cabo por las Iglesias protestantes americanas. El
logro de que los puertorriqueños se ajustaran al modelo de autorregulación establecido en
la Colonia, comenzó con una moral religiosa que sería establecida a través del uso y la
aplicación de la Biblia como guía personal y ley social de autorregulación. De aquí que
el corpus, en su introducción social integrará el uso y la interpretación de la Biblia como
una tecnología del ser para seleccionar a los escogidos de Dios y rechazar a los
pecadores. Como se discutiera en varios foros religiosos, el pecado es uno, pero se
establece en muchos a la misma vez. El pecado es, no obedecer la Palabra de Dios y no
seguirla para obtener la salvación de nuestras almas. Dentro del desarrollo de este
corpus se comienza una apología bíblica sobre los asuntos éticos de la moral y del pecado
que regirán la vida del puertorriqueño por décadas sin permitir que el mismo se preocupe
por su desarrollo económico, político y social. Como se ha sostenido en varias Iglesias
protestantes, la Biblia es la fuerza que nos autorregula y nos acerca a lo establecido en
las leyes y la Constitución. De esta forma se concluye con el problema de la llegada del
capitalismo a la Isla, creando el oscurecimiento del poder en las esferas políticas que se
111
dirigían a aceptar el concepto de igualdad dentro de la subordinación política, social y
económica del puertorriqueño.
El uso del poder se estableció en la medida en que se utilizaron los procesos
religiosos en la construcción social como modelos de los cambios sociales y políticos que
se desarrollaron en la Isla a favor del poder del Imperio. El establecimiento de la
evangelización, en el cambio social de la Isla logró que la integración política, cultural y
económica de la misma respondiera a los procesos políticos del Imperio en la
introducción y el desarrollo de su economía capitalista en la isla de Puerto Rico.
Como se ha analizado, el corpus responde al establecimiento del poder religioso a
través de la introducción de la Biblia y el desarrollo de una simbología religiosa que
cambiaría los esquemas cognitivos en la vida de los puertorriqueños. Este se
enmascaraba en el concepto de la evangelización que se transforma en ese lenguaje
oculto que se encuentra en los procesos y el proceder del Imperio en contra de la
diversificación de la cultura puertorriqueña como una fuerza del control social, político y
cultural, establecida en la Isla por el nuevo regente. Su intensión fue crear una
propaganda a favor del poder del Imperio, que buscaba en la americanización la
trasformación de todas las instituciones políticas, culturales y económicas existentes en la
Isla. El corpus se desarrolló en la expansión de las ideas de los procesos políticos y
culturales del Imperio en la vida colectiva de la Isla. Es la extensión de la cultura
americana, que lleva en ella el concepto de dios, en la introducción de sus procesos
políticos, sociales y económicos para construir la dominancia cultural imperial. Como se
ha propuesto en esta investigación, la evangelización no podía dejar atrás las costumbres,
el idioma y pensamiento de los que llegaron a evangelizar (Quintero-Cortés, 2012). Todo
112
este proceso se logró con la integración del dispositivo del pecado, el cual actúo como un
agente protector de la fuerza ejercida por el Imperio en su procesos de la colonización.
Los procesos del ser quedan a merced de una estratagema del poder vinculado al pecado,
que se utilizó para lograr que el hombre o la mujer, objetivados dentro del corpus,
respondieran a las estrategias del poder del Imperio sin preocuparse por el desenlace
social, político y cultural al cual se enfrentaban en los procesos de subjetivación. Cuando
a los puertorriqueños se les ofrece la igualdad y la liberación de las fuerzas políticas
americanas estos abandonaban su legado histórico y cultural español, derogando el poder
de la Iglesia católica en la Isla, entonces el Imperio les daría igualdad y derechos no
adquiridos mostrando así su gesto de amistad al colonizado.
La Biblia es el modelo de autorregulación y de sanación emocional que fue
introducido como una tecnología del ser, la cual permite la alineación del sujeto con el
poder del Imperio sin oposición. Esto hace que se reflexione sobre lo siguiente, la Biblia
es nuestra guía para llegar a Dios, no tenemos catecismos o encíclicas que nos muestren
el camino hacia Él. El pecado es una manera de no aceptar lo que Dios ha estipulado en
la Biblia y no responde a lo poderes establecidos por Él. Sin embargo, la ausencia de
catecismos, encíclicas y otros modelos de interpretación religiosa, hacen del corpus un
discurso incompleto en el desarrollo del entendimiento del poder que se observa en los
procesos políticos, sociales y económicos de un país donde se evidencia un secuestro del
poder natural del ser humano.
Esta evangelización ha introducido todo un lenguaje que niega el poder político,
social y económico de la Iglesia en la sociedad. Esto lo han sostenido en charlas varios
ministros de las Iglesia protestantes en la isla, la Iglesia no interviene en los asuntos del
113
Estado, esto lo propuso Luis Muñoz Marín en el desarrollo de la Constitución de Puerto
Rico, sin embargo, cuando haya asuntos que vayan en contra de lo que está establecido
como norma en la sociedad de Puerto Rico, la Iglesia dejará oír su voz. El modo de
proceder de la evangelización consistió en desarrollar una doble interpretación teológica
del poder de la Iglesia y su relación con el estado de poder. Para los miembros de la
Iglesia Dios es la fuente de perdón que salva, y desde la vertiente política, Dios es el
poder de las facciones religiosas protestantes que buscan interferir de manera directa o
indirecta en los dominios y los destinos de la Isla en su desarrollo político, social y
económico. Esto constituye una doble función teocrática del poder de Dios en la vida de
los creyentes, en los cuales el carácter del lenguaje se oculta para mantener el orden
establecido por el Imperio. Este proceso de cambios subjetivos en el poder de la Iglesia
protestante americana ha introducido el poder del capital como parte del modelo de
salvación de Dios, creando el desarrollo de los nuevos mecanismos del poder social
establecidos por el capitalismo que se desarrolló dentro de la Iglesia. El poder del
capital modela el poder religioso en la sociedad moderna donde Dios es dueño del oro y
la plata y, por lo tanto, es el señor de las clases sociales dentro del discurso protestante.
Al reflexionar sobre el neoprotestantismo, se puede comprender que el mismo tiene un
modelaje en el discurso del capitalismo para establecer el reino de Dios en la tierra; esto
es una manera de garantizar la presencia del poder económico de la Iglesia en la
sociedad. Este es el vinculo entre la salvación y la condenación de las almas en las
Iglesias protestantes americanas, el cual responde al sentido de los cambios sociales que
se efectuaron en la etapa de la colonización americana logrando que el poder imperial
introdujera un discurso religioso que le diera forma al modelo económico y político
114
presente en la Isla. Esta confusión, dentro del modelo de la evangelización, provoca que
el puertorriqueño rivalice con sus raíces sociales y culturales por temor a perder el poder
establecido por el capitalismo y la fuerza protectora del Imperio.
El corpus corresponde al poder generado por las Iglesias protestantes americanas
en el desarrollo de las estructuras coloniales en la Isla y en la introducción de nuevas
ideas y nuevos productos para el establecimiento del poder a través de la introducción del
uso del dispositivo del pecado en la sociedad del consumismo. La autorregulación social
responde al establecimiento de una lucha por el control social a través del poder religioso
que condena al ser humano en las dos vertientes del capitalismo: el desarrollo del
proletariado y el desarrollo de las clases pobres. Esto se observa en el poder que se
establece en la Iglesia en su concepción del mundo cuando perpetúa el desarrollo de
clases dentro de proceso religioso. Dentro del mismo existen los escogidos, los que son
salvos y los que tienen la bendición. Dichas categorías corresponden al estado de poder
establecido dentro la Iglesia protestante en su desarrollo de las clases sociales y
religiosas, donde se perpetúa el legado del uso del capitalismo en el desarrollo de la
integración social y política de la Iglesia en los asuntos cívicos y sociales de la Isla. Esto
se ha trabajado por años y permite que la Iglesia protestante tenga presencia en el
desarrollo económico de la Isla, el cual le brinda poder a la Iglesia en la política y en la
sociedad. Con ello se facilita el que la Iglesia mantenga su poder ante los líderes
políticos ayudándole a la iglesia en el desarrollo de su visión social y cómo esta debe ser
implementada en las comunidades.
Todo este cambio en los procesos de integración social y religioso ha desarrollo
una sub-cultura religiosa protestante en la Isla que responde a una élite privilegiada
115
adoptada por Dios y que tiene en su poder el uso continuo de su Palabra, como guía
referencial en la autorregulación del Otro. Esto, por supuesto, no permite la integración
del ser humano a los procesos de sanación emocional que reclama la Iglesia protestante
dentro de los procesos de la consejería pastoral. El uso indiscriminado del poder de la
Palabra de Dios puede crear una sugestión emocional que podría desarrollar dos tipos de
creyentes evangélicos: los que controlan el poder y lo ejercen en beneficio de ellos, y los
que carecen del poder creando una sugestión religiosa que podría producir algunos tipos
de patologías mentales, ya que no se ajustan al poder ejercido por la élite religiosa que se
levantan en la Isla como parte del modelo del poder Imperial. Como sea señalado, la
religión en función del Estado puede crear cierto tipo de patología en algunos grupos
religiosos cerrados, donde la sensibilidad del que utiliza el poder de la Palabra de Dios
introduce su poder y logra crear personas susceptibles al mensaje de esta, desarrollando
temor a su alrededor. El poder del corpus hace de la iglesia protestante en la Isla una
facción con poder económico suficiente para cauterizar las mentes de sus seguidores.
Haciendo de la misma un negocio sustentable para el Imperio en el fortalecimiento de la
Colonia.
El desarrollo de la problematización en el discurso protestante
La problematización dentro del protestantismo americano hay que observarlo con
detenimiento debido a los pocos cambios establecidos a través del desarrollo de la
teología isleña. En la nueva etapa de la evangelización, el discurso evangélico ha sufrido
pocos cambios desde la invasión de 1898. Dentro de los cambios más notables se
encuentra el establecimiento del reino de Dios en la tierra. Este es un movimiento
establecido por el neoprotestantismo con el propósito de mantener el poder de la Iglesia
116
en la tierra y garantizarle un lugar privilegiado en la sociedad a través del consumismo y
el desarrollo del capital. El lenguaje utilizado en el establecimiento del reino de Dios es
para muchos el lenguaje de Dios. Este se desarrolla en la tradición calvinista, donde Dios
es parte integral de la sociedad y la sociedad es parte integral del poder de Dios en el
desarrollo político, cultural, religioso y económico de la isla de Puerto Rico. Dicho
lenguaje oculta una ética de poder y de temor que no les permite a sus predicadores hacer
un análisis crítico de los problemas sociales, políticos y económicos que afronta la Isla.
Estos no comprometen sus creencias con el poder del Imperio sobre la Colonia, ya que
dentro del discurso se da por hecho que el estado presente de esta es una bendición
otorgada por Dios. Algunos ministros protestantes ya lo han planteado en algunos
coloquios pastorales, las naciones tienen los gobiernos establecidos por Dios, los que
ellos se merecen por su proceder ante la presencia de Dios. Por lo cual, se ha establecido
que los procesos políticos y sociales de la Isla han sido predeterminados por el poder de
Dios, por lo tanto, no es necesario establecer una definición de las fuerzas económicas,
políticas y sociales que dirigen su destino, ya que es parte del trato de Dios hacia ella.
La problematización en el discurso protestante americano tiene que ver con los
procesos de evangelización y cómo esta se infiltra en la Isla para iniciar un dominio de
las estructuras ideológicas presentes en la Isla y termina con un movimiento de cambios
basados en la promesa de la salvación de las almas de los puertorriqueños. De modo que,
el discurso que se utilizó en la evangelización, creó un accidente histórico en la
integración de nuevos sentimientos y emociones en la vida insular, generando una
confusión emocional en los isleños.
117
Las nuevas generaciones del neoprotestantismo en la Isla se han centrado en una
interpretación del poder de Dios como parte del proceso del establecimiento del reino de
Dios en la tierra. Este es un reclamo del poder del capital dentro de las esferas del poder
protestante para mantener las clases sociales y seguir el desarrollo del capitalismo para el
beneficio de la Iglesia.
Dicho discurso, que ha sufrido pocos cambios en su contenido religioso y en su
aplicación personal, social y económica; da como hecho que todo el lenguaje protestante
es incuestionable y no representa directamente un evento que levante sospechas a la luz
pública en su desarrollo político, social y económico. Sin embargo, esta disonancia
lingüística del discurso, en su estructura y en su uso lleva al ser humano a no decodificar
el lenguaje de Dios en la Biblia y revierte la experiencia de Dios a una verdad absoluta
que no puede ser cuestionada. Aunque el discurso sea obvio son mayores las razones
para problematizarlo. Sin embargo, cuando el lenguaje se articula como incuestionable,
ya que proviene de Dios y se articula como el modelo de autorregulación expuesto en la
Biblia, el mismo no permite un análisis objetivo de los procesos en su desarrollo dentro
de la subjetividad establecida por la sociedad. Es aquí donde el qué, el cómo y el cuándo
evidencian el secuestro del lenguaje de Dios en su relación con el ser humano. Este
proceso, más que un lenguaje que presenta la afectividad de Dios hacia los seres
humanos, ha logrado instalar, instaurar y crear temor además de generar un sentido de
abandono en los procesos del crecimiento económico, político y social para la Isla,
ayudando al desarrollo de la pérdida de la identidad nacional de Puerto Rico. La
problematización consiste en destacar cómo se logró que la evangelización se aceptara
como un evento obvio, evidente y seguro para Puerto Rico y no se interpretó como un
118
engaño político, económico y social, el cual se utilizó para lograr el control social y
político de la Isla. Esto se alcanzó a través de los procesos de subjetivación del ser,
logrando que el puertorriqueño se sintiera abandonado en los procesos históricos y
sociales por las demás naciones del mundo debido a la presencia del poder foráneo, que
aunque ausente, mantenía el control político, social y económico de la isla de Puerto
Rico.
Dentro del contenido del lenguaje del protestantismo (en el sentido de la
intervención del poder militar, religioso, político y económico de los Estados Unidos) que
impuso el poder del Imperio dentro del modelo de la americanización social en la Isla y
en el Caribe, se encierra la hipocresía, la libertad y el secuestro emocional del colonizado
a favor de dicho poder creando una subjetividad colectiva en la vida insular. Como
mecanismo de acción, la Iglesia protestante americana adoptó dentro de sus esfuerzos de
evangelización el uso de la educación y el establecimiento del poder militar en su labor
social evitando que el desarrollo del proceso de evangelización fuera cuestionado ya que,
para los puertorriqueños, la misma significaba una mejor calidad de vida.
De igual manera, les permitía a los líderes políticos y religiosos optar por
defender el poder del desarrollo económico y político de los norteamericanos en la Isla
como el modelo seleccionado por Dios para lograr la estabilidad social, política y
económica. Cuando se les presentó a los puertorriqueños los cambios establecidos por
los poderes políticos y económicos de los Estados Unidos, se estableció que estos se
instituyeran bajo el modelo de evangelización. En este no habría problemas de identidad
nacional, ya que la Constitución de los Estados Unidos protegería a sus ciudadanos del
abuso y de los excesos del poder del Estado. Es por esto, que muchos de los ministros
119
de las Iglesias protestantes americanas vieron en la llegada de los norteamericanos la
igualdad, la prosperidad y una floreciente economía a favor del poder insular; esto en
detrimento de la cultura nacional, lo que hace obvio el que la sociedad puertorriqueña se
dirigiera al modelamiento social en pro de la americanización. Sin embargo, todo este
alegorismo de promesas hechas por el poder del regente quedaron en el olvido ya que
este no cumplió con sus promesas de protección y de igualdad para la Isla.
