Núm. 5 Hornachos, Junio 2009 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS EDITORIAL Morirse de risa, de mala muerte, a muerte, estar de muerte, la muerte pelada, morirse de pena, estar a la muerte, morirse de amor, luchar a muerte, sentir la muerte, volver a la vida (volver de la muerte.) Aquí "yacen" algunos de los diferentes términos o "manifestaciones" inducidas por el espíritu del ser humano, y según el estado de ánimo en el que se encuentre se puede utilizar y de hecho se utiliza para expresar un concepto en un momento señalado o en determinadas circunstancias. Expresiones que en el fondo se identifican y se asocian para desfigurar "lo último" "lo absoluto" "lo sublime" "lo inimaginable" "lo diferente" etc, lo que significa que la palabra "muerte" en su estado más excitante es una situación límite, una extravagancia del lenguaje que en algunos vocablos expresan todo lo contrario de como habitualmente la identificamos o la imaginamos. En un sentido amplio, la muerte designa todo fenómeno en el que se produce una cesación; en sentido estricto, se refiere sólo a la muerte del hombre. Si bien biológicamente la muerte es la desintegración de lo orgánico y la consiguiente cesación de una organización vital, esta cesación varía según la realidad a la cual afecte, pudiendo Junio 2009 haber una muerte específica para cada capa de realidad. Filosóficamente el problema de la muerte es importante, ya que es la piedra de toque de numerosos sistemas filosóficos. Platón llamaba a la filosofía "meditación de la muerte"; en este aspecto, la muerte obliga a la filosofía a plantearse el problema del hombre, de su naturaleza y de su destino. Para muchos filósofos la muerte es pura cesación; para otros no es tal, sino que hace del ser vivo un ser interiorizado, y en el hombre un ser peculiar al ser consciente de finitud y muerte; Wittgenstein dice que "en la muerte el mundo no cambia, sino que cesa. La muerte no es ningún acontecimiento de la vida. La muerte no se vive". El cristianismo, y en general todas las religiones, no entienden nunca la muerte como cesación, sino como cambio, liberación y tránsito a otra vida más perfecta y definitiva. Modernamente el existencialismo ha creado toda una ontología de la muerte, la cual es una posibilidad de la existencia que afecta al hombre en su misma sustancia, es el "destino" del hombre, entendiendo "destino" como el modo del ser humano. Para Heidegger la muerte caracteriza a la existencia auténtica en cuanto a que ésta es una anticipación del morir, y hace del hombre un "ser para la muerte"; Kierkegaard entiende que lo verdaderamente mortal no es la muerte, sino la desesperación; para Jaspers es una "situación límite"; para Sartre es un puro hecho, el último, de la vida. ¡Esperamos tus trabajos literarios!: revistadriade@gmail.com Equipo de trabajo: Tertulia Literaria de Hornachos, Pedro Donoso y Pedro Calurano; Coordinación y dirección: Pedro Donoso Báez; Portada: El triunfo de la muerte Pieter Brueghel "El Viejo" Maquetación e impresión: Imprenta Machuca; Correo electrónico: revistadriade@gmail.com - pcwpunto@telefonica.net: Colaboradora: Concejalía de Cultura Ayto. de Hornachos; Sumario: La condena, Manuel Pacheco, pag. 3; Morirse escribiendo, Alvaro Valverde, pag. 4; De sombras y adioses, José luis García Martín, pag.5; ”Y tú... ¿a que esperas?”, Lole Nogales, pag. 6; El Lunes o muerte épica, Francisco Gálvez Inchausti, pag.7; Tanatos eterna, Julio Moreno González, pag. 9; Elegía, Pedro Donoso Báez, pag. 11; Haiku, Tomás Hidalgo, pag. 12; Miguel Henández: Elegía a Ramón Sijé, Domingo Fernández Díaz, pag. 13; El Angel de la historia, Juan Pedro Viñuela, pag.18; Conmovedoras frases y hechos, Pedro Donoso Báez, pag. 20; El bosque de las dryas, pag. 21. Nuevas voces Extremeñas, Plácido Ramírez Carrillo, pag. 22; Latidos, Pedro Donoso Báez, pag. 23. La Revista Driade no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores. 2 JUNIO, 2009 La condena Manuel Pacheco hijo. Olivenza, 1920 Badajoz, 1998 Las mujeres preparaban los cables y el niño jugaba corriendo por un gran mostrador de un bar donde tomaba grandes jarras de cerveza unos hombres con altos sombreros de copa y vestidos totalmente de negro. El poeta despertó, le tendió los brazos a su hijo y le habló: Poeta y prosista. Quien con el tiempo se convertiría en un escritor inconformista, no gozó de una infancia dichosa: huérfano a los siete años, tuvo que ingresar en el hospicio de Badajoz. Como los pícaros de la literatura se ganó la vida ejerciendo los más diversos oficios: monaguillo, cantaor de tangos, fotógrafo, ebanista, albañil, cargador de muelle, marmolista... Así las cosas, no pudo asistir a la escuela, pero su afición por el saber le llevó a forjarse, por propia cuenta, una sólida cultura artística. -Vente, jugaremos a los caballos. Le cogió en brazos y se alejó corriendo. Faltaban unos minutos para la ejecución y el poeta corría, su hijo pesaba mucho las calles estaban levantadas y era peligroso saltar las zanjas, las casas se convertían en grandes muros, sin puertas ni ventanas. El poeta dejó a su hijo en el suelo, y cogiéndole de la mano gritó: -Corre, corre. En este número de “Driade” nos sumergimos de lleno en el recóndito océano de la muerte y en sus respectivas manifestaciones y variantes literarias. En esta imperturbable inclemencia final de la vida, la muerte sigue siendo para todo ser humano un contratiempo difícil de asimilar e imposible de esquivar. Los artistas, literatos y aprendices de estos hablan mucho sobre ella: El niño de cuatro años había sido condenado a muerte. Era hijo de un poeta, y las mujeres que actuarían de verdugos decían: -No sufrirá -y le enseñaban al poeta una silla llena de finísimos hilos de colores. -Parece una silla eléctrica. -No. Es una silla que hace cosquillas y juega a matar niños. Es un hermosísimo invento de nuestra era atómica. -A la madre del niño la habían encerrado. Sobre ella había caído una losa de acero que golpeaba hasta sangrar. Gritaba llamando a su hijo, y su largo alarido perforaba la plancha acerada. El poeta jugaba con su hijo y esperaba tranquilo la hora de la ejecución; siempre había jugado con el absurdo, y sus arcángeles le habían puesto en las manos monedas de rocío. No creía en la condena de su Y corriendo llegaron al centro de la ciudad, donde se tropezó con un amigo que era abogado. -Han condenado a mi hijo a muerte, sólo tiene cuatro años. Quien ha decretado una condena tan criminal? Mi hijo es inocente, no ha cometido ningún delito. Sólo tiene cuatro años. -Él es inocente, contestó el abogado, pero su madre ha pagado el alquiler de la casa a la dueña del inmueble. Y la dueña del inmueble no ha pagado a Hacienda la contribución. -Pero esto es criminal absurdo. ¿Tú lo admites? -Es la ley. -Gritaré esto en mi poesía. Un mundo que dicta estas leyes no puede subsistir. Escribiré cartas a todos los padres y hombres de leyes del mundo. -No te harán caso. Es la ley. El abogado se perdió entre las gentes, y el poeta gritó: -No consentiré que maten a ... Una gran explosión seguida de un hongo enorme de colores violetas ahogó sus últimas palabras. Publicado en Papeles de Son Armadans. 3 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS MORIRSE ESCRIBIENDO Alvaro Valverde Alvaro Valverde nació en Plasencia (Cáceres) en 1959. Es autor de entre otros, los libros de poesía Las aguas detenidas, Una oculta razón (Premio Fundación Loewe) Ensayando círculos y El reino oscuro. Sus poemas traducidos a varios idiomas, están incluidos en algunas de las más importantes antologías de la nueva poesía española . Noviembre es un mes que siempre le pone a uno un poco fúnebre. Tal vez por eso me ha dado por pensar en lo que sigue. No es raro oír a los toreros confesar en las entrevistas que a ellos lo que verdad les gustaría es morir toreando en una plaza . Otro tanto cabe decir de los actores, de los militares, en acto de servicio o en cumplimiento del deber; de los marinos, proclives a imagínarse ahogados por culpa de un naufragio, a poder ser causado por un iceberg; de los funambulistas, cayendo al vacío desde el alambre, o, para no cansarles, de los montañeros, que ansían perecer entre las heladas brumas de las cumbres, a ser posible, del lejano Himalaya. En este sentido, los escritores lo tienen bastante peor. Puede que hayan tenido una muerte heroica (en otros tiempos, algunos pasaron a mejor vida luchando en la guerra, batiendose en duelo o fueron ahorcados o guillotinados en una cárcel o en un campo de exterminio por defender sus ideas) o que acabaran sus días utilizando el único método que, por desgracia, sigue teniendo cierto prestigio literario: el suicidio. Es desmesurada la cantidad de escritores que se han dado muerte a sí mismos. Con frecuencia, jóvenes. Se sirvieron del veronal, del arsénico, de la cocaína y los somníferos o de cualquier clase de veneno, por ejemplo de la clásica cicuta; de un tiro en la sien o en el pecho, no sin antes señalar con un círculo el lugar exacto y colocar una esponja al costado del frac para evitar con ello que la 4 mancha de sangre se extendiera (como hizo José Asunción Silva); de las aguas oscuras de un río, o de las que baten furiosas contra un acantilado; de una soga; del gas que desprende de un horno doméstico (como Sylvia Plath); de una bolsa de plástico (como mi admirado Ferrater); del paso veloz y metálico de un tren; del sato al vacío, etc. Ahora bien, que yo sepa, lo que nunca se ha oído decir a un escritor es que deseara morir escribiendo. Cuando digo escribiendo no quiero decir en el proceso creativo sino en el acto mismo de escribir, sobre la mesa de trabajo, pluma en mano o, a estas alturas, tecleando un ordenador. Todavía si el escritor fuera novelista, ensayista o autor teatral, la cosa tendría su aquél. Les podría pillar en medio de un capítulo o en mitad de un acto. Pero si el que escribe es un poeta, no tengo más remedio que verlo como un imposible. No digamos ya si el vate es seguidor de la poética del silencio o se dedica a pergeñar haikus. Tras la decepción por la muerte de nuestro último poeta inmortal, Rafael Alberti, no queda más remedio que reconocer que los tiempos no están para lindezas. La solución está en la cama. Sólo resta desear que esté situada en un calido cuarto de la casa y no en una gélida habitación de hospital. Contentémonos con la feliz longevidad literaria de un Vicente Aleixandre y de un Gonzalo Torrente, por señalar a dos difuntos, o de un Miguel Delibes, que Dios guarde muchos años, entre los vivos. Pero ya les decía al principio que noviembre ere un mes lúgubre, por eso, toquen madera y no me hagan demasiado caso. -De El lector invisible, -colección de ensayos literarios editado por la Editora Regional de Extremadura-. JUNIO, 2009 DE SOMBRAS Y DE ADIOSES José Luis García Martín El azar, que no es el peor guía de lecturas, me ha traído a las manos, en este día de sombras y de