ERTAPENEM INVANZ (Merck Sharp & Dohme) GRUPO TERAPÉUTICO - Grupo anatómico: (J) TERAPIA ANTIINFECCIOSA, USO SISTÉMICO. - Grupo específico: J01DH. ANTIBACTERIANOS. BETALACTAMAS. Carbapenemas INDICACIÓN AUTORIZADA Tratamiento de las siguientes infecciones en adultos cuando son causadas por bacterias conocidas o muy probablemente sensibles a ertapenem y cuando se requiere tratamiento parenteral: - Infecciones intraabdominales - Neumonías extrahospitalarias - Infecciones ginecológicas agudas. ANTECEDENTES Los antibacterianos betalactámicos constituyen un amplio grupo de fármacos, caracterizados por la presencia de un núcleo químico común, el betalactámico, y por un mismo mecanismo de acción antibacteriano, dependiente precisamente de la anterior peculiaridad estructural. La penicilina (posteriormente renombrada como bencilpenicilina) dio nombre al grupo. Sus efectos fueron detectados por vez primera en 1929 por Fleming, al observar el halo de inhibición de un cultivo de estreptococos betahemolíticos contaminado por hongos de la especie Penicillium notatum. Diez años después (1939), Florey, Chain y Abraham comenzaron los trabajos de extracción, identificación química y producción semiindustrial. En 1948 se aisló el hongo Cephalosporium acremonium en los vertederos marinos de unas cloacas, en la costa de Cerdeña. A partir de ahí se desarrollarían inicialmente las cefalosporinas. Posteriormente, la síntesis química y el diseño molecular se encargarían de los ulteriores avances. El anillo betalactámico es una amida cíclica, formando un anillo de cuatro miembros. Al ser un anillo con tan reducido número de miembros, presenta una notable tensión estructural, con tendencia a romperse, lo que implica un cierto grado de inestabilidad química. Esto último es muy importante, ya que de ello depende por completo la utilidad terapéutica de los antibióticos betalactámicos. En efecto, esta tensión estructural del anillo conduce a una escisión del enlace amida (-CO-N-), cuando la molécula se sitúa en un entorno químico adecuado, formando un acilderivado estable. Ello suele suponer la inactivación biológica de la molécula a la que se ha unido. Los antibióticos betalactámicos actúan básicamente inhibiendo los procesos de síntesis y reparación de la pared celular bacteriana. Esto conduce a la formación de “erosiones” o “agujeros” en la red polimérica de peptidoglicano de la pared, permitiendo que el citoplasma bacteriano salga a través de ellos con la consiguiente pérdida de protección frente al agresivo entorno químico hipotónico. La acumulación de fluido citoplásmico en protoplastos (células bacterianas desprovistas de pared) conduce a la ruptura de la membrana y, consiguientemente, a la muerte de la célula bacteriana. La cubierta de las bacterias varía sustancialmente de una especie a otra, pero colectivamente se aprecian diferencias cualitativas entre bacterias Gram (+) y Gram (). Las Gram (-) disponen de una membrana citoplásmica similar a la de las células eucariotas. Rodeando a esta membrana existe lo que se conoce como espacio periplásmico que, a su vez, está encerrado por una red de peptidoglicano y, finalmente, por una membrana exterior. Por el contrario, la cubierta de las bacterias Gram (+) es más simple, pero contiene una red mucho más tupida de peptidoglicano que las Gram (-). La capa de peptidoglicano está formada por fibras poliméricas estrechamente entrelazadas que forman una estructura reticular, cuya misión esencial es proporcionar rigidez a la cubierta bacteriana, permitiendo a la bacteria sobrevivir en entornos químicos agresivos. En este sentido, la osmolalidad citoplasmática bacteriana es usualmente mucho mayor (hasta 20 atmósferas) que la de las células eucariotas (7,6 atmósferas). Sin la pared celular y su red de peptidoglicano, el protoplasto bacteriano se hincharía y estallaría, debido a su mayor hipertonicidad con respecto al medio (generalmente hipotónico). La capa de peptidoglicano está compuesta por la repetición