El poder de los Estados Unidos no se desarrolló por la violencia militar, pero sí
por la violencia social, en la cual se antepuso la nacionalidad española de la Isla
ofreciéndole al puertorriqueño una nacionalidad y un trato de igualdad que dio paso al
desarrollo de la confusión social y cultural del puertorriqueño. La censura que han hecho
varios ministros protestantes al aceptar que la evangelización logró la introducción de una
nueva cultura, un nuevo idioma y una fuerza económica en el nombre de Dios, que
permite que el cambio religioso y cultural responda a la bondad de Dios y no a la
necesidad del poder imperial de imponer sus políticas del poder y del ser a través de la
llegada de la Iglesia protestante a Puerto Rico.
Reconocer que la llegada de una nueva cultura y la imposición de un modelo
religioso y político en la Isla tenía como meta lograr el cambio político, social y
económico, el cual respondió al desarrollo del poder económico de los Estados Unidos y
a la privación de toda una cultura que respondía al legado español, hace incuestionable la
presencia del poder del Imperio sobre el puertorriqueño, ya que este poder va dirigido a la
dominancia del ser. La voluntad de Dios es incuestionable en los asuntos políticos,
sociales y económicos. Esto constituye la causa y efecto de la colonización de Puerto
Rico.
120
La incuestionabilidad del poder de Dios en los asuntos políticos y sociales han
sido por décadas un asunto que no se toca en la Isla, ya que es aceptado cómo parte del
proceso de colonización y de la instalación de un nuevo orden político y social, el cual
fue establecido por Dios como parte de su bondad por el pecado que existía en la Isla. La
percepción social puede ser reconstruida con la ayuda del establecimiento de nuevas
ideas por líderes carismáticos. Esta articulación del poder imperial no responde a la
realidad social de la isla de Puerto Rico puesto que solo responde al estado del poder del
regente como parte del mecanismo del poder instaurado por Dios. Esto permite que el
desarrollo del poder se sostenga y no permita el desarrollo político y social de Puerto
Rico ya que es cuestionable el poder del Imperio sobre la Isla.
Las instituciones del segundo orden marcaron el pensamiento del puertorriqueño
con relación a los sentimientos en contra de la religión católica. El establecimiento de
escuelas, hospitales y la lucha contra la pobreza social fueron parte del modelo de
evangelización, el cual respondió al plan divino. Este plan era parte de la conciencia del
Imperio dirigiendo su poder en las estrategias del ser a pesar de las consecuencias que
esto ha traído para la Isla como ha sido la dependencia social y económica hacia el
Imperio.
La incorporación de todos estos procesos ha creado una modelo de segregación
social y económica que solo responde a las élites poderosas del país, donde se desprecia
la cultura del pobre y se reconoce el poder del rico. Aun dentro de las esferas religiosas
protestantes, el poder se consolida en las estructuras del poder económico brindando
beneficios a sus miembros; los que poseen el capital son los bendecidos por Dios y los
que no los poseen son los rechazados de Dios. Esta es la falsedad del capitalismo
121
introducido dentro de la Iglesia protestante americana como parte del modelo para
alcanzar el favor de Dios.
El poder de la Biblia, como guía de autorregulación, posiciona al ser humano en
desventaja ante la deidad. Dios no puede ser cuestionado y todo lo que ha sido
instaurado, como las leyes, las constituciones y los países, han sido avalados por el poder
de Dios y son establecidos por Él. Cuestionar el poder de Dios en las estructuras
establecidas en la sociedad por el ser humano, donde se establecen la fuerza del poder
sobre el ser, es un reto directo a su autoridad, por lo tanto, el ser humano se desplaza
dentro de la finitud de su comprensión de Dios y su intervención en los procesos sociales,
políticos y económicos de la nación puertorriqueña. Como consecuencia, el ser humano
se impregna de pecado y se aleja de Él cuando no responde al orden establecido y
enfrenta las tecnologías del ser. Dios ha constituido una fuerza del poder social, político,
económico y religioso que, de ser cuestionada, sumerge al ser humano en el proceso de
segregación. Esto fue lo que Foucault identificó como una manera de establecer y
desarrollar el poder para ejercer el control sobre los demás. Ahora, este proceso de
segregación dentro del mundo perteneciente al poder de Dios, permite que los seres
humanos desarrollen un grado de abandono por la deidad, el cual podría facilitar el
desarrollo de algún tipo de patología emocional desde las esferas del poder político,
social y económico que vive la Isla. Esto Foucault lo relacionó con las estructuras de
segregación y de reclusión para evitar la insurgencia social del sujeto.
122
El desarrollo de las tecnologías
Los sujetos se constituyen por las tecnologías de la dominación mediante actos de
sujeción y por las tecnologías del ser al actuar dentro de un orden moral particular y de
acuerdo con sus metas éticas que procuran alcanzar su estado de bienestar personal.
El poder establecido por la Iglesia protestante americana recayó en los ministros
enviados a la Isla con el propósito de lograr la evangelización de Puerto Rico. Aun hoy,
el poder de la Iglesia está establecido por el poder jerárquico de tipo eclesiástico donde
los pastores, ministros y demás líderes dentro del poder de la Iglesia poseen el control y
el destino de los feligreses a través del modelamiento ético y moral de la Palabra de Dios.
El modelo del poder eclesiástico responde al poder de la Biblia y a la dirección del
Espíritu Santo; estos son los modelos guías de autorregulación dentro de las esferas
religiosas protestantes.
Estos ministros protestantes, aunque en su mayoría utilizan el poder de la Biblia
como modelo de autorregulación y al Espíritu Santo como el guía de su peregrinaje sobre
la tierra añaden el poder de la Constitución del Estado para profesar su fe y evitar las
rivalidades religiosas asegurando la libertad de expresión eclesiástica en la sociedad. En
una ocasión un ministro expresó lo siguiente, la persona que genere un pensamiento que
vaya en contra de lo aceptado por la sociedad y en contra de los principios políticos que
conocemos, está en contra de la Iglesia y, por lo tanto, la Iglesia asumirá su rol de testigo
de Dios en la comunidad y dejará sentir su palabra. Sin embargo, hay una vertiente de
estos ministros que rivaliza con la autoridad del Estado cuando este le brinda o le asegura
derechos a las facciones liberales en la sociedad. De esta forma se crea una rivalidad
entre el poder de la Iglesia y el poder del Estado cuando el poder eclesiástico percibe que
123
su incursión en las esferas sociales, políticas y económicas está en peligro de sufrir o
perder derechos por alguna ley que beneficie a algún sector social que no responda al
orden social establecido por la moral y la ética religiosa. El poder eclesiástico se
levantan en contra del poder del Estado para rivalizar con la separación constitucional
entre Iglesia y Estado. A modo de reflexión se expone lo que se expresó en un coloquio
religioso en la Isla, no es que no amemos a los homosexuales, pero no podemos permitir
que estos adquieran derechos constitucionales que vayan en contra de lo establecido en la
Biblia; lo que ellos hagan con su cuerpo no debe molestarnos siempre y cuando no lo
hagan abiertamente en la sociedad.
El establecimiento de una moral y el desarrollo de una ética religiosa descansan
en la interpretación teológica de la Biblia; esta es el fundamento del proceso de la
autorregulación de la iglesia y la sociedad. Algunas Iglesias protestantes en la Isla han
propuesto lo siguiente, todo lo que necesitamos saber está en la Biblia. El Espíritu Santo
es la fuente que guía al creyente a ser un mejor hombre o una mejor mujer objetivizado,
ya que este responde al orden establecido por el poder eclesiástico y no atenta contra el
poder político, social o económico instaurado por décadas.
El desarrollo de las tecnologías de producción se evidencia en el establecimiento
de las instituciones de segundo orden bajo el poder y la tutela de la Iglesia protestante. El
desarrollo de una fuerza productiva que cambiaría la estructura social y económica
estableció un nuevo orden en la Isla en detrimento de la cultura puertorriqueña. Esto hizo
del proceso de evangelización un tratado de paz y de colonización sin la amenaza de la
guerra para Puerto Rico. El establecimiento de hospitales y de escuelas fue un mensaje
dirigido a los cambios culturales y sociales marcados por un interés en el desarrollo de
124
una nueva fuerza económica que respondió a los intereses del poder del Imperio para
lograr la segregación cultural y social del puertorriqueño. De esta forma quedó
evidenciado que la llegada de las instituciones de segundo orden inició los cambios
políticos, culturales y económicos en la Isla bajo el poder religioso naciente. En un
coloquio un ministro planteó lo siguiente, el protestantismo le enseñó al jíbaro a cambiar
la botella por un himnario, a llevar el dinero a su casa y al establecimiento de hospitales y
de otras ayudas que facilitaron el proceso del cambio en Puerto Rico. El legado de las
instituciones de segundo orden todavía se deja sentir en la vida de los puertorriqueños.
Aún hoy se siente un gran respeto por los cambios logrados en la Isla, por estas
instituciones, donde se observa cómo se defiende su desarrollo económico y político de
estas en Puerto Rico. Durante su desarrollo y crecimiento en la sociedad se vieron sus
ganancias como un premio concedido por Dios por su benevolencia hacia los logros
establecidos en la vida de los puertorriqueños. El cambio cultural y político se originó
con el propósito de lograr la subjetivación del ser a través del uso del poder comunitario
en la sociedad sin intentar destruir la cultura insular. De esta manera se crea una
subjetividad contra el poder de la Iglesia católica obstaculizando su tradición española y
exaltando la providencia de Dios con la llegada de los americanos. Por otro lado, se debe
señalar que la misma americanización, impulsada por las Iglesias protestante americanas,
creó un sentimiento de dependencia en los puertorriqueños hacia las instituciones
introducidas por el poder de los Estados Unidos. De tal manera, el proceso de
segregación y reclusión social en la Isla comenzó con la incursión del poder
norteamericano para crear en esta la dependencia emocional, política, religiosa, social y
económica de la Isla.
125
El uso de las tecnologías de los signos y símbolos se estableció a través del
discurso protestante. La Palabra de Dios se introduce como guía infalible de su presencia
en la sociedad, desarrollando los procesos de autorregulación en los eventos personales
de los individuos. El desarrollo de una apología bíblica les brinda a los ministros
protestantes el poder del ser y la autorregulación de la feligresía a través de sus
enseñanzas y de sus predicaciones que, en su mayoría, respondían al orden social
establecido. De esta manera se ha evitando la insurgencia del pueblo, con la utilización
del poder del Espíritu Santo y la introducción de un lenguaje político y social en la
conciencia de la Isla, a través de los diez mandamientos. De la misma forma, se ha
establecido el comienzo del desarrollo de la autorregulación del ser y el desarrollo del
dispositivo del pecado como agentes sociales presentes entre el bien y el mal en el
desarrollo de su formación social y política de la Isla.
Las tecnologías del poder determinan la conducta de los individuos, ya que son
las que le someten algún tipo de dominancia o de poder. Estas fueron introducidas con el
uso de la Biblia como fuente, guía y modelo de autorregulación del ser. La introducción
de la Biblia, como fuente de inspiración divina, dio paso al ordenamiento ético y moral
que necesitaría la Iglesia protestante americana en su lucha por el control social y
religioso de la Isla. A tenor con esto, varios ministros de la Iglesia protestante han
propuesto lo siguiente, yo te diría que la Iglesia se autorregula con la observación de la
Palabra de Dios y respondiendo de forma responsable a su relación con Dios. El
desplazamiento de la Iglesia católica logró la objetivación del sujeto, en sus nuevos retos
de la empresa laboral que se levantaba en la Isla por la Iglesia protestante para convencer
a los puertorriqueños de que los cambios sugeridos por ella eran necesarios para lograr la
126
salvación de sus vidas. El apóstol Pablo lo expresó en sus cartas cuando señaló: “El que
no trabaje que no coma”. El poder económico no tiene que ver con la salvación, pero
brinda un lugar de cercanía con Dios. Con la introducción de un nuevo lenguaje
imperial, modelado por la Iglesia, que hablaba a través del poder de Dios, se representó el
modelo de igualdad para los ciudadanos de la Isla con relación a los ciudadanos norteños.
Este sentimiento de igualdad se presentó como un lapso de la salvación proveniente de
Dios a una sociedad desamparada y sumergida en el pecado. Las nuevas tecnologías del
poder se desarrollaron a través del lenguaje introducido por la Iglesia y con el mismo, se
estableció el poder del trabajo como modelo de cambio y objetivación del sujeto en la
sociedad. La objetivación se desarrolló con la introducción de una nueva ética de trabajo
patrocinada por la Iglesia protestante y por sus ministros que, dentro del proceso del
desarrollo del capital, establecieron el desarrollo del reino de Dios en la tierra como parte
de la comunidad religiosa protestante que se guiaba por la doctrina del capitalismo en el
ejercicio de la religión dentro de dicha congregación religiosa.
Las tecnologías del ser permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o
con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma:
pensamientos, conducta o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de
sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o
inmortalidad. Estas fueron desarrolladas a través de la predicación de un mensaje ajeno
a la realidad social de los puertorriqueños con la introducción de un componente de fe y
el establecimiento de una moral religiosa a través del capitalismo, que solo respondería
al poder de Dios representado en la tierra por sus ministros. Estos fueron los escogidos
por Él y son los que gozan de su bendición para ejercer su autoridad a través de su
127
Palabra. El uso de esta se convierte en un dogma infalible y le otorga al discurso el
sentido del poder de Dios en su ejecución. La Biblia, una vez más, responde al uso de
las estrategias de poder introducidas por la Iglesia para poder mantener el control social
de los sujetos. La vía de la autorregulación tiene su vertiente en el orden establecido
por Dios en la Biblia, que se refleja en la salvación que Él ha establecido para el ser
humano.
El pecado, desde el punto de vista de la Iglesia protestante americana, es una
manera de mantenerse lejos de los procesos de la salvación; por lo tanto, mantener una
conducta social que responda al orden establecido y seguir las leyes, garantiza en la
Constitución la aceptación social y el reconocimiento necesario para apartarse del mal.
Sin embargo, el poder eclesiástico, en algunos concilios protestantes formula todo una
ética religiosa que se articula junto al poder de la Biblia, y crea la guía necesaria para
obtener el beneficio de Dios y ser bendecidos por el Espíritu Santo y así lograr
adecuarse al orden establecido socialmente. Como reflexión al respecto se ha señalado
lo siguiente, la separación de la Iglesia y del Estado fue formulada por Muñoz Marín en
la década de los cincuenta a través del poder político. El cristiano obedece las leyes y
se mantiene dentro de lo establecido como aceptado en la sociedad. De tal manera, se
desarrolla toda una ética religiosa que introduce con ella nuevos valores éticos, nuevos
significados del ser y la necesidad de la autorregulación y de los impulsos emocionales
y sexuales en la sociedad.