adioses, el libro de Poemas japoneses a la muerte (DVD), un hermoso breviario de amor a la vida. Recopila en él Yoel Hoffmann los textos que los poetas japoneses suelen escribir cuando sienten que se acerca su hora. Miguel d´Ors evocó esa costumbre en uno de sus más memorables poemas, "De los viejos maestros", que nos habla de quienes han conocido la lluvia extranjera, el aguanieve sobre los cadáveres de la batalla, la noche compartida, el vino amigo, y luego saben resumir sus años " en las sílabas frágiles de un haiku". En las diecisiete sílabas del haiku -o en las pocas más de la tanka- cifran su vida estos poetas, le dicen adiós con humor y melancolía, casi nunca con desesperanza. "Dentro de poco / seré un fantasma escribe Fuse Yajiro-, /pero ahora /¡cómo muerde mi carne /el viento del otoño!" Dentro de poco o de mucho, me digo yo, nos decimos todos en este día, seremos sólo un nombre que se deshilacha, un puñado de fotos amarillas, un poco de dolor que se va desvaneciendo en algunos corazones; pero ahora, en este día de lluvia y sol, de embarradas hojas de oro, de escolares que ríen, de gratas fatigas, cómo no sentirse a la vez frágil e invulnerable. ¿En qué momento nos hacemos conscientes de estar en la sala de espera aguardando nuestro turno? Siempre demasiado pronto, por muy tarde que llegue ese momento. "Nunca creía que viviría -escribió Hanabusa Ikkei- tan poco tiempo. / Ya me llega la muerte, / cuando soy un muchacho / de apenas ochenta y cinco años". Somos jóvenes, por muchos años que tengamos, mientras tememos la muerte de los demás, y no la propia. Somos viejos, aunque no temamos la muerte, cuando llevamos con nosotros un mundo de fantasmas, cuando casi toda muestra gente está del otro lado. ¿Del otro lado? Sabemos que no hay otro lado, si no en nuestro corazón. Y allí los muertos siguen muriendo lentamente, sólo dejan de morir cuando dejan de hacernos daño. Kozan Ichikyo, al saber que se acercaba el fin, reunió a sus alumnos, les ordenó que le enterraran sin ceremonias y les prohibió que celebraran funerales; la misma mañana de su muerte tuvo fuerzas para coger el pincel y dibujar el siguiente poema: "Vine al mundo con las manos vacías, / descalzo lo dejo./ Venir, partir: / dos sencillos sucesos / que se entrelazan". En este primero de noviembre, en que unos suben a los cementerios y otros se conforman con mirar en el cementerio de su corazón, mientras leía a los poetas japoneses me han venido a la memoria unos versos de Christina Rossetti: "Más quiero que me olvides y sonrías/ que no me recuerdes y estés triste". Eso es lo que nos dicen los que nos han querido, eso es lo que nos gustaría decirles, en ese día que no somos capaces de imaginar y que es el único que no faltará a la cita, a quienes nos quieren. -Del ensayo "Media Vida"-, colección de ensayos literarios editado por la Editora Regional de Extremadura. José Luis García Martín nació en Aldeanueva del Camino (Cáceres) en 1950. Es profesor de literatura en la Universidad de Oviedo, director de la revista Clarín y crítico literario de El cultural, suplemento del diario El Mundo. Entre sus libros se encuentran la antología de la poesía joven La generación del 99, el diario Fuego amigo y la recopilación de ensayos titulada Biblioteca circulante. A prologado y editado libros de, entre otros Leopoldo Alas (Siglo pasado), Gómez Carrillo (En plena bohemia) y Manuel Bueno (En el umbral de la vida ). Su obra poética iniciada en 1972, se encuentra reunida en el volumen “Material perecedero”. 5 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS “Y TÚ... ¿AQUE ESPERAS?” Lole Nogales No era la primera vez que sentía sobre mí aquella mirada inquisitiva y cruel. Aquellos ojos cargados de rencor oculto bajo los falsos trajes de la hipocresía. Aquella sonrisa entre demoníaca e infantil. Y sin embargo fue en aquella ocasión cuando descubrí que n o tenía sentido continuar siendo víctima en una obra que me había endosado sin preguntarme siquiera si quería o no interpretar el papel. En el transcurso de la tarde regresaron a mí viejos y oscuros recuerdos de un pasado no muy lejano. Bajo la sombra de un verde ciruelo hice repaso de conciencia, que más que aliviarme angustió aún más mi espíritu .Recordé las tardes perdidas entre risas ajenas y dolor propio. Los minutos olvidados de tenue felicidad. Las noches de insomnio y los días de soledad. No me sentí feliz con el resultado del análisis. El balance me daba un saldo en contra de horas y alegría. Estaba claro que ya no podía recuperar el tiempo vivido, nunca se puede volver a la juventud cuando los años se amoldan en tus espaldas .Tampoco creo que quisiera eso. Bien o mal había sorteado el camino y, aunque un poco tarde, estaba logrando sacar la moraleja de mi propio cuento. Sólo era cuestión de encontrar las palabras adecuadas para poder reducir, en una frase, toda una vida. ¡Qué poca cosa somos.! Cuando el otro día me enteré que Antonio “El Pinto” se había caído de caballo y se había desnucado, fue cuando comprendí por vez primera que esto es una lotería y que cuando sale tu número de nada te sirven plegarias o lamentos.”El Pinto” se había criado entre 6 caballos, en la finca de su padre. Siempre se ha contado que aprendió a montar antes de andar. Y ahora el destino le hace una mueca y lo ahoga con su propia risa. Nos pasamos la vida tomando precauciones para que la negra muerte no nos sorprenda y cuando nos queremos dar cuenta la tenemos debajo de la cama. Esperando que cerremos los ojos para ponerse a trabajar. !Hay que fastidiarse! Ese hecho me ayudó a decidirme. No se puede dejar pasar el tiempo si realmente quieres ir a algún lugar .El tren nunca espera a nadie. Amigo, si escuchas mi voz, responde, si oyes mis pasos ábreme la puerta. No te olvides de mi existencia, que yo a ti, te tengo por amigo. JUNIO, 2009 El lunes o muerte épica Francisco Gálvez Inchausti Venía como una llamada lejana, sabida, incluso él diría que agradable. Fue creciendo hasta que sus oídos tomaron estrepitosa consciencia y los resortes musculares, instrumentos olvidados por lo común a esas horas, pero entonces poseedores de ignoradas flexibilidades, ya le habían puesto en pie junto a la mesilla, luz encendida y mano crispada en el aparato que cesó de rugir. Todo quedaba reducido a un suave tic-tac, advertencia de que no se esperaba cambio alguno. Si acaso cierto vértigo, incapacidad momentánea de orientación que le hizo verse grotescamente semiinclinado de perfil junto a una luna de armario que al final dio por suya, coligiendo de ello que a la derecha se encontraría la puerta. Estaría... Estaba desde hacía al menos quince años. Quince años, se dijo en voz alta que disminuyó al escuchar un respingo allá por la cama. Los pliegues de los párpados le oprimían dolorosamente y una agüilla viscosa le enturbiaba la visión sin desaparecer, se temía, hasta bien pasada las once. Blefaritis, rumió, he de ir al oftalmólogo, aun a sabiendas de que luego lo achacaría al sueño y nada ni nadie, siquiera él mismo, le haría pedir colirios y pomadas que acallasen un ligero escozor en el lagrimal, profuso la anterior velada en lloriqueo etílico. Sintió entonces alfileretazos fríos en los pies. Lunes e incluso las baldosas en mi contra. Tal vez el año que viene... Quizá parquet y... Leñe, dónde andan las zapatillas. A tientas, arrodillado, casi debajo del somier y el pantalón de pijama bajado hasta media nalga. Tardó lo menos un siglo en encontrarlas, agazapadas como cucarachas blandas cerca de una pata del probador. Frío de nuevo en los pies al contacto con la gamuza dormida e incomodidad... Mirar hacia abajo y verlas al contrario. Con fastidio colocar cada una en su lado y vuelta a introducir las extremidades ausentes, sorprendidas por los cambios térmicos y los fallos e indecisiones de su amo. Acompañado por redobles lejanos en el cacumen y misteriosos ruidillos de cloaca en el intestino adolorido, el primer paso del día, sin rumbo, y maquinales ya el segundo y el tercero. Tres al frente, variación derecha, pomo, crujido y pasillo obscuro con fantasmas de taquillones, perchero y formas cuasihumanas pidiendo ser reconocidas como abrigos, gabardinas o quién sabe qué, delantales... Y frío, frío, frío maldito con tentáculos, que en su derredor insinuaba la conveniencia de un reencuentro con las sábanas y ese horripilante edredón que rehusaba mostrar a las visitas. Embotado, confuso, había llegado al baño. Lo primero era paliar las cuchilladas que sufría la vejiga, chillona en sus apremios. La cuenta atrás de la evacuación finalizó, según suele suceder, un segundo antes de llegar a la porcelana, dejando evidentes señales en el exterior de esta. Con fastidio, arregló tal desaguisado, sin poder evitar que un marcado aroma de acetona persistiera insultante en el cuarto. Se enjabonó la cara tras un lavado sin huella. Pensando en la lejanía del sábado, sin poder asegurar cuándo sacó del armarito el material para el rasurado, como si todo surgiera ordenado o el cuerpo tirase por su cuenta soslayando cualquier consulta a la mente en un acto de ya medidos gestos y distancias, comenzó su afeitado. Entreveía, como todos los lunes, bolsas moradas que, bajo los ojos, amagaban caer sobre una zona blanca a la que aplicaba, con desigual éxito y no menos desigual distribución de pequeños tajos, la cuchilla. La desgana se extendía como una neblina que penetrase cada poro corporal y, cómo no, la deshabitada cavidad donde se instalaría el cerebro al cabo de un rato. Desgana incluso para solucionar la pastosidad en la boca y los efluvios que de ella salían y le hacían torcer el gesto. No me seas guarro... Cepíllate. Pero no se hizo caso, dejando todo en un rapidísimo enjuague de colutorio que le procuró alivio, falsa frescura muy distante de los resultados de anuncio: en sus dientes predominaban los restos de mil actividades nocivas para la salud sobre el esmalte, que reclamaba no se postergase más la visita prometida a su prima odontóloga. Fue de un trallazo que se le vinieron encima los últimos ramalazos del mareo, infatigable compañero de viajes oníricos horas antes. Casi rebotando por las paredes, más fardo que persona, en un tambaleo que pareció durar lustros, alcanzó, abobado, a sentarse en el lecho, donde un amasijo de carne blanca y adiposidades con forma de mujer o algo similar semejaba dormir desde tiempo inmemorial en posición sesgada, ocupando exactamente tres cuartas partes del espacio útil. De ahí a vestirse, recuperado por fin del vahído, cinco minutos en la inopia, tragado por un irresistible agujero de ausencias consecutivas. Abrocharse en penumbra, manos temblonas y psicomotricidad seriamente disminuida, era una cadena de aciertos y errores sin orden lógico que 7 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS abandonó para, se dijo, reanudarla según bajase. Pensaba llamar a la oficina excusando su asistencia cuando ya estaba en la puerta de salida palpándose