FUNCIONARIOS DE UNICA INSTANCIA INHIBITORIO DE PLANO

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FUNCIONARIOS DE UNICA INSTANCIA
INHIBITORIO DE PLANO
Autonomía funcional
Se debe ordenar un inhibitorio de plano cuando se considera
que de los hechos denunciados, no se desprende una conducta
constitutiva de falta disciplinaria, por considerar la Sala
que la decisión proferida por el funcionario investigado y
que originó el informe en su contra, se encuentra cobijada
por la autonomía funcional.
REPÚBLICA DE COLOMBIA
RAMA JUDICIAL
CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA
SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA
Bogotá D.C., doce (12) de septiembre de dos mil doce (2012)
Magistrada Ponente Dra. JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ
Radicación No. 110010102000 201202051 00 (4596-13)
Aprobado según Acta de Sala No. 79
ASUNTO
Decide de plano la Sala lo referente al informe remitido por la Jefatura de la
Oficina Judicial de la Dirección de Administración Judicial de Neiva contra el
doctor EDGAR ROBLES RAMÍREZ, Magistrado de la Sala Civil - Familia del
Tribunal Superior de Neiva.
ANTECEDENTES
1.- La Presidenta de la Sala Administrativa del Consejo Seccional de la
Judicatura de Huila, mediante auto de 23 de agosto de 2012, remitió por
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competencia a esta Corporación el informe remitido por el Jefe de la Oficina
Judicial de la Dirección de Administración Judicial de Neiva, en el cual se informa
sobre “la devolución de la Acción de Tutela instaurada contra la DIRECCIÓN
EJECUTIVA SECCIONAL DE ADMINISTRACIÓN JUDICIAL siendo demandante
RODRIGO MONTERO PUENTES la cual fue recibida y repartida en esta Oficina
el día 16 de agosto del presente año correspondiendo al Despacho del
Magistrado EDGAR ROBLES RAMÍREZ. El Magistrado, EDGAR ROBLES
RAMÍREZ, mediante auto del de 21 de Agosto de 2012, del cual adjunto copia,
resuelve devolver la acción de Tutela a la Oficina Judicial para reparto por
competencia a los juzgados del Circuito”
sic a lo transcrito- (fls. 1 a 11 c.o.).
CONSIDERACIONES DE LA SALA
1.- Competencia.
Con fundamento en las atribuciones conferidas en los artículos 256 numeral 3º
de la Constitución Nacional y 112 numeral 4º de la Ley 270 de 1996, la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, es la
Corporación competente para conocer y resolver en esta instancia de las
investigaciones disciplinarias que se adelanten contra los Magistrados de los
Tribunales y Consejos Seccionales y de los Fiscales delegados ante los
Tribunales Superiores del país.
2.- De la viabilidad de la investigación y del principio de autonomía
funcional.
El asunto que ocupa la atención de la Sala se refiere al informe remitido por el
Jefe de la Oficina Judicial de la Dirección de Administración Judicial de Neiva,
según el cual se repartió una acción de tutela de RODRIGO MONTERO
PUENTES
contra
la
DIRECCIÓN
EJECUTIVA
SECCIONAL
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ADMINISTRACIÓN JUDICIAL, la cual fue recibida y repartida por esa Oficina el
día 16 de agosto de 2012, correspondiendo al Despacho del Magistrado EDGAR
ROBLES RAMÍREZ, quien mediante auto de 21 de Agosto de 2012, ordenó su
devolución a la referida oficina, para que fuera sometida a reparto entre los
Juzgados del Circuito.
El paso a seguir en el presente evento es conforme a lo previsto en el artículo
150 del Código Disciplinario Único (Ley 734 de 2002), en tanto, corresponde
analizar la viabilidad de iniciar actuación alguna en este proceso disciplinario.
Advertidas las anteriores premisas, encuentra la Sala que en el caso de estudio
no se evidencia vulneración ostensible del ordenamiento jurídico por parte del
Magistrado denunciado, pues su actuación obedece al ejercicio de su autonomía
en la interpretación normativa y aplicación del derecho según sus competencias.