El posicionamiento del sujeto
El posicionamiento del sujeto, desde la visión foucaultiana, se centra en
comprender al sujeto en el desarrollo de las relaciones del poder y en la reproducción
128
de la subjetividad, las cuales están asociadas a las prácticas discursivas circunscritas a
los eventos sociales e históricos. Este es el modo en que el sujeto dirige su voluntad
con relación a los procesos del discurso que dejan de ser parte esencial de su vida y lo
convierten en parte integral de la vida en sociedad. El posicionamiento es una manera
de entender todos los discursos sociales que recrean el proceder histórico y cultural de
un tiempo determinado en los procesos de la historia de la sociedad y fomentan las
tecnologías del ser.
El sujeto en la práctica de la ética protestante, se rige por el desarrollo de una
ética y una moral que le permite su crecimiento en la vida en sociedad y fomenta el
ejercicio del poder dentro de las esferas sociales que corresponden al orden establecido
a través del trabajo. Este ha esclavizando al ser humano a los procesos apriorísticos de
un discurso que emerge del ejercicio del poder establecido por el Imperio. Este poder
corresponde a un orden social, establecido en la política y la economía que responden
al desarrollo de la creación de las leyes naturales y sociales que se establecen como
parte del desarrollo de las tecnologías del poder.
El posicionamiento del sujeto responde al desarrollo de una ética y una moral
que se rige por la religión, la cual regula la vida de los sujetos a través del poder del
Estado y el uso de la Biblia como parte de las tecnologías del ser y del poder. Estas se
constituyen en el modelo de salvación aceptado por Dios. El dispositivo introducido
como pecado es aquel que responde al establecimiento del orden dentro del discurso
protestante. El principio moral de la culpa y el sentido de la pérdida de la salvación por
causa del ser mismo, ejecutan en sí mismos una ética que regula el pensamiento y el
interés social de los individuos. El poder es utilizado con el fin de lograr el sentido más
129
complejo del propósito de Dios en la vida de los seres humanos: brindarle al ser
humano su bendición. Los bendecidos al reino, son aquellos que gozan de la bendición
de Dios, los escogidos, los que están cerca de Él, ya que ellos siguen sus preceptos y
sus ordenanzas; son los adecuados socialmente que evitando el castigo y la culpa. Esto
responde al rechazo de todo lo mundano con un compromiso con un evento espiritual
que es regido por el poder del Espíritu Santo como guía y formulador de un principio
ético y moral que respondió al desarrollo de la evangelización en la Isla.
El sujeto protestante no se inmiscuye en los procesos sociales, políticos y
económicos, ya que es un hecho la necesidad de lograr la prosperidad y la adquisición
de riqueza para poder acercarse al proyecto de salvación de Dios. Sin embargo, este
poder responde al hecho histórico y cultural del proceso de la evangelización que fue
llevado a cabo por los ministros protestantes americanos establecidos en la Isla. Al
responder al poder instituido por las leyes establecidas en la Biblia, se desarrolla en el
sujeto la necesidad de la autorregulación del ser para participar activamente en el
proceso salvífico de Dios y en la introducción de los procesos naturales establecidos en
la política, la cultura y en la economía que se viven en la Isla y se rigen por el bien
colectivo; por lo cual, la voluntad de Dios se cumple en la sociedad.
Cuando el sujeto responda a una ética religiosa, que tiene su desarrollo en los
mandamientos bíblicos y los estatutos establecidos por el poder eclesiástico con el fin
de regular su conciencia religiosa, creará la ideología del poder religioso y político que
se conocerá como la moral religiosa del ser, la cual se suscribe a una ética política que
regula la vida del ser humano en el desarrollo del trabajo útil. Esto ha sido expresado
por varios ministros, los cristianos obedecemos las leyes y nos sometemos a las leyes
130
del Estado. Los cristianos no derogamos las leyes; las obedecemos y las mantenemos
como la esencia de la sociedad instruyendo a la feligresía a trabajar para ayudar a la
Iglesia en su desarrollo social. Este poder está establecido por el calvinismo, el cual
exponía que Dios establecería su reino en la tierra a través del trabajo y el desarrollo del
poder económico. El sujeto protestante se separa del dispositivo del pecado a través de
la penitencia del trabajo y del arrepentimiento de su alma. El proceso de culpa se
genera como mecanismo de autocontrol para no confrontar el poder político, social o
económico establecido que comprometa su relación con el Imperio sobre la Isla. Sin
embargo, parte del discurso protestante establecido por los ministros fue crear una
propaganda de consumismo y de dependencia social. Cuando los procesos económicos
establecidos por el poder del nuevo regente les dieron su posición de fiscal del pueblo a
los latifundistas americanos con la llegada de las bases militares a Puerto Rico, se
establece una sensación de olvido y de dependencia social. Esto creó un conflicto
social en Puerto Rico ya que la pobreza, en lugar de desaparecer, aumentó creando un
estado de dependencia colectiva al poder de los nuevos dueños del país. Como
reseñaron Colón-Reyes (2006) y Piñeiro-Cádiz, (2008), la Isla se empobrecía cada día
más y sufría el abandono social por parte de los nuevos regentes sin la intervención del
gobierno instaurado en la Isla. Como resultado, esta situación creó un posicionamiento
del sujeto complacido con la diezmada economía del país y con las sobras que el
Imperio enviaba a la Isla como ayuda institucionalizada para detener la pobreza.
El establecimiento de los dispositivos que regulan el poder y el ser se sostienen y
se fortalecen en la reglamentación de la moral religiosa y en las leyes impuestas en la
normalidad. Estos elementos están íntimamente ligados al discurso religioso y establecen
131
las pautas del ser. De esta forma, crean el actor del cuerpo definiendo toda la dinámica
social en el ámbito económico, político y social del puertorriqueño. Su propósito
consiste en crear un sujeto que responda al orden social, político y económico en función
de la normalidad, permitiéndole al Estado su ejecución según las leyes racionales,
naturales y divinas. Por lo tanto, el Estado posee su propia racionalidad en el desarrollo
de su función como ejecutor de los diferentes procesos de segregación en el desarrollo de
la sujetivización del ser.
El desarrollo de la subjetividad
La subjetividad es creada en las diferentes distribuciones del poder político,
cultural, religioso y económico y responde al momento histórico en el que se construye.
Este es el modelo en que el sujeto hace y desarrolla su experiencia de sí mismo, pero esta
experiencia no es necesariamente la experiencia de todos por igual; es la experiencia
particular del mundo en que vive y se desarrolla el ser humano. En cada momento
histórico este construye sus propias y diferentes formas de subjetividad.
La subjetividad del ser humano se ha logrado por el uso del capital a través de los
reclamos bíblicos del uso del tiempo de manera adecuada. Dentro de la Iglesia se
desarrolla un capitalismo disfrazado por el uso del poder del discurso protestante (ética,
moral y religioso) que niega la infiltración del capitalismo en los procesos de
evangelización como un modelo de subjetividad modificado a los intereses económicos
de un grupo élite que dirige y gobierna el destino de la Iglesia protestante en la Isla. A
modo de reflexión se indica que, Dios desea que sus hijos vivan sin necesidad, sin
sufrimiento, además el poder económico le permite a la Iglesia ejercer su influencia
social y política. Sin embargo, dentro de este movimiento lo que se busca es la
132
prosperidad de algunos y la pobreza del Otro. De manera que la construccion del reino
de Dios es una creación discursiva del poder del capital en el sostenimiento y en la
diferenciación de las clases sociales dentro de las Iglesias.
Dentro del proceso de la subjetividad se desarrollan las tecnologías del ser, las
cuales se dirigen a la negación de la naturaleza del ser humano (el ser humano responde
al proceso de autorregulación expuesto en la Biblia y se sumerge en la experiencia de la
espiritualidad abandonando sus lazos con el mundo natural), quien entrega su voluntad a
un código ético y religioso establecido por el poder de la Iglesia. Para lograrlo, la Iglesia
introduce el poder del Espíritu Santo como un mecanismo de autorregulación y de
dominancia doctrinal en el desarrollo de la vida del creyente. Por otro lado, se introduce
un mecanismo de dominancia y de poder con la introducción de un lenguaje religioso que
tiene su desarrollo en los diez mandamientos establecidos por Moisés para mantener el
poder y el orden dentro del pueblo a través de la concepción del pecado.
El desarrollo de las estructuras disciplinarias establece los límites del poder de los
miembros de las Iglesia, pero beneficia el desarrollo del poder ejercido por los ministros
en su ejecución como símbolos del poder de Dios en la tierra. Estas pueden ser
estructuras de reclusión o de segregación social ya que dentro del alcance del poder
ministerial, está lograr establecer quién es aceptado o rechazado por Dios. El uso de este
tipo de poder religioso tiene un efecto en la libertad del ser humano, ya que el mismo se
convierte en parte de una doctrina de segregación dentro del proceso de adoctrinación del
sujeto sin medir las consecuencias de este acto en la vida social. Hay que entender que
los procesos de las estructuras disciplinarias de segregación y de reclusión no han
desaparecido dentro de la Iglesia protestante; solo han sido modificados para poder
133
prolongar el uso del control y el establecimiento del poder en una esfera social menos
represiva, pero que son efectivas en su ejecución. No es que haya desaparecido la
segregación, la reclusión y el poder de la disciplina, solo han cambiado las estrategias y
los modos de disciplinar, ya no desde la vigilancia de las almas, sino desde el control de
los deseos a través del consumismo.
Este hecho supone que el sujeto se posiciona ante el discurso bajo el desarrollo de
la moral religiosa y el desarrollo de una ética que descansa en la interpretación de la
Biblia y de las cartas o predicaciones, que a su vez establecen los ministros en sus
dominaciones religiosas. El posicionamiento del sujeto puede darse de manera
armoniosa con todo lo expuesto por los ministros como los custodios de la Palabra de
Dios en la construcción del ser en las esferas espirituales. El poder de la ética y la moral
religiosa está desarrollado con el fin de modelar un nuevo sujeto incorporando en él
nuevas tecnologías de control emocional que dieran validez a la política del Imperio
sobre la Isla. La búsqueda de la salvación lleva al feligrés a la búsqueda de la vida a
través del perdón y de la sanación espiritual. Esto permite que el sujeto cree una nueva
objetivación social donde pueda apartarse de todo lo terrenal, es decir de la política, de la
economía y de los procesos culturales dando paso a la selección del Camino (la
formulación de la vida en el mundo espiritual enseñado por Jesús en los Evangelios)
establecido por Dios y de esta manera rechace de su vida el poder del pecado.
El modelo de evangelización americana respondió a un adoctrinamiento
emocional del puertorriqueño e hizo de la sociedad insular el modelo de los cambios
políticos, sociales y culturales que las iglesias aceptarían como parte del poder manifiesto
de Dios para otórgale la salvación a los desvalidos de la tierra. Dentro del poder de la
134
americanización, el poder ejercido por las instituciones que le acompañaban no sería
cuestionado, por ser parte de la introducción de una ética de salvación y de la regulación
de la vida. La introducción de nuevos proyectos sociales, con las bases del poder en la
salvación y con un registro emocional en la creación de la subjetivación en el lenguaje de
la Biblia, establecería el comienzo de la segregación de un grupo conocido como los
escogidos y los pecadores. Estos últimos son los enemigos del poder de Dios y por la
cosmovisión calvinista, eran enemigos del poder del Estado. El cual representaba al
Imperio en todas sus manifestaciones políticas, sociales y económicas. El
establecimiento del reino de Dios en la tierra solo responde a los intereses de los
poderosos que sostienen su fuerza económica y su poder político en la sociedad dentro de
la Iglesia. En torno a esto, varios ministros protestantes han expresado lo siguiente, el
establecimiento del reino de Dios responde a la necesidad de la permanencia de la Iglesia
en la sociedad. La necesidad de la introducción del trabajo productivo alejaría toda
sospecha del poder imperial y el desarrollo cuasi-militar de la segregación social y
política de la Isla. Sin embargo, la introducción de toda una enseñanza calvinista en la
Iglesia lo que hizo fue reafirmar el poder del Estado opresor y cómo este en sus distintas
modalidades, ha utilizando los recursos disponibles dentro de la Colonia para crear el
modelo de la subjetividad en dos vertientes: 1. El sujeto que se incorpora a la fuerza
productiva para entrar al poder del capital y lograr ganancias a su favor, manteniendo aún
un sentido de conformismo y respeto por el Estado opresor, y 2. El sujeto desvalido que
no busca oportunidades de crecimiento por comprender que el Estado presente y el
Estado opresor son los dueños de sus destinos, convirtiéndose en un ser conforme ante las
demandas del estado beneficiándose de las ayudas sociales provistas por el Estado.
135
Por último, podemos afirmar que Foucault sabe que el cristianismo tiene una
práctica de sí y la describe calificándola como hermenéutica del sujeto, que es una forma
de dominio de sí mismo. Este dominio propio del ser tiene como base el desarrollo de la
ética y de la moral que regula el pensamiento del ser. De esta forma se crea la
subjetividad del ser basada en los criterios religiosos y sociales que fundamentan el
desarrollo del poder económico y el establecimiento del poder del Estado sin ser
cuestionadas.
Esta ética moral es radical en su desarrollo religioso, ya que ha creado todo un
mundo de simbología y un lenguaje espiritual que se alejan de la corriente social natural
para crear una sub-cultura religiosa y social que no responde al desarrollo político y
económico que vive la Isla. En su ejecución del poder, esto puede dar paso a una nueva
praxis de saber y del poder basado en el control social de la personas que frecuentan las
Iglesias protestantes americanas. Este señalamiento ha sido objeto de discusión en
algunos coloquios religiosos protestantes donde se ha sostenido que, todo movimiento
posee el poder de convencer, por lo tanto es un mecanismo para mantener y favorecer
cualquier tipo de ideología. Esto nos proporciona un conocer y saber de cómo, dentro de
los procesos de la subjetividad, se mueven las ideas y los pensamientos a favor de los
líderes religiosos que controlan el mundo social, cultural y político de un grupo de
mujeres y hombres que renunciaron a todo lo material por amor a Dios.
136
CAPÍTULO IV
ANÁLISIS DEL LENGUAJE UTILIZADO EN LA EVANGELIZACIÓN POR
LOS MINISTROS PROTESTANTES NORTEAMERICANOS EN LOS
PROCESOS DE LAS TECNOLOGÍAS DEL PODER Y DEL SER Y SUS
IMPLICACIONES PSICOLÓGICAS
El Análisis Crítico del Lenguaje, como lo propuso Foucault, tiene sus bases en la
genealogía y la arqueología de la historia como reseñó Castro (2004, p. 178):
Para la historia, en su forma clásica, la discontinuidad era, a la vez, lo
dado y lo impensable: lo que se ofrecía en forma de acontecimientos
dispersos (decisiones, accidentes, iniciativas, descubrimientos) y lo que
debía ser delimitado por el análisis, reducido y suprimido para que
aparezca la continuidad de los hechos.
Estas pretenden darle un sentido a los eventos históricos ocultos en algún periodo
histórico de los pueblos, donde los sujetos son participantes activos de los mismo y son
lo autores de su propia historia. Van Dick (1994, p. 12), propuso sobre el Análisis
Crítico del Lenguaje lo siguiente:
Dentro del Análisis Crítico del Lenguaje se busca identificar la noción de
poder que involucra el concepto de control sobre dos instancias: los actos
de las personas y la mente de las personas; es decir, hablar de poder es
hablar de control.
El fundamento del discurso es construccionista ya que se construyen realidades
discursivas a favor del poder. Es decir, el lenguaje es más que las palabras; hay un
137
discurso que vive dentro del lenguaje. El análisis del discurso se concreta cuando se
examina de qué manera el lenguaje construye la realidad social.