en busca de las llaves con la sensación de olvidar algo. Una súbita impaciencia le hizo descender a pie sin aguardar al ascensor, que, al cruzarse con él, lanzó guiños de espejo con algo que se le antojaba como sorna desde los cristales biselados. Le dio por imaginar que el sucio veteado del mármol portugués que los escalones lucían semejaba una piel blanda, blancuzca y varicosa donde se hundieran las piernas. Tuvo sensación de estómago en movimiento, remembranza lejana de anteriores vértigos, y hubo de agarrarse a la barandilla metálica de formas irreconocibles. Irreconocible también el linóleo del zócalo e hirientes las bombillas de vela en los rellanos, apliques pseudobarrocos de insultante latón muy apreciados por los viejos de la casa y los amigos de lo ajeno, con esa luz tan de algunos Rembrandt, teñida en amarillos, marrones y rojos apagados. Seis pisos para darse cuenta de que le sudaban las manos. Una vez más se cruzó con el ascensor, que le adelantó en la bajada como si el dormido ballenato del quinto que lo ocupaba acelerase al viejo ataúd con premoniciones de catástrofe. Llegó al portal a tiempo de ver cómo la calle deglutía su inmenso trasero y de constatar la tufarada de cuarentón playero, colonia de moda aplicada a litros sin el preceptivo trámite previo de un aseo reparador, mezclada con axilas de solera y la sempiterna americana, que permitía rastrear su presencia a distancias insospechadas. De las bombillas al sueño callejero. Como raíces semovientes andaban las personas, pocas, entre inmóviles automóviles. Pegadas al suelo. Formando, se diría, parte de él. Bañadas de negro y gris azulado. Negro y gris azulado, tal una pesadilla con persecución incluida sin recuerdo posible. Unos deprisa, otros arrastrando los pies, como si las aceras fueran caminos de sirga y ellos tirasen de imaginarias gabarras cargadas con sus penas, deudas, culpas y la consciencia de hacerlo contra corriente. Los veía, o no llegaba a verlos del todo, difícil pero plausiblemente iguales a él mismo: gris azulado con ribetes negros. Aún la noche se enseñoreaba de las calles y parques, de los cuerpos y mentes, de los adoquines y las raquíticas acacias desnudas ya por años. Ni siquiera bostezos, saludos o gruñidos. Película muda sobre los monstruos de la existencia nunca plena pero siempre aceptada como la única posible. Gris azulado, y al doblar la esquina se diluían en la luz anaranjada de las nuevas farolas, donde nada era reconocible por su color, salvo una cruz de farmacia, lejana, convencionalmente verde en su mollera. Le costó unos instantes adaptarse a los nuevos tonos, en tanto 8 daba vueltas a la, según él, presunta dimensión humana de la luz blanca frente a la naranja que los prebostes locales iban adoptando con la, eso sí, inequívoca intención de dar al cielo de Madrid una apariencia más que postindustrial, marciana. De vez en cuando se le aparecía la imagen del lugar donde dejó el coche y, un, dos, tres, al escondite inglés, desaparecía tragada por dolores incontables en las sienes y sensación de ridículo postetílico, como en su época de estudiante, cuando ninguno de la panda recordaba el sitio de aparcamiento y vagaban, almas sin penas, por medio barrio en su busca. Volvió a prometerse abandonar el alcohol. Y se lo prometía también a las farolas, lánguidas bailarinas abrazadas por cadenas con velomotores, y al perro que arrastraba una bata rellena de vieja hacia un árbol. Gris azulado y negro de nuevo. Transportado oníricamente en un continuo esquivar objetos inertes o humanos al tiempo que rumiaba imprecaciones contra sí mismo y su memoria. Maldita sea... Dónde puñetas... Fue al doblar una esquina. Allí estaba llamándole con brillo metálico, sugerente, ensueño de velocidades no logradas y soberbias excursiones que jamás pasarían del aparcamiento de la oficina. Hizo un quiebro, remedo de antiguos regates con balón de cuero, tras un vehículo que en ese momento salía de la fila, y se dirigió ya en la calzada hacia el suyo. Un duende le tarareaba una letrilla de Queen: i'm in love with my car... Nada más serio y más a tono. ¿Quién en su sano juicio osaría negar que aquella maquinita, aire de juguete, era resultado de una vida de sacrificios?. Para quien mide en caballos de fuerza su fuerza mental y física y la vende a tal efecto no llega el despertar del todo hasta que, embutido en su sonido y su presunto poder, toma posesión cada mañana de su tapicería y su rugido. Introdujo la llave, suave que me estás matando, recreándose en ello. Acto de amor, coito metálico que no por repetido ad eternum dejaba de aportar un placentero hormigueo. Abrió la puerta y entonces oyó un estridente chirrido. Se volvió. El gris azulado ya no existía. Sólo el amarillo intenso de dos focos. Coche francés, se dijo paralizado. Con el deslumbramiento recibió el impacto. En un vuelo eterno repetía para sus adentros que no, que era un sueño. El conductor de la otra máquina se acercó con estupor al cuerpo que, abrazado a una portezuela desgajada, agonizaba unos metros adelante. JUNIO, 2009 TANATOS ETERNA Julio Moreno González. Médico Nota Wikipedia: En la mitología griega, Tánatos (en griego Θάνατοςs Thánatos, 'muerte') era la personificación de la muerte no violenta. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre, las Keres, asiduas al campo de batalla. Su equivalente en la mitología romana era Mors. "Aprende a morir y aprenderás a vivir. Nadie aprenderá a vivir si no ha aprendido a morir". Antiguo proverbio “¿Aprender a bien morir?, decía Madame du Deffand: “Yo a todo el mundo lo he visto hacerlo a la primera y perfectamente…”. Y continúa diciendo Fernando Savater en su artículo De profundis. “Nuestra mortalidad tiene un vinculo irrompible con el pensamiento: saber que vamos a morir da que pensar, y a algunos les convierte en pensadores… de por vida”. I.- El ser humano es consciente de su propia muerte y ello caracteriza su condición humana, y de tanto tratar de escapar de la muerte, el hombre la evoca permanentemente, creando una paradoja. La muerte está más presente, cuanto más se intenta huir de ella. La compulsión por atesorar bienes materiales, es una manera de negar la muerte. Así la búsqueda de poder, no es otra cosa que un intento por negar la muerte, las formas de manifestaciones culturales grandilocuentes, como las construcciones de las pirámides de Egipto o las grandes catedrales en la época medieval o los impresionantes panteones de algunos personajes, dan fe de la gran capacidad que el hombre tiene para crear cosas que le permiten comprobar que está vivo y que vivirá eternamente en esas grandes obras. La sociedad contemporánea ha llegado, con el paso de los siglos, a convertirse en una civilización con cultura de muerte, como lo demuestran los diferentes genocidios habidos en tantas guerras; unas mundiales, otras de liberación, otras de secesión o civiles, otras religiosas; cualquier excusa puede ser buena para matar a quien no se quiere vivo, y así hoy en la vida cotidiana, la muerte se ha banalizado. Como dice Pelayo García Sierra, en su artículo sobre Reducción positiva del concepto de muerte. “Se ha convertido en un hecho más o menos sin trascendencia, en un hecho trivial, significa que el valor de la vida se ha devaluado considerablemente, reduciendo la idea de la muerte al concepto de organismo muerto o cadáver, eliminando de la posible definición de muerte, el término aniquilación, dejándolo como mera transformación del organismo vivo en un cadáver que sigue conservando, la individualidad propia del organismo viviente”. El hecho de la muerte, de la no vida, ha sido en todas las sociedades, para todos los grupos humanos y para todos los individuos una situación que se ha afrontado de muy diversas formas. En general, a pesar de que la muerte es una parte, un fenómeno de la propia existencia, existe un rechazo hacia ella. Y por lo tanto como seres humanos que somos y tememos a lo desconocido, vamos a temer a la muerte por el resto de nuestra vida. La muerte está siempre presente en innumerables aspectos de la cultura popular de nuestros días, siempre ha sido un tema recurrente en lo musical, como las danzas de la muerte de origen medieval que aún se practican en diversos enclaves rurales de Europa, recordemos también que los romanos relacionaban el fuego del hogar con los antepasados y la pervivencia de las familias. Las cenizas de la chimenea eran esparcidas por los cultivos para protegerlos de las fuerzas de la naturaleza, ya que se creía que estos restos de la combustión tenían propiedades mágicas. II.- Sabemos que envejecemos y tenemos que morir, pero no queremos ni envejecer ni morir, sin embargo la muerte es el precio que paga la vida por la complejidad de un organismo viviente, que nace, vive, se reproduce y muere, por eso para nosotros los médicos la muerte tiene un significado estrictamente biológico. Consideramos difunta a una persona cuando cesa la actividad eléctrica en el cerebro; se cree que el cese de actividad eléctrica significa el fin de la conciencia, aunque no podemos olvidar el tener en cuenta, ante un paciente moribundo, que su muerte es irremediablemente personal, como lo ha sido su vida. El hecho de desaparecer para desintegrarse por completo o bien aparecer en otra dimensión o estado, no ha dejado de preocupar al ser humano, por laico que sea, como dice Pelayo García Sierra. “Con la postergación de lo religioso en gran parte de las sociedades actuales podría parecer que conceptos como la muerte también quedan relegados. La certidumbre de la muerte es lo que humaniza, y de los aspectos más importantes que debemos de considerar es que el moribundo es un ser vivo, y la proximidad de la muerte nos hace más sensibles, por ello es conveniente no olvidar que el moribundo sigue siendo una persona viva y con derecho a una muerte digna”. Actualmente, en nuestra sociedad se ha producido un considerable avance en lo referente a la atención al paciente 9 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS moribundo, mediante los cuidados paliativos, desarrollado a mediados del siglo pasado por C. Saunders en Inglaterra y que da cuenta de la necesidad de brindar una atención compasiva, tendente no sólo a disminuir el sufrimiento físico del paciente sino también a optimizar su calidad de vida. Como dijo un maestro budista: "Quienes creen que disponen de mucho tiempo, sólo se preparan en el momento de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento. Pero, ¿no es ya demasiado tarde?". Hay dos elementos básicos y fundamentales, uno es cómo hemos vivido nuestra vida y como la vivimos, y el otro es cuál ha de ser el estado de nuestra mente en el momento de la muerte. Tengamos en cuenta que nuestra reacción ante una enfermedad terminal o directamente ante la muerte dependerá de nuestra personalidad, de los valores que sustentemos y de nuestro conocimiento espiritual, lo que nos ha de llevar a “morir con