Monográfico Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria Begoña Echeverría García y Rafael Botella-Estrada Servicio de Dermatología. Instituto Valenciano de Oncología. Valencia. España. Los melanocitos pueden proliferar de forma ordenada y controlada y generar lesiones de comportamiento benigno (nevos melanocíticos), o de forma descontrolada, debido a factores genéticos y ambientales, originando lesiones malignas inicialmente in situ (melanoma in situ), con posterior carácter invasivo (melanoma invasivo). El melanocito es una célula derivada de la cresta neural que se localiza en la piel, folículos pilosos, cóclea del oído interno, cuerpo ciliar, coroides e iris. Se encuentra situado en la capa basal cutánea rodeado de queratinocitos y con una relación de aproximadamente 1 melanocito por cada 5 o 6 queratinocitos. La función del melanocito es producir la melanina por medio de la enzima tirosinasa. Ésta, en función de diferentes estímulos y factores como las concentraciones de determinados aminoácidos (cisteína, tirosina), factor de transcripción asociado a la microfalmia (mitf)1 y otras dianas moleculares como la melanocortina y su receptor, puede sintetizar eumelanina o feomelanina. La eumelanina es de color negro y más característica de fototipos oscuros más resistentes a la radiación solar. La feomelanina, que es de color rojizo, se encuentra en fototipos claros, pelirrojos y muy sensibles a la exposición solar. Una vez formada la melanina se transfiere por prolongaciones digitiformes del melanocito a los queratinocitos y se agrupa en los melanosomas. Estos orgánulos pueden encontrarse en 4 estadios. El estadio I-II es la forma en que los melanosomas son más pequeños y están más agrupados en el queratinocito (raza blanca) y el IV la forma en la que los melanocitos son más grandes y pigmentados y están más dispersos en el queratinocito (raza negra). Por lo tanto el color de la piel viene marcado por los estímulos que actúan sobre la tirosinasa, el tipo de melanina sintetizada y su disposición en los melanosomas y queratinocitos. Otros factores que influyen tanto en la melanogénesis como en la proliferación y supervivencia de los melanocitos son la radiación ultravioleta (UVA y UVB), citocinas paracrinas derivadas de los queratinocitos en respuesta a esta radiación solar y diversas vías genéticas como la vía del B-Raf y PTEN entre otras1,2. La radiación UVA actúa de forma indirecta al interaccionar con sustancias cromóforas y generar radicales libres y especies reactivas de oxígeno que dañan el material genético. La radiación UVB puede actuar de forma directa dañando el ADN por sí misma. La reparación de estos daños genéticos corre a cargo de la proteína p53 que es supresora tumoral. Cuando esta proteína está alterada por diversas mutaciones y se da una concatenación de alteraciones en diversos puntos de las mencionadas vías B-Raf y PTEN se produce una proliferación celular descontrolada y en consecuencia el cáncer de piel melanocítico. La presencia de una mutación puntual no es sinónimo de melanoma. De hecho, las mutaciones en B-Raf ocurren con una frecuencia similar tanto en los nevos melanocíticos como en los melanomas (aproximadamente en el 50% en ambos casos)3,4. La presencia de diversas mutaciones en puntos determinados es la que conlleva la aparición y el desarrollo posterior del melanoma. Los melanocitos pueden proliferar de forma ordenada y controlada y generar lesiones de comportamiento benigno (nevos melanocíticos), o de forma descontrolada, debido a factores genéticos y ambientales, originando lesiones malignas inicialmente in situ (melanoma in situ), con posterior carácter invasivo (melanoma invasivo). Nevos melanocíticos Tipos de nevos Nevo melanocítico adquirido Se trata de lesiones benignas que aparecen de manera progresiva desde la infancia hasta la edad adulta. Posteriormente, y también de forma progresiva, tienden a su desaparición en la población anciana. El máximo número de lesiones se alcanza entre los 20 y los 29 años y es la adolescencia la época en en que aparecen más rápidamente nuevas lesiones. En su aparición participan tanto factores genéticos y familiares como factores ambientales (exposición solar). La proliferación ordenada de los melanocitos que conforman esta lesión empieza en las capas más superficiales de la piel, en la epidermis; clínicamente la lesión tiene un aspecto muy pigmentado, homogéneo, plano, de bordes simétricos (aunque algunos pueden mostrar cierto grado de asimetría) y normalmente de menos de 6 mm de diámetro (nevo de la unión o juntural). De manera progresiva, la lesión madura y va creciendo en profundidad e histológicamente se observan nidos de