de unidades de ácido Nacetilglucosamina (NAG, en terminología inglesa) y ácido N-acetilmurámico (NAMA). El entrecruzamiento entre cadenas se produce por la formación de “puentes” peptídicos (pentapéptidos de glicina en Staphylococcus) entre fracciones de D-alanil-D-alanina ligados a restos de NAMA en cada una de las cadenas. Es importante tener en cuenta que la D-alanina es un aminoácido que no está presente en ningún animal superior (vertebrado), lo que le hace único como potencial sustrato bacteriano. La reacción de entrecruzamiento de las cadenas de peptidoglicano, componente esencial de la pared bacteriana, está catalizada por una peptidoglicano transpeptidasa, localizada en la membrana celular bacteriana. La falta de entrecruzamiento de las cadenas de peptidoglicano conduce a una pared bacteriana frágil y soluble, que no impide la agresión del entorno químico a la bacteria, conduciendo eventualmente, a la lisis celular y, en definitiva, a la muerte bacteriana. Inicialmente, se atribuyó la acción antibacteriana de las betalactamasas a la inhibición de esta enzima; sin embargo, estudios posteriores han mostrado que los antibióticos betalactámicos son capaces de inactivar no sólo a esta transpeptidasa, sino también a otras enzimas bacterianas, como carboxipeptidasas y endopeptidasas. En este sentido, la actividad endopeptidasa es esencial en los procesos de reparación de la pared bacteriana y formación del septo en la división celular. El grado de responsabilidad de tal inactivación en el efecto bactericida de estos antibióticos es muy variable. Así pues, los antibióticos betalactámicos actúan esencialmente mediante la inactivación química irreversible de un grupo de proteínas enzimáticas presentes en la membrana bacteriana, implicadas en los procesos de transpeptidación y endopeptidación, o lo que es lo mismo, procesos bioquímicos de síntesis y reparación de la pared bacteriana. A estas proteínas enzimáticas se las conoce genéricamente como PBP (PenicillinBinding Protein: proteínas fijadoras de penicilina), y se han descrito varios tipos diferentes, con diversos subgrupos. Cada especie bacteriana presenta una combinación y tipología especial de PBP; incluso puede haber cepas mutantes con variaciones tipológicas. Tales PBP han sido identificadas esencialmente como las mencionadas transpeptidasas y endopeptidasas. El bloqueo de PBP1a y PBP1b provoca la lisis celular en bacterias de la especie Escherichia coli (pero no cuando se bloquea sólo uno de los subtipos). El de las PBP2 provoca el cese del crecimiento de la pared bacteriana, promoviendo formas esferoidales, mucho más inestables que las bacilares. Por su parte, el bloqueo de las PBP3 impide la formación del septo, en la división celular, dando lugar a formas filamentosas. Parece que las restantes PBP tienen menos importancia, desde el punto de vista de los antibióticos betalactámicos. La inhibición exclusiva de los procesos de transpeptidación no parece que sea suficiente como para justificar el efecto bactericida de los antibióticos betalactámicos. La inhibición de las transpeptidasas sólo es responsable de la inhibición del crecimiento bacteriano. El efecto bactericida es el resultado de una secuencia de eventos poco conocidos que conducen a la bacteriolisis y a la muerte celular. La formación de “agujeros” o “erosiones” tiene lugar en las zonas de crecimiento de la pared celular. Si tales desperfectos son lo suficientemente importantes, el protoplasto podrá salir a través de ellos, a modo de protrusión. Para poder actuar sobre las PBP (transpeptidasas, endopeptidasas) es preciso que los antibióticos betalactámicos lleguen a donde se encuentran aquéllas, en la superficie exterior de la membrana citoplásmica, próximo al espacio periplásmico. Es decir, para poder actuar precisan penetrar a través de la pared bacteriana. Esta capacidad de penetración se conoce como cripticidad y es específica para cada antibiótico (estereoquímica y lipofilia) y especie