Celebración penitencial Cuaresma 2010 Canto de entrada ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¿A DONDE IRAS? De tu ambición el amor se esconde (TRIS) ¿a dónde irás? Busca la paz, el mal te está acechando (TRIS) ¿a dónde irás? Saludo del Presidente Sacerdote: La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Salvador, estén con todos vosotros. R/. Y con tu espíritu. Monición inicial Durante el tiempo de Cuaresma venimos contemplando el misterio de Cristo, la Palabra eterna del Padre que nos llama a una vida nueva, a la que nacimos por nuestro Bautismo. Pero frecuentemente nuestro pecado nos aleja del Señor, y dejamos de cumplir su voluntad de amarle a Él sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Así pues, con un corazón arrepentido, venimos a pedirle perdón para recibir de Dios su amor y su misericordia, y para celebrar, reconciliados con Él, la alegría inmensa de que Cristo ha resucitado: ésta es la alegría que estamos llamados a anunciar al mundo, como testigos suyos. Oración Sacerdote: Guarda, Señor, en tu constante amor a los que has lavado en el agua del Bautismo, para que, redimidos por tu pasión, se alegren en tu Resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. Liturgia de la Palabra Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18 “Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo han a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.» Palabra de Dios. + Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros». Palabra del Señor. 210.- TU PALABRA Tu Palabra, me da vida, me levanta y me hace caminar. Tu Palabra, me sostiene, me da fuerza para no dar marcha atrás. Examen de conciencia (en privado, antes de confesarse individualmente) Jesús nos mandó (nos encargó, nos pidió… o nos dio el mandamiento de…) que permanezcamos en su amor: • ¿He permanecido en el amor de Dios? • ¿Quiero amar a Dios sobre todas las cosas? • ¿Intento guardar los mandamientos de Dios, especialmente el del amor? • ¿Creo firmemente en Dios, que nos habló por medio de su Hijo? • ¿Pongo mi confianza en Dios, o la pongo en otras cosas? • ¿Escucho la Palabra de Dios, guardándola en mi corazón? • ¿Mi oración, mi encuentro personal con Dios, es asidua y confiada? • ¿Acudo frecuentemente a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, para fortalecer mi vida en Cristo? • ¿He manifestado públicamente mi condición de cristiano, sin intentar disimularlo u ocultarlo? Jesús también nos mandó que nos amemos unos a otros: • ¿Tengo auténtico amor a mi prójimo? • ¿He escandalizado a los demás con mis palabras o con mis acciones? • ¿He contribuido en el seno de mi familia, al bien y a la alegría de los demás con mi paciencia y verdadero amor? • En el matrimonio ¿persevero en la fidelidad conyugal, con todo mi corazón? ¿Doy testimonio cristiano a mis hijos, nietos y familiares, preocupándome de su vida espiritual? • Como hijo ¿obedezco a mis padres y abuelos, amándolos, respetándolos y ayudándolos en sus necesidades materiales y espirituales? • En mi trabajo o empleo ¿soy justo, trabajador y honesto, prestando con amor mi servicio a la sociedad? • ¿Comparto mis bienes con los que son más pobres que yo? ¿Ayudo a los necesitados? • ¿Visito a los enfermos, ancianos, a los que se encuentran solos? • ¿Soy sensible a los problemas, sufrimientos y dificultades de mi prójimo? • ¿Me preocupo de los niños y jóvenes, transmitiéndoles mi fe en Dios por mi palabra y el testimonio cristiano de mi vida? • ¿Participo en las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia? • ¿Ayudo a la Iglesia en sus necesidades? • ¿Pido a Dios por los sacerdotes, para que sean santos y sabios? • ¿Me preocupo, trabajo y rezo para que Dios mande abundantes vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada y religiosa? • ¿Anuncio con valentía el mensaje de salvación que Jesús nos ha traído? Confesión general de los pecados Sacerdote: Hermanos: confesad vuestros pecados y orad unos por otros, para que recibáis el amor de Dios y viváis desde su gracia. Todos: Yo confieso,... Sacerdote: Hermanos, con humildad y confianza, dirijamos nuestras oraciones a Jesucristo, que cargado con nuestros pecados subió al leño de la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Respondamos todos juntos: R/. Señor, Tú tienes palabras de vida eterna. Señor, acógenos en el sacramento de la reconciliación, pues tú perdonas a quien se confiesa pecador. Haz que seamos un signo viviente de tu amor, reconciliándonos contigo y con nuestros hermanos. Ayúdanos a anunciar la buena noticia de la salvación y del perdón de los pecados, que Tú viniste a traer. Al perdonarnos, ayúdanos también a perdonar nosotros a los