melanocitos en la dermis papilar. Esto se expresa clínicamente en una lesión pigmentada más papulosa, cupuliforme, homogénea y de un color más claro que en el juntural (nevo compuesto). Finalmente la gran mayoría de melanocitos se sitúan en capas profundas de la dermis, donde presentan unas dimensiones JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 1 . www.jano.es 49 02/06/2009 9:32:05 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Tabla I. Patrones dermatoscópicos en los nevos melanocíticos Patrón dermatoscópico Definición Significado diagnóstico Reticulado Retículo pigmentado que acaba de manera homogénea y progresiva Nevo melanocítico Globular Estructuras redondas u ovales marronáceas distribuidas de manera homogénea en la superficie de la lesión Nevo melanocítico Homogéneo Pigmentación homogénea gris o azulada Nevo azul Patrón en estallido de estrellas Proyecciones que irradian desde el centro de la lesión Nevo de Spitz/de Reed Paralelo Pigmento distribuido en líneas paralelas en los valles, respetando la salida de las glándulas ecrinas Nevo melanocítico de palmas y plantas Empedrado Glóbulos grandes que se disponen muy próximos entre sí semejando una celosía Nevo dérmico menores que en zonas más superficiales. En ocasiones es difícil su diferenciación de los linfocitos. Clínicamente aparece una lesión más grande que las anteriores y de un color más claro (nevo dérmico). A pesar de esta separación en nevo juntural, compuesto y dérmico, en la práctica clínica se encuentra con frecuencia un solapamiento de todas estas lesiones y en zonas como las palmas y plantas los nevos se suelen presentar casi siempre en forma macular. Para el diagnóstico de estas lesiones benignas, además de la sintomatología y la histología, se cuenta en la actualidad con la dermatoscopia. La dermatoscopia es una técnica de exploración in vivo, no invasiva, que permite la observación de ciertas estructuras de la piel inapreciables con la simple exploración clínica, como son la estructura y el color de la epidermis, la Figura 1. Nevo melanocítico congénito mediano con folículos pilosos gruesos y muy pigmentados en superficie. unión dermoepidérmica y la dermis. La dermatoscopia aúna un método que convierte en translúcida la piel con un sistema de lentes que magnifica la imagen de la lesión. En un metaanálisis en el que incluyeron 27 artículos previamente publicados se encontró que la dermatoscopia aumentaba la precisión diagnóstica en el 49%, pero este aumento era dependiente del entrenamiento del examinador de manera que en manos no experimentadas no existían ventajas sobre el diagnóstico clínico5. El método que sigue la dermatoscopia para llegar al diagnóstico de una lesión pigmentada es un algoritmo en 2 etapas. En la primera etapa se buscan una serie de criterios que, cuando están presentes, permiten clasificar una lesión como melanocítica, y en el caso de que no encontremos ninguna de estas estructuras buscaremos aquellas que caracterizan al resto de lesiones pigmentadas no melanocíticas. Si se trata de una lesión melanocítica entramos en la segunda etapa del método diagnóstico en la que hay que diferenciar entre lesión benigna (nevo melanocítico) o maligna (melanoma). Para este propósito se han desarrollado varios métodos diagnósticos, el más utilizado de los cuales es el análisis de patrones. Los patrones dermatoscópicos más característicos de los nevos melanocíticos son el reticular, el globular, el reticuloglobular y el homogéneo (tabla I). Nevo melanocítico congénito El nevo melanocítico congénito es aquel que aparece al nacimiento o en los primeros 2 años de vida. Tiene mayores dimensiones que el adquirido, hecho que junto con la facilidad o dificultad de extirpación se utiliza para su clasificación. Estos nevos afectan a un 0,5-3% de la población y los más frecuentemente encontrados son los pequeños, seguidos por los medianos y finalmente los grandes. Se considera que son pequeños aquellos que miden menos de 1,5 cm de diámetro o que tras la extirpación quirúrgica dejan un defecto fácil de cerrar. Los medianos (fig. 1) son los que miden entre 1,5 y 19,9 cm y el defecto generado tras su extirpación requiere colgajos y expansores entre otras técnicas para su cierre. La definición de nevo melanocítico congénito gigante ha recibido múltiples acepciones; algunos autores, siguiendo la clasificación en centímetros o la problemática quirúrgica, lo definen como aquel que mide más de 20 cm o que requiere de extirpaciones seriadas. Otros, basándose en proporciones corporales, lo consideran como aquel que ocupa la mayor parte de una zona anatómica, o una superficie correspondiente a 2 palmas de mano6, o que cubre al menos el 5% de la superficie corporal7. 