UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2000 Características de la sexualidad de los adolescentes de bajos recursos. Experiencia en barrios perifericos de Corrientes Capital. Auchter, Mónica - Balbuena, Mirtha - Galeano, Humberto - Zacarias, G. Facultad de Medicina - Carrera de Enfermería. Cátedra Enfermería. Maternoinfantil. Moreno 1240 - (3400) Corrientes - Argentina. Tel./Fax: +54 (03783) 461888 / 434728 - E-mail: lama@arnet.com.ar ANTECEDENTES Se tiene a la adolescencia como un momento de crisis, característico del ser humano; cumplidas las etapas de experiencia física y emotiva de la infancia, los cambios fisiológicos que dan paso a la pubertad ponen de relieve la compleja relación entre el cuerpo y el mundo interno de la persona (Canesa, 1992)(1). Es una etapa de transición biopsicosocial, entre la infancia y la adultez, que habitualmente transcurre en la segunda década de la vida, con la paulatina aparición de la madurez genital y repercusiones orgánicas variadas, que conducen al dimorfismo sexual adulto.( Molina, 2000)(2) El cambio referido a la sexualidad, es uno de los cambios centrales que ocurren a lo largo de esta etapa, y adquiere una dimensión fundamental en el universo del adolescente; implica, no sólo la capacidad de reproducirse y funcionar sexualmente sino toda una serie de actitudes, deseos, sentimientos y fantasías que conlleva. La forma en que este proceso se va desarrollando en el joven, ha permitido observar tres momentos o fases, la adolescencia temprana, con el fenómeno principal que marca su inicio y que se refiere a los cambios anatómicos y fisiológicos resultantes de la maduración de los órganos sexuales y a la aparición de los caracteres sexuales secundarios en ambos sexos; la adolescencia media, en la que el proceso de independencia natural continúa su desarrollo y hace más evidente la separación padres-adolescentes, con una de las manifestaciones más generalizadas que se refiere al rechazo hacia las normas y valores paternos, es decir hacia la autoridad familiar, rechazo que se hace extensivo a cualquier elemento o fenómeno que la represente; y la adolescencia tardía, fase en que la seguridad en sí mismo se va incrementando, y como parte fundamental del logro de su identidad el adolescente se reconoce y funciona como individuo independiente, con el derecho de ser, cuya existencia no es condicionada por el ser percibido por las personas que lo rodean; es poseedor de una sexualidad propia que puede ser expresada y que en gran medida, responde a los patrones socialmente establecidos para cada sexo. Por lo tanto, se puede decir que el desarrollo del adolescente se encuentra condicionado por las características sociales, culturales y económicas bajo las cuales se ido formando, y que no implica únicamente cambios fisiológicos y psicológicos, sino que también puede considerarse como un fenómeno social.(Parra Visoso, 1992)(3) Según el censo de 1991, los aproximadamente 6.000.000 de adolescentes argentinos se encuentran urbanizados en un 75%, con alta concentración en las periferias de las grandes ciudades. Esta situación genera la aparición de rasgos propios de ese individuo urbano-marginal. A esto se le suma el desgranamiento escolar, las condiciones laborales de subcontratación y las oportunidades de canalización vocacional, muchas veces inexistentes o distorsionadas. Las carencias nutricionales, el mal manejo de la sexualidad y de los roles familiares, en cuanto a integridad o continencia, son factores predominantes. (Monroy, 1994)(4). También lo son las curvas crecientes de prevalencia de tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual y SIDA, embarazos no deseados, adicciones, delincuencia y sus consecuencias en la marginación (Kahhle, 1997)(5)(Ferrando, 1992)(6). La tolerancia, la comprensión y la guía habrían de permitir que todo individuo adolescente alcanzara la plena integración de su experiencia infantil en un mundo psíquico organizado para cumplir las tareas de la vida adulta. Sin embargo, lo corriente es asistir a desorganizaciones de conducta y a estados patológicos que ocasionan malestar en las familias y marginación en los jóvenes. Distintos estudios han demostrado que los más altos niveles de instrucción y educación, la elevada autoestima de los jóvenes, la existencia de proyectos de vida, la mayor instrucción de los padres, la mejor comunicación de la familia, la mejor percepción de la relación de pareja que tienen de sus padres y la mejor