Año 6, no. 29, diciembre de 2004 Boletín Informativo del Centro Universitario de Integración Humanística, A. C. EL HUMANISTA EL OLVIDO DESDE ADENTRO • • • • • • • Del olvido y su recuperación ¿Y Dios? Olvido, ¿privilegio o defecto? La Condena Tipos de olvido Premio alpes Poesía: Gustavo Viñas La muerte ¿Qué pasó con la Convocatoria? Desde el sótano Palabras y pensamientos Sabias savias Editorial DEL OLVIDO Y SU RECUPERACIÓN Eché en la bolsa del tiempo todo lo que tenía y la cerré con fuerza y la escondí cuidadosamente. Nadie pudo encontrarla nunca. Después de mil años la saqué de su escondite y la abrí delante de todos, y no tenía nada. Jaime Sabines Uno de los parámetros de la cultura es la importancia que cada pueblo le concede a su memoria histórica. Desde tiempos tan inmemoriales como míticos, las comunidades se han esforzado en dejar testimonio de su quehacer humano para no ser olvidadas. Hoy por hoy, somos testigos de la proliferación de medios para registrar y conservar la memoria; el concepto mismo de “texto” o “fuente” abarca desde el manuscrito hasta la grabación, el microfilm, el vídeo, la fotografía, el CD y el DVD, por citar algunos. Sin embargo, también es cierto que no hay memoria histórica libre de autocensura, por lo que siempre habrá nombres y acontecimientos que serán condenados al olvido. Un pueblo como el nuestro, que durante siglos ha practicado tan asidua como selectivamente el olvido, tiene mucho que decirnos sobre esa actitud. Por encima de las leyendas negras (la nación que omite sus etapas históricas “vergonzosas”), los lugares comunes de la pérdida de conciencia por la vía de la violencia y la enajenación (“quise hallar el olvido al estilo Jalisco...”) y la satanización a priori de la palabra (a la que le son afines: descuido, distracción, omisión, extravío, pérdida de memoria, amnesia, inconsciencia, despiste, inadvertencia, equivocación, culpa, falta, negligencia, etc.), elaboremos hoy una revalorización de esta palabra cuyo devenir en la cultura popular contemporánea, no por popular menos sabia, muestra tendencias contradictorias a la vez que incluyentes. Prueba de ello es su afinidad, no menos importante, con la palabra perdón (clemencia, gracia, merced, benevolencia, indulgencia, bondad, caridad, piedad, indulto, absolución, amnistía, misericordia, compasión, olvido, liberación, libertad, etc.). El olvido, como opuesto de la memoria, no está exento de reflexiones axiológicas. Hay por lo tanto, y debe de haber, aún asumiendo el riesgo de caer en reduccionismos, un olvido que llamaremos tentativamente positivo y uno negativo, según contribuyan a la realización de un proyecto de vida y creación, o de destrucción y enajenación. Sirvan como ejemplos el acto de contrición de la liturgia católica, en el que se reconoce el pecado de “pensamiento, palabra, obra y omisión”, siendo éste el olvido negativo, que por otra parte encuentra su culminación positiva en el acto del perdón: olvidar la ofensa tanto para exculpar al ofensor como para liberar al ofendido de lastres de su memoria espiritual. Un ejemplo más: en el psicoanálisis freudiano el olvido se convierte en uno de los numerosos mecanismos de defensa: la omisión. Desde los ámbitos de las Ciencias Humanas en tanto “cauce a la trascendencia”, es esencial el compromiso profesional riguroso ante el derecho de ser o de no ser del olvido, porque la Historia y la Filosofía son columnas de objetividad que discriminan lo valioso de lo trivial e intrascendente, a la vez que la Literatura y el Arte (como la Música, la Fotografía y el Cine, etc.) reconstruyen día con día el arte de narrar, de relatar con palabras, formas y sonidos todo aquello que no debe ser olvidado. Más aún, frente a lo irrevocablemente olvidado (dado que no hay memoria que no sucumba al Tiempo), las humanidades reivindican ferozmente el derecho a la interpretación a partir del texto mismo. Las Ciencias Humanas nos confrontan al mostrarnos que hay cosas que no tenemos derecho a ignorar, mucho menos a olvidar. ¿Cómo ser indiferentes ante el sufrimiento y la violencia de la guerra que nos denuncia el Guernika de Picasso? Por eso, exclamemos con el filósofo y estetólogo Theodor