50 JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 2 . www.jano.es 02/06/2009 9:32:06 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Seguimiento de los nevos melanocíticos Dos circunstancias hacen importante el seguimiento periódico de estos nevos melanocíticos; por una parte, el riesgo aumentado del desarrollo de melanoma sobre nevo y, por otra, su asociación a melanosis neurocutánea. El riesgo aumentado de melanoma, la edad a la que éste se desarrolla y la capa cutánea desde la que se origina es diferente en función del tamaño del nevo. En general, el riesgo de evolución a melanoma es proporcional al tamaño del nevo congénito. Así, en los nevos congénitos gigantes se ha encontrado que el riesgo se encuentra entre el 3,5 y el 10% según las series, suele aparecer antes de la pubertad y se origina en las capas más profundas de la dermis. No se conoce con exactitud qué riesgo presentan los nevos congénitos medianos y pequeños. En este sentido, estudios realizados desde el punto de vista histológico han hallado que entre el 6 y el 8% de los melanomas se desarrollan sobre un nevo con las características histológicas que presentan los congénitos. La posible evolución a melanoma tanto en los nevos congénitos medianos como en los pequeños se produce durante o después de la pubertad y se origina en la unión dermoepidérmica8. La melanosis neurocutánea se suele ver en casos de nevos melanocíticos congénitos gigantes en localizaciones axiales o en aquellos que no son axiales pero que presentan más de 20 lesiones satélites. Para descartarla se debe realizar una completa exploración neurológica, así como valoración del neurodesarrollo infantil y, en casos sospechosos, una resonancia magnética (RM) cerebral y espinal antes de los 4 meses de edad8. Durante el seguimiento de estas lesiones pueden observarse diversos cambios que no implican malignidad, como el aumento de talla a medida que el niño crece, la aparición de zonas de diferente color y de folículos pilosos más pigmentados y gruesos (fig. 1) y el desarrollo de nevos satélites y de lesiones verrugosas. Tratamiento de los nevos Se han propuesto diversos tratamientos para los nevos melanocíticos gigantes debido al riesgo que suponen de degeneración maligna. Entre las posibilidades terapéuticas de estas lesiones se encuentran la cirugía, el curetaje, la dermoabrasión y el láser Q-Switched ruby. La cirugía reduce el riesgo de desarrollo de melanoma pero no lo evita. Se han realizado escisiones seriadas con o sin aplicación de expansores con buenos resultados funcionales y estéticos9. El momento más apropiado para realizar la intervención quirúrgica no está estipulado, aunque algunos autores consideran que el momento idóneo se sitúa entre los 6 y 9 meses de edad, debido a que el riesgo de la anestesia es muy alto en los primeros 6 meses pero el riesgo de evolución a melanoma es también mayor en los primeros años de vida10. La dermoabrasión busca eliminar las capas más superficiales del nevo, por lo que se considera el primer año de vida el mejor momento para su realización ya que hay menos cohesión celular y las células névicas son menos profundas. Esta técnica no previene del melanoma y mientras algunos autores consideran que el melanoma se detecta más fácilmente al reducir la pigmentación de la lesión, otros consideran que al producirse cicatrices que cubren los melanocitos profundos se puede enmascarar11. Con el curetaje también se han obtenido buenos resultados, tanto funcionales como estéticos, y algunos autores consideran que con esta técnica que elimina las capas más proliferativas de la lesión se puede disminuir el riesgo de melanoma9. También, al igual que con la dermoabrasión, sus detractores alegan un mayor riesgo de melanoma al producirse una posterior pigmentación de la cicatriz que puede enmascarar la lesión8. El láser Q-Swithed ruby al utilizar una longitud de onda que es absorbida por los melanocitos (694 nm) consigue una reducción significativa de éstos en la dermis papilar, y consecuentemente reduce la pigmentación del nevo. Además consigue la eliminación de los folículos pilosos muy pigmentados que aparecen típicamente en estos nevos. Pero de la misma manera que las técnicas citadas anteriormente, tampoco actúa sobre los melanocitos más profundos y no disminuye el riesgo de melanoma13. Respecto a los nevos congénitos de tamaño mediano y pequeño el tratamiento debe individualizarse después de explicar a la familia los riesgos que supone esta lesión y las posibilidades, riesgos y consideraciones estéticas de la cirugía dependiendo del tamaño del nevo y su localización. Una opción lógica para estas lesiones es