Miércoles 27 de Febrero de 2013 La danza de los millones No todo lo legal es justo Por: José Luis Huape Rodríguez No todas las decisiones que se toman bajo el ropaje de la ley son justas. Para explicar esta afirmación recurriré a una historia de fines del siglo XIX acaecida en el Estado de Nueva York, Estados Unidos de América. En aquella época la ley permitía heredar sin excepción a quienes el testamento favoreciera con ese derecho. Sucedió que el señor Francisco Palmer otorgó testamento dejando como herederos a sus dos hijas, las señoras Riggs y Preston, también a su nieto Elmer Palmer. Este último por azares del destino se enteró que su abuelo lo desheredaría, entonces lo asesinó. La ley literalmente permitía heredar a Elmer Palmer aunque fuera el asesino del autor de la herencia, pero las hijas inconformes piden a un tribunal que excluya a Elmer de la herencia porque apresuró la muerte de su benefactor. El tribunal resuelve diciendo: “Aunque la ley permite heredar a Elmer, lo justo es que no lo haga, ya que nadie tiene derecho a los beneficios de su propio fraude o para sacar provecho de su propia maldad, o para fundar cualquier reclamación de su pecado, o para adquirir la propiedad del testador en base a su propio crimen (caso: Riggs vs. Palmer. 22 N.E. 188. 1889)”. Elmer Palmer no heredó por la notoria injusticia de su acción. No todo lo legal es justo. Viene a cuento esta historia porque aquí en Baja California el Congreso tiene facultades legales para aprobar los presupuestos anuales de egresos de los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y de los organismos públicos autónomos. Pero no es justo para los ciudadanos que los diputados en dos años se hayan aumentado el presupuesto en 412 millones de pesos, más del doble, y que sólo el año pasado se hayan incrementado dicho presupuesto en 100 millones de pesos, sin beneficio palpable para la sociedad. Los diputados argumentan que ese dinero fue a dar a la profesionalización de las áreas técnicas del Congreso. La réplica obligada es: ¿Entonces por qué tanta pifia legislativa? Miércoles 27 de Febrero de 2013 Se percibe que ni por asomo hay correspondencia entre las millonadas que gasta el Congreso en servicios personales con la calidad de su actividad legislativa. El presupuesto señala que el grueso del recurso fue a dar al ramo de servicios personales. Un dato nos dará una leve idea de lo que pasa en la “asamblea del pueblo”: El año 2010 cada diputado ocupaba de apoyo a su función de 13 empleados en promedio, en 2012 ocupan 26 trabajadores. Dobletearon el personal. Es un hecho notorio que vivimos en un Estado con carencias crecientes y municipios en quiebra, sí, en quiebra, porque sus activos propios y disponibles son insuficientes para hacer frente a sus obligaciones. Esa situación aquí y en China se llama quiebra, aunque la palabra cause urticaria. Debemos reconocer el estado real de las finanzas públicas y llamar a las cosas por su nombre para buscar el remedio adecuado. Uno de ellos es tapar los boquetes que los diputados abren a la bolsa de la hacienda pública para detener la fuga inmisericorde de recursos y aplicarlos donde se necesitan, donde mejor aproveche al pueblo. La ley faculta a diputados para examinar, discutir, modificar, aumentar, reducir y aprobar su presupuesto anual, pero no es justo que se sirvan con la cuchara ancha de los recursos formados con las contribuciones del pueblo trabajador y productivo. Si sometiéramos este asunto a un tribunal de cuentas (como el tribunal de cuentas español), seguro resolvería como en el caso Palmer: No todo lo legal es justo. OBSERBC ha presentado una reclamación ciudadana a los diputados al Congreso del Estado, así como al Secretario de Planeación y Finanzas de BC para que detengan el dispendio de los recursos públicos y respondan a la pregunta: ¿En qué ha beneficiado a la ciudadanía el incremento galopante al presupuesto del Congreso? PD. Niega el voto al candidato que no incluya dentro de sus compromisos de campaña publicar su declaración patrimonial y fiscal o no se comprometa a publicar un presupuesto de egresos ciudadano.