XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 El rediseño institucional rediseña la administración pública María del Carmen Pardo López En el pasado, las crisis económicas o financieras derivaron en recortes drásticos en el gasto público y, en consecuencia, en el tamaño de los gobiernos que había crecido desmesuradamente al intervenir en muchas de las áreas de la actividad económica y social y, por ende, en el de las la administraciones públicas. Se supuso, entonces, que la intervención del mercado habría de suplir las fallas implícitas de la intervención excesiva del Estado. Sin embargo, en la muy reciente crisis financiera mundial los que fallaron de manera estrepitosa fueron justamente los mercados. 1 La no intervención del Estado o de la administración pública no aparece, entonces, como la mejor alternativa. Por el contrario, es indispensable pensar el papel que la administración pública debe tener en un escenario de crisis. Volver a pensar la administración pública se convierte en una tarea, si cabe todavía más central, si se toma en cuenta que la crisis financiera ha estado acompañada de la imposibilidad de regular efectivamente otros problemas de gran envergadura para los gobiernos nacionales y la comunidad internacional, como ha sido el caso de los mecanismos para mitigar los efectos nocivos del cambio climático o el uso apropiado de la tecnología y energía nuclear, por mencionar algunos. En conjunto, esta serie de retos mayúsculos para la administración pública han llevado a preguntarse sobre la crisis del propio estado regulatorio y el papel que debe jugar la administración pública en escenario de crisis.2 Por ello el rediseño institucional se vuelve una clave para empezar a debatir la forma en que la administración pública ha de adaptarse a los retos de tiempos de incertidumbre y en los que los ciudadanos demandan de forma más activa no sólo la eficiencia de las instituciones públicas, sino también su compromiso democrático. En este ensayo se analiza el rediseño institucional de la administración pública a la luz de cuatro temas centrales en un escenario de crisis. En la primera sección, se encuentra el tema del fin del paradigma tecnocrático. En la segunda se explora la idea de la tensión entre el Estado y el mercado; en la tercera la forma en la que la globalización plantea retos importantes a las administraciones públicas. En la cuarta se estudia el tema de la dimensión ecológica de la administración pública. Se analizan algunas de las consecuencias que tienen estos temas sobre el diseño institucional del gobierno y las instituciones públicas. Finalmente, se presentan algunas las conclusiones. El fin del paradigma tecnocrático en la administración pública Después de las recurrentes crisis financieras, una de las demandas ciudadanas de mayor alcance ha sido la de la democratización de la administración pública y la regulación económica. 1 United Nations, “Challenges to and Opportunities for Public Administration in the Context of the Financial and Economic Crisis”, Economic and Social Council, 2010. 2 Martin Lodge, “The Regulatory State in Crisis: A Public Administration Moment?” London School of Economics and Political Science, Department of Government and Centre for Analysis of Risk and Regulation, disponible en: http://goo.gl/4078C. 1 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 En el pasado, la creciente complejidad de la actividad económica y la regulación de los mercados financieros dieron pie a que los consejos de expertos o técnicos fueran los que concentraran decisiones que tendrían un impacto profundo sobre la población. Esta misma dinámica institucional se reprodujo en otras áreas de la acción pública, desde la regulación de la energía nuclear hasta las decisiones sobre el financiamiento de los sistemas de salud y ahorro nacionales. El resultado de lo anterior resultó en una creciente separación y distancia entre los organismos gubernamentales especializados y las demandas ciudadanas. Esta distancia favoreció la intromisión de lo que se identifica como paradigma tecnocrático que surge y se consolida, primero, en las agencias internacionales de desarrollo, para más adelante ser adoptado gradualmente por los gobiernos nacionales, como la solución a una serie de problemas de carácter técnico, pero también gradualmente extendiéndose a otras áreas, como la política ambiental o la política social, que no fácilmente califican como asuntos de carácter técnico. Alasdai Roberts (2010), explica que supuestos se incluyeron en el paradigma tecnocrático: “This approach to reform was deeply skeptical about conventional methods of democratic governance, which were alleged to produce policies that were short-sighted, unstable, or tailored to suit special