Departamento didáctico de Filosofía PLATÓN EL CONTENIDO DE LA REPÚBLICA. Obra escrita entre 389 y 368 a.C., y subtitulada, por la tradición, De la justicia. El diálogo se desarrolla inicialmente (libro I) en torno a la idea de justicia. Trasímaco, un sofista extremo, hace la afirmación de que lo justo es lo que aprovecha al más fuerte, para acabar calificando de necios a los que por hacer el bien se hacen a sí mismo infelices. Sócrates le responde que al igual que cada cosa tiene la función que le es propia, el alma también la tiene: dirigir, gobernar, deliberar; y la excelencia que le es propia es la justicia, para concluir que el alma justa es la que, al cumplir su función, vive bien. El libro II se inicia con una nueva discusión sobre la justicia que, según Glaucón, no es apreciada como un bien en sí ni es cultivada voluntariamente. Glaucón llega a la conclusión de que la justicia es una convención para evitar las injusticias. Para analizar el problema acuerdan que es conveniente estudiar primero la justicia en la sociedad y luego en el individuo. Sócrates retrocede en el tiempo y contempla como era la organización social primitiva: al carecer los hombres de autosuficiencia se asociaron con otros de una manera sencilla y primitiva; la vida ciudadana era sana y feliz y las necesidades de alimento, vestido y vivienda estaban cubiertas. Glaucón responde que una vida de cerdos no sería distinta. Sócrates lo acepta e introduce lujos: cocineros, artistas, músicos, médicos, etc., pero al ir desarrollándose la ciudad, aumentando la riqueza y cargándose de vicios, se hace preciso la formación de una clase guerrera que asegure los beneficios y la opulencia. Se contempla cómo habría de ser la educación de esos guardianes del estado para convertirlos en feroces con los enemigos y mansos con los compatriotas; se les enseñaría música y gimnástica, pero las enseñanzas que habrían de recibir tendrían que estar vigiladas: habrían de ser eliminados muchos textos de Homero y no podría permitirse que los poetas se burlaran de los dioses. El libro III está casi íntegramente dedicado a analizar la educación de los guardianes: música y gimnasia (la educación tradicional), estableciendo los preceptos que deben cumplir: fomentar la valentía, que es la unión de la fuerza y la dulzura. Los guardianes serán sometidos a pruebas que verifiquen su calidad y a lograr que entre ellos surjan los gobernantes. Hay hombres que tienen el alma de oro -los gobernante-, otros el alma de plata -los auxiliares de los gobernantes- y, finalmente, otros que tienen el alma de bronce -los artesanos y agricultores-. Cada uno debe ocupar su puesto en la sociedad. No obstante, si nace alguien en la clase que no le corresponde irá a ocupar su sitio donde le corresponda por la naturaleza de su alma. Los guardianes no deben poseer bienes propios y harán vida en común. Ya en el libro IV, Adimanto replica a Sócrates que entonces los gobernantes no habrían de tener una vida feliz, a lo que Sócrates le responde que no se debe velar por la felicidad de una clase en particular sino por la de toda la sociedad. Propuesta de eliminación de la riqueza y la pobreza. Exposición de ciertas tácticas de persuasión para cuando se combata contra otros estados en donde haya ricos y pobres. El estado excelente es el que posee sabiduría (gobernantes), valentía (guerreros) y moderación (artesanos y labradores) y la justicia en la virtud que pone en equilibrio a las tres clases sociales. Ese estado, que mantendría el equilibrio entre todas sus partes, sería el estado bueno y justo, el estado ideal. El equilibrio consistiría entre todas sus partes, sería el estado bueno y justo, el estado ideal. El equilibrio consistiría en que cada cual desempeñara su cometido: los gobernantes, sometidos a la ciencia y al conocimiento, ordenarían la marcha de la ciudad, los guerreros garantizarían la vida del estado por su fortaleza y los productores proveerían de los bienes I.E.S. de Ingenio Página 1 Departamento didáctico de Filosofía necesarios para vivir. Igual sucede en cada individuo, puesto que el alma de cada uno consta de razón, fortaleza y apetitos, siendo la justicia el equilibrio entre las partes. Se inicia la correspondencia entre el estado y el individuo: ¿tiene el hombre las mismas cualidades que el estado? El individuo tiene un alma dividida en tres partes: racional, irascible y sensitiva. Sólo cuando las dos últimas se someten a la racional el individuo halla la justicia interior. El libro V, además de