arte”, que consiste en afrontar el momento último de nuestra existencia sin desear ni pensar en nada, sin mantener apego a cosa alguna, y esto se lograría tan sólo a través de la práctica de espiritual. La consecución de una visión espiritual implica ni más ni menos el mirar hacia dentro de nosotros, disolviendo aquellos aspectos fragmentarios y en perpetuo conflicto en nuestra conciencia, relajando la tensión del ego y volviendo a reposar en la naturaleza de la mente, se podría decir que consiste en una metodología, tendente a lograr una plena conexión con nuestra esencia más íntima. La muerte para mucha gente tiene un significado de miedo, pero muchas otras culturas respetan e incluso adoran a la muerte. En su artículo sobre El concepto filosófico de la muerte en el México antiguo, Guillermo Marín nos comenta, como todos los pueblos del mundo tienen un espacio para la muerte, toda vez que en ella se responde la tercera pregunta del problema ontológico del ser, "a donde iré después de la muerte". Sin embargo existen civilizaciones que especialmente centraron su desarrollo cultural en el concepto de la muerte; el pueblo egipcio y los antiguos aztecas, lo definieron como un par de opuestos complementarios a la vida y a la muerte, dualidad que se opone y al mismo tiempo se necesita, pues no puede haber vida sin muerte, ni muerte sin vida Son cada vez más casos los que buscan en las tierras y ritos ajenos una luz que les ilumine. Los occidentales viajan a la India o a Extremo Oriente, buscando en ideas como la reencarnación o prácticas como la meditación, una salvación para su espíritu, el viaje ya no es propiamente una huida, sino una búsqueda, como las peregrinaciones a los sepulcros de personas santas. La pregunta que debemos hacernos con sinceridad es: ¿que sé sobre la muerte?. En primer lugar debemos ser conscientes de que la muerte es un absoluto misterio, pues nadie ha regresado del más allá para contarlo. Solo hablamos de experiencias cercanas a la muerte. III.- Sócrates, afirmaba que “el temor a la muerte, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo le teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males". Aunque, si 10 contamos con dos certezas irrefutables y a la vez interrogantes existenciales, pues sabemos que es absolutamente cierto que habremos de morir y también que es absolutamente incierto cuándo y cómo. Amelia Lamaignere es su artículo sobre La Muerte en Civilizaciones Mesoamericanas: Desde los 4 mundos de la Muerte hasta el Samheim Celta, nos recuerda como para los chamanes la muerte es nuestro único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para aceptar ese reto, seamos hombres comunes y corrientes o brujos. En El conocimiento silencioso de Carlos Castaneda, don Juan, el gran brujo yaqui dice: "Sin una visión clara de la muerte, no hay orden, no hay sobriedad, no hay belleza. Los brujos se esfuerzan sin medida por tener su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de morir”. La diferencia es que los brujos lo saben y los hombres comunes y corrientes no. Este concepto de la muerte como el gran adversario que nos infunde de valor y paciencia para actuar sin entregarnos a la importancia personal nos hace ver a la muerte como un maestro que nos saca de nuestro in-consciente escondite y nos abre a la verdad de la vida y del universo. En una palabra, si deseamos dejar de una vez por todas que la vida nos viva a nosotros debemos empezar por aceptar la muerte como una gran maestra que continuamente nos susurra al oído: vive la vida en el aquí y ahora, sin dejar situaciones inconclusas, pues no sabemos que llegará primero, si la muerte o el próximo día. La energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Este principio físico nos hace tomar conciencia de que nada es permanente, nuestra más insignificante motivación, acción y/o palabra tiene consecuencias reales en todos los niveles del universo y en todos sus tiempos. Si todo cambia y muere, pero nada se pierde, sino que todo se transforma, entonces, ¿qué es la vida y qué es la muerte?, ¿qué hay detrás de la vida y qué tras la muerte, si es que algo hay?, a lo que podríamos agregar: ¿de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos?; ¿qué sentido tiene nuestra existencia?, y en definitiva, ¿quién soy?, ¿qué es lo que en verdad ha de contar en el momento de nuestra muerte?. Hablar de la muerte es difícil para todo el mundo, los niños incluidos, es una conversación que en el fondo nos cuesta mantener con ellos. Pero, sabemos del mismo modo que un día u otro te pedirán que les aclares la historia de la procreación cuando les contamos lo de la semillita que siembran los papás en las mamás, la muerte de un ser querido (o de una mascota), es algo que, antes o después debemos explicar. La presidenta de la Sociedad Española de Tanatología, Mar Cortina Selva y Agustín de la Herrán Gascón, han preparado un prolijo manual para educación infantil primaria y secundaria titulado La muerte y su didáctica (ed. Universitas). Terminamos con Fernando Savater que nos recuerda las palabras de Stanley Cavell: “Lo que nos pasa cuando llega la muerte del cuerpo es lo que pasa a la música cuando deja de sonar. Hay un periodo de reverberación, y luego nada” JUNIO, 2009 Elegía "A mi padre, porque se me ha muerto un poco de su presencia" Te han llamado padre ser difunto, ganando el cielo sin juicios, de los males activos en conjunto de ninguno calentastes los sitios. Un lodo de muerte alarga su capa, puente de lo humano derribado, de una sacudida te anulo del mapa y el silencio se quedó callado. La negra embestida te destronó, un pícaro diablo fue a saludarte, la impaciente muerte te coronó se dispuso para siempre abrazarte. Un sino mímico te sobornó precipitando toda tu medida, la puta mala suerte te rodeó mortificando toda tu cabida. Tormentas y relámpagos me azotan me sumerge la estéril claridad, entre cuchillos el alma me cortan. No volverá tu mano ami niñez que amparaba mi frágil existencia, ahora busco con rara extrañez sollozando con rebelde impotencia. Ingrato quimérico es asimilar cuando se recibe un golpe tan preso, sacude al intento de reaccionar enviudando nuestro propio peso. Estrecho desastre convivir luego, proclamarse de lo hundido el fuerte incendiada ceniza sobre el fuego sobre muerte, más muerte y más muerte. Ahora viajarás por el camino donde diferente la primavera sobre campos arropados de lino descansará tu ilustre calavera. Pedro Donoso Báez Ahora tu sonrisa y honradez a los gusanos engrandecerá, y tu graciosa y dócil osadez entre la madera se quedará. Y se posará tu alma en los rosales del camposanto fiel y plagado, dormirás entre fondos de corales soñarás de vida a nuestro lado. En la presente y oscura noche me despiertan terribles aullidos donde me visita el fiero alimoche forrado con infernales cuchillos. Porque desde cuando tu voz se fue se nos marchó de la vida al ascenso, un pedazo de tiempo a tu mujer y a tus hijos el amor intenso. Y sobre nosotros queda la nada la nada donde se suma el silencio, donde resiste la que fue casada y con tus hijos convive el resencio. Pasó el tren de los nuevos muertos en una noche enfermiza y falsa, de calentura soplaron vientos de muerte se reunieron en mi casa. Te mortificó la lápida en tu templo, pasajero de las buenas maneras mas, no servirás para dar ejemplo seguirá matando la traicionera. Tormentas y relámpagos me azotan me sumerge la estéril claridad entre cuchillos el alma me cortan. 11 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS HAIKU: 11+03+04 1 Vagones pares, simétricos raíles, todos exactos 10 Las vidas, rotas, en maldita barbarie, trenes al cielo 1 Los rayos de sol piden el habeas corpus al caer el final 2 Viajeros al tren, cual panteras de Rilke, ven nuestro mundo 11 Torpe destino, tras un largo trayecto que nos separa 2 Todos ayudan, arco iris de almas, ¿es Munch gritando? 3 Festín en las vías, inicio de trayecto, palomas vuelan 1 Saltaron ellos, era yo quien temblaba, faltan doscientos 3 Dame ya este cáliz de amargura, ¿o no fue así? 4 Las hojas secas aplauden al tren partir, involuntarias 2 Tras el infierno hubo otro infierno, dupla de onces 4 Me enseñaste el cómo y el cuándo, mas no el porqué 5 Vapor y raíles, bruma en la mañana, un William Turner 3 Tras el infierno hubo otro infierno en el mes treinta 6 Yo nunca monté en el tren de la bruja, no fue por miedo 7 Tran tran tran tran tran, onomatopéyico, tran tran tran tran tran 8 Tú ya te bajas en próxima estación, Atocha Renfe 9 Locomotora, gimes rauda locura, demoledora 12 Tomás Hidalgo JUNIO, 2009 Miguel Hernández: Elegía a Ramón Sijé Domingo Fernández Díaz COMENTARIO Introducción: El 28 de marzo de 1942, Víspera del Domingo de Ramos, a los tres años de acabar la guerra, moría en la enfermería de la cárcel de Alicante, con los primeros soles de la primavera, un hombre joven que no llegó a cumplir los treinta y dos años. Se llamaba Miguel Hernández, poeta de poesía apasionada, humana y verdadera siempre. Poeta social que desesperadamente luchó en favor del amor, de la justicia y de la libertad, es decir, en defensa del HOMBRE, así escrito, “con mayúsculas”, del hombre “sin distintivos en la solapa”, del “hombre universal” que todos llevamos dentro. A modo de preámbulo, y antes de abordar el comentario a su Elegía, permítasenos unos breves datos de presentación que nos sirvan de enlace con el poema. Se encuadra literalmente nuestro autor en la llamada Generación del 36, nombre con el que se designa a un grupo de poetas que se caracterizaron por la búsqueda de la perfección formal y el culto a los clásicos. Sus guías remotos fueron Garcilaso y Herrera y, entre los cercanos, además de Antonio Machado, Ortega. Sólo algunos, como Miguel Hernández, se verán muy influenciados por la nueva estética de Pablo Neruda. Otros componentes de dicha Generación poética fueron los hermanos Juan y Leopoldo Panero, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo. La poesía de Miguel Hernández gira en torno a tres ejes: el sentimiento amoroso, el sentido de la muerte y lo social. Fue un poeta de destino trágico, intuido éste, presentido incluso en sus versos de amor en los que, premonitoriamente, aparecen los símbolos del cuchillo, del rayo y del toro. Orihuela natal. No se plantea, en este periodo, ningún tipo de problema social. Preconiza la fraternidad entre todos los hombres y la resignación de los que sufren. Es su etapa r e g i o n a l i s t a , s u c i c l o “ s i j e niano”. Colabora activamente en la revista literaria neocatólica el Gallo Crisis que dirige su íntimo amigo Pepito Marín, más conocido por el seudónimo Ramón Sijé. Escribe poemas de tema religioso. Pero, en el año 1935 se produjo un cambio radical en nuestro poeta. La amistad con Alberti, Neruda y Aleixandre, unido al ambiente de tensión y violencia que hubo en el país por esos años, le influyeron de forma decisiva en su manera de