bacteriana (o incluso para cada cepa). En la membrana externa de las bacterias Gram (-) existen unos canales específicos que facilitan la penetración de los antibióticos y que se conocen como porinas. De hecho, la mayor o menor concentración de porinas (o su ausencia completa) puede ser determinante para la resistencia bacteriana a un determinado antibiótico. Las variaciones genéticamente codificadas de las PBP también pueden ser responsables de la pérdida o reducción de la actividad antibacteriana de las betalactamas. Sin embargo, la forma de resistencia bacteriana más común a los antibióticos betalactámicos se basa en la síntesis bacteriana de un grupo de enzimas de tipo amidohidrolasa, conocidas genéricamente como betalactamasas. Estas enzimas actúan “engañando” al antibiótico, comportándose químicamente como si fueran auténticas PBP. Forman enlaces covalentes estables con el antibiótico, mediante la apertura del anillo betalactámico. Esto implica automáticamente la inactivación biológica del antibacteriano. Las betalactamasas son clasificadas en tres grandes grupos. El primero está formado por las enzimas que actúan preferentemente sobre penicilinas, de ahí que reciban el nombre de penicilinasas. Otro grupo está formado por betalactamasas más selectivas frente a las cefalosporinas (cefalosporinasas). Finalmente, las betalactamasas de amplio espectro actúan, como su nombre indica, tanto sobre penicilinas como sobre cefalosporinas y otros antibióticos betalactámicos. Entre las betalactamasas con mayores implicaciones clínicas, dentro de las bacterias Gram (+), es preciso citar a las estafilocócicas, muy extendidas en todo el mundo. Su trascendencia es tal que ha provocado el desarrollo de penicilinas específicamente antiestafilocócicas (isoxazolilpenicilinas). Entre las betalactamasas producidas por bacterias Gram (-), las más significativas han sido incluidas en la clasificación de Richmond-Sykes: • Clase I: son cefalosporinasas inducibles cromosómicas (codificadas en el material genético bacteriano y, por tanto, transmisibles a las siguientes generaciones bacterianas). Tienen un carácter de inducible; es decir, sólo son sintetizadas mediante estímulos externos, tales como la presencia de ciertos antibióticos betalactámicos. Esto ocurre en diversas especies de Enterobacter, Pseudomonas y Proteus. Es uno de los tipos de resistencia más difícil de superar para los antibióticos betalactámicos. • Clase II: son penicilinasas constitutivas cromosómicas, poco comunes. El carácter constitutivo implica que la bacteria produce normalmente la enzima, sin que su síntesis precise ningún factor inductivo. • Clase III: son betalactamasas de amplio espectro mediadas por plásmidos1 . Esta clase de betalactamasas son las responsables de la resistencia a ampicilina de algunas cepas de Haemophilus influenzae, y a bencilpenicilina por numerosas enterobacteriáceas y Neisseria gonorrhoeae. • Clase IV: son betalactamasas de amplio espectro constitutivas cromosómicas. Entre ellas se encuentran las producidas por algunas cepas de Klebsiella. • Clase V: son betalactamasas de amplio espectro mediadas por plásmidos. Son potentes betalactamasas, capaces de hidrolizar a numerosas cefalosporinas y a prácticamente todas las penicilinas. Están presentes en varias especies de enterobacteriáceas, así como en Pseudomonas aeruginosa y, de hecho, son responsables de la gran resistencia de esta última al tratamiento con betalactámicos. En términos clínicos se está observando un progresivo incremento de la frecuencia de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos betalactámicos. Esto es especialmente cierto en el caso de: • Estafilococos (Staphylococcus spp.) resistentes a isoxazolilpenicilinas (cloxacilina, etc.). • Neumococos (Streptococcus pneumoniae) y otros estreptococos resistentes a bencilpenicilina. • Pseudomonas y Acinetobacter multirresistentes. • Enterobacter y Citrobacter resistentes a cefalosporinas de 3ª generación. • Escherichia coli y Klebsiella productoras de betalactamasas de amplio espectro. • Neisseria resistentes a bencilpenicilina. • Haemophilus resistentes a aminopenicilinas (ampicilina). • Anaerobios resistentes a cefamicinas y cefalosporinas de 3ª y 4ª generación. Los plásmidos son pequeños trozos de ácido nucleico que incluyen la codificación para algunas proteínas, incluyendo betalactamasas. Estos plásmidos pueden ser transferidos de una bacteria a otra, sin necesidad de división celular. 