Por lo tanto, cada discursividad tiene una expresión social que responde a un
evento histórico particular. La misma pretende dar una noción de los hechos y revelar
los datos históricos que revierten su experiencia en los procesos del discurso en el ser
humano y como este afecta su desarrollo y su integración en la sociedad. Sobre este
punto, Casper (2012), reseñó lo siguiente:
La teoría crítica trata de desenmascarar cómo la ciencia deforma
ideológicamente la realidad social, moral y política disfrazando las
causas de los conflictos para someter a las personas a las relaciones de
poder.
Es por esto que el Análisis Crítico del Discurso nos permitirá hacer un análisis
social y conductual de la sociedad puertorriqueña dentro de los procesos de la
evangelización llevada a cabo por los ministros protestantes norteamericanos llegados a
la Isla luego de la invasión del 1898. Como instrumento de análisis, este permitirá
realizar un acercamiento a la psicología de los procesos del ser en la vida de los
puertorriqueños en el periodo seleccionado en la historia de isla de Puerto Rico.
Si retomamos los quinientos años de coloniaje de la isla de Puerto Rico por
parte de dos imperios, el Español y el de los Estados Unidos de América, se debe
comprender que los procesos históricos y sociales han sufrido accidentes culturales que
han afectado el estado de ánimo de la conducta de los puertorriqueños. La lucha por el
poder se centró en las estrategias de control de ambos imperios los cuales han marcado
los procesos culturales, políticos, económicos, religiosos y sociales dentro de la
138
conciencia de los puertorriqueños. De esta forma, desarrollaron en la historia de Puerto
Rico un andamiaje históricos y cultural que ha marcado la identidad social y cultural
de estos, creando así una posible percepción en la identidad nacional de inseguridad y
de poca integración nacional. De igual manera, esto afectó la conducta de los mismos
por la infiltración de las tecnologías del poder y del ser establecidas por parte de ambos
imperios.
A través del uso de la propaganda, los imperios persiguieron crear una
subjetividad en la vida de los colonizados sin tomar en consideración su desarrollo
emocional, social, político y religioso. De esta manera se crea en el colonizado trauma
histórico provocando que este pierda su autonomía y su identidad como sujeto histórico
dentro de los límites de la Colonia.
El desarrollo de la evangelización llevado a cabo en Puerto Rico, desde el 1898,
tenía el propósito imperial de lograr la integración y los cambios sociales necesarios
para alcanzar la anexión política, social, religiosa y económica de la Isla y así destruir
los procesos históricos presentes en la vida de los puertorriqueños. Para lograrlo, el
desarrollo de la propaganda debería responder al modelo histórico y cultural del nuevo
regente, donde parte de estrategia de acción seria usar la integración de la
evangelización como parte de un modelo de las tecnologías del poder a favor de la
estratagema discursiva utilizada por el Imperio. Esta estratagema constituiría el modelo
útil a usarse para lograr la subjetividad social de la Isla con el propósito de brindarle la
salvación que necesitaba de parte de Dios ya que la Isla estaba abandonada por Él. Este
trabajo fue llevado a cabo por los ministros protestantes norteamericanos que llegaron a
Isla y respondieron al deseo de integrar una visión social y cultural americanizante que
139
pretendía lograr la eliminación de los procesos históricos y sociales (eliminar la cultura
española y el legado religioso de la Iglesia católica) antes de la invasión del 1898.
Visto desde otro punto de vista, la evangelización fue el agente que le dio sentido a los
procesos de subjetivación en la vida de los puertorriqueños por parte del imperio
norteamericano, la introducción del dispositivo del pecado, dentro de las estratagemas
discursivas del Imperio, fue necesaria para hacer que la cultura española y las
costumbres de la Iglesia católica fueran desprestigiadas, por el poder de las fuerzas y de
esta manera evitar la afirmación política y cultural de la Isla durante la ocupación
norteamericano.
La realidad histórica de Puerto Rico ha demostrado que la invasión llevada a
cabo por los norteamericanos no venía acompañada de intenciones de paz, como había
ocurrido en Cuba. Todo lo contrario, el modelo utilizado por el Imperio fue garantizar
un sentido de paz y de igualdad en el cual el poder ejercido por la ocupación buscaba la
integración de la cultura del puertorriqueño para crear un esquema de poder, que
marginó el saber y el poder del puertorriqueño. Esto pudo evidenciarse cuando, dentro
del proceso arqueológico de la historia el poder de la ocupación se dedicó a la
deconstrucción de los procesos sociales, religiosos, económicos y político con la
imposición de un nuevo modelo político, social, religioso y económico que solo
respondió a los intereses económicos imperiales en la Isla. Este hecho se evidenció
con el análisis genealógico histórico, donde el Imperio en su propaganda utilizó un
lenguaje religioso con la intención de crear un modelo de subjetividad en la Isla. El
modelo de evangelización utilizado por las Iglesias protestantes americanas llegadas a
la Isla detonó el poder del Imperio cuando comenzó la reconstrucción religiosa, social,
140
económica y política desarrollando un sentido de auto ayuda a través de la
transformación en la mentalidad del puertorriqueño con relación a la aplicación de
dicho poder. Esto facilitó que el Imperio instaurara su régimen político, militar,
económico y religioso, ausente en los procesos históricos de la cultura del
puertorriqueño. Esta cultura fue sumergida en un mundo de contradicciones y de
placeres que, más que liberar la conciencia de la Isla, la sumergió en la desrealización
cultural de Puerto Rico alejando a los puertorriqueños de sus procesos históricos
naturales. Esto permitió el desarrollo de la subjetividad del ser, ya que el sujeto se
posicionó en la realidad histórica del lenguaje religioso que le presentó un mundo de
igualdad y de oportunidades y de crecimiento dentro de un poder económico y social el
cual le garantizaba el saber y el poder a las élites seleccionadas por Imperio. Sin
embargo, la historia ha demostrado que muchos de los puertorriqueños no pudieron
alcanzar estas oportunidades de igualdad social, económica y políticas por no tener la
capacidad de poder participar activamente en el nuevo modelo político, económico y
social que se desarrollaba en el poder religioso que se levantaba en Puerto Rico. Por el
contrario, muchos perdieron su esperanza y su confianza en la dignidad del poder del
nuevo regente (Trías-Monge, 1999) que no demostró ningún grado de interés en los
asuntos internos o externos de la Isla. Dentro de las promesas de igualdad y bajo el
concepto del trabajo digno como parte del legado del amor de Dios, los puertorriqueños
comienzan a ser objetivados por el poder del nuevo regente que solo respondía a su
Destino Manifiesto. Para lograrlo, se debió desarrollar en la Isla todo un proceso de
subjetividad basado en la promesa de igualdad en las leyes insulares establecidas por el
Imperio. Sin embargo, esta promesa de igualdad también introdujo en la Isla y en sus
141
habitantes el desamparo, la pobreza, la dependencia social junto al temor de perder la
igualdad internacional por miedo a confrontar la política y la religión que impuso el
nuevo regente. De esta manera el puertorriqueño se enfrentó a la desesperanza
económica y al temor de perder la protección militar del Imperio invasor.
Como puede observarse, la evangelización fue un movimiento estratégico del
poder del estado invasor el cual no impuso su régimen militar, pero sí estableció su
régimen marcado por la propaganda a través de un movimiento religioso que respondía
a todos los principios de la cultura norteamericana. Este representaba todas las
instituciones y pensamientos americanos, es decir, la política, la economía, la cultura y
la educación insular. Dentro de la realidad social de la Isla los habitantes, deseosos de
salir del abandono que sufrieron por parte de la corona española y esperanzados en la
otorgación de la independencia por los Estados Unidos, se sometieron al
establecimiento de las tecnologías del poder y del ser para lograr la integración social
insular a los procesos sociales y políticos que facilitaron la intervención del Imperio en
las relaciones políticas, sociales, económicas y religiosas.
En resumen, la evangelización fue un proceso de transformación económica de
la Colonia a favor de los poderes conferidos por el Imperio los cuales, limitados en
todas las esferas de la sociedad puertorriqueña, fueron vistos por muchos líderes como
el comienzo de una transformación social necesaria para la Isla. Esta transformación
social creó una disonancia en la conciencia y la salud emocional de un pueblo que se
vio comprometido con su desrealización como nación y aceleró su confusión social por
el poder invasor. Dentro de las privaciones que le permite la invasión a la Colonia, se
comenzó por eliminar todo residuo de resistencia y todo recuerdo de la identidad
142
española en esta. Para alcanzar dicho objetivo, se incorporan las tecnologías del poder
y del ser que se utilizaron para lograr objetivar y subjetivizar la vida de los
participantes de los procesos en la Colonia. En Puerto Rico, las fuerzas establecidas
por el Imperio para lograr la subjetividad del puertorriqueño comenzó con una
educación que respondía al poder y al interés de los líderes militares establecidos en la
Isla (Negrón-Montilla, 1990). Para crear una subjetivación del puertorriqueño con
menos resistencia emocional, se introducen las Iglesias protestantes americanas en la
Isla (Silva-Gotay, 1997) a las cuales se les brinda una dote patriarcal en el ejercicio de
su función evangelizadora. Este actuó como una fuerza para objetivar y subjetivar al
sujeto y así lograr los propósitos de control social y mental (Van Dick, 2006). Esta
visión contemporánea del Imperio respondió a sus intereses económicos y políticos en
la historia de la Isla, la cual fue utilizada para crear un mundo de expansión de la
americanización en la cultura puertorriqueña sin el ejercicio del poder militar
desplegado en esta. Los norteamericanos hicieron de la evangelización un fenómeno
social que no fue regido por la bondad, como lo expresaron los representantes de las
diferentes utopías religiosas presentes en la Isla las cuales se distinguen por mantener el
pensamiento histórico y social impuesto por el Imperio sobre Puerto Rico.
Debemos comprender que la evangelización tuvo un efecto en los procesos
sociales y emocionales de la Isla, los cuales se han dejado sentir en los procesos de
segregación y en la creación de pequeñas comunas sociales (Colón-Reyes, 2006 y
Piñeiro-Cádiz, 2008). Estas comunas se alejan de los procesos de la normalidad social
desde la visión contemporánea del Imperio. Como hemos analizado la evangelización
cumplió con su propósito de lograr que la Isla y sus habitantes respondieran a los
143
intereses del Imperio sin prestar oposición al pensamiento establecido a través de la
propaganda (Chomsky, 2003). La propaganda religiosa llevada a cabo por el nuevo
regente se estableció como la gratificación emocional del Imperio gracias a sus logros
económicos y sociales en una tierra virgen que no conocía la violencia emocional como
medio de insurgencia ante el opresor. De esta manera el Imperio, al llevar a cabo los
cambios religiosos y sociales, no tomó en consideración la vida emocional de los
puertorriqueños, ya que los líderes militares asumieron el control absoluto de las
libertades del pueblo sin considerar el estado emocional que esta acción podría generar
en la vida de estos. La implantación de la evangelización en la Isla introduce un nuevo
discurso acompañado de una nueva simbología social que respondía a la cadena de
sentimientos americanizantes. Esta simbología religiosa estaba lejos de respetar la
cultura insular establecida por los españoles, por el contrario, la confrontaba y la sacaba
de la conciencia de los puertorriqueños con el fin de lograr la empresa imperial. El
objetivo de dicha empresa consistía en subjetivizar al puertorriqueño y alejarlo de sus
raíces nacionales para que, a través de la propaganda, comenzara la aceptación y el
surgimiento de un compromiso social, político y económico con el nuevo regente. Con
el desarrollo de la subjetividad en los puertorriqueños se generaba un cambio en los
esquemas sociales y personales, lo que crearía un grado de tensión emocional en su
conciencia. Sobre este asunto Žižec (2003, p. 23), expuso lo siguiente:
…ellos saben bien lo que hacen, pero aun así, lo hacen, la razón cínica
ya no es ingenua, sino que es una falsa conciencia ilustrada… de la
mentira que reina en el discurso.
Dentro de este discurso se asoma la falsedad y la hipocresía de la ideología
144
religiosa oculta la cual impulsaba el poder del capitalismo como nexo de unión entre el
nuevo regente y la Isla. La realidad social demostró que esta unión se movió en contra
de la salud emocional de los que estaban subordinados por el poder del Estado, ya que
estos no tenían libertades para confrontar las decisiones políticas, económicas, sociales
y religiosas que se introdujeron en la Isla. La esperanza y las falsas expectativas de
libertad creadas por los puertorriqueños ante la llegada de los norteamericanos guiaron
a muchos de estos a la pobreza y a la desesperanza social (Piñeiro-Cádiz, 2008)
desarrollando las desventajas emocionales que sufren los que son víctimas de las
privaciones creadas por los imperios en los procesos de colonización.
Dentro del discurso se descubre una racionalización que responde al orden de lo
simbólico. La simbología se adecuó a los procesos de la colonización en Puerto Rico
con la introducción de la Biblia, la cual fue utilizada como un mecanismo de
autorregulación en la conciencia del puertorriqueño (Silva-Gotay, 1997) que hizo
posible se plasmara en la Isla el comienzo de la integración de los procesos de la
americanización. Estos procesos respondían al poder de la metrópolis con el fin de
mantener el orden establecido, negándole a la Isla sus procesos de auto realización
social, emocional, económica y político (Trías-Monge, 1998). De tal manera, el poder
de las tecnologías se desarrollaba con el fin de crear una simbología religiosa en la
construcción y el uso del poder del bien y del mal para mantener la objetivización de
los puertorriqueños y así llevarlos a concretizar, a través del discurso su integración
social y política en la empresa laboral del Imperio. Esto ocurre sin que el sujeto
objetivizado cuestionara la realidad social en la que estaba subordinado y sin que
procesara su legitimización cultural. De esta forma se aleja de su identidad personal,
145
ante las fricciones de poder creadas por el Imperio quien lo lleva al proceso de la
subjetividad en la vida de los puertorriqueños.
La Biblia fue utilizada como un instrumento de integración social por un
movimiento religioso poderoso en Puerto Rico. Esta facilitó el comienzo de la
objetivización del sujeto y su impronta confrontación con la vida actual y su relación
con la vida venidera. Para una Isla con bases religiosas en las creencias de la Iglesia
católica, este nuevo despertar a la realidad de un dios benévolo y a un dios de la
venganza traería confrontaciones emocionales y conflictos sociales ante el uso de una
propaganda que buscaba la autorregulación del ser y le robaba los esquemas cognitivos
de libertad al puertorriqueño a través de la sugestión religiosa que se marcaba en el
espacio de cambios experimentados por la Isla.
La simbología que se desarrolla con la introducción de la Biblia, trae con ella el
desarrollo de un dispositivo conocido como pecado, que en su peculiaridad y simpleza,
enfatiza el desarrollo del mal en los seres humanos. El mismo se obtiene por la
herencia religiosa y se interpreta a través del decálogo de las leyes de Moisés y la
renovación del pacto con Dios en el Nuevo Testamento (Colón-Hernández, 1999). Que
respondería a las estructuras de la racionalidad política, social, económica y religiosa de
la metrópolis. La infracción a las leyes de Moisés y el abandono de las enseñanzas de
Jesús desencadena en los seguidores de esta facción religiosa el desamparo de Dios,
junto al desamparo legal del poder del Estado, este orden social en su estructura
representa el orden social que venera la era patriarcal del Imperio. Esta confrontación
emocional aleja a los fieles de la normalidad social y plantea el poder del diablo como
fundamento de los problemas emocionales en la vida de sus seguidores, ya que estos
146
han renunciado a ser seguidores de la Palabra de Dios. Estos fieles renuentes a
mantenerse en el colectivo de la normalidad, violan los derechos políticos, sociales,
económicos y religiosos de los demás miembros de la sociedad. En este grupo religioso
se encuentran los líderes de la Iglesia católica y los líderes políticos que reclamaban la
independencia para la isla de Puerto Rico.