interpretar los problemas del mundo y de concebir la función del poeta. Su fe religiosa se resquebraja entonces, al tiempo que se despierta su actitud social y de compromiso. Hay un distanciamiento religioso e ideológico con su amigo Ramón Sijé que se traduce en un cierto enfriamiento de su amistad. Es una etapa de crisis en lo personal. Publica sus poemas en la revista “Caballo Verde para la poesía” que dirige Neruda y que incrementa el distanciamiento con Sijé en lo estético. Interrumpe incluso también, por este tiempo, su noviazgo con Josefina Manresa, la que más tarde sería su esposa, y escribe los sonetos amorosos de “El rayo que no cesa,”. Cuando los tiene terminado, Aleixandre le da la noticia de la muerte de Pepito Marín, su amigo Ramón Sijé. Miguel Hernández llega tarde para cumplir la promesa que se hicieron en momentos de gran amistad: la de cavar la tumba del amigo que antes muriese. El dolor por la pérdida de su amigo entrañable, aumentado quizá con algún remordimiento por las diferencias que entre ellos habían surgido ideológicamente, le angustia hasta estallar en la bellísima y conmovedora Elegía que nos disponemos ya a comentar. La autenticidad del sentimiento expresado es el rasgo que mejor la define. Mas, dejemos ya paso a la voz de nuestro poeta: Elegía “Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida.” (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé con quien tanto quería.) (El rayo que no cesa) En su evolución poética, a grandes rasgos, podemos distinguir dos etapas. En la primera que dura hasta 1935, está M. Hernández totalmente imbuido de un sentimiento religioso de carácter tradicional y acrítico, que es el que domina en el ambiente provinciano y conservador de su Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolar, compañero del alma, tan temprano. 13 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS de angelicales ceras y labores. Alimentando lluvias, caracolas Volverás al arrullo de las rejas y órganos mi dolor sin instrumento, de los enamorados labradores. a las desalentadas amapolas Alegrarás la sombra de mis cejas, daré tu corazón por alimento. y tu sangre se irán a cada lado Tanto dolor se agrupa en mi costado, disputando tu novia y las abejas. que por doler me duele hasta el aliento. Tu corazón, ya terciopelo ajado, Un manotazo duro, un golpe helado, llama a un campo de almendras espumosas un hachazo invisible y homicida, mi avariciosa voz de enamorado. un empujón brutal te ha derribado. A las aladas almas de las rosas No hay extensión más grande que mi herida, del almendro de nata te requiero, lloro mi desventura y sus conjuntos que tenemos que hablar de muchas cosas, y siento más tu muerte que mi vida. compañero del alma, compañero. Ando sobre rastrojos de difuntos, Comentario y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes, Magnífica la Elegía de Miguel Hernández, magnífica y tremendamente emotiva, conmovedora. A mi gusto, una de las mejores si no la mejor de toda nuestra historia literaria. Difícilmente, creo, se puede superar la expresión, a un tiempo, del sentimiento de amor y de dolor por la pérdida de un ser querido. Y, desde luego, lo que resulta insuperable es la autenticidad y sinceridad de los sentimientos expresados. Pero, detengámonos en su análisis. En la Elegía -formada métricamente por endecasílabos, dispuestos en 15 estrofas de tercetos encadenados y un serventesio final- el poeta interpela, ante nuestros ojos, apostróficamente, al difunto, expresándole su profundo y sincero dolor no exento de remordimiento- por su súbita y prematura muerte que no se resigna a aceptar. sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte Y besarte la noble calavera Su estructura interna resulta un tanto difusa y difícil de sintetizar porque el poema refleja el estado de ánimo, fuertemente conmocionado del poeta, con la sucesión de pasiones que la triste noticia le suscita. Y es que prevalece en mi opinión, en efecto, en la elaboración, en la creación del poema, lo emocional sobre lo racional, lo espontáneo y primitivo sobre lo reflexivo. De ahí la dificultad y dispersión que nos ofrece su estructura. No obstante, mostrémosla cual se nos presenta: Y desamordazarte y regresarte. a) Estr. 1-3: Dolor del poeta Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera 14 b) Estr. 4: Alusión metafórica a la súbita muerte, causa de su dolor. c) Estr. 5-6: Vuelta al dolor: magnitud de éste y consecuencia en la vida . del poeta. JUNIO, 2009 d) Estr. 7: Nueva alusión metafórica a la muerte. e) Estr.8-11: Actitud del poeta ante ella: rebeldía, rabia, ira, locura. f) Estr.12-14: Éxtasis momentáneo, huyendo del dolor. g) Estr. 15-16: Requerimiento al amigo a un reencuentro de amistad. Dedicatoria La elegía, a modo de dedicatoria, va precedida de un paréntesis que nos informa sobre su destinatario, Ramón Sijé. y, desde este mismo arranque, con la selección que el poeta hace del lenguaje, se nos ofrece ya, sin equívocos, como partícipe “ el que toma parte”- doliente de una muerte que no le es ajena. En Orihuela, su pueblo y el mío, de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano”. Rotundamente, casi con violencia como bien observa la profesora Marina Mayoral- inicia su elegía M. Hernández. En el primer endecasílabo de resonancia clásica, con la figura del hortelano, manifiesta el poeta su decidida voluntad de cuidar, cual celoso hortelano, con el riego asiduo de sus lágrimas, lágrimas de sincero dolor y arrepentimiento, la tumba del amigo fiel (que no pudo cavar). Y así se lo dice sorpresivamente, ante nuestros ojos, a éste, el muerto, con el uso de la 2ª persona en los verbos y el vocativo afectivo-emotivo “compañero del alma”. Por lo demás, el clasicismo literaturizante del primer verso, lo que es más meditado, se desvanece enseguida, al imponerse, con el uso del término no-poético “estercolar,” la cosmovisión del mundo rural hernandiano: el cuerpo sin vida del amigo, al descomponerse, cumple químicamente el ciclo natural “estercolando” la tierra para generar nueva vida. se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé con quien tanto quería. 2 ªy 3ª Estrofas: . “Alimentando lluvias, caracolas Observemos, en primer lugar, el uso de los posesivos: “su pueblo y el mío”. Los dos, el difunto y él, comparten el mismo pueblo con orgullo, el orgullo regionalista de su primera amistad. Y a continuación aparece ese dativo ético o de interés (“se me ha muerto”), expresivo y coloquial, que nos revela el subconsciente del poeta. Se emplea para expresar que la persona aludida en el pronombre personal (“me”, es decir, “yo”) se encuentra vivamente interesada en la acción verbal. Es frecuente en el habla coloquial (ej. “no te me caigas”). En efecto, el poeta, el “yo” que habla, se siente vivamente afectado por la muerte del amigo. También a él le alcanza, en parte, la muerte. Muerte que se le hace más insufrible por impropia e inesperada (“como del rayo”). Además, es parte de su propia alma el que se le ha muerto (“compañero del alma”), con quien compartía (“con quien tanto quería”) todo cuanto resulta amable en la vida: la amistad, el amor. El uso de ese adverbio “tanto” ponderativo, es muy expresivo. Parece propiamente como si fuera imposible hacer un recuento completo de las afinidades, de todo lo que les unía - ¿remordimiento?- a los dos amigos, o mejor, “compañeros”, tomado el término en su sentido etimológico “ aquel con quien se comparte el pan”, con una clara alusión temporal, aquel que es coetáneo mío, el que tiene mis mismos años, mi misma edad, por lo que me resulta más sentida su muerte ( ¿por qué él y yo no?). Mas, adentrémonos ya en la Elegía propiamente dicha. Elegía 1ª Estrofa: “Yo quiero ser llorando el hortelano y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento”. La 2ª estrofa, completada con el primer verso de la 3ª, desarrolla la visión que se inició anteriormente con el verbo “estercolar”: el corazón del amigo, regado con el llanto del poeta (“alimentando lluvias”) servirá de alimento a las amapolas. No resulta difícil advertir el término real “derramando lágrimas” en la expresión metafórica “alimentando lluvias”. Lo que sí ofrece mayor oscuridad, mayor dificultad interpretativa, es lo que sigue: “caracolas y órganos mi dolor sin instrumento”. En la lectura interpretativa que hago, asigno yo a “caracolas y órganos” la misma función sintáctica de objeto directo que tiene “lluvias” respecto al verbo “alimentando”, verbo éste que lleva por sujeto postpuesto el sintagma “mi dolor sin instrumento”. Con lo que entiendo, por lo tanto, que la metáfora iniciada en “alimentando lluvias” se prolongaría con la de “(alimentando) caracolas y órganos”, es decir, “produciendo ruidoso llanto”, “con la incontinencia sonora de mis lágrimas”, o “con el (solo) acompañamiento musical de mi llanto”, generado éste paradójicamente por “mi dolor sin instrumento”. Las caracolas y los órganos son instrumentos musicales. Los órganos solían aportar solemnidad a los funerales. Suponemos si bien no lo sabemos con certeza- que en el mundo marinero a las caracolas, término muy usado en poesía, se les podía asignar 15 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS la misma función. En nuestro caso, el llanto del poeta los suple. También cabe interpretar retóricamente la frase como “mi dolor sin instrumentos de caracolas y órganos” con lo que estaríamos ante una construcción elíptica (es decir, en la que se han suprimido elementos) y con hipérbaton (con elementos lógicos desordenados). Por lo demás, el sentido interpretativo sería el mismo que hemos expuesto. En cuanto al empleo del adjetivo “desalentadas” afectando, predicativamente, a las “amapolas”, convengo con la profesora Marina Mayoral, que se trata de una proyección sobre la naturaleza de los sentimientos del que habla. Es nuestro poeta el que, por la pérdida del amigo, está “desalentado”, sin aliento, sin ánimo o energía para seguir viviendo, y no las amapolas. Y, cabría preguntarnos: ¿por qué el poeta hace alusión a las amapolas y no a cualquier otra flor de los cementerios? Probablemente, por la afinidad de su color: rojo es el corazón y rojos son, consecuentemente, los frutos que alimenta al pudrirse y descomponerse aquél en estiércol. Finalmente, esta tercera estrofa se cierra con rotundidad expresiva, haciendo alusión a la magnitud, a la intensidad del dolor que sufre el poeta. “Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento.” El primer endecasílabo, de entonación descendente, va encabezado por ese adjetivo (tanto) ponderativo del dolor, de su intensidad, que prepara la consecuencia del segundo, un verdadero prodigio de capacidad expresiva. En él se nos designa, por primera vez en nuestra lengua, una dimensión del dolor que permanecía sin precisar: “doler (hasta) el aliento”. Y es que el dolor, a veces, cuando es tan intenso, se sufre como una fuerte opresión a la que ni siquiera alivia el respirar hondo, el alentar, sino que, por el contrario, lo agudiza. 