ocupación del tiempo libre, se asocian al retraso en el inicio de la vida sexual de los adolescentes y al uso de anticonceptivos cuando ésta da comienzo, prolongando la procreación a etapas más maduras de la vida . (Molina, 2000)(2) (Mendez Ribas,1998)(7). El considerar a los adolescentes marginados y pobres como el de mayor riesgo para quemar etapas, para adquirir conductas peligrosas para la vida y exponerse a una maternidad o paternidad precoz, el grupo UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2000 investigador considera su hipótesis de trabajo que este último factor agrega un peso adicional al impacto ya conocido de los otros factores, perpetuando la marginalidad y la pobreza. MATERIALES Y METODOS El trabajo de campo se llevó a cabo en los Barrios Seminario y Laguna Seca de la Ciudad de Corrientes, para el cual se seleccionó una muestra mediante el método aleatorio simple, de 100 jóvenes adolescentes de ambos sexos, entre 12 y 19 años. El procedimiento de recolección de datos, consistió en un cuestionario con preguntas taxativas de opciones a elegir por el encuestado y con preguntas flexibles que permitieron respuestas libres. Se aplicó de manera individual mediante la técnica de entrevista personal a los jóvenes, quienes antes de ser encuestados, recibieron una explicación de los fines de la misma y del manejo de los datos recogidos, contando en todos los casos con su consentimiento. Se investigó sobre antecedentes personales y patológicos, historia familiar, vida social personal e historia sexual de los jóvenes. Los responsables de aplicar las encuestas fueron capacitados previamente, con el objeto de unificar la toma de datos. Antes de extender la encuesta a la población seleccionada, se practicó una experiencia piloto con el 5 % de la muestra, lo que permitió realizar ajustes al formulario original. El período de aplicación de la encuesta se extendió a los últimos tres meses de 1999. Los adolescentes fueron entrevistados en sus domicilios, durante la mañana o la tarde en días hábiles de la semana. Se efectuaron análisis univariados y bivariados de los datos. DISCUSION DE RESULTADOS Se han analizado 107 Protocolos, de los cuales el 41% (44) son varones y 59% (63) son mujeres. El rango de edades oscila entre 13 y 19 años, con una media de 15 años (Gráfico 1). Todos los adolescentes encuestados residen en áreas marginales, con precario trazado urbanístico. Las viviendas familiares están construidas con materiales de desecho, chapa de cartón o zinc, o de material (las menos), pero sin baño instalado como constante. Se observan letrinas insanitarias la mayoría de las veces. Las casas cuentan con agua corriente, pero sin sistema de distribución interna, ya que habitualmente es una sola canilla de abastecimiento a la entrada de las mismas. En el grupo sujeto a protocolo se detectó un índice de hacinamiento familiar - mas de 3 personas por dormitorio- del 31% y malas condiciones de higiene ambiental en el 47% de los encuestados. El 61% de los jóvenes manifestó que la renta no cubre las necesidades básicas de la familia. Sobre el nivel de instrucción el 52% (33) de las mujeres cuentan con nivel primario incompleto y el 33% (21) posee el secundario incompleto. En los varones hay algunas diferencias, el 36% (16) tiene estudios primarios incompletos y el 45 % (25) los estudios secundarios incompletos (Gráfico 2). El índice de repitencia escolar es muy alto en el grupo, con antecedentes de haber repetido 1 a 2 grados el 57% de las jóvenes y el 72 % de los varones. Al relacionar nivel de instrucción alcanzado por los jóvenes y sexo, se observó que 1de cada 2 chicas tenía la primaria incompleta, situación que en los varones mostró una relación de 1 de cada 3. Pero en el secundario la situación presentó otra característica, es menor el número de mujeres que abandona el secundario cuando logra llegar a este; en cambio en los varones el abandono es mayor, relacionado la mayoría de las veces con la incorporación a un precario mercado laboral. Llama la atención en los varones, el marcado antecedente de haber repetido grados, como resultado en casi todos los casos de dificultades en el aprendizaje. Del total de adolescentes, el 46 % convive con ambos padres, un porcentaje menor, el 9% viven solo con la madre y hermanos, los restantes con tíos, abuelos o con la pareja. En cuanto a la menarca, se observó un rango de aparición entre los 11 y los 15 años, con un promedio de 13 años. Los datos de telarca y pubarca