1 Las penicilinas derivan de una estructura de dipéptido formada por la condensación de los aminoácidos cisteína y valina. Esta estructura se asemeja a la del resto de Dala-D-ala del pentapéptido, constituyente básico de la pared bacteriana. El núcleo básico de las penicilinas está formado por la condensación de un anillo de cuatro miembros (betalactama) y otro de cinco (tiazolidina). Este núcleo se denomina penama (o núcleo penámico). La otra “versión natural” de las penicilinas es el grupo de las cefalosporinas, que se diferencian de aquéllas en que el segundo anillo es de seis miembros (tiazina). De esta manera, surge el núcleo de las cefemas (cefémico). A partir de estos dos núcleos básicos, se han obtenido, por métodos sintéticos o semisintéticos, una amplia gama de betalactamas. Concretamente, a partir del núcleo penámico se desarrollan las oxapenamas (ácido clavulánico), mientras que del cefémico surgieron las oxacefemas (latamoxef). La sustitución del átomo de azufre (S) por otro de carbono (C) da lugar a las carbapenemas (imipenem, meropenem). Las monobactamas (aztreonam) suponen el máximo nivel de simplificación estructural de las betalactamas. Casi todos los antibióticos betalactámicos presentan una disposición espacial de tipo CIS; es decir, con los dos átomos de hidrógeno (H) en el mismo lado del plano del anillo betalactámico. La única excepción la constituyen las carbapenemas, que tiene disposición TRANS. Esta diferencia parece ser la responsable principal de la elevada resistencia del grupo a la acción hidrolítica de buena parte de las betalactamasas. Las múltiples peculiaridades químicas presentes en las carbapenemas hacen que este grupo tenga uno de los espectros antibacterianos más amplios que se conocen, sólo comparable (y aun así favorablemente) con las más potentes fluoroquinolonas. Buena parte de ello se debe a la resistencia frente a las betalactamasas de tipo A (penicilinasas) y C (cefalosporinasas), consecuencia directa de la disposición espacial en TRANS de las carbapenemas, frente a la CIS de penicilinas y cefalosporinas. Imipenem y meropenem son hasta ahora las dos únicas carbapenemas comercializadas en Esapaña y están entre los antibióticos de mayor espectro de acción de que se dispone, siendo efectivos contra bacterias Gram (+) y Gram (-), tanto aerobios como anaerobios. Sin embargo, las actividades antibacterianas in vitro no son superponibles para los dos derivados comercializados. Imipenem es más activo que el meropenem sobre Gram (+) aerobios, y meropenem es más activo frente a enterobacterias. La acción frente a Pseudomonas aeruginosa es la misma. Ambas carbapenemas presentan también algunos inconvenientes entre los que cabe destacar: • Una farmacocinética desfavorable, que obliga al uso por vía intravenosa. Imipenem debe administrarse en combinación con cilastatina, un inhibidor de las proteasas renales que impide que el antibiótico sea inactivado rápidamente en el riñón. Esto no es necesario para el meropenem pero, por lo demás, las propiedades farmacocinéticas son muy parecidas. • Inducción de resistencias, no sólo al propio antibiótico (especialmente frecuentes con Pseudomonas aeruginosa). Son también potentes inductores de betalactamasas. Aunque sean insensibles a las mismas, pueden inducir resistencia bacteriana frente a otros antibióticos betalactámicos. ACCIÓN Y MECANISMO Ertapenem es un antibiótico de tipo betalactámico, perteneciente a la familia a las carbapenemas, que actúa inhibiendo la síntesis y