el control evolutivo, planteando una biopsia o exéresis quirúrgica en caso de detectarse cambios. Otros nevos Nevos de Spitz y de Reed El nevo de Spitz es una variante de nevo melanocítico adquirido de súbita aparición y crecimiento inicial rápido. Generalmente aparece en menores de 20 años, y su frecuencia aumenta conforme menor es la edad del paciente. Clínicamente se trata de una pápula bien circunscrita, de menos de 6 mm de diámetro, localizada en cara (sobre todo en mejillas), cuello y miembros inferiores. Crece muy rápidamente en los primeros 6 meses y posteriormente se estabiliza. Presenta un color rosado o rojizo que hace que el principal diagnóstico diferencial clínico se establezca con el hemangioma y el granuloma piogénico. El nevo de Reed es una variante del nevo de Spitz que se manifiesta clínicamente como una pápula también de rápido crecimiento, pero de color marrón oscuronegro, y cuya localización característica son las extremidades inferiores (figs. 2a y c). El diagnóstico se puede establecer en función de la sintomatología, la dermatoscopia y la histología. En la dermatoscopia se ha descrito como más característico el patrón en estallido de estrellas (fig. 2d), si bien también pueden encontrarse otros patrones como el globular, reticulado, homogéneo, atípico (fig. 2b) o un retículo negativo. La histología del nevo de Spitz es bastante peculiar y en ocasiones plantea problemas en su distinción del melanoma. El nevo de Spitz se caracteriza por células epiteloides de gran tamaño (fig. 3b) o células fusiformes (fig 3d), o incluso ambos tipos en la misma lesión, bajo una epidermis normalmente hiperplásica. Las células se pueden disponer a lo largo de dicha epidermis (nevo de Spitz lentiginoso o pagetoide) en la unión dermoepidérmica (nevo de Spitz de la unión), en la epidermis y la dermis (nevo de Spitz compuesto) o en la dermis (nevo de Spitz dérmico). A diferencia del melanoma, la lesión tiene una cierta simetría, homogeneidad y orden14: − Al dividir en 2 mitades la lesión se pueden encontrar elementos similares en ambas mitades, como nidos de las JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 3 . www.jano.es 51 02/06/2009 9:32:06 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Figura 2. mismas características que suelen mostrar una grieta de retracción con respecto a la epidermis suprayacente, un número igual o similar de melanocitos en los nidos, infiltrado celular (si lo hay) similar, etc. − La lesión empieza y acaba de forma abrupta, y puede decirse que empieza y acaba por un nido de melanocitos. − Se observa cierta maduración de los melanocitos en profundidad. Nevo de Reed. A Al igual que en el melanoma pueden encontrarse células atípicas e incluso células multinucleadas con llamativos nucleolos, pero que a diferencia del melanoma suelen tener un abundante citoplasma eosinófilo y bien delimitado. También, al igual que en el melanoma, puede haber mitosis, incluso atípicas, más abundantes cuando el nevo está en fase de crecimiento. Contrariamente al melanoma no suele haber mucho pigmento, aunque hay variantes de nevo de Siptz como la hiperpigmentada que presentan una gran cantidad. La diferencia es que en esta variante el pigmento se dispone de manera homogénea en las zonas superiores de la lesión. Los cuerpos de Kamino, que representan restos de membrana localizados en las capas basales de la epidermis, se encuentran con frecuencia y son bastantes característicos, aunque no específicos, del nevo de Spitz. Para llegar al diagnóstico histológico de nevo de Spitz deben estar presentes varios de los criterios mencionados como característicos de esta entidad. En los casos en los que persiste la duda entre nevo de Spitz y melanoma, debe considerarse la edad del paciente. Cuando aparece una lesión con la clínica, dermatoscopia e histología descrita previamente en edad temprana con mayor probabilidad se tratará de un nevo de Spitz. Sin embargo, cuando estos hallazgos se presenten en un adulto con mayor probabilidad se tratará de un melanoma14. Es conveniente la extirpación quirúrgica del nevo de Spitz con el fin de realizar un correcto análisis histopatológico y establecer el diagnóstico diferencial con el melanoma. B C Nevo displásico El nevo displásico, también conocido como nevo de Clark, nevo BK o nevo con atipia arquitectónica, presenta unas características clínicas e histológicas que lo hacen diferente del nevo melanocítico adquirido y que en muchas ocasiones (al igual que pasa con el nevo de Spitz) ocasionan dificultades diagnósticas. En líneas generales, los nevos displásicos se caracterizan clínicamente por presentar 2 o 3 tonalidades de color en superficie, un diámetro que