interests rather than overall public interest. The aim, therefore, was to impose constraints on democratic processes, often by transferring power to technocratguardians who would make difficult decisions that voters and legislators appeared to be incapable of making otherwise. A variety of legal devices like new laws, treatises, and contracts, were adopted with the expectation that they would constraint the power of popularly elected officials and preserve the autonomy of the technocrats.” (Roberts, 2010: S56) Al paso del tiempo este paradigma empezó a debilitarse y a perder influencia debido en buena medida no sólo a sus efectos contradictorios en los países y economías en desarrollo, sino también, en aquellos países, como en el caso de Estados Unidos y Gran Bretaña, en dónde parecieron haber trascendido cualquier riesgo en los exclusivos términos de su capacidad administrativa y de toma de decisiones. De ahí que estos países se encuentran hoy día metidos en serios problemas económicos y presupuestarios (Roberts, 2010, S62). Por ello, es posible afirmar que uno de los dos factores que contribuyeron a la descomposición del paradigma tecnocrático lo constituyó la imposibilidad de establecer la autoridad democrática sobre la administración pública. La tensión principal se presentó entre la autonomía de los cuerpos técnicos especializados del gobierno y las demandas por parte de grupos de ciudadanos presionando para fortalecer la rendición de cuentas y el control democrático sobre todas las áreas de acción del gobierno. La crisis financiera de la primera década de este siglo demostró que las decisiones tomadas por expertos y técnicos no necesariamente condujeron al mayor bienestar de los segmentos más numerosos de la población. (Roberts, 2010, S61). 2 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Un segundo factor que contribuyó a la caída del paradigma tecnocrático fue el fortalecimiento de actores privados y sociales frente a la autoridad estatal. Dada la fragmentación de la autoridad estatal, de su capacidad administrativa e incluso del propio régimen de propiedad, aparecieron y se fortalecieron numerosos actores privados y sociales capaces de cuestionar la autoridad estatal. De hecho ambos factores han contribuido a encontrar salidas para atender las demandas de democratización al interior de la administración pública. El resquebrajamiento de la lógica tecnocrática encierra el rompimiento de lo que Martin Lodge considera tres paradigmas centrales de la administración pública que sucede incluso antes de la reciente crisis financiera: “One, a view that traditional ‘command and control’ was unlikely to achieve desirable outcomes and that therefore alternative modes of regulation, in particular incentive-based regulations and ‘enforced self-regulation’ would provide for more desirable results. Two, a view that regulated organisations were able and willing to regulate and risk manage themselves, given an overall assumption of ‘efficient markets’. Three, and finally, a view that specialized regulatory agencies would offer a ‘depoliticsed way out of highly political decisions.’” (Lodge, 2009: 3) El impacto de esta situación se traduce en términos de rediseño institucional, en una mayor participación de los ciudadanos en el diseño, la toma de decisiones y la evaluación de las políticas emprendidas por las administraciones públicas. Son dos las formas institucionales en que las demandas por democratizar la administración pública pueden tomar cauce. Se trata de la democracia participativa y la fiscalización de las cuentas y acciones públicas por parte de la sociedad civil.3 En el primer caso, existen experiencias de formas de participación directa de los ciudadanos en la administración pública por medio de la figura de los comités ciudadanos. 4 Los comités ciudadanos son cuerpos colegiados en que un grupo de individuos de un grupo de interés en particular son elegidos para ser consultados y para evaluar programas públicos. En general, se trata de elegir a miembros respetados y conocidos que pertenecen al grupo de interés afectado por determinadas acciones públicas, pero también se pueden elegir ciudadanos reconocidos por su capacidad técnica para fungir como asesores. El objetivo de estos comités es mejorar el diseño e insumos de la política pública a implementarse, pero también aumentar la legitimidad del gobierno al abrir las puertas a los ciudadanos interesados para objetar y evaluar los resultados e impactos de la política. 5 Las auditorías ciudadanas son la segunda figura institucional en que la participación ciudadana puede tomar cauce en la administración pública y acortar la brecha entre la toma técnica de decisiones y la voluntad de los ciudadanos. 