Con el apoyo: Serie Música y músicos de Latinoamérica y el mundo. Shakuhachi, música milenaria del Japón llega a la BLAA El shakuhachi es un una flauta milenaria japonesa, construida en bambú, que tiene sus raíces en una forma efímera de budismo zen llamada Fuke. Su interpretación se considera una forma de “meditación soplada” y una práctica para alcanzar la iluminación trascendente y el nirvana. Rodrigo Rodríguez es uno de los intérpretes más destacados de shakuhachi en la actualidad, alumno del renombrado maestro japonés Miyata Kohachiro. El próximo sábado 20 de septiembre a las 6:00 p.m. Rodríguez se presentará en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Su repertorio incluirá obras tradicionales japonesas, así como improvisaciones que dan origen a relatos sonoros. Boletería: $20.000. De venta a través de TU BOLETA o en la taquilla de la BLAA. Tome nota: Este concierto se realiza en colaboración y dentro del marco del Festival de Música Sacra de Bogotá. Consulte más información del Festival en: www.festivalmusicasacra.org El shakuhachi es una flauta construida en dos secciones, armadas de un mismo tallo de bambú. Normalmente tiene un largo de 54, 5 cm. Sin embargo, estas dimensiones pueden variar de acuerdo con las características particulares del bambú del que se construya. “Esto quiere decir que no hay dos en mundo que sean idénticas en forma o en voz”, explica Carlos Páramo en las Notas al Programa del concierto. La flauta shakuhachi tiene su origen en el periodo Edo. Durante este periodo –entre 1603 y 1868 – Japón se alejó deliberadamente de toda cultura occidental. Su creación se le adjudica a los komusō, los “monjes de la nada” o “del vacío”, quienes la utilizaron para alcanzar la iluminación mediante el sonido. “En principio, no se toca para los demás; ni siquiera para sí mismo. Se toca una pieza que ayude a pensar y a sentir. El aprendizaje del shakuhachi precisa de una disciplina corporal rigurosísima: para comenzar, implica aprender a respirar y controlar todo el tronco… la estética interpretativa prescribe que la emisión de sonidos ásperos tiene un efecto purificador. O al contrario, al igual que en otras formas de arte zen, como la caligrafía, la ceremonia del té, el haiku o el teatro Nō, el gesto, en este caso el soplo puro y preciso, es la forma de “hallar en sí la condición del Buda”. Sobre el intérprete Rodrigo Rodríguez (1978) se formó en guitarra clásica y tuvo luego su primer encuentro con la flauta shakuhachi. Fascinado por su sonido, viajó varias veces a Japón para conocerla en profundidad y allí estudió música japonesa tradicional y clásica en la Escuela Internacional Shakuhachi Kenshu-kan, en el linaje de Katsuya Yokoyama, junto al maestro Kakizakai Kaoru. En 2006, varias de las piezas de su álbum Inner Thoughts despertaron el interés del prestigioso sello discográfico Gemini Sun Record, de Los Ángeles. A finales de 2009, Rodríguez inició sus estudios con el renombrado maestro japonés Miyata Kohachiro, líder en la ejecución de la flauta shakuhachi, con intereses musicales que se centraron en el repertorio contemporáneo, el koten shakuhachi y la obra y repertorio de Miyata. Más información: www.banrepcultural.org/bogot/evento/rodrigo-rodr-guez-shakuhachi-espa