oscila entre 3 y 15 mm, ser asimétricos y tener unos bordes irregulares. Pueden aparecer de forma aislada o un gran número de ellos (fig. 4). Desde el punto de vista histológico se han definido como criterios de atipia la presencia de hiperplasia melanocítica lentiginosa persistente, atipia nuclear, fibroplasia lamelar, fibroplasia eosinofílica concéntrica e infiltrado linfocitario escaso15. Ante un paciente con un nevo displásico, la actitud más adecuada es su extirpación y estudio histológico. En el caso de que haya múltiples nevos displásicos es importante el seguimiento estrecho cada 3, 6 o 12 meses (en función del riesgo personal) por medio de un registro de imágenes y dermatoscopia digital, extirpando aquellos con mayor atipia o en los que se detecten cambios en el tiempo16. D A) Paciente de 5 años con lesión pigmentada de 6 meses de evolución en cuarto dedo de mano izquierda cuya dermatoscopia (B) mostraba un patrón atípico. C) Paciente de 15 años con lesión pigmentada de rápido crecimiento en muslo izquierdo cuya dermatoscopia (D) mostraba un patrón en estallido de estrellas. 52 JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 4 . Halo nevo También recibe el nombre de nevo de Sutton. Se trata de la aparición de un halo de despigmentación alrededor de un nevo melanocítico que de forma progresiva puede en cuestión de www.jano.es 02/06/2009 9:32:16 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Figura 3. Nevo de Spitz. A meses o años desaparecer o permanecer de pequeño tamaño rodeado por el halo blanquecino. Este fenómeno se suele dar en individuos menores de 20 años y se asocia a vitíligo y con menos frecuencia a nevo displásico (fig. 4) y melanoma. Nevo Spilus Se trata de una variante de nevo constituido por múltiples lesiones melánicas maculares sobre un fondo hiperpigmentado. Estas lesiones característicamente se agrupan siguiendo un patrón zosteriforme o segmentario (fig. 5a) en el tronco o en las extremidades y el conjunto puede medir de 1 a 4 cm de diámetro. En algún caso se ha descrito el desarrollo de melanoma o la aparición de cambios displásicos sobre un nevo Spilus previo, por lo que es conveniente su control periódico17. B C Nevos de Ota y de Ito El nevo de Ota es una lesión melánica dérmica que afecta más frecuentemente a mujeres. Se manifiesta en forma de una mancha marrón o azulada, normalmente unilateral, que se localiza a nivel de la primera y segunda rama del trigémino e incluye típicamente la esclerótica homolateral (fig. 5b). Presenta 2 picos de incidencia en cuanto su aparición; el primero es al nacimiento o durante el primer año de vida y el segundo se produce en torno a la pubertad. No presenta un mayor riesgo de desarrollo de melanoma que cualquier otra lesión melánica. El nevo de Ito es una lesión similar histológicamente al nevo de Ota pero de localización supraclavicular, escapular y deltoidea. Melanoma El melanoma es la primera causa de muerte por cáncer de piel. Su frecuencia e incidencia ha aumentado en los últimos años, pero no así su mortalidad. Este último hecho se cree que es debido a que estas lesiones se detectan cada vez en fases más precoces, con un índice de Breslow menor y por tanto con me- Figura 4. Múltiples nevos displásicos en la espalda de adolescente. D La histología de la paciente de la figura 2A era de un nevo de Spitz con células epiteloideas agrupadas en grandes nidos (A y B). La histología de la paciente de la figura 2C también era de nevo de Spitz con células de hábito fusocelular y gran cantidad de pigmento (C y D). La flecha indica un halonevo. JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 5 . www.jano.es 53 02/06/2009 9:32:46 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria jor pronóstico. Existen 6 tipos de melanoma: lentigo maligno melanoma, de extensión superficial, nodular, lentiginoso acral, desmoplásico y de mucosas. Tipos de melanoma Lentigo maligno y lentigo maligno melanoma El lentigo maligno es un melanoma in situ localizado en zonas de daño solar crónico. Presenta un lento crecimiento (a veces de hasta 10 años), motivo por el cual la norma suele ser el tratamiento poco agresivo y la consecuente recidiva (hasta en el 20%). Clínicamente se manifiesta en forma de una mancha irregular de diferentes tonalidades de color localizada típicamente en la cara (sobre todo en mejillas, nariz y región temporal). Cuando la lesión comienza a tener mayor espesor y aparece algún nódulo en superficie implica que se está produciendo invasión dérmica y se trata por tanto de un lentigo maligno melanoma. En la histología el lentigo maligno presenta melanocitos atípicos en la membrana basal sobre una dermis con intensa elastosis solar. En