Smith y Carlos: Dos atletas condenados por levantar sus puños en contra del racismo Caracas, 16 Oct. AVN.- El 16 de octubre de 1968 los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos enviaron un fuerte y resonante mensaje al mundo en favor de los Derechos Humanos de los afrodescendientes cuando realizaron el saludo Black Power (Poder Negro), en la ceremonia de premiación de la prueba de 200 metros planos de los Juegos Olímpicos, que se celebraron en Ciudad de México, en México. Smith y Carlos se prepararon no solo para ganar medallas de oro y bronce, respectivamente, en la prueba de 200 metros planos en esas Olímpiadas, sino para alzar su voz en nombre de los derechos civiles de los afrodescendientes en Estados Unidos y en el mundo. El "Black Power" fue un movimiento que surgió a finales de los años 60 para defender y promover los valores de la población negra frente a la opresión que sufría en todo el mundo, particularmente en Estados Unidos. Esta organización hacía especial énfasis en el orgullo de la afrodescendencia y la creación de instituciones culturales y políticas para realzar los intereses colectivos de los ciudadanos afrodescendientes. Tommie, quien implantó récord mundial al cronometrar 19 segundos y 83 milésimas, y John, quien logró el bronce con parcial de 20 segundos y 10 milésimas, fueron a recoger sus conquistas la mañana de ese 16 de octubre con ciertas particularidades: ambos iban descalzos pero con medias negras (que representaba la pobreza de la raza). Además, Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su cuello como símbolo del orgullo afroamericano, y Carlos tenía su sudadera desabrochada, como muestra de solidaridad con todos los obreros de los Estados Unidos y un collar de cuentas en memoria de aquellos que murieron colgados, linchados o en los barcos que transportaban esclavos de África a América. Los dos atletas, junto al australiano Peter Norman, quien quedó en el segundo lugar en esa competencia con registro de 20 segundos y 06 milésimas y mostró simpatía por los ideales de sus compañeros, portaban una insignia del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos, una organización en contra del racismo en el deporte. Por último, ambos atletas habían acordado llevar un par de guantes negros, pero John Carlos había olvidado los suyos en la Villa Olímpica. Norman sugirió una solución: que Smith le prestara el izquierdo a Carlos y así ambos podrían llevar su mano enguantada al podio. Los atletas subieron a recibir sus distinciones, se colgaron sus medallas y cuando comenzaron a entonarse las notas del himno de Estados Unidos, The Star-Spangled Banner, Smith y Carlos agacharon la cabeza y cada uno levantó su puño enguantado. El momento fue tomado como un escándalo. La música del himno se mezcló con los abucheos del público por la actitud de los atletas afroamericanos. Probablemente ninguno de los presentes era consciente de que éste se convertiría en uno de los momentos más simbólicos y recordados de la historia del olimpismo. Condenados por reclamar sus derechos En ese momento el saludo de estos atletas revolucionó el mundo deportivo. Las primeras reacciones -como era de esperarse- fueron negativas. En una rueda de prensa después del evento que fue cubierta por la BBC, Tommie Smith, quien ostentaba siete récords del mundo, dijo: "Si gano soy americano, no un americano negro. Pero si hago algo malo, entonces se diría que ' fue un negro'. Somos negros y estamos orgullosos de serlo (...) La América negra va a entender lo que hicimos esta noche". El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) -para ese entonces-, el estadounidense Avery Brundage, indicó que este tipo de protesta no concordaba con el carácter apolítico de los Juegos Olímpicos, por lo que ambos atletas fueron condenados a ser expulsados de la Villa Olímpica y del equipo estadounidense. A pesar de la orden de Brundage, los atletas, en principio, no fueron expulsados ya que el Comité Olímpico Mexicano indicó que al poseer visa de deportistas, Smith y Carlos seguían siendo