4ª Estrofa: “Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, “No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos”. La estrofa 6ª se inicia con una exageración desmesurada hipérbole para describir “espacialmente” el alcance de su dolor: “no hay extensión más grande que mi herida”, ocasionada por tu muerte, le confiesa al amigo. Por eso “lloro mi desventura y sus conjuntos”, es decir, todo lo que en tu muerte confluye. Apreciamos aquí un cierto eco de remordimiento, latente en casi todo el poema. Y es que el prematuro final de Sijé impidió una posible reconciliación de los dos amigos. “Y siento más tu muerte que mi vida”. El verbo “sentir” está aquí utilizado, como bien observa Marina Mayoral, en su doble acepción de “lamentar” y “experimentar sensaciones” con lo que el sentido pleno de la frase sería: “me duele tu muerte y siento más tu muerte que mi vida que, con ella, queda anonadada, desconcertada, abatida”. A continuación la estrofa 6ª, rompe con una expresión tan macabra como inesperada y, por ello, nuevamente expresiva: “Ando sobre rastrojos de difuntos”. Como sabemos, “rastrojo” es el conjunto de tallos y hojas que quedan en el terreno tras cortar el cultivo, normalmente cereales. Y es que, tras el paso de la muerte, el terreno queda metafóricamente erizado de puas (vivencias, recuerdos, remordimientos) de difuntos sobre las que se ve obligado a caminar el poeta. Y, de nuevo, la selección del término rastrojo nos evoca el origen rural y campesino de M. Hdez. un empujón brutal te ha derribado”. “y sin calor de nadie y sin consuelo Hay, en esta estrofa, una acumulación de metáforas graduadas en intensidad descriptiva, para referirse a la muerte absurda, brutal, sin sentido, del amigo, muerte que ha terminado con él (empujado brutalmente) en la tumba. Las metáforas destacan, en su conjunto, el carácter súbito, violento, doloroso y sin sentido de la prematura muerte. Estrofas 5ª y 6ª: voy de mi corazón a mis asuntos”. El corazón del poeta, sumido en su dolor, se disocia de todo cuanto le rodea. Nada ni nadie le puede distraer de su pena, ofrecer consuelo. Actúa en lo que debía ser de su interés en sus asuntos descorazonado, sin ilusión alguna. Estrofas 7ª : “Temprano levantó la muerte el vuelo, 16 JUNIO, 2009 temprano madrugó la madrugada, Alegraras la sombra de mis cejas…” temprano estás rodando por el suelo”. Repetida, obsesivamente, vuelve el poeta a recordar la inesperada muerte del amigo, poniendo de relieve su excesiva prontitud, que queda remarcada expresivamente con la repetición anafórica del adverbio temprano. Y francamente hermosa y acertada en esta estrofa es la metáfora del segundo verso que intensifica al máximo, con el significado individual y en conjunto de las tres palabras que la componen, el rasgo “prematuro” de la muerte a la que alude. “Madrugar” es “levantarse temprano” y “madrugada” es “lo más temprano del día”. En nuestro texto “madrugada” está empleada por “muerte”, que aunque siempre llega temprano, antes de lo que se espera, en este caso se ha superado. Estrofa 8ª-11ª: Siguen ahora cuatro estrofas que nos reflejan la postura del poeta ante la muerte. No hay, en ellas, consuelo religioso, ni resignación estoica, ni aceptación alguna, sino desesperación, ira, rabia, locura incluso. Se increpa a la muerte que “enamorada” arrebató al amigo; a la vida, que “desatenta” se lo dejó arrebatar; a la tierra que lo acoge; a la “nada, que lo engulle (existencialismo). Y la reacción violenta del poeta se deja ver en la 9ª estrofa, con la fuerte aliteración de sonidos que reflejan su estado de ánimo. Hay acumulación de términos violentos (tormentas, piedras, rayos, hachas…). hasta llegar al paroxismo de la locura puramente instintiva animal, irracional, de los dos siguientes tercetos. “Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero mirar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte”. ¿Representa la estrofa décima una manifestación subconsciente con relación a su promesa incumplida?. Tal vez. Lo que sí está claro es el deseo impulsivo del poeta de reencontrarse con el amigo, aunque sabe que está muerto (calavera), de hacerlo volver (de regresarte), de hacerlo hablar (desamordazarte). Deseo tan fuerte que le hace alejarse de la realidad, vivir, refugiarse en recuerdo: “Volverás a mi huerto y a mi higuera… Y es que de la locura hemos llegado a una especie de éxtasis místico en el que entra en contacto nuestro poeta con el amigo hecho pájaro, abeja, flor… Y se resiste, pese a la evidencia (tu corazón ya terciopelo ajado), a aceptar la vuelta a la realidad. Estrofa 15ª: “Tu corazón ya terciopelo ajado llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado”. Y, por eso, la invitación de encuentro que hace a su amigo en las dos últimas estrofas. ¿ O es el amigo el que le convoca a él?. La ambigüedad intencionada queda patente en el último terceto donde, al hacer elipsis supresión de la preposición “a”, que precede al objeto directo personalizado, dudamos si el sujeto de la frase (el que realiza la llamada) es “tu corazón” o “mi avariciosa voz”. La ambigüedad está bien empleada pues consigue lo que busca: los dos amigos necesitan, anhelan el encuentro. “A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero”. Por último, inicia el serventesio una aliteración (repetición de sonidos) a las aladas almas de las rosas que nos hace sentir como ligero aleteo, incitación al vuelo del amigo convertido en pájaro, abeja, ángel… “a las aladas almas de las rosas/ del almendro de nata te requiero”. Casi percibimos, casi presentimos la presencia espiritual del amigo muerto que acude aleteando, presuroso, a la llamada de amistad. En la expresión “almas de las rosas” se nos ofrece, probablemente, como bien observa Noelia Bueno, una visión panteísta: vive el alma del amigo en las almas de las flores, flores blancas de un almendro (de nata) en flor. Allí se cita al amigo, aunque ya no nos extraña que se cite a un muerto. Pues se trata del muerto con el que viene hablando el poeta desde el primer verso. Y es que todo el poema está concebido como un diálogo, como un “hablar con”, cuya respuesta se espera de un momento a otro. Lingüísticamente, hemos apreciado que a lo largo de todo el poema, hay una alternancia entre la 1ª y 2ª persona gramatical (la que habla y a quien se habla), tanto de verbos como de adjetivos y pronombres personales y posesivos. Y esa dualidad yo-tu, se resuelve en la estrofa final, en un “nosotros” colectivo, sujeto de un anhelado y catártico diálogo, que logre calmar el dolor por la pena y la conciencia atormentada del poeta. Volverás al arrullo de las rejas… 17 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS El ángel de la historia. La historia es un camino sembrado de cadáveres. Pero esos cadáveres no son azarosos o accidentales. Son víctimas del propio hombre, de la ideología del progreso. El hombre se ha afanado por no quedarse quieto, por modificarlo todo, por avanzar, progresar. En parte esto tiene que ver con su propia naturaleza. En verdad el hombre es un animal tecnológico. Una parte de nuestra naturaleza biológica es la capacidad de inventar artefactos que nos permiten sobrevivir. No podemos entender al homo sapiens sapiens sin su capacidad tecnológica que le permite transformar el mundo y transformarse a sí mismo. Esta dimensión es inseparable de la naturaleza humana. No es, por tanto, fácil distinguir en el hombre entre naturaleza y cultura. La cultura humana tiene un origen estrictamente natural y es una respuesta adaptativa y evolutiva al medio en el que nos movemos. Ahora bien, esta dimensión no implica las consecuencias de la ideología del progreso. Me explico más detenidamente. El concepto de progreso es una idea fuerza de nuestra civilización occidental, que tiene sus raíces en la religión cristiana y en el discurso científico. En realidad el concepto de progreso es una idea teológica. Es un mito. Tiene su mito contrario que es el de la caída que inspira la obra política de Platón. Por eso, la idea de progreso, como la de caída, son de origen religioso, por tanto, son mitos y están dentro del ámbito de la creencia. No son propiamente ideas criticables que, más o menos, tengamos en nuestro intelecto, y que podamos discutir. Por el contrario, la idea de progreso es una creencia en la que vivimos y, por ello, algo que damos por hecho y que no cuestionamos. Pero aquí reside su grave peligro. Precisamente, el carácter acrítico de esta idea es la que permite a las diferentes formas de poder el abuso del hombre sobre el hombre. El progreso justifica el mal. Porque detrás del progreso lo que se vislumbra es un final escatológico de un mundo utópico en el que impera el bien, la felicidad y la justicia. Y aquí es precisamente donde empiezan a aparecer los cadáveres de la historia. El cuadro de Poul Klee El ángel de la historia nos muestra un ángel que está siendo arrastrado por el viento de la historia y que tiene la cara vuelta hacia el pasado. La cara de este ángel es una cara de espanto, porque lo que está viendo son los escombros y los cadáveres de la historia de la humanidad. Mientras que la humanidad avanza y progresa va sembrando el camino de cadáveres. Lo malo es que estos cadáveres intentan ser justificados por el propio avance de la historia. La justificación es el fin al que se va a llegar. Pues bien, este concepto de progreso: el avance inevitable de la historia, es una ideología de origen religioso que ha venido muy bien al poder y que se ha convertido en un instrumento de crimen y opresión. En este sentido considero que la ideología neoliberal, que tiene a su base la ideología del progreso, es un crimen contra la humanidad que se hace desde los altos despachos enmoquetados de los diferentes órganos del poder económico mundial. Toda creencia injustificada es un peligro 18 Juan Pedro Viñuela porque en manos del poder se utiliza para oprimir al hombre a partir de la ignorancia. Toda creencia es una superstición que se basa en el miedo. Aquel que no participa de ella es condenado al ostracismo, es un disidente. El miedo es el mecanismo que origina las creencias de todo tipo y lo que garantiza la cohesión social. La ignorancia es lo que hace que el hombre se guíe por creencias y no por ideas fruto del pensamiento. La creencia y el miedo, así como la promesa de un mundo mejor es lo que utilizan las diferentes formas de poder para oprimir al resto de los hombres para alcanzar sus propios objetivos. La idea de progreso, como decimos, es de origen religioso y religiosa ella misma. Su origen es la concepción del tiempo del cristianismo y su concepto de historia. En ese sentido tenía razón Nietzsche, cuando decía que no nos veremos libres de dios hasta que no nos veamos libres de la gramática. La idea de dios y todo lo que ello significa reside en nuestra propia estructura mental