los casos de difícil diagnóstico diferencial con el lentigo solar la presencia de elastosis solar intensa en la dermis puede orientar hacia la malignidad de la lesión. Cuando estos melanocitos invaden la dermis ya se considera lentigo maligno melanoma. Para diagnosticar correctamente la lesión es conveniente realizar diversas biopsias, ya que la invasión dérmica no se dispone de una manera uniforme18. El tratamiento de elección es la extirpación quirúrgica. Dada la dificultad para precisar la extensión lateral de las células tumorales, siempre que sea posible la cirugía más adecuada es aquella que incluye control de todos los márgenes (cirugía micrográfica de Mohs). A diferencia de otros tumores, en el caso del lentigo maligno o lentigo maligno melanoma se realiza una variante diferida, ya que en los cortes por congelación es difícil la distinción entre queratinocitos y melanocitos19. Cuando la cirugía no se puede realizar, por las condiciones del paciente o porque la lesión es muy extensa, se pueden aplicar otras mo- Figura 5. dalidades terapéuticas, como la crioterapia, radioterapia o la aplicación de crema de imiquimod tópico al 5%. Con respecto a esta última opción, si bien es verdad que algunos autores han encontrado respuestas esperanzadoras, también se han descrito casos de pacientes no respondedores y un caso con evolución posterior a enfermedad invasiva20. Melanoma de extensión superficial Es la forma de melanoma más frecuente en la raza blanca. Se manifiesta clínicamente como una mácula de bordes irregulares y de diferentes colores (fig. 6). Normalmente se localiza en zonas con exposición solar intermitente como son las piernas en el caso de las mujeres y la espalda en el caso de los hombres. Al principio es una lesión plana, de pequeño tamaño, que histológicamente se encuentra localizada en la epidermis (melanoma in situ). Esta es la fase denominada de “crecimiento horizontal”, que comparten en su inicio el melanoma de extensión superficial, el lentigo maligno y el melanoma lentiginoso acral, y en la que la extirpación del melanoma consigue su curación. Más tarde, el tumor invade la dermis, lo que se refleja clínicamente en la adquisición de relieve e incluso de una masa tumoral. Ésta es la fase de “crecimiento vertical”, y en ella el melanoma adquiere la capacidad de infiltrar los vasos sanguíneos y linfáticos, y con ello producir metástasis. Melanoma nodular Es la segunda forma más frecuente de melanoma en la raza blanca. Se suele localizar en la espalda de los hombres. Se caracteriza por la ausencia de fase de crecimiento horizontal, de forma que clínicamente se manifiesta como un nódulo de rápido crecimiento que tiende a ulcerarse y sangrar. Puede ser muy pigmentado, escasamente pigmentado o amelanótico. Melanoma lentiginoso acral Es el más frecuente en la raza negra, asiática e hispana. Se trata de una mancha plantar o palmar irregular y durante mucho tiempo asintomática hasta que inicia la fase de crecimiento ver- Nevos Spilus y de Ota. A B A) Nevo Spilus. B) Nevo de Ota. 54 JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 6 . www.jano.es 02/06/2009 9:32:47 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria tical. Un subtipo de esta variante es el melanoma del lecho y de la matriz ungueal que muchas veces se confunde con un hematoma subungueal y retrasa el diagnóstico. A diferencia de éste, el melanoma de la matriz ungueal presenta un borde irregular con una pigmentación no uniforme y afectación del pliegue ungueal proximal. identificar las características clínicas de una lesión melanocítica que deben hacer considerar un diagnóstico de melanoma es la del ABCDE, donde A se refiere a asimetría; B, a bordes irregulares; C, a varios colores en la misma lesión; D, a un diámetro mayor de 6 mm, y E, a evolución en el sentido de cambios que haya sufrido la lesión. En este aspecto, se ha demostrado que los cambios en el tamaño o en el color de una lesión o la aparición de una nueva lesión son los rasgos más útiles para los pacientes para distinguir entre un nevo y un melanoma. Es importante tener en cuenta esto por cuanto se ha demostrado que la observación de un cambio de color como signo de presentación se encuentra asociado a melanomas diagnosticados con espesor delgado, lo que podría significar que se puede tratar de un signo precoz. Aunque no estén reflejados en los libros o se encuentren valorados en estudios adecuados, existen otras reglas que pueden resultar muy útiles para el diagnóstico precoz del melanoma. La más conocida y útil de ellas es el signo del “patito feo”. En general, las personas tienen uno o 2 tipos de nevos que tienen una morfología similar, aunque puedan tener