invitados de honor de México y que seguirían siendo tratados como tal. No obstante, el presidente del COI amenazó con echar a todo el equipo de atletismo de los Estados Unidos y, finalmente, Smith y Carlos fueron despedidos. Brundage fue criticado por su actitud, ya que muchos recordaron que en 1936, cuando él era ya presidente del COI, no realizó ninguna objeción por los saludos nazis de los atletas alemanes. Se especuló también que les iban a desposeer de las medallas, sin embargo, tanto Smith como Carlos aún las conservan. Víctimas del ostracismo Smith y Carlos sufrieron fuertes consecuencias por sus acciones. Al arribar a Estados Unidos, ellos y sus familiares recibieron amenazas de muerte. También fueron ignorados por los establishment (grupos sociales cerrados que seleccionan a sus miembros) deportivos americanos. En tanto, el australiano Peter Norman, quien siendo ajeno a la causa de los estadounidenses, apoyó a Smith y Carlos, fue severamente castigado. Norman fue visto en su país como un alborotador y condenado al ostracismo. Incluso, cuatro años después, quedó fuera del equipo de atletismo que participó en los Juegos Olímpicos Múnich, Alemania, en 1972, pese a tener el quinto mejor registro del mundo. Una grave lesión llevó a Norman al alcoholismo y en octubre de 2006 falleció de un paro cardíaco. En su entierro, Tommie Smith y John Carlos fueron dos de los portadores de su féretro. "Peter no tenía que tomar ese botón [insignia], Peter no era de los Estados Unidos, Peter no era un hombre negro, Peter no tenía que sentir lo que yo sentía, pero él era un hombre", expresó Carlos sobre la voluntad que tuvo Norman de colocarse aquella insignia. Iconos contra el racismo Pese al rechazo y repudio de algunos sectores de Estados Unidos, el mensaje de los atletas afroamericanos llegó a los estadounidenses. Actualmente hay una estatua de ambos en la Universidad Estatal de San José, en California. La figura, de 7,01 metros, es una réplica del momento en el que levantaron sus manos en contra del racismo y en pro de los derechos humanos de los afrodescendientes. A pesar de los ataques cuando llegaron a su país, ambos jugaron fútbol americano -años despuésen equipos de la National Football League (NFL). Smith formó parte de los Cincinnatti Bengals y Carlos de los Philadelphia Eagles. Carlos fue contratado por el Comité Olímpico Estadounidense para promocionar los Juegos de Los Angeles 84 entre la comunidad negra de la ciudad californiana. A medida que pasó el tiempo las figuras de Smith y Carlos fueron cada vez más reconocidas y en la actualidad son unas muy respetadas voces de los derechos de los afrodescendientes. Un sueño que aún persiste Meses antes de aquel gesto heroico de Smith y Carlos, el 4 de abril de 1968, Martín Luther King, el líder del movimiento por los derechos civiles afroamericanos, fue asesinado en un hotel de Memphis, Tennessee, Estados Unidos, cuando se preparaba para liderar una marcha local para reivindicar los derechos de los afrodescendientes, que eran perseguidos principalmente por grupos de extrema derecha como el Ku Klux Klan (KKK), una agrupación principalmente xenófoba, anticomunista, homofóbica, antisemita, racista, terrorista, y creyente de la supremacía de la raza blanca. En los últimos años, Estados Unidos ha vivido un recrudecimiento en la violación de los derechos humanos de los afrodescendientes. Una serie de asesinatos por parte de cuerpos policiales contra jóvenes afroamericanos han provocado grandes manifestaciones en varias ciudades estadounidenses en reclamo de justicia y en repudio a esos hechos. Trayvon Martin, Michael Brown, Darrien Hunto, y Vonderrit Myers Jr, son los nombres de algunas de estas víctimas. "Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter", con esa frase, emitida hace 51 años, Luther King resume la esencia de aquel insigne discurso político que sembró en el imaginario colectivo las semillas de su lucha por alcanzar la justicia e igualdad de la población negra en Estados Unidos. Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)