Lo anterior, por cuanto el parágrafo primero del artículo 150 de la Ley 734 de
2002, le permite al funcionario judicial en aquellos casos que conozca de una
información o queja manifiestamente temeraria, o se refiera a hechos
disciplinariamente
irrelevantes
o
de
imposible
ocurrencia,
o
sean
presentados de manera absolutamente inconcreta o difusa, la facultad de
inhibirse de plano de iniciar actuación disciplinaria alguna.
Esta figura encuentra su razón de ser, en el inútil desgaste que para la
administración de justicia reportan aquellas quejas o informaciones que de su
simple examen se concluye que carecen del fundamento mínimo que permita o
motive la puesta en marcha del aparato jurisdiccional a través de una
indagación preliminar, ya que su contenido ni siquiera justifica proceder de
oficio para los fines previstos en dicha etapa procesal, tal como lo dispone el
artículo 150 de la Ley 734 de 2002, es decir, para verificar la ocurrencia de la
conducta, determinar si es constitutiva de falta disciplinaria o si se ha actuado
al amparo de una causal de exclusión de responsabilidad, razonamiento que en
armonía con el artículo 69 ibídem, impiden la iniciación de oficio de la acción
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disciplinaria cuando no cumplan con los requisitos mínimos consagrados en los
artículos 38 de la Ley 190 de 1995 y 27 de la Ley 24 de 1992.
Así pues, y descendiendo al caso que nos ocupa, al revisar la documental
remitida junto con el informe, desde ya se anuncia decisión inhibitoria, por cuanto
de la copia del pronunciamiento por medio del cual el Magistrado denunciado
dispuso trasladar de su Jurisdicción la acción constitucional de tutela invocada
por el señor RODRIGO MONTERO PUENTES contra la DIRECCIÓN
EJECUTIVA SECCIONAL DE ADMINISTRACIÓN JUDICIAL, a los Juzgados del
Circuito, se infiere razonablemente que los hechos puestos en conocimiento se
tornan en irrelevantes para el derecho disciplinario en la medida que la decisión
referida no tiene la entidad suficiente para configurar una falta disciplinaria que
merezca reproche y menos el adelantamiento de una investigación preliminar.
Para la Sala, la decisión del Magistrado, que fue objeto de informe, se ajustó en
sentido material, a lo establecido en la normatividad aplicable (inciso 2º del
numeral 1º del artículo 1º del Decreto 1382 de 2000), es más, en últimas, su
decisión se encuentra amparada por el principio de la autonomía funcional, en
tanto el actuar que se les cuestiona infundadamente, se limitó a darle
cumplimiento a las normas, que regulan el reparto de las acciones de tutela para
su conocimiento en primera instancia, luego de un análisis racional y ponderado
al respecto.
En efecto, el doctor EDGAR ROBLES RAMÍREZ, Magistrado de la Sala Civil
Familia del Tribunal Superior de Neiva, dentro del radicado número 41001
2214000 2012 00026 00, en proveído del 21 de agosto de 2012, consideró que
esa Colegiatura no era competente para tramitar la primera instancia de la
referida acción de tutela, teniendo en cuenta lo dispuesto en el numeral 1 del
artículo 1 del Decreto 1382 de 2000, por considerar que “tratándose la
Dirección Seccional de Administración Judicial de Neiva, de una autoridad
pública del orden departamental, que ejerce sus funciones
estrictamente
administrativas_ en el ámbito territorial del Distrito Judicial de Neiva y Florencia,
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… el competente para conocer de la presenta acción de tutela, en primera
instancia, es el Juez del Circuito de esta ciudad.” (fl. 10 c.o.).
Observa la Sala, como a partir de la interpretación sistemática de las
mencionadas normas, el Magistrado aquejado ordenó remitir de manera
inmediata la acción de tutela a quien en su concepto resultaba competente para
conocerla en primera instancia, pues véase que la acción de tutela fue recibida
y repartida por la Oficina Judicial el jueves 16 de agosto de 2012, la cual debió
ser entregada al investigado ese mismo día o el viernes 17, y el siguiente día
hábil, es decir el martes 21 de agosto de 2012, se emitió el auto que ordenó su
devolución para ser sometida a nuevo reparto.