demás, amándonos como tú nos amaste. Envía tu luz a nuestra oscuridad y llévanos por el camino de la verdad y la vida. En tu perdón, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad para que seamos capaces de llevar una vida santa. Al reparar el daño que nuestro pecado nos ha causado, fortalécenos para que seamos tus testigos ante todos los hombres. Sacerdote: Dirijamos ahora nuestra oración al Padre, como Cristo nos enseñó, y supliquémosle que perdone todos nuestros pecados. Todos: Padre nuestro... Sacerdote: Líbranos, Padre, de todo mal, y por medio de la santa Pasión de tu Hijo, a la que nos unimos por la penitencia, haznos participar con alegría en su Resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. Canto final QUIEN PIERDA SU VIDA POR MI, hna. Glenda Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la encontrará, la encontrará. Quien deja su padre por mi, su madre por mi, me encontrara, me encontrara. No tengas miedo, no tengas miedo yo estoy aquí, yo estoy aquí. Quien deja su tierra por mi, sus bienes por mi, sus hijos por mi, me encontrará. No tengas miedo, yo conozco a quienes elegí, a quienes elegí. Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la encontrará, la encontrará… Confesión y absolución individual Celebración penitencial Cuaresma 2010 Canto de entrada ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¡OH PECADOR! ¿DONDE VAS ERRANTE? ¿A DONDE IRAS? De tu ambición el amor se esconde (TRIS) ¿a dónde irás? Busca la paz, el mal te está acechando (TRIS) ¿a dónde irás? Liturgia de la Palabra Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18 “Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo han a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.» + Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros». TU PALABRA Tu Palabra, me da vida, me levanta y me hace caminar. Tu Palabra, me sostiene, me da fuerza para no dar marcha atrás. Examen de conciencia (en privado, para leer antes de confesarse individualmente) Jesús nos mandó que permanezcamos en su amor • ¿He permanecido en el amor de Dios? • ¿Quiero amar a Dios sobre todas las cosas? • ¿Intento guardar los mandamientos de Dios, especialmente el del amor? • ¿Creo firmemente en Dios, que nos habló por medio de su Hijo? • ¿Pongo mi confianza en Dios, o la pongo en otras cosas? • ¿Escucho la Palabra de Dios, guardándola en mi corazón? • ¿Mi oración, mi encuentro personal con Dios, es asidua y confiada? • ¿Acudo a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, para fortalecer mi vida en Cristo? • ¿He manifestado públicamente mi condición de cristiano, sin intentar disimularlo u ocultarlo? Jesús también nos mandó que nos amemos unos a otros • ¿Tengo auténtico amor a mi prójimo? • ¿He escandalizado a los demás con mis palabras o con mis acciones? • ¿He contribuido en el seno de mi familia, al bien y a la alegría de los demás con mi paciencia y amor? • En el matrimonio ¿persevero en la fidelidad conyugal, con todo mi corazón? ¿Doy testimonio cristiano a mis hijos, nietos y familiares, preocupándome de su vida espiritual? • Como hijo ¿obedezco a mis padres y abuelos, amándolos, respetándolos y ayudándolos en sus necesidades materiales y espirituales? • En mi trabajo o empleo ¿soy justo, trabajador y honesto, prestando con amor mi servicio a la sociedad? • ¿Comparto mis bienes con los que son más pobres que yo? ¿Ayudo a los necesitados? • ¿Visito a los enfermos, ancianos, a los que se encuentran solos? • ¿Soy sensible a los problemas, sufrimientos y dificultades de mi prójimo? • ¿Me preocupo de los niños y jóvenes, transmitiéndoles mi fe en Dios por mi palabra y el testimonio cristiano de mi vida? • ¿Participo en las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia? • ¿Ayudo a la Iglesia en sus necesidades? • ¿Pido a Dios por los sacerdotes, para que sean santos y sabios? • ¿Me preocupo, trabajo y rezo para que Dios mande abundantes vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada y religiosa? • ¿Anuncio con valentía el mensaje de salvación que Jesús nos ha traído? Confesión perdón general de los pecados y Peticiones de R/. Señor, Tú tienes palabras de vida eterna. Canto final; QUIEN PIERDA SU VIDA POR MI, hna. Glenda Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la encontrará, la encontrará. Quien deja su padre por mi, su madre por mi, me encontrara, me encontrara. No tengas miedo, no tengas miedo yo estoy aquí, yo estoy aquí. Quien deja su tierra por mi, sus bienes por mi, sus hijos por mi, me encontrará. No tengas miedo, yo conozco a quienes elegí, a quienes elegí. Quien pierda su vida por mí, la encontrará, la encontrará, la encontrará… Confesión y absolución individual