Los procesos de la simbología tienen como fin desarrollar un discurso que sea
homogéneo y responda a la realidad histórica y cultural del sujeto, por lo cual, este
discurso es determinado por las fuerzas que gobiernan los estadios sociales de la
Colonia. De esta manera el discurso perpetúa y responde a las diferentes formas y
maneras del poder del colonizador que mantiene la perpetuación de la objetivización
del colonizado, por lo cual el discurso responde al poder de la subjetividad del ser. La
subjetividad del individuo responde al mundo sensorial, en el cual las emociones
gobiernan y los sentimientos se confunden con la razón del sujeto en su mundo natural.
Es aquí donde el discurso tiene su razón de ser y se articula como un todo
funcional donde las experiencias sensoriales del individuo se confunden con el mundo
racional. Desde este punto de vista es que parten los procesos emocionales y la
compresión de la personalidad en el mundo natural del sujeto. De esta manera se crea
el desarrollo de los procesos emocionales y la comprensión social que objetiviza al
sujeto, el cual se desarrolla dentro del proceso del idealismo de Descartes y el dualismo
de Hegel. La realidad está en la mente, por lo tanto, se crea un mundo donde la razón y
el materialismo son parte integral del sujeto. De esta manera, la realidad no puede ser
cuestionada ya que ha sido creada en la subjetividad del ser. Si se afirma lo anterior,
entonces el mundo responde a la experiencia activa del ser humano, por lo cual, todo lo
147
que el ser humano vive es un engaño ya que la razón responde al mundo sensorial. Si
el mundo sensorial se dirigen las emociones del ser humano, entonces el proceso de
objetivización se relaciona con el conflicto del yo con relación al Otro, cómo se
revierten las experiencias del poder y cómo estas afectan el desarrollo emocional del
sujeto.
Esta experiencia daría paso a los procesos de la realidad social del sujeto ya que
él puede crear su mundo. De ser así, el proceso de la ideas construccionistas responden
al interés social del poder (Niklas-Bornhauser, 2006) por lo tanto, el sujeto responde a
la expresión de los sentidos que se revierten en la búsqueda de los símbolos en la
estructura del discurso.
Retomando el problema del discurso religioso establecido en Puerto Rico por
las Iglesias protestantes americanas luego de la invasión de 1898, el mismo se ha
desarrollado en una complejidad simbólica en su construcción y en el uso de los
principios éticos y morales en la sociedad puertorriqueña. Si dentro de este paradigma
simbólico introducido en Puerto Rico el ser humano se convierte en un ser simbólico
ante la deidad, entonces este se convierte en una ilustración de la deidad descubriendo
la finitud de su vida con relación al poder de esta. Es aquí donde la ética responde a la
experiencia del ser humano en su juego de ideas y principios y en su relación con la
deidad dentro del mundo de la simbología social. Este mundo abarca la explicación de
su integración social ante la deidad como un agente formulador de su experiencia social
la cual no rivaliza con el poder del Imperio. La paradoja del discurso religioso
descansa en que, tanto la deidad como el ser humano, ambos son reflejos de la
normalidad social. Desde la visión contemplativa, Dios es la sociedad y la sociedad es
148
Dios; por lo tanto, es ingenuo pensar que Dios es una fuerza que se interpone en lo que
pienso y lo que soy. Esta creación del discurso religioso en el ser humano lo lleva a la
búsqueda del significado de la vida y a la compresión de mundo sensorial que se refleja
en la expresión del juicio social. Esto es parte del cuestionamiento del hombre que se
acomoda a la realidad emocional en el desarrollo de la vida en la sociedad donde el ser
humano responde a los problemas y a los sentidos de la percepción sensorial. Este
hecho en pocas palabras se puede traducir en la función social del ser humano
objetivizado con relación al desarrollo de la subjetividad. Cuando la percepción del
ser humano conflige con el mundo sensorial y los esquemas introducidos por años en la
vida de este, son alterados y cambiados con nuevos esquemas cognitivos que impulsan
el sentido de impotencia y la permanencia inmueble del ser. Al no responder a los
cambios que sufre en su entorno, entonces este da paso al proceso de la subjetividad
del ser.
Como se sabe, los esquemas sociales tienen una gran influencia sobre los
esquemas cognitivos en los seres humanos. Los cambios sociales representan
resistencia o aceptación en las esferas emocionales y en ocasiones se contemplan como
una carga subjetiva o se pueden interpretar como cambios propuestos a los procesos
sociales. La lucha por incorporar en la vida de los puertorriqueños unas nuevas
tecnologías del poder y del ser conllevó cambiar todo un componente cognitivo social
que respondía a la cultura española. Cambiar la indocincracia española por la
norteamericana creó sin duda toda una lucha de esquemas emocionales las cuales han
desarrollado un conflicto en las emociones permitidas a los puertorriqueños. Las
cogniciones responden al orden del discurso y el discurso responde al poder, de manera
149
que la vida de los puertorriqueños sufrió cambios inesperados que influenciaron su
identidad personal, social y emocional. La implementación de una conciencia que
respondiera a los nuevos esquemas cognitivos y a la trasformación de los valores
presentes en la sociedad puertorriqueña se traduce en la lucha de poder por parte de los
aparatos del Estado por mantener el orden y llevar normalidad a la sociedad.
Dentro de los procesos de la integración social se espera que el sujeto responda
a los patrones de la normalidad. Dentro del mundo de la razón la normalidad está
establecida por el poder. Este mantiene el orden cuantitativo y cualitativo de la
sociedad sosteniendo el balance del consciente racional de la personalidad, de aquí que
el sujeto sea un ser subjetivado por la sociedad (Foucault, 2006) de acuerdo a la
realidad histórica en la cual vive. Esto se espera que ocurra en una sociedad libre
equilibrada y dirigida a mantener el control del sujeto con relación al positivismo lógico
que responde al mundo del idealismo hegeliano.
En una sociedad llena de accidentes culturales, sociales, políticos y económicos
como los sufridos en la sociedad puertorriqueña, este idealismo responde a los deseos
de igualdad de los que buscan en sus con ciudadanos del norte la igualdad y no el
rechazo. Si esta es la percepción de algunos de los puertorriqueños que se miran en el
espejo del Otro como iguales, pero viven en las desventajas políticas, económicas,
sociales y culturales esto debe producir algún tipo de incoherencia emocional en el
desarrollo de la personalidad del puertorriqueño. Este proceso se podría comparar con
el sujeto neurótico de Freud, ya que el ser humano responde al orden establecido por el
poder y las tecnologías del ser en el cual, negándose al sentido de la lucha contra la
afirmativa social, reflejaría un sujeto dentro de la normalidad y por lo tanto, lleno de
150
una disciplina emocional que le permitiría ser parte de mundo conocido como
normalidad. Si por el contrario, el hombre neurótico de Freud presentara en su
conducta la negación del orden establecido, se le relacionaría con un ser sin disciplina
emocional, por lo cual sería un desajustado social. En la sociedad norteamericana fue
Aarón T. Beck, en los años sesenta, quien llamó a estos procesos esquemas de
distorsiones cognitivas. Estos crean algún grado de afección emocional que afecta la
habilidad del sujeto para comprender su entorno llevándolos a renunciar a la búsqueda
de la felicidad.
En una sociedad como la puertorriqueña donde la mayoría solo han sido
instruidos en la bondad del Imperio, y sin la inestabilidad cognitiva que sufrió la
mayoría de los puertorriqueños en los procesos de la colonización del 1898, aún
sufrimos de las distorsiones cognitivas que enfrenta la Isla en la política, en la
economía, en los cambios culturales, en los cambios religiosos y en los cambios
sociales, en los cuales la complejidad de los procesos cognitivos producen cambios
emocionales inesperados en muchos de los puertorriqueños. Al ser así, no podemos
dejar de pensar que la conducta emocional del puertorriqueño está bajo un constante
bombardeo de ideologías y tecnologías del poder que afectan el panorama emocional
del sujeto. Este está a merced de las luchas por el control social y su permanencia ante
la segregación emocional que vive la Isla por su rechazo a nivel internacional como
nación.
Retomando lo planteado por Albizu-Miranda y Matlin (1967) con relación a la
psicología que se practica en Puerto Rico, debemos preguntar cuáles son los baluartes
de la misma, cuáles son sus fundamentos y a quién responde; dónde descansa su
151
desarrollo y cómo interpreta los eventos sociales, culturales y políticos sufridos en la
Isla y de qué manera responde la psicología puertorriqueña a una tradición de coloniaje
y a la relación de poder con el Imperio, cuando el mismo ha demostrado apatía hacia
los problemas que vive la Isla y en algunos círculos se trata de implementar todo el
sistema de ideología de la psicológica americana. Desde la visión cartesiana la
psicología no es ciencia; es un saber que responde a la realidad del sujeto en su entorno.
¿Acaso la psicología puertorriqueña vive la filosofía de lo absurdo cuando busca su
significado en los procesos de la psicología norteamericana y no responde a las
necesidades sociales del puertorriqueño?
¿Cómo comprende la psicología puertorriqueña los esquemas del sujeto
colonizado y cómo responde a sus problemas emocionales (Torres, Márquez, Carbone,
Stacciarini, Jennifer y Foster, 2008) sin traducirlos al concepto de patología mental que
ha sido desarrollada y avalada por el uso del poder que, en su función social, tiene
como meta el segregar y castigar a los que no están normalizados por las categorías o
las definiciones nosológicas del DSM IV-TR?
¿Cómo define la psicología puertorriqueña el proceso de la invasión y cómo
enfrenta el desarrollo de la mentalidad del colonizado, donde los invasores no fueron
invitados y entraron con sus estrategias de poder y del ser para cauterizar y dominar los
procesos cognitivos de los puertorriqueños a través de la introducción de sus
instituciones de dominancia, que son aceptadas como parte funcional de la sociedad
puertorriqueña, sin presentar ningún tipo de respeto por la sociedad?
Si esta psicología no puede responder a los eventos sociales ocurridos en Puerto
Rico desde el 1898, entonces la misma responde al poder de la psicología foránea la
152
cual no visualizó en su desarrollo su aplicación a una población que carece de los
principios básicos de la libertad entre las naciones del mundo. Si la psicología
puertorriqueña no comprende los sentimientos de los procesos del coloniaje en la Isla,
que a su vez han afectado la aplicación de los procesos psicológicos en Puerto Rico, no
se puede aludir a la neutralidad de las terapias y su efectividad en la vida de los
puertorriqueños si las mismas no están libre de las intromisiones del Imperio con sus
ideas y sus limitaciones presentes en una sociedad diferente política, cultural, social y
económicamente. Si dentro de nuestra idiosincrasia como pueblo no podemos
comprender los problemas afectivos o emocionales de los puertorriqueños, cómo
podemos facilitar la recuperación de los participantes dentro de los procesos de la
terapia (García-Vázquez, 2007).
Retomemos el complejo mundo de la americanización que se desarrolló en
Puerto Rico luego de la invasión del 1898 por los Estados Unidos de América. Este fue
introducido por una evangelización que tuvo una gran influencia en los cambios
sociales y culturales de la Isla. De tal manera, es inevitable separar los conflictos
emocionales que se han llevado a cabo con la introducción de un modelo religioso y
político en la Isla, que rivalizaba con la cultura del mismo colonizado. Este modelo
estuvo viciado por el poder de las tecnologías del poder y del ser de los
norteamericanos y se reflejó en el desarrollo de la práctica de la psicología en Puerto
Rico.
Si reservamos el proceso de la terapia solo para describir los síntomas y las
patologías que responden al orden establecido por el DSM IV-TR con el propósito de
excluir y segregar a los no normalizados, tendríamos una seria deficiencia cuando se
153
trabaja con participantes, que en su desarrollo cognitivo, han plasmado un nuevo marco
referencial de símbolos e ideas que rompe con los conceptos de la normalidad. Basado
en la nosología psiquiátrica, la mayoría de los participantes que provienen de las
Iglesias protestantes puertorriqueñas poseen algún grado de patología emocional por su
expresión religiosa dominada por lo símbolos y las experiencias exotéricas. El
problema de la nosología psiquiátrica es que solo responde a la categorización
generalizada de síntomas y problemas que marcan al sujeto como desviado
socialmente, que en su desarrollo se efectuó en la praxis de la normalidad de una
sociedad no colonizada. Socialmente esto no es correcto cuando en los procesos
religiosos la simbología cuenta con un esquema preferencial a los ojos de los que
practican dicho ritual. El símbolo responde a un estado de gracia ante la deidad y quien
no tenga la noción y el conocimiento de lo que son y significan los símbolos dentro del
mundo religioso, de inmediato creará una categoría nosológica para buscar la
segregación del ser y castigar el alma (Foucault, 1976).
En una sociedad como la puertorriqueña, donde la influencia religiosa y el
desarrollo de la propaganda no tienen ningún tipo de control, es posible crear algún tipo
de conducta que aleje al sujeto de la norma. Lo que plantea esto es si la psicología
puertorriqueña cuenta con la madurez y la experiencia social necesaria para no
enmascarar un conflicto religioso en un proceso nosológico de la categoría de la salud
mental.
Es tiempo de que la psicología puertorriqueña comience un proceso de reflexión
sobre su desarrollo epistemológico y dé paso a la comprensión de su entorno social para
crear un espacio donde se pueda comprender la conciencia del colonizado y recrear una
154
estructura de lucha en busca de una solución al problema de la Isla y no al de los
sujetos que sufren en ella que, en su lucha por salir de la sujetivización, se enfrentan a
una sociedad de rechazo.
Una nueva propuesta para la psicología puertorriqueña consistiría en retomar los
procesos de concientización y lucha en la identidad nacional del puertorriqueño que
busca en sus esfuerzos sociales mantenerse estable ante los cambios que ha sufrido la
sociedad puertorriqueña por 500 años. La interrogante es si en este momento histórico
la psicología en Puerto Rico es un agente del Imperio que trabaja en la transculturación
de los procesos e ideas del mismo o es un agente facilitador de nuevas experiencias en
la vida de los puertorriqueños.
155
CÁPITULO V
HALLAZGOS Y RECOMENDACIONES
El análisis de esta investigación ha reflejado que la invasión de 1898 por los
Estados Unidos de América a la isla de Puerto Rico comenzó con un plan estructurado en
los principios religiosos del Estado, el cual respondió a toda la creación de la estructura
de la americanización en la Isla. El nuevo regente introdujo en la nueva religión
sus tecnologías del poder y del ser, las cuales quedaron establecidas a través de la
evangelización; esta como tecnología del poder y la Biblia como una de las tecnologías
del ser y el dispositivo del pecado, para evitar la insurgencia nacional. En su proceder, el
Imperio desarrolló una fuerza de subjetivación que se ejecutó de acuerdo a los intereses
económicos, sociales y políticos establecidos por el mundo bajo el concepto conocido
como Destino Manifiesto. La invasión se estableció con el fin de llevar a cabo su poder
económico y social a las diferentes naciones del mundo, pero en especial a Puerto Rico.