fueron inconstantes por olvido de las jóvenes. El inicio de las relaciones sexuales de las mujeres estuvo ubicado entre los 14 y los 17 años, con un promedio de 15 años. Al momento del relevamiento, el 47% ya se había iniciado sexualmente. Sobre métodos anticonceptivos, la mitad de los jóvenes refirió tener información de los mismos, pero sólo el 30% hacía uso de alguno. En los varones la edad de comienzo de la actividad sexual se ubicó entre los 13 y los 14 años, con un 36% de encuestados con actividad sexual (Gráfico 3). Al momento de aplicar el cuestionario, el 22% de las mujeres ya tenían 1 hijo y el 14% estaban embarazadas. Esto significa que de las 63 chicas, 37% (23) ya eran madres o estaban por serlo y la situación había determinado el abandono escolar (Gráfico 4). Todas estas jóvenes vivían en los hogares paternos, asumiendo las abuelas la responsabilidad casi absoluta del cuidado de los niños. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2000 El trabajo en los adolescentes fue de tipo inestable, con changas, albañilería para los hombres, y servicio doméstico o cuidado de niños para las mujeres. El 28% de las mujeres tenían antecedentes laborales, lo que ascendió al 72% en los varones. La mala remuneración fue una constante. Con respecto a la vida social personal, todos los adolescentes se expresaron muy favorablemente respecto al contacto con amigos. Sólo un 10% refirió pertenecer a alguna “barra”. El tiempo libre fue cubierto con televisión en el 61% de las mujeres y en el 45% de los varones. Los deportes y la gimnasia, era practicado con cierta regularidad en el 63% de los hombres y el 42% de las mujeres. El hábito de la lectura fue referido sólo en el 23% de las chicas y en el 18% de los chicos. Con respecto a las inclinaciones políticas el 14% de ambos grupos refirió pertenencia a alguna agrupación. Sobre la vocación para el futuro, la pudieron expresar el 34% de los adolescentes, y en esto tuvieron un importante peso las actividades policiales o militares ( 36%). Como hábitos tóxicos se detectó consumo de tabaco en 27% de los varones y de alcohol en el 18% de ellos. En las jóvenes sólo refirieron tabaco en el 5% de los casos y no se mencionó ingesta de alcohol. Gráfico 2: Nivel de Instrucción de Adolescentes Gráfico 1:Distribución de Adolescentes por Sexo 40 Varones 30 41% 20 Mujeres 10 59% 0 Primar i o incompleto Secundar i o incompleto Otr os M ujeres Varones G r á f i c o 3 : Inicio de Actividad Sexual Gráfico 4: Condición de las Mujeres Actividad Sexual - Con 1 hijo 33 22% 28 M ujeres Actividad Sexual + V ar o nes 30 16 Sin hijos 64% 0 10 20 30 Embarazadas 14% 40 CONCLUSIONES En las entrevistas se investigaron datos sociales, psicológicos y corporales, condiciones de habitación y de trabajo, núcleo familiar, relaciones afectivas con la pareja, percepciones de la adolescencia y desenvolvimiento de la sexualidad y la gravidez. Se puso de manifiesto que estos adolescentes de bajos recursos sufren altos índices de desgranamiento escolar, dificultades en el aprendizaje, repetición de grados y una vida social pobre, con el tiempo libre cubierto básicamente por televisión. También se destacó el manejo de la sexualidad en forma precoz con embarazos no deseados en las jóvenes, y experiencias laborales tempranas, mal remuneradas e inestables en los varones, que sumados a los problemas de aprendizaje presentes desde épocas tempranas de sus vidas, ha motivado el abandono de los estudios en muchos adolescentes. Esto se transforma en un verdadero problema social en el largo plazo, ya que los hijos de los adolescentes con bajo nivel de instrucción presentan mayores riesgos de ser niños de la calle, de delincuencia juvenil y de mortalidad por causas violentas. Son numerosos los aspectos desconocidos de las conductas relacionadas con la fecundidad en adolescentes, como el caso de las variables que condicionan el deseo del embarazo. Se sabe con certeza que el embarazo en los seres humanos entre los 15 y 19 años no constituye un problema biológico si se cuenta con un adecuado sistema de control prenatal, estructurado por niveles de riesgo perinatales y dentro de un sistema integral de salud adaptado para la atención de la adolescente embarazada. Por el contrario, el impacto biológico negativo UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2000 mantiene su severidad en las embarazadas de 14 años y menos, lo cual está dado principalmente por las situaciones de extrema irregularidad psicosocial