3 United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Auditing for Social Change: A Strategy for Citizen Engagement in Public Sector Accountability, e International Budget Project, Civil Society and Public Audit Institutions Discuss Opportunities for Collaboration, 2006. 4 House of Commons, Public Administration Select Committee, “From Citizen’s Charter to Public Service Guarantees: Entitlements to Public Service”, 2006­2007. 5 State Government of Victoria, Department of Sustainability and Environment, “Citizen Committees”, disponible en: http://goo.gl/B5Qol. 3 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 A decir de Warren Krafchick: “There are two ways to increase the ability of audits to provide information on government performance that is directly relevant to citizens. First, the scope of audit mandates can be increased and audit methodologies developed that will enable auditors to offer some comments on the government policies that underpin agency performance. […] A second way to improve the ability of audits to provide information directly relevant to citizen is by allowing citizens to participate in the conduct of audits. As citizens will look for specific measures of performance, they will use their access to (and participation in) audit institutions to obtain information on those measures that they are interested in reviewing. Allowing citizen participation in audits will require that the audit institutions create spaces in which citizens can meaningfully participate in audit programs and thereby obtain specific measures of government performance.”6 Ninguna de estas alternativas institucionales garantiza necesariamente que la brecha entre los tomadores de decisión en materia de políticas públicas se estrechará relación a los grupos de interés de ciudadanos. Sin embargo, ambas alternativas, los comités ciudadanos y las auditorías ciudadanas, son un ejemplo de la forma en que la crisis financiera y el escenario de incertidumbre al que ha conducido, obligada a las administraciones públicas a replantear su futuro más allá de los términos de la no intervención. La tensión entre el Estado y el mercado La reciente crisis financiera ha suscitado un intenso debate justamente sobre el grado de intervención que el Estado y la administración pública deben tener en la regulación de la vida pública. Aunque en el pasado la operación libre de los mercados constituyó un consenso dominante, la percepción de que la falta de regulación y los incentivos correctos por parte del gobierno para las instituciones privadas fue la causa de la crisis, ha traído de vuelta el papel que debe cumplir la administración pública en este sentido. Como ha escrito B. Guy Peters, aunque las crisis no necesariamente son el único o ni siquiera el mejor momento para implementar estrategias de rediseño institucional, en ocasiones: “[C]rises may demand new approaches to governance problems, and hence may create the punctuation in even a stable equilibrium. Indeed, if there is a crisis there may be manifest evidence that the old patterns of governance were not effective and there is some need for new approaches to the policies in question. To some extent the presence of the crisis will reveal the need for change, but it may also be an opportunity for people in government to make changes that would not be possible without the presence of a crisis.” (Peters, Pierre, Randma-Liv, 2010:4) En el pasado, en la medida en que la lógica tecnocrática de la administración pública se identificó crecientemente con la introducción de mecanismos de mercado en el Estado, ambos, la tecnocracia y el mercado, han sido puestos en cuestión con el auge de la reciente crisis financiera y sus efectos adversos sobre el nivel de bienestar material. 6 En United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Auditing for Social Change: A Strategy for Citizen Engagement in Public Sector Accountability, p. 47. 4 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 A decir de Currill Grau (2009), la introducción del paradigma tecnocrático y, sobre todo, el énfasis en la competencia y en la eficiencia en la administración pública, condujo a que lo estatal y lo públicos se identifiquen con altos costos de transacción, ineficiencia y hasta corrupción. A su vez, este hecho tuvo efectos profundos sobre la legitimidad de la actividad del Estado y de la administración pública en la regulación de la vida económica y social. En particular, ha tenido lugar una drástica reducción del aparato de la administración pública, dándose prioridad al sector privado y al sector social como los nuevos proveedores de servicios públicos a sectores específicos de la sociedad. Los efectos de la crisis han acabado con este consenso y han apuntado a la vuelta del Estado como una de las