El propósito de modelar una sociedad que respondiera a los intereses del estado opresor y
renunciara a sus raíces políticas, sociales, culturales y religiosas fue esencial para lograr
la introducción del capitalismo americano a la Isla. De esta forma, la conciencia del
colonizado respondería a la bondad del nuevo regente quien establecería, la integración
intercultural y el uso de la religión para satisfacer las necesidades de su dominio y sus
ansias de poder en el mundo. En torno a esto, Foucault, 2003, p 107) señaló lo siguiente:
Lo esencial de la actitud que hay que tener respecto de la actividad política
debe referirse al principio general de que lo que uno es, lo es por el rango
que ocupa, el cargo que ejerce, el lugar donde se encuentra… por encima
o por debajo de un fin último, un principio que, siendo singular en su
156
manifestación, es universal por la forma que reviste en todos y el colectivo
también por el vínculo que establece entre los individuos y que es, por lo
menos para los estoicos, la razón humana en tanto principio divino
presente en nosotros, Y ese dios, “huésped de un cuerpo mortal”, se
encuentra tanto en un caballero romano y como el en cuerpo de un liberto
o de un esclavo.
El despliegue del poder político de los Estados Unidos de América en Puerto Rico
se estableció desde la visión económica, social, política y religiosa. El proyecto
transcultural se logró sin la presencia del ejército (Trias-Monge, 1999), pero se llevó a
cabo con la introducción del poder de la Iglesia protestante americana como una de sus
tecnologías del poder utilizada a través de la evangelización que respondió a los sueños
de igualdad de los puertorriqueños en su deseo de obtener los beneficios y favores del
poder del nuevo regente en la Isla (Silva-Gotay, 2006). En los procesos de la
colonización se establecieron las prioridades del Imperio sobre las necesidades de los
puertorriqueños (Piñeiro-Cádiz, 2008). Para el Congreso y el Presidente de los Estados
Unidos, Puerto Rico pasaría a ser un protectorado sin jurisdicción política en los asuntos
internos y externos insulares. De esta manera, el proceso de evangelización se dirigió al
sostenimiento de los valores norteamericanos para fomentar la dependencia social,
cultural, religiosa y emocional con relación a los eventos promovidos por el poder de las
tecnologías del poder foráneo. La necesidad de crear un estado de dependencia social y
económica le facilitaría al Imperio su permanencia territorial en Puerto Rico.
La llegada de los Estados Unidos a Puerto Rico permitió que la Isla perdiera los
derechos adquiridos en la Carta Autonómica, además demostró que ninguna de las leyes
157
orgánicas otorgadas por el Congreso de los Estados Unidos y firmadas por el presidente
de esta nación le brindó suficiente poder a la Isla para desarrollar su autonomía como
nación, como le fue otorgada por la Corona española en la Carta Autonómica de Puerto
Rico.
Dentro del proceso de transformación religiosa, social, cultural, política y
económica de la Isla se establece la educación como el modelo que ayudaría a los
cambios necesarios para lograr la introducción de una nueva mercancía ausente en la
mentalidad de los puertorriqueños: el capitalismo. Ante la necesidad del regente de
asumir las riendas de la Isla y fomentar un cambio social efectivo, con poca resistencia y
que respondiera a las estrategias del poder del Imperio, se introdujeron las Iglesias
protestantes americanas con el propósito de lograr, a través de la evangelización, el
cambio necesario para establecer el poder económico de la metrópolis sobre esta. El
logro de los cambios sociales en Puerto Rico respondió a los eventos surgidos de la
evangelización y de las ayudas establecidas a través de las instituciones de segundo orden
que respondían al poder del Imperio bajo el cuidado de dichas iglesias.
Con la llegada de las Iglesias protestantes americanas a Puerto Rico se inició una
rivalidad y una lucha de poder en las esferas sociales y religiosas por el control de las
estructuras presentes en Puerto Rico (Silva-Gotay, 1997). Mediante la transformación
social y cultural realizada por la evangelización en Puerto Rico, se comienza la
introducción de cambios dirigidos al mantenimiento del poder del Imperio a través de las
tecnologías del poder y del ser. La introducción de la Biblia se convierte en un
instrumento que le brinda al puertorriqueño las bases necesarias para comenzar sus
procesos de autorregulación y así rechazar la insurgencia contra el poder del Imperio
158
como mecanismo de liberación social (Silva-Gotay, 1997). Las tecnologías del poder
iban dirigidas al desarrollo del control social y al mantenimiento de una sociedad regida
por el poder foráneo. Las tecnologías del ser se establecerían con el propósito de lograr
la autorregulación del puertorriqueño y de esta de manera soslayada, evitar la insurgencia
y la confrontación con el nuevo régimen llegado a la Isla a través del dispositivo del
pecado.
Durante el proceso de evangelización se desarrolla una simbología que responde
al poder y al mantenimiento de la empresa imperial en la Isla. Durante el desarrollo de
esta empresa a los puertorriqueños se les arrebata su carácter social y la relación con sus
raíces católicas (Silva-Gotay, 1997). El Imperio no tuvo en consideración los problemas
emocionales que esto implicó para la Isla debido a la imposición de una fuerza religiosa
que solo respondía al legado político, social, cultural y económico de los Estados Unidos.
De esta manera, el Imperio asume el control insular llevando a cabo el secuestro de la
sociedad puertorriqueña para evitar todo contacto civil y cultural del isleño con sus raíces
naturales.
Dentro del desarrollo de evangelización llevada a cabo por los ministros de las
Iglesias protestantes americanas llegadas a la Isla luego de la invasión de 1898, y dentro
de la rivalidad religiosa desplegada en ella, el puertorriqueño comienza a adquirir nuevos
esquemas cognitivos del poder imperial que comienzan a rivalizar con los esquemas
sociales establecidos por la Corona española y la Iglesia católica. De esta forma se crea
una inestabilidad emocional en la vida colectiva de los puertorriqueños con sus
tendencias en el ejercicio del poder y la subjetividad del ser. El modelo de la religión
establecida por los norteamericanos fue agresivo y tuvo la finalidad de lograr la
159
objetivización del sujeto a través del trabajo y subjetivizarlo en los procesos sociales
evitando todo estímulo de lucha social por parte de los isleños. De tal manera que, el
proceso de la colonización y la estructura del control imperial consistió en la introducción
de la propaganda religiosa del Estado donde el bien prometido y la usurpación de todo
residuo que conectará a la Isla con España fuera destruido.
Uno de los datos significativos de la empresa imperial fue quitarle al
puertorriqueño su conocimiento y su estructura del saber y del poder que poseían los
líderes políticos de la época. La creación de una cultura de dependencia era necesaria en
el desarrollo de la evangelización para perpetuar el monopolio del Imperio sobre la Isla y
crear en el puertorriqueño un estado de apatía hacia el desarrollo social, político y
cultural instituyendo de esta manera, su dominancia cultural sobre la Isla. El asegurar el
que las Iglesias protestantes americanas llegadas a Puerto Rico tuvieran un compromiso
con la labor social y lucharan en contra de la pobreza de la Isla, fue una manera de
depreciar el poder creativo y activo que poseían los puertorriqueños (Piñeiro-Cádiz,
2008) negándoles, en su desarrollo social, toda la inteligencia social y emocional que
tenían a su saber. La lucha del pueblo de Puerto Rico no se centraba en la pobreza sino
en la lucha por el control del Imperio sobre las autoridades y las instituciones que estaban
destacadas en la Isla antes de su llegada. La falta de interés en sus asuntos como nación
eran y son los problemas que realmente enfrenta la Isla (Trías-Monje, 1999 y PiñeiroCádiz, 2008). Al puertorriqueño se le hizo creer en un lenguaje de igualdad cuando los
invasores llegaron sin invitación y con una estructura de poder determinada con el fin de
destruir la conciencia del pueblo de Puerto Rico y levantar una lealtad a los procesos de
poder del Imperio sin tener en cuenta los cambios emocionales y sociales de la Isla.
160
Determinar cómo la imposición de las nuevas tecnologías del poder y del ser
afectaron los esquemas cognitivos de los puertorriqueños es un dato que se asume fue
significativo debido a que muchos de los puertorriqueños, luego de la invasión se
sintieron engañados, despojados de su cultura y de su procesos sociales renunciando a sus
ideas de libertad por las promesas hechas por el Imperio. La empresa colonial no
respondió al llamado de los pobres esta respondió al llamado de las élites dominantes de
la época. Piñeiro-Cádiz (2008) reseñó en su libro Puerto Rico: el Gibraltar del Caribe:
Intereses estrategias y la Base Aeronaval Roosevelt, muchos puertorriqueños perdieron
sus tierras y se mudaron a los arrabales sumergiéndose en la pobreza. Parte de estos
cambios fueron avalados por los líderes políticos que pusieron su conciencia de libertad
en las manos del Imperio por la obtención de la subjetividad. Este señalamiento de
Piñeiro-Cádiz nos permite visualizar que las emociones del pueblo oscilaron entre la
frustración y las preocupaciones por obtener una mejor calidad de vida que le fue negada
por el poder del nuevo regente en la Isla.
Como se sabe los esquemas cognitivos se desarrollan con los esquemas del
discurso vigente en la sociedad. De tal manera, el lenguaje es producido y transmitido
por el nuevo regente en una sociedad colonizada. Este es quien determina dentro de la
sociedad qué es normalidad y qué es la anormalidad dentro del proceso del discurso. No
se puede obviar que gran parte del poder discursivo va dirigido a crear una atmósfera de
control del ser. Es lo que Foucault (2006) identificó como las fuerzas de reclusión y de
segregación social que intentan castigar el cuerpo y el alma. Dentro de los procesos del
ser, el puertorriqueño ha sido víctima del proceso de coloniaje que lo ha recluido en un
camino de desesperanza y de sufrimiento emocional. Por lo tanto, la afectividad del ser
161
se ve lastimada en una sociedad marginada y maltratada por el poder del colonizador.
Por lo cual, los esquemas transferidos a los colonizados solo responden al mantenimiento
de la lucha por el control emocional del sujeto. Aquí el sentido de la propaganda
(Chomsky, 2006) es desprestigiar la cultura invadida y resaltar las virtudes del opresor.
De esta manera se inflige sufrimiento y desprecio emocional al colonizado desplazando
en su discurso todo un sentimiento de impotencia que le lleva a la desrealización
emocional. Para el opresor es determinante crear las categorías de los que se desvían de
la normalidad social. De aquí que se haya desarrollado toda una nosología psiquiátrica
que solo responde al poder y al mantenimiento de las estructuras sociales en beneficio del
poder del Imperio. Si se toma la condición de Puerto Rico como colonia, el modelo de la
normalidad lo determina el poder del Imperio. Por lo cual este, en su condición de
protector de sus intereses, interviene con su nosología psiquiátrica y le pide a los
cuidadores de la salud mental que se conviertan en agentes de transculturación del poder
imperial. El problema con esta propuesta es que discrimina contra una nación que no
pidió ser colonizada por los Estados Unidos de América y que, en su defensa, lucha con
su identidad nacional y con la propaganda que se infiltra en los medios de comunicación
que no están formulados para satisfacer la conciencia de los puertorriqueños.
Retomando el proceso de la evangelización y sus categorías simbólicas, debemos
comprender que dentro de este grupo se ha creado una noción de enfermedades
mentales, ya que la mayoría de los proveedores de salud mental responden al modelo
nosológico americano de diagnosticar a los participantes en sus terapias.
El problema de la psicología establecida en Puerto Rico, como lo insinuaran
Albizu-Miranda y Matlin (1967), es que tiene en su composición un agente transcultural
162
que responde al interés de la psicología americana establecida en la Isla. Si esto es
correcto, debemos señalar que la psicología puertorriqueña no ha desarrollado una
empatía con su idiosincrasia cultural, por lo tanto, la misma no responde al contexto
social y cultural en el que viven los puertorriqueños. Si atendemos el problema de la
colonización en Puerto Rico y comprendemos que el mismo no ha sido atendido con la
correspondencia correcta en las esferas de sus problemas emocionales, los psicólogos
tienen que atemperarse a los procesos históricos y culturales que ha vivido y vive la Isla
comenzando un proceso sobre la contextualización del puertorriqueño en la conciencia y
en la mente del colonizado en su desarrollo social, cultural, político y religioso con sus
implicaciones emocionales y sociales. La psicología puertorriqueña tiene que actualizar
su manera de entender al sujeto en terapia y reconocer que el mismo ha sido víctima de
múltiples accidentes culturales y sociales que no se han contemplado en la nosología
psiquiátrica del DSM IV-TR, ya que el mismo fue creado para comprender la normalidad
desde el paradigma de una sociedad que disfruta de su libertad y de su identidad cultural
sin haber sido víctima de otra nación. La normalidad, dentro de la sociedad americana,
responde a un evento de bienestar social, cultural, económico, político y religioso que no
interfiere con la vida del individuo. Sin embargo, en una sociedad limitada en las facetas
de su libertad, el ser está en constante disonancia emocional. Esto no necesariamente
representa una distorsión social que lo aleje de la normalidad propuesta por la autoridades
que regulan la vida de los seres humanos, pero sí es un agente estresor presente en la vida
del puertorriqueño.
163
Una lectura del puertorriqueño objetivizado en los procesos de la evangelización en
la colonia
El sujeto naciente en los procesos de evangelización realizados por las Iglesias
protestantes americanas en la Isla durante y luego de la invasión norteamericana del
1898, respondió al orden del discurso que se propagó con la nueva tecnología del ser que
se introdujo con el uso de la Biblia y el desarrollo del dios salvador en la sociedad. El
discurso, que debería crear un grado de armonía en la vida de los profesos, se convirtió en
la vida de los puertorriqueños en un ejercicio del poder establecido por la ocupación
territorial, el cual se utilizó para controlar los pensamientos y desarrollar todo un nuevo
modelo cognitivo de una sociedad que representaba la verdad absoluta del poder del
Estado. El propósito de transmitir un nuevo discurso en la sociedad puertorriqueña
respondió a los intereses establecidos por el Estado de introducir su mercancía
económica. De aquí que sea necesario crear un mundo paralelo en la sociedad
puertorriqueña donde el sujeto protestante se aleje de sus creencias sociales y responda a
la elaboración de un nuevo discurso que solo busca la segregación social y cultural del
sujeto. En torno a este punto Foucault (1970, p. 13) expuso lo siguiente:
Creo que se puede también aislar otro grupo con procedimientos internos,
puesto que son los discursos mismos los que ejercen su propio control;
procedimientos que juegan un tanto a título de principios de clasificación,
de ordenación, de distribución, como si se tratase en este caso de dominar
otra dimensión del discurso: aquélla de lo que acontece y del azar.
Bajo la protección de libertad de culto el sujeto colonizado responde a las
instituciones religiosas desplegadas por el poder del Imperio. Esto ha creado del lenguaje
164
religioso una extensión de evangelización como parte del proceso de colonización. Esta
nueva forma de colonización se elabora desde las bases constitutivas del poder de Dios.
