Foja: 2444 Dos Mil Cuatrocientos Cuarenta y Cuatro Santiago, veintidós de octubre de dos mil catorce. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada, con las siguientes modificaciones: 1.- En el considerando décimo tercero, letra c) se sustituye la frase "prevén los artículos 67 y" por la oración "establece el artículo". En el mismo apartado, se reemplaza los términos "su mínimum" por la frase "el grado inferior de la pena". 2.- En las citas legales, se eliminan los artículos 29, 67, 248, 248 bis, 249, 250 incisos primero y segundo, 467 y 468 del Código Penal y se agrega el artículo 63 del mismo texto punitivo. Y teniendo, además, presente: 1°) Que ha sido elevada en apelación la sentencia de veintiuno de abril de dos mil catorce, escrita de fojas 2.300 a 2.352 del Tomo VI del Cuaderno 21, que condenó al acusado Luis Vicente Ajenjo Isasi a las penas de tres años de presidio menor en su grado medio, inhabilitación especial perpetua para el cargo u oficio, multa equivalente al 20 % del perjuicio causado y al pago de las costas de la causa. 2°) Contra la aludida sentencia dedujo recurso de apelación el querellante Consejo de Defensa del Estado, solo en su aspecto penal, por cuanto considera que concurre como agravante haber cometido el delito con abuso de confianza, solicitando que la pena debe ser elevada a cuatro años de presidio menor en su grado máximo, al compensarse racionalmente la agravante alegada con la minorante y así poder aplicarla en toda su extensión. Por otra parte, también dedujo apelación la defensa del acusado, arguyendo que la sentencia causa un gravamen irreparable a su representado. 3°) Que en lo atinente a la apelación del Consejo de Defensa del Estado, lo cierto es que no concurre en la especie la agravante invocada por esa parte, circunstancia que no formuló al adherirse a la acusación, toda vez que al desempeñarse el acusado, -a la época en que se perpetró el ilícito-, como Presidente del Directorio de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, uno de cuyos deberes funcionarios es la de cuidar los recursos fiscales de la empresa pública que él dirige, necesariamente la infracción debe ser cometido con abuso de confianza de parte del agente, razón por lo cual la agravante invocada es inherente a la materialización del tipo penal, por el que fue condenado, ya que -consecuencia de lo dicho- no podría cometerse el fraude al fisco, sin que medie la agravante en comento, respecto de quien tiene a su cargo la disposición de los recursos económicos de la institución que dirige. Por lo tanto, la apelación del Consejo de Defensa del Estado no puede prosperar. 4°) En cuanto a la apelación de la defensa del acusado, según lo manifestado en estrados, cabe mencionar que sus líneas argumentativas apuntan a rebatir los fundamentos de la sentencia, en cuanto a los hechos que se dieron por acreditados, así como su calificación jurídica, lo que el apelante intenta desvirtuar, razonando que su defendido no hizo más que cumplir con el Plan Trienal de las Empresas Públicas, al actuar facultado por el directorio de la empresa, e incorporar en el contrato de trabajo con Eduardo Castillo Aguirre una remuneración que era de carácter variable, sujeta al cumplimiento de ciertas metas, lo que formaba parte de las instrucciones del Plan Trienal para las empresas públicas. 5°) No obstante lo manifestado por el defensor, el acusado -a la fecha de comisión del ilícito- era la máxima autoridad de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, y por ende -más que nadie- debía poner especial acento en resguardar los intereses patrimoniales que estaban a su disposición en esa empresa, conforme a criterios de economía y eficiencia, pues él sabía desde que asumió ese cargo el mal estado económico por el que atravesaba la empresa cuya dirección le fue asignada, situación que por lo demás era un hecho público y notorio a esa época. A lo anterior, como el mismo acusado lo reconoce en su indagatoria, no era la primera vez que ocupaba un cargo de Director en una Empresa Pública, por lo que no podía menos que conocer las