alternativas principales para fortalecer la regulación del sector financiero y asegurar que la población mantenga niveles de bienestar mínimos, sobre todo en lo que se refiere al empleo y el acceso a servicios de educación y salud. Sin embargo, las condiciones sociales y económicas han cambiado mucho desde los tiempos del Estado del bienestar. Hoy día, para llevar a cabo un rediseño institucional que favorezca los consensos democráticos, sin desconocer que se trata de en escenarios de crisis, la alternativa entre lo estatal y lo privado no debe plantearse de modo dicotómico. En términos del rediseño institucional de la administración pública, esta situación ha apuntado a varias áreas (UN, 2010: 14). En primer lugar, a la oportunidad de constituir una administración pública mejor y más efectiva. Esto significa plantearse de nueva cuenta y de fondo el papel de la administración pública en el conjunto de la sociedad. En segundo lugar, esto también ha significado un cuestionamiento sobre la forma de proveer servicios públicos más efectivos y equitativos. En tercer lugar, ha habido también un planteamiento a favor de fortalecer las capacidades de la administración pública para las necesidades presentes pero también para las necesidades del futuro, al proponer fortalecer sus instrumentos de diagnóstico e información y las habilidades de su personal. En cuarto lugar, la crisis financiera también ha significado la aparición de nuevas instituciones para hacer frente a problemas regulatorios que no eran centrales en el pasado, como en el caso de las instituciones de regulación y transparencia de las instituciones financieras que se han creado recientemente. En quinto lugar, las instituciones de la administración pública también se han visto presionadas a reflexionar con mayor rigor las inversiones públicas necesarias en el largo plazo y, en sexto lugar, y de manera crucial, se ha revalorizado su papel como instrumentos en la estabilidad y crecimiento económico y social de los distintos países. En conjunto, la experiencia de la crisis financiera ha sido la maduración de las lecciones aprendidas en el pasado respecto a la intervención del Estado y el mercado en la vida pública; esto, tal y como Lodge ha escrito: “On the one hand, we have learnt that hierarchy, ‘command and control’ and punitive enforcement do not work. On the other hand, we have come to appreciate that relying on private organisations to regulate themselves and for regulators to meaningfully control organisations’ self-regulation is also no straightforward recipe for success. The quest is therefore to come to more complex understandings of boundaries of private and public regulation and of different modes of regulating.” (Lodge, 2009: 15) 5 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 De este modo, la reciente crisis no va a significar una vuelta al pasado, pero tampoco la completa desaparición de los mercados de la vida pública; entonces, es posible afirmar que la respuesta debiera encaminarse hacia un balance justo en el nivel de participación del Estado y su capacidad para sentar las bases del involucramiento activo y democrático de los distintos segmentos de la sociedad. La globalización y los retos de la administración pública En el pasado, la dimensión natural de la administración pública se correspondía con los del Estadonación; hoy día esta realidad es diferente. La expansión de la economía global y de los flujos de intercambio poblacional, económico y legal, hacen que la administración pública contemporánea enfrente nuevos retos y que los anteriores tomen nueva forma. Tal y como lo han escrito Abonyi y Van Slyke: “Globalization in its many forms defines the fundamental challenge to the role of government and public administration in the twenty first century. It is shaping new types of interactions and interdependence among nations, economies, and people, and, in the process, it is changing the basic role and functions of the government. The primary challenge to public administration is one of governing the edges: connecting government to an increasingly complex, dynamic, and networked global environment. […] Globalization changes the basic role of government: it requires linking versus commanding, convincing versus controlling, and enabling versus doing.” (Abonyi y Van Slyke, 2010: S33) De ahí que, si bien es de primera importancia insistir en que la administración pública es un fenómeno sociológico y organizativo propio del Estado-nación, también lo es que, en la actualidad cuenta con una innegable dimensión global. Esto, por supuesto, se ha reflejado en un reto mayúsculo en términos del rediseño institucional de las instituciones públicas. De este modo, se han identificado cuatro arenas que la globalización