reparación de la pared bacteriana, a través de la inactivación de irreversibles de transpeptidasas y endopeptidasas bacterianas. Presenta una especial afinidad hacia las PBP 2 y 3 de Escherichia coli. Ertapenem presenta un amplio espectro de acción antibacteriana, siendo activo, entre otras especies, frente a: - Aerobios - Gram (+): Sthapylococcus aureus (sensibles a meticilina), Streptococcus agalactiae, S. Pneumoniae (sensibles a penicilina) y S. pyogenes. - Gram (-): Escherichia coli, Haemophilus influenzae, Klebsiella pneumoniae, Moraxella catarrhalis. - Anaerobios: Bacteroides fragilis, Clostridium sp. (excepto C difficile), Eubacterium sp, Fusobacterium sp, Peptostreptococcus sp, Prevotella, sp. Por el contrario, es resistente a al mayoría de las cepas de las siguientes especies: Enterococcus sp, Aeromonas, Acinetobacter sp, Pseudomonas aeruginosa, Chlamydia sp, Mycoplasma sp, Rickettsia sp y Legionella sp. El punto de corte en el antibiograma se estima en concentraciones mínimas inhibitorias (CMI) de ≤ 4 µg/ml para los microorganismos sensibles (a excepción de Streptococcus pneumoniae, que es de ≤ 2 µg/ml), mientras que se estima como resistentes a aquellas cepas con CMI ≥ 8 µg/ml). ASPECTOS MOLECULARES El ertapenem es un derivado carbapenémico estrechamente relacionado con imipenem y meropenem (especialmente con este último). Ertapenem presenta algunas características farmacocinéticas específicas, tales como una mayor tasa de unión a la proteínas plasmáticas que sus antecesores (90-95%, frente a tan solo un 2% con meropenem), lo que determina una semivida de eliminación T1/2 notablemente superior (4 h frente a 1 h con meropenem). Sin embargo, estas propiedades van en detrimento del espectro antibacteriano de ertapenem, que es algo más reducido que sus antecesores. La presencia del resto metilo en 1β le hace resistente a la acción degradativa de la dihidropeptidasa renal (responsable de la inactivación del imipenem), tal como ya demostró en su momento el meropenem. EFICACIA CLÍNICA La eficacia y la seguridad clínicas del ertapenem han sido demostradas en un buen número de ensayos clínicos controlados con comparadores activos, mayoritariamente en pacientes afectados por infecciones intrabadominales, neumonías extrahospitalarias e infecciones ginecológicas agudas. En un estudio multicéntrico y doblemente ciego, realizado sobre 502 pacientes con neumonía de origen comunitario (extrahospitalaria) fueron aleatoriamente asignados a recibir un tratamiento con con ertapenem o ceftriaxona (1 g/24 h, IV, en ambos casos) durante un mínimo de tres días, tras los cuales se cambió a amoxicilina/clavulanato oral. Del conjunto de pacientes evaluables clínicamente, un 92,3% de los tratados con ertapenem mostraron una respuesta clínica satisfactoria, frente a un 91,0% con ceftriaxona. La incidencia de efectos adversos fue similar con ertapenem y ceftriaxona, siendo los más comunes diarrea (2,9% frente 2,7%) y náuseas (0,8% frente a 2,0%). En otro estudio controlado, realizado sobre 110 pacientes con infecciones intraabdominales complicadas, se les administró aleatoriamente ertapenem (1 o 1,5 g/24 h) o ceftriaxona (2 g/24 h) más metronidazol (500 mg/8 h) por vía IV, durante un mínimo de tres días, hasta poder pasar a terapia antibiótica oral con ciprofloxacino y metronidazol. Entre 4 y 6 semanas después, experimentaron una respuesta clínica y bacteriológica adecuada el 84% de los tratados con ertapenem (1 g) y 85% con ceftriaxona-metronidazol. En un estudio aleatorizado y doblemente ciego, realizado sobre 540 adultos con infecciones de la piel o de estructuras cutáneas, se les administró por vía IV ertapenem (1 g/24 h) o piperacilina-tazobactam (3,375 g/6 h). La duración media del tratamiento fue de 9,1 días con ertapenem y de 9,8 días con piperacilina-tazobactam. Entre 10 y 21 días después del tratamiento, los porcentajes de pacientes curados fueron del 82,4% con ertapenem y del 84,4% con piperacilina/tazobactam. Finalmente, en