Esto crea un mecanismo de autorregulación en la vida del nuevo converso al cual se les
transmiten todos los deseos y todas las ideas del poder del Imperio, pero desde la visión
de Dios que tiene la providencia de cuidar de su alma. Es inevitable que el proceso de
evangelización en las esferas del protestantismo naciente en la Isla respondiera al ideal
del capitalismo y a la competencia desleal entre los miembros activos de las naciente
religión.
Como se ha señalado, dentro del proceso de coloniaje las Iglesias protestantes
americanas llegaron con la intención de lograr cambios sociales que respondieran a las
ideas del proceso de americanización de la Isla. No conforme con su intención de
elaborar un nuevo puertorriqueño, demostraron su descontento con la forma y manera en
que fue repartida la Isla para lograr su conversión y llevar a cabo su labor social en
Puerto Rico. Por consiguiente, dentro de la evangelización crearon los primeros
síntomas de la dependencia social y emocional hacia el Imperio (Silva-Gotay, 1990).
Parte del modelo seguido por la evangelización fue objetivizar al sujeto en dos
vertientes: 1. Lograr su integración a las fuerzas laborales introducidas por el poder del
capitalismo, y 2. Desarrollar una cultura de dependencia y de desinterés en los asuntos de
la vida cotidiana del sujeto. Con la introducción de una conciencia ligera por los asuntos
de los puertorriqueños la nueva religión imperial utilizó las estrategias de segregación y
de reclusión que se establecieron en los centros de adoctrinamiento social y religioso para
crear un discurso de poder. El discurso generado en los ámbitos de la nueva religión que
gobernaría el escenario político y económico de la Isla se desplazaría la enseñanza del
165
Evangelio de redención, por el Evangelio de producción y de consumo de productos
útiles ante las demandas del estado opresor y consumerista de bienes económicos. De
esta forma se crearía una fragilidad en el discurso de enseñanza de los Evangelios donde
se evidenciaría el despliegue de una fuerza mayor en el desarrollo del poder del discurso.
El discurso de la Biblia ya no sería un discurso dirigido a la sanidad emocional o la
salvación del alma. El mismo carecería de la verdad que se genera en el discurso y se
utilizaría para el mantenimiento del control social y económico del Imperio sobre la Isla.
En torno a este asunto Foucault, (1970, p. 76) señaló lo siguiente:
Y, sin embargo, es de ella de la que menos se habla. Como si para
nosotros la voluntad de verdad y sus peripecias estuviesen enmascaradas
por la verdad misma en su necesario despliegue. Y la razón puede que sea
ésta: que si el discurso verdadero ya no es más, en efecto, desde los
griegos, el que responde al deseo o el que ejerce el poder; en la voluntad
de la verdad, es la voluntad de decir, ese discurso verdadero ¿qué es lo que
está en juego sino el deseo y el poder? El discurso verdadero exime del
deseo y exime la liberación del poder no puede reconocer la voluntad de la
verdad que le atraviesa: y es la voluntad que se nos ha impuesto desde
hace mucho tiempo, es de tal manera que la verdad que quiere no puede
no ser desenmascarada.
Como se ha señalado, esta evangelización que se llevó a cabo en la Isla vino
acompañada de todas las instituciones que representaban los intereses de los Estados
Unidos de América y respondió a la presencia religiosa, social, política, y al desarrollo
económico de una nación que, junto a su extensión empresarial, respondía a los intereses
166
del capitalismo. De esta manera, el sujeto evangelizado se convertiría en una extensión
del poder del Imperio, pero con el desarrollo de una conciencia individual y social que
respondería al estadio primigenio de la colonización que era ganar adeptos a la causa y
evitar la insurgencia social. Fue así como el sujeto evangelizado comenzó su proceso de
sanación espiritual respondiendo al poder del Estado como un mecanismo de fe en las
bases del proceso de evangelización. Este proceso de subjetividad aleja al puertorriqueño
de la angustia del pecado, ya que el mismo responde de manera solidaria con los intereses
del Estado. Esta circunstancia permite que la religión y el Estado convivan en una
simbiosis cultural en la vida de los colonizados con el propósito de lograr la permanencia
de su mercancía y conseguir que los residuos de resistencia desaparezcan en el nombre de
Dios. Dios se convierte en el nuevo regente colectivo en la sociedad, ya que responde al
establecimiento del discurso del Estado en la búsqueda del bien colectivo. En este nuevo
movimiento religioso, Dios, es convertido por el Imperio en el custodio de la sociedad y
del bien colectivo buscando la integración de los puertorriqueños a las redes del poder del
Imperio sin resistencia y sin violencia.
Una vez lograda la integración del sujeto a los procesos religiosos dentro del
desarrollo de la visión capitalista, según Weber el nuevo creyente tiene que enfrentar las
fuerzas del destino religioso que lo moverán al poder de la adquisición de capital y al
desarrollo de una mentalidad de pequeño burgués. Por su parte, el nuevo converso hará
lo propio para evitar el despilfarro del tiempo útil para trabajar en el reino de Dios. A
este nuevo sentimiento naciente en las bases colectivas del protestante en la Isla, le
rodeaba toda una disciplina hacia el trabajo en la búsqueda de los bienes necesarios para
serle útil a Dios en la propagación de su reino.
167
Sin embargo, dentro del movimiento protestante nacido en la Isla se percibe el
rechazo por los que no poseen las bases del capital y viven en desventajas sociales. Estos
no disfrutan del bien adquirido y de la cercanía con Dios. De aquí se desprende que la
utopía del poder necesita de la perpetuación del poder por las clases dominantes para
mantener la segregación y la tranquilidad emocional, evitando la competencia por el
poder económico y el poder social.
Si Dios existe en una forma de simbiosis social con las instituciones
norteamericanas, entonces Él es el mundo norteamericano en la Colonia y le ha cedido el
poder del capitalismo al colonizado cuidando de su desarrollo laboral. Esta simbiosis del
poder de Dios en la religión fomenta el engaño del proceso de evangelización cristiana y
arrastra al sujeto a los deberes y saberes del Imperio en detrimento de la salvación del
convertido. Este se convierte en el objeto del sostenimiento del poder del Estado invasor
y para ello responde al mundo del capitalismo asociándose al concepto del dios que le
provee en las buenas y las malas. Sobre este asunto Castro (2008, p. 102) expuso lo
siguiente:
Foucault se había ocupado de la formación y del funcionamiento del
dispositivo disciplinario: una forma de ejercicio del poder que tiene por
objeto los cuerpos individuales y que busca hacerlos políticamente dóciles
y económicamente provechosos.
Satisfaciendo la necesidad de la competencia y el desarrollo del capital, el sujeto
protestante se centra en el uso del dispositivo del capitalismo y utiliza sus fuerzas para
lograr ser competitivo y ser productivo para participar del discurso hegemónico del
poder. El más fuerte sobrevive y el débil se encierra en la cadena de la dependencia
168
social creada por las fuerzas del Estado para evitar las luchas de poderes entre las clases
sociales. Weber (1919, p. 91) indicó: “el poder corresponde a los burgueses mientras el
proletariado dirige su lucha al mantenimiento de su espíritu en el desarrollo de su fuerza
laboral”.
La controversia de toda esta discursividad religiosa se centra en el desarrollo de la
simbiosis del poder del capital y el ejercicio del poder dentro de la Iglesia. Como se ha
podido explorar la Iglesia se nutre del uso del capital para darle permanencia a su legado
dentro de la sociedad. Estos poderes luchan por el establecimiento del reino de Dios que
responde al uso del poder económico por parte de la Iglesia para crear un ejercicio de
dominancia del poder entre sus miembros. La competencia por las tecnologías del poder
dentro de la Iglesia es una constante, donde el que posea una manera de construir y llevar
su discurso, y lleve una nueva predicación de Dios y de su reino, logrará que nuevos
conversos se unan a la lucha del saber y del poder religioso y continuaran las luchas por
la dominancia del control social de los demás dentro de las esferas religiosas en la Isla.
Las estratagemas del discurso religioso se desplazan de un denominación a otra
como propaganda proselitista que mantiene las rivalidades sociales y culturales presentes
en la Isla. El poder se centra en los organigramas sociales, donde aún las
denominaciones religiosas protestantes seleccionan dónde y de qué manera interactúan en
la sociedad. Este discurso religioso que se emplea en la Isla carece de una integridad
espiritual y se evidencia como el fruto del legado del poder del Imperio que sigue
presente en el escenario religioso discursivo en Puerto Rico. Es un poder que surge de la
micro esfera del poder y no del macro del poder del Estado. Es por esto que su
permanencia en la sociedad es incuestionable y pasa a ser parte de la correspondiente
169
necesidad del saber y del poder en la sociedad (Fair, 2010).
El uso del poder religioso protestante tiene un componente de una ética y una
moral que se utiliza en la autorregulación del ser. Esta autorregulación se relaciona con
los procesos de cambios cognitivos, la integración de ideas, pensamientos y estructuras
de vida que le permiten al prosélito sentirse en paz con Dios con relación a la sociedad.
De manera que parte del esfuerzo de la vida individual de este protestante es responder a
su individualidad, donde a través de esta el sujeto explora su relación con Dios y se
proyecta en la mirada del Otro. Este es solo uno más dentro del mundo religioso, ya que
las instituciones religiosas procuran el desarrollo del más apto sobre el más débil. Los
escogidos al Reino son los que poseen el poder y pueden mantenerse en la competencia
por el poder del reino de Dios. Como puede apreciarse, se perpetúa el poder y el uso de
las fronteras del poder dentro del capitalismo instaurado en las Iglesias protestantes. El
creyente que sea más apto y posea la mayor oportunidad de desarrollar su discursividad a
favor de lo que cree y predica introducirá en sus seguidores el uso de la propaganda, cuya
vertiente es la del capital que a su vez responde a las demandas del consumerismo y a las
demandas de producir el capital suficiente para facilitar el desarrollo del reino de Dios en
la tierra. El recurso del capital se utilizará para instruir a toda una comunidad de nuevos
creyentes en el nombre de Dios y desatar una histeria colectiva en la búsqueda de la
alegría personal por la adquisición de bienes económicos y sociales. Sin embargo,
cuando el poder del capital no le permite al creyente adquirir su deseo de obtener bienes
económicos y alcanzar un camino de bienestar social que le permita su reconocimiento en
la comunidad de los creyentes, este crea un mundo de confusión emocional
desarrollando una serie de angustia y temores que pueden producir algún grado de
170
neurosis como lo expuso Karen Horney.
El modelo del cristianismo, como se ha desarrollado en las Iglesias protestantes
americanas en la Isla ha viciado con sus atenuantes del poder y de la gloria de sus
riquezas la espiritualidad desde la cosmovisión de Jesús el Hijo de Dios. El mismo que
en su recorrido terrenal criticó los excesos del templo y la falta de compromiso de los
sacerdotes, hoy se encontraría con los excesos y el poco sentido de espiritualidad que se
viven en las Iglesias protestantes en Puerto Rico.
Desde la visión teológica de Kierkegaard, el uso de la teología es un arte sublime
que debe hacerse desde la serenidad del acto mismo de conocer a Dios. No hay
pensamiento que rescate al ser humano de su paradoja cristiana que no sea el deberse a Él
y ser parte de Dios en su naturaleza actual (Kierkegaard, 1985).
Limitaciones y sugerencias para la psicología
La compresión de los eventos sociales en la vida de los sujetos permite que el
psicólogo se pronuncie de forma asertiva sobre los cambios que sufren los seres
humanos. Cuando estos se refugian en la búsqueda de la felicidad seleccionan dónde y
con quién compartir sus experiencias de vida. Cuando el sujeto selecciona dirigir
su vida en los procesos religiosos, en ocasiones estos son entendidos como parte de un
__________________________________________________________________
Se recomienda el libro de Fanón Frantz: Los condenados de la tierra, para facilitar la comprensión de los
cambios culturales y sociales en las naciones que han sido víctimas del neo coloniaje; Además se sugiere El
retrato del Colonizado de Albert Memmi donde se presenta una descripción detallada de la conducta y la
psicología tanto del colonizador y del colonizado y el drama que se mezclan, juntos un análisis detallado de
la relación entre el opresor y el oprimido. También se recomienda la lectura del libro de S. Kierkegaard,
Mi punto de vista, donde el autor plantea su teología del conocimiento de Dios, cómo un modelo de
identidad personal que nace de una relación intima de la fe.
171
mundo exotérico, no racional, del cual no se puede dar sentido ya que el mismo no
responde al orden natural de los eventos sociales. La incomprensión de este fenómeno
hace que algunos psicólogos no comprendan la angustia presente en la vida de sus
participantes y la relacionen a un evento de psicopatología. La realidad social de Puerto
Rico ha reflejado que cada día hay más personas que se refugian en la vida religiosa
buscando un sentido de protección en la vida que les permita, dentro de sus
frustraciones, comprender su felicidad desde la cercanía con la deidad.
El problema con este tipo de intervención en terapia es que las personas que
buscan ayuda en los procesos psicológicos tienen en su discurso una comprensión
emocional que se relaciona al mundo simbólico religioso. El mismo está totalmente
ajeno a los conceptos de la psicología que conocemos o trabajamos a diario. Como se ha
podido analizar en esta investigación, el mundo religioso protestante posee un contraste
con el católico. En el mundo del protestantismo se espiritualiza la trayectoria del ser
humano desde el mundo natural, como el conocimiento de su destino con Dios. En este
confligen las fuerzas emocionales por comprender, dentro de la espiritualización quién es
amigo o enemigo de Dios. La simbología de este mundo religioso tiene que conocerse
para poder distinguir los problemas emocionales de los que no lo son y cuáles responden
al mundo del simbolismo religioso. La afectividad del sujeto que vive en el consciente de
lo natural, pero revierte su experiencia al concepto del mundo espiritual, cuando busca
ayuda en psicoterapia demanda un compromiso del psicólogo que lo atiende, de manera
que este pueda tener un conocimiento mínimo de su mundo espiritual.
El proceso religioso protestante, como se analizó anteriormente, demanda mucho
del ser y se enfoca en el compromiso que sobrepasa el entendimiento del mundo natural
172
para transferir esas experiencias al mundo de lo espiritual. En él se conjuran fuerzas no
naturales que enfrentan la dignidad del ser humano y en efecto, pueden crear algún grado
de disturbio perceptual en el sujeto, lo que podría dar significado a los símbolos presentes
en el mundo espiritual. Este hecho llamaría la atención en el mundo natural y levantaría
sospechas en el comportamiento social y emocional del sujeto. Por lo cual, es importante
que el psicólogo comprenda y entienda este mundo espiritual para poder dar significado a
los símbolos religiosos en la experiencia de las personas que provienen de los diferentes
núcleos religiosos del país.
El psicólogo que se enfrenta a esta expresión religiosa tiene que estudiar el
desarrollo de los procesos religiosos en la vida del sujeto para que pueda comprender su
proceder social, su compromiso emocional con su mundo exotérico y la poca atención o
la poca fijación que posee el sujeto en terapia con el mundo natural. Para este sujeto el
mundo natural se observa bajo el poder del dualismo terrenal y el mundo espiritual,
donde la finalidad de su expresión sensorial es poder ser aceptado por la deidad y evitar,
de esta manera, el sufrimiento que enfrenta en el mundo natural. Sobre este punto Castro
(1998, p 11) aludiendo a Foucault, indicó lo siguiente:
El capítulo tercero de Maladie Mentale et personnalité en La enfermedad
mental y la historia natural. Aquí, sirviéndose en gran medida de una
psicología de corte marxista, Foucault busca explicar cómo la enfermedad
mental se origina en las contradicciones concreta del individuo. Para ello
y para articular ambas problemáticas, la del sujeto, en este caso enfermo, y
la de la historia, Foucault se sirve del concepto de alienación. Así, la
alienación histórica aparece como la condición de la alienación
173
psicológica. Para Foucault, la psicología de Pavlov permite pensar el paso
de una a otra. Concluye Foucault: “No es, entonces, porque se está
enfermo que es que está alienado, sino en la medida en que se es alienado,
se está enfermo.
