La bicicleta-Arma letal 1

Anuncio
LA BICICLETA: ¿ARMA LETAL? 1.- EL SILLIN
Por los Dres. Kepa Lizarraga y Javier Serra
Hay días en los que uno piensa que la bicicleta se ha convertido en una
máquina con una extraña capacidad para producir lesiones de todo tipo, y eso sin
pensar en las caídas, con o sin ayuda de nuestra imprudencia o de la impericia de
tantos conductores a la hora de compartir ruta con el ciclista.
Entumecimientos de pies, manos o “bajos” (genitales), dolores de rodillas,
cuello o muñecas; tendinitis, condromalacias, contracturas musculares o neuritis
son algunos de los problemas que, con más frecuencia de lo deseable, afectan a
cuantos utilizan lo suficiente la bicicleta y, sobre todo, al cicloturista.
¿Cuál es el motivo? ¿Es la bicicleta un elemento tan peligroso?
Basta con salir a la carretera, sobre todo los fines de semana, para
encontrar respuestas a estas preguntas: cicloturistas “nuevos” o a comienzo de
temporada utilizando desarrollos propios de profesionales, cuadros excesivamente
largos (o personas excesivamente “cortas” para ese cuadro), sillines en posición
más baja de lo adecuado, ruedas, horquillas y cuadros muy rígidos sobre firmes
irregulares...
Bien sea por una elección errónea del material, por un uso incorrecto o por
un ajuste no adecuado, la bicicleta se puede convertir en una fuente de problemas
en lugar de proporcionarnos salud, en lo físico y en lo espiritual.
Excepto que utilicemos la bicicleta para ir a por el pan y la leche o tan solo
para dar una vueltita y fisgar las huertas, jardines o a los vecinos de camping,
debemos ser conscientes de que esa máquina, al igual que la silla del despacho, el
asiento del coche o del camión, la colocación de la pantalla del ordenador, el mango
del destornillador o la mesa de trabajo, si no está bien adaptada a quien la utiliza,
acabará produciéndole sobrecargas o lesiones que bien pudiéramos llamar
“tecnopatías”, ya que es el material técnico quien las genera.
Con los ajustes de la bicicleta buscamos dos cosas: estar en la posición
más saludable y obtener el máximo rendimiento de nuestro esfuerzo. El problema
es que, a veces, una cosa excluye la otra; tal como ocurre con las agresivas
posiciones de las bicicletas de contrarreloj utilizadas por los profesionales.
AJUSTES DEL SILLIN
La posición incorrecta del sillín es uno de los errores que con más
frecuencia se comete y, en algunos casos, resulta incluso tan evidente que es
innecesario medirla para hacer el diagnóstico.
De cuatro formas podemos moverlo para adaptarlo a nuestra forma,
tamaño, posición sobre la bici y estilo de pedaleo pero, ¡ojo!, el organismo no
tolera cualquier ajuste.
En primer lugar, debemos comprobar que el sillín “mire” bien hacía
delante. No; no se trata de que hayamos visto a nadie que lo llevara hacía atrás
pero, en más de un caso, hemos visto rozaduras en los muslos por llevarlo algo
girado a izquierda o derecha, en lugar de estar bien alineado con el tubo horizontal.
Un segundo aspecto, también fácil de analizar, es el de si llevamos el sillín
horizontal o no.
Mirando de lado la bicicleta, la posición “ortodoxa” dice que, situado un
nivel a lo largo del sillín, su burbuja debiera indicarnos que está en horizontal. Sin
embargo, pequeños ajustes elevando o bajando la punta pueden permitirnos una
mejor adaptación, bien sea a nuestras características personales o a las del
recorrido que tenemos por delante.
Por el contrario, si la posición está excesivamente alterada, ¿qué puede
pasar?
En general, una punta baja hará que carguemos peso excesivo sobre las
manos y muñecas, facilitando que se nos queden “dormidas” por compresiones
nerviosas, mientras que si la punta está demasiado alta, la columna vertebral
lumbar deberá flexionarse en exceso para compensarlo y puede sufrir molestias, al
igual que la próstata, por soportar mayor presión la zona anterior del periné.
Otra forma de ajustar el sillín es la de desplazarlo adelante y atrás sobre
sus dos guías, acercándonos o separándonos del manillar.
En condiciones normales, el ajuste debe permitir que, situando una biela
en posición horizontal hacía delante, la línea vertical que pase por delante de la
rótula de la rodilla de ese lado caiga exactamente sobre el eje del pedal.
Si el sillín está en posición retrasada deberemos flexionar en exceso la
columna lumbar y, de nuevo, apoyaremos más peso sobre la parte anterior del
periné. En cambio, si lo adelantamos demasiado, sobrecargaremos los brazos al
desplazar más peso sobre la rueda anterior, y podrá sufrir también la columna, en
este caso a nivel cervical.
El ajuste más conocido del sillín, aun cuando no siempre se realice bien, es
el de altura.
Hay numerosas formas para calcularlo: en base a la longitud de las
piernas, a la altura de entrepierna, etcétera, pero la que más nos gusta a nosotros,
por parecernos más exacta y por tener en cuenta no solo las dimensiones del
ciclista, sino también su estilo de pedaleo, es la que analiza los ángulos de trabajo
de las articulaciones de la rodilla y cadera.
¿Qué ocurrirá, en cuanto a salud, si rodamos con el sillín demasiado bajo?
Que las rodillas, entre otras cosas, sufrirán nuestro error. Al trabajar en
ángulos más cerrados de lo correcto, los cartílagos de esta articulación y el de la
cara posterior de la rótula, sobre todo, sufren unas presiones mucho más elevadas
que cuando lo hacen en posición correcta, llevando a la aparición de lesiones como
la condromalacía rotuliana. De la misma forma, los tendones extensores, como el
rotuliano, se ven sometidos a mayor esfuerzo, pudiendo dar lugar a tendinitis.
Por el contrario, cuando el fallo consiste en una posición excesivamente
elevada del sillín, obligándonos a llevar las piernas muy estiradas, son otros
tendones los que sufren las consecuencias, como los de la “pata de ganso”, en la
cara interna de la rodilla, y también nos podemos producir lesiones o sobrecargas
en la región lumbar de la columna, debido al constante balanceo lateral de la
cadera al llegar forzados a los pedales.
Tal como hemos podido ver a lo largo del artículo, debemos tener muy en
cuenta el ajuste de la bicicleta a nuestro cuerpo y técnica. Hay que recordar que
serán miles y miles las veces que repetiremos los movimientos de pedaleo e
igualmente serán miles los kilómetros a recorrer y muchas las horas a estar en ella
sentados. La comodidad, la salud y el rendimiento dependerán en buena medida de
la atención que prestemos a esos aspectos.
Descargar