W. Adorno: “¡Qué sería del arte en cuanto forma de escribir la historia si borrase el recuerdo del sufrimiento acumulado!” ¿Y la cultura popular, y sus derivados? Nos narran, a su modo y con sus propios recursos, la tragicomedia del combate entre el recuerdo y el olvido, del que todos somos protagonistas que transcurren entre la sonrisa del gansito que nos implora: “¡Recuérdame!”, el ramito marchito y oculto de flores “nomeolvides”, y la “calaverita” que nos regalaron hace unas semanas como recuerdo jocoso de nuestro porvenir: “¡Pa’que no se te olvide que te vas a morir!” Busquemos y encontremos un término medio: por encima de recuerdos de rencores ancestrales, sí, pero también de omisiones y trivializaciones, la recuperación de lo olvidado puede ser valiosa si significa convertirlo en experiencia histórica y axiológica que sustente y fertilice el presente para la construcción conciente, voluntaria y ética, por lo tanto libre, del futuro. Para lograrlo es necesario que tanto el olvido como la recuperación de sus contenidos para el reino de la memoria, y ésta también, sean igualmente selectivos. Sí, Maestro Sabines: en la bolsa del tiempo cohabitan la memoria y el olvido; pero aquélla como inquilina; y éste como amo y señor. ¿Fatalidad? No: humildad. Lic. C. Leticia Gámez Pérez Directora Académica del CUIH (1)Fernando Corripio: Diccionario de ideas afines. Barcelona, Herder, 1991, p. 641. (2)Idem, p. 674. 2 Directorio El Humanista. Boletín informativo del CUIH. Publicación mensual, año 6, no. 29, diciembre de 2004. Rectora: Lic. Ma. del Pilar G. L. P. de Cordero; Coordinación: Lic. Carmen Leticia Gámez P.; Dirección y Diseño editorial: Lic. Ana Lourdes Ross A.; Editor Gráfico: Gustavo Gómez. Consejo Editorial: Mariana Claverán, Jeremie Jácome Padilla, Mtra. María Elena Moirón Ll., Tiana Moreno Maldonado, Jocelyn Rivera Salas, Alma Ruiz Morales. Colaboradores en este número: Lic. Carmen Leticia Gámez P., Leslie Vivanco, Lic. Gustavo Viñas, Iris Santillán de Guadarrama, Gustavo Gómez, Rosa E. Rojas, Adriana Alba, Lic. Ana Lourdes Ross, Magdalena Vega. Agradecemos la colaboración especial de la alumna Rosa Elena Rojas para la edición de este volumen. ¿Y Dios? Leslie Vivanco Alumna del 3er semestre de Ciencias Humanas Pocas veces olvidamos pensando en hacerlo, simplemente sucede. Es como respirar; lo hacemos tan natural que perdemos la importancia que tiene en nuestras vidas, vamos un tanto dopados y Joven a orillas del mar otro tanto inconscientes. ¿Por qué recordar sucesos tan materiales? ¿Acaso sólo lo que tiene un peso se recuerda? Es difícil pensar que Dios ES, porque no podemos pesarlo y mucho menos medirlo. Dios es la incógnita más grande que ha trascendido a lo largo de la existencia (curioso, Dios es la misma existencia), y que todo el tiempo ha sido objeto de investigación, sin embargo es tan paradójico pensar que en un parpadear puedes olvidar esos años de inquietud de dedicación; sólo porque no cumplió un deseo somos capaces de echarlo al abismo del olvido. Cuántos de nosotros recordamos a Dios, no sólo lo recordamos sino vivimos con Él, pensemos si es necesario olvidar para recordar. Me baso en un ejemplo tan simple: si dejas tu celular en un restaurante, no lo recuerdas si no es porque no olvidaste. De lo que estoy segura es que Dios no es un celular, no es una pluma, no es un carro o una casa que sea tan fácil de olvidar o más bien no debería de ser tan sencillo: cualquiera de los objetos mencionados pueden ser reemplazados, pero Dios es indispensable para vivir. Aquí es en donde toca la puerta la duda ¿por qué olvidamos a Dios y no somos capaces de recordar en qué lugar, momento, estación, o incluso segundo lo perdimos? Habrá quienes piensen ¿de qué hablan, cómo que olvidamos a Dios? Bush, los líderes de las guerras, etc. Suena extraña la pregunta para quien nunca lo ha conocido, entonces es imposible hablar de algo que perdiste, cuando nunca ha existido en tu vida. Todas las palabras deben de tener algún sentido, incluso vida propia. OLVIDO; es una palabra de tan sólo siete letras, y dentro de esas siete letras está el mundo de las dudas convertido en torbellino imparable que está arrasando con el mundo