La Torre Arias pública, 22 millones

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Interior de la finca de Torre Arias, en la calle Alcalá, que podría abrirse parcialmente al público en julio. / SERGIO ENRÍQUEZ
La Torre Arias pública, 22 millones
Puesta a punto de la finca, 160.000 metros cuadrados verdes que se abrirán al público
MARTA BELVER
La puesta a punto de la finca de
Torre Arias ya tiene presupuesto:
22 millones de euros sin IVA. Así
consta en el Plan Especial elaborado por el Ayuntamiento de Madrid para poder abrir al público un
nuevo pulmón verde en la ciudad,
de 160.000 metros cuadrados, que
heredó en 2013 de su propietaria.
La quinta es del siglo XVI y está en el número 551 de la calle
Alcalá, en el distrito de San Blas.
A las obras de recuperación de
los jardines se sumará la rehabilitación de un palacio situado en
el interior del recinto, donde la
Universidad de Navarra podría
abrir un campus.
Además, está prevista la construcción de un aparcamiento de al
menos 106 plazas, con un planta
en superficie y otra subterránea.
Esta infraestructura se hará en
una parcela de titularidad municipal de 23.000 metros cuadrados
que linda al norte con el ámbito.
El Plan Especial establece que
las actuaciones en los jardines
tendrán como finalidad «respetar
el esquema histórico de la quinta».
Así, el terreno se dividirá en cinco
zonas: en la primera, junto a la calle Alcalá, habrá huertas de arbolado o especies hortícolas; en las
inmediaciones del arroyo, se conservarán los árboles de gran porte
para que hagan de «filtro» entre la
ciudad y el interior; alrededor del
palacio, se mantendrá el estilo de
parque pintoresco inglés; en el espacio del patio, se recuperará el
jardín clásico del siglo XVIII de la
casa de los Osunas, de geometrías
sencillas; y, en el resto, habrá olivos, pradera de bajo mantenimiento o especies repobladas.
El Ayuntamiento de Madrid estima que todo esto costará alrededor de cuatro millones de euros.
La construcción del aparcamiento
y la adecuación de los viales de la
Entrada a la Quinta de Torre Arias. / SERGIO ENRÍQUEZ
quinta sumarán otro millón de euros más a la dolorosa. Y a estos
precios habría que añadirles aparte el correspondiente IVA.
Pero la actuación económica de
envergadura será sin duda la
rehabilitación de las edificaciones
existentes. Sólo la actualización
MADRID
del palacio y de sus caballerizas
colindantes está presupuestada en
más de 11 millones de euros, ya
que ambas construcciones han sido calificadas con un grado de
protección de nivel 1, por lo que
hay numerosos elementos arquitectónicos que deben conservarse.
Además, se tendrá que arreglar
la casa del guarda que hay a la
entrada y preservar una amplia
lista de elementos catalogados como singulares en el interior de la
parcela, que van desde un frontón, un invernadero metálico y
una noria de agua hasta un pozo,
una alberca y un lavadero. En suma, la ejecución de todas estas
obras ascenderá a alrededor de
22 millones de euros, aún sin IVA
incluido. Lo que está por ver aún
es quién asumirá el pago de las
mismas, un aspecto que el Ayuntamiento de Madrid, que podría
abrir parte de la finca en julio, todavía no ha aclarado.
La Junta de Gobierno aprobó el
Plan Especial el pasado 29 de mayo. A partir de ese día se abrió un
plazo de exposición pública de un
mes para que quien quiera plantee
sus alegaciones al proyectos. La
versión definitiva del documento
se tendrá que aprobar en el Pleno
municipal.
Paralelamente, se elaborarán
los pliegos del concurso para la
explotación del palacio, que tendrá uso educativo. Según ha explicado la alcaldesa, Ana Botella, al
proceso de selección podrán presentarse todos los candidatos que
lo deseen, incluida por supuesto
la Universidad de Navarra, que no
ha ocultado su interés por instalar
un centro educativo en estas instalaciones.
«El barrio de Canillejas no tiene
ni siquiera un instituto público, así
que no necesita un lugar donde a
uno le cobren 20.000 euros al año
por hacer un máster», afirma Raquel López, del Grupo Municipal
de IU, que está preparando ya su
escrito de alegaciones al Plan Especial. Los vecinos han recopilado
4.000 firmas contra esta posibilidad y un grupo de ellos se concentra desde hace tiempo el último
domingo del mes a las puertas cerradas del recinto para reclamar
que se le dé un uso «verdaderamente público».
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