presenta como retos a la administración pública y, en consecuencia, a su rediseño institucional (Abonyi y Van Slyke , 2010: S35). En primer lugar, se encuentra la liberalización de las políticas, esto es, la reducción de los costos de transacción por el trasiego de bienes y servicios entre las fronteras nacionales. Si bien esto puede significar una ventaja en algunos sectores económicos, también implica nuevos retos en la regulación de bienes como los narcóticos o las armas, donde los actores involucrados no son únicamente gobiernos, sino también grupos de individuos privados y organizaciones ilegales. En segundo lugar, se encuentra la aceleración del cambio tecnológico, sobre todo en lo que se refiere a la infraestructura de transporte, comunicaciones y tecnología de la información. En este caso, la administración pública debe estar obligadamente al día de las necesidades de acceso a la información y transparencia que los ciudadanos y la opinión pública tienen en términos de mecanismos legales. En tercer lugar, se encuentra la promoción de la movilidad del capital, que, como en otros casos, implica mayores oportunidades de atraer capital productivo a países de distintas regiones con mayores facilidades y oportunidad, pero también implica nuevos retos para su regulación. El cuarto y último reto consiste en la creación de zonas de competitividad de carácter global en sus respectivos territorios. En este caso, la administración pública de cada nación tiene que contar con la estrategia y los recursos para aprovechar al máximo las capacidades que ofrece su entorno para ser capaz de desarrollarse en el largo plazo. 6 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Es en este sentido, que Abonyi y Van Slyke han apuntado que: “The globalization of production changes the role of government. In this setting, strong local capabilities and effective cross-border linkages determine competitive success. Even seemingly simple entry-level activities by firms […] require sophisticated management and technological capabilities if they are to compete in international markets. Therefore, sustained economic growth and economics transformation are dependent on learning, knowledge acquisition, information sharing and coordination, and capacity building. This involved how enterprises manage the process of identifying, mastering, adapting, and innovating the activities, skills, and technologies that are essential for competitive performance within the framework of specific value chains.” (Abonyi y Van Slyke, 2010: S37) La dimensión ecológica de la administración pública En este último apartado, se tratarán brevemente los retos para la administración pública en vista del auge que ha tenido la cuestión ambiental y energética en las últimas décadas. Las crisis ambientales han presentado alguno de los retos más complejos y relevantes para la administración pública en las décadas recientes. Desde el calentamiento global hasta la regulación de la energía nuclear y sus riesgos, la administración pública tiene que articular los intereses y objetivos de actores de distintos ámbitos para lograr los resultados más efectivos. De esta manera, la dimensión ambiental del quehacer de la administración pública ha pasado de ser un apartado accesorio de la hechura de políticas públicas a constituirse como una determinante de la misma. Se ha ido convirtiendo en un asunto de la mayor importancia no sólo en el nivel práctico de toma de decisiones públicas, sino también como parte de la agenda teórica y de investigación de la administración pública (Fiorino, 2010). Por su parte, Fiorino (2010) pone en perspectiva la importancia que la sustentabilidad ha cobrado para la administración pública en las últimas décadas: “The sustainability concept is comprehensive, because it encompasses the major policy issues that are seen as being relevant to the field. Placing the environmental system on a level with the political/social and economic ones brings the concerns of the field under once conceptual umbrella. Public administration starts with politics and governance, where collective choices are determined and carried out. It extends to the design and operation of economic systems. Public administrators need not only be concerned about operational issues, such as raising revenue and managing budgets strategically, but also with the larger success of the economic system, on which the legitimacy of the political/social system ultimately relies. By elevating the environmental issues to the level of economic and political/social ones, the field expands to incorporate the third system on which our collective survival depends.” (Fiorino, 2010: S83) Los retos ecológicos de la administración pública han tenido repercusiones específicas sobre el diseño institucional de la misma en varios sentidos. En primer lugar, se encuentra la creación de foros y comités a nivel internacional que se ha traducido en uno de los efectos más visibles de la importancia que ha cobrado la dimensión ecológica en la administración pública. 