entero, tan sólo porque una simple duda nos arrastra hasta el extremo del olvido. El olvido es solitario, no hay una “s” que lo acompañe, los recuerdos son vastos, además de completos, el olvido es la nada, es vivir, caminar, pasear sin un camino real, vamos tan cizallados que se nos olvidó a dónde íbamos. ¿Cuándo olvidamos a Dios?... Olvido, ¿privilegio o defecto? Iris Santillán de Guadarrama Alumna de Computación Uno de los mayores regalos que Dios haya hecho al ser humano es el olvido; que puede ser un privilegio o un defecto, un privilegio cuando gracias a nuestro libre albedrío escogemos lo que podemos olvidar (momentos dolorosos, tristes o situaciones que nos producen daño), y se convierte en defecto cuando olvidamos nuestro lado humano y damos cabida a banalidades y utilizamos nuestra energía en modo negativo. ¿Por qué no aprovechamos nuestra condición de recordar lo bello y olvidar el egoísmo, el rencor y todo aquello que nos limita para crecer y ser mejores? No podemos perder de vista que somos seres de doble condición; tenemos capacidad de recuerdo y simultáneamente estamos sometidos al inevitable proceso del olvido. Explotemos al máximo nuestra capacidad de olvido para todo aquello que sea negativo en cualquier circunstancia y no olvides decirle a quien amas: “No quiero que tu olvido se acuerde de mí”. 3 Al entrar miro tu suéter acostado en el sillón, la cama destendida destendida cómplice muestra la caída de tu ropa plena por el suelo, Tu vista me acaricia me levanta los párpados como labios para pedir. Sigue sigue con deseo cada paso, cada objeto que levanto, que intento ordenar, Me tiendo a tí a la insistencia que nos domina alegre, sonríes tiemblas, tus piernas también bellas satisfechas, te arrojas a mi primero con lápices y hojas después con cintura y brazos sin máscara me retas a beberte a morderte. Poesía PICHÓN GRIS Gustavo Viñas Catedrático del CUIH Guionismo De un restaurante en Polanco Rubias y canos salen Cuentas no se discuten Ellos no se comentan Últimos modelo Sus automóviles Les devuelven a la calle Casa y mundo A cincuenta metros del lugar Un pichón Bello gris blanco Muerto aplastado En la calle Tiene seis días En la noche regresas a casa respetas su costumbre. Y yo solo disfruto el aroma de tus labios que se abraza entre mis manos. Caspar David Friedrich. Paisaje de la Isla de Rugen ¿Qué pasó con nuestro imagotipo? En el número anterior lanzamos nuestro Primer Concurso para el Imagotipo del Boletín para conferirle identidad. Esperábamos una respuesta abrumadora... ¡y aún seguimos esperándola! El plazo, ante tal respuesta, se ha extendido; recuerda: Toda la comunidad universitaria puede participar Los dibujos pueden presentarse en cualquier técnica El plazo de entrega se amplía hasta la última semana de enero de 2005, de manera que en vacaciones puedas aprovechar para ensayar uno o varios diseños, o por qué no, hasta un collage. Para mayores informes contacta a los responsables de esta publicación. RECUERDA QUE EL PREMIO CONSISTE EN UN 50% DE DESCUENTO EN EL COSTO DE CUALQUIER CURSO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA. 4 La Condena Lic. Ana Lourdes Ross A. Catedrática del CUIH Historia del Arte Cuando en 1922 Manuel Gamio escribió La población del Valle de Teotihuacán, tenía como objetivo vital la aplicación de los conocimientos científicos en todos los campos de la nación para ayudar a la solución de los problemas sociales; la antropología, su área de conocimiento, fue efectivamente el elemento del que se valió para, por medio de “la recuperación de las aguas de riego para las comunidades, de la educación, del fomento a las artesanías o de la asistencia médica”(1), poner en práctica el desempeño adecuado del buen gobierno. Quien gobierna guía, dirige, apunta los elementos y recursos La pirámide y su región de una nación, hacia la finalidad ética de proporcionar a los gobernados una vida digna. Ahora bien, el trabajo que Gamio realizara vio sus resultados en la conformación del Valle de Teotihuacán como una región que, tras la consolidación del periodo postrevolucionario y por medio de la recuperación de la zona arqueológica, se afirmó como base tangible de una herencia