manifestar la incorporación de la mujer como posible gobernante, contiene la explicación de la vida en común de los gobernantes que incluye la eliminación de la familia y el control de las uniones sexuales con propósitos eugenésicos. Glaucón, finalmente, se pregunta si es posible que exista un estado así. Sócrates le señala que han hablado en teoría y que la práctica siempre es peor, aunque si los filósofos fueran los encargados de gobernar se podría conseguir un estado muy parecido al señalado. Son filósofos los que aman la verdad. La verdad son las ideas y no las cosas sensibles, que lo que hacen es participar de las ideas. Relación y diferencia entre conocimiento (ideas) y opinión (objetos). La ciencia - el conocimiento verdadero - tiene por objeto lo que nunca cambia: las esencias, mientras que la opinión tiene como objeto el mundo cambiante de los sentidos. Y como sólo los filósofos se encuentran capacitados para el conocimiento verdadero, sólo los filósofos podrán ser los buenos gobernantes. En el libro VI se desarrolla la tesis con la que acabó el libro anterior: el verdadero filósofo, que es quién frente a las apariencias busca el ser. Todo lo cual supone tener un talante especial. No obstante la filosofía encuentra muchas dificultades para poder ejercitarse tanto por culpa de los sofistas como de las instituciones. La enseñanza de la filosofía no debe hacerse a los jóvenes, sino en un periodo de mayor madurez. Serán los guardianes antes descritos los que serán probados para ver si pueden alcanzar la idea de bien, que es superior a la de justicia. La idea de bien es como el sol: del mismo modo que el sol alumbra todo para que pueda ser visto, el bien ilumina las restantes ideas para que puedan ser conocidas. De ahí que se haya de ser sumamente cuidadoso tanto en la elección de los futuros gobernantes como en la educación que habrán de seguir porque su misión es doble: descubrir la verdad y gobernar la ciudad (bajo los principios de la verdad y la justicia). Finaliza este libro con el pasaje de la línea del conocimiento: hay cuatro grados del conocer en correspondencia con los objetos: conjetura (sombras, reflejos), creencia (objetos físicos), pensamiento discursivo (entes matemáticos) y ciencia (ideas o esencias). Con el mito de la caverna se inicia el libro VII, que es interpretado por Sócrates como nuestra condición con respecto al conocimiento: vivimos, como prisioneros, encadenados al mundo sensible en el fondo de una gruta. Hay que desprenderse de las cadenas para llegar a ver las cosas directamente e incluso estar capacitados para contemplar directamente la causa de todas las cosas (el sol: el bien).Ese proceso es largo y penoso y debe realizarse a través de una educación esmerada. A continuación se acomete el conjunto de enseñanzas que deberán aprender los futuros gobernantes: aritmética, geometría plana y espacial, astronomía y, finalmente, armonía. Todos esos conocimientos los pondrán en condición para acceder a la dialéctica o ciencia de la esencias. Finalmente, el así instruido deberá volver al mundo para ocupar su puesto de gobernantes y preparar a otros con el mismo fin. El libro VIII es un análisis de las formas degeneradas del gobierno. Partiendo de que la mejor forma de gobierno es la descrita en los libros III, IV y V (la aristocracia, el gobierno de los mejores), se suceden por degeneraciones del alma de los hombres los siguientes regímenes: timocracia (gobierno del honor), oligarquía (gobierno de los ricos), democracia (gobierno del pueblo) y tiranía (gobierno totalitario de uno). I.E.S. de Ingenio Página 2 Departamento didáctico de Filosofía El libro IX continúa con el tema del tirano y concluye ofreciendo una serie de pruebas sobre la superioridad del hombre justo sobre el injusto. El libro X y último es un ataque contra las artes en general, especialmente contra la pintura y la poesía por estar asociadas con imágenes y no con la verdad. Ambas cultivan la parte inferior del alma. Acaba el diálogo con reflexiones sobre la inmortalidad del alma (mito de Er), los premios y castigos que reciben los hombres en relación a si han sido justos o injustos y nos cuenta el mito de Er sobre el Hades y las reencarnaciones del alma. RUIZ COMPANY, Federico (1999): Platón, libro VII de la República (C.O.U. – Selectividad) de Ediciones Tilde, Valencia; págs. 49 - 51 SÍNTESIS DE SU PENSAMIENTO. Al exponer una síntesis del pensamiento de Platón, es necesario recordar dos elementos: a) la influencia que sobre Platón tienen