Sin embargo, la psicología en Puerto Rico puede comprender su entorno y
recuperar su compromiso con la sociedad si recurre al cuarto poder de la psicología, nos
referimos a la psicología transpersonal (Puente, 2009 y Martínez-Lozano, 2009). Esta se
relaciona con las motivaciones y experiencias de la conciencia unitiva y con los valores
superiores que se regulan en los estadios espirituales y emocionales del sujeto. En estos
estadios, la conciencia mística y el mundo de lo espiritual poseen una manera de
comprender el mundo natural en la búsqueda de la realización individual del sujeto en el
plano superior de la experiencia del ego. La experiencia mística es una experiencia
transpersonal. Se trasciende lo mental y se abre paso a una nueva percepción de lo real
porque en tales experiencias se tranquiliza el pensamiento y es posible ver más allá de la
confusión de la mente.
Martínez-Lozano (2009) indicó que el Jesús de los Evangelios comenzó un
movimiento transpersonal en la vida colectiva de los sujetos al llevarlos al máximo
estado de la conciencia no egocéntrica y unitaria en el ser humano. La naturalización del
sujeto en el mundo del Jesús de los Evangelios fue y es entendida desde la transcendencia
de la conciencia sobre el poder de la mente, donde el sujeto se compromete con su
universo y su realidad conceptual buscando la realización máxima de la expresión del ser
humano en el pronunciamiento de su libertad emocional. Esta expresión del ser humano
se comprendería como la libertad del sujeto en su entorno reclamando un espacio de
174
libertad en las fuerzas naturales que le imposibilitan su sanidad emocional en una
sociedad enmarcada por el subjetivismo social de la Colonia. Aquí se deja de lado la
patología y el desarrollo de la nosología psiquiátrica que responde al estado del poder y
se explora el consciente a través de la experiencia espiritual y emocional del sujeto. La
psicología transpersonal busca y pone énfasis en los símbolos y en las imágenes que
pueden hacer retroceder las limitaciones del sujeto y exponerlo a un mundo de liberación
personal que se realiza en la conciencia del yo con relación a la conciencia del Otro
(Puente, 2009). Sobre este tema se ha argumentado lo siguiente:
Solo una comprensión más adecuada de lo real permitirá que pueda
modificarse aquella actitud. De hecho, las personas que han “visto”, más
allá de las apariencias, han modificado su comportamiento. De ellas
hemos recibido un mensaje que, con matices propios en cada caso, habla
de no dejarnos encerrar en la cárcel del yo, si queremos favorecer el
despliegue de la vida (Martínez-Lozano, 2009, p. 37).
Por otro lado, Abraham Maslow se refiere a la autorrealización como la manera
de satisfacer el bienestar en el ser humano. Dentro de la jerarquía de las necesidades de
Maslow, el enfoque humanista en la psicología se refiere al proceso de alcanzar y
satisfacer las necesidades en cada etapa de la pirámide como el estado optimo del
desarrollo emocional en el ajuste de la personalidad del sujeto con relación a sus estados
emocionales en la sociedad. Él expuso que el ser humano se dirige desde las necesidades
más básicas, que corresponden al orden fisiológico hasta las más complejas las cuales
responden al orden de la autorrealización (Clonninger, 2003).
Esta vertiente de la psicología humanista puede dar lugar al desarrollo de una
175
conciencia dirigida a la realización del sujeto en la Colonia lejos de los prejuicios de la
psicología americana y su nosología psiquiátrica. En este enfoque el psicólogo vierte su
trabajo en la realización y en el desarrollo de la conciencia del sujeto y se centra en la
formación de la personalidad en el mundo que comprende el progreso del sujeto en su
crecimiento personal y social.
El verdadero rescate del poder de la psicología se encuentra en su desarrollo
materialista creado en los principios pragmáticos y en el desarrollo cualitativo en sus
investigaciones buscando un paradigma natural que la represente en el mundo científico
del cual surge el positivismo y el neopositivismo. Es necesario confrontar las estructuras
ideológicas de los paradigmas en su estructuras ideológicas conociendo el orden del
discurso en la sociedad. La psicología debe fundamentarse en la creación de un enfoque
social colectivo con una formulación interdisciplinaria en su ejercicio social.
Albizu-Miranda y Matlin (1967) señalaron que un acercamiento ético moral de la
psicología puertorriqueña nos deja ver que la misma respondió y responde a los procesos
de la subjetivación del ser en el desarrollo y en la aplicación de las tecnologías del poder
y del ser en la vida de los puertorriqueños. Por lo tanto, la misma debe contextualizar su
experiencia en la sociedad puertorriqueña y redefinir su estado social en la reconstrucción
de su lenguaje social, creando cambios en el discurso presente y reformulando en el
mismo el proceso de la contextualización de la descolonización de la Isla y sus
implicaciones en la vida de los puertorriqueños.
176
Conclusiones y recomendaciones
El desempeño del ser humano responde a los esquemas discursivos que están en
función del estado de poder. El poder se dirige a las esferas del control y en lograr la
subjetividad del ser humano. El mecanismo utilizado para lograr la normalidad responde
al orden social que utiliza la propaganda para lograr los cambios fundamentales en el
sujeto.
Dentro de la construcción de los esquemas cognitivos se manifiestan los procesos
simbólicos en la vida de los sujetos, los cuales tienen la función de darle sentido y orden
al mundo sensorial y al mundo natural que conocemos. No puede existir ningún proceso
de objetivizacion en la vida de los sujetos si estos no son expuestos al mundo simbólico
del discurso. Este tiene la función de mantener o crear una atmósfera que responda al
orden establecido. Si dentro del orden establecido se busca la normalidad como bien
colectivo de la sociedad, de la misma forma se comienza el proceso de determinar en la
sociedad quién no responde al estado de la normalidad.
Dentro del mundo de la simbología los símbolos no son importantes, lo que lo
hacen relevantes son los significados y cómo estos establecen un mundo paralelo al
mundo natural y al mundo espiritual. Cuando el mundo espiritual se utiliza de manera
indiscriminada y sin sentido con el fin de mantener un ejercicio de poder, el mismo le
roba al ser humano su esencia y lo convierte en un esclavo de una tendencia exotérica que
no tiene nada que ver con su relación con la deidad.
A través del Análisis Crítico del Discurso se ha podido comprender que el poder
se ejerce con el fin de utilizar al ser humano y sacar provecho de este para, de esta
manera lograr el dominio sobre él. Las luchas de poder, no importa como se presenten,
177
solo responden al ejercicio de la dominación del ser en la creación de una subjetividad
que responde al orden establecido que no le permite al ser humano cuestionar lo
cuestionable.
Dentro del orden de la genealogía y de la arqueología histórica (Castro, 2008) se
establece que la historia se debe estudiar como un evento no aislado de los proceso
históricos naturales. La historia ha demostrado, desde la vertiente de la genealogía y de
la arqueología histórica, que Puerto Rico ha sido víctima de los intereses comerciales de
los Estados Unidos. Para lograr su propósito, el Imperio ha introducido todo un mundo
de propaganda organizada en la educación y en la religión como fuerzas movilizadoras
del poder. No han quedado claros los procesos y los problemas emocionales presentes en
la Isla, ya que no hay datos relevantes que ofrezcan detalles sobre los problemas
emocionales que sufrieron los puertorriqueños en esta etapa de la historia.
Desde las vertiente del pensamiento de Foucault, Puerto Rico ha sido víctima de
los procesos de segregación y de reclusión, ya que a la Isla se le ha privado del continúo
histórico con la imposición de las tecnologías del poder y del ser logrando la objetivación
del puertorriqueño por parte de los Estados Unidos de América.
Como lo propusieron Albizu-Miranda y Matlin (1967), es necesario comprender
el ejercicio de la psicología en Puerto Rico y distinguir si la misma actúa como un agente
transcultural o como un facilitador social que se ha adecuado a los procesos de la
inestabilidad emocional del puertorriqueño por su condición de colonizado. La finalidad
de la psicología debe consistir en crear, dentro de sus ramas, una identificación con su
historia y rescatar su permanencia en la sociedad, como formuladores de un nuevo
paradigma que responda a la idiosincrasia del pueblo de Puerto Rico, alejándose de la
178
nosología psiquiátrica que permea en la Isla como el modelo de salud mental adecuado.
De igual manera, la psicología debe atemperarse a los cambios sociales y personales en la
vida de los sujetos comprendiendo su entorno y su complejidad simbólica para poder
brindar una psicoterapia que ayude a los participantes a comprender sus problemas y
buscar alternativas que le sean viables y sanadoras dentro de los procesos de la misma.
Para investigaciones futuras se recomienda que se exploren cuáles y cómo se
formularon las tecnologías del poder y del ser y cómo afectaron la vida emocional de los
puertorriqueños. Es de vital importancia que se exploré y se lleve a cabo una
investigación similar desde la experiencia de la Iglesia católica en la etapa de la invasión
de los Estados Unidos de América a Puerto Rico. De la misma forma, es necesario que
se considere una investigación sobre el mismo tema, pero dirigida a la feligresía en su
desempeño social y emocional. Se sugiere explorar en una investigación con los
psicólogos puertorriqueños cómo estos comprenden la simbología religiosa protestante y
cuáles han sido las técnicas utilizadas en sus terapias y sus logros y nuevos aportes a la
psicologia en la Isla. Además, se debe indicar en otro proyecto de investigacion cómo se
percibe al Otro con relación a uno mismo en el mundo religioso.
179
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APÉNDICES
Anejo A - Carta solicitando exención para utilización uso de IRB
10 de abril de 2013
Prof. Josefina Melgar Gómez, MS
Coordinadora de Cumplimiento
Universidad del Turabo
Gurabo, Puerto Rico
Ricardo Colón Hernández, MP
Estudiante Doctoral
Escuela de Ciencias Sociales
Estimada profesora Melgar:
Como le comuniqué el 8 de abril de 2013, le solicito una dispensa para usar y establecer
el uso IRB en mi disertación. Como le expliqué, la misma es una investigación cualitativa
en la que se utilizó el Análisis Crítico del Discurso al estilo Foucaultiano.
En el desarrollo de la misma no se han utilizado recursos humanos, esta incluye el uso de
entrevistas o algún tipo de condición relacionada al uso y manejo de información que
requiera la autorización del IRB. Como le mencioné, esta es una investigación que
pretende dar un significado al estudio del lenguaje establecido en los textos escritos
durante la época del 1898 sobre los procesos de la evangelización en la Isla y sus
implicaciones psicológicas. La información que se ha recopilado es de carácter
bibliográfico basadas en la experiencias históricas y sociales de la isla de Puerto Rico.
El título de la tesis es: Una lectura foucaultiana al texto del protestantismo
norteamericano utilizado en Puerto Rico por sus ministros en la construcción de la
subjetividad de la feligresía puertorriqueña: mediante el uso de sus tecnologías del
poder y del ser.
Para facilitar la comprensión de nuestra investigación, le presento el resumen de lo que se
ha establecido como fin y propósito de la misma:
Esta tesis presenta un Análisis Crítico Discursivo al estilo Foucaultiano sobre el lenguaje
utilizado por los ministros de las Iglesias protestantes americanas en el contexto histórico
de 1898. Nuestro interés se ha centrado en la búsqueda y la compresión de las
tecnologías de poder y del ser en la sujetivización del puertorriqueño. La investigación
fue de corte cualitativo y se utilizó el paradigma del Análisis Crítico del Discurso de
Michel Foucault con el propósito de demostrar que los procesos de evangelización
llevados a cabo por los ministros de las Iglesias protestantes americanas fueron utilizados
187
para lograr la construcción de las tecnologías del poder y del ser en la sociedad
puertorriqueña y crear, a través de ellas la subjetividad del puertorriqueño. De esta
manera respondieron al ejercicio del poder del Imperio en los procesos de la
colonización. Además, se demostrará la necesidad de establecer en el desarrollo de la
psicología puertorriqueña una idiosincrasia que responda a los asuntos naturales del país
para entender el legado histórico-cultural que ha sufrido la isla de Puerto Rico, sin
recurrir a la influencia de la psicología americana que, en su saber-poder, responde a los
asuntos de una idiosincrasia basada en sus principios de libertad.
El análisis crítico discursivo Foucaultiano nos permitirá hacer un análisis de los procesos
genealógicos de la historia y sus implicaciones sociales y psicológicas para Puerto Rico
para demostrar que todo el proceso de la evangelización llevado a cabo en la Isla
respondió al concepto del Destino Manifiesto de la nación norteamericana con el fin de
mantener el estatus presente en los asuntos políticos, económicos y sociales de la
Colonia puertorriqueña.
Si necesita mayor información sobre mi propuesta de tesis puede comunicarse conmigo.
Le agradezco la ayuda prestada a este asunto.
Cordialmente,
Ricardo Colón Hernández
Estudiante Doctoral
Escuela de Ciencias Sociales
Consejería Psicológica
188
Anejo B – Carta aprobación de solicitud de exención para utilización IRB
Universidad del Turabo
Vicerrectoría de Asuntos Académicos
Oficina de Cumplimiento
Fecha
: 13 de mayo de 2013
Investigador principal : Ricardo Colón Hernández
Título
: Una lectura foucaultiana al texto del protestantismo
norteamericano utilizado en Puerto Rico por sus ministros
(as) en la construcción de la subjetividad de la feligresía
puertorriqueña: con sus tecnologías del poder y del ser
Escuela
: Ciencias Sociales y Humanas
Tipo de revisión
: Administrativa
De acuerdo a la revisión del resumen de su proyecto de investigación conducente al
grado de doctorado, recibido el 9 de mayo de 2013, se determina que su estudio no
involucra la participación de seres humanos por lo que no es necesaria la aprobación
de la Junta para la Protección de Seres Humanos en la Investigación del Sistema
Universitario Ana G. Méndez (IRB por sus siglas en inglés). Sin embargo, si hiciese
algún cambio en los procedimientos, tiene que someter los documentos necesarios al
comité IRB para su debida revisión y aprobación
Recomendamos que complete los certificados de Confidencialidad (HIPS), Protección de
seres humanos (IRB) y de Conducta responsable en la investigación (RCR).
De necesitar alguna información adicional o aclarar dudas favor de comunicarse con su
Coordinador de Cumplimiento Institucional en: Universidad Metropolitana la Srta. Carmen
Crespo al (787)766-1717 ext. 6366; Universidad del Turabo la Prof. Josefina Melgar al
(787)743-7979 ext. 4126; y en la Universidad del Este la Sra. Natalia Torres al (787)2577373 Ext. 2279; Administración Central la Sra. Wanda Vázquez Solá (787) 751-0178 ext.
7195, al Sr. José A. Vega Gutiérrez al (787) 751-0178 ext. 7197
Oficina de Cumplimiento Institucional
Carta de Revisión Administrativa
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Revisada (10/2012)
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