unas ciertas diferencias de tamaño. Con este signo se hace referencia a la aparición de una lesión que es diferente a las que ya se tienen. Esta lesión puede ser una lesión más negra, o una lesión más roja, o cualquier aspecto que simplemente la haga diferente a las demás. Se han descrito diferentes patrones y criterios dermatoscópicos que ayudan al diagnóstico del melanoma. El patrón clásicamente descrito es el muticomponente que es aquel que mezcla diferentes patrones y tonalidades distribuidos de manera irregular dentro de la lesión. Entre los criterios descritos se encuentra la presencia de un retículo pigmentado que termina de forma irregular, áreas blanco-azuladas que suelen corresponderse con zonas de regresión tumoral, zonas de diferentes tonalidades de color, presencia de un velo rojo lechoso en el fondo de la lesión y glóbulos marrones, negros y/o grises distribuidos de forma irregular y asimétrica (fig. 6). En la zona acral, la presencia de la invasión de los orificios glandulares (patrón de cresta) es muy útil para el diagnóstico de malignidad. Melanoma desmoplásico Su frecuencia es menor del 1%. Se suele localizar en cara y cuello de pacientes ancianos de sexo masculino y con importante daño solar. A diferencia del melanoma clásico esta variante suele ser amelanótica, presenta un marcado neurotropismo y una mayor tendencia a la recidiva local, aunque el diagnóstico se haya realizado en estadios tempranos y se haya practicado una cirugía con márgenes libres de enfermedad. Histológicamente esta variante de melanoma está constituida por células fusiformes embebidas en un estroma de colágeno denso, al cual se denomina “desmoplásico”. En función del porcentaje de la desmoplasia encontrada, el melanoma desmoplásico se subdivide en puro o mixto; el puro presenta menor tendencia a la afectación ganglionar y mejor pronóstico que el mixto y que el melanoma común21,22. Melanoma maligno de mucosas Es poco frecuente. Puede afectar a la mucosa nasal y producir una sintomatología de epistaxis u obstrucción nasal; al tracto genital femenino (sobre todo en los labios menores) con sangrado y prurito, y a la zona anorrectal produciendo sangrado rectal o sensación de masa dolorosa. Otras posibles localizaciones son el paladar, la encía maxilar y la conjuntiva ocular. Clínicamente se trata de una hiperpigmentación irregular que puede tener un falso aspecto de benignidad. Diagnóstico Se puede realizar en función de la sintomatología, la dermatoscopia y los hallazgos histológicos. La regla más conocida para Figura 6. A Melanoma de extensión superficial en espalda. B 4 3 1 2 A) Dermatoscopia de la lesión. B) 1, zonas blanco-azuladas de regresión; 2, velo lechoso rojizo; 3, glóbulos de diferentes colores y distribución asimétrica; 4, retículo con finalización atípica. JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 7 . www.jano.es 55 02/06/2009 9:32:49 Monográfico Lesiones melanocíticas (nevos y melanomas) en atención primaria B. Echeverría García y R. Botella-Estrada Patologías dermatológicas prevalentes en atención primaria Tabla II. Márgenes de exéresis recomendados para el melanoma primario Espesor de Breslow Margen quirúrgico (cm) In situ 0,5 ≤ 2 mm* 1,0 > 2 mm 2,0 *En los melanomas con un espesor entre 1 y 2 mm con ulceración se recomienda un margen de exéresis de 2,0 cm. Histológicamente el melanoma clásico (no el desmoplásico) se caracteriza por ser una lesión asimétrica, constituida por melanocitos de tamaños irregulares, con abundantes figuras mitósicas y núcleos hipercromáticos. Los melanocitos pueden disponerse en nidos de diferente tamaño y forma o de forma difusa, en sábanas. La epidermis suprayacente suele estar adelgazada e incluso ulcerada y la dermis puede mostrar elastosis y melanina dispuesta de manera irregular. Pronóstico y estadificación El pronóstico del melanoma se basa sobre todo en el espesor tumoral medido por el índice de Breslow (desde la capa granulosa hasta la zona de infiltración más profunda) y la presencia de ulceración. El pronóstico empeora cuanto mayor es el espesor tumoral y en los casos en los que hay ulceración. Otros factores que también influyen son la edad del paciente, la localización del tumor (en tronco, cabeza y cuello tienen peor pronóstico) y la afectación ganglionar. La estadificación inicial debe realizarse mediante una cuidadosa exploración física, analítica sanguínea (hemograma y química con función hepática y renal, láctico deshidrogenasa [LDH] y proteína S100) y radiografía de tórax. Dependiendo del pronóstico del melanoma ante el que nos encontremos, se añaden otras exploraciones como la ecografía del área de drenaje ganglionar, ecografía abdominal, tomografía