Relación con otras posiciones filosóficas Relación con Hume: La lectura del Tratado de la Naturaleza Humana de Hume no sólo debió “despertar a Kant del sueño dogmático” (racionalista) sino que le ofreció la posibilidad de dar una respuestas distinta y, de alguna manera, una “solución” a los planteamientos abiertos por el empirismo radical de Hume, tanto el campo del conocimiento científico como en el terreno de la moral. La Crítica de la Razón Pura kantiana no sólo es un análisis sobre los límites del conocimiento y la imposibilidad de la metafísica como ciencia, sino también una respuesta a cómo son posible las proposiciones universales y necesarias que constituyen el conocimiento científico. Recordemos que para Hume las proposiciones de cuestiones de hecho no podían tomar su necesidad de la conexión causa-efecto ya que esta relación sólo puede establecerse a posteriori y deriva en todo caso de una impresión de sucesión temporal, el empirismo de Hume termina entonces en un escepticismo que hace recaer los fundamentos del ciencia en el hábito o la costumbre. Partiendo de las IMPRESIONES como el elemento fundamental del conocimiento, Hume no cree que podamos tener una respuesta para la “necesidad lógica” que requieren las proposiciones universales. El planteamiento kantiano en la KrV nos ofrece una respuesta a esta cuestión: las proposiciones científicas no son ni “analíticas a priori” ni “sintéticas a posteriori”, sino un tipo especial de proposiciones “sintéticas a priori” y que son posibles porque el conocimiento es la síntesis entre los a priori del sujeto (las formas a priori de la sensibilidad -espacio tiempo- y los conceptos puros del entendimiento -categorías- ) y el contenido que nos ofrece la experiencia. En resumen, Kant comparte con Hume que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia pero contra Hume no todo nuestro conocimiento procede de la experiencia, los elementos a priori del sujeto hacen posible dar forma de universalidad a la ciencia. En esto consiste la llamada “revolución copernicana” del pensamiento y la nueva posición del sujeto en el Idealismo Trascendental. Es el sujeto en que pone la forma en el objeto. IES La Orden Departamento de Filosofía 1 Relación con otras posiciones filosóficas Como sabemos en el campo de la moral Hume mantiene una posición netamente emotivista. La razón está limitada a las relaciones de ideas y a las cuestiones de hecho. La razón se ocupa del ser, de lo que hay, pero nada puede con respecto al deber ser. Un acto o una decisión moral no puede recibir su calificación moral a partir de una razón. La razón no puede conocer la validez de los juicios morales. Aunque pudiese conocer lo natural, es decir, lo que las cosas son, de ahí no se infiere que pueda conocer lo que deben ser. Y la ética trata obviamente, no de lo que es, sino de lo que debe ser. Atribuir a la razón la capacidad de saber (y a partir de ahí, decidir) lo que debe ser, lo que es deseable o bueno, supone incurrir en falacia naturalista: reducir lo bueno a lo natural. La razón no puede mover al hombre, es y debe ser esclava de las pasiones. El fundamento de los juicios morales no es racional, es emocional, es el sentimiento. Los sentimientos son las fuerzas que nos determinan a obrar, que dotan de valor moral a una decisión. Los juicios morales expresan el sentimiento de aprobación o desaprobación que nos producen determinadas conductas y son una forma de sentimiento básico de simpatía; y estos sentimientos son naturales y desinteresados. Frente a esta posición Kant quiere alcanzar una ética objetiva, basada en la razón cuyos imperativos sean Leyes universales, pero a la vez que su observancia no resten autonomía al sujeto sino más bien se la otorguen. El imperativo categórico kantiano supone por tanto un sujeto racional legislador libre y autónomo. IES La Orden Departamento de Filosofía Relación con otras posiciones filosóficas Relación con Platón: Al hilo de la lectura del fragmento resulta tentador comparar el texto kantiano con la alegoría de la caverna del libro VII de República - Platón. En ambos textos se nos propone un proceso de “conversión” de “despertar” de comenzar a subir un camino por nuestras propias fuerzas superando un estado anterior de miedo o de pereza y costumbre. Los grilletes que nos mantienen atados a la minoría de edad – a la irresponsabilidad – nos hacen prisioneros de una nueva caverna en la que los “tutores” nos mantienen atados. A pesar de la distancia en el tiempo y las diferencias entre ambos autores, ambos recurren a un proceso educativo desde una posición racionalista. Al igual que los prisioneros de la caverna creen que su estado encadenado es algo natural, la minoría de edad de la que nos habla Kant se ha convertido en algo connatural del individuo. Los prejuicios, las costumbres, el miedo, la pereza nos mantienen encadenados o entontecidos en una permanente minoría de edad que contempla sombras. Como vemos Kant nos plantea que para el proceso de superación de esa minoría de edad solo se requiere libertad y la menos peligrosa de todas; la libertad en el uso público de la razón, esa libertad que puede liberar a los demás (Como orientarse al pensar) es paralela al planteamiento platónico del gobernante filósofo que libera a los demás prisioneros. Por último en ambos autores encontramos un planteamiento político de fondo. La Ilustración es una etapa histórica de progreso moral, al igual que en Platón encontramos una apuesta por el progreso de la humanidad basada en la educación. Para finalizar señalemos que ambos autores, desde posiciones distintas, defienden la posibilidad de unos principios éticos racionales y universales para superar el relativismo. IES La Orden Departamento de Filosofía