Un adolescente en mi vida; Diego Maciá Antón

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SÍNTESIS
Estamos ante un libro divulgativo sobre la juventud y sus problemas, que intenta ayudar a los padres a
conocer a sus propios hijos. El libro se compone de cinco capítulos en los que se tratan diversos temas
de interés para los padres.
Para comenzar hay que considerar la importancia de adoptar una actitud de reconocer problemas,
para ello hay que analizar cuales son las opiniones, actitudes y expectativas generales sobre los
problemas que surgen en relación con los hijos.
Por consiguiente, hay que intentar saber que capacidad tenemos para solucionar el problema ya que es
muy importante, porque la existencia de conflictos es normal e inevitable, lo importante es saber que se
pueden abordar. Pero existen dos razones importantes por las que los padres pueden ser ineficaces
resolviendo el problema; en primer lugar, los padres pueden no conocer las habilidades necesarias y en
segundo lugar, pueden haber adquirido las necesarias habilidades pero no saber manifestar la solución
en una situación determinada porque ciertas emociones negativas hacen que no puedan ejecutar la
resolución de problemas correctamente. Esto se debe a que cada emoción dolorosa se produce como
consecuencia de un pensamiento negativo particular.
Generalmente, los padres muestran gran preocupación en cuanto a la relación que se mantiene entre
sus hijos y ellos. Esto se produce cuando el niño pasa a ser un adolescente. Los hijos empiezan a hacer
cosas (como ver la Televisión en vez de estudiar, llegar a casa a ciertas horas que a los padres no les
gustan... ) que a sus padres no les parecen convenientes para ellos. Pero la relación con sus hijos será
más agradable a medida que se vaya reforzando.
Los padres en esta situación tienen un pensamiento de sufrimiento interior que procede de falsas
conclusiones a las que la gente llega de su interpretación de lo que sucede cotidianamente.
Tenemos una nueva actitud para reconocer los problemas, ahora hay que intentar comprender la
naturaleza específica del problema y para ellos hay que centrarse en seis tareas:
− Hay que describir los hechos con términos claros.
− Hay que buscar toda la información a cerca del problema.
− Hay que diferenciar la información relevante de la irrelevante.
− Hay que identificar que circunstancias hacen de la situación un problema.
− Establecer unos objetivos realistas.
− Saber que obstáculos tenemos para solucionar el problema.
Algunos padres explican el problema de una forma que no es clara, entonces el problema es más difícil
de buscarle una solución, si se hiciese de una forma clara y concreta, esto nos obligaría a replantearnos
la situación. Para ello hay que analizar el problema, porque muchas veces el problema no es sólo lo que
ocurre, sino también lo es su respuesta a la situación.
En este manual también se explican algunos problemas que se plantean en la juventud, ya que la
adolescencia es un período difícil de la vida, tanto para el adolescente como para los padres.
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En esta etapa, el adolescente quiere tener independencia con respeto de sus padres, en este momento los
padres pasan a ser opositores para el joven y se entra en un conflicto entre ambas partes. Esto va en
consecuencia a que los padres muchas veces no son capaces de establecer las condiciones para el
desarrollo de la independencia de su hijo y lo importante es crear las condiciones para que de forma
gradual vaya decidiendo por sí mismo.
Hay diferentes patrones de conducta de los padres: los que dicen lo que tienen que hacer sus hijos sin
dar ninguna razón (autocráticos), los que el niño puede participar pero a la hora de tomar decisiones
son los padres los únicos que influyen (autoritarios), los que dejan participar al joven, también da
opiniones y toma decisiones pero la última palabra es la de los padres (participativos), cuando existe un
diferenciación mínima entre padre−hijo (igualitarios), los que le dejan hacer al niño lo que quiera
(permisivos o muy permisivos).
Mantener una conducta u otra a la hora de educar a los hijos tendrá repercusiones clara en la vida de
ambos. Los padres tienen que saber mandar cuando es necesario y su hijo tener respeto hacia ellos. En
este tema también influye la despreocupación de los padres por falta de tiempo, mucho trabajo, etc.
Entonces los hijos se amparan en el grupo de amigos que para los padres muchas veces es desagradable.
Ya en el tercer capítulo decimos que ante un problema con nuestros hijos es importante que seamos
capaces de generar el mayor número de respuestas posibles, para ello se realizará una tormenta de
ideas. Esta técnica tiene cuatro normas básicas: excluir las críticas, considerar que todo vale, buscar la
cantidad y considerar posibles combinaciones y la mejora de algunas soluciones.
Para generar el mayor numero de alternativas y buscar soluciones adecuadas requiere un cierto estado
de ánimo. Porque cuando estas preocupado, angustiado... se tiende a actuar impulsivamente. Entonces
para adquirir más confianza en nuestras posibilidades recurriremos al método de la relajación.
