Richard Doll: tabaco y cáncer “Si fumas, o estás en presencia prolongada del humo de tabaco, tienes más probabilidades de tener cáncer”. Esta sentencia no es nueva, ya tiene más de 50 años. El doctor británico Sir Richard Doll (1912-2005), abrió los ojos al mundo sobre los peligros del tabaco para la salud, un descubrimiento médico que puede haber salvado más vidas que ningún otro en el siglo XX. Este epidemiólogo británico publicó en 1954 un revolucionaria investigación que confirmaba por primera vez el vínculo entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón, aunque en su momento muy pocos le hicieron caso. No obstante, con el tiempo, el doctor Doll, fumador, comunista y amante de las matemáticas consiguió, gracias a su empeño en el estudio de las consecuencias del tabaco en la salud, cambiar la mentalidad y las vidas de millones de personas. En el proceso de su extensa investigación, él mismo dejó de fumar y animó a su mujer a hacerlo, no siendo a la única que convenció: en 1954 el 80% de los adultos británicos fumaba, bajando este porcentaje hasta el 21% en la actualidad. El descubrimiento de Doll, que murió a los 92 años el 24 de julio de 2005, se produjo por el intento de responder a la pregunta de por qué el cáncer de pulmón estaba convirtiéndose, entre 1940 y 1950, en una epidemia. En la Segunda Guerra Mundial, el cáncer de pulmón se convirtió en la principal causa de muerte, sólo por detrás de las acciones militares. Acabado el conflicto, distintos expertos comenzaron a interesarse por conocer el origen de estos episodios oncológicos. El propio doctor Doll llegó a pensar que era el alquitrán de las carreteras, ya que se había incrementado extraordinariamente el número de ellas, y se sabía que había carcinógenos en esta sustancia. Curiosamente, muchos años después se sacó a la luz pública la presencia de este componente en los cigarrillos. Unos pocos estudios, incluido uno financiado por los nazis en Alemania en 1943, habían sugerido antes la relación entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón, pero Doll fue el primero en probar la conexión. Durante años, el doctor Doll y sus colegas entrevistaron a casi 700 pacientes con cáncer de pulmón, a los que les preguntaron todo lo que se puede preguntar, según relató él mismo, para tratar de identificar posibles causas. Las investigaciones de Doll no quedaron ahí y, en posteriores estudios, llegó a la conclusión de que el tabaco también estaba vinculado a trombosis coronarias y a otras 18 enfermedades graves. Además del cáncer y las enfermedades cardiacas, durante su dilatada carrera como epidemiólogo investigó los problemas que causa el alcohol en los fetos y los efectos secundarios de las píldoras anticonceptivas. Según él mismo reconoció, el estudio que más satisfacción le produjo fue con el que constató el riesgo de leucemia para los seres humanos tras exposiciones continuadas de radiación. Consiguió enfurecer a las organizaciones antitabaco cuando restó importancia a los efectos del tabaco en los fumadores pasivos, aseverando durante una entrevista realizada en el año 2001 las siguientes palabras: “las consecuencias de que otras personas fumen en mi presencia son tan pequeñas que no me preocupan en absoluto”. Una frase muy equivocada, tal y como lo han demostrado numerosos estudios científicos hoy en día. El prestigioso investigador erró totalmente. Fue en el año 2004 cuando Doll, a los 91 años, publicó su último trabajo en el que recapitulaba el efecto que sus investigaciones habían tenido en la disminución del consumo de tabaco a nivel mundial. Gracias a las contribuciones de este epidemiólogo, las cajetillas de tabaco, por requerimiento legal, nos recuerdan que "fumar perjudica seriamente la salud".