que se asocian al inicio de una fecundidad tan precoz. De hecho las tasas de mortalidad materna y perinatal se mantienen más altas en estas edades aún en países desarrollados. Aparentemente el sistema de atención en salud, no es suficiente para superar el impacto de los embarazos en situaciones de tan extrema irregularidad. En las jóvenes estudiadas, las edades de la menarca, primera relación sexual y embarazo fueron cercanas entre sí, lo que evidenció que este se produjo como fruto de las primeras relaciones sexuales. La información sexual previa al embarazo resultó casi inexistente y el aprendizaje lo obtuvieron de su propia experiencia. El embarazo no constituía trauma alguno, ya que en el estrato social al que pertenecen, está visto como algo natural y esperado. En estos adolescentes, la ignorancia en sexualidad y reproducción no los protegió de las relaciones coitales o del embarazo no deseado. La extrema pobreza y ser hijo o hija de madre adolescente fueron factores de riesgo asociados a repetir el modelo de embarazo precoz. Se puede afirmar que estas gestaciones tienen un gran componente psicosocial y que las consecuencias negativas pueden ser prevenidas en el área de lo biológico, pero no de lo psicosocial. En esta perspectiva más amplia del embarazo en la adolescencia, hay implícita una responsabilidad de toda la sociedad y por cierto que la prevención del embarazo en los adolescentes y el retraso de la maternidad-paternidad a las edades en que estas puedan ser asumidas, pasa a ser una cuestión de mayor importancia en las sociedades urbanizadas o en proceso de industrialización. Las razones por las que el embarazo adolescente ha venido a constituirse en un problema social tienen que ver con la persistencia de las condiciones de pobreza de la población, con la falta de oportunidades para las mujeres, que tienden a conducir a la formación temprana de las familias, con mayores riesgos para la salud de éstas y con las condiciones adversas a las que se enfrentan un número creciente de jóvenes que difícilmente puedan hacerse cargo de una familia, a pesar que en muchas ocasiones estarían dispuestos y aun deseosos de hacerlo. Es importante estimular el pensamiento, el debate y la acción dirigida a este grupo de edad. Hacer más congruentes los marcos conceptuales de adolescencia, sexualidad, salud sexual y educación de la sexualidad, de acuerdo con los conocimientos actuales de la conducta de los adolescentes de nuestra región, considerando sus variaciones según el género y los diversos grupos demográficos influenciados por factores geográficos, de orden económico, religioso, de comunicación y otros, que rodean a cada individuo y sostienen interacción con este. El desarrollo psicosexual del adolescente de acuerdo con las diferentes alternativas de conducta de nuestra sociedad, requiere descartar la valorización negativa de la sexualidad, que ya no puede justificarse en este contexto, para ampliar las opciones de los jóvenes y extender el período entre la maduración sexual y la formación de una familia, durante el cual es necesario preparar a los y las jóvenes para la prevención de embarazos no deseados o inconvenientes y reforzar aspectos de la personalidad del adolescente (autoestima, toma de decisiones, planes de vida ) en este período de la vida muy vulnerable y lleno de decisiones cruciales en todas las áreas y en especial de la sexualidad. El debate sobre el tema de la fecundidad adolescente que, junto con el consumo de drogas, la prostitución y el trabajo infantil, es consecuencia de la falta de atención de la sociedad a la juventud, requiere entender el carácter complejo del problema, con sus múltiples facetas subyacentes y en el que las soluciones dependen de la capacidad para comprender el contexto más amplio. BIBLIOGRAFIA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Canesa, P. et al. 1992. Manual para la educación reproductiva y salud integral del adolescente. Washington, D.C; Organización Panamericana de la Salud. Molina, R. et al. 2000. Salud sexual y reproductiva del adolescente. Ruoti, A. AFACIM, EDUNA. Asunción, Paraguay. Parra Visoso, A. 1992. Sexualidad en la adolescencia. Secretaría de Salud. Dirección General de Planificación Familiar. DF, México, p 59-65. Monroy, A. 1994. La sexualidad en la adolescencia. Consejo Nacional de Población. Antología de la sexualidad humana. D.F, México, Consejo Nacional de Población, p.693-730. 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