La tarea de educar es compleja así que tenderemos a aliviar la carga de responsabilidad. Le daremos
más responsabilidades al joven. Habrá que aprender a confiar en su hijo, abandonar las
responsabilidades en algunos casos y alabar al joven cuando haga las cosas bien. Así se irá dando
cuenta de las cosas que tiene que hacer e irá madurando de forma gradual y le ayudará a ser más
responsable.
Ha llegado la hora de decidirse. Ahora tenemos que evaluar las alternativas de solución posibles para
poder seleccionar la mejor y debemos tener en cuenta cuatro aspectos: predecir las consecuencias
posibles que tendrá la aplicación de cada alternativa, analizar sus consecuencias personales y sociales (a
corto y largo plazo), evaluar sus ventajas e inconvenientes y compara los resultados esperados para
seleccionar la alternativa más adecuada.
Como consecuencia de una incorrecta forma de entender la relación familiar, con respecto a los hijos,
hay que considerar una alternativa de comportamiento que será útil para resolver ciertos problemas
que surgen.
Las conductas que muestran los jóvenes son totalmente egoístas y una falta de respecto hacia los
derechos de sus padres. Para poder evitar que esto ocurra o acabar con este problema habrá que
considerar una estrategia general.
Pero antes expondremos un grupo de habilidades de comunicación y negociación. Casi todos los
conflictos familiares surgen porque ambas partes (padre e hijos) no se comunican (falta de
comunicación) y esto genera una negativa resolución de problemas. Entonces el objetivo será intentar
eliminar las conductas inadecuadas e incrementar las básicas para la comunicación.
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Para aprender las habilidades de comunicación tenemos que aprender en primer lugar, a utilizar un
lenguaje operativo, es decir evitar el lenguaje inespecífico. También hay que aprender las habilidades
conversacionales, decimos con esto que hay que hacer preguntas, escuchar, dar información..− y por
último, aprender habilidades de expresión para que se pueda disfrutar de la conversación con
peticiones o sentimientos, o por el contrario con críticas.
Llegamos al punto de la negociación y para ello hay que llevar a cabo unas pautas.
− Ser específico, claro con el problema.
− Discutir solo un problema a la vez.
− Expresar tus sentimientos.
− Ser breve en la definición del problema.
− Buscar soluciones.
− Ofrecer ayuda.
− Analizar las ventajas e inconvenientes.
− Llegar a acuerdos.
Ahora ya nos encontramos en el momento más importante de la resolución del problema. Tenemos que
actuar y para ello hay que poner en práctica una solución, la cual requiere seguridad y confianza en
que hemos elegido la mejor. Al encontrarnos a una situación problemática puede ser que se origine un
nivel de ansiedad.
En este último capítulo también se hace referencia al SIDA, ayudando a informar a los padres. Todo lo
dicho con anterioridad nos permite afrontar mejor la responsabilidad de educar.
VALORACIÓN PERSONAL
Todo el mundo se da cuenta de que educar no es una tarea fácil y todavía contando con la carga de que
la adolescencia es un período difícil en la vida de todos (tanto para los padres como para los hijos).
En mi opinión veo bastante útil este manual porque hay padres que se sienten totalmente "hundidos"
en la educación de sus hijos pero yo veo que en gran parte es culpa de ellos.
Muchos pasan gran parte del tiempo trabajando, y cuando llegan a sus casas están cansados de todo el
día y ya no se paran a hablar con sus hijos. Para mi forma de pensar ese es el problema: LA
COMUNICACIÓN.
Los padres no se dan cuenta de que lo más importante para una buena relación con los hijos es hablar
con ellos: que preocupaciones tienen, que les interesa, sus aficiones, sus sentimientos ... etc. Pero esto es
un proceso continúo, hay que hacerlo desde siempre: desde pequeños.
Yo entiendo perfectamente que a un joven que con trece años lo dejaban quedarse por ahí hasta las
cuatro de la mañana (por ejemplo) y ahora con dieciocho viene a casa a la hora de comer ... los padres
ahora no pueden pretender que lleguen temprano. Es un proceso progresivo. Tanto lo digo con ese
ejemplo como con muchos otros. El joven nunca arregló su habitación, ya cuando era niño, porque
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estaba mejor viendo la televisión o haciendo cualquier otra cosa, entonces era su madre la que iba por
detrás para hacerlo, ahora tampoco lo va a hacer porque ya está acostumbrado a eso.
La educación de los hijos tiene que ir desde siempre, no intentar educarlos cuando ya son adolescentes y
cuando ya tienen unas bases (incorrectas) aceptadas.
El joven se cree dispuesto a hacer lo que el quiera, "es mayor".
En el caso de no haberlos educado desde el principio, yo creo que hay que poner mucho empeño para
poder llegar a un acuerdo entre ambas partes, es más, yo creo que el joven tiene que estar mentalizado
para cambiar su actitud porque sino seguirá haciendo lo que quiera. Los padres en este caso no podrán
"hundirse" porque por mucho que lo hagan eso no es la solución al problema.
Lo dicho, lo importante en la relación padre − hijo es la comunicación, al menos para mi forma de
pensar creo que es esencial.
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