computarizada toracoabdominopélvica, RM cerebral y tomografía por emisión de positrones23. El análisis del primer ganglio de drenaje de la zona tumoral (ganglio centinela) tiene utilidad diagnóstica y en la estadificación del paciente pero no se ha visto que tenga influencia en la supervivencia. En la mayoría de centros se realiza en melanomas con un índice de Breslow entre 1 y 4 mm, aunque existe la tendencia a realizarlo también a pacientes con buen estado general con un Breslow > 4 mm. Tratamiento Actualmente la base del tratamiento es la cirugía, con diferentes márgenes laterales y profundos en función del estadio tumoral (tabla II). Otros tratamientos comprenden la radioterapia paliativa en lesiones metastásicas, la quimioterapia con dacarbacina (DTIC) en los casos con metástasis a distancia, el interferón e incluso la crema de imiquimod tópica para las cutáneas24. J 56 JANO 5 DE JUNIO DE 2009. N.º 1.740 13Mono0251Lesiones.indd 8 . Bibliografía 1. Garraway LA, Widlund H, Rubin MA, et al. Integrative genomic analyses identify MITF as a lineage survival oncogene amplified in malignant melanoma. Vol 436|7 July 2005|doi:10.1038/nature03664 2. Chin L, Garraway LA, Fisher DA. Malignant melanoma: genetics and therapeutics in the genomic era. Genes Dev. 2006 20: 2149-82. 3. Fullen DR, Poynter JN, Lowe L, et al. BRAF and NRAS mutations in spitzoid melanocytic lesions. Mod Pathol. 2006;19:1324-32. 4. Takata M, Saida T. Genetic alterations in melanocytic tumors. J Dermatol Sci. 2006;43:1-10. 5. Kittler H, Pehamberger H, Wolff K, Binder M. Diagnostic accuracy of dermoscopy. Lancet Oncol. 2002;3:159-65. 6. Lorentzen M, Pers M, Bretteville-Jensen G. The incidence of malignant transformation in giant pigmented nevi. Scand J Plast Reconstr Surg. 1977;11:163-7. 7. Swerdlow AJ, Green A. Melanocytic naevi and melanoma: an epidemiological perspective. 1: Br J Dermatol. 1987;117:137-46. 8. Marghoob AA, Borrego JP, Halpern AC. Congenital melanocytic nevi: treatment modalities and management opticions. Semin Cutan Med Surg. 2007;26:231-40. 9. Fujiwara M, Nakamura Y, Fukamizu H. Treatment of giant congenital nevus of the back by convergent serial excision. J Dermatol. 2008;35:608-10. 10. Backman ME, Kopf AW .Iatrogenic effects of general anesthesia in children: Considerations in treating large congenital nevocytic nevi. J Dermatol Surg Oncol. 1986;12:363-7. 11. Bohn J, Svensson H, Aberg M. Dermabrasion of large congenital melanocytic naevi in Neonates. Scand J Plast Reconstr Surg Hand Surg. 2000;34:321-6. 12. De Raeve LE, Claes A, Ruiter DJ, van Muijen GN, Roseeuw D, van Kempen LC. Distinct phenotypic changes between the superficial and deep component of giant congenital melanocytic naevi: a rationale for curettage. Br J Dermatol. 2006;154:485-92. 13. Kay AR, Kenealy J, Mercer NS. Successful treatment of a giant congenital melanocytic naevus with the high energy pulsed CO2 laser. Br J Plast Surg. 1998;51:22-4. 14. Massi G, Leboit P. Spitz nevus. Histological diagnosis of nevi and melanoma. Steinkopff: Springer; 2004. 15. Clark WJH, Reimer RR, Greene M, et al. Origin of familiail malignant melanomas from heritable melanocytic lesions: the B-K mole syndrome. Arch Dermatol. 1978;114:732-8. 16. Barnhill R, Rabinovitz H. Benign melanocytic neoplasm. En: Bolognia JL, Jorizzo JL, Rapini RP, editores. Dermatology. 2nd ed. London: Mosby Elsevier; 2004. 17. Haenssle HA, Kaune KM, Buhl T, et al. Melanoma arising in segmental nevus spilus: Detection by sequential digital dermatoscopy. J Am Acad Dermatol. 2009 Feb 21. 18. Al-Niaimi F, Jury CS, McLaughlin S, Herd RM. Review of management and outcome in 65 patients with lentigo maligna. Br J Dermatol. 2009;160:211-3. 19. Smalberger GJ, Siegel DM, Khachemoune A. Lentigo maligna. Dermatol Ther. 2008;21:439-46. 20. Powell AM, Robson AM, Russell-Jones R, Barlow RJ. Imiquimod and lentigo maligna: a search for prognostic features in a clinicopathological study with long-term follow-up. Br J Dermatol. 2009. 21. Hawkins WG, Busam KJ, Ben- Porat L, et al. Desmoplastic melanoma:a pathologically and clinically distint form of cutaneous melanoma. Ann Surg Oncol. 2005;12:207-13. 22. Pawlik TM, Ross MI, Prieto VG, et al. Assesment of the role of sentinel lymph node biopsy for primary cutaneous desmoplastic melanoma. Cancer. 2006;106:900-6. 23. Jost LM, Jelic S, Purkalne G. ESMO Minimun Clinical Recommendations for diagnosis, treatment and follow-up of cutaneous malignan melanoma. Ann Oncol. 2005;16 suppl 1:166-8. 24. Wolf IH, Smolle J, Binder B, Cerroni L, Richtig E, Kerl H. Topical imiquimod in the treatment of metastatic melanoma to skin. Arch Dermatol. 2003;139:273-6. www.jano.es 02/06/2009 9:32:49