que nos permite percibir el mundo y darle un sentido. La idea de progreso de la historia tiene su origen aquí, en el concepto de historia sagrada. La historia necesita de un tiempo lineal, con un principio y un final: el Génesis y el Apocalipsis. El origen es lo sagrado: la creación. Pero la culpa del hombre hace que dios lo expulse del paraíso: la eternidad. Ahí comienza el tiempo, el origen. A partir de este momento empieza la historia de la humanidad que no es más que la historia de la salvación del hombre. La humanidad en su conjunto, y el hombre como individualidad buscan su salvación obedeciendo los designios divinos. La historia es una escatología, en la que habrá un final en el que se recuperará el reino de los cielos. Si obedecemos la ley de dios conquistaremos el paraíso perdido: el reino de los cielos. De no obedecer estaremos condenados al infierno: la infelicidad y la muerte. Pues bien, esta es la matriz originaria del mito del progreso. Como vemos, la idea del progreso está directamente vinculada a la idea de dios. Sin éste no hay progreso. Dios es la ley de la historia. Por tanto, el concepto de dios se proyecta en las ideologías políticas y tecnocientíficas. Lo que sucede, en definitiva, es que no nos hemos visto libres de la idea de dios. Dios no es ese viejecito con barbas de las Biblias infantiles, sino todo lo que ésta idea significa. Las ideologías utópicas, tanto políticas, como tecnocientíficas y económicas, proceden de la idea de dios, viven de ella. No podemos entender su noción de historia sin lo que significa la idea de dios. En definitiva, toda ideología utópica política, tecnocientífica y económica nos promete la salvación si obedecemos un conjunto de leyes que rigen la historia y que los historiadores, políticos, científicos, economistas,...han identificado. Sólo teneos que obedecer. Si nos damos cuenta la estructura es la misma. Lo que ha sucedido es que estas ideologías han pretendido expulsar a dios, cuando en realidad lo han asumido secularizándolo. La ley de dios, ahora no es más que la ley de la historia que el científico de cualquier especialidad y el político de cualquier ideología interpretan desde sus propios intereses. Sólo JUNIO, 2009 tenemos que someternos a la interpretación de esta ley natural y nuestra salvación y la del hombre vendrán por añadidura: tenemos que confiar en el progreso, por sí mismo nos traerá el fin de la historia: el paraíso. La cosa está clara, quien no asienta, disiente y, por tanto, es anatema y condenado a la expulsión. Los que perecen en este camio de la historia quedan justificado por el supuesto final feliz de la misma. Esta ideología en manos del poder es la justificación del crimen en masa. Hoy las religiones predominantes no son las tradicionales, aunque hay un resurgimiento de éstas que hemos analizado en otros lugares, sino que se han transmutado en otras ideologías. A mi modo de ver son tres que confluyen: la ideología económica, la tecnocientífica y la política. Las tres son interdependientes y pretenden crear mentes sumisas basándose en la democracia como ideología (falsa conciencia), haciendo pensar al ciudadano que es libre cuando es realmente esclavo. La economía se nos sirve como una ciencia absolutamente neutral que estudia el progreso de la humanidad y que reduce éste al mercado. Pero la economía, como toda ciencia, está cargada de intereses, y más las ciencias sociales. La economía no es una ciencia neutral. Eso es lo que dicen los ricos neoliberales porque les interesa que el estado (la política, los ciudadanos) no intervenga cuando no les interesa, porque cuando les interesa si reclaman su intervención. El neoliberalismo económico es una religión y tiene su catecismo que son las normas de privatización y desregulación dictadas por el BM, y el FMI. La ideología neoliberal ha causado miseria en la humanidad, ha creado más pobreza, ha aumentado más las diferencias entre ricos y pobres, ha socavado la justicia social. El neoliberalismo es un crimen institucionalizado al que incluso la izquierda realmente existente (la que tiene capacidad de gobierno) ha claudicado. Y esta izquierda ha claudicado en nombre del realismo político y el posibilismo. Ha sido incapaz de imaginar otro mundo posible. Ha pensado que hay que adaptarse a los cambios dictados por el propio sistema, no transformarlo. Pero, por el contrario, el origen de la izquierda es revolucionario y transformador. Resulta que los progres de hoy en día en realidad son reaccionarios. Por otro lado tenemos el progreso tecnocientífico. Se cree en el progreso científico técnico como salvación de los males de la humanidad. Cuando, en realidad, la unión entre el poder económico y la tecnociencia llevan a la humanidad a un desarrollo imparable cuya finalidad es el crecimiento económico, no el bienestar y la justicia social. Pero no ven el límite de este crecimiento que es el propio planeta. Nuestro planeta es limitado y nuestro crecimiento lo es. El problema ecológico es un problema estrictamente humano y, por su puesto, ético. Nuestras acciones repercuten en los demás: los otros desheredados de la tierra y las generaciones venideras. Es lamentable ver a nuestros políticos locales, regionales y también los nacionales (que se han sumado ahora, a pesar de defender públicamente el problema medioambiental como el problema fundamental de la política) defendiendo el derecho a contaminar que nuestra región tiene. Y esto en nombre del progreso: el nuevo dios, con sus nuevos sacerdotes que nos llevarán a la redención del mal procedente de la derecha. Da risa tanta ignorancia, pero produce pavor, porque son el poder y amparándose en el mito de la mayoría, hacen y deshacen a su antojo dirigiendo los destinos de los pueblos -basándose en el engaño, la ignorancia y el falso progreso- hacia sus propios intereses. Creyéndose ellos los nuevos Mesías. Los nuevos redentores. El progreso de la humanidad se da por hecho, pero sólo se habla de uno, cuando en realidad los caminos de la humanidad son insondables. Pero el hombre se deja dominar porque es más fácil obedecer como autómatas, que pensar como hombres valientes. A nivel político se nos dice que sólo nos queda una alternativa históricamente probada de progreso: la democracia liberal. En fin, qué decir aquí. De democracia más bien poco. Sí mucho de liberal, pero de liberal económico. La democracia se utiliza como ideología del poder para poder garantizar su propia acción. En realidad, el poder no cree en la democracia, sólo en la obediencia. El poder político se basa en los partidos y los partidos son instituciones antidemocráticas: máquinas de garantizar el poder. La democracia es la ideología utilizada para dominar al pueblo, y la mayoría utilizada como garante de la acción del poder. La mayoría sólo garantiza la reglamentación de la democracia, no la razón ni la verdad. El mito de la mayoría consiste en pensar que la mayoría tiene razón, que el pueblo tiene la razón y la verdad. (Algún político comarcal ha dicho: el pueblo ha dictado sentencia) No, mire usted, la mayoría garantiza la gobernabilidad, no ocupar el poder utilizando la violencia: pero nada más, y nada menos. Pero el problema es que el poder, todos los poderes utilizan todos los mecanismos a su alcance para perpetuarse en el poder. Y el principal es contar con ciudadanos sumisos, es decir, ignorantes y autosatisfechos, que no sepan, que no cuestiones, que admiren al líder y lo veneren. La democracia es una farsa, o se ha convertido en una farsa. Ni siquiera los políticos son los que mueven los hilos, aunque tengan poder, y mucho, al haber claudicado al mercado se han convertidos ellos, así mismo, en títeres. Divierte verlos cómo luchan por el poder, sus guerras intestinas. Pero entristece cuando al lado vemos la injusticia social: el hambre, la miseria, la discriminación, en fin, la locura organizada de este mundo. Los cadáveres y escombros de la historia que el ángel espantado ve para que unos cuantos privilegiados como nosotros podamos vivir cómodamente. El engaño está servido. Como se decía en la película Matriz: bienvenido al engaño de lo real. Por el contrario, la muerte de dios es la muerte de la idea de sentido. La muerte de dios es la muerte de todo lo que significa. Si dios ha muerto no existe ni la historia ni la salvación y el sentido de la vida y de la humanidad procede únicamente del hombre. El mal, también es producto del hombre, y somos nosotros los responsables de todos los males de la historia. La justicia no se reestablecerá mientras que no nos hagamos cargo de estos cadáveres de la historia. Debemos asumir que nuestro futuro es nuestro, no de las leyes de la historia, ni de la economía, ni de la tecnociencia, ni de dios, sino únicamente nuestro. Esto es lo que nos puede convertir en éticamente autónomos y en realmente fraternos. La fraternidad (de origen cristiano: caridad y budista: compasión) es el ideal menos desarrollado de la ilustración. La fraternidad requiere pensar al otro como otro yo. No es meramente la solidaridad, término políticamente correcto con el que el político queda bien. La fraternidad es un requisito ético que nos exige considerar al otro como un fin en sí mismo, no como un medio. Por eso el problema de la crisis global con el que nos enfrentamos es un problema ético. Se trata de que el otro puede sufrir las consecuencias de nuestras acciones. Pero la ética nos exige ser responsable de nuestros actos. Ahora bien, el problema es que la política, inundada por el realismo y posibilismo político, está por encima de la ética. Debemos abandonar nuestra concepción tribal del mundo que procede de nuestro propio desarrollo evolutivo: unas tribus se enfrentan a otras para poder sobrevivir, y, a su vez, dentro de la tribu tiene que haber una obediencia ciega fundamentada en el miedo para que la unidad sobreviva, por una concepción global fraterna. Y éste es el verdadero ideal político de la ilustración kantiana. Por ello considero que la ilustración es un proyecto inacabado. Por el contrario, lo que debe tocar a su fin, son los discursos que hemos analizado aquí que no son más que perversiones de la razón. 