MARISA MONTE Con dos grandes discos entre manos, la máxima diva de la canción brasileña revela los secretos de su identidad musical única. Claudio Kleiman Rolling Stone Latina / Maio de 2006 Habían pasado seis años desde su último álbum como solista ( Memórias, crónicas e declarações de amor ) y tres desde el exitoso Tribalistas, junto a Carlinhos Brown y Arnaldo Antunes, que vendió más de un millón de ejemplares. Pero ahora, la máxima diva de la canción brasileña se desquita con dos álbumes simultáneos, Universo ao meu redor e Infinito particular, ambos plenos de su grandioso talento como cantante y compositora. Además, como es habitual en sus trabajos, esta niña mimada de la intelligentzia mundial se rodea de un verdadero "quién es quién" de la música contemporánea. Desde Río, Marisa Monte nos pone al tanto de sus últimos pasos; a través del teléfono, su voz suena tan seductora como en los discos. ¿Cómo fue el proceso que llevó a la concreción de estos álbumes? Quedé embarazada mientras hacía el disco de Tribalistas, y en estos tres años me quedé en casa, primero por la maternidad y luego para criar a mi pequeño hijo. En ese tiempo aproveché para hacer trabajos que siempre quería hacer, pero no tenía tiempo; uno de ellos fue profundizar mi relación con el samba carioca. Es una música que ya venías investigando en tus trabajos como productora. Sí, a través de los discos que produje de Velha Guarda da Portela y Argemiro Patrocínio, sabía que había una reserva enorme de canciones que nunca habían sido registradas y estaban presentes sólo a través de la tradición oral. Busqué las canciones que tenían más afinidad conmigo como intérprete, y las junté con sambas de la producción contemporánea de gente que admiro, como Paulinho Da Viola, Adriana Calcanhotto y sambas compuestos por mí y mis compañeros, como Arnaldo [Antunes], Carlinhos [Brown] y David Byrne. Universo ao meu redor suena muy diferente de lo que se suele asociar con el samba. Es que está enfocado no exactamente sobre el estilo musical del samba, sino más en su atmósfera y sus temas más frecuentes. Porque no quería hacer un disco de sambas sino un disco mío, por eso llamé a un productor más asociado al lenguaje y a la sonoridad de la música que se hace hoy en el mundo, que es Mario Caldato.Y él supo catalizar muy bien mi deseo, con su elegancia y su talento. Es un tipo que tiene una libertad muy grande para trabajar, y se permitía cosas como poner un multiefecto en un cavaquinho, o procesar un tamboril a través de un delay. ¿Cómo conociste a Caldato? En el 98, cuando yo estaba produciendo a Carlinhos Brown; me interesé mucho en su trabajo y a partir de ahí comencé a seguir sus producciones para los Beastie Boys, Jack Johnson, Planet Hemp. El año pasado se mudó a Brasil, y la invitación para trabajar conmigo llegó en el momento justo, porque fue el primer proyecto que hizo después afincarse allí. Por otra parte, Infinito particular es un álbum de composiciones tuyas junto a distintos parceiros. Ese disco es el resultado de un trabajo de rescate de composiciones antiguas, a través de la digitalización de todo mi archivo de casetes y cintas caseras, y también de mi última cosecha de canciones. Para eso llamé a otro productor, con el que ya había trabajado en Tribalistas, que es Ale Siqueira, un tipo de gran preparación musical, formado en dirección y orquestación. El álbum está compuesto de canciones mías con parceiros como Seu Jorge, Yuka, Nando Reis, Carlinhos y Arnaldo. Tiene una sonoridad basada en los arreglos, que fueron escritos por Philip Glass, Eumir Deodato y João Donato, pero todos para la misma formación, que es fagot, violín, cello, flugelhorn y trompeta. Eso le da una unidad al trabajo. Ambos álbumes, pero especialmente Infinito particular, son muy líricos, melódicos, no hay canciones fuertemente rítmicas como en trabajos anteriores. Yo diría que estos dos discos son los más femeninos que he hecho. No hay percusiones ni baterías muy pesadas, son discos muy femeninos, frágiles. Yo quise hacerlos así intencionalmente, porque creo que realmente representan lo que soy hoy. La música es un medio muy masculino y, especialmente en el samba, la presencia de los hombres es arrasadora. Quise hacer una lectura femenina del samba, con la delicadeza de una mujer. Tribalistas fue un álbum muy exitoso, no sólo en Brasil sino internacionalmente. ¿Te sorprendió ese éxito? Yo creía en la calidad de esas canciones, pero hicimos el disco de una manera muy libertaria, lo grabamos en pocos días, de una forma no pretenciosa, incluso experimental, no sólo en lo que se refiere a la música, sino también en la relación con la prensa, con la industria. Al principio no dimos ninguna entrevista, el disco se comunicó por sí mismo de una forma impresionante, fue algo que tomó vida propia. Pienso que aprendimos mucho con Tribalistas, nos demostró que no hay reglas claras acerca de cómo deben hacerse las cosas, lo único fundamental es el placer de hacer música. Fue algo liberador para mí. Claro que estoy feliz con el resultado, pero no hubo ningún cálculo, ocurrió de una manera muy espontánea. Se editaron tres DVDs que reflejan distintos momentos de tu carrera, Ao vivo, Mais y Barulhinho Bom. Sí, esos trabajos existían en video, pero estaban fuera de catálogo. Para mí fue interesante verlos ahora, me hizo reflexionar acerca de cómo he ido madurando en relación con mi trabajo. Por ejemplo, ese primer DVD hacía quince años que no lo veía. Es lo mismo con los discos, yo nunca pongo un disco mío en casa, porque es como leer un libro que vos mismo escribiste; leés otras cosas. ¿Pensás volver a la Argentina? Sí, está en mis planes. Todavía no sé cuándo, pero espero que sea pronto, tengo muy buenos recuerdos de mi última visita.