las ideas de la tradición órfica, Parménides y la filosofía pitagórica; b) la necesidad de considerar la evolución del pensamiento platónico, que gira en torno a dos concepciones diferentes del concepto de “idea” ( idea como “forma”, idea como “genero”). Teniendo en cuenta esto, pueden exponerse los rasgos fundamentales del pensamiento platónico en torno a los siguientes elementos: 1. Platón piensa que todo lo que existe puede dividirse en dos ámbitos: el mundo inteligible y el mundo sensible. El mundo inteligible es el mundo inmutable y eterno: es el mundo de las ideas. El mundo sensible el mundo del cambio y de la temporalidad: es el mundo de las cosas trasmitidas por los sentidos. El mundo de las cosas es tan sólo una copia del mundo de las ideas: entre ambos existe un abismo infranqueable. Tan sólo el alma es capaz de ser intermediaria entre ambos mundos. 2. Las ideas son la realidad esencial: son inmutables, idénticas, y semejantes a realidades matemáticas. Sin embargo, es necesario afirmar que hay una evolución en el concepto platónico de idea: en los primeros diálogos se muestra a las ideas como idénticas a sí mismas: cada idea es autónoma e independiente de las demás y las cosas son una copia de las ideas. Las ideas se ordenan según una escala y se encuentran presididas por la idea de bien, que se identifica con la belleza y la armonía. Sin embargo, en los diálogos últimos, también denominados diálogos críticos (Sofista, Parménides), Platón admite que las ideas pueden comunicarse entre sí y que es posible pensar el movimiento y las ideas, con lo que las cosas pueden participar de varias ideas a la vez, y se consideran como un “genero”. 3. La concepción platónica del hombre ha tenido una gran influencia en la filosofía posterior, y en especial, en los primeros siglos del cristianismo. El hombre se compone de alma y cuerpo, que son dos realidades diferentes. El alma es la parte más noble del hombre, y se encuentra encerrada y arrojada en un cuerpo, del que lucha por liberarse. El cuerpo es mortal, mudable y contingente, y sólo accede al mundo de las cosas sensibles. Por el contrario, el alma es inmortal y sólo ella es capaz del conocimiento. Antes de ser arrojada I.E.S. de Ingenio Página 3 Departamento didáctico de Filosofía en un cuerpo determinado, el alma ha vivido en el mundo de las ideas y puede, por tanto, conocerlas. Por ello, el alma es un intermedio entre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas. Platón distingue tres partes en el alma: el alma racional, el alma irascible y el alma concupiscible o apetitiva. Esta división orienta la división de las clases sociales en el Estado platónico, y cada una de ellas tiene una función determinada. 4. El conocimiento tiene una gran importancia para Platón. El deseo de conocimiento es semejante al amor (eros), un deseo por alcanzar el mundo de las ideas. Conocer equivale a conocer las ideas de las cosas y a trabajar con las ideas, que son las formas absolutas de la realidad. Platón distingue entre el conocimiento verdadero o científico (episteme) y el conocimiento aproximado (dóxa). El conocimiento verdadero es posible de dos modos: a) por el recuerdo, ya que el alma recuerda las ideas con las que estuvo antes de estar en el cuerpo (tal es la teoría que Platón desarrolla en el Menón); b) mediante la dialéctica, que es un procedimiento de división que va desde las ideas más simples a las más complejas y exige un impulso racional, hasta llegar a la idea suprema o idea del bien. En cualquier caso, la geometría y las matemáticas son verdaderos modelos de conocimiento científico y del conocimiento por ideas. 5. El mundo ha sido formado a partir del caos originario de materia eterna por un Demiurgo o artista creador, como narra Platón en Timeo. El Demiurgo ordena el caos material inicial de acuerdo con las formas y figuras geométricas. La totalidad del mundo o “cosmos” tiene la figura más perfecta, que es la esfera; el aire, el agua, el fuego, la tierra tienen diversas formas geométricas y los cuerpos son poliedros. Ello supone que los cuerpos tienen una forma geométrica y el mundo entero tiene la estructura de un ser vivo, de carácter divino, donde se privilegia la armonía. 