cultural que a la vez se convirtiera en baluarte del nacionalismo. Teotihuacán es entonces patrimonio, no sólo por ser herencia del México prehispánico, sino un receptáculo de los valores humanos. Como ejemplar en cuanto a la arquitectura con relación al espacio, ingeniería que realmente aplicara el ingenio para mejorar los elementos de habitación y comodidad de sus habitantes, reflejo de una compleja concepción de la vida y la muerte, Teotihuacán es valiosa para el mundo. Pero la querencia y el respeto hacia esta zona así como hacia cualquier producto de la expresión cultural de un pueblo no se adquieren de improviso. La estima de los espacios que son patrimoniales procede de la (1) Hers, Marie-Areti, “Manuel Gamio y los estudios sobre arte prehispánico: contradicciones nacionalistas”, en El Arte en México: autores, temas, problemas, Rita Eder (Coordinadora), CONACULTA/Lotería Nacional para la Asistencia Pública/FCE, México, 2001, p. 38. En esta constante guerra de empresas hoy en día es difícil tomar la decisión de cuál compañía nos debe proporcionar el servicio de Internet y cuál es el paquete más adecuado para nosotros; es por eso que continuación queremos mostrarte los beneficios y desventajas de algunas de éstas: PRODIGY 2*1 $189.00 más IVA Con el beneficio de tener 2 cuentas. Puedes navegar las 24 hrs. del día; vía telefónica educación familiar y formal, del conocimiento de la historia y sus avatares, del arraigo a los objetivos vitales que no dañen el entorno ni modifiquen la percepción de un espacio como unidad. Alterar el espacio arquitectónico de una zona arqueológica, así sea su periferia, implica como consecuencia modificar por medio del daño no tanto visual, perceptible, como ético. Gamio pretendió respetar a la comunidad que heredara Teotihuacán en el mismo grado en que valoró la zona arqueológica. El problema que en esto subyace no es si la comunidad necesita o no un supermercado (cualquier zona que requiera de un lugar para abastecerse tiene justificación sin lugar a discusión), sino en dónde se coloca. Perder de vista los valores de un espacio significa olvidar las herencias, orígenes y, en el fondo, perder el sentido de pertenencia a un pueblo y a una comunidad humana. Gamio, a principios de los años veinte pudo verlo así; hoy a inicios del veintiuno, la condena mayor para una sociedad por la ausencia de memoria, es la pérdida del sentido a través de la afirmación de los errores. PRODIGY INFINITUM $349.00 mas IVA Sin duda el mejor pero el más caro. 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Entre los olvidos, hay uno que lo llamaría olvido cotidiano, es aquel que se alimenta de la falta de atención que ponemos a las cosas que hacemos: a cuántos no nos ha pasado que no recordamos dónde pusimos las llaves o un papel, etc. esto nos hace reflexionar un poco y nos obliga a poner un alto, vivimos de prisa y hacemos muchas cosas por inercia; este tipo de olvido tiene solución. El olvido necesario es aquel que lo traemos a nuestras vidas como defensa, aunque recordar es volver a vivir, ninguno de nosotros pretende vivir las cosas que nos dañaron en su momento. Hemos escuchado decir que olvidamos lo que nos conviene: es una frase muy sabia y sobre todo es medicina para subsistir. El olvido injustificado provocado por el exceso de alcohol no tiene cabida, éste no lo recordamos nosotros, nos lo recuerdan siempre y trae por consecuencia vergüenza y pena sin bien nos va; hay quienes amanecen el la cárcel por haber cometido un delito. Olvidar o no depende solamente de nosotros, nadie nos obliga a hacerlo, solo tu decides qué y cómo lo haces y sobre todo porqué: para lograrlo sólo hay que ocupar la mente en otras cosas. Frida Kahlo Accidente. 1926 Tus colaboraciones son bienvenidas. Te rogamos contactar al Consejo Editorial para conocer las características de los escritos, o bien pedir informes a la directora de la publicación; también puedes enviar tu participación a través del correo electrónico ana_ross@yahoo.com con el título “Aporte al Boletín”. Con tu apoyo mejoraremos esta publicación, y haremos de ella una expresión de nuestra comunidad universitaria. Recuerda, el próximo número estará dedicado a los valores. Gracias. 