otro ensayo clínico aleatorizado, multicéntrico y doblemente ciego, se comparó la eficacia de la administración IV, durante al menos tres días (tras los cuales se empleó antibioterapia oral) de la misma dosis de ertapenem y de ceftriaxona (1 g/24 h), en un conjunto de 592 pacientes con infecciones complicadas del tracto urinario. Entre 5 y 9 días después del tratamiento, el 91,8% de los que recibieron ertapenem y el 93,0% de los tratados con ceftriaxona presentaron una respuesta microbiológica favorable. La frecuencia y gravedad de los efectos adversos fue similar con ambos antibióticos. ASPECTOS INNOVADORES Ertapenem es un nuevo antibiótico betalactámico del grupo de las carbapenemas, como el imipenem y el meropenem. Presenta un amplio espectro antibacteriano, que incluye gérmenes gram-positivos y gram-negativos, incluyendo anaerobios. Carece de actividad sobre bacterias sin pared (micoplasmas, clamidias, etc). Comparativamente con las otras carbapenemas, presenta una semivida de eliminación más prolongada, lo que permite una única adminastración IV diaria (lo cual le facilita la utilización extrahospitalaria). Por el contrario, su espectro es menos amplio, ya que no incluye especies de la importancia patológica del Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter spp. Esto último le hace poco aconsejable para tratamiento empíricos en infecciones hospitalarias. Parece producir niveles de respuesta clínica y bacteriológica equiparables a la ceftriaxona en las indicaciones autorizadas, con un perfil toxicológico similar al del resto de los antibioticos betalactámicos, es decir, benigno. Sin duda, un buen antibiótico y una nueva alternativa en este campo, aunque sin ninguna pecualiaridad auténticamente innovadora. El día 18 de abril de 2002 la Comisión Europea emitió una autorización de comercialización válida para toda la Comunidad Europea para Invanz®, basada en el dictamen favorable y en el informe de evaluación realizado por el Comité de Especialidades Farmacéuticas (CPMP) emitidos el día 17 de enero de 2002. OTROS FÁRMACOS SIMILARES REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN ESPAÑA Fármaco Imipenem Meropenem Especialidad Tienam Meronem Laboratorio Merck Sharp & Dohme AstraZeneca Año 1987 1995 COSTES DIRECTOS DEL TRATAMIENTO Indicación: Neumonía extrahospitalaria en adultos Dosis diaria y coste Dosis adulto Coste diario Coste total2 Grupo Terapéutico Carbapenemas 2 ERTAPENEM 1 g/24 h 71,80 € 215,40 € CEFTRIAXONA 1g/24 h 12,69 € 38,07 € VALORACIÓN ERTAPENEM INVANZ (Merck Sharp & Dohme) (ATC): J01DH. ANTIBACTERIANOS. BETALACTAMAS. Tratamiento IV de tres días de duración, con posterior cambio a terapia antibiótica oral. Indicaciones autorizadas: Tratamiento de las siguientes infecciones en adultos cuando son causadas por bacterias conocidas o muy probablemente sensibles a ertapenem y cuando se requiere tratamiento parenteral:Infecciones intraabdominales. Neumonías extrahospitalarias. Infecciones ginecológicas agudas. VALORACIÓN GLOBAL: SIN INNOVACIÓN. No implica ninguna mejora ♣ farmacológica ni clínica en el tratamiento de las indicaciones autorizadas. BIBLIOGRAFÍA - - - - - - Bonfiglio G, Russo G, Nicoletti G. Recent developments in carbapenems. Expert Opin Investig Drugs 2002; 11(4): 529-44. Committee for Proprietary Medicinal Products. European Public Assessment Report (EPAR). Invanz. CPMP/232/02. European Agency for the Evaluation of Medicinal Products. http://www.eudra.org/emea.html Graham DR, Lucasti C, Malafaia O, Nichols RL, Holtom P, Perez NQ, McAdams A, Woods GL, Ceesay TP, Gesser R. Ertapenem once daily versus piperacillin-tazobactam 4 times per day for treatment of complicated skin and skin-structure infections in adults: results of a prospective, randomized, double-blind multicenter study. Clin Infect Dis 2002; 34(11): 1460-8. Jimenez-Cruz F, Jasovich A, Cajigas J, Jiang Q, Imbeault D, Woods GL, Gesser RM; Protocol 021 Study Group. 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