Es más, a los funcionarios judiciales les asiste la autonomía funcional
como derecho al momento de administrar justicia, ello quiere decir, que
por sus decisiones no son sujetos disciplinables, en tanto todas ellas son
debatibles
a través
de las instancias pertinentes, por ende, la
interpretación ponderada del Magistrado al remitir la acción de tutela a la
autoridad competente es del resorte de su autonomía e independencia
funcional y no es de buen recibo que las mismas se controviertan a través
de un proceso disciplinario. Claro está, con la excepción de contener la
misma, y que se aprecie prima facie, errores protuberantes y groseros
que den al traste con la función pública de administrar justicia, en tanto el
mero desacuerdo del derrotado en el litigio no adquiere la relevancia de
conducta a investigar disciplinariamente.
Es por lo anterior que, debe recordarse lo preceptuado en el artículo 5º de la Ley
270 de 1996 la cual prevé:
“ARTICULO 5º. AUTONOMIA E INDEPENDENCIA DE LA RAMA
JUDICIAL. La Rama Judicial es independiente y autónoma en el ejercicio
de su función constitucional y legal de administrar justicia.
Ningún superior jerárquico en el orden administrativo o jurisdiccional podrá
insinuar, exigir, determinar o aconsejar a un funcionario judicial para
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imponerle las decisiones o criterios que deba adoptar en sus providencias.”
Al respecto es preciso traer ahora lo sostenido por esta Sala, respecto de los
principios de independencia y autonomía funcional:
“…los funcionarios judiciales cuando administran justicia están amparados
por los principios de independencia y autonomía funcional consagrados en
los artículos 228 y 230 de la Constitución Nacional. Tales axiomas de
carácter superior garantizan a los Jueces de la República actuar sin
consideración a indebidas injerencias provenientes de otros órganos del
poder público e incluso de la propia Rama Judicial, en forma que sólo
quedan sometidos al imperio de la Constitución y la ley, con lo cual se busca
que sus decisiones sean producto de la aplicación libre e imparcial del
ordenamiento jurídico y del análisis reflexivo de las pruebas con las cuales se
soportan las mismas”.
“Los principios de independencia y autonomía funcional impiden, por
tanto, que los pronunciamientos de los Jueces emitidos en ejercicio de
sus funciones den lugar a juzgamiento de índole disciplinario. A este
respecto, pertinente resulta traer a colación lo dicho por la Corte
Constitucional en la sentencia C-417 del 4 de octubre de 1993”:
“Es necesario advertir, por otra parte, que la responsabilidad disciplinaria de
jueces y magistrados no puede abarcar el campo funcional, esto es, el que
atañe a la autonomía en la interpretación y aplicación del derecho según
sus competencias. Por consiguiente, el hecho de proferir una sentencia
judicial en cumplimiento de la función de administrar justicia no da lugar a
acusación ni a proceso disciplinario alguno” (M.P. Dr. JOSE GREGORIO
HERNANDEZ GALINDO y negrilla fuera del texto).
“La doctrina constitucional antes citada fue ratificada por la Corporación
guardiana de la Carta Política en la sentencia T-249 del 1º de julio de 1995, al
señalar lo siguiente:
“Por consiguiente, cabe recalcar que cuando en cumplimiento de la función de
administrar justicia el juez aplica la ley, según su criterio, y examina el material
probatorio, ello no puede dar lugar al quebrantamiento del derecho disciplinario,
dada la independencia con que debe actuar en el ejercicio de la función
jurisdiccional que por naturaleza le compete”1. (Negritas fuera del texto).
Véase que también en este sentido se pronunció la Corte Constitucional, en Sala
de Revisión - Sentencia T-249 del 1 de junio de 1995, decisión en la cual afirmó:
1
En la providencia del 11 de mayo de 2000, aprobada según acta No.26, Rad. No. 1209-A, M.P.
Dr. HERNANDO HERRERA VERGARA.