7 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 La United Nations Conference on Environment and Development o la United Nations Framework Convention on Climate Change son algunos de los instrumentos con los que las administraciones públicas lidian con problemas de orden ambiental en una escala global. Estas plataformas de acuerdo y negociación representan un contexto institucional de alta complejidad para la administración pública, en tanto implica hacer un balance entre parámetros sociales, económicos y ambientales propios, además de confrontarlos con los externos. En segundo lugar, se encuentra la creación de órganos desconcentrados o autónomos de la administración pública para regular la dimensión ambiental. La administración pública ha tenido que crear organismos de expertos y ciudadanos participantes del sector ambiental para dar solución a conflictos ambientales que tienen además repercusiones políticas y sociales, como en el sector forestal. Finalmente, como un reflejo de lo anterior, se encuentra la creación de nuevos programas educativos para formar administradores públicos especializados en materia ambiental. En este caso, la capacitación de recursos humanos es fundamental para contar con recursos no solamente para dar solución a los problemas del presente, sino también para diseñar e implementar soluciones para los problemas ambientales del futuro. En conjunto, la dimensión ambiental, que además hoy está altamente globalizada, representa una serie de retos al diseño institucional de la administración pública que la obligan a repensar los confines de su acción, pero también los parámetros mismos en que concibe y evalúa su propia efectividad y eficiencia, pues tiene que considerar el principio de sustentabilidad y de impacto ambiental, hasta hace muy poco ausente de las preocupaciones prioritarias. Conclusiones Las crisis son, entones de manera simultánea, espacios de oportunidad pero también de riesgo para el rediseño institucional. Las crisis pueden desatar conflictos latentes en la organización política o económica de un país y de este modo convertirse en el peor momento para intentar implementar estrategias institucionales nuevas (Peters, 2010). Sin embargo, ciertamente las crisis también pueden convertirse, incluso por necesidad, en la arena de experimentación para poner a prueba nuevos instrumentos institucionales que sean capaces no solamente de proveer soluciones para las necesidades inmediatas, sino también de construir las instituciones y capacidades para la administración pública del futuro. En lo que se refiere al rediseño institucional de la administración pública en un escenario de crisis, como ya hemos visto, son varias las dimensiones que se ponen a prueba. Como ha escrito Peters (2010), sin embargo, estos experimentos institucionales giran alrededor de dicotomías básicas, como la capacidad de la administración pública de crear nuevas rutas institucionales o permanecer dependientes de su ruta anterior, su capacidad para centralizar o descentralizar sus instituciones o para mantener la coherencia de las mismas. No hay, sin embargo, una receta única para el tipo de transformaciones que la administración pública debe atravesar en un contexto específico. La reciente crisis financiera ha replanteado la cuestión del papel de la administración pública en la estabilidad política y el bienestar de la sociedad. Incluso los supuestos más básicos vinculados al equilibrio entre el Estado y el mercado se han puesto de nueva cuenta en discusión. Esto es en sí un reflejo de la actual falta de paradigmas dominantes tanto en la teoría como en la práctica de la disciplina de la administración pública. 8 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Sin embargo, no se trata simplemente de volver al pasado a buscar respuestas a los problemas que se le plantean actualmente a la administración pública. Más que nunca, la administración pública debe ser capaz de hacer frente a los nuevos requerimientos de efectividad, pero también de participación ciudadano y equidad democrática, así como de proveer de soluciones con un énfasis nacional, pero que sean capaces de maximizar los recursos internacionales. Bibliografía Abonyl, George y Van Slyke, David M., “Governing on the Edges: Globalization of Production and the Challenge to Public Administration in the Twenty-First Century”, Public Administration Review, 70, pp. S33-S45. Cunill Grau, Nuria, “Retos de las reformas de segunda generación: ¿Mercantilización y neoclientelismo o reconstrucción de la Administración Pública?”, Nueva Sociedad, 160, disponible en: http://goo.gl/LTw00. Cunnil Grau, Nuria, “El mercado en el Estado”, Nueva Sociedad, 221, disponible eb: http://goo.gl/YTVF2. Florino, Daniel J., “Sustainability as a Conceptual Focus for Public Administration”, Public Administration Review, 70, pp. S78-S88. Khademian, Anne M., “A Public Administration Moment: Forging an Agenda for Financial Regulatory Reform”, Public Administration Review, 69, 4, 2009, pp. 595-602. Lodge, Martin, “The Regulatory State in Crisis: A Public Administration Moment?” London School of Economics and Political Science, Department of Government and Centre for Analysis of Risk and Regulation, disponible en: http://goo.gl/4078C. Peters, B. Guy, Jon Pierre y Tiina Randma-Liiv, “Economic Crisis, Public Administration and Governance”, Public Administration & Governance, 2010, disponible en: http://goo.gl/0yTfR Roberts, Alasdair, “The Rise and Fall of a Discipline: Economic Globalization, Administrative Reform, and the Financial Crisis”, Public Administration Review, 70, pp. S56-S63. Robertson, Peter J. Y Taehyon Choi, “Ecological Governance: Organizing Principles for an Emerging Era”, Public Administration Review, 70, pp. S-89-S99. United Nations, “Challenges to and Opportunities for Public Administration in the Context of the Financial and Economic Crisis”, Economic and Social Council, 2010. Reseña biográfica María del Carmen Pardo Doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana. Estudios de doctorado en la Universidad de Paris II. Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM. Profesorainvestigadora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México desde 1981. Autora del primer Plan de Estudios de la Licenciatura en Política y Administración Pública de esa institución. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III y miembro electo de la Comisión Dictaminadora en Ciencias Sociales de ese órgano y presidenta durante el año 2011, (2009-2011). Miembro del Consejo Rector de Transparencia Mexicana.Miembro de Número del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública. Miembro del Consejo Directivo del INAP, 2004-2007. Directora de la Revista Foro Internacional de abril 1998 a diciembre 2002.Directora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México de enero de 2003 a diciembre 2005. 9 XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Cartagena, Colombia, 30 oct. - 2 Nov. 2012 Miembro del Consejo Editorial de la Revista Gestión y Política Pública del CIDE y del Comité Editorial de Economía y Administración del FCE y de la Review of Public Personnel, editada por la Universidad de Georgia, (2008-2010). Autora del libro: La Modernización Administrativa en México: 1940-1990 editado por el Colegio de México El Colegio de México y el INAP en 1991 y de la versión revisada La Modernización Administrativa en México: 1940-2006, editado por El Colegio de México en 2009. Coordinadora de los libros: Teoría y Práctica de la Administración Pública en México: lecturas básicas, editado por el INAP en 1992, Federalización e Innovación Educativa en México, De la Administración Pública a la Gobernanza, y Nuevas Tendencia en la Administración y Políticas Publicas editados por El Colegio de México en 1999, 2004 y 2009. Coordinadora junto con Ernesto Velasco de los libros El Proceso de Modernización en el Infonavit, 2001-2006, así como la versión revisada El Proceso de Modernización en el Infonavit, 2001-2009 y La Gerencia Pública en América del Norte, también editados por El Colegio de México en 2006, 2009 y 2010 respectivamente. “Los mecanismos de rendición de cuentas en el ámbito ejecutivo de gobierno”, en Mauricio Merino et al, (coords.), La Estructura de la Rendición de Cuentas en México, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM-CIDE, 2010. Compiladora del libro Administración Pública Mexicana del Siglo XX, Colección Biblioteca Básica de Administración Pública, México, Siglo XXI editores, 2010. Autora de cerca de una centena de artículos, comentarios, y reseñas sobre temas relativos a modernización administrativa, descentralización, federalización educactiva, servicio civil de carrera, profesionalización y gobierno local. Relatora en Congresos Internacionales organizados por el Instituto Internacional de Ciencias Administrativas, Atenas, Grecia, (julio 2001) y Monterrey, México (julio 2006). Profesora visitante en estancia sabática en la División de Administración Pública del CIDE (2008 y 2009). Ha impartido cursos en universidades estatales, en la UNAM, CIDE, INAP y ha sido consultora para organismos internacionales como Naciones Unidas y El Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD). 10