6. Platón une estrechamente la ética y la política, ya que el comportamiento individual debe subordinarse a la ciudad, como ocurre en toda la tradición griega. Cada una de las partes del alma tiene su virtud correspondiente, y todas ellas se encuentran presididas por el bien, que es, también, la idea más importante y se identifica con el concepto de belleza. En cualquier caso, la virtud se concibe como armonía y como sabiduría. Platón estructura el Estado de acuerdo con las partes del alma: hay tres clases sociales: sabios, guerreros, trabajadores. El Estado deberá estar gobernado por un sabio filósofo, que es el único que puede gobernar de acuerdo con las ideas. IZUZQUIZA, Ignacio (1996): Selectividad Filosofía, pruebas de 1995. Anaya, Madrid, pp. 117 – 119 CONCEPTOS FUNDAMENTALES. Dialéctica Es tanto el proceso o método educativo propuesto por Platón para llegar a descubrir el mundo de las ideas como conocimiento mismo de las ideas. I.E.S. de Ingenio Página 4 Departamento didáctico de Filosofía Como proceso educativo consta de una serie de asignaturas y conocimientos sucesivos impartidos en un largo período de tiempo tal y como se exponen en el libro VII de la República. Sin embargo, lo esencial de la dialéctica es la educación (el entrenamiento) del alma (racional) para ascender gradualmente hacia las ideas, especialmente hacia la Idea de Bien, eliminando de cada saber lo que le convierte en una habilidad práctica (que busca la utilidad inmediata y no la esencia de lo que es). La dialéctica es un conocimiento por esencias. La ascensión del prisionero en el mito de la caverna reproduce ese proceso educativo. Los especialistas distinguen en Platón dos formas de utilizar la dialéctica: (1) como ascenso de lo sensible a lo inteligible (tal y como se expone en el mito de la caverna y a lo largo del libro VII de la República) y (2) como un método de deducción racional a partir de las esencias o primeros principios del ser. En el primero de los casos, la dialéctica platónica, buscando las esencias o ideas, intenta eliminar lo múltiple (que en cada nivel se nos ofrece; ejemplo: la pluralidad de opciones en cada ascenso del conocimiento) para quedarse con la unidad o esencia propia de ese nivel y estar en disposición de ascender al siguiente nivel hasta alcanzar la verdad y el conocimiento definitivo. En el segundo de los casos, conocidas ya las ideas, se actúa deductivamente o por principios; es decir, como si se aplicaran los conocimientos adquiridos. Idea de bien La idea de Bien es jerárquicamente la superior en el sistema platónico, aunque él nunca dio una definición y hay muchos pensadores que piensan que Platón lo identificó, sin nombrarlo con dios. No obstante, es fácil entender porqué es la idea primera de su sistema: si las ideas son arquetipos perfectos (que las cosas sensibles imitan) es lógico que la perfección (o el Bien) sea la cualidad esencial y común a todas ellas. No tendría sentido que no fueran perfectas. Ahora bien, esa idea de perfección es la idea de Bien. Bien, por tanto, es el concepto común y superior a todo. ¿Podría existir una idea perfecta que no tuviera perfección o el bien entre sus atributos o que no fuera la condición superior de su existencia?. Es evidente, por tanto, que la idea de Bien tiene que ser la jerárquicamente superior de su sistema, que puede existir sin necesidad de las demás, pero que se aplica a todas las demás. • La idea de Bien, en el plano de la política, es la justicia. • La idea de Bien, en el plano de la realidad, es la esencia perfecta. • La idea de Bien, en el plano del conocimiento, es el conocimiento perfecto. Mundo inteligible Según el mito de la caverna, este es el mundo de las formas o ideas que constituyen la auténtica realidad, siguiendo Platón para ello, las consideraciones de Parménides. En este mundo todo es uno, inmutable, perfecto y eterno. Sus componentes, las formas o ideas, son seres universales, invariables, imperecederos, lo que en realidad es el ser. El mundo inteligible se representa en el mito como la luz del sol, que da origen al conocimiento verdadero, a la ciencia verdadera. Opinión I.E.S. de Ingenio Página 5 Departamento didáctico de Filosofía Es inferior a la ciencia, puede ser verdadera o falsa, su objeto de estudio es el mundo físico, en continuo devenir, tiene un nivel más bajo, la imaginación, y tiene también un nivel más alto, la creencia, que tiene por objeto la comprensión ordenada de las cosas naturales. Reminiscencia Actividad mediante la cual recordamos las ideas a parir de la experiencia sensible; por ejemplo, en el mundo observamos caballos más o menos perfectos, de este modo, nos acordamos del auténtico caballo del mundo ideal. El alma adquirió el conocimiento de las ideas, pero al llegar al cuerpo, el conocimiento se debilita, pero no se