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"la responsabilidad disciplinaria de jueces y magistrados no puede abarcar el
campo funcional, esto es el que atañe a la autonomía en la interpretación y
aplicación del derecho según sus competencias. Por consiguiente, el hecho de
proferir una sentencia judicial en cumplimiento de la función de administrar
justicia no da lugar a acusación ni a proceso disciplinario alguno".
En este orden de ideas, sólo son susceptibles de acción disciplinaria las
providencias judiciales en donde el funcionario vulnera ostensiblemente el
ordenamiento jurídico, incurriendo con ello en lo que doctrinalmente se ha
denominado vía de hecho, o cuando, para cimentar su decisión, distorsiona
ostensiblemente los principios de la sana crítica, orientadores de la valoración
probatoria, supone indebidamente pruebas inexistentes en el expediente o
desconoce groseramente las que obran en el plenario.
Por fuera de esas situaciones, las interpretaciones de la ley o el valor asignado
por el funcionario a las pruebas, así tales comportamientos en un momento
determinado puedan juzgarse equivocados, escapan del ámbito de control de la
jurisdicción disciplinaria.
Por todo lo anteriormente plasmado, se evidencia sin elucubración alguna que la
actuación endilgada al Magistrado inculpado obedece a la facultad que tienen los
funcionarios judiciales de proferir sus decisiones con base en el recto criterio, en
la imparcialidad, en la objetividad, por lo cual estima la Sala que ninguna
posibilidad hay de cuestionar por vía disciplinaria la conducta de los aquejados,
máxime cuando ella se encuentra amparada por los principios de autonomía e
independencia funcionales, consagrados en los artículos 228 y 230 de la
Constitución Política que impiden a la jurisdicción disciplinaria formular reproche
de esta naturaleza cuando simplemente aplican el derecho, producto de la
interpretación de la ley o la valoración de las pruebas.
En este orden de ideas, resulta imperativo para esta Corporación admitir que las
actuaciones objeto de controversia no configuran vía de hecho, ni lesionaron
derecho fundamental alguno, pues no se manifiesta la existencia de la
arbitrariedad alguna.
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Por lo anterior, no se advierte, una transgresión del ordenamiento jurídico en
las
actuaciones
cuestionadas
al
doctor
EDGAR
ROBLES
RAMÍREZ,
Magistrado de la Sala Civil Familia del Tribunal Superior de Neiva, razón por la
cual procede a dar aplicación al parágrafo 1º del artículo 150 de la Ley 734 de
2002, el cual dispone:
“Cuando la información o queja sea manifiestamente temeraria o se refiera
a hechos disciplinariamente irrelevantes o de imposible ocurrencia o sean
presentados de manera absolutamente inconcreta o difusa, el funcionario
de plano se inhibirá de iniciar actuación alguna” (Subraya nuestra).
Conforme a la norma en cita y dado que en el presente evento el inculpado
actuó amparado por la autonomía e independencia judicial, la Sala no
encuentra mérito para iniciar actuación disciplinaria alguna pues la conducta
denunciada no tuvo ocurrencia, razón por la cual se inhibirá de conocer de los
presentes diligencias y dispondrá el archivo definitivo de las mismas, acorde
con lo expuesto con antelación.
En mérito de lo expuesto, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura en uso de sus atribuciones constitucionales y legales,
RESUELVE
PRIMERO. INHIBIRSE DE PLANO de conocer la queja presentada en relación
con el doctor EDGAR ROBLES RAMÍREZ, Magistrado de la Sala Civil Familia
del Tribunal Superior de Neiva, por las razones expuestas, en consecuencia,
se dispone el archivo definitivo de la actuación.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
ANGELINO LIZCANO RIVERA
JOSÉ OVIDIO CLAROS POLANCO
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Presidente
Vicepresidente
JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ
Magistrada
MARÍA MERCEDES LÓPEZ MORA
Magistrada
PEDRO ALONSO SANABRIA BUITRAGO
Magistrado
HENRY VILLARRAGA OLIVEROS
Magistrado
LEONIDAS BELLO ARÉVALO
Secretario Judicial Ad - Hoc
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