19 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS Conmovedoras frases y hechos Pedro Donoso Báez * En agonía, apretando la mano de su marido: - No me voy a morir, ¿ verdad ? Hemos sido tan felices... - Charlotte Brontë - Escritora británica. * Asomando por momentos de la somnolencia final, sorprendido: - ¿Aún estoy vivo ? - Colombano Bordalo Pinheiro - Pintor. * " Perdóname, pero seguir sería peor. Estoy muy enferma, ésa yo no soy yo. Te quiero con locura. comprende que ya no podía vivir más tiempo. - Marina Tsvetáieva - Escritora rusa. Nota de despedida a su hijo, antes de quitarse la vida ahorcandose con una soga. * Lucido, humorístico y borracho, que llevaba siempre consigo un guante para cumplir la promesa que le hizo a su madre moribunda de no volver a tocar un vaso de cerveza. - Flann O´Brien - Dramaturgo dublinés. * Estaba novio - como dicen en los pueblos con la que hoy es mi mujer, ella me atendía mientras preparaban la mesa de operaciones y yo devolvía escupideras llenas de sangre y me sentía estupendamente, luego comprendí porque Séneca y Petronio y otros se abrieron las venas para morir, morir desangrado es como volar. - Manuel Pacheco - Poeta. -Esperando para una operación de estómago a vida o muerte-. * Él salía a la plaza muerto de miedo. Y, como estaba muerto, ya no le tenia miedo al toro. Por eso a Belmonte no le mató nunca un toro, y si a Joselito. Porque Joselito no sabía que estaba muerto. - Reflexión de José Bergamín a Gonzalo Suárez20 * Al amanecer del 1 de Diciembre de 1919 pide sus pinceles para pintar un ramillete de flores. Una vez concluida su obra, murmura: Creo que empiezo a vislumbrar algo. " Unas pocas horas mas tarde fallece. - Era Pierre Auguste Ronoir - pintor impresionista. * En algún momento el conferenciante afirmó que el astro rey se extinguiría, por falta de combustible, dentro de cien mil millones de años, arrasando con la vida en la tierra. " ¿Dentro de cuánto ?, lo interrumpió desde el público una viejecita tímida y angustiada. " Dentro de cien mil millones de años, " repitió el conferenciante. " Uf, qué susto " replicó entonces la viejecita. " Creí que había dicho diez mil millones " - En un momento de la conferencia de Mario Muchnik dedicada al Sol en el Planetario de Nueva York.* En Octubre de 1935 sufrió un cólico hepático. Entró en coma. El 30 de Noviembre en un momento de lucidez dijo a la enfermera: " “Dadme las gafas.” Fueron sus últimas palabras. -Fernando Pessoa - poeta portugués. * Desde que nací los angeles de la angustia, el desasosiego y la muerte estaban a mi lado. Me acechaban cuando iba a dormir y me aterrorizaban con la muerte, el infierno y la condenación eterna. A veces me despertaba de noche y miraba alrededor: ¿estaba en el infierno.? -Eduard Munh - Pintor noruego. * La muerte de cualquier poeta, aunque sea la muerte más natural, es antinatural, es decir, un asesinato, por eso es infinita, ininterrumpida, y dura eternamente, en todo momento. -Marina Tsvetaieva - Escritora rusa. JUNIO, 2009 s a y r d s a l e d e u q s El bo * El amor vive en la palabra y muere en las acciones. -Rainey Maria Rilke- poeta. * Para vivir un día es necesario morirse muchas veces mucho. -Angel González- poeta. * La muerte es el remedio a todos los males; pero no debemos echar mano de este remedio hasta última hora. -Moliére* La vida no tiene atajos. Hasta el fin de nuestros días la vida es una lección mal aprendida. -Harrisón Salisburry* Los ojos de los muertos se cierran cuidadosamente, con no menos cautela deberíamos abrir los ojos de los vivos. -Jean Cocteau- * Vivir es llegar y morir es volver. -Tao Te King- * Nacer es solamente comenzar a morir. -Teófilo Gautiev* La vida es un espectáculo magnífico, pero tenemos malos asientos y no entendemos lo que estamos presenciando. -George Clemenceau* No se ha sabido nunca si la vida es lo que se vive o lo que se muere. - Augusto Roa Bastos* La muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir. -Cesar González Ruano* No creo en la muerte porque uno no está presente para saber que, en efecto, ha ocurrido. -Andy Warhol* Me gustaría vivir y morir como las brevas: caernos del árbol de la vida solo después de habernos puesto morados. -Anónimo* Siempre son los demás los que mueren. -Marcel Duchamp- * Nuestra vida es una incertidumbre. Un ciego que revolotea en el vacío en busca de un mundo mejor cuya existencia sólo suponemos. -Virginia Wolf* Nuestra vida se ha convertido en un negocio para las compañías de seguros y nuestra muerte otro para los servicios funerarios. -Anónimo* Me gustaría vivir eternamente, por lo menos para ver como en cien años las personas cometen los mismos errores que yo. -Wiston Churchil* Cuál puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que la recibe. - Baltasar Gracián* La vida es como la escalera de un gallinero. Corta y llena de mierda -Frase que escuchó Juan Madrid en el retrete de caballeros de la Puerta del Sol21 TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS NUEVAS VOCES EXTREMEÑAS (COMARCA DE TIERRA DE BARROS Y LOS BALDIOS) Plácido Ramírez Carrillo En este trabajo de campo ( por llamarlo de alguna manera, a pie de calle, en los bares, en el umbral de las casas, a la sombra del parral o de la higuera, en el corral de las casas de nuestros abuelos) he querido recoger el habla (algunas voces) y al peculiaridad lingüística de alguna zona concreta de Extremadura, Tierra de Barros ( Puebla de la Reina - mayormente- Palomas, Hornachos etc). También de otra comarca Extremeña los Baldíos (Alburquerque, La Codosera, Villar del Rey- pero en especial San Vicente de Alcántara, capital del corcho). Deberíamos tener por tanto, aprecio por el legado cultural de nuestros mayores, en general, y en particular por el habla extremeña y de la literatura Popular. Con todo ello contribuimos al mantenimiento de la memoria colectiva. Lo idóneo, lo deseable sería hacer un análisis detenido, minucioso, de las nuevas voces que se van recogiendo en nuestros pueblos extremeños. Pero lo importante es plasmarlas en el papel para que no se pierdan, después contrastar si aparece en algún otro estudio de la zona, para luego de manera más pausada estudiarla más a fondo, consiguiendo así salvarlas del olvido. Extremadura tiene una enorme riqueza lingüística, cierto es que en nuestros pueblos se han ido apagando los rasgos del habla extremeña, y van desapareciendo más y más palabras de muestro léxico, por falta de estima, por eso es conveniente que en la actualidad tratemos de conservar en la medida de nuestras posibilidades de nuestros medios, rescatar y conservar estas voces. Palabras que hemos escuchado a nuestros abuelos, nuestros titos, y que cuando ellos desaparezcan también lo harán estas palabras. Nuestra tarea más inmediata es ponernos mano a la obras, para que no caigan en el olvido, por supuesto que estas palabras son diferentes al castellano de siempre. He aquí un puñado de palabras, una veintena de voces que se han recogido en la zona de Tierra de Barros. Abate. A punto de caerse. 22 Arrumaco. Caricia fuerte, intensa. Baleo. Limpieza rápida, de urgencia. Berjagerá. Persona que dice tonterías, cosas sin sentido, sin pensar, sin juicio aparente. Verrionda. Que goza de poca simpatía. Bragao. Hombre curtido, robusto. ¡Buah! Admiración ante algo. Ciringucias. Se dice de un animal (pájaro, búho) que hace extrañas figuras con los ojos, los mueve con rapidez. Calambuco. Cubo de latón, mal acabado con remiendos de "lañaor" (oficio en desaparición o desaparecido, otro asunto a tener en cuenta. En el inte. En el acto, pagar al contado. Estaribé. Escenario, lugar alto. Estrumpir. Estallar, romper de manera rápida. Fusca. Hierba seca sin valor alguno, suciedad. Jabao. persona de gran carácter, robusta. Jaramago. Herbáceo grande, sin nombre, der tallo grande, se dice a los mozos muy brutos. Jallao. Que tiene agallas, valiente, muy bravo. Jirban. Cuando se hace el amor deprisa. Fornicar rápidamente, sin mucho entusiasmo. Miltras. Cachete, pescozón, colleja. Perritraco. Persona perezosa. Perniles. Largo del pantalón. Pingarda. Mujer de mala vida. Pindongo. Que le gusta el paseo. Sijibiji. Ir muy a menudo de invitado a una boda. Topetón. Repisa de la chimnea. Comarca de los Baldíos. San Vicente de A. Churruchero. Sitio de mucha gente, que da agobio y calor. Jabatá. Corte profundo en el brazo (por la general). Mangajón. De andar pausado o lento, persona muy parada, llamada también popularmente "guevazos". Tapada. Cerca de piedra. Pequeño terreno a modo de huerto. Lo dicho que sepamos defender, conservar, y sobre todo salvar del olvido el habla de nuestros mayores. Ojalá que así sea. Hasta siempre. Un abrazo mú juerte y muchos JUNIO, 2009 Latidos Que la sensualidad siga seduciéndome por entre las heridas de la vida y las grietas de la muerte. Que mi madre siga aguantando las embestidas del tiempo. Que mi familia y mis hijos sigan componiéndome la melodía mas hermosa de esta absurda música de vida. Que a quien corresponda protejan a esa especie de peligro en extinción como son los altruistas. Que améis a la naturaleza como a vosotros mismos, en ella está la vida. Que los esfuerzos que se realicen con pasión y entrega, encuentren su recompensa. Que los obispos salgan también a la calle para manifestarse contra el hambre, contra la pena de muerte, contra la desigualdad, el terrorismo. Que las pensiones no creen desigualdades en jornales de veinticuatro horas ininterrumpidas. Que los talibanes desaparezcan de la faz de la tierra. Que a los ignorantes no les ciegue la ignorancia sobre todo política. Que a los incendiarios los destierren al desierto.... Que los egoístas cuando mueran, sepan que mueren saciados de aquello que tanto ansían, porque sabrán que nada les pertenece. Que se detengan los corredores de la muerte. Que las fosas comunes sean elegidas monumentos a la libertad, y símbolo de opresión el Valle de los Caídos. Que esas mujeres africanas que ofrecen a sus hijos sus pechos vacíos, que son el festín de las moscas, pasen a englosar la historia de un tiempo pecaminoso. Que los terroristas se inmolen con el océano de sus fanáticas creencias. Que E.T.A. deje definitivamente las armas. Que borren los mapas que ponen fronteras a los hombres. Que las enfermedades mortales encuentren una eficaz vacuna. Que la sequía y los incendios pasen de largo sobre esta tierra que me palpita e ilusiona. Que el fútbol -el que tanto me dio y al que tanto dí- no se imponga por goleada a los actos culturales. Que la cultura no sea una feria de vanidades. Que le concedan el premio Nacional de Literatura post-morten al poeta Manuel Pacheco. Que desaparezcan los fantasmas bienpensantes. Que se vayan al paro los analfabetos funcionales y más empleo para los inquietos y “echao p´alante”. Que los balseros de la libertad sigan siendo los poetas. Que leáis ¡hostias! Que sigáis leyendo, porque el poder de leer es un don que convierte a dóciles ciudadanos en seres racionales capaces de oponerse a las injusticias, a la miseria, al abuso. Que mi instinto paternal resista con paciencia y capacidad los temporales del tiempo y las circunstancias, para que un año más, siga abanderando el sueño de mi hijo, con la lectura de sus cuentos favoritos. Que el invierno sea de chimeneas y lecturas, que irrumpa la primavera de gurumelos, que sea benevolente el verano con los albañiles y que el otoño bostece originalidad. Y que el paso de los años, al menos a mi edad, procurare gratificarme en la medida que pueda con el cargo hedonista. Pedro Donoso Báez 23 Cafetería Félix Con sabor a historia Casa Nanín, S.L. PLAZA DE ESPAÑA, 15 06228 HORNACHOS (BADAJOZ) casananin@teleline.com Teléf. 924533019 Fax 924534314