6 El pasado 18 de noviembre se llevó a cabo la ceremonia de entrega del Premio ALPES (Alianza para la Educación Superior) a la Excelencia Estudiantil 2004. La estudiante galardonada por parte de nuestra Universidad fue Rosa Elena Rojas , quien nos proporciona a continuación un fragmento del discurso que presentó en nombre de los dieciséis alumnos premiados. Premio ALPES a la Excelencia estudiantil 2004 ALPES se identifica con el lema "Unidad en la Diversidad"; si te interesa indagar más, su sitio en Internet es http:// alpes.edu.mx/index2.html, sitio en donde conocerás cómo funciona esta Institución y qué beneficios puede traerte. O también puedes acudir a nuestra Dirección Académica, donde con mucho gusto se te proporcionará más y mejor información; como ejemplo te mostramos algunos de las ofertas de ALPES: - Convenios con la Crepuq Instituciones Educativas Superiores para estudios de Licenciatura en Canadá. - Convenio con la Fundación para el Desarrollo E m p r e s a r i a l (FUNDESEM) para el estudio de posgrados en Alicante, España. - Convenio con el Banco Santander-Serfin para obtención de donativos, para becas y proyectos de estudios de posgrados para impartir en ALPES. Rosa Elena Rojas Estudiante del 9o semestre de Ciencias Humanas “Mi nombre es Rosa Elena Rojas y curso actualmente el noveno semestre de la Licenciatura en Ciencias Humanas en el Centro Universitario de Integración Humanística. Es para mí un honor expresar en nombre propio y de mis compañeros nuestro agradecimiento al distinguirnos con el Premio a la Excelencia Estudiantil ALPES 2004. Esta es una ocasión muy especial ya que en los años de existencia de ALPES por primera vez se otorga este galardón que nos llena de orgullo. Instituir un premio a la Excelencia permite a quien lo recibe recorrer en un acto de humildad todos los momentos gratos que el conocimiento nos concede. En la quieta tarde de la reflexión vemos desfilar por nuestra mente los trabajos y vigilias que se han consagrado al estudio y, una vez salvada la distancia, no podemos más que sonreírnos ante el poder paralizante de batallas que hoy hemos ganado para regocijo de nuestro entendimiento. Con la noticia de la distinción, concluimos que aprender y enseñar es prodigarse un abrazo mutuo: en cada clase, en una suerte de ceremonia, el profesor destapa poco a poco una caja de perfumes esmaltada y co- mienza a esparcir su aroma. Quienes aprendemos, permanecemos ahí, expectantes en el asiento, embriagando nuestras sensaciones con un verso o una fórmula, con un planteamiento filosófico o una ecuación matemática, mientras vamos despejando una a una cada incógnita hasta que en un mágico momento, conocimientos y reflexión terminan por perfumar la cátedra. Y entonces nos abrazamos. Nos estrechamos con la mirada en una suerte de complicidad indestructible que hermana a profesor y alumno y cada uno obtenemos así suficiente recompensa. Así, agradecemos en todo lo que vale este premio, que subraya nuestro pacto para convertirnos en los profesionales integrales que requiere el país, objetivo propio y de ALPES. Escuchar pronunciar nuestro nombre nos deja un eco de responsabilidad renovada con México y con los nuestros, que se queda reverberando sin fin, mientras llega otro momento de reflexión como éste. Por la Unidad en la Diversidad, muchas gracias.” Palabras y pensamientos Aunque no debiera seguir el camino recto debido precisamente a su rectitud, lo seguiré porque he descubierto por experiencia que, cuando todo está dicho y hecho, es, por lo general, el más feliz y el más útil. Michel Eyquem de Montaigne 7 La Muerte Ma. Magdalena Vega López Egresada de la Licenciatura en Turismo Cultural “No morimos porque estemos enfermos, sino porque estamos vivos” Montaigne Si atendemos a la palabra muerte en el diccionario[1] es cesación o término de la vida. Asimismo, dice que en el pensamiento tradicional es la separación del cuerpo y el alma. Pero lo que es un hecho ineluctable, es que la muerte es algo irremediablemente personal, ya que no la podemos vivir por nadie, más que en carne propia. Tomamos conciencia de la muerte desde que somos niños y ello nos hace madurar y