SOLEMNIDAD DE SANTA LUISA DE MARILLAC EUCARISTÍA 15 DE Marzo del 2011 MONICIÓN DE ENTRADA Bienvenidos queridos hermanos y hermanas, el Señor nos reúne en esta tarde para celebrar nuestra fe como Familia Vicentina, este día en el que recordamos a Santa Luisa de Marillac es una ocasión para agradecer a Dios los dones que puso en esta mujer. Su vida nos alienta a descentrarnos de nuestros intereses, a salir de nuestras fronteras y a colocar en el centro de nuestras vidas a Jesucristo, que nos invita a vivir en comunión. Luisa de Marillac supo contagiar e invitar a otros a descubrir a Dios en el servicio de los Pobres. Que en esta eucaristía sintamos con fuerza la necesidad de comprometernos como comunidad de hermanos en esta tarea de crear espacios de solidaridad. ACTO PENITENCIAL Frente a un corazón generoso, como el tuyo, reconocemos nuestros egoísmos y apego a lo material. Señor, ten piedad. Frente a un corazón capaz de compartir, como el tuyo, reconocemos nuestra falta de solidaridad, con nuestros hermanos más necesitados y nuestros silencios ante las injusticias que sufren. Cristo, ten piedad. Frente a un corazón capaz de escuchar y estar cerca del Pobre, reconocemos nuestra indiferencia frente a los que molestan, y no nos dejamos evangelizar por los Pobres. Señor, ten piedad. MONICIÓN A LAS LECTURAS 1era LECTURA: Isaías 58, 1ª. 6 – 11: Santa Luisa nos dice en sus escritos: “Sed muy afables con los Pobres, a los que debemos amar y respetar profundamente. No basta con tener esto en la memoria, hemos de demostrarlo con nuestros cuidados caritativos”… (C. 322.) El Profeta Isaías nos recuerda que la caridad es totalmente interior, Dios está en el oprimido, en el que necesita ayuda para realizarse como persona. Sólo por la caridad haremos resplandecer la luz de Dios en el mundo. Salmo Responsorial: Salmo 33 “CLAMA EL POBRE Y EL SEÑOR LO ESCUCHA” 2da LECTURA: Hechos 9, 36 - 42: En la segunda lectura se ve que el bien que hace Tabita, mujer sencilla, no pasa desapercibido cuando Dios le devuelve la vida; fortalece la fe de todo un pueblo. EVANGELIO: San Mateo 25, 31 – 46 San Mateo nos recuerda que Cristo viene, ante todo, a dar un sentido a las acciones de los hombres, es así que la historia del Reino no es más que la historia de la caridad expresada en los más pequeños. PRECES Que la Iglesia, enriquecida con el ejemplo de la vida de Santa Luisa, para que promueva entre los cristianos el compromiso de servir a los más necesitados. Roguemos al Señor. Por todos los que sufren a causa de la pobreza, la enfermedad, los desastres naturales para que en nuestro servicio descubran la presencia cercana de Dios que los ama. Roguemos al Señor. Por la Familia Vicentina, para que el testimonio de servidores de Cristo en los pobres suscite continuamente nuevas vocaciones. Roguemos al Señor. Por todos nosotros, para que, imitando la entrega de Santa Luisa, nos comprometamos cada vez más con los pobres y necesitados de nuestra sociedad. Roguemos al Señor. Por la Compañía de las Hijas de la Caridad, para que Dios haga de cada Hermana un instrumento de su amor hacia los demás. Roguemos al Señor. OFRENDAS SAL Y LUZ: Señor, Tú nos invitas a ser sal de la tierra y luz del mundo. Sin apenas darnos cuenta vamos caminando en medio de tinieblas y nuestras vidas están faltas del sabor evangélico. Te presentamos la sal y la luz para que por la fuerza de tu Espíritu nos des aliento para ser llama luminosa, granos de sal, testigos del Evangelio en medio de los hombres. LAZOS DE COLORES: Señor te ofrecemos estos siete lazos de colores, ellos quieren significar cada uno de los dones del Espíritu Santo que Tú nos envías. Haz que allí donde vayamos llevemos la alegría de servirte, y el gozo de amarte. Que con nuestra vida llenemos el mundo con la tonalidad del CARISMA VICENTINO. MOCHILA – SANDALIAS: Somos caminantes, peregrinos ágiles, para recorrer un largo y bonito camino. Ligeros de equipaje, pero con la mochila repleta de amor y de alegría para compartir con los hermanos. Queremos abrir nuevos caminos, para que otras personas encuentren la VERDAD, LA ACOGIDA y la verdadera FELICIDAD. Queremos, al igual que Luisa de Marillac, seguir tus huellas Señor PAN Y VINO: Señor, para hacerte presente entre nosotros te sirves de unos medios tan sencillos como son el pan y el vino. Te los traemos al altar para que los conviertas en Comida y Bebida de Salvación. Con ellos te presentamos la vida de tantos hombres y mujeres que desde su trabajo se esfuerzan por humanizar nuestro mundo. MONICIÓN DE COMUNIÓN: Santa Luisa solía decir antes de comulgar: “Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma” MONICIÓN DE SALIDA: La fiesta que hemos comenzado en esta Eucaristía no termina aquí, ni siquiera termina hoy. Celebrar a Sta. Luisa significa ser testigo del amor de Dios entre los hermanos, llevar a todos la Luz del Espíritu para anunciar con valentía el Evangelio, abriendo nuevos caminos de caridad y justicia en el mundo, siendo firmes en nuestros compromisos porque “LA CARIDAD DE JESUCRISTO NOS APREMIA”.