pierde del todo, aprendemos a recordar gracias a la experiencia sensible, que reactiva el conocimiento. Rey – filósofo En la ciudad ideal diseñada en República es el que debe gobernar el Estado. El gobierno debe estar en manos de los sabios, los filósofos, pues ellos son los que han dirigido la mirada correcta al mundo inteligible, en el que están las formas o ideas puras y perfectas. Estos gobernantes serán preparados a través de la enseñanza para ser competentes en su misión de dirigir el Estado. Las disciplinas que deben cursar van desde la gimnasia y la música hasta la matemática y la dialéctica. Los futuros gobernantes deben estudiar estas dos últimas disciplinas hasta los treinta y cinco años, después se dedicarán totalmente a la dialéctica para así llegar al conocimiento del Bien. ! Los conceptos dialéctica e idea del Bien están sacados de: Platón, libro VII de la República ( C.O.U. – Selectividad) de RUIZ COMPANY, Federico (1999), Ediciones Tilde, Valencia; págs. 111, 113 ! El resto de los conceptos: La filosofía griega, materiales para la prueba de acceso a la universidad de CAIRÓS, DIAZ y PARADINAS (1999) , Editorial Benchomo, La Laguna; pp. 52 –55 LIBRO VII DE LA REPÚBLICA 514 a b c 515 a - Después de eso -proseguí- compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos. - Me lo imagino. - Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan. I.E.S. de Ingenio Página 6 Departamento didáctico de Filosofía b c c e 516 a b - Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros. - Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí? - Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas. - ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique? - Indudablemente. - Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven? (1) -Necesariamente. - Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablará, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos? - ¡Por Zeus que sí! - ¿Y que los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados? -Es de total necesidad. -Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente (2) les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encadenamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes, ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora? - Mucho más verdaderas. - Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran? - Así es. - Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos? - Por cierto, al menos inmediatamente. - Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol. - Sin duda. - Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en su propio I.E.S. de Ingenio Página 7 Departamento didáctico de Filosofía c d e 517 a 517 b ámbito. - Necesariamente. - Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto. - Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones. - Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería? - Por cierto. Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y “preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre”(3) o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida? - Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida. - Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol? - Sin duda. - Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría el ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo - Pues bien querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada – prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público. - Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible. - Mira también si lo compartes en esto: no hay que asombrarse de que quienes han I.E.S. de Ingenio Página 8 Departamento didáctico de Filosofía d llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría descrita es correcta también en esto. - e b Muy natural. - Tampoco sería extraño que alguien que, de contemplar las cosas divinas, pasara a las humanas, se comportase desmañadamente y quedara en ridículo por ver de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma suficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado, en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las cuales hay sombras, y a reñir sobre todo del modo en que esto es discutido por quienes jamás han visto la Justicia en sí. - 518 a De ninguna manera sería extraño. - Pero si alguien tiene sentido común, recuerda que los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracionalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mirar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es: si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor ignorancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el resplandor. Así, en un caso se felicitará de lo que sucede y de la vida a que accede; mientras en el otro se apiadará, y, si se quiere reír de ella, su risa será menos absurda que si se descarga sobre el alma que desciende desde la luz. - Lo que dices es razonable. c - Debemos considerar entonces, si esto es verdad, que la educación no es como la proclaman algunos. Afirman que, cuando la ciencia no está en el alma, ellos la ponen, como si se pusiera la vista en ojos ciegos. - Afirman eso, en efecto. d - Pues bien, el presente argumento indica que en el alma de cada uno hay poder de aprender y el órgano para ello, y que, así como el ojo no puede volverse hacia la luz y dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo, del mismo modo hay que volverse desde lo que tiene génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser capaz de soportar la contemplación de lo que es, y lo más luminoso de lo que es, que es lo que llamamos el Bien. - ¿No es así? - Sí. - Por consiguiente, la educación sería el arte de volver este órgano del alma del modo más fácil y eficaz en que pueda ser vuelto, más no como si le infundiera la vista, I.E.S. de Ingenio Página 9 Departamento didáctico de Filosofía puesto que ya la posee, sino, en caso de que se lo haya girado incorrectamente y no mire a donde debe, posibilitando la corrección. e 519 a - Así parece, en efecto. - Ciertamente, las otras denominadas “excelencias” del alma parecen estar cerca de las del cuerpo, ya que, si no se hallan presentes previamente, pueden después ser implantadas por el hábito y el ejercicio; pero la excelencia del comprender da la impresión de corresponder más bien a algo más divino, que nunca pierde su poder, y que según hacia donde sea dirigida es útil y provechosa, o bien inútil y perjudicial, ¿O acaso no te has percatado de que esos que son considerados malvados, aunque en realidad son astutos, poseen un alma que mira penetrantemente y ve con agudeza aquellas cosas a las que se dirige, porque no tiene la vista débil sino que está forzada a servir al mal, de modo que, cuanto más agudamente mira, tanto más mal produce? - ¡Claro que sí¡ b - No obstante, si desde la infancia se trabajara podando tal naturaleza lo que, con su peso plúmbeo y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, inclina hacia abajo la vista del alma; entonces, desembarazada ésta de ese peso, se volvería hacia lo verdadero, y con ese mismo poder en los mismos hombres vería del modo penetrante con que ve las cosas a las cuales está ahora vuelta. - c Es probable. -¿Y no es también probable, e incluso necesario a partir de lo ya dicho, que ni los hombres sin educación ni experiencia de la verdad puedan gobernar adecuadamente alguna vez el Estado, ni tampoco aquellos a los que se permita pasar todo su tiempo en el estudio, los primeros por no tener a la vista en la vida la única meta a que es necesario apuntar al hacer cuanto se hace privada o públicamente, los segundos por no querer actuar, considerándose como si ya en vida estuviesen residiendo en la Isla de los Bienaventurados? - Verdad. d - Por cierto que es una tarea de nosotros, los fundadores de este Estado, la de obligar a los hombres de naturaleza bien dotada a emprender el estudio que hemos dicho antes que era el supremo, contemplar el Bien y llevar a cabo aquel ascenso y, tras haber ascendido y contemplado suficientemente, no permitirles lo que ahora se les permite. - ¿A qué te refieres? - Quedarse allí y no estar dispuestos a descender junto a aquellos prisioneros, ni participar en sus trabajos y recompensas, sean éstas insignificantes o valiosas. - Pero entonces -dijo Glaucón- ¿seremos injustos con ellos y les haremos vivir mal I.E.S. de Ingenio Página 10 Departamento didáctico de Filosofía cuando pueden hacerlo mejor? e 520 a - Te olvidas nuevamente, amigo mío, que ley no atiende a que una sola clase lo pase excepcionalmente bien en el Estado, armonizándose los ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo que unos a otros se presten los beneficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad. Porque si se forja a tales hombres en el Estado, no es para permitir que cada uno se vuelva para donde le dé la gana, sino para utilizarlos para la consolidación del Estado. PLATÓN: La República. Libro VII. Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, párrafos 514 a – 521c. I.E.S. de Ingenio Página 11