humanizarnos a la vez. Entre los griegos, “humano” y “mortal”, se decía con la misma palabra, como debe ser. [2] No es mortal quien muere, sino quien sabe que morirá. Sabemos que en algún momento dejaremos de vivir y en eso consiste la vida. Pero resulta que es la muerte prevista la que, al hacernos mortales (es decir, humanos), nos convierte también en vivientes. [3] La certeza de que vamos a morir es lo que hace nuestra vida única e irrepetible. De hecho todos nuestros esfuerzos en la vida por crecer como personas y como seres intelectuales significan empeños por resistirnos ante la muerte. Si la muerte no existiera, quizá habría muy poco qué hacer. Otra reflexión en torno a la muerte: es lo más individualizador y a la vez lo más igualitario, ya que todos moriremos en algún momento. Al morir somos nosotros mismos y nadie más, por ello la muerte es intransferible y siempre lleva nombre y apellidos. No podemos morir por alguien, si esto se efectuara, sólo retrasaríamos su muerte, pero nunca podríamos evitarla. La muerte es perpetuamente inminente. Desde que Sabias savias La conmemoración del nacimiento del Redentor es una tradición que proviene del año 1223, cuando una Navidad en la villa italiana de Grecio, San Francisco de Asís reunió a sus habitantes para celebrar la misa de medianoche. En torno de un pesebre que contenía la figura del Niño Jesús y que fue resultado del trabajo del santo, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento; desde entonces, es costumbre en casi todo el mun- comenzamos a vivir, estamos listos para morir. La muerte nos acecha todo el tiempo. Muchas religiones han servido para darle sentido a la muerte. Sin la muerte, no habría dioses, y quizá seríamos nosotros, los humanos mortales y quizá viviríamos en el ateísmo. Un punto interesante sobre la reflexión de la muerte es lo que nos inquieta la misma. En muchas ocasiones nos da miedo pensar que no estaremos en el mundo, sin embargo, no estuvimos también mucho tiempo y lo interesante e incluso tranquilizador es que no coexistimos con la muerte, o estamos vivos o estamos muertos. Pero llegar a pensar que no estaremos en un futuro, quizá no sea doloroso. Este es el modo en el que lo ve Savater, por ejemplo, no nos dolió no haber vivido siglos atrás, y quizá tampoco nos duela no estar en lo sucesivo. Independientemente de las creencias religiosas, nadie ha vivido la muerte desde adentro, ni ha regresado de donde sea, para contarlo. Tras la muerte iremos (en el supuesto de que el verbo “ir” sea aquí adecuado) al mismo sitio o ausencia de todo sitio donde estuvimos (¿o no estuvimos?) antes de nacer. [4] Savater destaca una reflexión importantísima sobre el hecho de haber nacido, que es tan grande como el asombro de la muerte, y subraya que si la muerte es no ser, ya la hemos vencido una vez: el día que nacimos. Concluyo con lo siguiente: Sea temida o deseada, en sí misma la muerte es pura negación, reverso de la vida que por tanto de un modo u otro nos remite siempre a la vida misma, como un negativo de una fotografía está pidiendo siempre ser positivazo para que lo veamos mejor. Más allá de cerrar los ojos para no ver la vida o dejarnos cegar estremecedoramente por la muerte, se nos ofrece la alternativa mortal de intentar comprender la vida. [5] [1] Proviene del latín mors, mortis, Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Vigésima Segunda Edición, 2001, p. 1550. [2] Savater, Fernando. Las preguntas de la vida, Ariel, España, 1999, p. 32. [3] Ibidem. [4] Ibid., p. 41 [5] Ibid., p. 44 A propósito de la Navidad do recordar esta fecha colocando los llamados “nacimientos”. La festividad de San Francisco de Asís se celebra el día 4 de octubre. Al llamado Santo Seráfico se le representa con hábito sencillo, capucha, crucifijo, calavera, bola del mundo, globo imperial, casa en ruinas, vara con lirio, lobo, cordero, con los estigmas, predicando a los pájaros. Por su ideal de vida basada en el amor El Boletín El Humanista te desea una Navidad llena de caridad, dicha y sabiduría, así hacia los animales y la naturaleza, en como un año pleno en gracias y salud. 1980 el Papa Juan Pablo II lo procla¡Felicidades! mó patrón de los ecologistas.