obligaciones y deberes que derivaban de esa especial condición funcionaria. Lo anterior diluye cualquier alegación sobre una eventual y mera falta administrativa en su proceder, ya que además de la principal responsabilidad que le cabe por ser el máximo representante de esa empresa pública, al firmar en el año 2005 la modificación del contrato -al margen de toda autorización delegada por el Directorio, como aparece latamente demostrado y analizado en el fallo de primer grado- cuestión que fue palmariamente demostrada con las declaraciones contestes de los directores Jaime Rebolledo Arias, Luis Alvarado Constenla, Alberto Arenas de Mesa, Guillermo Guerrero Trincado, Germán Molina Valdivieso, Luis Escobar Fritzsche, Alberto Libedinsky Scharager y Alexander Fernández Montenegro, luego el acusado se preocupó personalmente de identificar y evaluar las mentadas metas de cumplimiento, sin darlas a conocer al Directorio de EFE en momento alguno, amén de dejar sentado que Castillo Aguirre había cumplido en un alto porcentaje (83 %) esas metas, preocupándose -además- que los fondos le fueran efectivamente transferidos a Eduardo Castillo Aguirre, lo que se materializó el 27 de octubre de 2005, lo que coloca al enjuiciado no solo en un incumplimiento flagrante de sus deberes funcionarios, sino también en la persistencia para que ingentes recursos financieros de la empresa pública quedaran en manos del gerente general, sin que el Directorio de EFE haya tomado debido conocimiento de toda esa operación. Por último, por supuesto que hubo un perjuicio para EFE, sobre todo si en vez de asignar esos recursos, estimados en $ 23.671.600 para solventar o paliar necesidades más urgentes de la empresa, como el pago de compromisos con sus acreedores, gracias a la personal actuación del acusado, fueron destinados a una sola persona. 6°) Por otro lado, como se indica en el motivo sexto, apartado 6, del fallo que se revisa, el énfasis del elemento subjetivo en este delito de fraude al fisco, más que un intento de apropiación o de distracción de recursos fiscales hacia terceros, está dado en el incumplimiento del deber funcionario, unido al consentimiento del sujeto activo de que el Estado pierda o se le prive de un recurso legítimo. Como bien lo señalan dos autores, la particularidad de este delito "... viene dada porque el ataque a dicho patrimonio lo ejecuta quien tiene obligación de actuar en nombre y en interés del mismo, pero ignora los criterios de economía y eficiencia en la gestión de los bienes públicos ..” (Luis Rodríguez Collao y María Magdalena Ossandón Widow, Delitos contra la Función Pública, Editorial Jurídica, 1a edición, 2005, pág. 401). Es lo que ha sucedido en este caso, como lo subraya la sentencia en los motivos sexto y octavo, al analizar la conducta típica y la participación que se atribuye al acusado. 7°) Por todo lo anterior, esta Corte comparte el parecer de la señora Fiscal Judicial, expresado en su informe de fojas 2.407, en lo que se refiere a confirmar la sentencia apelada, en lo penal y, aprobar en la parte civil, no apelada, la aludida sentencia. Por estos fundamentos y lo dispuesto en los artículos 510 y 514 del Código de Procedimiento Penal, se confirma, en lo apelado, y se aprueba en lo consultado, la sentencia de veintiuno de abril de dos mil catorce, escrita de fojas 2.300 a 2.352 del Tomo VI del Cuaderno 21, precisándose que el delito de fraude al fisco por el cual ha sido condenado Luis Vicente Ajenjo Isasi se cometió entre el 20 de octubre de 2004 y el 27 de octubre de 2005, en la ciudad de Santiago. Regístrese y devuélvase. Redactó el Ministro (S) señor Tomás Gray. N° Criminal-892-2014. Pronunciada por la Séptima Sala de esta Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por la Ministro señora María Rosa Kittsteiner Gentile e integrada por el Ministro (S) señor Tomás Gray Gariazzo y abogado integrante señor Mauricio Izquierdo Páez Autoriza el (la) ministro de fe de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, veintidós de octubre de dos mil catorce, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.